El periódico local ya ha perdido su interés. Poco importan los que se amontonan. Son cuerpos y desgracias provenientes de un mundo extinto. Las leyes han dado paso a otra forma de ser donde los delirios adquieren un nuevo formato. El espectro de la noche acecha en cada casa, pero todos justifican su visita. Viene a robar, no a matar. Esa es la conclusión de cada uno de los vecinos. Es por ello que hay que respetar su visita. Ya ha muerto en sus manos muchos que se lo han cruzado en medio de la noche. El barrio está compungido y las culpas recaen en la música. Quieren prohibir la música.
La cultura es un caos. La policía sólo consigue ser testigo de sombras y charcos de sangre, en el mejor de los casos. Los gritos y sollozos de la madre que ha perdido a su hijo. Pero, sobretodo, la ausencia de pretender cambiar algo. Ocurra lo que ocurra las políticas de seguridad son las que son. La culpa es de la música y de la ausencia de un canon digital mucho más severo.
Mientras tanto. En mitad de la noche una música despierta a todos los vecinos. Los móviles resuenan clamando la aparición de la policía. Se inicia el cronómetro..., ya llegarán a su ritmo, no tienen muchas ganas. Un candelabro de plata, como puede ser cualquier otra cosa, no tiene peso para el ladrón. Después se desvanece. Los niños ya tienen la lección aprendida antes que las élites que gobiernan ese barrio: nunca salgáis al pasillo ni asoméis la cabeza por encima de las mantas cuando oigáis esa música. "No vienen a por vosotros, sólo vienen a robar". Es la voz del descanso.
Nadie ha visto al espectro tribal de este mundo sucedáneo. Nadie sabe cómo es sin haber muerto justo después descuartizado por su cuchillo. Nadie puede hacerle frente, y no hay interés en la prensa de afrontar el asunto. Es demasiado fantasioso como para decirlo por televisión. Es demasiado cruel como para decirlo en las asociaciones de vecinos. No es demasiado, es justo lo que hace falta para que no quieras saber qué no funciona bien en tu sucedánea mente.
La culpa la tendrás tú. Y la tienes. Porque también te ocultas tras las sábanas esperando a que las élites puedan llegar mucho antes en esta noche a tu llamada.
Buenas noches, sucedáneos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario