sábado, 10 de julio de 2021

De sobrado y dolorido por la quietud del Silencio. Relato

El genio apagado, ha cobrado por su trabajo. Ignacio tiene en mente qué es lo que va a hacer mañana: otra trivialidad. Luego tiene en mente lo que va a hacer ahora: nada. Camina por los parajes en una soledad que se rompe por momentos, con personas que pasan a su lado como si no existiera. Su padre es el librero, el que ha tenido más conocimientos de todo lo que jamás soñó nadie tener en ese pueblo. 

- Los libros son una ventana al mundo real, incluso los que vuelan en la imaginación.

Fue asesinado por las bestias del camino para convertir al adolescente Ignacio en el nuevo librero. Pero nadie vive de vender libros. El conde ha sabido transformar muy bien el servicio. Al fin y al cabo, ¿qué hay que esperar de un chico que vive solo en su casa?

- No me puedes quitar la casa, es de mi familia.

- Según la ley, esta casa es del conde.

- Vd. no es conde. No tiene ningún derecho.

- Alguien debe ocupar la casa para llevar la librería. O quemo la librería.

Una amiga en el pueblo que estaba dispuesta a vivir por unas noches. Luego volver a casa con su familia. Otra vecina que también se apunta y empieza a decir maravillas del chico. Pero poco a poco los rumores y las conjeturas empiezan a deformar la realidad. Poco a poco le empiezan a pagar sólo por la compañía. El pobre Ignacio sigue probando a vender los libros, a ofertar lo que él mismo escriba, a protagonizar grandes obras de teatro donde algunos actores podrían ser... Ningún proyecto avanza.

- Es un buen zagal, un tanto caro, pero te hace un buen servicio.

Poco a poco le piden que hagan más, y le pagan lo que necesita. Entonces surge la duda, ¿por qué no ganar lo suficiente como para marcharse de ese pueblo? En los atlas ha conocido de otros pueblos, ¿querrán aceptar sus servicios? ¿Cómo será el mundo exterior real? Mientras siga en el pueblo tendrá siempre de comer, pero sólo para ese día y el siguiente.

El dolor que acompaña al que va sobrado por lo que puede ofrecer y lo que le demandan no es más que una inquietud que se prolonga en el Silencio, que se produce cuando alguien lo llama por su nombre. Nadie recuerda su verdadera oferta, pues ésta se ha perdido en la costumbre y en lo que todos quieren recordar. El Olvido ha marcado la moralidad, y de él todo plan se queda reducido a la mínima expresión.

Quizá Ignacio algún día se olvide que tenía proyectos, y no precise volver al camino de la aventura, donde su amigo Ismael le llevará hasta las manos de la condesa. 

- ¿Por qué sigues empeñado en hacernos sucumbir por estos caminos?

- ¿Por qué vuelves siempre para aquí?

Un rayo de esperanza siempre es posible que caiga si este muchacho se enamora del mundo exterior. Necesita ver el mundo con otros ojos y escapar. Pero para ello alguna clase de hechicería debería de cederle sus ojos, pues el camino sinuoso hacia los territorios de la valentía se componen de un primer paso y una manera de defenderlo en su lenguaje. Si no das el primer paso serás un cobarde, si no tienes lenguaje para los siguientes serás un temerario.

¡Qué difícil es dar el primer paso cuando ya crees que puedes darlo! Pero porque quizás has encontrado una buena razón para quedarte. Valentina fue la razón que buscaba para marcharse, pero el conde le dio a ella una buena razón para no hacerlo.

- Si no tienes donde vivir, podrías vivir conmigo.

Ese ofrecimiento para Valentina siempre fue un gran regalo, junto con el regalo de la inocencia; la de un chico que no se aprovecharía de ella. 

- ¿Quién dijo que tenías que hacer nada para vivir conmigo?

- Pero si he visto lo que haces para seguir en este negocio.

- Eres mi invitada. Sigue hablándome de los caminos que llevan a Falgorn y yo te hablaré del lugar más siniestro que habita en este pueblo, del paraje más oscuro visitado por las bestias más inmundas que desean la muerte de lo más inmaculado que tenemos en nosotros mismos.

- ¿Y cuál es la fuente de esa maldad?

- Nadie lo sabe, pero porque quien lo sabe no lo cuenta. Indago todos los días con él para que suelte prenda, pero hay algo que se nos escapa.

- Es un mundo fascinante el que me cuentas, mucho más diverso que todos los lugares que jamás visité.

- No te equivoques es una cárcel, como todas. Pero ésta es la cárcel que conozco, cuanto menos conocemos del lugar donde vivimos más infinito nos parece.

- ¡Cómo me gustaría saber más de este pueblo!

- ¡Cómo me gustaría vivir en tu ignorancia trotando por el mundo!

Tan pronto se miraban el pesar se hacía con las palabras y, de ellas, nacía un lamento que se respiraba en el ambiente porque las horas se difuminaban en propiedad de terceras personas. La obsesión por verse los rostros con tanta vehemencia conseguía hacer emerger en la hija de la porquera una extraña sensación que le obligaba a convertirse en la confidente del conde.

- Los he visto. Nunca Ignacio me miró así, cuando siempre adoré su inteligencia y su simpatía. Los he visto, y no me ha gustado. No es lugar donde deba vivir una señorita. No hasta que sean adultos.

- Mereces una vida más serena, tanto tú como todos los de este pueblo. Con menos sobresaltos.

Todos hacen planes para Ignacio y su nuevo amor. Nada escapa del control del conde y los alienados a él, cada uno con sus intereses ocultos y perversos. Pero se entienden dentro de la parsimonia de un odio en común, el odio a quien es capaz de decir una cosa más inteligente de lo convencional. De Ignacio sólo se espera que haga buena compañía, y su dolor no es más que lo que tiene que pagar por haber nacido demasiado inteligente.


Descolocado

No sé, será que no me centro. He desdoblado mi artículo en otros tres posibles para publicarlos dentro de la cota de palabras que se me ha solicitado. Pero me veo enrarecido, ¿es posible que al final todo se convierta en una trama para que yo pague dinero y no vea el reconocimiento de mi obra? 

Anoche no dormí bien. Lo hice con la ventana abierta, y una brisa potente atravesó el mar para inundar mis sueños. Soñé que se me congelaban las piernas en el cine, y que me disponía a entrar a otra sala. Sin embargo, había unos tickets que podía usar para que supusiera un descuento; esos tickets contenían los nombres de personas de poca confianza, pero si los mostraba podría entrar en el cine.

La pesadilla era que no terminaba de encontrar el ticket, cuando recordaba perfectamente cómo era, y que además se me congelaban las piernas.

..

Creo que las malas ideas (de no dormir debajo de las sábanas) son una enorme trivialidad que te hacen sufrir mucho. Cuando sufres mucho debido a algo tan absurdo es porque algo no va bien: ¿no podía haberme despertado un momento para ponerme debajo de las sábanas y proseguir con el sueño? No es propio de mí verme sometido por las circunstancias. Pero claro, no sé cómo aprovechar la oportunidad que se me presenta.

Espero que se me quite el bloqueo. Desde el punto de vista técnico me resulta muy fácil escribir sobre estos temas. De hecho, podría simplemente escribir a grandes rasgos sobre los distintos errores y falsas espectativas que se tiene sobre matemáticas, ingeniería y su tecnología. Así podría quitarme un peso de encima, y ya me puedo dejar el publicar descubrimientos que tengo en el tintero para más adelante.


viernes, 9 de julio de 2021

Más que un investigador, soy un preinvestigador

Parece que sólo puedo aspirar a hacer preprints o a ser colaborador de obras de investigación.

https://www.researchsquare.com/article/rs-678279/v1

.....

No van a querer confrontarlo a pares. Nadie va a tener lo que hace falta. Así que, una vez más, habrá que mirar las cosas con perpectiva: ¿tengo suficiente convicción ante terceros como para iniciar un plan de escapada?

- Hola, perdone, que resulta que soy un supergenio informático y un incomprendido a escala mundial, ¿me dejáis entrar a vuestro país?

No sé..., ¡uf! Me sabe poco convincente. Aún así no pienso quedarme parado. Seguiré viendo por dónde puedo tocar aún más las narices hasta obtener una respuesta que sea clara: un claro SÍ o un claro NO. Pero nada de..., ¡ay..., es que parece difícil de estudiar y no es mi campo...!

La verdad es que es frustrante observar cómo ha sido importante en los dos últimos años la existencia de mis algoritmos y cómo se ha perdido la oportunidad..., y cómo se seguirá perdiendo. Cuanto más lo pienso... Me bloqueo.

No pienso con claridad. Sólo consigo prepensar.

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Ha sido publicar esta entrada y ver cómo me llega a mi correo una solicitud de un editor jefe de un journal, felicitándome por mi trabajo y preguntando por mi disponibilidad y esas cosas...

La verdad es que estoy en la inopia. Le he respondido, pero aún no consigo situarme en la realidad en la que me encuentro. Ni plan A, ni plan B, ni leches..., no me sitúo.


Estas cosas hay que dejar que reposen para asumirlas. A ver qué pasa.



jueves, 8 de julio de 2021

Copérnico no hubiera publicado en Nature

Es un hecho, nuestra sociedad recuerda a los últimos años de la decadencia científica y tecnológica egipcias. De cuando la ciencia era sostenida por monjes, y éstos no compartían sus conocimientos, salvo entre ciertos grupos muy reducidos. Obviamente eso mató a la comunidad científica, y empudreció el conocimiento de la realidad.

Cosas que antes eran capaces de hacer, con los siglos, se fue perdiendo. Así es como está el panorama científico. Es cuestión de imaginarse cómo sería si envías un documento a un journal especializado en cambios filosóficos (Philosophical Transactions A proposals) que afectan a la tecnología y ni toman en cuenta la aportación. Directamente como si no existiera.

O es cuestión qué pasaría si aparece el propio Copérnico mostrando sus cálculos simplificadores ante Nature, y le dicen que eso requiere un journal más orientado a las matemáticas ¿Acaso no tienen matemáticos en Nature? ¿Acaso no pueden comprobarlo por ellos mismos? ¿No les repercute?

Es decir, seguirán publicando que la Tierra es el centro del universo aludiendo a que es lo que les dicen los matemáticos. Sin embargo cuando se lee mi documento no se observan calculos complejos. Y peor es lo que se viene..., estoy pensando en dejar tan trasparente y evidente lo inútiles que son que hasta cualquier aspirante a ingeniería de primer año entenderá mis evidencias.

De hecho ya tengo el 90% de esos cálculos.

Cuanto más se escurra el bulto en peor evidencia se quedarán por no querer indagar, por no querer buscar unos pares al documento, por no dar ni el primer paso.


No vuelvo a recomendar ni una sola de esas publicaciones: son una mentira. Sólo son conformistas.


No sirven para nada

 08-Jul-2021

Dear Dr Dato Ruiz,

Your proposal, RSTAP-PRO-2021-0020, entitled "SAT in P does not imply Chaos in the security system" has been unsubmitted from Philosophical Transactions A (proposals).

This site is for submission of proposals for theme issues ONLY, and as such, we do not consider individual research articles.

We wish you the best of luck with your work elsewhere. 

Yours sincerely

Alice Power
Commissioning Editor 
Philosophical Transactions A 

Estimated Alice Power,
I really consider your response an insult to intelligence. You should read the article with caution and extreme attention because it is a Copernican turn in the use of logic that affects technological development.
Sincerely,
Juan Manuel Dato
 
 
 

 

 

miércoles, 7 de julio de 2021

No me sirve de nada

 The journal declines a substantial proportion of manuscripts without peer review so that they may be sent to another journal without delay. Your work seems much more suitable for a mathematically oriented journal.

Thank you for your interest in Nature Biotechnology. I am sorry that I cannot respond more positively on this occasion.

Sincerely,

Anne Doerr, Ph.D.
Associate Editor
Nature Biotechnology

  

Dear Anne,
you must understand that you are sending this essay to the trash: there is no journal that will accept to peer review a mathematical work proposed by someone who does not have a university degree. In fact, there is no portal to try it.

You decided to ignore this, and for that reason the official knowledge will remain below the underground knowledge.

I hope you know what are you deciding to do for the Future of everybody placing this information out of public control.

Sincerely,
Juan Manuel Dato Ruiz



¿Acaso voy a encontrar un journal de matemáticas que no te exija título universitario? Cuando intenté contactar con la universidad Politécnica de Cartagena ya me dieron largas, sin dármelas, aun teniendo muy fuertes contactos.

Me han rechazado el artículo sin asignar el peer review. No hay manera de que nada cambie, estamos abocados a la idiocracia. 

 

Los ojos de Valentina. Relato

Valentina era de otro pueblo. No vivía ahí, donde mendigaba. Nadie sabía cuál era su edad, pero parecía menor de lo que era. Generaba una extraña sensación las historias que ella contaba, como lo que ocultaba su mirada. La mendicidad es el acto más noble que puede llevar a cabo quien no está dispuesto a prostituirse o a robar. Valentina sabía cosas que muchos daban valor, había recorrido mundo y observaba las cosas fuera de los valores del pueblo.

Valentina, demasiado joven como para ser considerada una mujer asentada, todos preguntaban por su familia - era como si su horfandad fuera otra de sus mentiras. Pero la mentira más grande que contaba era la verdad misma adulterada; le encantaba disfrazar los hechos para que tuvieran un cierto dulzor al oirlos por primera vez. El frescor primaveral de los sucesos que pasan lo hacían a través de los ojos de Valentina.

Se convirtió en la sereno del pueblo. Ponía anuncios y vigilaba las noches. Era una muchacha enclenque, y el conde había encontrado en ella una suerte de policía perfecta para vigilar los pasos de la bestia. 

- Nada más sabroso para la bestia el que prefiera empezar conmigo antes que con cualquier otro, si oís algún grito es porque se está montando un festín.

Así era Valentina. Era como si no fuera con ella. No necesitaba a nadie que la protegiera, pero porque no le importaba su existencia. Sin pariente que la quiera, ni muchacho que le interese, ¿qué importa una muchacha de más o de menos? Ella se daba valor a sí misma precisamente en lo insignificante que era: eso le convertía en la amiga idónea.

Aún así el hijo del librero la rescató para intentar convencer a su padre que debía ocupar la habitación de su hermana fallecida. El librero observó cómo su joven hijo se había encoñado de manera muy poco sutil, pero cuando se habla con Valentina no se tiene miedo de perder nada. Era alguien en quien podías confiar porque tenía la trasparencia de la niebla: cuanto más cerca mejor ves, cuanto más lejos sólo ves niebla. Era una dama que había emergido de las lagunas de los pueblos y los múltiples crímenes que se llevan su naturaleza devastadora. Una huérfana de la realidad sometida a los designios de los azares.

Valentina físicamente no era nadie, e intelectualmente tampoco. No tenía más conocimientos que cualquier trotamundos, pero había sido invitada a vivir en este pueblo mancillado y falto de moral. La Iglesia había abandonado toda suerte de aparición, tras el tercer cura encontrado desollado. Esta chica, a diferencia de los que llevan hábito, tenía la piel bien pegada a su perfil. A ella no le podían hacer nada de eso, y podría traer la suerte al pueblo. 

Cuando el conde Mancillo supo de ella la vio tan poquita cosa, ¿cómo podrá portar el anillo del sereno? Entonces se puso a contar su vida, una vida insignificante que a nadie le importa. Pero era una vida con mucho cuerpo, entrañaba una hermosa inocencia mientras se elucubraba en lo más profundo un extraño eco de silencios e interrogantes ¿Qué hacía esa adolescente sola y aquí? Pero el pueblo la había acogido, y le podría convenir tener amigos en la librería.

La condesa se sintió desplazada, esa puritana podría revocar la paz del pueblo. En este castillo los extraños no tienen derecho a llevar su cuerpo más allá de lo que la condesa dictaminaba. Y el pueblo debía ser una extensión del castillo, nadie podía tener ninguna clase de llave para viajar y escaparse de los designios de la condesa. Eso es algo que Valentina percibió desde el primer instante, se dio cuenta de quiénes eran dignos de su confianza y quiénes no. Quizá esa era la inexpugnable fortaleza que aportaba: su carácter inmaculado. Su dulzura embriagadora se ensombrecía con una sonrisa malévola sin envejecer ni un hálito su rostro para sentenciar una escapada a un acto de perversión.

Observadas las conversaciones, ¿quién no querría tenerla de maestra para que sus hijos no fueran víctimas de las perversiones de la condesa o para que las niñas no quisieran dejarse engatusar por los juegos de sometimiento al patriarca del castillo? Sin embargo el conde se sentía engatusado con su presencia, la veía un ser insignificante y bello.

Viviría entre todas las casas del pueblo, y mediomantenida por las administraciones del conde, viajando como la niebla tras los días lluviosos en los que la oscuridad obligan a refugiar a los niños en sus casas mientras escuchan las campanas serenas que les liberan de sus más odiosos terrores nocturnos. El conde jamás será invitado a ninguno de los hogares en mitad de la noche, pero la dama de la campana iluminará las estancias, será atendida secando sus ropas, limpiando sus zapatos de barro, será atendida sólo para que transmita sus experiencias por esa noche mientras le dan algo de leche caliente y alguna hogaza de pan.

La condesa, arpía que ansiaba adoctrinar a cada criatura para volverla de la noche jamás admitiría que nadie le haga sombra. Pero el poder de Valentina era tal que el solo insinuar de que pudiera ser echada del pueblo podría provocar un levantamiento por parte de todas las gentes.

- Mientras la doncella de la escarcha nos inunde con su rocío el pueblo verá en su presencia una manera de olvidarse de que viven sometidos - le explicaba el conde a su mujer.

- Es lo que los hace conscientes de otros mundos lo que les hará olvidar lo bien que viven estando sometidos.

Mientras tanto, las criaturas de la noche volvían a los caminos sinuosos donde se encontraban con la condesa para aliviar sus penurias, y ese paraje era el único que era vedado para Valentina ¿Cómo se iba a atrever atravesar los parajes donde vive la bestia? El hijo del librero jamás se lo permitiría, como en su tiempo se lo permitió a su hermana para acabar desaparecida.


domingo, 4 de julio de 2021

Detrás de las miradas. Relato.

Entre las sombras se oculta el Urulgond, la encrucijada de la bestia, donde el camino principal se cruza con el camino de las aventuras. Muchos son los mercaderes y pastores que desde que se diera el hito no quisieran volver a pasar por ese gran camino, ahora un camino olvidado. El paso hacia las tierras de trabajo ha supuesto un enorme vuelco para todos los transeuntes después de que encontraran a la criatura.

Una cabra engullida en una mitad y respetada en el resto del cuerpo. Medio cuerpo entero y sin empudrecer, y el otro medio engullido desde sus entrañas más profundas con sólo dos orificios a la altura del cuello ¿Qué clase de criatura no respeta íntegramente el cuerpo de un ser y consume sólo la mitad?

En la tierra donde los animales no se atreven a cruzar, las plantas no querrán crecer y los insectos respetarán el legado. Es un nuevo dios que se ha paseado por los lindes, un ser que mancilla lo vivo y permuta lo muerto. No hace lo que todos, y hace de Urulgond su despensa. Es el centro donde los arbustos y la arboleda se entremezclan, cerca del pozo donde la verdad emana ante quien sea capaz de encontrar sus aguas. Una verdad que nadie quiere descubrir aunque todos anhelan comprender.

Todas las verdades que han sido distribuidas por las aguas que nutren Urulgond tiene como fuente ese pozo, que es el escondite de la bestia. Su cuartel general donde nadie cuerdo querrá tentar su vida poniéndole en desafío. Aún así, sólo se mueve agazapado, imperceptible. Convertido en un animal mundano desafía el entendimiento de quienes intentan adivinar la naturaleza de sus huellas. Inteligentes y peculiares son cualquier cosa menos naturales.

Ismael caminaba por esos senderos porque gustaba de dar con la aventura. Y destrás de las miradas, donde los arbustos escondían sus intenciones, vigilaba al resto de los muchachos del pueblo cuando pasaban por ahí. El más trampero del pueblo no era sino el que portaba la mascarada más brillante, y ese camino que conectaba el castillo con la casa abandonada era un sinuoso trasiego lleno de experiencias que abanderaba la historia entera del pueblo. Como destino turístico y de la obcecación por recordar las realidades de los pocos actos heroicos que se habían llevado a cabo por esa zona los chicos más apuestos y deportivos eran guiados por esos senderos en busca de historias inspiradoras.

Ismael se aprendió todas las historias, para convertirse en el mayor cuentacuentos y farsante. Poco le importaba impresionar a quienes no parecía protagonizar las historias, más le impresionaba los mozalbetes. Pero el tiempo le había marcado con las armas de la historia de su padre, el herrero, cuya conexión con la bestia y los mundos astrales envolvía los secretos de la casa donde vivían.

La casa del herrero, a diferencia de las del resto del pueblo, estaba pegada al castillo. El resto del pueblo andaba completamente dispersas y juntas más allá de los prados y las arboledas ¿Pero qué es lo que empuja la existencia de esa cercanía? La misma que hacía del conde Mancillo un gran amigo del herrero, una historia que les hacía protegerse mutuamente. Los clavos que clavan el ataud que le encargó el conde están hechos de una longitud muy especial.

- Tan largos no hay, se romperán. Se quebrarán.

- ¿Y si los forjas tú de alguna manera especial?

- Nadie necesita unos clavos tan largos, te saldrá muy caro.

- Por algo soy conde, y no me conformo con valerme de la misma tumba que el resto.

Un ataud como un camastro, fabricado a destajo sólo para deleite del conde Mancillo. Y un oscuro pasado conectado con la bestia, que vive en la colina prohibida. De la que emana el agua de la que no debía nunca Ismael beber. 

Los clavos del conde eran guardados por el herrero, y tenía una promesa que debía cumplir: el día en el que muriera ya sea él o su hijo Ismael, clavaría personalmente los clavos en el ataud para que nada entre o salga de él.

- Son clavos como estacas - decía Ismael a su padre.

- Es la promesa familiar que nos ata a esta tierra. 

Y justo cuando Ismael salía a jugar con sus amigos terminaba su frase en silencio:

- Nosotros damos descanso a los muertos para que no se mezclen los flujos del paso del tiempo.

Pero siendo Ismael mayor no volvería a creer en viejas historias, más bien le fascinaba esgrimirlas en su beneficio. Tenía la oportunidad de adentrarse más allá de los lugares a los que nadie se atrevía, sabía de atajos, podía prever lo que ocurriría. Todos los animales le obedecían, menos algunas bestias. Y la aventura era confeccionada por su intelecto mientras se adentraban en busca de la casa abandonada.

Y lo que muy pocos sabían era que la casa abandonada no era sino la misma casa que vio nacer al propio conde, derruida para conformar la historia de un abolengo. Derruida pero nunca eliminada al completo, pues jamás se atrevió a terminar de destruirla pues su verdadero origen era su única suerte de descanso. Y entre las bestias lanzadas por el propio conde para proteger su realidad no era extraño encontrar a la propia condesa que, en ocasiones, desviaba la atención de los viajantes mozos. 

Como una alimaña siempre en celo, animada por el propio conde al confesarle su secreto, oteaba el camino de las aventuras donde tocaba aquí y allá a algún mozo despistado. Saltar a un matorral, y besarse donde se sientan, o sentarse donde se besan. Un espectáculo de rarezas para el deleite de quien gusta ese tipo de mofas. Como pasaba con Ismael, al que los ojos se le desnudaron sus inocencias con los vituperios de las indiscreciones de la condesa y las discreciones del conde.

Entre la discreción y la indiscreción, la alimaña arrasaba las miradas de los más jóvenes mientras los alejaban del jardincillo donde descansaban eternamente los genuinos padres del conde ¿Y qué no ocultará la cruz cuando se juntaban los jóvenes para esperar a la condesa en mitad de la noche? ¿Quién la entraba? E Ismael proponía el reto de ver quién aguantaba más, o quién lanzaba su desahogo más lejos. Así, sumisos y lentos, la condesa los engullía uno a uno para así tomarlos presos hacia el castillo y terminar de empudrecerles en el tormento de su placer continuo. Pocos proyectos le quedarán a las criaturas de ese pequeño bosque, donde integrarán sus pasiones para atrapar a futuros candidatos para la condesa.

Las bestias del camino de la aventura se creían libres, sanas, inteligentes..., pero los siervos del conde no eran mucho mejores que ellos, pues éstos eran quienes fabricaban los clavos y los que se encargaban de separar lo vivo de lo nunca muerto.


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