miércoles, 19 de octubre de 2022

Vuelta atrás

Me han bloqueado. Así que me he puesto a escuchar una música melancólica, a ver si me levanto.

En este último mes me he planteado cambiar mi tónica: por un lado usar como diario el nuevo canal de Youtube, pero me he dado cuenta de que los comentarios allí son censurados por los administradores - y es imposible mantener una conversación libre. También quería exponer mi filosofía de manera oscura en un nuevo blog donde expongo un guion, pero ¿quién no querría verlo de una manera errónea? ¿Para quién está dirigido el guion? Terminar de hacer proyectos es fácil cuando hay motivos para hacer algo así, en mi caso el pasar a la escritura es para paliar un instinto que tengo de querer dirigirme al gran público - aunque me ignore.

Pero ayer, a esta persona sin vida social, sin dirección propia, sin trabajo digno..., sin una vida. Vuelve Hacienda a querer indagar en mi declaración, en darle vueltas. Vuelve Hacienda a querer tocar las narices ¿Es que no hay gente que gana dinero por ahí que tiene que ir a quien será un futuro indigente? Esa gente es sádica a más no poder. Hace años decidí no renovar el carné de conducir, entre otras cosas porque jamás podré conducir un coche, o no me valdrá la pena tener uno. No me sirve de nada ser nadie en esta vida.

Por eso volví a bloquearme, porque una vez más volvieron mis ideas de acabar en la cárcel; de acabar en esas crónicas negras donde un perturbado acaba con todo. Mi lucha contra la dictadura institucional que ya denuncié en vano ante Estrasburgo, que tuvo como respuesta un mensaje prevaricador por parte de un juez, no puede dirimirse en los tribunales - porque me consta de que todo es una farsa. Un buen golpista se vale de su propia mano para dar su mensaje.

Tengo más de 40 años...,  a punto de cumplir los 45, ya no tengo espectativas de conseguir ningún empleo de nada. Veré si consigo publicar, por lo menos, mi ensayo sobre lógica que deja en los suelos a las más eminentes figuras. Pero algo me dice que nadie va a querer referenciar ese documento, aunque sea para discutir. No hay intención de nada de eso. Todo es una farsa. 

La idea que debemos tener es lo que he visto en las conferencias que ha propuesto Google hace poco: corporativismo, corporativismo y más corporativismo. Casi me muero del aburrimiento. Veía cómo la gente se reía, tal vez mi problema era mi nivel de inglés. Será eso. Pero todo era viva yo, viva yo y viva los míos. Mensajes conativos por todos lados, NI UN PUTO DATO.

¿Para qué tantas conferencias? ¿A santo de qué? Si quiero ver un documental sobre cómo ven el futuro algunos sujetos prefiero pedírselo a los profesionales: a periodistas. Cabe esperar que esas conferencias estaban pensadas para los divulgadores..., divulgadores de propaganda. Porque en realidad deberían de haber dado datos de contraste para que se pudiera divulgar esa..., ¿información? Se ha asumido que si la empresa X dice que va a hacer algo entonces ya es noticia. Nadie se cuestiona NADA.

Las grandes empresas tienen que ser los sitios más aburridos del planeta, donde mueren las neuronas. Y eso queda demostrado por cómo escriben sus informes: no tienen nada que ver con lo tecnológico, todo es gráficos sin sentido, y mucho autobombo. Eso sin contar las librerías que salen en ocasiones: te planteas dónde queda la funcionalidad o cómo redactan los manuales. Todo eso demuestra que hay muy poca vocación en esos lugares. Y donde no hay vocación lo que hay mucho es un estrés frustrante, burn out y problemas ESTRUCTURALES.

De todas formas yo no cumplo ese perfil. 

En RRHH solo pondrían a alguien de mi edad a modo de senior, y el senior sin "estudios" de informática solo podría entrar si proviene de la rama de ciencias sociales. Es decir, son los propios expertos de RRHH los que están boicoteando a la empresa: los únicos que realmente deberían de decidir quién contrata a un informático es otro informático. El código deóntico de un trabajador solo lo puede desarrollar quien haya trabajado en ese campo.

Mi perfil es un tanto peculiar. Para triunfar en informática solo hay que desarrollar un framework. Hasta ahí hasta un tonto puede. Y es sencillo porque con acceso a Internet puedes copiarte los programas de otros, los clasificas según tus necesidades, y así te creas ese "framework" a tu medida. Es decir, para ser programador profesional solo tienes que confeccionar tus propias chuletas de cada framework.

Yo, por mi parte, ya desarrollé una técnica para que cualquiera pudiera confeccionar sus propias chuletas. Siempre basado en los mecanismos para encontrar ensayos de informática y filología que necesitaba en cada momento, así he podido organizarme. Sin embargo mi perfil no es exclusivamente mi capacidad para apuntar ordenadamente el trabajo ajeno, también puedo enseñar a otros a trabajar bajo esos esquemas. En este sentido encajo perfectamente con lo que se espera de un senior, porque puedo adaptarme y ayudar a terceros a que se adapten.

Ahora bien, es bien sabido que aporto un algo más: además me creo mi propio trayecto. Mis estructuras son mías propias, las desarrollo a partir de esas "chuletas" que tengo a la hora de capturar ensayos y, de hecho, consigo gracias a ello innovaciones que van más allá del senior. Soy innovador en informática, y esa información es constatable. 

Pero ese perfil no es perceptible desde RRHH.

Hoy día las estructuras del capital han marcado unos enfoques de manera que los amargados se encarguen de ocupar puestos cuya deóntica desconocen. De ahí ello provoca que no podamos ver ni innovaciones en los ensayos. Cuando aparece una innovación en un ensayo los pares LO CASTIGAN. Es como si actuaran con una especial envidia, como si les corroyera un odio acerval incapaz de hacer que trabajen sus neuronas.

Basados en el odio boicotean el trabajo de científicos que no cumplen con el perfil postmoderno: el perfil de quien se define de manera corporativista. El postmoderno huye de los pares, o los aniquila, o los compra. El postmoderno siente miedo de que un innovador lo substituya, así que sabotea su trabajo. Además, es fácil encontrar jueces que quieran seguirle el juego a la farsa de las corporaciones incluso dentro de las instituciones públicas..., señores: eso es actuar en connivencia con estafadores y malversadores - cuanto menos. Se trata, a falta de una tipificación más clara, de auténtica prevaricación. No hace falta decir que, para mí, si se despidiera a todos y cada uno de los jueces que actúan de esa manera, aún con solo dos o tres jueces para toda Europa, el sistema judicial sería más eficiente.

Y no me falta razón: la enorme confianza de las grandes compañías a que las denuncias caerán en saco roto, aun con todas las pruebas en su contra, la enorme confianza en que las multas no trasciendan, etc..., hace que se cuestione la labor del sistema judicial en una democracia. Pues la manera que tienen de actuar es sistémica: da la impresión de que los mayores expertos en Derecho no saben de Derecho. O son corruptos. Corruptos por la visión neoliberal de que hay que someterse a los designios de una marca y no reconocer el deber de vigilancia del gobernante de la misma.

¿Volveremos a ver a grandes innovadores proponiendo fórmulas que nos ayuden a romper los paradigmas establecidos? ¿O seguiremos teniéndonos que conformar con esas propagandas infumables que se hacen pasar por conferencias?

Esos señores que vienen de las ciencias sociales han invadido el mundo de las tecnológicas, pero no han querido aprenderse la deóntica de los informáticos - ni la jerga de lo que hacen dentro, o de cómo se consigue usar sus productos. Me imagino a un vendedor de coches que nunca ha conducido un coche: difícilmente sabrá ponerlo en valor, solo te mareará dándote datos y datos..., con un poco de suerte esos datos son los que buscas. El problema de la tecnología es que no es como un coche: la tecnología necesita conducirse de una manera específica: ¿cómo se conduce? ¿por dónde podremos conducirla? ¿con qué será compatible? ¿es extensible? ¿Podremos adaptarlo a bases de datos conocidas? ¿Cómo?

Pero en vez de decir cosas concretas, hablan de espectativas..., o de "sus cosas". No entiendo esas conferencias.

Es como esta entrada: ¿alguien esperaba que fuera a hablar sobre "mis cosas"? Pues os lo tragáis, porque así son el 99'9% de las conferencias. Las conferencias tecnológicas son influencers que se marcan un monólogo personal, pero que no aportan técnicamente gran cosa, o nada.

¿Por qué esas compañías están obsesionadas en crear un ambiente contrario a la innovación?

La manera de responder a esa pregunta se me antoja harta sencilla: en su momento contrataron a sujetos que parecían ser los más adecuados, esos sujetos se acabaron especializando en su materia y descubrieron que no eran en absoluto los más adecuados, así que lo que se está haciendo es mantener el error. A eso se le llama postmodernismo. 

 Es una de las fases previas a la idiocracia.


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