La gente solitaria debería resignarse a limitarse por no soñar más allá de lo que le presta el mundo en el que vive. Aspirar a lo intocable, desear un mundo mejor..., eso puede estar bien, pero cuantos más años tienes más motivos te puede dar para entristecerte.
Se me ocurrió tantear Internet y me bajé una película de casualidad: "Dreamers", de uno de los más grandes directores que ha habido en la Tierra. Y se puede ver una historia muy adulta, mientras defiende esas peculiaridades absurdas contra el comunismo..., pero eso es lo de menos: la película tiene buenos mensajes. Muy bien contados.
Fue viendo esa película cuando observé a esa actriz. Ya me había dado cuenta, viendo la serie "Camelot", que Eva Green no era una mujer muy normal: como actriz presenta una imagen compleja, una forma especial de usar su cuerpo para transmitir una idea muy potente. Esos ojos que te arrastran con su carácter, entre la sorpresa y la dureza; la inocencia de sus andares, tan firmes a la vez. Bien pude darme cuenta en "The witcher" que realmente es una "tipa dura", nada sobreactuada. Muestra sus debilidades de manera convincente, para dejar llevar los sentimientos frívolos de su personaje con dureza.
Pero fue viendo "Dreamers" donde me percaté de esos atributos mejor que nunca. Y entonces se me dispararon los recuerdos, recordé la película de Tim Burton, los niños - que ahora ya habrán entrado en años. Me pasó como en su tiempo con el actor del Juego de Ender, hasta que no pasa el tiempo no me doy cuenta de su existencia..., la memoria a corto plazo, el reconocimiento de rostros..., todo eso me funciona muy mal.
Y entonces vuelvo a recordar, a darme cuenta de que no puedo vivir con nadie... Que sería una carga. Sé cuáles son mis limitaciones, puedo ser dócil con la gente a la que quiero y que me quiere. Pero vivir al límite significa no poder reconocer los mismos escenarios, las mismas personas..., y será un reto de imposible solución cuando te pongas a andar a ciegas, si pretendes hacerlo solo.
Ahora mismo nos han puesto nuevos confinamientos y nuevos muros. Y me siento bastante estúpido por todo lo que me habría gustado preguntar, vivir..., y, por otro lado, soy consciente de que no hay nada que hacer. Nunca lo hubo: ¡cómo osaría! El triunfo no es para los más listos, ni para los más fuertes, sino para los más valientes. La valentía es una manera de afrontar la cobardía y lanzarse con conocimiento de causa porque se valoró la oportunidad que supone tomar una decisión.
Sin embargo, ¿quién adopta la decisión de convertirse en una carga para nadie, en convertirse en un proyecto de futuro y un reto, en un muñeco con el que podrían jugar contigo para experimentar y mejorar como persona? Yo habría sido el entrenador personal que...
Nada me mueve en mi mundo de manera que, de manera autónoma, pueda ofrecer nada a la sociedad. Si hubiera sido lo suficientemente valiente en su tiempo habría renunciado a todos mis proyectos sólo por hacer posible una única manera de vivir.
Y eso es lo que representa para mí esos personajes. Rompen los esquemas marcados por la sociedad, están dispuestos a salir de su celda, destruyen los techos de cristal, no se conforman con lo que ven. Y se equivocan, porque son impulsivos, pero hacen lo correcto porque ése es su papel ¡Cómo me gustaría ponerme en el lugar donde deba ser impulsivo para hacer lo correcto! Poder moverme por instinto, dejarme llevar por el sentimiento.
Pero sigo tanteando racionalmente dónde está mi nicho de mercado. Sigo buscando mis alternativas de futuro mientras sigo sin encontrar futuro con mi negocio - ahora menos todavía. Me preparo para marcharme pero cualquier futuro es desesperanzador.
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Recuerdo hace años cuando un profesor de formación profesional aseveró que los trabajadores deberían de evitar entretenerse en las horas ociosas donde al jefe no se le ocurra ninguna nueva orden. Decía que si no había nada que hacer que lo que les correspondía era quedarse quietos mirando la pared.
Eso es lo que ofrece el capitalismo: convertir al ser humano en un capital más. La relación laboral, en la medida de que no ha sido correctamente bien explicada, se hiperregula en muchos aspectos que son de locos, pero se olvida el valor del trabajador como ser humano lleno de sentimientos. Potenciar a la persona hace que el trabajo sea más enriquecedor, y ahí hay un mensaje que, al menos, Bernardo Bertolucci fue capaz de observar.
Yo creo que se equivocaba al pensar que el comunismo gritaba con una única voz, porque el objeto del socialismo no es ser iguales - esa es una mala lectura de Rousseau. El objeto del socialismo consiste en que el pacto social tenga el mismo valor para todos los individuos, y me temo que es algo muy fácilmente alcanzable si se dispusiera del sistema de participación más adecuado - más apropiado para tal objetivo.
La gente no quiere participar en política, pero se obsesiona por trapitos que están llenos de consignas. Bien podrían olvidarse de esos trapos por una vez y centrarse, de vez en cuando, en definirse con respecto a qué políticas quieren, mediante democracia directa con un voto parcial y persistente.
Esto mismo no lo contemplaba Bertolucci, para él toda revolución que recuerde al socialismo no traerá pensamientos múltiples. Pero como él mucha gente piensa igual. Es un grandísimo director, pero no ha encontrado a su par: quien le cuestione.
En la película anterior a la suya "Requiem for a dream", otro director aprovechó para lanzar otro mensaje: la sociedad puede sucumbir a las adicciones, pero si la gente se mantuviera unida sabría complementarse porque todos buscamos lo mismo.
Y eso no nos convierte en "iguales". Cuando buscamos lo mismo es porque somos en sí diferentes, pero nuestro papel de para-sí es también diferente para encontrarnos en un mismo punto: el puñetero pacto social. Y ese pacto debe ser redactado por todos, complementándonos, de manera que todos y cada uno pueda poner su pequeño granito. No es tan difícil, y no contradice al socialismo.
Bertolucci hizo un alegato por el cine y las discrepancias que allí se encuentran, la capacidad para albergar distintos conocimientos, culturas, ideas..., distintas voces que perduran más allá por todos los tiempos.
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Cuando algunos construimos el proyecto de Podemos, recuerdo que no quise ser valiente y aceptar la posibilidad de que él se convirtiera en mala persona. Le apoyé desde el minuto uno para que se hiciera famoso en las televisiones, pero en mi interior mi otro yo me decía: "te va a traicionar". Pasaron los años y me creé planes para cuando me traicionara, mi alter ego se preocupaba por mí, porque mi memoria a largo plazo funciona diferente dependiendo de con quién estoy.
Y al final ocurrió. Se trata de un principio básico, lo mismo le está pasando a Netflix: cuando un proyecto funciona siempre es posible encontrar un director de marketing al que se le ocurre una idea "brillante", cuando en realidad lo único que consigue es torcer el proyecto.
La última vez que me suscribí a Netflix el precio me lo aumentaron 4 euros, haciendo que por otro euro más pudiera disfrutar de una serie de servicios adicionales que no necesitaba. Obviamente un servicio que no necesitaba no vale ni diez céntimos. Ahora bien, esos 4 euros de más me pesaron, me pesaron mucho, mucho, mucho, mucho..., y si no hubiera aceptado ahora mismo se me habría olvidado - pero sigo dándole vueltas. Me jode mucho esa decisión de encarecer el producto básico sin un buen motivo, que podría haber aguantado un mes sin Netflix esperando a que pusieran el precio al que estaba acostumbrado... Pero ya digo: siempre hay un director que hace el gilipoyas, en vez de dejar las cosas como estén piensa "¿puedo hacerlo? ¡pues lo hago, experimento!".
Y no son conscientes de que ganan a la corta, y enfurecen a su mercado a la larga. Y peor, el mercado que más se enfurece es el más culto que, supuestamente, es su más fructífero mercado.
Y eso mismo pasó con el partido Podemos: era un partido asambleario, sólo necesitaba un politólogo que se encargara de plasmar la voluntad de la gente mediante una democracia directa. Y observamos cómo hizo exactamente lo contrario - era exactamente lo contrario que lo que se propugnaba en el 15M.
Una traición en toda regla: ganará votos a la corta, pero enfurecerá a los suyos a la larga. Y peor, los votantes que más se enfurecen son los de izquierdas que, supuestamente, son sus más aguerridos votantes.
Quizá no pueda volver a ver a Eva Green, disfrutar de sus películas, porque dudo que quiera volver a perder mi dinero en Netflix, o quién sabe..., es una plataforma muy diversa. Quizá se me pase el enfado, no controlo mi memoria, mis compulsiones... Sólo puedo gestionarlas para llevar una vida más saludable. Y he creído encontrar la rutina que más me conviene.
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La gente aún no se da cuenta de que absolutamente todos defienden un modelo parecido, pero se obsesionan más por la fórmula dogmática que más se asemege a su modelo que en plantearle a un técnico el modelo conceptual: los informáticos nos manejamos con un diseño conceptual y, después, exponemos en qué consiste el diseño físico. La gente se salta el primer paso, y es por ello que confunde los términos - y hay mucho griterío sin sentido.
Pongan a un informático en vuestros asuntos políticos, por favor. Se puede elegir de manera ordenada y bien.
Pero cuidense de partidos que provienen de países que aún no saben lo que es la democracia porque censuran a los disidentes: el Partido X quiso ofrecer una plataforma informática, pero también ofrecía mecanismos para censurar y acallar voces sin dar explicaciones de ningún tipo. Mediante sistemas de privilegios que no habían sido otorgados democráticamente, y que permitía el anonimato de usuarios que tenían poder absoluto contra los participantes. Esa gentuza contradice el código ético de un buen informático, pervierten la democracia y lo destrozan todo - por no decir de que probablemente hayan cometido ilegalidades o incluso delitos informáticos con toda su "buena fe".
Pongan a un informático en vuestros asuntos políticos, pero cuidaos de quienes no dan la cara por su trabajo.