sábado, 31 de octubre de 2020

Debates en libertad. Derechos cualificables

Lo cualificable en el ser se vincula, según especulo en un lenguaje existencialista, con el ser en sí, y de ahí, con la ley natural que se vincula con sus derechos más fundamentales; los que les son a los seres inherentes.

Bien hace la carta de los derechos humanos la distinción de que está pensada para personas humanas, en cuanto a que tienen que ser humanos (homo sapiens) y, por otro lado, personas - en la medida de que bien pudiéramos observar en la antítesis de la aplicación de tales derechos al comportamiento que tendría un monstruo o, por lo menos, alguien que no es persona.

Debo decir que poseo una sana envidia a la redacción de la carta porque, por el momento, no he sabido perfeccionarla o criticarla salvo en memeces culturales de palabras sueltas que podrían haberse dejado de usar a lo largo del tiempo. Sin embargo, más allá de aclaraciones a pie de página con respecto a lo que comentara cada párrafo, bien podría decir que esa carta aprobada por la ONU es un ejemplo sumario de lo que debió haber conseguido cada intento de internacional comunista.

En un vano intento de aclarar que, efectivamente, el siguiente paso razonable a la expansión de dicha declaración universal sería el que corresponda a una declaración internacional globalista de carácter más fiscal..., bien podría insinuar cuáles serán los preceptos por los que se tendrá que pasar por necesidad para elaborar dicho documento internacionalista.

Lo primero que nos debe llamar la atención es que hay dos tipos de derechos: los cualificables y los cuantificables. De la misma manera, existen entre los derechos cualificables algunos que son inherentes y otros que son privilegios. Según mi valoración el no respetar los inherentes de un individuo repercutirá en el no respeto de los míos propios; de ahí la defensa a ultranza de los privilegios, pues éstos le dan un cuerpo visible a los propios derechos y no se puede defender lo que no se ve.

La vida no podría existir sin un cuerpo susceptible de morir y, en cuanto a que le damos un valor consensuado a la vida frente a la muerte, automáticamente se convierte en un derecho - aunque concedamos privilegios a quienes puedan arrebatarnos la vida. Si esos privilegios no están redactados dentro de su formato o si no forman parte de la moralidad de la definición del derecho a la vida entonces no será posible defender tal derecho de manera efectiva.

Los límites de un derecho fundamental son su entendimiento.

Por ejemplo, para entender la libertad de expresión debemos comprender lo que significa el derecho a que se mantenga la imagen, el derecho al honor y la intimidad. Sin esos preceptos en mente, así como el derecho a recibir una educación, o a que no te intoxiquen, difícilmente podríamos comprender qué se entiende realmente por libertad de expresión. Más que nada porque los límites de esa libertad de expresión chocan con privilegios que les concedemos a terceros y que tenemos el deber de respetar.

Poco valor tiene el honor cuando no tienes para comer. Por eso, en algunas personas el honor parece valer más y en otras parece valer menos. Cualquiera diría que esa idea se convierte en algo cuantificable ¿Cuantificable, en base a qué? El derecho a poder sostenerse en el sistema, que tengas para comer, se convierte en una especie de privilegio al que la carta no ha podido llegar a ultimar, detallar..., y que define el derecho a la vida así como al propio derecho a desarrollarte como persona.

¿Cómo pretende usted desarrollar sus proyectos sabiendo que éstos machacan a gente indefensa? Algo mal estaría sucediendo en la creencia de que se tratara de un derecho natural.

Y esto mismo lo podemos entender cuando vamos por la calle y vemos una moneda tirada en el suelo ¿Qué respondería el buen comunista?

- Cogería la moneda y la llevaría a servicios sociales para que la metan en la hucha de los huerfanitos que necesitan ayuda.

¿Es esa la respuesta correcta o es esa la respuesta de un burgués?

Pues bien, yo digo que un proletario en cuanto ve una moneda en el suelo, si ésta no ha caído claramente de nadie, lo que acaba haciendo es quedársela. 

Ahora planteémonos que vamos por la calle y vemos una maleta llena de dinero desenterrada por las lluvias..., por ejemplo. Supongamos que hablamos de más dinero del que un ser humano es capaz de imaginar que podría llegar a ganar.

- Pues considerando que es una propiedad que ha sido perdida, actuaría como si hubiera sido una moneda. Y usaría ese dinero para ayudar a huerfanitos.

Efectivamente, desde mi punto de vista esa no sería tampoco la respuesta del proletariado. El buen proletario tiene respuestas correctas: no se puede salir de la miseria siendo miserable.

Cuando nos manejamos con grandes cantidades de dinero debemos imaginarnos lo desesperado que puede llegar a estar el propietario de ese dinero..., incluso podríamos imaginarnos que no se trata de algo muy legal, y todo apunta a que hablaríamos de algo demasiado turbio como para que se encuentre de esa manera. Por tanto, lo adecuado sería llamar a la policía.

Es decir, si hablamos de una cantidad irrisoria lo propio es quedárselo y no molestar al sistema con minucias que lo pueda volver ineficiente. Pero si hablamos de una cantidad enorme entonces lo adecuado es llamar a la policía. Esto es porque la propiedad privada no es un derecho inherente, no es cualificable, es cuantificable. Depende de la cantidad y cómo repercuta esa cantidad en el individuo actuará de una manera o de otra.

El estado, en su planificación, como hace el socialismo caribeño, no tiene preocupación de las pequeñas economías - cuando sí de las grandes. El estado debe ocuparse de distinguir los recursos que son imprescindibles al ser humano para calcular su divisa según la fuerza del trabajo y, por otro lado, distinguir los recursos que tienen exclusividad artificial para que sean calculados por una divisa de manera especulativa. Fingir que no se entiende algo tan simple desvirtúa al economista - más allá de que se pueda desarrollar, desmenuzar, reenfocar, etc...

Es por ello que en ocasiones no nos damos cuenta de que los debates que se forman en realidad no gozan de libertad. Creemos que estamos ante dos frentes que defienden, en el peor de los casos, sus intereses. Cuando en realidad lo que solemos observar en los debates más contemporáneos son personas defendiendo los intereses de quienes no debaten. Esos debates nunca serán libres.

Cuando yo discutía con mis compañeros de instituto sobre la existencia de Dios les reclamaba que el debate era desigual porque yo tenía mis propias convicciones, mientras que ellos usaban las convicciones del Papa. Para mí, lo que ellos opinen me parecía sometido - de hecho, eran sometidos por la tradición que les obligaba a pensar como pensaban y, al mismo tiempo, se creían ellos autores de sus ideas.

Y claro, cuando decían ser católicos apostólicos romanos y, además, que no se leían las encíclicas papales o que no iban a misa, a mí me regalaban una crítica automática a la que no podían responder. Y es que ese es el problema de tratar con los subordinados: un debate en libertad o se trata con los autores o se trata con los críticos que citan a dichos autores, pero no es adecuado mezclar ambos contendientes para fingir que se es autor cuando se cita o que se es citador cuando se inventa.

Sin lugar a dudas ése es el papel que tienen los medios de comunicación en los modelos socialdemócratas: en realidad se someten al partido, como lo hacen los sindicatos, y, por otro lado, el partido se somete al tenedor de la deuda - ya sea un banquero o una gran empresa. Los intereses del capital prevalecen siempre por defecto ante un modelo que espera alcanzar el socialismo a través de partidos políticos y sindicatos.

Los sindicatos y la prensa, las asociaciones y demás grupos de presión no son más que emanaciones de partidos políticos en un país movido por el sistema partidista. Sin ir más lejos, es imposible encontrar unos estatutos para un partido que sea capaz de doblegar a los partidos innobles; como también se hace imposible encontrar una ley de partidos que haga más difícil ganar al partido innoble.

Lo achacan todo a las urnas y, al mismo tiempo, es bien sabido cómo funciona el pueblo cuando la mayoría de los problemas están resueltos - o, al menos, en apariencia. Porque se acomodan, se olvidan..., controlan su disidencia. Les han dado ese pan con olivas, y disfrutan del circo que nos montan con debates que dirigen hacia donde todo aparenta ser de un color o de otro en las cortinas de nuestra celda. Pero sabemos que hay problemas que jamás abordarán en ese pacto de caballeros - y la mayoría, dentro del debate político, del debate escogido por las emanaciones de los partidos, sostendrán que se trata de problemas irresolubles. 

Lo implanteable es irresoluble.

Es estresante plantearse problemas que no se pueden resolver. Pero claro, ¿es factible etiquetar como irresoluble algo que no se ha puesto a debate? ¿Cuándo se decidió que era imposible encontrar casa a cada individuo o una renta? ¿En qué medida se hace eso imposible? ¿Quién se ha encargado de demostrar la imposibilidad de tales asuntos?

El socialismo consiste en no permitir que haya un solo disidente. Si somos capaces de crear una sociedad de millones de individuos sin problemas importantes, aquel que se salga del sistema siempre podremos negociar con él de manera excepcional. Pero si creamos disidentes en masa, junto con la superpoblación, debido a la estanflacción - el paro sistémico, o la trinidad imposible (que no permite revertir los beneficios en el pueblo, o generarlos internacionalmente), entonces será imposible que un partido entre en la estructura del poder para darle voz a quienes son apartados del sistema.

El principal problema que tenemos es el intrusismo del poder ejecutivo dentro de nuestras vidas, así como la desvinculación del poder legislativo con un vínculo territorial - o sectorial. Ya no digo la objeción de conciencia del juez o del colegiado dentro de su gremio, y no tener mecanismos de control de auditoría externa para que no se vuelvan defensores de pensamientos endogámicos.

Que hayan grupos que formen asociaciones que factoricen un problema importante en subproblemas para que la mayoría de las víctimas callen espectantes de que pueda verse resuelto su asunto de esa manera es una de las formas más ruínes de afrontar un conflicto. Y, científicamente hablando, SABEMOS que no resuelve nada. Se trata de tirar de estadísticas muy oscuras: ¿qué han conseguido las leyes de violencia de género con respecto a reducir el número de víctimas mortales en su propio ámbito? Estadísticamente nada. Y es cuestión de pensarlo un poco, ¿qué habrán conseguido esas leyes en reducir las víctimas mortales en un ámbito más amplio y, posiblemente, más específico de la verdadera naturaleza de la mayoría de esas muertes? Cabe esperar que no sólo no habrá ayudado, sino que hasta es probable que se haya incitado un aumento de asesinatos.

Como técnico sólo puedo decir que es fácil tirar de las estadísticas para resolver un problema. El problema es que cuando queda resuelto la asociación, el sindicato, el grupo de presión..., muere. Y así estructuralmente no se sostiene una socialdemocracia. 

La socialdemocracia no es solución de nada, es mantener el problema.


miércoles, 28 de octubre de 2020

Víctimas de Crueldad Extrema

El ser humano, por su sensibilidad, reacciona ante la crueldad, sobretodo si es extrema y, más aún, si le afecta a su propia persona. Tal crueldad es la base de porqué existen leyes exclusivas y diferentes que procuran proteger a estos seres humanos, sin importar raza, credo, sexo, etc...

El instinto humano nos lo dice: las víctimas de crueldad extrema existen, y cuando las tenemos en frente y nos cuentan su caso, debido a lo extremo que resulta, sabemos que, de ser cierto lo que nos cuentan, deberían de tener alguna clase de protección especial. Nos lo dice el instinto, y es como debemos actuar por sentido común. Lo sentimos así porque, en el fondo, cada vez que vemos otra ley absurda que protege a un sector u otra cosa, sabemos que la única razón por la cual existe esa ley es porque pretende abarcar este precepto - aunque sea parcialmente.

El ser humano no ha nacido para perdurar, tampoco sus leyes. El daño que deja es casi tan efímero como sus placeres. A penas persiste su obra, que será eliminada por el deterioro del paso de los tiempos y, consecuentemente, olvidada del rastro de la civilización que perdure. Entonces escuchamos los gritos de llamada de atención de algunos que desean alcanzar ciertas cuotas de poder..., se pierden entre lo ecos de los lamentos que generan, pues inspiran a la realización de actos crueles puestos en práctica en su nombre.

Una vez al año en todas las culturas tendremos la oportunidad de recordar dónde enterramos a los muertos. Algunas personas vivieron con toda su plenitud, gracias a esa suerte de haber nacido en el lugar y momentos correctos. Habrá quien quiera darle méritos a esa criatura que murió con condecoraciones, honores..., chapas que se perderán junto con la hipocresía y el cinismo de quienes tanto se alzaron por unos ideales que nunca fueron puestos realmente en contradicción. 

El más severo de los castigos que puede recibir un ser humano es el de no tener derecho a percibir la sensación de que sus proyectos o sus relaciones prosperen. Es por ello que siempre encontraremos a un grupo de gente deseosa de arrebatar lo último que le queda al ser humano. Es como el colofón final de toda una obra basada en la usurpación, en la conmiseración del cobarde, del vago que defendió a su élite con corporativismo.

De vez en cuando observamos la traza que dejan los héroes, y los confundimos con esos a los que se les otorgan los premios y las condecoraciones. Pero la razón por la cual se mantiene la confusión y desapego con la realidad y la paz es porque han descubierto cómo son los héroes, pero no quieren serlo - quieren recibir el título, pero no el valiente trabajo que hay detrás.

Esa tecnocracia se puede convertir en vil y altamente cruel. Si se permite que las asociaciones secretas marquen el rumbo del futuro del planeta entonces no habrá más remedio que desechar todo lo vivido porque, una vez más, los villanos habrán ocupado el papel de los héroes; y las víctimas de crueldad extrema no serán reconocidas salvo a través de las más pequeñas e insignificantes historias que nunca podrán ser censuradas al moverse de manera masiva por toda la población al margen de las agendas del sistema.

Las distopías son autodestructivas, generan crisis por doquier y provocan grandes masas de víctimas sometidas a la crueldad extrema. Cuando una sociedad no quiere reconocer el daño a las víctimas de la manera más natural poco a poco el pueblo murmurará sus propias historias, sus propias anécdotas, y se alzarán entre los muertos los recuerdos que no pudieron ser borrados por los cobardes.


lunes, 26 de octubre de 2020

Fórmulas para votar

Quería aprovechar esta entrada para hacer propuestas de votación alternativas. Eso sí, para seguir desahogándome en este mundo frío y absurdo.

 

El sistema basado en las actas no funciona muy bien porque, cuando los de la mesa tienen ese grupo de papeletas, y esos papeles por rellenar, es bastante sencillo trampear la situación ya sea: omitiendo participaciones o cebándolas.

Así que siempre podremos hablar de fórmulas donde el individual tenga más dificultades para afectar a las decisiones del colectivo. Y, para ello, tendríamos una primera propuesta:

 

Voto discreto y persistente.

1. El votante se acerca en cualquier fecha a una ventanilla única.

2. Expone ante el funcionario su demanda o participación.

3. El funcionario le devuelve un resguardo donde se lee lo que ha pedido más una firma digital de todo lo legible. En la lectura de la papeleta se añade el recuento total de los participantes, la fecha, la hora y la dirección y número de oficina. 

4. El votante va a su casa y le pregunta a un amigo si la firma coincide con lo que pone en la papeleta. Se escribe en el orden correcto en una página de Internet lo legible y se pulsa calcular la firma digital aceptada (por ejemplo SHA3). 

4a. Si el votante comprueba que la firma no coincide podrá ir a otra ventanilla única y repetir el procedimiento, además de denunciar la incidencia.

5. Se publica en un boletín público (por ejemplo el BOE) cada una de las firmas digitales ordenadas por fecha y hora más la participación y el recuento legibles.

6. El votante pide a un amigo que le ayude a buscar su entrada y localiza en su fecha y hora su firma digital y lo que suma parcialmente. Además comprueba que varias entradas suman coherentemente con respecto a sus votaciones.

6a. Si el votante observa una discrepancia podrá repetir el procedimiento de ir a votar, además de denunciar la incidencia encontrada.


Con ese esquema yo consideraría suficientemente válido el sistema de participación; más allá de que me pareciera más lógico que se voten ideas y no partidos. 

 

Voto de ideas

1. Los candidatos a edil de la circunscripción de la ciudad se presentan en una misma sala a la hora establecida.

2. En orden de antigüedad en el cargo o por mayoría de edad, son llamados para que presenten una cuestión o dilema que sea diferente a las presentadas hasta ese momento.

3. Tras terminar el listado se crean un duplicado para cada candidato y se publica en un boletín oficial.

4. La cámara municipal vigente ordena las cuestiones llevando a la cola las que considere que se infieren de las anteriores.

5. Se publican las cuestiones en el orden sugerido.

6. Los votantes de la circunscripción podrán definirse eligiendo el número de pregunta y lo que debería restar su voto: vetan al candidato que vote a favor de lo que ellos rechacen.

7. Los candidatos deberán rellenar todas las preguntas para ser elegibles: compromiso electoral.

8. El edil elegido es el que tenga el compromiso electoral que menos se aleje de la voluntad de su circunscripción.

9. El edil podrá ser denunciado mediante querella por un candidato elegible de su circunscripción si:

9a. demuestra que violó su compromiso electoral.

9b. demuestra que su compromiso electoral es incoherente.


También es posible crear un sistema de votos que sea secreto, quizá para referendar asuntos delicados:

1. Varios votantes se juntan para conformar una urna: firman el acuerdo de que su participación es conjunta y se presentan con una papeleta que sumará tantas participaciones como participantes de la urna.

2. El funcionario de la ventanilla única confirma los integrantes de la urna y los autentifica.

3. El funcionario introduce los datos de la participación con el alta de identificación jurídica de la urna y les da el resguardo resultante como si fuera una única persona.

3a. Si un ciudadano comprueba que no coincide el número de miembros de una urna con el número de participaciones de una entrada la responsabilidad recae en el funcionario que publicó la entrada.


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En definitiva, si no se mejora el sistema de votación es porque no se quiere. Con la excusa de usar mecanismos digitales lo único que se hace en algunos partidos son pucherazos. Sin embargo, si se incorporara los protocolos complementarios pertinentes, entonces se podría tener un sistema mucho más trasparente que el de las actas.


domingo, 25 de octubre de 2020

Pan, circo y disonancia cognitiva

Para Marx la historia de la Humanidad es la historia de la lucha de clases y, posiblemente, no le falte razón. He estado leyendo la crítica que hace Mises al socialismo y, francamente, no me sorprende que haya tantas muertes debido a la OTAN..., una aportación tan triste es digna de todos los conflictos que acabarían ocurriendo.

Ahora mismo estoy sentado en el equipo sin saber exáctamente cómo organizar mis ideas. Más que nada porque tendría muchas cosas que contar, por las que desahogarme. Así que iré probando por mencionar la peculiar experiencia que me produce leer "Socialismo" de Mises: es otra parida cada pocas frases. Quizá, pensé, sea una aportación positiva en su tiempo..., pero luego lo pensé: como respuesta a los pensamientos marxistas o mutualistas esas aportaciones son, cuanto menos, infantiles.

Y es entonces cuando me paro a pensar sobre todas las anotaciones que estaba tomando: me daban para escribir un libro entero. Y, claro, si escribiera el libro, ¿quién lo leería? ¿Serviría para clausurar los errores del liberalismo orientado en la capitalización de las propiedades?

¿De dónde vienen las guerras? Según Marx de la existencia de clases sociales y según Mises del no reconocimiento de la propiedad privada. Desde mi punto de vista las guerras provienen de los falsos filósofos; de la falta de pedagogía para tildar al mal filósofo como tal en vez de hacer uso del relativismo y la falsa tolerancia. Las guerras existen porque un gran gurú transmitió a grandes masas unos conceptos que, con las generaciones, se mantuvieron y, al no ser los descendientes capaces de falsarlas o actualizarlas, se desprendió la incultura y el dogma. Y, con el dogma, tradiciones impuestas que se mezclaron con lo bueno, para los cuales sus opositores no serán dignos de vivir.

El extremismo se puede explicar y entender. Y se puede localizar al filósofo tóxico, al que ejerce de gran gurú valiéndonos de la paradoja de Popper - por lo pronto. Sin embargo, el verdadero objetivo es deshacer el nudo creado por el farsante: cerrar el debate.

Hoy día aún conservamos los errores propios de Mises en nuestra manera de hablar, y es una vergüenza:

- Tus derechos acaban donde empiezan los míos.

¡Qué frase más triste! Desde los juicios de Nuremberg, creo que esa frase quedó demostrada que se había quedado obsoleta: los derechos no son activos, no son contables porque, de serlo, no tendrían valor alguno. Cuando me dicen que yo tengo el deber de respetar sus derechos yo les respondo siempre de la misma manera: todos tenemos el deber de respetar los privilegios que están para defender nuestros derechos.

En todas las religiones, y esto debería de saberlo Mises, hay un origen común: suele ser el de dos hermanos, o dos amigos, uno agricultor y otro nómada. El agricultor sabemos que es más evolucionado que el nómada. Pero ambos sacrifican su trabajo por su dios, y entonces el agricultor es reprendido frente al nómada. Al final el nómada es asesinado por el agricultor..., y en la versión bíblica el agricultor se convierte en el rey de toda la Tierra, porque él fue el que creó ese privilegio por primera vez.

Efectivamente: si aras la tierra lo que no quieres es que un salvaje te la destroce con su ganado porque no sea capaz de distinguir lo natural de lo artificial. El agricultor se adueña de la tierra y, por ello, si no es capaz de dar a entender al nómada cuáles son las reglas de su propiedad entonces sólo quedará el desentendimiento: la guerra. Y ese es el verdadero y único nacimiento de la guerra y de todas las civilizaciones de la Tierra.

Con la aparición de las propiedades surgieron los recursos más preciados, y el trabajo que recae sobre ellos. Para apaciguar los enfrentamientos se crearon los privilegios; el nacimiento del bronce es el ejemplo más palmario de ello: unos señores empezarían a crear clases sociales y, de esos estamentos, nacería la verdadera civilización y todas sus evoluciones. Es decir, los privilegios no forman parte de un derecho natural al ser humano: es un parche.

Lo hemos visto en el famoso sketch de los caballeros de la mesa cuadrada: cuando llega el rey Arturo por vez primera a unas tierras y divisa un castillo, entonces le comunica al que trabaja la tierra que ese castillo es suyo y que ahora ese siervo trabajará para él. Efectivamente, la exitencia de un privilegio conlleva también la asunción de tener en propiedad incluso lo que no es tuyo: el noble, como tal, se cree con derecho y de nacimiento de poseer unas tierras. Sin embargo el liberalismo español lo dejó bien claro: no hay tierra de nadie y todos somos libres e iguales.

Mises en su obra estuvo centrado en definir la propiedad de todas las formas posibles. Sin embargo en ocasiones decía joyas como que los consumidores sociales son los dueños de los que financian las empresas, o de que la dirección de la empresa se rige exclusivamente por la negociación que se tiene con el mercado. Obviamente, Mises nunca fue empresario - o buen empresario.

Igual que Marx se equivocó al centrar toda su atención en la fuerza del trabajo, Mises se la pegó de una manera aún más utópica y épica en cuanto centró su atención en la fuerza del mercado. A saber cuál es más tonto - y sí, al menos el marxismo sí podría levantarse con un modelo donde el proletariado creara su dictadura basada en el trabajo, en ningunear la propiedad..., pero el enfoque Mises de orientar un país en torno a la fuerza del mercado... Ay... Admito que no soy un buen pedagogo ¿Cómo se desarrolla el sentido común en una persona después de que haya invertido tanto en utopías?

Cuando una persona ha perdido tanto invirtiendo en ideas absurdas al final necesita mantenerse. En eso consiste la disonancia cognitiva, que es el origen del desentendimiento más profundo. Para lidiar con toda esa disonancia los romanos inventaron el pan con olivas y el circo. Así es cómo se sustancia la paz: mientras tengamos personas que nos enfríen los ánimos al menos no habrá tanta violencia. Y es legítimo, no sabemos por dónde nos habrán estado intoxicando con ideas absurdas. No sabemos cuánto habremos invertido durante años y años como para no saber echarnos para atrás.

Ya mencioné que, personalmente, me inclino a las cinco fuerzas de Porter: pues parece un modelo mucho más completo. Sin embargo, la apreciación de Marx no es baladí: la razón por la cual existe un mercado no es porque le sea natural al ser humano, sino porque "el burgués" ha creado esa falsa necesidad. Esa es la razón por la que deshecha el valor del mercado - no porque no exista, sino porque es superflua. Asímismo, el comunismo no es incompatible con la propiedad - lo que pasa es que las propiedades tienen un valor superfluo. Como superfluo es el dinero. Como superfluo es la especulación. Como superfluo es..., el mercado de la inversión bursátil. 

Si, por un momento, les arrebatáramos a los señores de la Bolsa las comodities, para que pudieran seguir jugando a su Monopoly pero con objetos que no nos sean necesarios al ser humano..., entonces ni a Marx, ni al resto de los comunistas, les habría importado. Y la guerra habría acabado ¿Propiedades? ¡Qué absurdo!

Decía Mises que una comunidad de bienes no puede funcionar compartiendo sus bienes de uso: y ahí constantemente se hacía un tremendo lío entre los bienes de producción, de consumo... Y luego entraba en peculiares contradicciones... Según parece si admiras una puesta de sol esta puesta de sol acaba siendo de tu propiedad, según Mises, y le puedes dar un uso compartido. La preocupación de incorporar la palabra "propiedad", como si la experiencia y la perspectiva tuviera que mezclarse con un posesivo es lo que a mí me parece preocupante. Quien escucha una música es porque se hace propietario de la misma, según Mises - si usáramos su fórmula las leyes se complicarían bastante con los derechos de autor.

Ni qué decir tiene que puede hablar de agua, como puede hablar de comida o ropa..., y no se para a pensar que son bienes que funcionan de manera demasiado diferente.

Entiendo el problema que puede haber con el estado: podría ser manejado por mala gente y, de ese miedo, puede emerger un tipo liberalismo. Sin embargo el liberalismo que emerge de las propiedades no lo hace por miedo a las intromisiones del estado más que a las propias pérdidas de la propiedad. Podemos hablar de un tipo de sujetos que se ubican en la derecha por el tipo de cobardía que tienen: cobardía que si estuviera justificada podríamos tildarla de prudente. Pero si somos capaces de constituir un marco donde el estado estuviera bajo el control del Pueblo entonces podría no estar justificado.

La paz en el mundo es fácil y factible: pero a las fuerzas más adineradas del planeta les resultaría demasiado antieconómico. Por otro lado, si se descubriera que el verdadero poder de muchos se fundamenta en fondos fiduciarios, sin una buena base económica..., al final tan pronto como tienen luego podrían dejar de tener. Las fórmulas las ponen ellos, y nosotros les seguimos el juego: es una estafa, pero da igual.


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