viernes, 22 de enero de 2021

Soñar que despiertas para decirte que era un sueño

La estética de los sueños es divertida: aparecen recuerdos obsoletos que exclusivamente cuando los soñamos ayudan a desestresar la cabecita.

Se pierden esos recuerdos que no necesitaremos pero, por otro lado, cuando los soñamos se entrelazan en una nueva necesidad, una nueva experiencia susceptible de ser olvidada.

Y soñé anoche que regentaba una tienda como la librería en la que trabajé por primera vez. Pero era en barrio que no recuerdo haber visitado nunca, un barrio de inmigrantes magrebíes. Quizá lo enlacé con otra tienda en la suelo ser cliente: una tienda que en otros tiempos era de manga y cosas frikis. De las más emblemáticas de Cartagena, si no la mayor.

Pero esos recuerdos están para perderse. Los lugares ya no significan lo que fueron. Lo que es renueva lo antiguo y necesita usarse para otras cosas. Ya sólo queda el sentimiento de volver a ese sitio. Pero no para hacer lo que antaño.

Y soñé que el magrebí de quien más me fiaba, debido a su situación de extrema pobreza, me traicionó robándome mi mochila de viaje. Aquella con la que visito mi tienda para organizar mi vida y mi trabajo.

Claro..., esa situación de estrés me llevó a que quisiera despertar de la agonía y entonces el sueño se transformó en el recuerdo de cuando en el hotel de Madrid me despertaba para ver mis cosas a un lado de mi cama, cuando entonces era un púber en su viaje de estudios. Soñar que despiertas para poder seguir durmiendo. Una falsa ilusión que te protege de tus ansiedades.

Es como tomarse una falsa pastilla roja o azul, despertar para ver una "matrix" que no existe; pero que te permitirá seguir durmiendo para creer que tienes algo bajo control.

Es a eso a lo que se le llama disidencia controlada, que no es sino un formato que tiene la disonancia cognitiva. Es la misma relajación, como cuando se adquiere la indefensión aprendida: en el mismo acto que nos relajamos aceptamos el engaño, negamos la lucha, reconocemos que cualquier esfuerzo es futil para seguir investigando, indagando, luchando... Mi sueño era una lucha por recuperar la mochila de viaje, pero aceptar que no iba a recuperarla era lo mismo que aceptar que en ese mundo no hay lugar para mi participación, mi empresa, mi misión-visión.

Es entonces cuando ese mundo se extingue, como todos los sueños y el resto de los recuerdos: no ha servido para lidiar el estrés; sólo lo ha aumentado. Y no bastaba tener un recuerdo que casara con la capacidad para lidiarlo, luego no había manera de extraer un final feliz porque en el fondo no confío en la humanidad.

La persona en quien más confiaba me traiciona porque el mundo es estructuralmente horrible tal como lo hemos aceptado. Nuestra moralidad es muy horrible; pero hemos aprendido a aceptarlo.

 

Aplicación diccionario extenso Ver 1.0

miércoles, 20 de enero de 2021

Ansiedad infantil

Es horrible tener esta clase de sensaciones: la idea de que tienes el poder de cambiar las cosas y, al mismo tiempo, el pleno conocimiento de que te es imposible adivinar qué se supone que debes hacer. Cuando matas al joven y todos sus sueños siempre te queda la percepción más infantil y su capacidad para evocar sus intenciones.

Poco importan los proyectos cuando no hay sociedad a la que pertenecer, el joven quería formar parte de colectivos, constituirlos..., pero el niño lo que quiere es terminar su proyecto de vida más individual. Al fin y al cabo no hay destino en los viajes, ni futuro con quien compartirlo cuando éste es un desconocido. El joven ha muerto, el nido se ha volatilizado, las ramas y otras pajas se difuminan y sólo queda encontrar el nicho en el que te tocará terminar tus días.

Pero incluso con esa disposición ahora tienes toda una experiencia, observas jóvenes dándose de hostias bien limpias mientras intentan hacerte daño. Algunos de esos jóvenes tienen más estudios que tú - en cierta manera, otros incluso son más viejos y han viajado más que tú. Pero mantienen un espíritu joven que les invita a crear proyectos de constitución de colectivos, de cambiar el mundo. Luego te miran y piensan que eres un perdedor. Ya morirá el joven que tienen en este mundo. Mientras tanto, yo les daré todo mi apoyo, evitando recordarles cuál es su verdadera posición - porque no lo entenderán. No saben que no saben, al menos muchos de ellos.

Es fácil plantearse la posición de ventaja en la que uno se encuentra: pero se genera una triste ansiedad infantil. Cada día que pasa es como si se acercara el día del juicio final y no veo la manera de justificar el pan que me tenga que llevar a la boca. Acabar mis días en la indigencia - ¡es tan agobiante!

Pero está ahí: tener la sensación de que puedo hacer realidad cualquier fórmula, o casi. Ser capaz de programar quizá cualquier cosa; al menos saber presupuestar tal proyecto para darle buena terminación. Y, desde el acceso que tengo, tener la sensación de que podría constituirme con el perfil profesional que quisiera. Sabiendo que cualquier y ningún perfil te ofrece todo o te garantiza absolutamente nada. 

La inseguridad jurídica que ofrece un estado que sólo es garantista con las redes clientelares de los políticos es algo que te congela los instintos patrióticos. Y es cuando entiendes a los que se van a Andorra. Aunque en mi caso no será porque gane mucho dinero, o algo de dinero... Sin ganar dinero entiendo a los que se marchan de España.

Pero cualquier país es garante de todo y de nada. Es la misma ansiedad. No cambia nada, sólo perder el tiempo y costearme movimientos.


lunes, 18 de enero de 2021

Aplicación de salto de caballo ver 1.0

Moralidad y ética

Me he visto enzarzado en otra discusión en las redes sociales sobre moralidad y ética. Discusión que nace muerta, porque no había ni por dónde iniciar debate alguno. Y me lo pregunto: ¿qué es lo que mueve al religioso que se cree en posesión absoluta del estandarte de la Verdad Suprema y de las costumbres necesarias para la correcta convivencia?

Y no lo parece: no parece que Gödel haya demostrado el teorema de la incompletitud, teorema que relega la existencia de Dios en donde Gustavo Bueno explicó perfectamente que se ubicaba. Esto es, en cuanto a la necesidad moral de él, se colocaría en el pasado, con todo lo muerto - siempre y cuando no lo combinemos con el presente, lo que existe; y ni mucho menos con nuestras aspiraciones de futuro, donde estorba.

Allá donde está Dios no cabe vida posible, y donde está el deseo de Dios no cabe más deseo que el suyo propio. Algo tan perfecto no cabe salvo con lo muerto.

Pero esto lo explicas esperando refutación y no la encontrarás. Es imposible. Bueno hacía tres distinciones ontológicas que yo simplifico en mi ignorancia en tres tiempos: pasado, presente y futuro; lo que fue, lo que existe y lo que se pretende. La verdad está perfectamente ubicada con los teoremas dentro del pasado, nuestras experiencias se ubican con todo lo susceptible de poder verse ya que existe y nuestras intenciones así como lo volitivo es irrefutable, como impalpable, en otra clase de escala.

Mezclar esos tres tipos de afirmaciones es lo que quiebra el lenguaje, la razón..., o cualquier clase de teoría mínimamente consecuente. 

Y es que ese era el tema que quería tratar: el ser consecuentes. Ser consecuentes es algo propio de quien se vale de la ética, pero no de los que se valen de una moralidad. La moralidad sólo es susceptible de ser replicada, copiada, pero no es consecuente - no es coherente. Podemos decir que alguien actúa bajo unos preceptos morales porque encaja o se correlaciona con comportamientos específicos. Sin embargo la estadística no es consecuente ni coherente. La coherencia es un problema de lógica, bien pudiera ser lógica circunstancial, de donde extraeríamos la lógica deóntica que podría modelar una analogía a cómo funciona la ética.

Nos vale los estudios de Kripke para entender cómo funciona la ética: primero tenemos un marco que estructura un conjunto de modelos. Y después el modelo es la capacidad que se tiene para razonar las ideas oportunas. En la medida de que el marco no sea lo suficientemente complejo es posible que los modelos no alcancen la suficiente relevancia para albergar todos los rasgos de inferencia necesarios para emitir razonamientos completos.

No hay ser humano cuya capacidad para razonar alcance hasta los últimos límites del raciocinio. Y esto es como decir no que no hay ser humano cuya capacidad para calcular sobrepase las espectativas de quien pregunte o que no hay ser humano al que cualquier pregunta de si una afirmación del álgebra es teorema no le haga dudar. Es decir, es trivialmente reconocible la limitación de cualquier criatura racional para inferir todos los comportamientos racionales que le sean relevantes.

Es por ello que la ética tiene un papel importante de cara a la coherencia, pero no tanto de la relevancia - pues necesita un criterio comparativo que le ayude a comprender que esos esquemas son suficientemente relevantes. Lo mismo pasa con la máquina de Turing, o la notación de Church, a la hora de establecer la completitud de la misma: y es la sencillez de sus lenguajes y la flexibilidad para transformarse los unos en los otros los que ofrecen el contraste necesario para dar fe de la validez de la tesis en cuestión.

Así, si decimos que la carta de los Derechos Humanos puede ser un marco ético suficientemente relevante antes necesitaremos otras civilizaciones que se valgan de otras cartas para poder comparar en su sencillez las coincidencias. O, por lo menos, que toda cultura que se arrogue en cuestionar tales derechos disponga del mismo consenso que validó a la anterior versión.

Es así como podríamos valernos de los marcos necesarios para cuestionarlos con la suficiente vehemencia como para que podamos ser consecuentes dentro de su ámbito sin miedo a no ofrecer resoluciones relevantes. 

Bertrand Russell nos propuso una solución al problema de la incompletitud de los sistemas lógicos, de la ética, del papel de la ciencia... La idea consistiría en valernos de un sistema de categorías. De esa manera ante una supuesta contradicción entre dos derechos fundamentales siempre se podría categorizar para entender que en realidad tales conceptos debían estudiarse con sus correspondientes matices.

Por ejemplo, si parece haber contradicción entre la presunción de inocencia y el deber del estado para vigilar que no haya discriminación en su país, sólo habría que categorizar que la presunción de inocencia se aplicaría exclusivamente en un juicio por lo penal acusado desde el estado y, por tanto, no podría alegar un jefe de estado su inocencia a la hora de actuar con falta de trasparencia porque, al menos en lo que se refiere a ese derecho, no sería aplicable.

Ese poder de categorización es algo que sólo funciona con la lógica, la ética..., pero no con la moralidad. Si leemos en la Biblia que tuvo mala suerte un padre porque tenía que matar a su hija para defender su honor ante sus vecinos ya que fue violada por su huesped, entendemos que hay una ley superior al hombre y a su familia que le obliga a asesinar a sus propios hijos en el mismo instante en el que uno de ellos sea violado. Pero claro, ¿bajo qué premisas? ¿Cuando quien fue violado era mujer? ¿Sólo porque el violador fue invitado a dormir una noche para que no muriera en el desierto? ¿Bajo qué premisas se entiende que está obligado el anfitrión a matar a su propio vástago? En ausencia de toda lógica no es posible encontrar manera alguna de dar con ser consecuente: la defensa de la moralidad sólo puede replicarse, pero nunca es consecuente.

Cuando defendemos la ética observamos principios que se vuelven universales, dentro de sus correspondientes categorías inefables. Es por ejemplo la idea de: ¿quién debe virar un inmigrante en un flotador o la flota de la marina de los EEUU en misión incompatible con hacerle un rescate? La ética está clara sobre quién debe virar, pero la moralidad nos dice que muy probablemente prevalezca la fachada y el absurdo. Como el chiste del gallego que pidió a la flota de los EEUU que virase porque ellos disponían de una embarcación de alta eslora y corrían el riesgo de no poder maniobrar ante un inminente cruce - la gracia de pensar que la flota no giraría por un pesquero, otra cosa es que fuera advertidos desde un faro.

Pero es demasiado obvio: un atleta que se mueve con flexibilidad y soltura tropieza con un tullido que ocupa como dos aceras con sus muletas ¿Acaso la ética prevee un debate sobre quién es responsable? No hay mayor absurdo. Y es que hay quien confunde la costumbre de ver a quien está más apalancado como si fuera más responsable de algo. Se confunde la ética con la envidia, que suele replicarse mucho con ideas morales bastante incivilizadas.

Es por ello que digo que es bastante habitual observar personas que no saben distinguir entre ética y moral. Creyendo que su ética lo abarca todo y que su moral es consecuente; cuando lo correcto es pensar que es justo lo contrario. Porque bien se puede valer nuestra ética de intentar usar como referente la moral para saber qué aspectos falta por pulir en nuestros esquemas lógicos. Y también debería de valerse la moral de esos performances que hacen los artistas para corroborar maneras diferentes de hacer sangrar a nuestros ojos sin que ello nos afecte a nuestros Principios.

Recuerdo a artistas sangrantes como las Pussy Riot, la líder llegó a hacer sexo con su novio en un museo ¿Hubo mensaje? Si es que sí entonces sirvió para desquebrajar los cimientos de una moralidad ortodoxa que le quiebra las patas al caballo de la ética con la que tenemos que convivir. Al fin y al cabo, ¿tan importante era mantener la honorabilidad de los padres de la líder de las Pussy Riot? ¿Debían matarla los ortodoxos por hacer esa clase de performance? 

Para eso sirve.


domingo, 17 de enero de 2021

El legislador no debería de ser digno

Voy a desahogarme hablando en términos futurísticos, como novelescos. Ya que no soy influencer puedo permitirme el lujo de romper moldes y tocar temas que no tocan.

Entiendo que un sistema basado en urnas requiera una serie de exigencias sobre los candidatos a ser elegidos. Sin embargo los representantes deberían de responder al perfil del Pueblo, no a iconos idealizados producto de la literatura caballeresca. La moralidad no es plato de buen gusto cuando hay que discutir de leyes, de aspectos fundamentales que van a marcar posibles hitos en lo que se refiere a ver las cosas desde un punto de vista diferente. Es decir, si queremos educar la cosmovisión de la ley en virtud de cómo ve las cosas el Pueblo no sería extraño que una prostituta, un delincuente, un putero, un negrero..., cualquiera de estos pudieran ser los más legítimos representantes del Pueblo.

Cuando hablamos de logotipos y otras marcas es normal que debamos considerar como presidente idóneo aquel que nos ofrezca unos mínimos de honestidad. Pero nuestros representantes deberían de ser un fiel reflejo de lo que somos nosotros, no un reflejo idealizado dentro de una sociedad burguesa cínica.

Y es que tener vocación de servicio puede ser tremendamente complicado cuando se tiene el poder suficiente como para que se te exija ser una persona digna. Ante el público debes montar un discurso ejemplar no de lo que defiendes, pues el voto no es directo, sino un discurso ejemplar de lo que es tu persona y, por encima de tu persona, de la clase de personas que defiende tu partido - porque, por supuesto, a lo largo de la legislatura quien más aparece en los medios es un ente jurídico fácil de recordar, como un trapo, una marca... Es más fácil bipolarizar, recordar que un logotipo estaba de acuerdo contigo, que te inspiraba seguridad. Y para pagar todo ese proceso continuo de aparición en los medios debes ser de un partido capaz de financiarte esos costes, esos viajes, esos sobres...

Todos los países sucumben al bipartidismo, independientemente de si en el proceso electoral la campaña la pagan o no los militantes. Y el bipartidismo se asocia a grupos de presión, grandes empresas y grandes intereses por encima de los intereses de las multitudes o de incluso la defensa de la ley.

Así que votar por una persona no es democracia.

No cuando la sociedad es demasiado enorme y compleja. Para la idea de país que tenemos, con la existencia de grandes empresas, votar por una persona implica necesariamente aceptar las reglas de alguna empresa - empresa que muy probablemente desconozcas cuál sea. Los intereses no aparecen en el programa electoral.

De hecho, la gente cuando vota, supuestamente, lo hace al más digno de todos - a quien aporta más confianza para ocupar el cargo. Ahora bien, ¿acaso no hay un conjunto de incongruencias estructurales que convierte a nuestra sociedad en idiota?


ENCUESTA PARA QUIEN DEFIENDA QUE ES UN BUEN VOTANTE ACTUAL

Voy a definir un BVA (Buen Votante Actual) aquel que cumple con los requisitos Fundamentales para ir a votar bien informado y con criterio, de manera que prefiere que en una urna se ponga el nombre de una persona a que se ponga cualquier otra cosa. Porque el criterio del BVA es suficiente como para saber escoger a quién dirigirá nuestros ejércitos, crisis sanitarias, el sistema económico nacional, etc...

1. Como BVA me conozco al presidente de mi asociación de vecinos, hasta el punto de asegurar si me inspira suficiente confianza o no como para que sea presidente.

2. Como BVA me leí el programa electoral del partido al que voté con el espíritu crítico necesario como para no volver a hacerlo en el mismo instante en el que perciba que me engañan.

3. Como BVA me leí el programa electoral de un partido al que no voté con el espíritu de pretender votarlo por si me inspira más confianza.

4. Como BVA sé y me he documentado bien de algún caso de corrupción del partido al que voté, considerando que el partido debe ser lo suficientemente grande como para que estadísticamente sea posible encontrar alguno.

5. Como BVA ninguna amistad me ha podido traicionar más allá de lo que sabía que sería capaz de hacerlo, porque soy una eminencia reconociendo la maldad al mirar el blanco de los ojos.

 

Si alguna de las preguntas anteriores se ha respondido que no, a mi juicio, no eres un BVA y, por tanto, tú, como yo, necesitamos un sistema de participación ciudadana que esté más acorde con la complejidad de nuestros tiempos.

Yo entiendo que cuando un abogado sale de la carrera con un cum laudem de media eso es porque, más allá de saber de leyes además debió ser capaz de sobrepasar el código deóntico y convertirse en un ser ejemplar para los de su carrera. Y tenemos dos Ms en España: M. Conde y Pablo M. Iglesias. Sin comentarios.

Los legisladores en mi modelo de participación se atienen a una pregunta que pudo haber sido denunciada en su ciudad, una vez puestas todas en conjunto se responden a modo de promesa electoral y se contabiliza de manera automática quién resta menos negativos en su distrito. De ahí saldría un edil con una unidad de voto para hacer líquido en un pleno municipal y, de ahí, a una cámara legislativa nacional. Pero una vez escogido el edil, es posible que un candidato no elegido de su distrito descubra que su compromiso electoral es contradictorio - por lo que iniciaría un juicio dispositivo que deberá costearse quien lo pierda. Por eso, se gane o se pierda tales juicios el juicio mediático no existe - pues lo único que hace que se escoja a unos o a otros es el cómputo de las ideas.

Y esos que redactarán las leyes a lo crudo no serán gente culta o refinada, ni tampoco tendrán que ser gente de una vida burguesa o reconocida. Sus leyes serán aceptadas tal cual las escriban, y luego los juristas las cocinarán a su modo a posteriori para entenderlas mejor.

Ahora bien, un poder que es incompatible con cargos o disposiciones es muy probable que sea un poder mal definido: no podemos depender de un sujeto único que sea protagonista de todas las decisiones que adopte la sociedad en su conjunto. Eso es como insinuar que existe el sujeto cuyas imperfecciones estarán en la antesala de las imperfecciones del conjunto - y eso es absurdo. Esos cargos están mal definidos.

Es como el general de los ejércitos que no deba responder cada cierto tiempo ante la cámara del Pueblo para rendir cuentas de cómo va la guerra. O incluso que no deba responder en esos periodos de tregua a los capitanes de armadas, responsables de esa porción de equipo de guerra y de sus hombres. Hasta en la guerra el líder último debe reconocer sus limitaciones y someterse a un protocolo que lo contradiga tanto por parte del Pueblo como por parte de sus inferiores en la cadena de mando.

Pero no creo que viva una democracia así, tan eficiente y tan adecuada.



Tierra: Día 19/07/24 punto de inflexión

Ayer se produjo el punto de inflexión a escala mundial. Dependiendo de lo que hagan y no hagan los gobiernos tras lo sucedido ayer las dos c...

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