viernes, 27 de mayo de 2022

La potencial actividad de un sujeto

En ese portal intermitente parece que he vuelto a ser invitado..., y me he puesto a mirar ofertas de empleo. Debí figurarme que yo ya estoy fuera de antemano: me aseguran una empleabilidad del 100%, pero cuando me pongo a ojear las ofertas las exigencias alcanzan unos niveles de certificación impensables. Van a tener una especial ventaja quienes jueguen a fingir que saben más de lo que saben; sobretodo si quienes van a evaluarles no son especialistas en el área. Así que me quedo fuera; yo debía ser algo así como el "sparring", o como se escriba.

No me gusta cuando alardean de que tienen 150 vacantes que asumen que no podrán cubrir, y no exponen que las 150 vacantes es a la búsqueda de unicornios. Lo exponen como si los trabajadores no quisieran trabajar, y así entran en un fingimiento continuo para hacer propaganda de sus cursos. Como si tales cursos fueran lo único que se necesita para trabajar - cuando en realidad el currículo no tiene tanta repercusión para convertirse en unicornio...

Y todo esto me lleva a que no me ayudarán a escapar de mi infierno, que no me pueden ofrecer el paraíso... He estado tocando en las ofertas, y los porcentajes no eran de un 100%, eran muy inferiores - bien podrían haberme adelantado que mi empleabilidad sería inferior al 10% como media... Entonces ya podríamos entendernos sobre qué debo esperar.

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Por cada oferta en la que cliqueo vuelve a suceder..., otra negativa. Luego se preguntarán de dónde viene esa exclusividad que tienen que los que sí están dentro del mundo laboral. Cualquiera, con el tiempo, se especializa en alguna cosa - sobretodo sabiendo que el nivel técnico que se suele exigir es muy básico. Inventan nuevos términos, nuevas tecnologías, nuevos lenguajes..., pero siempre es lo mismo. Lo único es que aquello que se hacía de una manera ahora se hace de otra, sigues la receta de instrucciones poco a poco y repites los resultados. Es un proceso repetitivo y continuo, el que lo hace lo consigue, es productivo..., pero también se da cuenta, debido a la propia filosofía Jidoka de Toyota, que ahí algo falla: la postmodernidad está contratando personas para que hagan de máquinas, cuando en realidad - como ya descubrieron en Japón - son las personas las que tienen que arrinconar el trabajo repetitivo para que sea éste el que lo hagan las máquinas. Sin ir más lejos, todo lo que menciono son los objetivos del GPT3; técnicamente está superado: el perfil unicornio de las empresas por el que tanto pujan es una máquina con inteligencia artificial que sale muy barata cuando contratas sus servicios mediante la red.

Es un enorme absurdo todo esto.

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Ayer vi una película coreana sobre la invasión de Japón..., su título creo que era "el imperio de las sombras". La trama era enreversadamente compleja, o yo tenía demasiado cansancio y me estaba fijando en otras cosas. En cualquier caso, no aguanté ni la mitad del cansancio. Pero me sirvió para teorizar sobre la peligrosidad de un sujeto, el sujeto a partir del cual parecía girar toda la trama y que se había matado en el primer acto.

Ya sea un héroe o un villano una esfera aumenta su peligrosidad (su potencial actividad) en virtud de cuatro factores: tiene un arma, está dispuesto a matar, está dispuesto a morir y no se le puede matar.

Cada uno de esos cuatro factores se pueden potenciar: cuando se tiene un arma, cuanto más daño ejerza más peligroso será, también importa si la tiene oculta, si tiene mucho rango, si puede elegir a víctimas inocentes, si es fácil de usar o si conoce técnicas de lucha que lo convierten a él en un arma... De la misma manera, el estar dispuesto a matar tiene diversos grados, empezando conque sea un genocida, un psicópata, un sociópata..., alguna clase de sádico, o un mafioso que saque beneficios de las muertes. Los grados de estar dispuesto a morir puede ser incorporando la causa ideológica que hay detrás, si es tolerante a la tortura, si su muerte será martirizada... Y a la hora de decir que no se le puede matar puede considerarse no solo la invulnerabilidad mágica, sino también los motivos políticos, el que sea imprescindible para salvar inocentes, que tenga un conocimiento útil, etc...

La potencial actividad de una esfera es lo que la va a distinguir de su papel de víctima, o papel pasivo, dentro de la historia. En mi teoría de los 8 pronombres el primer pronombre, si es activo, es el héroe - si es pasivo, una víctima. De la misma manera, el segundo pronombre si es activo es el villano, y si es pasivo es una necesidad o ausencia de algo. Así, una historia se construye a partir de determinar la actividad de cada pronombre o esfera.

Los sujetos que aparecen en una historia configuran el subgénero de la misma para darle mayor descripción a los personajes que la protagonizan. Esa descripción inherente funcionará mejor cuanto mayor sea la potencial actividad o la fuerza del daño pasivo que ejerza en la historia.

Para entender la potencial actividad solo tenemos que acudir a Marx y a su dialéctica: ¿qué es el proletariado? Nótese que son personas que tienen la fuerza del trabajo, si dejaran de trabajar sería un arma muy poderosa. Además, decidir ir a la huelga sería factible tan pronto como estén dispuestos a revolucionar; lo cual podría ser su muerte como trabajadores, sería como asumir el que les despidan. Sin embargo no se puede prescindir de los trabajadores en una empresa si todos se consolidan como una clase. Por eso, para Marx, la clase trabajadora como tal tenía la sartén por el mango. Negar esta evidencia sería como negar que la clase trabajadora trabaja como una clase única... Y claro, yo puedo suscribir esta apreciación, pero no por ello creer que todo se resuelve con partidos políticos o sindicatos que represente a cada clase. Más que nada porque la representación es imposible: el representante siempre apunta a los intereses de una minoría dentro de sus representados aunque no sea corrupto. Y no estoy siendo pesimista, estoy describiendo un hecho constatable matemáticamente.

Así es por ello que rescato la idea de Marx y la pulo a mi manera: hay una clase diversificada de gente que son los que reciben sus recompensas con depresión y ven con ansiedad su futuro; eso es porque el Estado no les da amparo. Pero tampoco puede deshacerse de ellos, ni los puede hacer callar; son peligrosos porque ven las cosas como son, y su palabra es impactantemente cierta. El daño que ejercen lo hacen a través de la honestidad, y quiebran los círculos de los acorbatados. Esta gente que se siente fuera del amparo del sistema pueden ser ricos o pobres, poderosos o inadaptados... Muchos serán inmigrantes, huérfanos, delincuentes..., nadie espera nada de su honestidad, y leen sus palabras con un cinismo perverso.

Por eso, los que quieren seguir viviendo en el estado postmoderno vuelven a olvidar la dialéctica del desamparado. Es cansina, cruel..., hace daño. Y esas heridas no pueden conformar un sistema cuando lo comparamos con la estructura corporativista... Si no fuera por una cosa: el corporativismo sucumbe a la idiocracia. Y, poco a poco, esos postmodernos robotizados, personas que en realidad repiten las recetas que les han dictado y que no tienen ni idea de cómo se constituye el código deóntico dentro de su entorno laboral, están destinados a ser reemplazados en el mejor de los casos por el Gran Basilisco. Una criatura producto de mi mente enfermiza con poder suficiente como para entender toda la falsedad postmoderna y reproducirla para conformar la matriz que engañe a nuestros instintos más humanos.

El caso es que estaba preparándome el guión para una película..., de tipo terror cósmico, que estuviera a la altura de los relatos de Lovecraft. No sé si lo haré... Al fin y al cabo, ¿para qué? No creo que eso me ayude a mejorar mi potencial actividad.


jueves, 26 de mayo de 2022

La farsa de los "qualificados"

No es lo mismo estar coalificado que estar qualificado, más que nada porque lo segundo es un cultismo; hace referencia a los qualia. Sin embargo esto no va a ser una crítica a los qualia, igual que no se trata en ocasiones de criticar la cuantificación de Planck, sino más bien valerse de sus postulados para avanzar la física mediante sus matices.

Hace unos días, después de que se me cerrara el portar universitario para habilitarme una puerta al trabajo, volví a recibir una invitación. Siempre igual, relación intermitente. Y, como no me fiaba mucho, simplemente me apunté la fecha en la que harían las conferencias - a ver qué pasaba.

Lo que pasó es que tuve la reafirmación de qué es lo que está pasando en el mundo de las grandes tecnológicas - y tengo ya una perfecta percepción de quiénes son los que sobran allí, y porqué DA ASCO trabajar allí.

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De hecho, los captadores lo tienen fácil: solo tienen que ir donde yo nunca voy. Si hay algo que realmente desprecio son los alfas; y no me refiero a los que van de alfas para divertirse, porque eso mismo lo suelo practicar yo para hacer unas risas - lo mismo que el humor negro y cosas por el estilo. El problema son la chusma que se cree esos juegos. O, por lo menos, que si hay gente tan poco asertiva que sea consciente de que el problema lo tienen ellos - que se disculpen y a otra cosa.

Se puede ver en esos chulitos de discoteca - y hablo en estos términos porque soy un boomer, pero hoy día según tengo entendido hay más chulitas de discoteca que chulitos. Esa gente gusta de vestir como gilipoyas, como si fueran estrellas de cine, en ocasiones se quedan con el culo al aire - y les molesta, pero prefieren creer que no pasa nada. Grandes artistas suelen fingir ser esos "alfas" haciendo esos opps en la alfombra roja, para ver si la gente es consciente de que viven una mentira; que atraen a los voyeurs, que les gusta tener el control..., como si fueran a descubrir algo. Pero esos alfas existen.

Es el modelo que tanto necesitan las grandes empresas tecnológicas - el perfil de programador, un perfil técnico es lo de menos. Y eso es cierto porque de todas formas la formación por el dólar entra. 

Por supuesto, para cuando encuentren a ese perfil habrán rellenado sus puñeteras plazas, y habrán cumplido exactamente igual que si hubieran dedicado horas y horas de análisis de datos filtrados por los que sobran ¿Y quiénes son los que sobran? Pues justo los que te traen a esos gallitos (y gallitas, o como se diga) de discoteca para tener que trabajar en esas condiciones. 

Cuando sales de fiesta y ves cómo los hay que te comen la cabeza, que te tratan como si te hicieran un favor, que esperan de ti un trato de respeto honorífico, que gustan de crear una "cola" para llevarte de un lado a otro sin quedarse en un sitio fijo para bailar o lo que sea, que te pueden dejar tirado después de comerte el tarro con salir de fiesta para nada..., esa gente que es todo superficial, y estupidez. Así son como trabajan, pisando el trabajo de los demás, atribuyéndoselo, machacando continuamente, creando situaciones de continua manipulación..., y nada de eso a modo de broma, más bien maquinando, haciendo daño. Ése es el entorno de trabajo que quieren para las grandes compañías - así fue como lo explicó Andrew Schulman en Windows 95 al descubierto. La modernidad ha dejado de funcionar y ahora lo que tenemos es la postmodernidad, con gente de letras haciendo el trabajo de gente de ciencias.

Y ojo, no digo que alguien que estudiara letras no pueda aprender ciencias, digo que un trabajo de ciencias debe ser abordado con ciencias - nunca con letras.

Y es fácil de entender esta disertación: a mí ya han sido varios jueces los que me han pedido que hiciera de perito judicial para acelerar sus fallos. Yo, encantado, me he prestado y he dado mi ayuda ¿Habría tenido sentido que para mantener una conversación entre dos informáticos uno de ellos fuera un psicólogo? El juez selecciona a dos informáticos, ya sea de carrera o de profesión, pero los que discuten tienen que ser informáticos ¿Y si resulta que uno de los dos es un mentiroso? ¿quién lo va a pillar? Mi respuesta es clara: si miente será porque los términos informáticos que use serán falsos. Las sudoraciones o aspectos varios que pueda emerger de una mentira aún podrían mezclarse con el nerviosismo, es mucho más complejo si se enfoca de esa manera: se pilla antes a un mentiroso que a un cojo porque se pilla antes la mentira que la cojera.

Cuando un entrenador de fútbol contrata a un ojeador, o cuando un presidente pregunta a un ojeador, ¿qué perfil tiene el ojeador? ¿Es un psicólogo o es un experto en fútbol? La pregunta es estúpida porque igual que un juez no se lo plantea tampoco se lo plantea ningún equipo de fútbol.

Por eso ayer, cuando asistí a las dos únicas conferencias a las que me invitarán jamás en la vida (y que evidentemente se arrepintieron de haberlo hecho), observé el clásico discurso de autoayuda que no sirve de nada. Volvían al currículo, a las técnicas de venta de tu propia imagen..., si es así como hacen la selección de personal estamos apañados.

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Tenía muchas cosas por decir, pero se me olvidó que no había abierto del todo la tienda. Y ahora ya habré perdido el hilo.

El asunto va en que todos los problemas que habré tenido con Microsoft es debido a que un técnico ha usado mi computadora como si fuera su puta personal. Aquellos que tienen esa clase de idea sin el más mínimo código deóntico tecnológico debería de ser despedido. Citaría de nuevo a Schulman, pero nada, aquí prevalece el conflicto postmoderno y la creencia del señor Gates de que está autorizado a usar los ordenadores ajenos. Como si esa clase de imagen no pudiera traerle conflictos.

Un informático en esa clase de empresas, si tiene un corazón ético, entonces se sentirá mal. Se irá quemando. Por otro lado, si tiene la idea de que tiene derecho a entrar en la cocina del usuario y tocarle las narices, lo normal es que ese mismo comportamiento lo lleve a cabo en la propia empresa. Por lo que el entorno de trabajo en esos sitios debe ser asqueroso.

Un ejemplo clarísimo es cómo evolucionó Windows XP a Windows 10, por poner un ejemplo pornográfico. Las evidencias saltan a la vista: el Windows XP no era tan invasivo y, lo que es peor, de vez en cuando aparece en Youtube un influencer que recomienda cómo inactivar el 90% de las aplicaciones hechas por psico-informáticos para "mejorar la experiencia del usuario". Vosotros lo sabéis, nosotros lo sabemos, todos lo saben... Eso es una mierda que le cuesta dinero a Microsoft, y además de lo que cuesta hacerlo ofrece una información de mierda que destruye JUSTAMENTE la buena experiencia con el producto. Cualquier intención de incorporarle a un equipo algo de la marca Microsoft va a dar pánico: exactamente igual que pasó con Apple.

Dan asco.

Pero aprovechan el tirón inercial de que han creado una tecnología moderna. En el carácter postmoderno es en donde destruyen su propio futuro. En la medida en la que las empresas tecnológicas mantienen su estatus corporativo acabará por afectar al producto en sí. Es decir, quienes tejen en la empresa de Zara no tienen que "vender" los vestidos: ¿acaso no es evidente y completamente absurdo el planteárselo? Los trabajadores estrella destruyen el producto.

Tenía varias experiencias que contar..., pero creo que voy a saltar a la solución directamente.

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En estos momentos UNIR me ha vuelto a cancelar el usuario sin avisos ni explicaciones. Tendré que volver a esperar una invitación, pero sospecho que esto será ya para siempre. Ser educado y honesto es insuficiente: si quieres trabajar tienes que prostituirte. Quienes gustan de hacerlo acabarán por convertirse en esos gallitos que tanto gustan tener.

Para eliminar al trabajador estrella solo hay que crear ferias o plataformas donde tras conseguir superar el curso se te asegure que hay un ojeador que te dará trabajo. Bien se pueden ofrecer recompensas por resolver trabajos en prácticas puntuales - siempre de manera objetiva. Esto que comento ya fue recogido en Mana Alquemia, un juego JRPG donde se observa la idea de conseguir objetivos, retos, un calendario y horarios autónomos...

Ese tipo de "juegos" son centros de formación profesional que habilitan la comunicación del trabajador con la empresa. El usuario recibe una formación gratuita, mientras resuelve problemas abiertos en las empresas - para lo cual pueden ser en parte compensados. Algo parecido a esa red social he llegado a encontrar, ¡pero cuidado! No se debe volver a cometer los errores que ya conocemos de años anteriores.

Estas cosas hay que cuidarlas al detalle o solo se tendrá exactamente lo mismo, con sus putos psicólogos y gallitos de discoteca, pero más caro. Cuando me fui de la universidad gratuita donde me enseñaron Deep Learning fue tras acusar a una profesora de hacer un examen cuyo perfil profesional no encajaba con lo que enseñaba: parecía que teníamos que vender los productos, en vez de desarrollarlos. Obviamente los psicólogos que estaban por allí pululando consideraron que el que estorbaba era yo. No habrían pasado un tercer grado. No volví a pisar ese portal - y creo que fui cancelado.

Las grandes compañías, como IBM, ya crearon esos entornos. Pero el intento sale mal porque siempre hay un puto psicólogo que contamine el sistema: sus patentes dicen que un sujeto como yo no es creativo y, al mismo tiempo, soy el tipo más creativo que conozco. No tiene sentido ¿Es cierto que soy demasiado crispador? Los psicólogos recomiendan instalar una máquina que distribuye cacahuetes para motivar a los trabajadores. Yo digo: lo que motivaría a los trabajadores es que se despida al gilipoyas que sugirió tremenda estupidez. Si realmente no están motivados debe ser por la propia estructura postmoderna que se ha instalado en la empresa: es algo inherente. No una máquina expendedora. Y esto es algo que se enseña en la facultad de psicología (factores explícitos e inherentes). Ya digo: no pasan un tercer grado, ni en su propio campo.

...

Ya no sé lo que decía, creo que he dado el consejo y he advertido qué es lo que no funciona y quiénes son los que sobran... ¡Ah! Luego está, ¿qué tendría que hacer un psicólogo para que confíe en él en estos campos? No hay que olvidar que sí creo que la tecnología debe estar al alcance de todas las disciplinas, y que lo natural en RRHH es que se ponga a un experto en la materia que se trata (si es una empresa de tecnología, el experto en código deóntico tecnológico será un tecnólogo - ese código no te lo enseñan en la facultad de psicología). Pero aún es posible que el experto en RRHH de un equipo de periodistas no sea un periodista..., que sea un psicólogo (por las razones que fueran). Entonces, ¿qué debe cumplir sus conocimientos?

Debería de centrar sus preguntas en torno a lo que pone el currículo y a recomendar no venderse como producto sino exponer la cosa en sí lo más terminado posible.

1. Preguntas en torno a lo que pone el currículo.

Si dice que sabe chino preguntarle algo de chino, ¿por qué estudió chino, etc?

2. No vender al trabajador

La razón por la cual no he conseguido trabajo hasta ahora es porque me he centrado en el currículo. Y el currículo no sirve para encontrar trabajo. Por eso, cuando aconsejan centrarse en el currículo están desviando el problema. La entrevista debería centrarse en los productos que se hacen, por lo que debería de decirle a los candidatos que se preparen un producto.

El primer punto es para evaluar la honestidad del currículo, y el segundo su utilidad. Se me antoja todo demasiado simple, razón por la cual es evidente que las grandes empresas acabarán en crisis debido a esta macroestructura que han provocado. Nótese todas las redes sociales: todas sin excepción son criticadas porque quien está al mando (el CEO o administrador) es un sujeto sin código deóntico.

Será cuestión de tiempo antes de que una sola empresa rompa los esquemas de manera profesional y provoque una crisis de valores descomunal.


 



miércoles, 25 de mayo de 2022

Los negacionistas de un referente en semiótica

Este tema es de vital importancia para mí y para mis estudios, porque corresponde con la tercera fase - las coordenadas. Por alguna razón hay autores, el que se me viene mejor a la cabeza es Umberto Eco, que consideran que se queda fuera del ámbito de la semiótica plantearse la idea de que el significado se monta a partir de que el símbolo referencia a un referente, a algo objetivo. Como decir que para lenguajes científicos como la física, o la medicina, podrían tener todo el sentido del mundo - pero que precisamente por incorporarle a la semiótica ese término eso le dificulta el ser científico. Por eso Eco recomienda usar la idea de interpretante.

Leyendo con atención su idea de interpretante es cierto que encaja, más en concreto, con muchas de las funciones que le atribuye Davidson a los eventos. Aunque Davidson sí se centra en la lógica, y Eco pretende evadirse de ella.

En el juego del ámbito es en donde coincido con él, tenemos un serio problema con el referente: ¿realmente necesitamos que exista el objeto de la cosa en sí? Para Eco el significado recoge un conjunto de convenciones culturales y, por tanto, el interpretante es la base del sentido que adquieren esos constructos. Tiene una buena base, porque funciona tal como lo describe como si fuera el sistema que activa algunas de las cadenas de ADN, en el sentido de que tan pronto como hay unos símbolos fijados en las partes que los seleccionan está la subjetividad cultural.

El principal inconveniento que le veo a ese enfoque, de una solidez increible, es que no permite avanzar la ingeniería en esa dirección: ese lenguaje no está enfocado hacia un prototipo, sino que más bien es un totum revolutum. Él mismo lo comenta: quiere convertir el triángulo símbolo-referencia-referente en una especie de poliedro escandalosamente complejo. Y eso es, por definición, inaceptable: cuando se complican las cosas luego no se puede decir que se está fomentando el lenguaje técnico.

Sin embargo, más allá de las dificultades de adoptar esa postura que, en parte, tengo asumida, veo que por lo menos la obsesión que tenían algunos lógicos que repetir demostraciones porque en ocasiones no hablaban de la referencia, sino del referente - y entonces se montan historietas absurdas... Es decir, ese discurso que aplicaba Eco contra Fregue para apartarlo de la semiótica es exactamente lo que yo le habría dicho a Fregue para que lo apartara de la lógica. El referente no tiene sentido en la lógica, como en la matemática constructivista. Pero en todos los lenguajes formales el referente existe, justamente, porque éstos necesitan establecer un vínculo semiótico. Así que, por un lado, comparto las reflexiones de Eco - pero no desde un punto de vista del ámbito de la semiótica, sino desde el ámbito de la lógica.

Y aquí los razonamientos que usa Eco sobre porqué un unicornio a la semiótica le parece irrelevante el hecho de que no exista, a mí me parece que el lenguaje cultural necesita como "interpretante" aquellos conjuntos que demuestren su utilidad eficiente dentro de la relevancia que supongan sus referencias a la hora de vincularse con referentes. En este sentido coincidiré con Kristeva, para ponerme en contradicción con Eco: el referente es de vital importancia para asumir cuándo un significado ha sido correcto y eficiente.

Yo entiendo que Eco ha querido convertir sus estudios de semiótica en una especie de formalismo; pero si es así, ¿entonces cuándo piensa darle sentido dentro de nuestra cabeza? ¿Es cierto que el lenguaje son como pájaros que revolotean sin ninguna dirección específica? ¿Como si se estuvieran reproduciendo los interpretantes en cualquier clase de sentido?

Los mecanismos que usan nuestro cuerpo para activar o desactivar nuestro ADN en cada célula tiene que ver con las enfermedades, invasiones, etc..., Cada célula aprovecha lo que tiene para sacarle el máximo provecho a su semilla y así lanzar las directivas oportunas sobre las proteínas. Si nos damos cuenta, el ADN bien podría ser el código y ese peri-ADN los interpretantes; pero las energías que gasta la célula, por haber elegido unos interpretantes u otros, tiene que ver con la adecuación de esa elección con una idea de referente: la política más adecuada que debe cumplir la célula para resolverse de la manera más eficiente. Y eso no es cultural, porque trasciende al interpretante - al individuo. La mejor política de gobierno jamás será defendida por un único individuo, eso es infantil - incluso especulo con un posible formalismo matemático que demuestre su imposibilidad.

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Un tipo envía una foto follándose a un pomelo, mientras que al fondo se ve un OVNI. Entonces envía su historia a dos programas de misterio: uno de humor de escépticos y otro serio lleno de ufólogos. La cosa es simple, el que se use el símbolo del hombre como referencia para darle credibilidad al objeto volador de que es un OVNI y no otra cosa obedece a dos posibles interpretantes: el escéptico le da una credibilidad descomunal, mientras que el ufólogo preferiría no mencionarlo si éste es un paraufólogo. Ahora bien, si el ufólogo es más objetivo también le daría relevancia a ese dato - con el problema añadido de que en un programa de televisión no podría salir, por una cuestión de imagen.

Lo curioso del tema es que lo mencionado está basado en la realidad, pues se trata de un "misterio cotidiano"; no es un ejercicio mental que me haya obligado a hacer para refutar a Eco: y es que vemos que la existencia de un referente para que otra referencia adquiera un significado u otro es importante. Y es importante para el trabajo semiótico que describe la propia foto. Lo que es lioso es el trabajo con los interpretantes, la subjetividad cultural provoca una pérdida de información si se centra el estudio en éstos. Hay interpretantes, yo los llamo eventos, pero dependen del significante cuando el lenguaje en el que se trabaja no es constructivista.

Es decir, de la foto debe emerger juicios sintéticos, tales formalismos son producidos a partir de valoraciones culturales que tendrán valor en la medida que realmente sean relevantes. Sin embargo, si la foto fuera un claro montaje, un mero constructo, entonces no tendría sentido hacer juicios sintéticos - se procedería a valorar la correcta combinación como si fuera un proceso de codificación analítico.

Y es que yo le diría a Fregue, si sabes que la foto es un montaje, ¿a santo de qué te interesa saber el referente de cada símbolo colocado en la foto? No ganará credibilidad, ni es interesante para tu estudio sobre la lógica. Porque la lógica se vale de una inferencia formal de información, no se centra en el origen de la credibilidad de la misma. Esto último se suele vincular con la regresión, que para que sea un concepto técnico suele incorporársele muchas restricciones.

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Una vez aclarados estos términos me ha dado por recordar esta mañana cómo en ocasiones a los estafadores les gusta tener todo bien atado. Ayer mismo terminé de simplificar una de mis teorías sobre cómo conseguir la satisfacción booleana y salvar algunas singularidades improbables que no afectan al conjunto de resultados, tras esa simplificación los teoremas puede que adquieran demostraciones más complicadas y, al mismo tiempo, serán más reafirmaciones sobre lo mismo. Una y otra vez vuelvo a tocar ambos temas: lo formal y lo constructivo, cómo existe un principio de complementariedad entre ambos modelos, y este principio se sigue sin comprender. O, peor, no es que no se comprenda, es que fingen no comprenderlo.

Cuando más cerca estuve de hacer oficiales mis resultados rehusé a mantener una relación personal con mi par, y eso fue lo que provocó que me lanzara falsas promesas y se pusiera a mentirme conque activaría el proceso académico, las pruebas, etc. La razón por la cual quería mantener una conversación personal era para activar el proceso de "estafa": es bien sabido que los señores que salen en los periódicos no son los verdaderos autores de sus inventos. Pero lo peor de todo es que no es ninguna estafa, es lo que a muchos les gustaría creer - es peor.

Cuando una persona, como yo, no tiene capacidad para vivir lo único que puede hacer es vender sus inventos. Pero el principal problema es que no hay compradores de inventos, porque en esto es en lo que consiste la mentira del sistema postmoderno. En la modernidad aún había una intención de meritocracia, en la postmodernidad se ha fijado el corporativismo. Y este corporativismo no se mueve bajo estafas, más bien sus integrantes gustan de creer que estafan porque tienen falsas conversaciones con sus estafados.

Algo así me pasó con un amigo al que no veía en mucho tiempo, y que como tal no era tan amigo. Me dijo que le interesaba que yo le hablara de mi libro, que fuéramos a un café, se puso a hablar muy bien de mi libro, incluso dijo que le interesaba comprármelo y que, por ello, me interesaba a mí tomar algo mientras lo discutíamos... Le seguí el juego, y luego no solo me dijo que no tenía interés en comprarme mi libro, sino que además él suponía que yo le estaba invitando a cenar. Obviamente yo no fui estafado, pero se lo dije al barman en aquel momento: "obviamente el barman no tiene culpa de lo que está pasando aquí". Por eso pagué la cena. El muy imbécil se creyó que me había estafado, o que podría haberlo hecho, que es meritorio el hacerlo..., etc. En realidad, simplemente, me había traicionado, mentido..., pero no fue nunca una celada, una trampa, un embaucamiento. Desconozco el término jurídico, porque en Derecho sí importa el referente - y se etiqueta en base a un formalismo cultural. Pero en lo referente a la meritocracia, a la inteligencia, al constructo, lo que hizo no fue estafa porque no hubo embaucamiento. El acto en sí no importa en el lenguaje lógico, sino cómo se combinan los símbolos ingenierilmente.

Así que me tocó un imbécil que tenía que hacerme de par, le dije que quería darle un carácter profesional a todo esto..., y como no podía verse a sí mismo embaucándome entonces no tuvo el control necesario para poder decirme en un momento dado que el invento públicamente sería de otro. Él forma parte del crimen organizado que estructura el sistema académico contra los verdaderos autores para EXTORSIONARLOS y así hacer que la maquinaria postmoderna siga funcionando.

Los autores saben que trabajan bajo un régimen de explotación, pero los que fiscalizan (los medios, la Fiscalía, etc...), no lo denuncian. Y no lo denuncian porque son medios serios: tienen una visión parasocial de cómo funciona el sistema dentro de su RELIGIOSIDAD. El estado postmoderno es una forma de religión donde los ritos buscan perpetuar la mentira.

Tan pronto como se exponen las cosas tal como son, debido a su complejidad, solo los humoristas son capaces de mostrarlas. Pero si no se hace el ejercicio masivo de transformar el valor de lo que se consume, si no se hace el ejercicio de castigar al medio que perpetúe la mentira, entonces todo seguirá igual. Si la Fiscalía no persigue el crimen organizado que se produce en todas las universidades, entonces todas las universidades seguirán cometiendo el mismo crimen organizado que les aporta tanto dinero.


Es todo de una simpleza abrumadora.



lunes, 23 de mayo de 2022

Teoría de los 12 ciudadanos

Hay muchos conservadores que odian la palabra "ciudadano". Por mi parte creo que debo adoptarlo como algo positivo, no como una manera de aludir a distopías que critiquen la planificación de la sociedad. Creo que podemos asumir las críticas sin sucumbir al desasosiego de creer que siempre acabará en desaste ¿A santo de qué se estudia economía o dirección de empresas si no es para planificar los recursos? La filosofía de tales planificaciones es exactamente lo que es la política de su gobierno, algo que puede quedar patente y por escrito. Y cuidado con los que intentan convertir tal filosofía en un concepto en negativo, como si fuera una filosofía mundana, en realidad la política se debe estudiar como una teoría económica cuando se habla de su poder ejecutivo.

Dicho esto, en lo que sí voy a centrarme es en recordar la existencia de una paradoja que hace imposible encontrar un representante entre los ciudadanos: una persona que piense como la mayoría. De hecho, para cada representante que escojamos siempre representará a una minoría tan aislada que muy probablemente no llegue ni al 10% del total de ciudadanos. Y esto hay que considerarlo desde el punto de vista de que las elecciones sean perfectas, sin corrupción, etc..., tal como las entendemos hoy día (con urnas físicas o electrónicas).

Un ciudadano es una persona que se compromete dentro del colectivo civilizado. Es menos que un militar, pues el compromiso de éste es el dar su vida a cambio de un sueldo, pero es más que el de un mero salvaje o un individuo cualquiera. El ciudadano ha sido definido siempre como un sujeto activo dentro de su ciudad; por lo que debe ser una persona que conoce sus deberes de convivencia solidarios al resto de la ciudadanía.

Cuando un niño aún no es consciente de sus obligaciones no podemos decir que se forme como ciudadano; y es normal. De la misma manera tampoco tendrá sentido esperar reinsertarlo en la sociedad como habría que hacerlo con un adulto por haber tenido el mismo comportamiento sociopático. El niño percibe la ciudadanía como un proceso personal que debe madurar.

Así que los 12 ciudadanos podría ser un perfil parecido al perfil profesional; es un perfil de personalidad donde no hay respuesta correcta ni respuesta errónea, pero una ciudad no puede formarse sin la existencia de los 12 ciudadanos. O, dicho de otra manera, si una ciudad está a medias y es imposible conformar una civilización, entonces los psicópatas se encargarán de infundir los miedos necesarios como para que toda la localidad tenga motivos para ser civilizada.

Sin los disturbios en los momentos de caos no se puede valorar la función de la policía; pero creer que lo que hace falta es gente con porras es el error - lo que falta es la personalidad de quien frene el disturbio, la porra o las armas solo son herramientas. Los medios de los que dispone cada ciudadano no es lo que evita que sucumbamos al salvajismo. Lo mismo ocurre en una central nuclear: muchos creerán que son los gadgets lo que hace que se mantenga la seguridad, cuando en realidad lo que importa son los protocolos. Contra accidentes, protocolos; contra salvajes, ciudadanos.

Empecemos por distinguir los tres grandes grupos: Militar, Fiscal y Trabajador. Hay que pensar que es posible formar parte de la población activa siendo Militar o Fiscal, pero hay que llamar a cada parte de alguna manera.

El Militar es el que se encara contra el salvajismo, acción por encima de todas las cosas. Es cardinal a la hora de tomar decisiones y suele funcionar mejor en un entorno piramidal donde en la cúspide tienen que estar los mejores. Su idea general es aprovechar las oportunidades.

El Fiscal es más fácil verlo como un periodista, alguien que difunde información - pero que la fiscaliza. Puede ser el abogado que acusa, pero también tiene sentido que la divulgue. Es quien se pone en medio para conectar el mundo conflictivo con la denuncia. Su visión es más mutable a la hora de adaptar sus decisiones entre Militar y Trabajador.

El Trabajador es el que estandariza lo que hace y busca ser lo más eficiente posible con sus recursos. Por eso su visión es muy diferente de la del Militar, pues el Trabajador es más reflexivo y es de opiniones Fijas centrándose en lo que puede perder cuando adoptan decisiones.

El Fiscal entiende a un Trabajador antes que a un Militar como gobernante; el Militar entiende al Fiscal gobernante antes que al Trabajador; el Trabajador entiende al Militar gobernante antes que al Fiscal. El Fiscal se siente más atraído por el Militar gobernante antes que por el civil, el Militar se siente más atraído por el Trabajador gobernante que por el Fiscal. El Trabajador se siente más atraído por el Fiscal gobernante que por el Militar. Diré que un ciudadano de izquierdas se rige por su atracción, mientras que el de derechas por aquel a quien entiende mejor.

Se puede demostrar matemáticamente que sucumbe a paradoja cualquier intento de encontrar un representante democrático bajo este modelo. O, dicho de otra manera, si este modelo es correcto el poder ejecutivo contradice la democracia.

Ahora procederé con la clasificación de cada grupo en las tres clasificaciones elementales, y la cuarta trascendental.

Los Militares se dividen elementalmente en combate, armada y pilotos. Coincidirá con tierra, mar y aire. Pero el matiz consiste en una pregunta fundamental: ¿cómo estás dispuesto a morir? ¿Portando el arma, pilotando el arma o formando parte del arma? Ésa sería la pregunta elemental para darle fundamento a su elección. Dada esa primera elección luego hay un modificador relativo a cómo enfocan el control de su trabajo, como sería si el combate es cuerpo a cuerpo o usando las mejores herramientas que automaticen el proceso. Sin embargo, a efectos de que solo sean 12 ciudadanos ignoraremos ese matiz.

Los Fiscales son más fáciles dividiéndolos a partir de que sean pensados como periodistas: reporteros, columnistas y documentalistas. Los reporteros viajan hasta el sitio, se enfrentan a las personas y las entrevistan para profundizar lo que se hace. El documentalista no filosofa como el columnista, ni determina qué es lo más importante, se centra en la constatación de los hechos a lo largo de la historia. La pregunta elemental se centra, por tanto, en hasta qué punto se le da importancia al testimonio.

Los Trabajadores los dividiremos por el sector donde trabajan: granjeros, artesanos o sirvientes. Una sociedad que desprecia a sus granjeros, incluyendo a los mineros, es una sociedad que acabará por depender demasiado de otras donde puedan suplirles, o puede que especulen demasiado con lo que consumen. La pregunta elemental es ¿cómo valora el producto de su trabajo? La creencia de que el sector servicios es más importante que el primario es uno de los errores que sostiene el modelo neoliberal actual, para así dar a entender que el colonialismo se da por motivos meritocráticos, y no por mero oportunismo.

Para cada grupo tendremos también una clasificación trascendental, en los Militares podríamos llamarlo los guardias, que se centran en el subterfugio, en la relación más humana, con civiles, etc... No todos los guardias son iguales, y obedecen a múltiples clasificaciones pues, para empezar, bien podrían ser militares del tipo combate, piloto o armada; pero la manera correcta de colocar esta clasificación es como si fuera solidaria a estas clasificaciones. De esta manera diríamos que los militares se clasifican en combate, piloto, armada y guardia. Aunque la pregunta trascendente es si este militar prefiere el subterfugio o los combates abiertos.

En los Fiscales el grupo trascendente es el que se centra en los hechos. Entendiendo que en ocasiones hay quien gusta de crear una crónica de todo lo sucedido para buscarle una relación causa-efecto. Y este pensamiento es trascendente a la clasificación anterior; por lo que también puede hacerse solidaria.

En los Trabajadores el grupo trascendente es el que gestiona; como diciendo que el que gestiona una granja bien podría ser el granjero, pero tiene más sentido pensar que el trabajo que lleva a cabo el que gestiona trasciende a la empresa en sí tratándola como un producto.

Por tanto, en definitiva, observamos 12 tipos de ciudadanos que, si nos damos cuenta, no son ninguno prescindible. Es imposible crear una sociedad sin esos 12 ciudadanos; independientemente de que estudiándolos podemos observar que dos ciudadanos del mismo tipo desarrollarán un carácter que podría ser muy diferente. Y, claro, en la medida en la que acaban teniendo distintos perfiles podrían ser más adecuados para unos cometidos u otros. Al fin y al cabo, en el sector servicios se ha considerado que médicos, abogados, contables, etc... acabarán en el mismo saco a la hora de ver al resto de los ciudadanos. Y tan pronto como parece un tanto descabellado en realidad se puede observar que tiene bastante sentido: el tipo que viene de un entorno "universitario" suele acabar tirando o a la izquierda o a la derecha, suele ser conservador o progresista, y así... No se plantea debates serios, y encima cree que todo gira en torno a esas problemáticas que son menores.

Desde este punto de vista, por lo menos, independientemente de que un sujeto trabaje o haya trabajado como soldado puede que su personalidad nos induzca a pensar que tiene vocación Militar, signifique lo que signifique eso ¿Sería malo descubrir que nuestra florista tiene espíritu de Militar de armada, por ejemplo?

En cualquier caso esta es solo la introducción a una apreciación que nos ayuda a entender los conflictos políticos entre los ciudadanos y su obligado desentendimiento.

 

 

domingo, 22 de mayo de 2022

Necesitamos psicópatas asesinos

El socialista se identifica por defender la paz social, una vez llegada a ésta el progreso que queda está delimitado a la propia educación. Aunque antes de llegar a la paz social cabría esperar dos tipos de puentes revolucionarios: el homicida y el cultural. Este post trata no sobre cómo justificar homicidios, sino de explicar de dónde viene nuestra tolerancia a los genocidios.

Podemos ir hacia atrás en la historia, en los tiempos de la antigua Grecia siempre habría algunos que dirían que es imposible que desaparecieran los esclavos. Unos mil años después podían suponer una futura desaparición de la esclavitud, pero lo que sí que les parecería imposible era acabar con el analfabetismo. Hoy día tanto la esclavitud como el analfabetismo se tratan como merecen: como un error. Puede darse marginalmente, y se puede perseguir al que lleve a cabo esos actos. Por lo que esos asuntos están lo suficientemente erradicados a nivel social como incluso para perseguirlo a escala internacional.

Sin embargo de vez en cuando observamos sectas, crimen organizado, y distintos tipos de guerras producidas desde el poder. El nacionalismo es una forma de corrupción, y muchos dirán que el nacionalismo es algo que siempre existirá. Sin embargo, igual que la esclavitud habría necesitado tolerar el homicidio de los esclavistas también es cierto que para luchar contra el analfabetismo la revolución necesaria fue cultural - no habríamos tolerado el manejarnos con prisas.

Si toca deshacerse de dogmas y religiones, lo que no puede hacerse es iniciar guerras o lanzar castigos desproporcionados. Es decir, la civilización reconoce limitaciones que son trasversales a la cultura. Es más, puede que el problema sea la palabra "castigo": la civilización no parece que pueda constituirse como un colectivo racional si admitimos el castigo dentro de sus normas.

Cuando el esclavo mata a su patrón no lo está castigando; cuando un tutor escolariza a un adulto de educación tardía tampoco lo está castigando. Un niño que intenta aprender los valores democráticos y a formar parte de la sociedad no está siendo castigado por ir al colegio, supuestamente se le está insertando en la sociedad. Igualmente, sorprende que el niño necesite un "castigo" para que haga las cosas correctamente; puede que el refuerzo negativo sea una manera de recordarle el daño que representa el vacío, de increparle duramente para que madure, pero es un concepto que entrado en años está fuera de lugar.

El niño que mata no se hace adulto, así como tampoco el que consigue estafar a varios adultos o conspirar contra un sistema completo. Se observa cómo en ocasiones la venganza es la manera de actuar de las personas, su instinto les dice que es lo correcto. Y la cosa es que si la venganza es tan mala, ¿por qué existe y persiste en la sociedad y ésta no se castiga?

No hay un castigo o una pena expresa que tipifique la venganza, en principio. La venganza suele presentarse en ocasiones como justicia poética, o incluso puede aparecer como una reparación personal. Es decir, se puede justificar por motivos literarios o por motivos psicológicos. Parecería, por tanto, que el daño producido por venganza es una forma de intromisión que tiene el individuo debido a alguna clase de derecho que considera que le asiste.

La cultura latina, las pretensiones mesiánicas, está llena de esa cultura de la venganza. Aunque hay que decir que lo que le asiste el derecho a un individuo a actuar con derecho a castigar es especialmente su narcisismo, el enorme orgullo que tiene por haber nacido como es o donde lo ha hecho, el nacionalismo puede crecer debido a que es una forma de supremacismo. Todo eso a diferencia del patriotismo, que podríamos tildarlo como lo que te empuja a defender a los tuyos (sean quienes sean los tuyos).

No es de extrañar que un país que tiene la creencia de su hegemonía cultural en el mundo, así como capital, donde la educación es tan mediocre y la moralidad tan reducida, combinado con la facilidad para conseguir armas, consiga estadísticas supremacistas confesas o no que sucumban a tiroteos y barbaridades. Todo por el aburrimiento que genera el espectáculo del capitalismo, por la farsa en la que vivimos que nos promete una realidad que no se vive: la ausencia de meritocracia provoca desamparo, y el paraíso del crecimiento personal es algo que muchos no viven. Y no lo viven debido a la existencia de importantes carencias que no tienen derecho a denunciar, porque viven un infierno material aguantable que, poco a poco, va creciendo hasta alcanzar lo insoportable.

Se trata de dos grandes revoluciones por las que tienen que pasar los desamparados: escapar del infierno con puños y palos, y reclamar su paraíso con el reconocimiento de los méritos. Pero si el sistema se marca una farsa tóxica, ¿cómo puede un individuo atreverse a moverse contra corriente?

La explicación a todo esto es harta más simple de lo que parece; porque lo primero es descubrir dónde está el problema - la socialdemocracia nos intenta hacer creer que no se ha planteado una cuestión. La apariencia genera una sensación de que todo está bien hilado, y el problema lo tienen los desamparados; que no son más que parásitos sociales, inadaptados a los que castigar. Cuando eso en realidad no funciona así.

Muchos gustan de llamar asesino a Che Guevara, quizá luego digan que George Washington era un héroe. A mí me parece que los relativismos son tristes, ¿qué decir del Cid Campeador? ¿Héroe o traidor? ¿Conquistador o asesino de masas? ¿De verdad no se ve que hay un problema? ¿Cómo es posible que en ocasiones se habla de resilencia y en otras ocasiones de psicopatía?

Podemos plantearnos, por ejemplo, el estudio de qué hace que las cosas estén bien hechas a la hora de permitirnos el hacerlas. Si recogemos de ese estudio una valoración psicológica obtenemos la moral: el estudio del comportamiento humano que es considerado bueno. Si observamos este tipo de área observaremos que es una teoría del bien orientado a la psicología en la medida que aporta unos conocimientos de manera constructiva, con objetividad, explícitos o medibles... Pero luego debemos valorar la verdadera filosofía que hay detrás del bien, el bien trascental, la teoría general del bien, su descripción más inherente o abstracto... Este otro enfoque sobre la deontología nos lleva a las formas algebraicas y la idea de ética. Así entendemos que la ética es la percepción que complementa la teoría del bien que estudia la moral. 

Sin embargo, si valoramos qué es eso que llamamos moral como si fuera una rama de la psicología y deducimos que la moralidad no encaja con el trabajo de un psicólogo bien podríamos suponer que ese estudio podría ser tóxico. Lo bueno y lo malo no es susceptible de ser estudiado por el comportamiento del individuo y, de ser así (como estoy pretendiendo demostrar), no tiene sentido hablar de castigo.

Más en concreto, ¿qué trasciende a qué? El comportamiento humano puede verse replicado en un colectivo, puede verse replicado también a lo largo del tiempo, o replicado por personas que son diferentes..., por tanto, la forma que persiste al comportamiento puede trascender: tan pronto como se emite una opinión ligera, suave, efímera, etc. a través del comportamiento individual siempre será posible contrastarla de alguna manera que forme parte de un formalismo deóntico. Por lo que el sentido está claro: las leyes, que vienen del comportamiento de las personas, son las únicas con validez suficiente como para evaluar al individuo.

Sin embargo, debemos recordar el problema: nacemos sin conocer el comportamiento democrático, es algo que debemos aprender en el último nivel de progreso - el que siempre persiste incluso en sociedades con paz social. Todas las personas nacen buenas por naturaleza, pero no necesariamente demócratas. Cualquier cosa puede intoxicar a un ser humano, y por ello se le debe dar armas para reaccionar a los malos estímulos. 

Y es ahí donde aparecen los psicópatas y asesinos: la ley, siempre limitada, que nace en sociedades que necesitan fuertes revoluciones culturales en el mejor de los casos, o fuertes revoluciones de muerte en el peor, necesita que aparezcan héroes cuyo comportamiento solo lo podrá juzgar la historia. Y estos juicios no se harán bajo el velo de la relatividad, sino bajo el yugo de la trascendencia ética. O se es demócrata o no se es demócrata. No hay nada más absoluto en la difusión del término. 

Para la siguiente entrada tocaré una teoría que tengo sobre 12 mentalidades en psicología que encaja con ciertas teorías..., y permitirá comprender que la democracia es un concepto terriblemente más complejo que lo descrito por los ilustrados.


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