jueves, 23 de diciembre de 2021

El problema de necesitar a un amado líder

El socialdemócrata se sentirá muy orgulloso de necesitar a un señor que se encargue de "ejecutar", de dirigir, de..., hacer cosas; hacer cosas ejecutivas. Sin embargo me atrevería a preguntar cuál es el resultado de poner a un señor que supuestamente está para, ¿acatar las leyes? Se suele decir que lo que hacen es "respetarlas"..., hasta que les dan por indultar, perdonar, no acatar... ¿No acatar? Diremos..., olvidar acatar.

En definitiva, el modelo socialdemócrata es un completo caos, y es cuestión de tiempo antes de que nos pongamos a sumar todos esos sobrecostes de gestión relativos a los costes de gestión. Es increiblemente burocrático plantear una orgánica de la orgánica, una estructura donde tiene que haber un jefe, un secretario general, el subsecretario, etc..., ¿para que sirve cada uno? La cosa es que existen por una sencilla razón, están para ocupar un cargo.

Algunos ven en estas superestructuras orgánicas una forma de separar los poderes, o de crear filtros y vigilancias. Pero la cosa se simplifica con una pregunta: ¿es más o menos poderoso el que sentencia una medida y ve cómo se acata o el que sentencia que se acate una medida? Lo segundo podría permitir desplazar las responsabilidades al poder ejecutivo, pero la cosa es que esa responsabilidad no debería de existir.

Cuando le dices a un policía que ocupe un puesto de vigilancia idealmente debería de poder plantearse la orden de manera que estructuralmente no se puedan dar circunstancias que eviten su cumplimiento. Y para conseguir ese efecto lo mejor siempre es eludir la responsabilidad individual para emitir órdenes hacia colectivos, a grupos de responsabilidad. Es decir, cierto puesto debe ser vigilado así que se le encarga a unas cinco personas para que se encarguen - lo que no quiere decir que las cinco deben estar ahí, pero el puesto debe ser vigilado por el equivalente a un individuo, y debe existir un coordinador que se haga responsable de la coordinación del grupo.

Cuando nos mantenemos enrocados con la idea de un señor que se encarga de nosotros sólo nos queda catalogarlo como es debido: un presidente es un comandante, si no necesitamos recibir órdenes urgentes tampoco necesitamos presidentes.

Ahora está llegando la nueva variante del coronavirus, así que le preguntan al presidente. Y como el presidente tiene que ejercer de presidente para presidir su presidencia, entonces tiene que emitir una orden presidencial. Y la orden es..., pues mascarillas en exteriores. Y carita sonriente. 

Vamos, que tiene que dar una respuesta porque o si no se va a notar mucho. 

Pero no hace falta que finja: el socialdemócrata es un completo gilipollas. Y eso es debido al falso debate de preguntarle a un señor cuyos honores fue el haber sido elegido por una mayoría. El precio que pagamos por tener que movernos con un modelo tan impropio es un sobrecoste en la gestión, que podría derivarse en una renta básica, así como tener que preguntarle al presidente en vez de designar a un experto que se dedique exclusivamente a este ámbito. Pero claro, también han puesto a dedo a unos para que respondan..., ante lo cual, ¿para qué tenemos los ministros y todo lo demás? Bueno, el verdadero experto dudo que sea capaz de lucir palmito para el partido uno, o el partido dos.

Así que el precio a pagar es mucho más que un mero capital perdido, o que se fomente la corrupción, es también que en los puestos de máxima responsabilidad tengamos sujetos que dan órdenes de pandereta sin mirar las consecuencias, o el hartazgo de la gente. Pero como la gente es gilipollas puede que, una vez más, olviden de aquí hasta la próxima llamada a las urnas.

Todo ha sido diseñado para preservar lo antimeritocrático en las posiciones de máxima responsabilidad.


miércoles, 22 de diciembre de 2021

El poder de la victimización. Asignatura pendiente

Todas las civilizaciones pasan por cuatro fases en su proceso de evolución de cara a su literatura. La literatura española, según rezan la teoría del péndulo, ya alcanzó su culmen y en estos momentos "el péndulo" está loco. Es decir, la civilización va contando historias y, en ellas, las distintas esferas (aquí escojo la palabra atribuida para Propp, en vez de arcontes) escogidas tienen una imagen común.

Podemos partir de los arquetipos que se aplican para los héroes, la esfera del héroe es fácil de comprender: hay una etapa de plata donde los héroes tienen una vida convencional aun teniendo superpoderes, una de bronce donde los antihéroes experimentan el máximo protagonismo y un periodo de reversión donde las historias y quienes las cuentan son los protagonistas. Tras ese periodo donde todo está al revés llegamos a una etapa de oro, ahí los arquetipos son puros y los observamos sin impurezas. Es como el Supermán original, un ser simplemente perfecto dentro de las funciones de lenguaje que se esperan de él.

Las esferas dentro de la etapa de oro tienen una peculiaridad: poseen una autoridad omega, una imagen impoluta. Conseguir ese efecto no es difícil, ya se han hecho películas con sujetos paternales, con adolescentes muy audaces, con niños muy vivos que experimentan, con ancianos que son muy sabios, magos muy poderosos..., y así. El problema no es generar la historia, sino hacerla llegar en su momento. Es decir, ¿cuándo suena convincente?

La literatura española estuvo experimentando una fase clásica, luego se volvió barroca, luego volvió al realismo, luego al romanticismo..., así, dando vueltas. Así hasta que en un momento dado cualquier autor ya podía escribir de lo que quisiera sin que perdiera razón de ser - por esa razón los hispanohablantes no suelen leer mucho, porque leer ya no es una moda. 

Las modas provocan dos cosas: por un lado censuran cultura, y por otro fomentan cultura. Si no hubiera censura no habría moda. Esto es debido a que el péndulo sólo se mueve, en principio, en dos dimensiones, está censurado por un movimiento específico. Si todas las personas se mueven al unísono eso es porque se censuran su propia voluntad. Pero, al mismo tiempo, la moda propone un meme que aporta cultura: es la fase por la que tiene que pasar la sociedad.

Según expongo en esta teoría reconozco las cuatro fases que nos explica el hinduísmo, y alguien podría pensar que soy hinduísta..., no, lo que pasa es que aprovecho la teoría filosófica del hinduísmo, no su religión. No hay que confundir churras con meninas. Efectivamente, mi manera de clasificar cosas me resulta más sencilla de cuatro en cuatro, razón por la cual encuentro cuatro fases. Pero es posible hacer otra clasificación, en la teoría del péndulo sólo son dos fases - cuando a mí distinguir entre lo clásico y lo barroco se me hace simplista.

Podemos imaginarnos a los señores de las tribus, explicando fenómenos naturales. Entonces los conceptos son todos de oro. Las esferas son perfectas, y se censura cualquier mancha sobre dichas esferas. La primera fase, por tanto, consiste en crear arquetipos que expliquen fenómenos difíciles de explicar con los conocimientos científicos de los que se dispone. Se habla de la oscuridad, pues bien, el concepto tiene que ser antropomorfo para aplicarle un verbo, un logos, un comportamiento. Y ese comportamiento, el más sencillo, el humano. Y así se crea el dios de la oscuridad, una manera de afrontar el desconocimiento que genera la existencia de esa realidad tan abstracta.

Cuando tenemos esas esferas empezamos una etapa barroca, rompiendo las reglas para convertirlos en plata. Ya son héroes como lo podría ser cualquiera. Su objetivo es volverse de oro, pero se pasa por una fase de explicar que esos héroes son como cualquiera - pero tienen que seguir un camino que sólo resolverán gracias al genuino poder de un auténtico dios, con un superpoder que los vuelve increibles.

Cuando llegamos a la etapa de bronce los superpoderes desaparecen, nos volvemos realistas. La ciencia y su filosofía prevalecen en los comportamientos de las esferas. Las funciones de lenguaje escogidas tienen una lectura de querer volver a los fenómenos naturales. Es como si todo tuviera que tener explicación. La magia misma, o las confrontaciones generales, todo tiene que tener una explicación. En esta moda la civilización se centra en lo pragmático, en el día a día de la gente. Y donde hay confrontación el máximo culmen será una guerra que unifique a todos en una confrontación final.

Por eso, tras alcanzar el máximo culmen de sumarlos a todos ya sólo queda la ruptura de las esferas: hay que hacerlas añicos para reciclarlas para la siguiente fase. Es entonces cuando los hindús lo llaman el kali yuga, es la fase en la que todo está al revés. Cualquier cosa es posible, como que te cuenten que todo ha sido una historia, todo ha sido invención de alguien, estás en el interior de una matriz gigante que te engaña, hay un basilisco que está soñando lo que vives... Estas historias las hemos visto cientos de veces, pero no consiguen llegar al público. No del todo. O no por el momento. O puede que ahora sí.

Cuando el público adquiere hartazgo de supertíos que hacen supercosas y que se han superconfrontado para hacer superconfrontaciones que resuelvan supercomplicaciones al final se vuelve a esa etapa barroca de antihéroes que viven el falseamiento de la realidad. Pero claro, cuando se supere el kali yuga volveremos a una etapa de oro.

Hoy día cuando una persona se inventa una historia consigue hacerse la víctima, y con ello se hace impune. Entiendo que en los tiempos de la Inquisición Española esto ocurriera, eran tiempos donde la presunción de inocencia tenía que demostrarse necesaria; pero hoy día..., es como si estuviéramos viviendo una regresión. En España el poder ejecutivo se ve con derecho de difamar a un hombre que la justicia considera inocente tratándolo de agresor al victimizar a quien fue su supuesta víctima. Esta incongruencia demuestra una pérdida cultural que supuestamente ya teníamos superada. Es como si dijéramos que la gente no lee.

Para ser político hay que evitar la lectura, porque ésta te lleva a lugares que son incompatibles con el mundo de la política. Si se quiere ganar puestos no puedes parecer un leído, y si quieres parecer cualquier cosa menos un leído el culto tendrá dificultades para aparentar lo que el lerdo ya es. Tenemos a los políticos actuales donde incluso el más académico es una de las máximas representaciones de lo más palurdo que ha aparecido en el mundo de la política - porque no es una cosa de libros, o de títulos, sino de decir cosas con sentido, de tener memoria de la historia de la literatura. Vamos, de ser una persona "bien". Alguien de bien.

El proceso de autodestrucción cultural encaja con una idea de olvidarse de todo lo ganado y destrozar nuestro legado cultural. Lo que yo me pregunto es cuántas veces podría haber pasado que al llegar a la última fase no se supiera continuar de la manera natural: cuando se observan las historias en la esfera de oro nos percatamos de que las víctimas solo son esferas dramáticas - sobretodo si ya hemos pasado por el kali yuga. Poco a poco se irán viendo los bucles y, con ellos, una apreciación de la autocensura que viven muchas personas.

En mi novela intenté mostrar esa idea: cómo la victimización puede provocar la activación de un siniestro poder mental.

Así, ¿cuáles deben ser los trajes de los superhéroes que sean perfectos? Un buen recurso podría ser el desnudo, para mostrar la perfección del cuerpo. Algo así lo vimos cuando se planteó la moda de enseñar la ropa interior, o la moda de ir sin camisa. Ahí el mensaje es el mismo: no tengo nada que esconder, soy perfecto por dentro y por fuera, defiendo la calidad total, la limpieza absoluta. 

Las funciones de lenguaje que formen historias para personajes así prometen ser muy complejas. No hay que olvidar que Zeus, antes de putero, fue un tipo realmente cool; la sociedad griega tuvo que vivir sus correspondientes evoluciones antes de que se inventaran según qué ideas. En cualquier caso, en el renacimiento se veían obligados a dibujar a los dioses desnudos, porque los arquetipos ya eran conocidos y con el desnudo se observaba otro conjunto de recursos literarios. Como el de tener poco pene implica mucha sabiduría. O la idea de ver cuerpos musculosos, anchos de caderas, gorditos, etc...

El renacimiento de la época dorada no implica tener que vestir a los héroes con desnudos. Ése fue el recurso que funcionó entonces, nada más. Pero el no encontrar la imagen con la que vestir las esferas puede provocar que el kali yuga se mantenga..., puede que hasta alcanzar el olvido. Es muy difícil interpretar todas esas modas.

En cualquier caso, seguro que las macrocompañías se piensan que las series siempre estarán ahí, que las películas siempre tirarán..., sí, sí... Hasta que se reinventen los videojuegos, y éstos sean películas interactivas que ayuden a dejar obsoleto el marco anterior.

Primero fueron los juglares, luegos los libros, luego el teatro, luego el cine, la tele y sus series, el stream..., ¿y los videojuegos? Cuidadito. No tienen que desaparecer los anteriores, pero deben saber jugar sus cartas.

O esa es mi opinión. Tal vez no esté muy fundada.


lunes, 20 de diciembre de 2021

El verbo defender es ambiguo

Cuando escogemos la aceptión de defender como la relativa a sostener una ideología podemos darnos cuenta de que en realidad es tremendamente complicado establecer los límites de la definición.

Ciertamente, hay definiciones que, por definición, no pueden ser definidas. Esto es debido a que la propia palabra se hace incompatible con la capacidad que tenga para expresar su significado. Sin ir más lejos, el significado de una palabra para mí es el uso que se le da dentro del lenguaje partiendo de que se le debe reconocer los múltiples contextos en los que es aplicable. Concretamente, el término significado tiene para mí como informático un sentido mucho más preciso que como aficionado a la filología, es decir: desde el punto de vista del estudio del lenguaje natural dentro de su metaestudio me parece muy complicado de definir.

Ya habré estado leyendo los estudios de semiología de Umberto Ecco y sus diversas apreciaciones sobre significante y significado. Pero el uso de esos términos, desde mi punto de vista, me es más práctico a la hora de implementarlo en un lenguaje de programación en vez de encontrar su uso dentro de, por ejemplo, cada palabra del castellano. Como castellanoparlante le daré menos uso a la idea de significado que como informático.

Algo parecido me ha estado sucediendo con la idea de oración compleja. Personalmente no veía ninguna razón por la cual plantearse las proposiciones subordinadas como un tipo especial para la gramática; es decir, en informática un lenguaje es un lenguaje, si se le meten más recurrencias - pues tiene más. Y las proposiciones subordinadas no son demasiado especiales partiendo de la teoría de la sintaxis X de Chomsky. Sin embargo, con las nuevas apreciaciones que estoy teniendo sobre qué entiendo por "adquirir" un lenguaje, ahora resulta que sí veo que hay acciones semánticas implícitas en cualquier adquisición del lenguaje y que provoca que no tengamos que incorporar las subordinadas para adquirir el lenguaje - es decir, que el proceso de adquisición del lenguaje de una manera natural debe trivializarse aún más.

Cuando yo enseñaba japonés en una tarde, lo que es su gramática de supervivencia, una de las cosas que hacía era enseñar cómo se componían las subordinadas. Y es cierto que los alumnos no entienden porqué las subordinadas en japonés no tienen más remedio que ser así y, al mismo tiempo, hemos visto cómo evolucionó en el latín. Considerando que japonés y latín se parecen demasiado es justo en la construcción de oraciones complejas, en el uso de los nexos, donde bifurcan sus maneras.

En cualquier caso a lo que iba era a comentar la dificultad estructural que tiene la palabra defender. Cuando se trata de un sinónimo de sostener, creer o incluso argumentar. Y es que el problema es que cuando una persona usa la palabra creer no es lo mismo que cuando usa la palabra argumentar, pero cuando usa la palabra defender parece que en realidad se maneja dentro de la ambigüedad de no saberse a qué se refiere. Y sí, es un problema. Resulta que tenemos una palabra que no está bien definida - aunque quizá no sea capaz de explicarlo, de defender lo que digo, de una manera bien clara.

Cuando una persona adquiere un lenguaje lo que está haciendo es defender los significados de las palabras que usa de una manera. Sin embargo los significados son internos, es un uso personal que de manera instintiva ha estado almacenando. Sin ir más lejos, la propia gramática tiene sus propios patrones, que no son palabras con conceptos aun teniendo un significante, y esos patrones también tienen significado. Sin ir más lejos, cuandos dos patrones tienen dos significados lo suficientemente parecido (un alto BLEU) podríamos defender que se trata del mismo patrón - o al menos el que adquiere el lenguaje tendría la impresión de que así es.

La palabra defender bien podría ser el verbo modal más simple que se tiene; es como el verbo "permitir", que se usa para evaluar los posibles fallos pragmáticos que se cometen cuando has construido un modelo de lenguaje a partir de ese marco que te ha inducido la entrada. Ahora bien, tan pronto como la entrada haya sido tóxica tu marco y tu modelo podría ser bastante mediocre, independientemente de lo inteligente que sea el individuo y, por otro lado, ¿debería de incorporarse algoritmos que sometan la adquisición del lenguaje a una estructura gramatical muy específica para asegurarse que no sea el sistema víctima de la toxicidad externa? Ya digo que eso es como si defendiéramos el sistema del exterior, lo cual no tiene demasiado sentido - porque la pedagogía consiste justamente en hacer que tu pupilo no necesite defenderse de ti, sino más bien lo contrario.

El asunto es que mientras estudiaba ruso observé que en el curso se hacían comentarios que no parecían muy correctos: decía que el ruso incorporaba en sus verbos un significado mucho más rico que el castellano, porque el castellano necesitaría usar muchas palabras para expresar lo mismo. Y para valerse de esa argumentación el profesor que confeccionó ese curso se valió de una traducción..., que da risa. Parecería que ese experto no sabe lo que es la "mentalidad".

Más en concreto, en ruso hay verbos perfectivos y no perfectivos. Que en castellano encaja bastante con las formas perfectas simples o compuestas. Cuando se quiere expresar el futuro de una forma perfectiva lo que hacen los rusos es incorporarle un prefijo y conjugan el verbo, que es como cuando en español lo conjugamos con el verbo haber + participio. Cuando se quiere expresar el futuro de una forma imperfectiva lo que hacen los rusos es incorporar un auxiliar que conjugan seguido del verbo en infinitivo, que es como cuando en español lo conjugamos con el verbo ponerse a + infinitivo. Por tanto, queda abarcado; pero el traductor lo que decía es que al primero se traducía con futuro del imperfecto y al segundo también... ¿Sabrá este hombre lo que son los errores en pragmática?

Yo le habría explicado al traductor una cosa muy simple: los japoneses tienen la expresión madeni para decir a partir de qué hora se ponen a trabajar, que es como decir que para esa hora tiene que estar el trabajador disponible. Esa expresión existe en castellano, quedar para tal hora; sin embargo es habitual no ser tan específicos: preferimos decir que quedamos a tal hora. Cuando quedas a una cierta hora vete tú a saber cuándo llegará cada uno. 

De la misma manera podemos usar expresiones como:

a) Mañana me pondré a diseñar la casa.

b) Para mañana habré diseñado la casa.

Que es como piensan los rusos, pero en España no solemos hablar así; nosotros preferimos:

c) Mañana diseñaré la casa.

O incluso:

d) Mañana diseñaría la casa.

Entendiendo que c y d se mueven en la ambigüedad de a y b, y que incluso d es aún más de vagos. Bien uno puede mezclar:

b-c) Para mañana diseñaré la casa.

Parecería que está más decidido a hacerlo. Pero no hay un completo compromiso porque no olvidemos que se ha usado la conjugación del futuro imperfecto.

Pues bien, esto es algo que cualquier hispanohablante lo entiende sin necesidad de que llegue la real academia a defender estas posturas. Esto es debido a que los conceptos de imperfección, así como los usos de las preposiciones adquieren un peso de significado en el verbo. Ahora bien, hablar "como un ruso" no nos va a ayudar mucho en España - o sí. Digamos que es una mentalidad diferente, y siempre es bueno evitar las construcciones que son específicas de más..., es decir, si se quiere usar defender como sustituto de argumentar lo que está bien es acabar usando ambos términos, el más específico al principio para determinar el significado y la segunda vez sólo para referenciar su repetición.

- Os quiero ver aquí para las 6 de la tarde, que es cuando abrimos. El que llegue tarde, ya sabéis. A las 6, recordad.

La primera vez es más específico, el segundo es una referencia al primero como se ve en el ejemplo anterior. Pero esto es algo que se hace de manera instintiva - lo hemos adquirido dentro de los usos complicados del lenguaje, y forma parte de las reglas gramaticales.

Por eso digo que es muy difícil saber cómo delimitar la idea de adquisción del lenguaje, y qué se entiende por defender. Y eso está provocando que remodele mis implementaciones.



domingo, 19 de diciembre de 2021

Meritocracia. Definición práctica

Todas las sociedades basadas en un estado de derecho tienen como ideal la meritocracia. Sabemos que en los sindicatos españoles suele defenderse la mezquindad, la indominia y suele mirarse con malos ojos la meritocracia. Gracias a mi experiencia como mediador he visto cómo la reivindicación sindical tendía a buscar la manera de romper los puentes, y usaban un lenguaje propio de matones donde, además, lo último que aceptarían es que en la empresa recompensaran a los mejores - porque eso contradice el clientelismo.

Efectivamente, para luchar contra la corrupción - para tener un estado que no sea de risa - necesitamos un entorno meritocrático, basado en la meritocracia donde se respiren méritos dentro del lenguaje y la enarbolación de los mismos. Cuando vemos alguien incompatible con estos conceptos entenderemos que o bien es un conservador o bien es un mafioso..., que para el caso en un futuro tal vez se deduzca lo pertinente.

Esto mismo hay que entenderlo bien. De vez en cuando aparecen sujetos a los que les molesta la figura del monarca ¿Pero no es cierto que España es un reino? Deberían de quejarse no del monarca mismo sino de aquellos que necesitan un monarca. Asímismo, vamos a observar a los defensores de un mundo un poco más "laico"..., leamos sus estatutos: ¡ajá! Resulta que anteponen la figura del socio fundador para la toma de decisiones - por lo que no creen ellos tampoco en la democracia, por definición. Eso, señores es monarquía: que haya unos señores que tengan unos privilegios. La cosa importante: ¿si les preguntamos cómo afrontan esa contradicción te responden? Efectivamente les mandé un correo electrónico con los tres puntos que contradicen sus estatutos y no hace falta decir que no recibí ninguna respuesta convincente por parte de Europa Laica.

Por tanto, ¿esa anécdota es algo generalizado? Mi experiencia me dice que sí: cada vez que hablo con la gente y le pregunto por un modelo sin rey siempre pasa lo mismo, no pasan el tercer grado. Cuando les insisto que el socio fundador en realidad tiene el mismo papel que un monarca, o que cuando los hijos heredan la empresa del padre eso es defender formas de monarquía..., parecería que les estoy diciendo cosas muy raras. No tienen cultura democrática, tienen cultura mafiosa, basada en la corrupción. Un país sin rey sería un país aún más corrupto.

Ya he mencionado en este blog que cuando una persona no es capaz de ocupar su puesto de manera apropiada su mezquindad le puede llevar a irse por los terrenos de la corrupción; y además creerse con derecho de hacerlo. Como el votante que decía que votaba a los corruptos porque si le van a robar que, por lo menos, lo hagan bien. La imagen que se tiene de mantener la pertenencia a un grupo por el que se ha invertido tanto, esa disonancia cognitiva que hace que no puedas echarte para atrás.

Pasó con Aznar: tan pronto como se bajó el sueldo para aparentar ser una persona humilde, luego se lo "sobresubió" a través de su partido, y sin declarar. Además, ante la prensa, aún sin contar las prebendas de esa clase de escoria inmunda la prensa les seguía el juego dando a entender que eran personas que cobraban bien poco. Y no es de extrañar el encontrar un periodista que siga pensando que para conseguir un modelo meritocrático hace falta pagar por ello - en realidad es al contrario, pagamos por no tener un modelo meritocrático.

Meritocracia no es que el triunfador sea competente en su cometido, eso es lo fácil. Malo sería que el sistema contradiga ese principio, pues ya sería la más evidente de las idiocracias: donde los técnicos se ocupan de su tarea sin tener ni pajolera idea de lo que hacen porque obtuvieron el puesto por ser amigo o hijo de alguien. Meritocracia es que el que no triunfa sea debido a su torpeza. 

Cuando observamos tantos fracasos anunciados de productos válidos podemos imaginarnos que es posible que no sea justo para cada uno de esos autores: hablaríamos de redes sociales, estrellas de cine..., los productos estrella no tienen porqué triunfar todos porque el escenario es muy pequeño. La ley zipf, por otro lado, obliga a que muy pocos puedan estar en la palestra - por lo que no tienen porqué triunfar, por muy buenos que sean (las aplicaciones, los artistas, las películas de cine, etc).

Es decir, en ocasiones se generan fracasos que afectan a grandes autores/creadores, por lo que no debería de ponerse el foco en conseguir el éxito en esa clase de áreas. Es legítimo intentarlo, pero no puede ser que nuestra definición de meritocracia se base en proyectos estrella - eso es más bien casual. Es como el que analiza el ganar dinero mediante apuestas.

Si a la hora de levantar un restaurante, por ejemplo, el que sea bueno no es suficiente el estado bien podría estar ahí para preocuparse por el riesgo adoptado - cumplir unas exigencias marcadas por los estatutos del pueblo de lo que se entiende por restaurante debería de darle al empresario el margen de poder trabajar con los almacenes de la ciudad, a modo de stock de seguridad, y también con la opción de ver restaurada su inversión por si el mercado boicotea el restaurante sin un motivo claro. Las empresas deberían de ser una extensión del estado, para así calcular su plusvalía de una manera un tanto más marxista.

Lo sorprendente es cómo los que no son marxistas no quieren oir hablar de la protección del estado a proyectos importantes, pero porque cada cual ya se ocupará de sacarse sus márgenes. Ahora bien, esos márgenes podrían acaparar el dinero hacia un mercado financiero especulativo que podría congelar al país: esa clase de empresarios es justo lo que no necesitamos. Cuanto más productos fijos para la tasa de cambio tiene el banco más oferta al empresario para que acapare y no invierta en el crecimiento de su empresa. De la misma manera, cuanta más capacidad tenga el empresario para exportar y crecer en otros países menos hará crecer la empresa en el suyo propio. Es terriblemente sencillo gastarse las bonificaciones políticas cuando el presupuesto está orientado a unas pocas cabezas visibles, que acumularán los capitales para sacarle el máximo lucro. Pero si la explotación consiste en repetir la misma fórmula que las pocas cabezas visibles conocen eso podría llevar a una sobreexplotación de esos pocos terrenos de los que son propietarios y un daño ecológico que provoca cisnes negros.

Todo lo dicho es lo conocido. Y es debido a la preponderancia del poder ejecutivo para pretender resolver lo que sólo puede hacerse mediante concursos diversificados en un sistema de concesiones previamente tipificado - planificado por los legisladores. No hace falta un poder ejecutivo, que en realidad es una extensión de la idea que tenemos de los que es un rey.

Y un rey elegido no es mejor que un rey que ha heredado el trono. Porque con el segundo sabemos a qué nos atenemos. Un rey elegido por el pueblo será buen presidente de la comunidad de vecinos, pero mal presidente de un país. Y un tirano en el imperio.


Tierra: Día 19/07/24 punto de inflexión

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