Estoy colapsado. No sé cómo hacer la introducción. No sé cómo entrar en el tema. Es como si fuera un atleta a punto de ganar el oro, pero justo unos minutos antes de la carrera se me hubiera olvidado cómo se ponen los cordones de las zapatillas. Es como si fuera un ligón, y en cuanto veo a la chica que sí que me gusta empiezan a temblarme las piernas.
¿Cómo introducir, y me da igual el idioma, el tema más mencionado? ¡Podría plagiar tantas introducciones! Coger un párrafo de aquí y un párrafo de allá. No pasaría nada, cualquier cosa sería válida con tal de poner de una vez por todas la exposición de mis métodos.
Pero el caso es que hasta ayer todavía estaba perfeccionando las definiciones y teoremas, pero en lo referente a la introducción..., es como si me faltaran datos.
Para empezar me gustaría hacer referencia al inicio de la propuesta de NP y P, si mi prosoagnosia no estuviera tan avanzada me acordaría del nombre del sujeto. También me gustaría mencionar a Nash, y la carta que escribió al respecto - pero que juraría que tenía..., pero como se me han borrado tantas veces mi Gran Biblioteca... Estoy continuamente como entre el olvido y la inopia.
Tal vez mi problema es que intento ser un perfeccionista con unos párrafos que a penas serán leídos - y, sin embargo, según sospecho esos párrafos serán los que marcarán el pistoletazo de salida.
Creo que presentarme ante un journal que funciona con doble ciego y carta de presentación es algo que podría darme ventaja pero, aún así, debo preocuparme de crear una introducción y unas buenas conclusiones para que le hagan un buen sandwich a mi tecnología. Cada rebanada debe ser relamida por independiente, como si se convirtieran en dos tostadas una vez separadas.
Pero, por alguna razón, no arranca la introducción de mis manos ¿Por qué? ¿Es porque mi intuición me dice que me faltan referencias? ¿Es porque intuyo que aún no tengo el lenguaje y debo documentarme un poco más para saber atraer al lego y paliar la envidia del torpe? ¿Cuándo he sido capaz de paliar la envidia del torpe? Nunca. La disciplina estoica es algo que nunca me ha interesado.
No es posible que estén pasando las semanas sin la capacidad básica de poder poner una palabra detrás de otra sólo para exponer el problema y citar a quienes ya lo expusieron antes.
El trabajo de documentación es algo que ya había hecho antes pero, al mismo tiempo, es como si ahora fuera diferente: ya no me valen las viejas fórmulas, si decido reinventarme es eso exactamente lo que debo hacer. No puedo echarme para atrás al respecto.
Quizá deba leer ensayos con lapiz y papel. Estar a la que salta escribiendo máximas, referencias..., así hasta deducir una temática mediante la cohesión de conceptos. Tal como recomendaría a una máquina el redactar ideas.
¿Es posible que mi falta de voluntad se deba a la depresión que me genera la falta de espectativas a la hora de terminar mi trabajo? También es posible que esté asociado con unos nuevos dolores que me están apareciendo en mi dentadura. Puede que sea la vejez, o las pocas ganas de vivir.
En el fondo lo que pienso es que si intento publicarlo en un journal de prestigio me dirán que no, de la manera más ruín y diáfana. Si publico, otra vez, en un journal pequeño directamente me ignorarán hasta el punto de que cuando referencie a tales journals me cuestionarán mi trabajo. Puedo no publicar, sino guardarlo y dejarlo a la vista, pero entonces será cuestión de tiempo antes de que las grandes corporaciones le saquen provecho - en todos los sentidos. Y no lo veo positivo. No se puede alimentar la ingratitud, porque opera contra la meritocracia; y hace que suban puestos los oportunistas, y se depriman los competentes. No se puede fomentar un sistema ingrato.
La otra opción era ir a la más prestigiosa universidad de un país ajeno al imperio y cruzar los dedos para que "no sea prestigiosa" a nivel internacional. De esa manera, esa mezcla permitiría crear la noticia. Al menos el titular podría permitirme el referenciar a ese journal. Pero algo me dice que tendría que hablar en ese nuevo idioma - lo cual no es tanto un impedimento sino un compromiso. Porque es un hecho, si en un país me aceptaran oficialmente entonces oficialmente querría hacerme de ese país.
Pero en cualquier caso sigo sin poder hacer una puñetera introducción.