viernes, 12 de enero de 2024

La alucinación más oscura

Ésta podría convertirse en la entrada más estrambótica que he escrito hasta ahora, y no sé si ni acabaré por decir todo lo que tengo previsto. En estos últimos días me ha dado por volver a centrarme, y tengo una idea clara sobre cómo seguir, pero el precio por volver a la racionalidad vuelve a ser confrontarse con la ausencia de significado del mundo al que pertenezco - y no debe interpretarse como que estoy rondando la idea de hacer una barbaridad..., me refiero a que cuanto más profundizo sobre lo que es constructivo y lo que no más sensación de injusticia percibo en mis circunstancias.

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La filosofía tiene un tema vedado: el llegar a la verdad. No tiene autoridad para ello, pues no es científica, ni tampoco centra su lenguaje en el comportamiento humano como lo haría una ciencia social. La filosofía no es más que un conjunto de escuelas coherentes entre sí que inspiran una guía a la hora de adoptar políticas. Así que en cuanto crea dar por válida una afirmación ésta se esfumará o, peor aún, irá adoptando una forma muy fácilmente reconocida por quienes no se pararon a pensar. Y lo último que querrá admitir el filósofo es lo que realmente acabará por encontrar.

En mitad de la noche muy pocas cosas pueden ser medidas o discurridas, y entonces necesitamos una manera de enfocar todo nuestro conocimiento. Sin embargo, tras las maneras no hay ontología, no hay hechos, no hay verdades... Pues el pasado está lleno de mediciones, el futuro es para la inventiva cultural y lo que se queda siempre presente no es más que la coherencia en sí misma y sus teoremas a los que se accederán como en una ingeniería. El filósofo, por tanto, queda relegado al margen de la verdad. Aún así, helo ahí..., discurriendo, ¿qué está discurriendo? ¿Nos ayudará a adivinar cuáles son las figuras que acechan en la noche?

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Los LLM aparecieron como una herramienta virtuosa capaz de atrapar la esencia de los autores. Entre sus múltiples problemas, porque no hay herramientas perfectas, se encuentra la aparición de las alucinaciones. Algo que oscila entre lo perdonable y la inaceptable repulsa. Las alucinaciones que puede llegar a tener la máquina pueden ser de lo más variopintas y, lo más importante, terriblemente inesperadas. Solo la moralidad y la conexión con la ética humana puede servir de muleta para que se converja en algo que sea inteligible, para poder atrapar la esencia de lo que no es una alucinación...

Desde mi punto de vista, para acabar con las alucinaciones, como ya auguré en mi estudio sobre la satisfacción lógica que tendría que pasar con mi anillo (no hay que olvidar que mi estructura resolutiva es la más eficiente y posee alucinaciones), lo único que hay que hacer es replicar el cálculo desde un punto de vista independiente. Así, las probabilidades se alucinar se elevan al cuadrado, es decir: se pueden volver despreciables.

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Cuando se desarrollan modelos de simulación en ordenador sobre el comportamiento humano, o biólogico, se puede comprobar que esos agentes deben seguir esquemas que tienen que tener representación dentro de su propio entorno: no tiene sentido que les inculquemos fórmulas externas para que evolucionen. Así, si esos agentes evolucionaran con criterios inteligibles sería para intentar dar con el significado del mundo en el que forman parte - pero el lenguaje que deberán usar deberá sujetarse a los esquemas del simulador. Y esto es terriblemente limitante. La filosofía del agente adolecerá de dos carencias importantes: la primera es la poca relevancia y la segunda es la terrible alucinación de hacerle creer que mediante ese lenguaje puede mantener un esquema coherente e inteligible al mismo tiempo.

Para que los procesos evolutivos funcionen en esos simuladores la constitución de cada agente deberá atenerse a cinco parámetros: de cuántas partes se conformarán sus memes (como el número de genes), cuál es la máxima discrepancia entre un agente y otro que no sea compatible con la vida (valor máximo de la probabilidad de mutación genética), cuánta tolerancia soportaremos para aceptar que los memes ya convergen (distancia genética entre hermanos), hasta cuánto supone un coste la siguiente evolución (penalización por experimentar) y cuánta certeza le daremos a los resultados de inferencia estadística (certidumbre). Una vez acordados, de acuerdo con un conocimiento de la realidad a simular, tales parámetros se puede calcular cuál es la proporción de caos y cuál de certidumbre en el proceso de la programación evolutiva para así asegurar la evolución natural.

Estos estudios no los he visto hasta ahora, pero también es posible que sea porque no me desarrollé en las ramas de la biología. Tal vez, en algunos años, la cosa cambie.

Estos parámetros conformarán el mundo en el que se integrará el agente, y cuanto menos determinista sea (el ajedrez es completamente determinista y el póker alberga incertidumbres) más importancia se le dará a tener que escatimar en mutaciones a lo largo del proceso.

Los de Google no nos contarán cómo implementaron Alpha-Zero..., o aunque lo hagan no dejará de ser una información incompleta: porque aún habrá que comprobar con una máquina demasiado cara que realmente se repite el resultado. Pero por las pistas que nos dieron se deduce que fue un tipo de programación evolutiva. Distinto de cómo se creó Stockfish, que parecía producto del machine learning y una evolución del Principal Component para depurar el termómetro en ajedrez.

Si nos damos cuenta la filosofía de los agentes que juegan al ajedrez debería de centrarse no tanto en entender el significado de lo que es un alfil o el sentido de la casillas blancas en el tablero, sino en cómo evoluciona su juego - cómo mejorarlo. De hecho, no hay ni un santo libro de ajedrez que filosofe en el sentido de la vida de un peón (supongo), pero sí en mejorar el juego - en cómo jugarlo bien o mejor.

La vida es un PSPACE, como el ajedrez. Aunque se presenten los problemas como si fueran más allá del exponencial al final todo queda limitado a lo que pueda entender una red neuronal, la cual no va más allá de los problemas acotados. Por todo ello, la ontología se convierte en una carga pesada - un error - para el filósofo y, al mismo tiempo, vemos que la desarrolla y mal, y con mucho gusto y vocación. Para así observar una suerte de historia de la filosofía occidental, una historia del error - como descubrió Nietzsche.

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Toda idea es susceptible de desarrollar ideas falsas. La falsedad es una proyección del agente que convierte en chivo expiatorio lo que no tiene culpa de nada. Cuando la filosofía busca el qué lo que muestra es el imposible y las debilidades de su autor, ya que la alucinación no viene de la realidad sino de su autor. El origen del error es la incongruencia que no quiere asumirse como propia.

El porqué cuando no se encuentra automáticamente adquiere figura antropomorfa; si el porqué tuviera origen suprahumano entonces su solución sería inútil. Esto es: varias personas acaban atrapadas en los Andes y, ¿qué les ayudará a sobrevivir? Deben pensar que algo humano debe encargarse de la situación, aunque no tenga ningún sentido y sea completamente irracional, deben aferrarse a la creencia de que ellos podrán hacer lo necesario para sobrevivir. Porque cuando alguien actúa para sobrevivir en todos los lenguajes del mundo significa que es para conseguir tal objetivo, no porque se considere ese el único camino, sino para conseguir llegar a ese destino - y esto es un fallo cognitivo que genera la alucinación más oscura. Sin ir más lejos, incluso en inglés se usa una única preposición para referenciar el por y el para. Da la impresión de que las lenguas han servido de cualquier manera para alguna clase de propósito, no por ser racionales.

Todo esto se crea bajo el optimismo social para alcanzar la promesa de una sociedad que sobrevive. La alucinación de la tierra prometida sirve para oscurecer las mentes en una dirección que permita a la sociedad actuar en conjunto contra el verdadero enemigo, al que no se le da verdadera forma si no es mediante simbolismos. 

Así lo vemos, por ejemplo, en el Apocalipsis, el 666 está claro que sería el césar más odiado por los cristianos, Nerón. Pero es más adecuado usar símbolos y una fuerte hermenéutica, así como promesas, con el fin de inspirar a los acólitos hacia una promesa dentro de una creencia compartida. Ellos se imaginan quién es el 666, es el chivo expiatorio... Sin embargo la realidad es mucho más cruel, ¿quién es realmente el anticristo? Y es que en ocasiones para combatir la oscuridad conviene cerrar los ojos.

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Hace poco he visto "La sociedad de la nieve", y tengo un vago recuerdo de la película "¡Viven!". Ambas son obras maestras y son hijas de su época: años 90 y segunda década de este milenio. Ahora quisiera plantear la siguiente reflexión: muchas películas de los años 90 hoy día con las redes sociales habrían sido vetadas por los influencers, o tachadas de simplonas o progres. En "¡Viven!" se le da un toque colonial propio de la propaganda de la época donde todo se tiene que ver con los ojos de los americanos; en "La sociedad de la nieve" se percibe la esencia latina, y cómo ven el mundo realmente. Por otro lado, en la película contemporánea se mostraron colgajos explícitos que superan a "Juego de Tronos"..., la influencia y el cambio de paradigma se notan: lo que en otros años se censuraría y provocaría una llamada a la fiscalía hoy día se ve como algo normal. 

Es decir, hace 50 años no se censuraba más que ahora o viceversa..., los baremos son difíciles de establecer. La censura funciona con su ventana de Overton: la ofensa existe en la medida en la que un crítico vive la falsedad de haber encontrado a su propio chivo expiatorio. Sin embargo, ¿qué es lo que realmente ofende tanto al crítico?

Yo mismo habré considerado censurable que un periodista entreviste a criminales, cuando los cuales usen la entrevista para hacer propagandas difamatorias. Solo porque la fiscalía no actúe ante un delito expreso no quiere decir que no nos debamos sentir ofendidos. Y es que en ocasiones no se ve el delito, y el fiscal honestamente pensaré que tampoco.

Cuando no nos valemos de ninguna filosofía, sino de la ciencia del derecho - en su más personal punto de vista a través de un código deóntico - la ofensa adquiere sentido.

Sin embargo, cuando aparece la ofensa y, al mismo tiempo, se vierte dentro del halo de la opinión, lo relativo, lo no acordado, lo inefable..., entonces estamos ante un dictador. Estamos ante un agente que viste de ontología una figura antropomorfa que es responsable de todo lo malo. Poco a poco la va configurando: todo lo malo que él ha percibido debe proyectarlo en esa creación humana, en la medida en la que exista esa figura todos los males del ofendido quedarán perdonados.

¿De dónde sale la figura del carnero que se abrasa en los infiernos con un tridente? El tridente de Neptuno - dios de los abismos, el fuego castigador mencionado en el Apocalipsis... Y el carnero, el icono que recuerda a Amón, el dios de los ejipcios. Necesitan recordar que quieren condenarlo porque tienen miedo de idolatrar al carnero de oro; o de temer al dios que aterrorizó a Ulises por despreciar su poder.

Aún así ese carnero aparecerá en varias iconografías..., un estudio pormenorizado podría llevarnos a..., que nadie quiera leer lo que quiero poner. La cosa es que poco a poco la elección de los antagonistas lo que nos ofrece es un reflejo de quién es el protagonista: el chivo expiatorio tiene el perfil de todo lo análogo a los arquetipos a los que referencia sin llegar a serlos - el sinónimo se vuelve antónimo, lo semejante se vuelve análogo. Y así, poniendo un poco de luz, se observa que solo uno fue el autor de las elecciones del robo de los objetos de sus antagonistas, solo uno fue el que quiso proyectar sobre ese ente la autoría de sus propios pecados para que fueran expiados... El mal hecho carne es la del propio penitente.

Eso mismo podía verse en las feministas radicales, que han encontrado una suerte de terrible machismo contra las mujeres a la hora de conformar su idea de quién es el que manda. El patriarcado del falso feminismo tiene forma de mujer: de ellas mismas imponiendo a sus compañeras cómo deben comportarse, cuanto menos. O tratando a los hombres, sus iguales, como ellas aseguran que son tratadas por ellos - aunque en sus casos más personales no sea real.

También se ve en misóginos como Hegel: tan pronto como aseguran que las mujeres se centran en solo asuntos contingentes, que no son capaces de pensar de manera realista pues solo maquinan contra la realidad, que se montan circos y llevan al mundo con sus fórmulas a la destrucción y el aislamento..., observamos con mirada muy crítica y racional que es precisamente de eso de lo que trata el idealismo hegeliano. El misógino ve en la mujer lo que alucina en su propia ontología. Cuando descubrí en los 90 esta paradoja me dio por deducir que Hegel era una mujer.

¿Podría incluso ocurrir que esta criatura estuviera realmente viviendo una disforia sin saberlo? Obviamente, las alucinaciones no son tan conspirativas..., ni tienen por qué dejar de serlo.


 



miércoles, 10 de enero de 2024

Qué es el significado y qué significan las cosas

La ontología no es un problema filosófico, sino filológico. La única filosofía que nos queda es cómo vivir lo que se nos presenta, no tanto el evaluar qué es lo que tenemos delante. Al fin y al cabo no puede ser una teoría completa la que describa la ontología de las cosas sin entender su significado, o incluso el significado del propio significado; y esa temática es problema de la filología.

Podemos partir de la historia de la filosofía occidental de Russel para considerar cuál es el papel que le conferimos a esa palabra: filosofía. En oriente la filosofía si bien podemos decir que es profunda también diremos que su papel fue muy independiente del que adoptó la filosofía occidental. Es por ello que quizá sea más adecuado decir que ambas palabras (filosofía occidental y filosofía oriental) simplemente no concuerdan.

El estudio de la eliminación de los mitos y la oscuridad que reflejan sobre nuestro entendimiento no es comparable al estudio de la comprensión de lo que trasciende a nuestros actos. Ambos estudios ocupan en sus respectivas civilizaciones un rincón donde no cabe la ciencia, ni las técnicas, ni el propio dogma religioso... Como ambas civilizaciones arrinconaron a unos saberes de manera parecida al final fue correcto pensar que ambas disciplinas debían de tener algún sema en común, y esa fue la idea de filosofía.

Sin embargo no voy a entrar en un trilema a la hora de explicar cómo no son comparables la filosofía oriental con la occidental. Tal vez esté hablando como un estudiante que leyó mucho a Platón y que practicó mucho kung fu en su vida, y eso es lo que me ha dado a entender que no es lo mismo leer a gente seria como Aristóteles que afrontar el significado de la vida a través de las artes marciales.

Así, una vez comprendido que no es posible pretender entender el significado de las cosas desde la filosofía, debido a que la palabra filosofía no tiene un verdadero sema ajeno a nuestros sesgos culturales, lo que nos queda es tener que afrontar el verdadero significado de las cosas desde un puntos de vista exclusivamente cultural - esto es, desde el punto de vista de la filología.

En este aspecto, cuando me pongo las gafas del filólogo con mis ojos de informático ya todo cobra bastante sentido y forma parte de mis estudios y mis teorías para constituir aplicaciones que desarrollen el entendimiento del habla.

El significado es el token ininteligible que adquiere un significante como resultado de hacer una auditoría de cuántos significantes se suceden a él y a qué distancia, en su contexto. Es decir, el significado es, por definición, inefable y no posee un sentido ajeno a la socioléctica del agente que lo percibe. De hecho, cuanto más se expande el corpus, y toda la córpora, con el uso de ese significante sus distintas acepciones encajarán mejor con el significado y éste tendrá un carácter más independiente de la propia cultura del agente.

No es difícil de entender: ¿cómo se entiende el significado real de una cosa? No es analizándola, ni tampoco es haciendo reminiscencia. El significado real es susceptible de ser atrapado psicológicamente hablando, y es mediante el contraste de los significantes que tenga asociado en el mayor número de contextos posibles.

¿Quieres saber lo que es un perro? Pues no te bastará con ser veterinario, con haber tenido uno, con haber sido salvado por un San Bernado en la nieve tras una avalancha, conque se te haya muerto de viejo o conque hayas tenido que limpiarle la caca... En el fondo sabes que el significado real de lo que es un perro te puede satisfacer a partir de cómo lo definas en tu idioma pero, muy en el fondo, la razón por la cual se justifica su compañía es porque alberga un misterio el perro mismo y todo lo que tiene que ver con él. Nadie vive para lo que no tiene misterio, pues del misterio nace el mito y la emoción que transmite. El misterio supino de lo que es un perro reside en su significado: su significado es un conteo de relaciones con otros conceptos que de manera instintiva acumulamos y no somos capaces de percibir. El hecho de que el significado sea inefable es el misterio mismo que aborda el tema en cuestión, y la sensación de incontinencia que percibe el que intenta usar una secuencia de significantes para abordar la definición de un perro se desarrolla como expliqué en su momento "la incontinencia del poeta" sobre el nacimiento de la religión y la fe.

Por tanto, sabemos lo que es una acepción de una palabra: consiste en una explicación dentro de un idioma que intenta a través de sus semas combinar sus significados mediante operaciones vectoriales para acercarse al sema de lo que se intenta definir. Sin embargo, como queda demostrado en el teorema de Post, esta empresa es matemáticamente imposible: como prentender entender la filosofía oriental desde la occidental o viceversa. 

Eso es lo que genera una incontinencia: un sentimiento que tienes dentro y que no puedes expresar a través de tus formas. Entonces es cuando nace el lenguaje, como una expresión de la función de la conciencia del yo relacionado con cómo ve cada una de las experiencias que vive en su parte frontal. Y no, no es poesía lo que acabo de escribir.

Las cosas no adquieren significado si no es a través de una cultura. Entonces, para cuando aceptemos que la mayoría de las cosas son independientes de la cultura entenderemos mejor cómo se enjaula el significado de algo. El multiculturalismo no es un ismo: es la lucha por entender qué significan realmente las cosas.

De hecho, gracias a este enfoque, podemos comprender un poco mejor cómo nace una lengua, funciona como la evolución religiosa, pero ampliando los conceptos a algo más genérico:

Lengua tipo 1. Escultor. Unos autores han vinculado símbolos y los han dejado persistentes en algún medio. Ellos ven algo que otros no han visto, y han intentado revelar su percepción de manera simbólica. El símbolo es usado como señal de una revelación. Los símbolos están fuertemente ligados a algo natural. La lengua solo es un conjunto de palabras.

Lengua tipo 2. Bardo. Aparece un mediador que asevera saber el significado de esos símbolos. Sin embargo se ve abocado a atribuir sonidos y un significado elemental. El símbolo es evocado por todas sus apariciones allá donde los que acuden al intérprete le señalan. De manera imaginativa el intérprete deberá ser consistente con todo lo que monta y el símbolo empieza a tener un significado más abstracto, que trasciende a lo natural. La lengua son cópulas de conceptos: sintagmas simples.

Lengua tipo 3. Lector. Un autor intenta hacer un compendio de todas las maneras que tienen los distintos intérpretes de leer los símbolos y conforma una suerte gramatical más compleja, donde la lengua empieza a parecerse a lo que entendemos por lengua: sujeto, predicado, etc... Los símbolos empiezan a desarrollarse al margen de cómo se escriben y se desarrolla una semiología.

Lengua tipo 4. Mitómano. En este punto el autor no duda en desarrollar el significado de las cosas matando al resto de los autores, para así conformar la idea de lengua moderna. La cultura y sus mitos son resultado de un constructo fuertemente intencionado para transmitir el pesar de sus autores. Todas las cosas que perduran lo hacen dentro de la mentira de su persistencia, porque el autor que las pensó era otro preso de su tiempo. En este punto, el lenguaje ha desarrollado una literatura que, a su misma vez, deberá evolucionar antes de alcanzar el zénit de su madurez cultural.

Así, observamos que la lengua, si ha evolucionado lo suficiente, tiene poder suficiente como para encerrar a sus hablantes dentro de sus trampas y, al mismo tiempo, si es burda entonces no le da herramientas lo suficientemente buenas al hablante para expresar el significado que tiene en su mente - sabiendo que el objetivo que se ha marcado solo existe en su cabeza como resultado de lo que él entiende por cultura.

Un ejemplo gráfico de lo que pretendo explicar se encuentra en los caracteres chinos: hoy día entenderíamos que la filosofía que hicieron montar esos símbolos es terriblemente machista, por lo que el significado de las cosas estaría muy encerrado a ese tiempo. Obviamente, el hablante de chino no está obligado a pensar de manera machista solo por haber tenido que estructurar su mente con los caracteres chinos, pero tampoco se me puede negar que exista alguna clase de condicionamiento que, según explico, sería inefable.

Quizá ese sea el peligro que alberguen las lenguas vernáculas, al someter al lector a desarrollar el significado a través de las limitaciones de los significantes también mantienen la moralidad y los ritos a través del habla. Y de ahí el desarrollo religioso.


lunes, 8 de enero de 2024

Traidores Vs Invasores

Me despierto en mitad de la noche, un rato después un pensamiento intruso: el recuerdo de la gente más pérfida que he conocido personalmente en la universidad. O de cómo los jueces de lo penal no estaban a la altura. O de la respuesta que me dio el ex-comisario por teléfono. Habré tenido vivencias mucho más duras, posiblemente, en el periodo universitario..., pero lo que me anula es tener que haber convivido con animales de granja - traidores incapaces de comportarse socialmente por mucho título o privilegios que tengan desde el estado.

Me llevé una imagen realista de cómo funciona el mundo académico. Algo que todavía tendría que escalar en cuanto lo aplicara a nivel mundial.

Quizá debiera consolarme: hay quien vive en la calle, yo no. Está claro que vivo mucho mejor porque esa opción es algo que se me pasa por la cabeza, y elijo no llevarla a cabo. Tengo acceso a Internet, y podría iniciar un proyecto si creyera en alguna clase de mercado, si no lo hago es porque no tengo confianzas - no sé por dónde vendrá la siguiente traición.

En estos momentos hay dos grandes guerras en activo: la invasión de Rusia y la traición de Israel. Paradógicamente, Europa se ha definido más en contra de Rusia que de Israel. Los que sobrevivan a la invasión de Rusia podrán hacer vida: Putin no ha iniciado ningún exterminio sobre la población ucraniana, y éstos no parece que estén pasando por una crisis humanitaria. Lo que pasa en Israel, sin embargo, sobrepasa todos los límites: Sudáfrica tiene razón. Ni Sadam Hussein fue tan animal.

Podemos analizar la situación de Israel de dos maneras: 

a) Visión altruísta. Israel no tiene ninguna legitimidad de acabar con su propia población, ni de provocar una crisis bélica con todos sus vecinos para provocar un polvorín sin precedentes. Sobretodo considerando que todos sabemos por dónde pasa la solución - y que solo resta saber si independencia o dos estados.

b) Visión egoísta. Los supervivientes de Gaza acabarán despertándose en mitad de la noche y les crecerá el recuerdo de israelitas odiando su existencia, de pasar hambre, sed, de perder familiares inocentes, de perder el día a día, la comunidad..., y perder la sensación de seguridad en el día a día. Se volverán terroristas o soldados de élite - e Israel no querrá convertirlos en soldados.

El tiempo corre contra Israel y toda Europa. Si Europa no condena a Netanyahu los niños se volverán adultos, y los adultos se reirán de sus padres por no haber tenido la inventiva que tienen ellos para crear oleadas de terror en el viejo continente ¿Qué legitimidad tiene Europa si no se une a Sudáfrica contra Netanyahu? ¿Qué legitimidad tiene Israel de reclamar las dos franjas palestinas si no puede condenar a un genocida? 

Peor que invadir un país es traicionar a los tuyos, y la Comunidad Europea va a tener que pasar por el aro - posiblemente EEUU ya esté condenado. Estamos viviendo unos momentos cruciales como para que Europa coja inspiración de querer quitarse la OTAN, ese parásito tan dañino - o de expulsar a EEUU de la OTAN, lo cual sería bastante gracioso.

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Las personas no saben en qué dirigir su atención, y pretendemos crear algoritmos que nos digan, para un contexto, cuáles son las respuestas a las preguntas que nos hagamos. Lo curioso es que hay tantos algoritmos que acercan el resultado que solo el que invierte grandes cantidades de recursos puede saber cuál es el que converge realmente más rápido. Y yo no trabajo a esas ligas: solo soy un muerto de hambre en comparación con esas grandes compañías.

He presentado mis fórmulas y, en base a lo que se hace público (casi nada), me adapto a lo que parece que es hacia donde debe ir la tecnología. Pero si fuéramos un poco más ¿socialistas?, un poco más Open..., entonces la pugna sería entre la meritocracia y las fuertes inversiones. El mundo sería muy diferente. Pero en el fondo ya sabíamos que lo académico es muy traidor y que cuando intentan decirnos que los demás estamos por debajo en realidad lo que hacen es intentar amedrantarnos, matarnos de hambre, difamarnos..., hay que tener cuidado con el mundo académico internacional - está lleno de traidores.


domingo, 7 de enero de 2024

La crueldad del espectador

Ya puede ser profesor de escuela, como puede ser el usuario que enseña al LLM, así puede ser llamado el espectador en una sala de cine de igual manera que el lector de una novela: el crítico, el que juzga la belleza de tu trabajo.

Cuando un niño está aprendiendo a escribir necesita una persona que le corrija las impurezas, y para ello debería de hacer uso de unos criterios objetivos. La cosa es que cuando el niño ya ha aprendido a escribir y solo resta prestar valoraciones subjetivas lo que debería hacer un buen profesor es empezar a enseñarle otros alfabetos: para mejorar el estilo de escritura de las letras latinas debe aprender a escribir, por ejemplo, en árabe.

Muchos pensarán que he debido equivocarme, o que quizá sea una valoración subjetiva lo que acabo de decir. Pues bien, para mejorar en la parte de valoración dice mis teorías que lo que debe hacerse es ir más allá del significante para encontrar el significado oculto de esos trazos: eso es lo que vengo llamando semiología. Ese proceso de auditoría consigue desarrollar mejor los semas cuando no se someten a una moralidad localizada y específica a la hora de desarrollar los significantes. Es decir, el desarrollo de una lengua vernácula no te ayuda a aprender más idiomas - pero el aprendizaje de lenguas no vernáculas sí.

Si quieres mejorar en tu escritura debes aprender a escribir objetivamente bien y, una vez hecho eso, aparender a escribir en otras escrituras - en vez de emparanoiarte sobre cómo perfeccionar el modelo que conoces. Ésa es la manera que se tiene de darle carácter a la manera de trazar y adivinar el significado de las partes del carácter; lo que en los lenguajes pictográficos llaman radicales.

Es por ello que un profesor que se hace cruel frente a un alumno por cómo escribe puede ser otra piedra innecesaria en su camino. Es decir: si ya sabe escribir y solo recibe críticas por cómo no escribe según los gustos del profesor es más que probable que sea él el máximo responsable de todo el estrés que no le sirve para nada acumular. Es más sencillo inspirar enseñando cosas nuevas: impensable en los esquemas de ciertos funcionarios, igual de impensable creer que cuando un alumno se sale de los esquemas de lo normal deba seguir recibiendo una educación normal.

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Con esto presente planteo la siguiente situación: hace siglos los cuentos para niños eran increíblemente crueles. Tal es así que podríamos decir que el "maestro" tenía por intención traumar al niño solo contando historias. Cuanto más atrás vamos más difícil es encontrar "cuentos para niños", pues es un concepto más del romanticismo - y, sin embargo, las leyendas siempre fueron la literatura favorita de los infantes. Todas esas historias de fantasmas y demás mitos bien podrían ser los primeros cuentos para niños. Cuanto más morbosa era más infantil sonaba, y menos escolástico.

Entonces los malos eran supermalos y los buenos eran superbuenos. Son las historias más infantiles: las estructuras están llenas de propagandas morales, donde al primero al que le sucederá algo malo es al que se comporta de peor manera - quien nos caiga peor. La cosa es que, y en esto Disney ha sido la empresa pionera, era posible plantearse que el malo no fuera tan malo - sino una víctima de las circunstancias, alguien a quien influenciar para ver si cambia de actitud. Ya no digo lo que se plantea en la película "Malicia", y es que el mal en realidad sea un concepto equivalente a salirse de lo cánones de la moralidad - no necesariamente a ser una persona destructuva. Se trata de un concepto que, según he creído observar, no se llegó a comprender después de lanzar incluso una segunda entrega.

Es decir, Disney está probando cosas "raras", no se conforma con hacer y ya está. De la misma manera, otras compañías se han juntado para probar por su cuenta, hay una idea de cambio - y la cuestión que hay que plantearse es hasta qué punto seguir con los modelos anteriores sería realmente cruel.

Cuando el malo es realmente malo el niño agudiza su sentido sádico y empieza a lincharlo: todas las crueldades que vivió el niño las proyectará sobre el villano, disfrutando de cada segundo mientras sufre la más cruel de las humillaciones dolorosas ¿Es eso una correcta enseñanza? ¿Es correcto que aprendan a mirar a otro lado y a proyectar sus problemas sobre un personaje ficticio? ¿Hasta qué punto podría ser considerado algún día como un final tóxico?

"Entonces Gretel empujó a la bruja en el horno y lo cerró para acto seguido liberar a su hermano..."

Parece cruel, pero claro, ¿por qué no...?

"Los dos niños, queriéndose asegurar de que la bruja no escapaba para perseguirles vigilaron el horno mientras escuchaban a la bruja hervirse en fuego lento gritando de manera entrecortada. Los dos hermanos se apretaron las manos fuertemente sabiendo que ese habría sido el destino de Hansel si su hermana no hubiera encontrado el valor suficiente como para perpretar esa acción contra la bruja. Mientras, ya no quedaba ningún animal cerca, espantados por la agonía de la bruja, los gritos de súplicas, los lloros, los golpes infructuosos, las negociaciones que nunca hay que escuchar, los falsos piropos, los rugidos y la sensación de dolor incesante que atravesaba el cuerpo de esa mujer".

¿Suena cruel? Podemos mejorarlo...

"Mientras estaba en el interior del horno la bruja recordó cuando era niña y lloró al ver cómo su madre cocinaba unos animalitos vivos. Entonces era ella la que consideraba que esa crueldad era inaceptable. Pero con el tiempo se hizo adolescente, se enamoró de un joven, y éste intentó encerrarla en un horno al enterarse de que su madre era una bruja. Eso provocó que, con el hambre que ella sentía, porque el negocio de repostera no le funcionó al saberse quién era su madre, necesitó comerse a su captor y, poco a poco, aquellos que la visitaban siempre era para darle caza..., y ella los cocinaba."

¿Qué derecho tiene el autor de convertir al villano en víctima? Pero claro, ¿qué derecho tiene el crítico de pensar que los villanos tienen que desempeñar el papel de chivos expiatorios?

El crítico quiere hacerse partícipe de la obra juzgando el conjunto de la obra, pero lo que permite desarrollar al autor no es especializarse en la moralidad del crítico sino cuando desarrolla las distintas maneras de expresar los distintos signos en la obra. Es más fructífero cuando se experimenta con una caperucita roja que sea negra, con una cenicienta varón, un quijote chino o cualquier combinación que sutilmente pueda ser interesante. Como toda buena receta, lo mejor es cuando se descubre una combinación explosiva que a nadie se le habría ocurrido.

Es entonces cuando se descubre la cultura woke, un concepto que siempre ha existido - independientemente de que hasta ahora no se le había puesto etiqueta. La cultura woke se defiende desde dos frentes independientes para obligar a cualquier mecenas o productor el animar a que se cumplan tales esquemas:

a) Enfoque egoísta. Si los autores pueden ser blancos, negros, mujeres, bajitos, etc..., entonces habrá más autores compitiendo entre ellos y los resultados serán más productivos, gracias a la meritocracia y el aumento de la calidad de las obras.

b) Enfoque altruísta. Si nuestros hijos crecen en un entorno culturalmente homogéneo entonces no podrán desarrollarse con una visión de conjunto que sea realista. Estarán sometidos a sus miedos, sus discriminaciones, sus barreras..., y en ocasiones esas mismas barreras podrán estar vinculados con los grupos en los que ellos mismos o sus amigos pertenecen.

El enfoque altruísta coincide con el sueño de Martin Luther King, la eliminación del sentido de pertenencia de los que están en grandes guetos y en pequeños guetos: que las minorías puedan integrarse entre las mayorías sin pedirles el carné. Esa utopía es una forma de egoísmo si pensamos en nuestros hijos como una extensión de nosotros mismos: se trata de crear un contexto propicio para que el superhombre no se vea abocado a vincular el significado del símbolo con el icono que se usa para representarlo.

En este proceso de experimentación los críticos pueden volverse crueles y desear el modelo anterior. Se centrarán en casos particulares y serán muy duros cuando se les presente situaciones objetivamente válidas... ¿Por qué les molesta que la sirenita sea negra? ¿No es un musical? Debería de molestar que la actriz no fuera la mejor cantante..., y en este caso ella da el tono. Al experimentar con distintos tonos eso genera afecciones sobre el personaje y su significado al margen de la cultura por el tono de piel.

Por eso la cultura woke se puede desarrollar bajo los dos enfoques: 

a) el egoísta que hace que el guion sea más fácil de crear al haber más conflictos sociales, y expone situaciones para que la gente se conciencie ya sea como la trama principal o como subtrama

b) la altruísta que hace que el conflicto social esté solo en la cabeza de quien no ha experimentado esa combinatoria, para ver las cosas con otro color, otra forma, etc... Y que los que vean por primera vez esa combinación luego no percibirán en la vida real la necesidad de ser crueles para crear conflictos sociales.

Al final, se trata de un win-win. Otra cosa es que no se sepa cómo enfocarlo para que los críticos no se den autobombo. Las redes sociales premian a la opinión más burra y animal, razón por la cual esa clase de influencers, si tienen esa postura, deberían de ser domados como animales salvajes que son - en vez de ser tomados en cuenta. A la larga sus propios seguidores madurarán y se darán cuenta por sí mismos: el animal salvaje acabará siendo domado.





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