sábado, 13 de agosto de 2022

Dentro de cuarenta años...

Mientras venía a mi tienda pude ver una imagen del futuro cercano..., para dentro de unos cuarenta años, si no antes. 

Había un camión que intentaba maniobrar para no rayar ningún coche. Esa imagen tan simple. El camión se movía con dificultades porque la calle era estrecha y pretendía hacer un giro complicado. 

Entonces hice un análisis de la educación neoliberal, de los principios filosóficos que sostienen al postmodernismo y al corporativismo. Y lo comprendí: esta generación que conduce camiones respetan a los coches que están aparcados, sin embargo ¿lo hará la siguiente? ¿Acaso no se modificará la moralidad a algo más neoconservador? No solo el planeta se irá calentando cada vez más, no solo iremos necesitando más y más minerales en países a los que minar su política democrática para que nos salgan más baratos, sino que además lo veremos en las calles... 

Dentro de cuarenta años a los camioneros no les importará rayar los coches cuando la calle se quede demasiado estrecha, y los políticos tendrán que considerar normativas rigurosas en algunas ciudades y laxas en otras... Que se encargue el seguro, si saben quién fue. Si importa ya tanto.

Bien pensado, en el 2062 es muy posible que yo ya haya muerto, o esté en las últimas. Entonces alguien se acercaría a mi tumba, a mi silla de ruedas, y me diría: "Hoy he contado 10 rayadas ¿Cuántas deberán haber para decir que nos encontramos ya en una idiocracia?".

Saben que el modelo neoliberal no funciona, que debería de haber una renta aústera y una economía separada de lo esencial de lo especulativo, como en Cuba. Si no quieren llamarse a sí mismos socialistas que no lo hagan, pero o se planifica como lo hizo Fidel Castro o todo se irá al traste. La trinidad imposible es uno de los hechos más incontrovertibles que existen en la economía, pero como niños pequeños se siguen rayando a los países porque las empresas no saben cómo maniobrar con sus grandes transacciones ¿Cuál será el siguiente mineral que explotar? ¿Cuánto le queda al coltán para que la tecnología no pueda seguir aguantando la explosión inflacionaria que necesita el modelo actual? No quieren admitir que los supermillonarios son unos supermiserables, así que me pregunto cuánto tiempo pasará antes de que se raye el primer vehículo y, por otro lado, cuánto tiempo desde la primera rayada hasta que la estampida esté bien dirigida.


viernes, 12 de agosto de 2022

La extraña virtud del abducido

Pierce lo llamaba abducción, y ha sido defendido como si fuera un método científico - nada más lejos de la verdad.

El postmodernismo se fundamenta en unos principios que le son básicos: contradice al modernismo en una sola cosa. Como esta entrada va sobre este tema en concreto, diré que el concepto que marca la diferencia consiste en la creación de abducidos.

Popper ha muerto, la falsación perfeccionaba la deducción para crear un modelo que conseguía ser trasversal: las ideas no se defendían en positivo, sino en negativo. Eso era antes, para cuando Popper vivía todos querían ser como Popper; Popper esto, Popper lo otro, Popper opina así, Popper por aquí, Popper por allá... Pero en un momento dado se vuelve demasiado cansino: es más bonito hablar de alubias en saquitos, ejemplos gráficos en positivo.

Los abduccionistas pondrán el ejemplo de Sherlock Holmes, un sujeto que hablaba de manera claramente antifalsacionista. Y sí, ese personaje era uno de mis personajes infantiles favoritos. Lo que pasa es que cuando uno madura descubre que algo así es imposible que exista: tanto la criminología, como la medicina, tienen unas pautas completamente diferentes. De hecho, se puede ver en la serie de Dr. House que, aunque hacían referencia al personaje de Sherlock Holmes (por la H), a la hora de la verdad el equipo se centraba en los "diferenciales". Más en concreto, lo que diferencia el falsacionismo de los abduccionistas consiste en que el falsacionista necesita una lista de posibilidades y, para todo esa colección, una prueba que falsacione tales ideas. En la medida en la que una enfermedad no sea falsacionable..., tampoco será admisible. Debe superar alguna clase de prueba.

Piensa el abducido que el mundo se mueve a base de reactivos, que primero está el modelo y luego existe un proceso de reafirmación del mismo. El abducido cree que debe defenderse un marco de pensamiento, una mentalidad, de esa manera la ciencia se reduce a su propia hermenéutica - una manera de empudrecimiento que tiende a la tecnocracia.

Porque, ¿qué es la tecnocracia? La impunidad del que habla en términos técnicos. Tecnocracia es que te obliguen a vacunarte y que no puedas responsabilizar al que te obliga si la vacuna tiene efectos secundarios. Los que se abducen por el lenguaje científico se dejan llevar por una deóntica que les obliga a no cuestionar algunas partes del modelo, y entonces empudrecen exactamente la idea de cuestionamiento.

La hermenéutica es el estudio que pretende encontrar un logos a una manera de hablar. Sin embargo TODOS los informáticos (con el nivel necesario) sabemos que el logos es un recurso literario. El logos es la lógica del mundo, un arquetipo, es el principio antrópico que, de darle carácter de entidad, podría ser considerada una divinidad humana - lo que los cristianos llaman Dios.

La hermenéutica constituye un imaginario de causa donde no existe lógica de causa alguna. Vemos un saco en una mesa, y al lado unas alubias blancas. El falsacionista se monta películas: las alubias eran del saco, el saco es de canicas, etc... El abducionista ya tiene una causa a que se vean alubias en la mesa, cuando lo máximo a lo que puede aspirar a que sea confirmado mediante una mera correlación. El falsacionismo nos advierte: no puedes vincular la causa a esa correlación, si se le da ese carácter de entidad entonces ¿cómo fiarnos de la filosofía conexionista que nos ofrece la informática? El ordenador nos ofrece explicaciones a correlaciones encontradas, ¿pero acaso debemos fiarnos de sus abducciones solo porque sean resultado de cálculos muy complejos? Entonces, ¿dónde está el trabajo de los informáticos a la hora de buscar perfeccionar esas redes neuronales? ¿Cómo podría mejorarse la abducción?

Ante esto habrá quien diga: existe abducciones de varios niveles. Pero volvemos a lo mismo: Freud convencía a sus pacientes, es decir, los abducía. Lo mismo hacen las grandes compañías que ofrecen sus productos gratis, para abducir a sus usuarios para convertirlos en productos. Asímismo, se puede ver en cursos de formación que no suelen ahondar en los contenidos más que en la propia propaganda de quien ofrece tales cursos gratuitos. Todo eso genera una abducción: un lenguaje para la defensa de una compañía, un grupo de gente que piensa según un logos - un logotipo, más en concreto. Se trata de la defensa de una marca.

Y todo esto nos lleva a desarrollar una peculiar virtud. Hace años lo comenté en mi otro blog: los abducidos tienen más oportunidades que los que defendemos la modernidad desde el falsacionismo. Los abducidos tienen ventajas y se mueven con sinergia desde las posiciones de poder. Se convierten en recursos humanos convertidos en una masa compacta.

Anoche recuerdo cómo no pude conciliar el sueño por la calor y los recuerdos de una broma demasiado pesada que me hicieron una vez... ¿Qué puede pasar cuando todos tus compañeros de clase deciden hablarte con desprecio? ¿Puede rematarse la broma y que se disfrace como tal solo porque se constituya con formato de "sorpresa"? ¿Acaso los que le hablaron mal a la víctima gritaron a coro unas disculpas mientras reían porque todo era falso? No..., unos profesores no pueden dictar que un acto es una broma porque hayan tenido la intención de crearla; la broma es un hecho objetivo - calculable más allá de las intenciones de quienes la fabrican. Y esto los abducionistas no lo pueden comprender porque creen que las correlaciones tienen causas, y ese pensamiento es terriblemente dogmático.

Si tu intención es gastar una broma puede que lo que acabes haciendo sea un linchamiento social; es algo que no se debate en psicología hoy día. Aunque claro, hay muchas cosas que supuestamente no se debaten tampoco y acaban siendo prohibidas en las leyes por gente con el título de psicología... El intrusismo siempre estará ahí.

La intención es un concepto cultural que proviene del lenguaje, es un escarabajo dentro de una caja en la mayoría de las veces no demostrable. Hay que ser falsacionista en estos temas. Por eso la abducción consiste en una deducción emic. En algo incompatible con la ciencia, pero que le sirve mucho a los intrusistas que, en su virtud, conseguirán una gran cantidad de adeptos para su secta.


 

miércoles, 10 de agosto de 2022

Las exactitudes

A cualquier filósofo o lógico que le preguntes te dirá que la exactitud es un término cualitativo y, por tanto, no puede ser que haya dos ideas que sean exactas y se contradigan entre sí en algún sentido. Sin embargo la realidad es mucho más compleja que esa apreciación, como vengo diciendo en este blog.

No supone sucumbir a la locura creer que es factible encontrar distintas filosofías exactas, como entrando en contradicción sin perder su carácter exacto. Sin ir más lejos se puede crear una escala de niveles de exactitud que nos permita entender este concepto mucho mejor.

Esta entrada, de haberla tenido más clara, la habría conectado con la entrada anterior - sin embargo las cosas están así: no es fácil de explicar por un lado, y tampoco es cierto que yo lo tenga todo perfectamente atado. Es fácil ser coherente y ver cómo todo encaja, pero siempre es posible que falte algún desarrollo interesante y no es bueno tomarse estos temas a la ligera.

Uno de los primeros temas a tener que desarrollar cuando se crea un buen sistema de información es la idea de contradicción. La cosa es que en informática ya se ha dado por válido, y es ortodoxo, que dos afirmaciones son contradictorias cuando es difícil encontrar a ambas en un mundo posible - no se le da un carácter formal a la idea de contradicción, porque no es útil. Pues bien, es cuestión de usar la lógica: si existen varias ideas de contradicción también existirán varias ideas de exactitud, porque formalmente se establece esa biyección. Es decir, una idea de contradicción nos lleva a una idea de similitud y de exactitud en cuanto a esa similitud. Si admitimos que la frase "Pedro vendió la casa de la esquina" contradice a "Pedro vive en la casa de la esquina" eso es porque no admitiríamos que Pedro pueda seguir viviendo en la casa que ha vendido, o que luego recuperó..., pero la razón por la que decimos que contradice es porque desde el punto de vista de la utilidad de una búsqueda nos interesa la información más probablemente útil - para hacer una buena selección de la información a estudiar. Por eso la idea de contradicción, y de implicación, debe ser probabilística - laxa.

El estudio de los modos nos lo da la lógica modal, donde se nos habla de afirmaciones necesarias y contingentes..., y habrá que jugar con esos conceptos para hablar de lo probablemente necesario para poder trabajar de manera mucho más práctica. Por ejemplo, si nos pregunta nuestro general si el camino está despejado lo que nos pregunta es si existe un contingente que haya que tomar en cuenta. Tan pronto como le digamos que técnicamente está despejado habremos cumplido el objetivo, porque luego nos preguntará de manera "más exacta" a qué nos referimos con "técnicamente", y entonces mencionaremos a un soldado borracho en mitad del camino. El soldado borracho no será un contingente, pero había que mencionarlo...

Por eso hay una primera búsqueda que nos da la adquisición más básica de la idea a compartir. La gran compañía nos ofrece las páginas que probablemente estemos buscando, luego ya haremos click más probablemente en las primeras - que encajarán con las que les da mejor espina.

En definitiva, realmente es cierto que trabajamos con diversas exactitudes. Y el hecho de que no se diga abiertamente bien podría considerarse un tanto sospechoso.

Así que empezaré con la primera de las apreciaciones: la mayor de las exactitudes es una abstracción que usamos como referencia, que es la idea del "uno", el primer símbolo que es la definición de lo que es la exactitud en sí. Por lo que lo más exacto es cualquier cosa que nos lleve a ese símbolo.

Se trata de la filosofía conectivista, la que mediante la construcción expresa de la máquina se generan las aplicaciones. En este punto siempre existen diversos tipos de imprecisión: como qué ocurre si nuestro sistema axiomático no se ha demostrado que sea relevante dentro de la utilidad que esperamos que tenga, si es coherente en sí mismo, si con ese mismo esquema es posible construir afirmaciones que dentro de ese lenguaje no se podrán demostrar o que, aun siendo demostrables, los mecanismos de demostración trasciendan a la capacidad formal que disponga el sistema para obligar a usar mecanismos empíricos o formales de otros esquemas aceptados ajenos al sistema. 

Hasta ese punto tenemos la idea de exactitud más elevada: la que nos dice que aseveramos todo lo que deducimos aun no teniendo un lenguaje tan completo como la lógica formal de primer orden (como demostró Gödel), o no tan relevante como la lógica de segundo orden (que no es completo, porque se vuelve incoherente si le incorporamos la capacidad para decidir sobre sí misma como demostró Gödel).

Ahora le vamos a añadir un grado de imprecisión, si perder el formalismo exacto; es en este punto donde nos metemos en la filosofía conexionista, el deep learning, los formalismos matemáticos y los símbolos que no son enumerables: establecemos que las demostraciones no tienen que reducirse a lo constructivo, y aceptamos refutaciones aun no creando con ello una máquina.

Una apreciación de este formalismo lo tenemos en la demostración de la NP-completitud de Cook: observamos que parte de un lenguaje L con el que se plantea un problema y que, una vez resuelto en una máquina de Turing, habremos tardado un tiempo T: ni L ni T están definidos explícitamente, solo sabemos que L debe ser representable en una máquina de Turing, y que T debe estar acotado polinomialmente para determinar que L plantea un problema NP. El hecho de que no sepamos el valor y lo usemos para crear la máquina es un formalismo; se dice que debe existir una máquina, pero no nos ayuda a decidir cuál es. Es decir, no se asegura una correspondencia entre la entrada de la que se parte y la creación de la máquina: por lo que realmente esa demostración no es constructivista.

Otro formalismo es del que me valgo para responder la pregunta de si la clase NP coincide con la clase P: creo un manual de instrucciones que es una configuración de una máquina de Turing, pero parto de un formalismo, la idea de que las fórmulas que resuelve tendrán un número máximo de variables; por lo que para cada entrada existirá una gran cantidad de manuales que resolverán en tiempo polinomial el problema, y solo ayudo a decidir cómo construir la máquina en la medida en la que se asegure que la entrada no supere a un cierto número de variables - sabiendo que el número de variables puede ser indefinidamente tan grande como quieras. La conclusión final sería que sí es cierto que existe una configuración de máquina de Turing que te dice para cada problema NP cuántos casos cumplen la solución en un tiempo lineal, pero combinándolo con resultados constructivistas, deducimos que esa configuración no es P-reducible (decidible en tiempo polinomial). Es la diferencia entre una máquina de Turing explicado como un manual a una máquina de Turing explicada por engranajes.

Las diferentes apreciaciones de exactitud en los formalismos que se aprecia se generan por la presunción que le damos a las variables: en el caso de Cook su variable debe estar acotada polinomialmente, en mi caso la variable debe estar acotada por el infinito. Por lo que mi formalismo es más exacto y la demostración de Cook puede valerse de mi resultado, al ser más exacto.

Otros resultados que aporto cuestionan los planteamientos de Cook y Fagin porque si coinciden es solo en apariencia. Es decir, hago una crítica a esos documentos que tienen más de cuarenta años, que no han generado ninguna máquina - salvo de casualidad, y ha congelado la informática por muchos años con ideas que no van a ninguna parte. Y que, incluso, están llenas de errores teóricos. Ese artículo fue lo último que le pedí a Nature que me lo publicara, y lo único que he conseguido es un DOI, pero de revisión de pares luego ya eso...

Llegados a este punto podemos ya hablar de las imprecisiones provenientes del teorema central del límite y la matemática aplicada, que ya no usa la palabra exactitud en sí, aunque se vale de criterios de calidad que la sustituyen. No hay que olvidar que el propio Wittgenstein consideraba que la ciencia, en su empiria, podía albergar la suficiente certeza como para competir con las matemáticas mismas. Y es que existe una idea de exactitud en la precisión de una idea: la idea de que mañana el sol no implosionará es una idea con la suficiente exactitud como para darle el mismo crédito, aunque solo sea una evidencia resultado de la empiria.

Es en este tercer nivel como trabaja el estudio de probabilidades, para no necesitar etiquetar como probable lo que suene absurdo cuestionar dentro de su marco de trabajo. Lo incuestionable es otra forma de exactitud, aunque no se admita. Y cada vez que observamos a un científico negar que otro lo sea en realidad lo que está haciendo en valerse de su idea de exactitud, a este nivel, para postular cómo debe hablar alguien que piensa como él. Los postulados, en definitiva, consisten en un compendio de resultados empíricos interpretados de manera que se ignore lo que complica innecesariamente el modelo. Pero, al mismo tiempo, existe una gran cantidad de postulados que se pueden aceptar o rechazar: a cada una de esas filosofías científicas (de tercer nivel) se le suele llamar paradigmas, tal como los describió Kuhn.

Muchos religiosos gustan de cuestionar el papel importante que tiene la ciencia para el pensamiento, debido a que existen los paradigmas científicos, debido a que un postulado hoy puede ser una afirmación cuestionable mañana. Me resulta obvio que no entienden la gran diferencia entre la religión y la ciencia, y esa diferencia no tiene nada que ver con la precisión de las ideas, la exactitud, etc... Lo que diferencia al científico del religioso es el rito: la creencia de que un rito es lo que le da el conocimiento, cuando el propio científico no se rige por la rectitud de un método material. Un rito no es un concepto como el método científico: es un procedimiento material con un cierto nivel de exactitud, como repartir pan para entrar en comunión con una divinidad creadora de todo el Universo. Un método científico puede ser colocar el matraz delante de un microscopio preocupándose hasta de la temperatura del laboratorio; otro método podría cuestionar el que se hagan cosas de más o de menos.

La cosa es, ¿qué inspira más confianza a la hora de ejecutar sus métodos? ¿El que los mantiene sin ninguna evidencia de que funcionen o el que constantemente lo cuestiona y, aun así, sobrevive el método?

El asunto es que en ocasiones nos encontramos a profesionales que se valen de su titulación para adulterar la ciencia; y esto encaja mucho con el conexionismo. Podemos hablar del psicoanálisis de Freud, y de cómo la interpretación de los sueños eran tan adhoc que sonaba imposible repetirlos. Es decir, al ser todo lo que hacía Freud tan anticientífico él se disculpaba diciendo que a él le funcionaba.

De la misma manera observamos otra clase de científicos que se han valido de la imprecisión para salirse con la suya: la ciencia de la interpretación de las leyes fue paulatinamente sustituida por una suerte de arte que pretendía marcarse fines ideológicos. Ahora bien, ¿de qué nos sirve un jurista que en vez de darnos la interpretación de la ley nos vende una propaganda?

Esto mismo ha sucedido de manera mucho más evidente en economía, tras el fracaso de Marx de ensalzar sus modelos de manera objetiva para ver cómo Engels trasladaba el movimiento hacia lo ideológico, nacería en los detractores de Marx, como podría ser Mises, exactamente esa misma doctrina: anteponer la propaganda por encima del estudio del modelo científico que debe estar detrás de la economía.

Esas imprecisiones hacen que sea imposible hablar de exactitud, porque es sustituido por las voluntades de las personas. Y esas voluntades no son en absoluto deseables: si quiero que la economía funcione no necesito que un señor quiera imponer sus deseos a la voluntad de un colectivo. Más bien, esa clase de "voluntades" es la parte que, cuanto más arrinconada, mejor. O, dicho de otra manera, la victoria de las voluntades por encima de lo objetivo es lo que ha definido el corporativismo que vivimos hoy día y que nos conduce a la idiocracia.

Si el lenguaje humano se hubiera pensado para elevar nuestras voluntades entonces se debería interpretar como un instrumento de guerra. Se supone que la voluntad es un escarabajo que se tiene que quedar dentro de su caja, porque es propia de cada uno, no es un asunto público.

Vivir en la penuria de un caos continuo e incesante nos lleva a la incapacidad para ser precisos, y la incapacidad para entender que en cada filosofía la exactitud es siempre solo una. Porque cada filosofía contiene su propio marco con el que se trabaja, y no se puede cambiar de marco como no se puede cambiar de idioma: si el mensaje está en uno en concreto, cada idioma tendrá distintas mentalidades o marcos, pero deberá exponerse dentro de una idea única de organización mental.

Otra cosa es que nos volvamos políglotas, que es el equivalente a percibir distintas formas de exactitud.

Sin ir más lejos, la idea de trabajar en virtud de lo que funciona es una filosofía que encaja con el conexionismo. Y todo lo que funciona bien en el conexionismo es susceptible de ser aceptado por cualquier apreciación científica. Ahora bien, ¿por qué lo que fue la excusa de Freud es un planteamiento válido en el conexionismo? Porque Freud jamás pudo explicar a la prensa qué significaba que él mismo se soñara a sí mismo fumando en pipa; trabajar con formalismos exige ser coherente a la hora de dar la misma respuesta ante las mismas situaciones, al menos de manera confiable. Eso es algo que llamé "el criterio del profesional" en mi primer libro "Satisfiabilidad lógica resuelta"... Y eso es algo que el psicoanálisis nunca supo ofertar.


lunes, 8 de agosto de 2022

El genuino origen del lenguaje

¿Por qué escribe un escritor? ¿Acaso es para decirle algo a un lector imaginario, para tener una excusa de pretender contar de manera pedante una historia, para hacer alarde de ingenios en cuanto a mundos imaginarios o resoluciones válidas o para otra cosa mucho más trivial?

Ésta no sé si se va a convertir en la entrada más difícil de escribir para mí, debido al gran cúmulo de correspondencias y correlaciones a satisfacer.

Yo me imagino lo que podía significar para un león toda una serie de acontecimientos que le sucedían delante. Lo sé porque hace poco me puse a diseñar un juego que simulaba la mentalidad de un león. En fin, ya se puede uno suponer que cuando diseño un juego no es precisamente ni para jugarlo ni para no hacerlo... Este emulador te ponía en los ojos del león, en su ciclo vital, siendo traicionado por ser varón, necesitando valerse por sí mismo... Un ejemplo perfecto de cómo funciona el patriarcado, de cómo en el patriarcado la primera víctima es el varón, igual que es UN varón el primer beneficiado.

Pero me imagino qué vería un león cuando a lo lejos observara una gacela, luego más a la derecha otra gacela... Lo que hace el león es leer el paisaje, leer el entorno lleno de símbolos mientras codifica cada uno de ellos en su propia semiótica. El león necesita un tipo de lenguaje capaz de hacer inteligible el cúmulo de imágenes que aparecen en secuencia. Porque una secuencia es una cadena, y una cadena de símbolos conforma una palabra o frase. Todo buen león lo es por saber leer.

¿Lo habéis pillado? Se justifica de vez en cuando algunos juegos... Pero ya se verá que no es broma.

El asunto es que el homo sapiens tiene a diferencia del resto de los animales, incluido bonobos y chimpancés, una parte del cerebro frontal especialmente desarrollado - donde aparece el yo, supuestamente. Es decir, la manera que tiene una persona de abstraer su lenguaje es introduciéndole el yo a cada cosa: esto es un palo, ¿qué es ese palo para mí? Esto parece una piedra, ¿qué es esa piedra para mí? El existencialismo, la preocupación de para-alguien, marca la diferencia entre un lenguaje semiótico que usa cada objeto de una manera pragmática para convertirlo en un uso semiológico que genera en el objeto un estudio de la pragmática de su lenguaje. 

Dicho de otra manera, es el desarrollo del yo y su versión sobre todo lo que vemos lo que desarrolla la idea chomskiniana del lenguaje - no el haber nacido humanos necesariamente.

No es difícil imaginar cómo funciona el nacimiento del lenguaje cuando estudiamos mis aplicaciones sobre la adquisición: tenemos una fase de adquisición morfológica que nos permite adivinar cómo categorizar algunas entidades, y otra fase que es más semántica que busca polarizar o implicar las ideas dentro de su marco. La semiología consistiría en una suerte de construcción de reglas de producción que simplificaría todos esos procesos repetitivos de estudio morfológico y semántico que se van retroalimentando continuamente.

Es decir, podemos imaginarnos un joven con dolencias, miedos e inquietudes..., con muchos escarabajos en cajas de Wittgenstein. Entonces mira al cielo, y ve la noche; después, mira al cielo, y ve que es de día. Pero no tiene palabras para distinguirlo, ni nadie que le responda por esa inquietud. Tiene a sus mayores que pueden ofrecerle una secuencia: el día para él, la noche para él. Señala al cielo y dice "Amaterasu", al amanecer - como saliendo de una cueva. Luego le sigue la noche, su hermano la luna "Tsukuyomi". Esas palabras se entienden, y se suceden uno al otro, como dos hermanos hijos de luces fugaces como el rayo ("Izanagi"). La figura del que impone su látigo y castigo, el patriarca con el rayo, de misma naturaleza que la luz del sol y de la luna; como imponiendo un castigo... Como decía Muller, en los nombres de los dioses observaremos un protolenguaje del que luego se usará para comunicarse.

Sin embargo ese protolenguaje no tenía como objeto comunicarse, sino compartir los escarabajos en caja. Más en concreto, como pasaba con los leones, se necesitaba predecir el modelo de la realidad adivinando las secuencias (morfología) y las implicaciones (semántica). Pero para entender una abstracción no basta con señalar al objeto, hay que etiquetarlo con un referente; para acto seguido hablar de él y alimentar así la creación de un mito.

El lenguaje humano ha sido un éxito gracias a que en realidad fue el mayor de los rotundos fracasos de entre todos los inventos humanos. Es decir, el verdadero objetivo del lenguaje era conseguir una quimera que, a día de hoy, sigue siendo inalcanzable. Y, por ser así, ríos y ríos de tinta seguirán incitando a los poetas a procurar acercarse al verdadero objetivo, junto a científicos, filósofos, retóricos, etc...

Es decir, podemos decir que existe un genuino origen del lenguaje, y no es la idea genérica que acabo de contar, sino que consiste en un escarabajo muy concreto en su correspondiente caja. Y ahora estoy hablando del dolor. Desde pequeños al niño cuando le duele algo lo primero que hace es mirar a sus padres, para que éstos le digan qué es lo que siente. Es la duda ante dolor. Primero sienten el dolor, pero tienen dudas de cómo se cataloga. Esta demencia de retardo del dolor proviene de la verdadera motivación que tiene el lenguaje: explicar lo que es el dolor. Al niño lo flagelan las circunstancias, si no sintiera dolor tardaría más en aprender. Sin embargo, ante sociedades tan complejas como la nuestra es muy fácil sentir diversos tipos de dolor no físicos - de angustias. Y eso es debido a la disonancia cognitiva que pueda representar verse sometido a una agenda que sobrepase a quien sea víctima de una enfermedad sin saber porqué enfermó.

El querer saber de dónde emerge la enfermedad, o de dónde emerge el dolor, son latigazos que empujan al individuo el querer aprender abstracciones; siempre y cuando encuentren un lugar en su cabeza para reconocer la correspondencia de disonancia entre la ilusión que viene del temporal y el baño de realidad que muere en el parietal. Esa correspondencia se visualiza en el frontal y se almacena, una vez persistente, en el occipital. Desde el occipital emergerán estereotipos, el temporal alimentará ilusiones, el parietal albergará pragmatismos y el frontal nos dará las justificaciones. Tras una secuencia de llamadas se experimentan impresiones internas: lo fabulesco, lo maravilloso, lo heróico y lo confabulador. Así que las palabras emergen junto con la demanda de construir historias que representen esas impresiones que se generan al experimentar realidades.

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Ya dije que quizá esta entrada fuera de las más difíciles para mí. Me he quedado con un mal sabor de boca - como si no hubiera dicho gran cosa. El asunto es..., ¿acaso un mundo sin dolor ni enfermedades generaría un mundo sin lenguaje?


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