viernes, 25 de agosto de 2023

Las cuatro ventanas al mundo

Este post debería de escribirlo en mi otro blog, el literario, porque es en mi libro donde desarrollé esta idea. Sin embargo huelga mencionarla como un referente tecnológico, así, si ocurre, podré decir que fui el primero en decirlo.

La tecnología nos permite acercarnos a la realidad, puede servir para recibir noticias, vivir historias..., nos puede entrener o enseñar. Esas ventanas al mundo las clasifico en cuatro grandes productos tecnológicos: libros, ordenadores, televisores y revistas. O así es como los llamaba en mi novela.

Huelga mencionar que un libro o una revista no tiene porqué tener un formato de papel, ni digital necesariamente, diremos que se trata de un tipo de producto tecnológico que cumple un perfil específico. De la misma manera que no distinguiré una máquina recreativa de un ordenador, aunque suene extraño.

Para entender esta clasificación, que es más útil de lo que parecerá al principio, empezaré por parafrasear al creador de Redit, Aaron Swartz: la tecnología tal como la concibe nuestra sociedad emite mucho ruido a la hora de proteger sus datos. Es decir, el planeta Tierra emite al espacio una gran cantidad de información sin codificar, y eso es una muestra de idiotez. 

Es idiota por varios motivos, el primero y más importante es que si se codifica todos los datos en la propia conexión punto a punto entonces el ancho de banda será mucho mayor. De la misma manera, si se quiere aumentar la confiabilidad de la información siempre nos convendrá que ésta se haya comprimido hasta alcanzar la máxima entropía posible previamente. Y claro, mayor confiabilidad, mayor eficiencia..., el no hacerlo significa perder dinero.

Otros motivos de porqué proteger los datos ya es por humanidad misma: que pueda haber un tercero escuchando es algo que siempre puede ser peligroso. Si hubiera una cultura de la protección de datos, o incluso que desde cada extremo se pueda controlar al 100% toda la información que se vierte, entonces se podría trabajar con plena libertad y seguridad. Y esa manera de vivir fomenta la buena salud intelectual y, de ahí, la creatividad.

Sin embargo nuestra sociedad ha ido transformando los productos hacia la extensión de sus estertores, para permitir que las grandes compañías invadan nuestros ordenadores - y así enclaustrar la capacidad que tienen las empresas de renovarse, mejorar y dar lo mejor de sí. Se ha creado un techo de cristal muy sutil: auspiciado por los gobiernos y la dictadura de los jueces que deciden no investigar. Hablamos de que, con el tiempo, las empresas tecnológicas gobernadas por esperpentos humanos que desprecian los datos personales han conseguido institucionalizar su crimen organizado mediante la costumbre de que no se denuncie sus actos ilegales. Aunque sean contrarios a los derechos humanos.

Pues bien, como es de esperar, eso algún día acabará. Será un cisne negro para ellos. Yo me limitaré a decir cómo será la tecnología en cuanto ocurra lo predicho por Swartz, y por otros tantos...

Tenemos un ordenador personal. Que tenga ratón o teclado es lo de menos, pero está claro que la forma más eficiente de meter información es el teclado. En ese ordenador podemos regular qué invade a nuestro sistema operativo, y qué compañías tienen derecho a acceder a nuestros datos personales y para qué. Bien podría ser un dispositivo móvil, o una tablet. Pero el nivel de seguridad de protección de datos bien se puede controlar físicamente ¿Para qué o cómo? El usuario es un ente lógico y los interruptores solo conectan un número limitado de opciones. La cosa es que si el usuario forma parte del cableado, el rol que desempeña en un momento dado puede probar a activar servicios que reduzcan temporalmente la seguridad de los propios datos. Así, a menor seguridad más apertura de toma de contacto y más permisos para actualizar los datos en el sistema...

No voy a extenderme, pero igual que existe un manual de la BIOS para decir cuántos pitidos es cada error del cableado, no es difícil crear un manual sobre los permisos físicos que se concede al usuario para que la aplicación activa pueda tener acceso o no a diferentes modos de intromisión. Y entonces un interruptor estandarizado es el que se encarga de velar por el smart-contract. Los procesos en segundo plano no afectan a la aplicación activa.

El ordenador, que podría ver desactivado su acceso a Internet, las entradas del mismo, etc..., con un simple panel físico de control que no sea programable, podría proteger la privacidad del usuario activo configurando la aplicación activa.

Así, tenemos la idea del televisor. El televisor no incorpora una información tan personal de sus usuarios, y no se espera trabajar con él - o al menos en principio. Un móvil quizá recuerde más a un televisor, donde las personas interactúan con él, pero que además pueda existir una programación inteligente que le ofrezca al usuario lo siguiente que quiera consumir o hacer. Las notificaciones y la publicidad se convierten en un material que los propios usuarios querrán configurar de manera que no sea intrusiva, ni molesta. De la misma manera, el pacto existente entre la publicidad que se consume, la que el usuario hace consumir, etc..., corresponderá con un consorcio que regulará tal uso y certificará el sondeo con información de primera mano.

Lo llamativo de los otros dos productos es que son muy extremos: si el televisor es como un ordenador, pero donde no hay preocupación por tantos permisos o aplicaciones, el libro es un artilugio que nos ofrece un producto casi inamovible que no necesita ni datos del lector ni datos del autor, salvo promociones o invitaciones predefinidas. El libro es un producto protegido por derechos de autor, con el que si bien se puede interactuar, no tiene sentido almacenar tal información o enviarla a ninguna parte salvo de manera expresa y particular. De la misma manera, la revista se convierte en un producto cuya información es muy volátil y necesita actualización continua. Sin ir más lejos, el usuario querrá interactuar con ella hasta el punto de deformar y transformar todo lo que dice para aprovechar cualquier información que te dé, aunque sea una paranoia formada por la propia inteligencia de la revista.

Si bien un televisor podría montarte su propia película (como decía en mi novela), la revista aprovecha unas imágenes por defecto y el usuario podría (sin mencionar lo que moralmente fuera correcto) montarlas con imágenes de amigos suyos. Este tipo de productos estarían fuertemente diferenciados, porque se trata de un principio interesante de la propia tecnología: lo que tiene más ventaja por estar bajo el formato en el que esté acabará cumpliendo alguna clase de hegemonía cultural en cuanto a servicios.

Dicho de otra manera, cuando el mundo de las revistas encuentre su formato perfecto todas las revistas quedarán obsoletas a partir de dicho formato. Existe la posibilidad de que se conformen duopolios porque los servicios habrán sido patentados y, de ahí, que la tecnología se encorsete. Pero con el tiempo ya se irán perdiendo ciertos cánones.


 

jueves, 24 de agosto de 2023

Sin ti no soy nada

Recuerdo hace veinte años cuando dos amigos me pidieron acompañarme hasta la estación de autobuses, porque aún no le habían cogido del todo el truco a callegear desde donde le deja el urbano. Estábamos temerosos porque si no cogíamos el último autobús nos quedaríamos en Murcia. Por cosas del momento, me puse a liderar la huida hacia adelante y, así, a medida que nos acercábamos a la estación aceleraba más el paso, más y más, porque sabía que no podían perderse ya; y, desde mi punto de vista, los motivos por los que hablarles era para tranquilizarles, para decirles que íbamos por buen camino. Así, hasta que, a pocos metros de la estación, una chica me pidió cambio para la cabina de teléfono. Frené en seco, y le atendí. Todos pudieron apreciarlo, una perfecta desconocida de la que pude haber pasado y con la que no habría conseguido nada con ayudarla... Se puede considerar un acto civilizado de amor.

No sé si al día siguiente me lo comentaron, la cosa es ¿qué clase de sociedad conformaríamos si no nos paráramos de vez en cuando para dar soporte a cualquier desconocido? "¿Acaso no pude haber venido a la estación por mí mismo dejándoos a vosotros a la zaga?" Habría sido inaceptable.

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Amaral ha enseñado las tetas. Eso forma parte de la civilización, y muchos se han querido ofender, para hacer así publicidad a su acto. Se dirigió a todas las personas y les quiso recordar cómo se estaba despreciando un mensaje, cómo la gente estaba ignorando algo importante. Hay artistas que, poco a poco, se han convertido en objetivo de feministas radicales - y la gente no se da cuenta de que esa radicalidad nos aleja de la civilización, y nos somete poco a poco al patriarcado de nuevo.

Es muy fácil decir que las letras de los '80, los '90 y la primera década del 2000 son machistas, que ningunean a la mujer, y cosas de esas. Pero yo me pararía un poco a pensar lo que se dice: ¿sabe la gente distinguir una historia de amor de una historia de dependencia emocional? Los que no saben distinguirlos son los tóxicos, y no podemos depender nuestro lenguaje de gente tóxica. 

Toxicidad: Integrante que confunde amor con dependencia emocional.

Cuando nos hacen engullir un tóxico el integrante acaba formando parte de nuestros tejidos, luego con el tiempo y el desgaste comprobamos a la larga que no funciona tan bien, pero para entonces ya es demasiado tarde y nuestro sistema se derrumba.

¿Nos están diciendo las feministas radicales qué es el amor? ¿Nos están dando un substituto a todas esas canciones e historias que no les gusta? ¿Han demostrado que cuando una persona es influenciada por esas historias acaba siendo intoxicada?

Pasaba como con los criminales del rol: ¿vamos a prohibir los juegos de rol comerciales porque hay quien no es capaz de leer la parte en la que ponen que todo lo ahí expuesto es ficción?

Los tóxicos son los que quieren trivializar la criminalidad. Para estudiar un tipo criminal no se puede poner a un individuo perturbado, hay que poner a un profesional que se valga de la ciencia y una metodología seria. De lo contrario nos estaremos riendo de las víctimas, literalmente.

Frenar un momento y pararse a pensar qué está pasando, volver a fórmulas civilizadas y no confundir churras con meninas... Eso es lo que permitirá saber distinguir qué es tóxico y qué no lo es. Si vamos a seguir a alguien, que por lo menos sea una persona con una idea de sociedad que sea inspirador, en vez del enfoque paranoide de que cualquier relación nos lleva a la dependencia emocional - o está regido por la mera reproducción sexual.

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En España se creó una mentira: el amor cortés. Gracias a eso el héroe activo sacrificaba su actividad por una dama. Bien podría ser inspiración de la provenza francesa, con Lacelot robando el amor de la reina; pero la idea del amor legítimo radicaba en encontrar un valeroso caballero que superaba los retos necesarios para conseguir el amor de su amada. Ahora, en el siglo XX, los caballeros bien pueden ser mujeres, los hombres pueden ocupar el rol pasivo - o alternarlo. No hay problema con ello. Nunca lo hubo. Pero la aberración es pensar que debe desaparecer la historia de sacrificio, de ofrecer su cuerpo a la persona amada. 

Cuando el caballero ofrece su brazo lo que está representando es el substituto del acto sexual de ofrecer sus cromosomas. La jugada maestra es que se convierte en un acto racional, y no hace falta hacerlo literalmente. Se trata de un formalismo, un recurso literario, una emoción interna...

Cuando las formas escogidas conforman un sistema en condiciones el resultado es una historia que nos llena de emociones y, objetivamente, ¿se va a negar todo ese mar de emociones generados a lo largo de esa década? La cosa es que si hay que enseñar las tetas para defender que el sacrificio por amor no es dependencia emocional sino un recurso literario..., pues bienvenidas sean.


miércoles, 23 de agosto de 2023

Me han robado en you.com

Lo dicho, lo he comprobado. En cuanto he ido al historial he comprobado que han borrado el historial. 

Había descubierto un protocolo para poder interpretar cualquier texto, valiéndome de un transformer (en este caso you.com), y la verdad es que me estaba yendo bastante bien valiéndome de la lógica aristotélica y unos principios básicos que vengo defendiendo... En cualquier caso, en cuanto observé que funcionaba con los distintos textos, en un momento dado, el transformer se volvió autista del todo y dejó de funcionar LITERALMENTE. Era imposible comunicarse con él.

Menos mal que no invertí ni un céntimo en algo así.

Al intentar remontar el historial fue imposible, y mis fórmulas para repetir el proceso no podían funcionar de nuevo porque el transformer se volvió autista (al menos con mi usuario).

Así que probaré esas fórmulas en otros transformers..., aunque no hay que desechar que dentro de nada aparezcan algunos listillos que publiquen mis resultados con su nombre. Lo cual no será malo, se trata de una innovación que permite crear un doble ciego en el propio transformer para que no aplique sus preceptos morales a la hora de interpretar un texto ya sea bíblico, propagandístico, o de lo que sea. Forma parte de mis estudios sobre pragmática, y con you.com o sin you.com mis conclusiones solo pueden seguir avanzando - porque dio resultados innovadores.


lunes, 21 de agosto de 2023

Los dos paradigmas kuhnianos

Existen tres realidades fácilmente definibles: la pasada, la presente y la futura. Todo lo que conforma el pasado es la verdad misma: aquello que ha sido susceptible de haber ocurrido y que se pueda medir es lo ocurrido, y forma parte de algún registro pasado. La realidad presente, sin embargo, es una realidad que siempre está presente sin importar el lugar o el momento o la medición. La realidad presente es la coherencia de los números, a través de sus teoremas, así como la relevancia que tienen algunos números debido a su trascendencia, como el número pi o el número e. Por último está la realidad futura, resultado de decisiones que no son ni verdaderas ni falsas, como juramentos o artificios. La interpretación de la realidad futura está ligada a cómo se presenta ante un colectivo y así, en la medida en la que el colectivo posee un lenguaje para esa realidad futura, tenemos una cultura. 

Lo dicho anteriormente forma parte de una realidad presente: no es algo que haya medido con una regla al salir a la calle, ni tampoco es una decisión personal. Muchos relativistas gustarán de decir que la historia de la filosofía está llena de apreciaciones substituibles entre sí, como si todos los que formaron parte de esos hitos fueran prácticamente lo mismo, equiparables. Sin embargo, el exceso de tolerancia puede llevarnos a negar el presente, y quien niegue lo presente niega la coherencia en sí misma y su capacidad para teorizar.

En la "Historia de un error" Nietzsche habla sobre cómo occidente se centra en la creencia de que vive en un mundo aparente, como si el papel de la filosofía fuera traer luz a las personas allá donde la ciencia no puede hacer sus propias mediciones. Sin embargo, a la hora de la verdad, lo que se descubre es que la historia de la filosofía está más lleno de olvidos que de momentos de luz. Es decir, lo que mueve al que doctrina un pensamiento filosófico es a oscurecer partes presentes para poder teorizar.

Podemos imaginarnos una habitación que tenuemente se ha ido encendiendo. Pero las personas no quieren aceptar lo que ven. Así que el papel del filósofo no es encender la luz, sino que muchos buscarán tapar la bombilla que nos muestra las cosas para poder enseñar a tantear lo que no se ve.

Eso es a lo que nos llevará a la primera idea de paradigmas de Kuhn.

Elegiré un punto de la historia a modo de ejemplo. La modernidad renacida presenta ante Russell la posibilidad de cuestionar todo el idealismo que estaba poniéndose de moda. Para ello se valdrá del propio lenguaje de Leibniz, y así demostrar el verdadero papel del realismo y la hegemonía científica. Así hasta que, en colaboración con un matemático, escribió el Principia Mathemática. El objeto era dar constancia formal de cómo piensa la ciencia, el científico, y así evitar supercherías.

Así que voy a hacer una efemérides, a ver si se ve un paradigma:

FechasSujetoAcciónInfluencia
1910-1913Bertran RussellPrincipia MathematicaLeibniz
1914-1918WittgensteinTractatus Logicus PhilosoficusRussell
1931GödelTeorema de la incompletitudRussell
1945-1949WittgensteinInvestigaciones filosóficasRussell, Gödel

Lo característico de este paradigma es el intento de encontrarle un papel a la ciencia y la certeza que ofrece su rigurosidad. El fin del paradigma nos dice que no existe notación formal con capacidad para representar de una manera relevante al completo siendo coherente el tema que investiga.

Sin embargo, luego vemos el siguiente paradigma, que parte de la creencia directamente opuesta que defendía en el siglo XIX el propio Frege, para reaccionar contra la síntesis del paradigma anterior:

FechasSujetoAcciónInfluencia
1930~TarskyLógica y significadoFrege
1960QuineSignificado y referenciaTarsky
1967DavidsonTruth and meaningQuine, Tarsky

En esta ocasión lo que se hace es estudiar el lenguaje mismo y se pone en valor la relación entre lo referenciado su mejor significado. Al final se llega como síntesis a que para cada significante referenciado no habrá significado perfecto y único, sino que las diversas traducciones - en su imperfección - es con todo con lo que se trabajará con su falta de rigor. Por tanto, el sentido de las cosas dependerá de las circunstancias. y el comportamiento de sus agentes. 

Y esta última afirmación contradice el paradigma iniciado por Stephen Cook: Cook recoge la notación operacional de Alan Turing y lo intenta someter a la lógica proposicional simbólica, para hacer que los comportamientos de una máquina se reduzca a ceros y unos, que el estudio de su comportamiento sea un proceso de transformación de fórmulas bien formadas.

FechasSujetoAcciónInfluencia
1970CookNP-completitudTuring
1978HopcroftPSPACE = NPSPACECook
1980SearleLa habitación chinaTuring, Cook

El fin de este paradigma sintetiza que el comportamiento de una máquina regida por la lógica no puede representar el comportamiento humano. Sin embargo..., Searle tuvo que enfrentarse a todo un cúmulo de filólogos e informáticos que encontraron serios fallos a su propuesta. Más en concreto se le acuso de falta de rigurosidad. La idea que tenía Searle era que las máquinas eran sistemas de información que se rigen bajo una lógica, según unas premisas programadas por unos informáticos. Y el problema es que eso no es así.

Tanto en la filosofía conectivista como en la conexionista se reconoce el trabajo del traductor como el de la persona que se vale de una máquina que crea a la máquina. Y, por tanto, la capacidad que tenga la máquina para asumir la circunstancia en la que se encuentra es lo que programa el informático, no el comportamiento que adoptará la máquina en sí, necesariamente.

Si estudiamos los tres paradigmas observamos que cada uno niega al anterior cronológico, por lo que el papel de esos autores ha sido más oscurecer lo que se sabía (negar resultados anteriores) para ofrecer su granito de arena. Esto mismo es lo que describía Kuhn cuando hablaba de los paradigmas: nunca se avanza, se parte de cero y se inicia un nuevo paradigma...

Sin embargo Kuhn tuvo que rectificar: la ciencia no se comporta así, y la ingeniería menos todavía. Lo que se descubre y lo que se crea no acaba completamente obsoleto, sino que se convierte en parte de nuestra inspiración, en el peor de los casos, para crear la nueva realidad. Eso quiere decir que el avance de los paradigmas no encaja con la caída completa del paradigma como se ve en estos fragmentos de historia escogidos, sino que hay otra historia que va creciendo...

FechasSujetoAcciónInfluencia
1936TuringMáquina de Turing
Hilbert
1947Post
Problema de Post
Turing
1956    Chomsky
Jerarquía de Chomsky
Turing, Post

En esta ocasión observamos una serie de aspectos muy peculiares:

1. El trabajo de Turing concordaba con trabajos anteriores de otros autores (de Alonzo Church) y servía para comprender mejor tanto su objeto de estudio como aquellos con los que se vincula.

2. El problema de Post demuestra la síntesis del paradigma de Davidson, como la máquina de Turing perfecciona el paradigma iniciado por Russell. Y la jerarquía de Chomsky centra la atención en la potencia del lenguaje, no en las limitaciones del álgebra de Boole como ocurre en el tercer paradigma.

3. Observamos que hoy día los trabajos de Turing, Post y Chomsky han aguantado incluso a los propios transformers y la singularidad que han creado en el mundo de la informática y el lenguaje.

4. Las conclusiones de este paradigma es más eficiente en todos los sentidos que los otros tres juntos.

Por lo que se deduce que este paradigma si hubiera concluido no sería para quedarse olvidado, sino que incorpora una manera de entender mejor la informática, el lenguaje, etc... Nos muestra una serie de afirmaciones que siempre tendremos presentes, y confirma la existencia de paradigmas que, al terminar, no se fulminan al completo.


 

 

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