miércoles, 11 de enero de 2023

Bajando el perfil

Voy a proceder a rebajar mi perfil para los próximos 6 meses.


El objetivo es dar con una empresa que me contrate en cualquier parte de España. Considerando que mi perfil es realmente impresionante, si me dedico a ello intensamente cabe esperar que se me disparen las posibilidades.


Si en estos seis meses no encuentro trabajo..., entonces tendré que volver a los esquemas anteriores.


martes, 10 de enero de 2023

Inspiración

Viene un posible nuevo proyecto. No lo había visto necesario, pero con la inminente llegada de los nuevos aires quizá ya va siendo hora de despertar un nuevo género literario que, tal vez, exista - o quizá no tanto.

Anoche tuve en la recta final del sueño una pesadilla: como había colocado la mochila donde pongo la alarma fuera de mi alcance solo mi cerebro no consciente se percató de ello, y entonces se montó una historia donde había perdido la mochila con todo lo que tenía dentro. Concretamente me la había dejado olvidada en un barrio muy dado a los robos.

Visto lo visto, me di cuenta de que ese barrio era una mezcla entre Urbanización Mediterráneo y Villalba de Cartagena. Eso es lo que tienen los sueños, que mezclas cosas que no tienen sentido - pero porque hacía años que no pasaba por esas zonas de la ciudad, muchos años. Así que los tenía por olvidados.

¿Qué es la inspiración? Pues inspiración fue despertarme con el sonido de la alarma, aún teniendo la sensación de que todo estaba patas arriba, con una fuerte ansiedad, para descubrirme en mi habitación y mi mochila sonando. Ha sido despertarme con unas fuerzas y una alegría inmensas gracias a la alarma. Es de los mejores sueños que te pueden pasar: pasarlo mal hasta que descubras que lo que te venía molestando te genera una recompensa.

La inspiración no puede ser algo que te machaca, sino que lo que atribuyes al machaque se convierta en una manera de liberarse. De ahí emergen fuerzas renovadas y ganas de encontrarle sentido al minuto que se vive.

La tarde anterior tuve una conversación muy amena con un lector que estaba pasando por momentos de depresión, y en esos bajones se volvía muy crítico con lo que leía. Así que me manifestó que mi novela tuvo que regalársela a su sobrino..., creo que dijo su sobrino. Tal como hablaba, daba la impresión de que había un tipo de perfil de novela que le parecía más interesante - un perfil que no frecuentaba yo.

Me recordó a la aparición del horror en el romanticismo. Hasta entonces la literatura española había despreciado al horror, al considerarlo morboso y visceral. La literatura, supuestamente, debía ser un arte bello y, por tanto, lo que suscita pasiones no podía considerarse hermoso - más bien pornográfico. 

Supongo que habrían muchas artes que en el medievo eran mal consideradas, lo observamos en las críticas que recibía Lope de Vega, por parte de Góngora, quizá reduciendo al teatro a un arte menor al tenerlo vinculado con las plantillas... El asunto es que apareció el género del terror, junto con formas canónicas de invocarlo que motivó el interés de decenas de obras que inspirarían grandes historias de enorme seriedad, con la influencia de EEUU y su manera de aterrorizar con su literatura más convencional. Sin ir más lejos, parecería que algunas películas podrían perder interés si le pierden el respeto a lo espeluznante.

Pues el asunto es que lo estuve pensando, ¿es posible que esté pasando lo mismo con los culebrones? En el sentido de que éstos suelan buscar los amoríos más absurdos, para presentar historias sin ninguna fuerza pero que, de incorporarles realismo y sin tocar antagonistas tóxicos ni fatalismos por parte de los aliados y protagonistas, puede que obtengamos un género de la superación que, en parte, ha tenido sus apariciones tímidas, pero que aún me aventuraría a pensar que no se ha establecido de manera canónica.

Los cánones estructurales de ese género son susceptibles de definirse fácilmente a partir de las historias maravillosas de Propp, una vez haciendo desaparecer las cuatro esferas de los villanos, secuaces y trampas, para convertirlos en ausencias, malentendidos y, mediante flashbacks, historias de villanos que no existen.

Una buena referencia sería la última de Disney: "Un mundo extraño". Así como las clásicas películas de autosuperación que, en demasiadas ocasiones, me parecen un poco pastelosas. Es decir, en definitiva, se trata de crear historias de superación que combinen "mundos extraños", como el famoso juego de mesa en el que los jugadores no se enfrentan entre sí sino que tienen que mejorar sus civilizaciones..., y que podría recordar a mis dinámicas para asimilar un L2. 

El caso es que le doy vueltas, y cada vez tiene más sentido: es factible escribir una novela donde el recurso más usado sea la función poética. El sueño socialista de género no conflictivo - justo lo contrario de mi enervante novela ecléctica llena de conspiraciones, superpoderes, conflictos, asesinatos, etc...



 

domingo, 8 de enero de 2023

La España de Fortunata y Jacinta

He querido revisar mis estadísticas, lo que le llama a quienes leen este blog. Me ha sorprendido que exista un pico tan llamativo en la entrada "Los que cortan el pastel". No es que me ofenda, o me frustre, o disguste, digamos que entra más en el ámbito de la sorpresa. Un pequeña sorpresa violenta, considerando cuál es mi perfil.

Mil veces me habría gustado más que allá donde expongo teorías singulares, o donde consigo ser bastante claro en mis explicaciones, las entradas sean más visitadas. Por otro lado, ¿acaso no he usado también títulos con mucho más gancho y no por ello han sido visitados? Por eso al final se trata de algo que me genera una peculiar extrañeza.

Al final de ese artículo comentaba que la socialdemocracia no podía evolucionar más allá de la España de 1812, la de la Pepa. Es como si cualquier intento de hacer avanzar la idea del liberalismo estuviera abocada al fracaso. O también, como si algún país celoso de los éxitos producidos por la democracia del país hubiera querido destruir la estabilidad del gobierno. Algún país deseoso de crear un imperio basado en su hegemonía cultural a través de una guerra fría.

La teoría de la conspiración de los asesinatos que estuvieron sucediendo en España durante los años más liberales, y que podríamos incluso incluir el de Carrero Blanco perfectamente, ya fue estudiada por el periodista de sucesos Francisco Pérez Abellán. Y su teoría era turbia y, al mismo tiempo, bastante consistente que podía inducirnos a pensar que los magnicidios no eran producidos ni por espontáneos, ni por grupos exclusivamente españoles.

Tenemos la suerte de cronistas que exponían una realidad a través de su literatura con un nivel de detalle excepcional, me refiero a Benito Pérez Galdós. El realismo es el género literario consistente en ofrecer tramas donde cada personaje incorpore claroscuros y, al mismo tiempo, su detalle retrate a la perfección el perfil de la época. De esa manera, a partir de los elementos claros, el comportamiento conformará la justificación necesaria para entender cómo funcionan los elementos más oscuros.

Basado en ese principio decidí escribir mi novela "Luces y Espectros", mi idea era ¿qué pasaría si Galdós fuera un guionista de comics de superhéroes? Está claro que mi experimento no ha conseguido llegar muy lejos, aunque todas las personas que han leído el libro me han dado la impresión de que éste cumple los estándares necesarios como para decir que sí tiene calidad.

En cualquier caso, se puede apreciar en los relatos que incorporo en este blog sobre "El castillo del conde Mancillo", que vuelve a intentar rescatar el género del realismo - pero desde el punto de vista del desarrollo fantasioso.

Cuando los personajes han sido descritos con una suerte de detalles muy bien definidos entonces se tiene la oportunidad de dejar que éstos dialoguen entre ellos para que puedan mostrar cómo funciona el mundo que les rodea. Efectivamente no es como el realismo de Quevedo, donde mediante la exageración exacerbada permite al lector entender el entorno de una manera real a pesar de la parodia.

Y es cierto que soy más de parodias, pero de leerlas, no sé si realmente mis chistes están a la altura de saber defenderse. Mis parodias sobre besugos demuestran mi principal problema: se quedan en la repetición de un personaje que no soslaya más de sí porque el que representa a un idiota no me vale la pena distinguirlo de otro. Y en una sociedad, donde yo pueda ser otro idiota más, mi realidad será muy fácilmente intercambiable por la de cualquier otro.

Ahora bien, en los dramas se puede hacer más fácil la variedad. Algunas historias son realmente fascinantes por lo que pueden llegar a contar con toda su sobriedad. Independientemente de que me sigan gustando mucho más las parodias.

En cualquier caso, no entiendo que la entrada de "El que corta el pastel" haya llamado tanto la atención, quizá sea la entrada que explica porqué no termino de desarrollar mi vocación de científico; quizá sea la entrada que me vincula más con Cuba..., no sé qué tiene de especial. Creo que he escrito cosas mucho más fuertes y determinantes, la verdad.

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