Andaba por la calle, yéndome de casa, cuando observé a un grupo de gente más joven que yo; de la generación Z quizás. Una chica tenía una bolsita de ketchup, se ve que era divertido tomarse el ketchup en la calle. Se me ocurrió una cosa: le pedí el ketchup siendo un desconocido para todos ellos, ella me lo dio, lo abrí y lo tiré sobre el agugero de un bloque de hormigón donde estaba erguido un pequeño poste de una valla. Entonces ella gritó: "¡qué haces con mi ketchup!" Y yo le dije: "míralo desde aquí". Y me marché.
Mientras me marchaba, sin girarme, empecé a escuchar risas, típicos "¡ahh, claro!", "¡pero tú míralo desde aquí!". Y es que un error de la sociedad actual es que la gente no suele ver las cosas desde el punto de vista del hormigón armado. Ese bloque de hormigón tenía forma de dos ojos y una boca, y le habían clavado el poste en uno de los ojos - ¿vandalismo u obra de arte?
Un tiempo después empecé a ver esa misma imagen por Internet, se había viralizado - junto con mi historia, en parte. Como todo buen meme, como todo buen mito, no tenía autor - o se había olvidado. No se sabía dónde fue, cómo fue..., a penas había sobrevivido el origen. No es el primer meme que creé - quizá haya sido el último.
Recuerdo otro meme que creé, éste fue en Youtube. Antes de que me diera cuenta todo el mundo se había puesto a decir mi misma expresión... "¿Y para qué quieres saberlo? Saludos". No recuerdo muy bien - pero en aquella época todo el mundo creía que el youtuber realmente quería saber lo que preguntaba.
Puede ser realmente complicado saber qué se entiende realmente por un meme cuando todos sabemos que esas expresiones y comportamientos muy probablemente hayan sido imaginados por otros, aunque no tuviéramos conocimiento de ellos. Por eso voy a ignorar el tema de la "genuína" autoría en sí, y me voy a centrar en la creatividad: el hecho de que una persona cree el meme, independientemente de que esa construcción se haya hecho simultáneamente en otro lugar o tiempo alejado de su conocimiento.
En una sociedad llena de discriminaciones los mecenas se fijan solo en unos pocos: repiten los mismos perfiles que hasta ahora les habían funcionado, que no son más que los perfiles de siempre. Hablo de blaquitos bien peinados y con corbata, flaquitos y bien afeitados. Bien podríamos llamarlos "los hombres de negro", aunque no olvidemos que el mito de los hombres de negro se divide en tres grandes secciones: un grupo de espionaje estatal quizá paramilitar (financiado por el estado para hacer otra cosa, o no), un disfraz llevado a cabo por el bloque que lleva a cabo abducciones y que no es ni de la OTAN ni del COMECON (esta versión es la que da más miedo porque podrían ser entre leyendas o extraterrestres, o vete tú a saber de dónde nace todo esto) o, por último, los mismos hombres de negro creados por Lovecraft dentro del imaginario colectivo de los mitos de Cthulu y ese tipo de satanismo literario.
El que llamaré "hombre de negro" será ese señor acorbatado que está en el imaginario del mecenas actual como un representante perfecto de a quién hay que financiar, a quién hay que darle el dinero, para llevar a cabo grandes proyectos. Es decir, existe la creencia de que si el sujeto no tiene una forma adecuada como para financiarle entonces no se le puede ofrecer grandes cantidades de dinero. Nótese que lo normal es triunfar teniendo una forma específica, vendiendo una imagen de sí mismo que los bancos considerarán válida. Hablamos de fascismo encubierto: la primera vez que me dijeron esa construcción (fascismo encubierto) no la tenía así etiquetada - y me gustó, me abrió muchas puertas al entendimiento. Necesitaba deconstruir mi idea del fascismo: no podía ser un hecho histórico, con esvásticas y cosas así, había que usar ese término para los asuntos más importantes. Aunque quien me lo comentó lo hizo para la versión de los hombres de negro de la institución de EEUU que, en definitiva, no sabría distinguirla de los típicos trajeados que les encantan moverse por los países de la OTAN como si fueran los amos, cuando solo son unos putos extranjeros - todo lo más, unos invitados.
La cosa es que a lo largo de la historia sabemos que la creatividad podría venir del hombre o de la mujer, del joven o del viejo, del blanco o del negro..., pero la credibilidad de dicha creatividad tenía una imagen que solía vender siempre en un esquema que solía ser el mismo ¿Acaso es cierto que para ser creativo y ser el autor de un mito hace falta ser blaquito, bien afeitado y con corbata? Mientras nuestra sociedad siga teniendo esos valores contaminando la historia será difícil descubrir cuál es el perfil del creador de memes.
En cualquier caso, hay mucha imaginación por el mundo, y muchos memes. De vez en cuando las redes sociales gustan de penalizar los memes: en Twitter observé cómo se había provocado un Trending Topic que, supuestamente, pretendía acosarme - acto seguido cogí una tabla de surf y empecé a moverme entre todos esos insultos, griteríos..., creo que lo comenté aquí. Lo curioso del tema es que algún administrador de Twitter consideró que yo era responsable de acoso, cuando yo era el que había estado recibiendo cientos de mensajes de odio y, por el contrario, solo había respondido con sutilidades - de forma asertiva o, incluso, aplaudiendo la creatividad de algunos comentarios que sí me habían hecho reir... Es decir, desde las redes sociales tienen listas negras, o criterios arbitrarios, que impiden nuestro estudio del meme.
En estos precisos instantes poseo como cuatro líneas de investigación por desarrollar, más unos pequeños ataques que entremezclan la ansiedad por no saber por dónde empezar y de depresión porque haga lo que haga no va a cambiar nada. Lo que realmente supondría la diferencia: poder tener un trabajo, estabilidad económica..., algo. Cuando estoy ante el ordenador ansiedad, cuando llego a casa depresión. Además de la sensación de que nada tiene solución: estamos abocados a la imbecibilidad generalizada - lo sé porque he tenido la oportunidad de discutir con los responsables de RRHH de las empresas: postmodernismo.
Y para postmodernismo lo que está pasando con China: como ya sabíamos absolutamente todos los que no éramos necios China acabaría por cortar el pastel oficialmente, ya no solo oficiosamente. El postmodernismo ha convertido a todos los países en una copia de China, justo lo que no nos gustaba de China: el control estatal a las empresas y su desentendimiento de los delincuentes. Prefieren perseguir al disidente, controlar las redes sociales, dónde va la gente sistemáticamente más que intentar usar esa información en juicios de manera pasiva.
Hace un par de días tuve la oportunidad de asistir a una conferencia sobre un experto en derecho sobre protección de datos - en cuanto le puse una pregunta en el chat sobre cómo puede uno a negarse a que los datos de usuario sean recogidos en maquinarias tan discriminatorias y aleatorias como las de filosofía conexionista (las de inteligencia artificial), este hombre dijo que era imposible negarse y que un ciudadano debía acoplarse a la nueva realidad de las ciudades inteligentes. Obviamente estaba tratando con un completo tarugo (y que además demostraba no saber la diferencia entre la filosofía conexionista de la conectivista - así que de experto tenía muy poco, mucho de leyes pero para bien poco).
Los filósofos postmodernistas han descubierto la existencia del pensamiento colmena, producido principalmente por las redes sociales. Ahora con la llegada de la pandemia y de la influencia china en la economía poco a poco la transición se va a ver florecer de una manera más determinante: todos debemos pensar como uno, o seremos detenidos o reprendidos de alguna manera - como me hicieron a mí en Twitter. Es decir, ¿quién no ha tenido un problema con la administración poco ética de una red social? Pues bien, la idea que tiene Europa es crear una red social de ciudadanos, lo cual no es para que podamos participar en política - por supuesto, sino para poder controlar mejor la disidencia. Es para proteger mejor el monopolio del negocio de las ideas y los principios.
Pero esta reflexión no la dio el experto en la ley orgánica de protección de datos, o de ética en la tecnología. Ya digo: un completo tarugo.
Así que vuelvo al punto de comienzo: ¿cómo vamos a saber cómo se potencia al creador de memes si estamos abocados a una sociedad de idiotas? Con un poco de suerte aparecen pequeños espacios para que se expandan pequeños memes que haga a la gente pensar. Pero esos esquemas como realmente funcionan bien es cuando no tienen un autor adherido: permitiendo que cada cual modifique el original a su gusto, para descubrir que tiene que imitarlo tal cual por su sencillez y eficacia. De hecho, ya lo comenté en mi panfleto - cómo se creaba la palabra, el meme.
Si hay un mensaje que emitir éste puede convertirse en palabra: el hormigón también está vivo, el influencer te hace pensar en cosas que a él no le importa... Cada vez que planteo que las empresas de hormigón han superado la singularidad de la inteligencia humana aún sigo sin poder comunicárselo a la gente - no lo entienden, necesitan ver un robot con forma humana que hable con los humanos. De la misma manera, la única manera de poder transmitir una idea a una persona no será mediante un filósofo, porque éste no será influencer, ni tampoco un periodista - será mediante una persona acostumbrada a manipular a la gente. No hay forma de llegar a la generación Z. Como decía la canción, ¿qué coño está pasando por tu cabeza, pedazo zombie? Una canción muy pegadiza, y lo es, porque simula los orgasmos y los mezcla con una sensación de lloros - por lo que el resultado es la agonía de los existencialistas: la sensación de saber algo que es evidente, de ver cómo el mundo arde y nadie hace nada. Melodía y letra unidas en un mensaje claro.