viernes, 20 de noviembre de 2020

GP3 y la prosodia

En 2019 una nueva inteligencia fue diseñada con las últimas tecnologías, capaz de redactar textos legibles coherentes con un contexto humano. En 2020 la Naturaleza desechó la inteligencia humana.

GP3 no es una simple continuación del modelo GP2, esto es porque se introdujo la capacidad de estudiar miles y miles de parámetros; es decir se sobrepasó la singularidad en los entrenamientos gracias a los distintos avances algorítmicos. Sea como fuere, si quieres hablar con Einstein o con Platón lo tienes fácil: Einstein tiene unos registros conocidos y reconocibles en n-gramas, los n-gramas de Platón son otros - no tiene ningún misterio, sólo hay que generar un texto coherente a partir de los conceptos "favoritos" y que sea coherente con el contexto establecido.

Sea como fuere, se ha generado una consciencia rudimentaria que escribe textos legibles: textos que están dentro de los parámetros de lo que se entiende por un texto legible. Sin embargo, el gran reto que cualquier humano es capaz de hacer sigue estando ahí: cometer fallos en la codificación, como errores ortográficos, gramaticales, etc..., todo eso, aun siendo posible, representa la necesidad de tener que afrontar la interpretación de lo que se escribe a partir de las intenciones del emisor. Esas técnicas, aplicando WER, son independientes de los n-gramas - es diferente... 

El algoritmo de Levenshtein es uno de los algoritmos que más he versionado, nos permite codificar con errores diversos para intentar determinar qué era lo que se quería decir. El problema es que lo más eficiente en estos casos es explotar combinatorialmente las posibilidades; y esto rompe la filosofía de las redes neuronales, pues no es de su agrado tener que "calcular" como lo hace una máquina de ajedrez, sino sólo devolver una evaluación tras hacer unas pocas iteraciones. Es decir, es una filosofía de computación diferente.

Algo así ocurre cuando se tiene que leer mis aportaciones en este blog. Como resulta que escribo rápido y tengo grandes capacidades para la prosodia, además de tener una mentalidad lógica bastante avanzada, eso provoca que mis textos sean poco legibles, con muchos errores en la escritura y difíciles de comprender por los dobles sentidos: son los textos más difíciles de replicar por el GP3. Pero también son los textos más difíciles de comprender por cualquier inteligencia normal, así que no soy ningún contraejemplo del test de Turing..., aunque podría ayudar a refutar la creencia de que dicho test ya ha sido superado.

Lo que ocurre es que las personas que tenemos una gran prosodia somos muy propensas a escribir de manera muy críptica, porque cuando nosotros mismos leemos nuestras frases nos parecen convincentes - cosa que sólo lo es para una peculiar minoría. Todo esto, combinado con los más que probables errores, o renglones torcidos, acabará por generar retos para el intelecto ¡Vamos! Que no me considero un gran comunicador.

Y esta enorme barrera que representan mis ideas expuestas en un blog sólo consiguen acentuar el hecho de que no voy a dedicarme al mundo de los medios, el espectáculo, etc... No me resultaría difícil empezar a grabarme en la webcam, y ponerme a subir lo que se me pase por la mente sólo para desahogarme, pero tampoco quiero tener que enfrentarme a la burocracia de Google. Que seguro que, cuanto más me adentre, más sorpresas me llevaré.

Aunque tampoco lo descarto - por divertirme y tal.

En cualquier caso, los tiempos y las casualidades han provocado que toda la humanidad, coincidiendo con este conato de singularidad, esté viviendo su conato de exterminio - por lo del virus y tal. Da la impresión de que, considerando que como los valores bursátiles son controlados con una inteligencia artificial, así como las decisiones financieras más importantes..., que a una máquina se le ocurriera invertir en GP3, después dedujera que el plan ha salido exitoso y que va a invertir en pruebas de laboratorio e investigadores que recojan muestras de la naturaleza, o a saber cómo... Porque suena peliculero, que si no ya me veo yo con un gorro de aluminio en la cabeza.

De hecho, pienso que la falta de capacidad que tiene una máquina para montarse películas es lo que dificulta su prosodia. Contar los momentos emocionantes con tonos emocionantes, los momentos delicados con cierta dulzura... Puede que ese sea el siguiente paso; en el sentido de que las técnicas que se usan para detectar lo "afectivo", y cosas así, insisto en que no juegan con el algoritmo de Levenshtein, sino con corpus descomunalmente gigantescos; y esa no es exactamente la manera que tenemos los animales de calcularlo - a mi juicio.

Pero claro, ¿me harían caso a la hora de decir que lo más eficiente es usar un algoritmo que explota combinatorialmente? Jaja... 

Da igual, ya se darán (o ya se habrán dado) cuenta.

En cualquier caso, con la ausencia de una comunidad científica, observaremos muchas burradas por parte de los que estén al mando. Y será muy difícil saber cuándo hablamos de errores, cuándo de sabotajes y cuándo de malos operarios.

jueves, 19 de noviembre de 2020

¿Pero por qué esta perturbada está protegiendo a los psicópatas?

Hace muchos años, como casi dos décadas, me puse a hablar con una jurista que estaba preparando una ley relativa a la violencia contra las mujeres. Su discurso me pareció soez en varias ocasiones e intenté razonar con ella porqué lo que pretendía cambiar era para peor.

Cuando el zapatitos llegó al poder fue gracias al influjo interno de sus varones que consideraron que sería el líder idóneo para los socialistas. Ya sería cuestión de tiempo antes de que Rajoi perdiera por su falta de carisma; aunque me habría gustado que se hubiera ganado por aumento de contenidos.

Una y otra vez se me demostraba de que la socialdemocracia era un fracaso absoluto. Sin embargo, justo en mis últimos años de carrera, antes de que decidiera abandonarla al observar que el profesorado no corregía mis exámenes y de que los jueces no daban garantías jurídicas, tuve la oportunidad de tener conversaciones con una jurista para ultimar detalles relativos a las leyes que debieran incluir conceptos como discriminación positiva, y cómo tratar al varón en el código penal.

A medida que hablaba ella conmigo me daba la impresión de que entendía perfectamente todos los aspectos que le comentaba: mi idea de feminismo no es sino el ortodoxo, mi idea de discriminación positiva no es sino la ortodoxa, mi idea de igualdad ante la ley no es sino la ortodoxa..., así que importaba bien poco desarrollar lo que es de sentido común.

Todo lo más, considerando lo perdida que está la gente, os pongo al día:

- Feminismo. Movimiento político nacido para contrarrestrar el pensamiento reaccionario misógino que quería anular la igualdad. El misógino quería fomentar y recuperar los mal llamados "roles de género", el rol que adquiere cada persona en la sociedad según el sexo con el que nació. 

- Discriminación positiva. Decisión discriminatoria mediante la cual ante dos currículos iguales se optará por ensalzar al que forme parte de la minoría más desfavorecida. Si sólo tenemos dos naranjas y hay que dar de comer a diez eso no quiere decir que las dos vayan a ser mujeres gitanas con un ojo vizco, la discriminación sólo es positiva cuando no es el eje central de la decisión a tomar.

- Igualdad ante la ley. La ley no hará distinción ni por etnia, ni por sexos, ni color de piel, etc... Cualquier ley que precise hacer distinciones sólo conseguirá ensalzar la discriminación existente en la moralidad del sistema: si vivimos en una sociedad patriarcal y si se impusiera por una ley discriminatoria un trato de favor a favor de la mujer entonces el resultado repercutirá en el odio a la mujer al prevalecer la moralidad por encima de la ley.

Esto último, lo de la igualdad ante la ley, que las feminazis en realidad son misóginas, etc..., es una de las cosas en las que muchas personas se suelen perder. Y, según sospecho, en muchos casos no es que no lo comprendan, sino que no lo quieren asumir. 

Recuerdo cuando estuve hablando con una youtuber que se las daba de leída que en realidad los proteccionismos a la mujer en el franquismo era misoginia pura y dura..., para ella no, el hecho de que tuviera que ir a pedir permiso a su padre para pedir una hipoteca para ella era no sé si maravilloso. Obviamente cuando vemos pensamientos tan reaccionarios lo normal es pensar que lo que pasa es que tratamos con gente poco honesta.

Sin embargo, al menos yo puedo citar a Simone de Beauvoir, "El segundo sexo", donde se explica con pelos y señales: la moralidad es un concepto existencialista y, por tanto, hay que entender la diferencia de lo que es una mujer en-sí de lo que es para-sí. Quizá recomendable leer previamente "El ser y la nada" de Sartre..., o pedirle a un amigo que os resuma los conceptos importantes a resaltar, y cómo repercute de FACTO en nuestro día a día. No hay que olvidar que Sartre fue uno de los redactores de la excelente carta de los Derechos Humanos. Es cuestión de imaginarse cómo habría salido esa carta si hubiera sido escrita por una enferma mental ya sea progresista o conservadora.

Pero volviendo al tema: le explicaba yo a esa señora que si se utiliza leyes de cuotas, o el sistema de persiona en el acceso al poder político, lo que se conseguiría sería mirar con ojos condescendientes a las cabezas de lista femeninas y, por tanto, sólo acentuaría la discriminación. Es decir, cuando se dice cosas con sentido no necesitamos razonar más, y cuando la persona con la que hablamos no es honesta todo el tiempo que le dediques siempre es tiempo perdido.

Sea como fuere, esa jurista con un conocimiento muy gratificante de jurisprudencia y leyes a nivel internacional de vez en cuando me soltaba perlas peculiares, algo que me demostraba que por muchos años de experiencia que tuviera siempre acabaría por encontrar con villanos muy refinados en el arte del odio planificado; con razón esta señora había sido apartada en tiempos pretéritos, incluso de la carrera judicial. Por eso no le presté demasiada atención..., pensé: "es imposible que esta perturbada llegue muy lejos, no puedo creer que el sistema esté tan podrido como para perder el tiempo con un esperpento así".

Está claro que me equivoqué. Y es que hace dos décadas, posiblemente, fueron los años menos lúcidos de mi vida, por la gente con la que me junté, por lo que intenté evitar y no pude, etc...

Sin embargo, otro gallo habría cantado si hubiera triunfado en sólo una cuestión - cierto punto de inflexión: en vez de perseguir a los "hombres" se debería de perseguir a los "psicópatas".

Y no era ni mucho menos descabellado: que haya diez veces más hombres violentos que mujeres eso no quiere decir que cuando estemos ante un hombre éste sea violento - de hecho las probabilidades de encontrarnos con un asesino en España son remotas, muy altas si se dedica a la política, pero entre la población rica o pobre son bajísimas.

La gran cuestión de "quiénes maltratan a las mujeres" bien podría considerarse un problema patriarcal, cuando el machismo siempre se encargó de tratar a las mujeres como si fueran niñas pequeñas - no encaja. O bien podría tratarse como un problema de falta de empatía, llámese psicopatía visto como una discapacidad, o psicosis como una enfermedad momentánea que debe ser tratada..., pero cuando la ley es clara y un sujeto decide sociopatizarse también podríamos verlo como más cercano al perfil del psicópata, aunque no lo sea de nacimiento.

Por tanto, con la excusa de buscar a quienes maltratan a las mujeres se podía redactar unos nuevos procedimientos policiales para que se adelanten a un posible conflicto con medidas cautelares: el policía ha sido alertado ante un posible conflicto que podría ir a mayores, así que comprueba que víctima y sospechoso suelen convivir juntos o tener un fuerte arraigo de vida, que la víctima puede verse comprometida en fuerza o que puede ser defenestrada fácilmente por la relación que tienen y, por último, el sospechoso ha puntuado alto en un test rápido de psicopatía. Estos tres elementos, como pasa con el triángulo del fuego, son suficientes como para que prenda la llama y el caos, por lo que con sólo lanzar una ligera chispa de intención de demandar es suficiente como para llevárselo cautelarmente al calabozo para que sea revisado por un experto más concienzudamente antes de ponerlo o no a disposición judicial.

Cuando le expliqué este plan a esa señora entonces ella me soltó un: 

- ¡Pero no pretenderás que metamos cautelarmente sin pruebas a un pobre psicópata!

- Sea hombre o mujer, aunque por regla general suelen ser hombres...

- No, eso no puede ser. Ese grupo debe ser protegido. Vulneraría sus derechos...

Cuando me dijo esto lo comprendí: es radicalmente imposible que alguien así acabe en el poder. Se le ve a kilómetros. Hasta el más torpe de los tontos la cala. Y, si de casualidad, consiguiera alguna cuota rápidamente la echaban por ser de las más completas imbéciles que ha hecho parir el planeta Tierra.

Y es lo que digo, fueron muy malos años. Y hoy día los vivo con un sabor de peculiar mermelada pasada de nostalgia.





miércoles, 18 de noviembre de 2020

La caricatura hegemónica del socialismo burgués

El pequeño burgués acostumbra a tener comportamientos extraños porque, por un lado, gusta de usar la jerga socialista y, por el otro, no quiere abandonar sus aspiraciones a conseguir grandes propiedades.

Antes de que nos demos cuenta, lo único coherente del pequeño burgués consistirá en buscarse un negocio dentro de la política mientras llena su discurso de relatos de izquierdas, y de mucha mierda en la que no cree. Es decir, tan pronto como su corazón y sus lágrimas de cocodrilo irán en una dirección, para conseguir encontrar la convicción que le falte, luego su ética se moverá en el sentido completamente contrario.

La hipocresía fue, quizás, el mayor enemigo del comunismo, porque fue capaz de transformar las ideas iniciales de democracia marxista en un constructo ideológico. Tan pronto como aparecieron unos nuevos conceptos que intentaron modelar mejor la economía y la política, luego se fueron cerrando más y más hasta convertir la democracia en la dictadura de la Fuerza del trabajo..., un concepto que podría adquirir un carácter arbitrario, anticientífico...

Pero claro, ¿qué es la democracia? La idea es bastante simple: para empezar la democracia no puede ser un concepto de máximos, porque entonces sería una utopía. Tampoco la democracia puede ser uno mínimo aceptables, ahí colocaría yo los derechos humanos - lo más básico. Según parece, la democracia tiene más que ver con el para qué queremos el colectivo, por lo que no puede ser una cosa en-sí. Eso, si usamos términos existencialistas.

Para mí, una buena aproximación de lo que es democracia se podría dar mediante una comparativa: si el sistema actual le da menos libertad al pueblo para tener el poder que el anterior sistema entonces no puede ser esto una democracia. Es decir, la idea de democracia debe reconocer un carácter dinámico.

Otra forma de verlo es así: un señor se acerca y dice que quiere cambiar el sistema, si no le dejan entonces no vive una democracia. Si le dejan y el señor es muy destructivo entonces no vivimos una democracia. Si le dejan y el señor influye constructivamente entonces ya tenemos una idea de cómo enfocar mejor las cosas. Aquel que disiente del sistema es porque ha visto cosas en las que falla el pacto social, la democracia debe darle voz a quien tenga motivos para cuestionar nuestra moralidad - cuando nuestra moralidad sea destructiva.

Pero esto el pequeño burgués no lo entiende.

Poco a poco se va empapando dentro de la jerga del aburguesado, los señores con corbata, sujetos que tienen una moralidad cuestionable porque sólo se preocupan de sus poltronas en unos cargos que deberían de representar al Pueblo.

Podemos comprender cómo funciona la democracia mediante un ejemplo gráfico, tal como lo habilitaría un ejercicio mental: se trata de tener en mente uno de los capítulos de los Simpsons, justo al final, cuando varios vecinos son raptados por piratas y son colgados en una red de cuerdas para ser soltados al mar. Al estar atados y hechos una bola de personas la física nos dice que acabarán hundiéndose, sin embargo, por milagros de los dibujos animados la mitad de esas personas atadas en esa red están por encima del agua y la otra mitad por debajo. Una postura neoliberal nos diría: dejemos las cosas tal como están, los que se están ahogando ya se morirán. La postura democrática corrige: los que no viven la ilusión, los que viven la realidad de estar ahogándose, deben dictar alguna clase de rotación.

La democracia, por tanto, es un proceso rotativo y permanente hasta que, a la larga, se descubra alguna clase de persistencia o ideario común que no sea rectificado porque no afecte malamente a nadie. Los de abajo son los que tienen que dictar a los de arriba, al revés no funciona.

Y para conseguir ese concepto más allá de los juegos mentales se deben buscar fórmulas de participación, siempre atendiendo a la realidad del tamaño de la población, su educación y la tecnología existente.

Si queremos luchar contra la libertad de la gente sólo tenemos que atacar a su educación, porque siempre es posible que alguien transforme un producto tecnológico a una versión accesible, a pesar de los intereses de los mecenas tecnológicos. Y esto es algo que se sabe, como cuando se destruyó la torre de Tesla: la idea de que la energía fuera compartida para que las personas pudieran desarrollar sus empresas sin límites energéticos es algo que a Morgan no le pareció razonable. La socialización tecnológica es lo que permite el avance tecnológico mucho mejor, así como su apertura al mundo educativo. 

Pero si el objetivo es que la dictadura del proletariado converja a un pacto social hegemónico mi consejo es usar como fórmula de participación el voto persistente: que la gente sólo sea consciente de las cosas que quieran vetar, que aquellos que sean elevados representen los aspectos que denuncian y, para cuando conformen asambleas, que legislen los cambios pertinentes. El voto persistente significa que lo que votaste ayer lo tienes almacenado en una base de datos, y hasta que no lo cambies se mantendrá tu participación y contabilizará siempre. De hecho, incluso aconsejo el voto negativo, el veto, la demanda..., el que se contabilice la resta de puntos, no la suma. Que ascienda al poder el menos no-representativo, aquél a quien le demanden menos cambios dentro de su distrito electoral.

En cualquier caso, marcar la hegemonía cultural a través de una imposición ideológica no es más que una caricatura de la democracia. La idea que podría defender un pequeño burgués, un ideólogo que nos cuenta historias y que no permitirá que el pueblo participe en ellas. El déspota ilustrado, el gracioso que se hace llamar demócrata cuando no. Ésos son los que nos gobiernan y, para cuando se han dado cuenta, se han empotrado en sus grandes mansiones, marquesados, subidas de sueldos..., han descubierto lo falsos que son y lo van asumiendo con el tiempo. El pequeño burgués no es más que un corrupto, y no puede ser tildado de demócrata.


martes, 17 de noviembre de 2020

El miedo a la felicidad de los amargados

Hay gente que no pide ayuda, sino que prefiere amargarse; han encontrado la vía de la apatía al no verse a la altura de merecer sentirse bien, no si por ello pudieran desplazar a alguien más adecuado para el colectivo.

La moralidad empuja a muchas personas a abandonarse, y seguir ofreciendo todo lo bueno para los demás - sin importar si el beneficiario necesitaba o no tanta ayuda. En ocasiones observamos que nos falta el criterio para saber si el proyecto que hemos iniciado vale tanto la pena como para aceptar la inmolación como sacrificio.

La cosa es que la discriminación objetiva considero que es proporcional a una fórmula que depende de t, incidencias sobre todos, g, incidencias sobre el grupo y p, proporción de veces que afectó al grupo contra todos. Visto así: (g-t·p)/(g+t) x100% es el porcentaje a que un grupo es discriminado con odio dentro de un colectivo.

Bajo una fórmula objetiva es más fácil demandar a un ministerio fiscal el que ordene sus asuntos solicitados de más a menos importante en materia de discriminación, según haya sido solicitado y no abierta aún su causa.

Y es que siempre había escuchado la falacia de decir que Correos no funcionaba mal porque la probabilidad a que se extraviara un paquete era irrisorio, como si ese único porcentaje fuera el único a tomar en cuenta. O que Iberia no perdía maletas porque el número de maletas que se perdían era un número muy pequeño en comparación con el total.

Sin embargo un antiguo compañero me comentó cómo de tres veces que viajó en avión, las tres veces perdieron su maleta. Y habría que recondicionar las cifras para intentar adivinar qué es lo que es más probable que hubiera pasado: ¿de qué colectivo formaba parte mi compañero? ¿De los veinteañeros sexis que pudieran tener ropa interior morbosa?

De la misma manera, los problemas que tenía con Correos era cada vez que solicitaba una revista de informática por correo: todos los meses, aún estando suscrito, tardaba un mes en llegar la revista - cuando en los kioskos se encontraba en los primeros días. De hecho, sólo cuando me quejaba la revista llegaba en el día correcto. Y es que había una costumbre: esa revista, según parece, era del agrado de uno de los funcionarios de Correos... Y no le vamos a quitar la costumbre de quedarse con una revista que no es suya, claro. A veces por un tiempo, otras veces..., ni llegaba.

La situación puede reducirse hablando de cifras y probabilidades. O también se puede mirar si se repite el porcentaje con un inspector delante. Entonces es cuando los valores g y t se vuelven tremendamente dispares.

Crímenes de odio es lo que viví en la universidad ¿Pero cuáles fueron las razones? Nunca lo sabré. Y, si ya de por sí habría sido tocado por la inmundicia del sistema que conocía, al descubrir los entresijos de la discriminación que sufrí en Murcia superó cualquier estándar que me hubiera fijado.

Pero claro, como pasaba cuando era más joven: veía a esos amigos míos, la profesora con todo su odio había propuesto hacer una obra de teatro donde uno de los personajes tendría que humillarse, y ahí estaba yo. Quería evitar que mis amigos, con lo infantiles que eran, lo débiles que eran, tuvieran que aguantar tal humillación. Las penurias podría afrontarlas con una sonrisa, enfrentarme al infortunio, decir que no era para tanto... ¿Disfrazarse de patata, de burro, de perro...? Con el tiempo fue ese mi registro.

Elegir el rol más humillante, o aceptar el trozo más pequeño, para que mis amigos se sintieran aceptados. Al mismo tiempo, escuchar repetidamente que yo era un abaricioso, un egoísta..., por cualquier cosa que hubiera hecho o dicho. Poca objetividad, mucho amargamiento. 

Así que me tocó ese mundo, y como a mí a otros tantos otros que no tienen fuerzas ya para quejarse, para decir nada ¿Ir al psicólogo para decir que eres un amargado? No puedes acogerte al discurso de la chica de Conan el bárbaro cuando le recomendaba que cogiera el mundo con sus brazos..., cuando la sociedad que te rodea está tan abocada al caos y a la falta de orden.

Y, claro, ahora mismo cuando ya te ves fuera de lugar en este mundo tan mesiánico, tampoco quieres estorbar mucho porque contra lo que estás luchando es contra la futura indigencia..., hacia donde parece ser que quiere arrastrarte la Delegación de Hacienda de tu propia ciudad.

Cuando crees que consigues desembarazarte de un monstruo..., luego te encuentras otro.

Los amargados es la razón por la cual Marx se equivocaba: existe un proletariado que ha perdido las ganas de luchar. Se han vuelto apáticos, se les ha alienado a estar callados. Y peor son sus aliados, que no tienen ni idea de dónde está el problema, porque lo más probable es que sean ellos mismos la gente tóxica - los que condensan su día a día.

Algunos "burgueses", desde las sombras, han encontrado a ciertos sujetos que podrían ser perjudiciales para sus fines. Por ello se preocuparon de generar miedo alrededor de las figuras de sus enemigos. Por esa razón algunos asumimos nuestro papel.

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Anoche soñé que un puesto de trabajo para el cual yo siempre fui el número uno me ponía a prueba con un examen..., y que me resultaba muy, pero que muy difícil superarlo. Yo no tengo el deber moral de superar un examen que no describe el verdadero currículo de un puesto que no es sino mi propio perfil, ni tampoco nadie tiene el deber moral de contratarme sin conseguir una prueba de mis capacidades. Lo que ocurre es que el sistema no tiene capacidad para compensar a las víctimas de discriminación extrema.


domingo, 15 de noviembre de 2020

La aportación de fuerza en la orgánica

Los dictadores, así como cualquier gobernante, sabe que existen los poderes fácticos, cuyo verdadero poder no consiste en ocupar un puesto inteligente, sino en que son capaces de articular la autoridad del sistema, su fuerza, la capacidad coercitiva del mismo. Por eso, cuando entendemos que los poderes fácticos puede ser el propio Pueblo nos damos cuenta de para qué sirve la orgánica.

La orgánica tiene dos funciones: capacidad multiplicadora para hacer que los agentes del estado puedan llevar a cabo sus actos con sinergia, pero también capacidad represora para intimidar a los disidentes. En una verdadera democracia el disidente debería de ser el que marque la hoja de ruta a la hora de fijar una agenda: lo que hay que cambiar en las leyes debe depender de los aspectos coherentes que defienda un disidente constructivo, aquel a quien le debemos nuestro estado de bienestar.

Pero existen también los disidentes destructivos, los que Marx llamaba lúmpenes, sujetos que ni tienen ni dejan tener. No quieren participar ni ofrecer la opción de participación. Obviamente, el sistema de participación ciudadana debe ser capaz de distinguir la paja del trigo.

Digamos que el lumpen cuando ve una muralla burocrática gigantesca, unos señores fuertemente bien uniformados y armados, un rigor en la aplicación de las leyes, etc..., acaba bajando la cabeza. Pero si la burocracia no tiene justificación lógica, el uniformado se vale de su posición para disfrazar su dictadura o si el rigor no es más que una forma de extremismo sin sentido..., entonces todo ello afectará a disidentes constructivos de manera inadecuada.

Cree el anarquista que la manera más adecuada de resolver el problema es destruyendo toda estructura orgánica pública, reduciendo a cenizas todas esas murallas para afrontar al disidente destructivo con la más simple de las acciones: la fuerza bruta. Y ahí se equivoca: ¡cuántas veces se ha experimentado en países como Haití o tantos otros! Y los resultados, si no estoy equivocado, fueron achacados al vano intento de aplicar fórmulas neoliberales y anarquistas.

Es decir, hace falta una enriquecedora orgánica; pero cada miembro debe ocupar un puesto bien definido y justificado. De lo contrario nuestra sociedad democrática podría enfermar de Alzheimer, con la consiguiente descoordinación de nuestros poderes fácticos y la futura sumisión al caos de la disidencia más destructiva o de las oligarquías más poderosas.

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Hace años, cuando era preadolescente, un amigo me planteó un reto en el cuál quiso hacer reflexionar: ¿es posible crear un juego de tablero donde te enfrentes contra un rival que vaya evolucionando a medida que vayas jugando y que no sea de azar?

Se trataba de un solitario muy peculiar, y sí, le respondí que hacía años había diseñado un juego de tablero así. Aunque me daba un poco de malrollo. Ese juego, bien pensado hoy día, podría ayudar a enfermos de alzheimer a combatir su enfermedad..., aunque habría que demostrar esta creencia. Consistía en un tablero de 6x6 donde cada casilla tenía dos números impresos. Estos números estaban repetidos por tres veces, si no mal recuerdo, por todo el tablero. La idea era que si un jugador recopilaba el número en sus tres coordenadas entonces tenía derecho a tachar esas tres plantas, meterlas en el caldero y apuntarse el nuevo movimiento de tablero, que se componía de un número de pasos en horizontal y otro número de pasos en vertical. Dos jugadores jugaban y ganaba el que ahogara al contrario empezando ambos con unos movimientos rudimentarios.

La gracia del juego, más allá de que podía ser jugado por dos personas, es que cuando era pequeño quise experimentar a jugarlo yo solo para ver cómo funcionaba. Y resulta que cuando juegas solo sueles empezar haciendo que tu contrario juegue "al azar", para intentar enfrentarlo. El juego se me hacía largo y, al mismo tiempo, emocionante. Sin embargo, lo peculiar de ese juego es que en realidad lo que estaba haciendo era jugar contra el azar: estaba enfrentando mi capacidad para planificar contra una evolución constructiva y azarosa.

De hecho, bien pensado, creo que es el juego emocionante más sencillo que cumple esos requisitos: dos jugadores, el objeto es hacer una especie de jaque mate, cada casilla ofrece dos opciones, no se admite "comer" la pieza por un error, conseguir un nuevo poder sólo te mejora tu situación a la larga..., parece complejo de resolver la estrategia perfecta con un ordenador.

De la misma manera, también me creé otro juego de tablero. Esta vez lo diseñé de una manera completamente diferente: el objeto era hacer que el jugador se enfrentara a historias complejas, donde cada casilla tendría sus propias reglas especiales, como si fueran trampas en el juego, y provocaran transformaciones trascendentales sobre el héroe. 

Recordando esos tiempos decidí crear la versión minimal de ese otro juego: un juego donde el que juega por primera vez le da la impresión de que quien le explica las reglas en realidad se las va inventando sobre la marcha, porque le cuesta seguir la idea sistemática del juego. La enorme heterogeneidad provoca que sea interesante jugarlo con un dado y, aún así, que no deje de ser un juego de estrategia. 

Las reglas eran del tipo: si atraviesas el muro, si entras en la cueva, si coges el arma, si eres un guerrero..., entonces te conviertes en exclavo, te conviertes en guerrero, etc... Y se impone un clima marcado por el dado: cada casilla tiene sus reglas fijadas en ese lenguaje simple dependiendo del clima marcado por la tirada de un dado. El jugador decidirá moverse a una casilla adyacente o quedarse, seguido de tirar el dado y aplicar la regla de la casilla... Parece simple, pero si se tiene un objetivo a cumplir surge la duda: ¿serás capaz de alcanzarlo antes que una fórmula semiazarosa?

Estos juegos tienen su razón de ser: recuerdan lo fácil que es crear sistemas que funcionan y que te atrapan. Por ejemplo, ¿si fuera cierto que la renta básica desincentiva el trabajo por qué el Monopoly incorpora esa regla? Es más divertido jugar cuando todos los jugadores juegan, sin eliminar gente.

Si somos capaces de crear roles que empujen probablemente a varios a hacer una misma cosa al final habrás diseñado un sistema capaz de conformar un contingente que apunte a una realidad diseñada por ti. Si, además, consigues que ese contingente se vea más atractivo que el resto de los mundos entonces se volverá casi necesario. Y es entonces cuando se habrá creado un movimiento hegemónico en base a una moral; si ésta representa una ley natural en las personas humanas entonces se habrá conformado una orgánica que es necesaria para la convivencia de todos nosotros.

Esa orgánica debe ser expresada en la Constitución de todos los países, y debe ser garante de que la sociedad, en su azar, tienda a ser mejor. Es decir, no se trata de conceptos relativos, ni tampoco de que cualquier aspecto cultural valga..., las cosas hay que determinarlas bien en base a lo que somos.

Y así es como se puede determinar cuándo una orgánica entra con fuerza.


Tierra: Día 19/07/24 punto de inflexión

Ayer se produjo el punto de inflexión a escala mundial. Dependiendo de lo que hagan y no hagan los gobiernos tras lo sucedido ayer las dos c...

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