sábado, 11 de junio de 2022

La virtud del que no es tóxico

Tenía en el instituto un profesor de filosofía que contraponía las palabras virtud y vicio. Está claro que cuando se es un cristiano apostólico romano extremo practicante del opus dei lo análogo a la virtud es el vicio, porque el vicio está vinculado con el pecado. Y, claro, ¿qué es lo que nos lleva al pecado? Lo que para el opus nos lleva al pecado es una vida poco asceta; el áscesis es el camino que fortalece la voluntad. Y la voluntad es el amor a Dios, por supuesto.

Y parece que todo cuadra, cuando no.

¿Qué pasa cuando una persona se pone a jugar con el pecado? La idea es que acercarse al charco del pecado forma parte del pecado mismo, porque quien tienta su voluntad tienta su amor a la comunión de Dios. Por tanto, en la mayoría de los preceptos éticos cristianos, si no en todos, y podría ponerme a citar distintos eclesiásticos que han escrito al respecto, se converge que el camino a Dios no debe ser desviado y, por tanto, el que obra a tientas acercándose a un charco que no debe pisar realmente ya entra en pecado.

Ése es el origen que deja sin margen el problema del mal, y que deja en mal lugar a la ética de Bonheffer, así como a la de cualquier cristiano, porque sucumbe en un trilema: ¿acaso el áscesis no es una manera de tentar a la propia voluntad? Es decir, cuando una persona adopta la decisión de autoflagelarse lo que hace es tentar a su cuerpo a pedirle que pare, lo cual sería un pecado. De la misma manera, por cada golpe que se da está dañando a su cuerpo, el regalo de Dios, y un cuerpo insano también es fuente de pecado. Por otro lado, si no se autoinfringe castigos entonces no podrá fortalecer su voluntad para vencer al Diablo. Es el mismo ejercicio de quien se acerca al charco para confrontarse contra el Abismo. 

¿Y qué pasa cuando decides confrontar el Abismo? Resulta que te pones a decidir qué está bien y qué está mal. Y ese no es el camino que elige Dios por ti, pues el pecado original consiste en que el individuo decide que por tener virtudes no por ello vivirás sin vicios; esa dicotomía procede de una ley impuesto por parte de un tercero, impuesta supuestamente por Dios.

La toxicidad, por tanto, consiste en reubicar el género oficial a través del cual se analiza la literatura del rito y se pasa a ponerlo en cuestión. Tan pronto como descubramos que el género oficial no está relleno con un martillo que nos sirva de diapasón, podremos reconocer el carácter ficticio de ese género y no darle valor a esos ritos. Es decir, los ritos no tienen porqué entrar en comunión con ningún ente.

Sin ir más lejos, yo como individuo me acerco a un charco, si supero la prueba me vuelvo mejor persona - me acerco a mi ideal; pero si no lo supero sucumbo a mi yo más terrenal ¿Cuál es el problema? Que hay un yo ideal diferente por cada charco, tan pronto como exista una manera de entrar en comunión de mi yo terrenal con otro espiritual existirá un tercer yo espiritual que encaje con otro charco: es el problema del tercer hombre ya presentado por Aristóteles. No tiene sentido plantearse que el rito conecta al individuo con otro yo, salvo que pretendamos creer que existen infinitos yo'es esperando ser invocados espiritualmente. Y esa no es la idea de consciencia trascendente que la gente gusta defender: todos los autores hablan de la consciencia por su idea de unificación, por la idea que hace sentir al yo como si fuera solo uno.

La toxicidad, por tanto, no se puede medir de manera objetiva cuando nos valemos de criterios analíticos o formales. Debe haber un carácter material: el vicio de no seguir un rito debe estar vinculado con un resultado de poca calidad para así llamar virtuoso al que trabaja con calidad. Un ejemplo sería el rito del cirujano que se lava las manos, vinculado con la probabilidad de éxito de su operación y el tiempo de recuperación del paciente. En la medida de que esos valores materiales sean buenos podríamos hablar de las virtudes de un buen cirujano, y atribuirle el código deóntico de las mejores conductas.

Esto nos lleva al planteamiento que expuse en la entrada anterior: ¿qué puede significar que un mensaje emitido es tóxico? Significará que se mezclará lo oficial con lo no oficial, y lo oficial debería estar vinculado con una realidad material que nos ofrece la calidad de vida que vivimos. Si aparece un sujeto vendiendo pseudoterapias empezará a ser tóxico si se intenta hacer pasar por médico, cuando no lo sea. Pero hay que fijarse en la posible virtud del que vende la pseudoterapia no como un medicamento y plasmando la idea desde su campo real: ¿ya podemos decir que no hay nada malo porque no sea tóxico?

Estudiamos la calidad del mensaje, no solo por su toxicidad, sino también si los destinatarios podrían sentirse abocados a replicar el mal ejemplo del sujeto en cuestión y si el sujeto ofrece algo diferente de lo que realmente ofrece: si no te vende certezas tú eres responsable, si para usar la tarjeta de crédito no puedes ser un niño entonces todo es correcto... Al fin y al cabo, ¿qué derecho le asiste al estado el dictaminar qué debe ser oficial? Para que algo sea oficial antes debe pasar por una etapa oficiosa, donde unos pocos empiezan a cuestionar los procedimientos, para así divulgar los resultados correctamente falsacionados. El falsacionismo consiste en poner en contraste una información, si no existe ese proceso entonces no podemos fiarnos ya sea de los errores humanos que comete el ingeniero, el error de percepción teórica del científico o el error ideológico del científico social. Esto es: el falsacionismo nos identifica como infalibles, predictores y neutros.

Será infalible el que tiende a no equivocarse en los cálculos, predictor el que no queda obcecado por su teoría científica y neutro el que no ve manchado su trabajo por los sesgos de su ideología. Tender a no equivocarse, no obcecarse y no ver manchado su trabajo son términos imprecisos, porque no existe la más perfectas de las virtudes en lo que se refiere al falsacionismo.

Sin embargo, a la hora de divulgar existen otras cuatro virtudes más que tienen que ver con la capacidad que tiene el divulgador de transmitir el mensaje lo más limpio posible. Estas capacidades desvinculan al maestro del derecho a tener reconocimiento sobre el trabajo del alumno, porque el trabajo de interpretación de la obra es cosa del que divulga, pero el entendimiento de la misma es cosa del espectador. Por tanto, la virtud para entender la obra no es responsabilidad del director.

Esto último tiene que ver con la máxima toxicidad a la que suele someterse la sociedad: el enfoque de Foucault. La creencia de que el castigo, el áscesis, te eleva y fortalece tu voluntad. Debo considerar que sí me parece correcto que un individuo puede marcarse como meta personal el acercarse a un charco para poder enfrentarse al Abismo; en su ejercicio personal podrá aprovechar para estudiarse a sí mismo y definirse tal como quiera configurarse. Pero un castigo que no sea autoinfringido es, simple y llanamente, una farsa. Porque el castigo, como tal, no puede venir de un tercero salvo de uno mismo.

Por otro lado, ¿qué hacer con el indeseable que se vuelve peligroso? No es una duda, he puesto la pregunta para dejar mal al que quiera planteárselo: las cárceles están primero para apartar al peligro, después se debe considerar la reinserción que no contradiga la ejemplaridad. Por eso, las ideas de Foucault suenan bastante medievales..., aunque me centraré en las cuatro virtudes comunicativas que faltan.

Cuando un buen profesor consigue ser un comunicador, brillante, apasionado y culto tiene los cuatro elementos que permitirá que el alumno obtenga los recursos necesarios para percibir la interpretación. Y eso se consigue cuando se hace interesante lo que normalmente se considera aburrido (comunicador), hace sencillo lo que normalmente es complejo (brillante), es un ejemplo de lo que es tener buena actitud (apasionado) y ofrece un lenguaje apto (culto). A esas propiedades se las atribuimos al agente que divulga, y no a lo que se divulga, porque está vinculado con el agente en cuestión.

Un director de cine que solo hace pornografía no sabremos si es un buen comunicador, si se dedica a copiar lo que hacen otros su brillantez quedará opacada, si es una especie de amargado cuando entra en debate no sabremos si realmente es un apasionado y si no comparte su lenguaje entonces no sabremos lo culto que es. Y esto es debido a que las virtudes no son juicios, en este sentido la cristiandad se equivoca: para el cristiano la prudencia es una virtud, por lo que el que no es prudente acabará juzgado por ello. Sin embargo, las verdaderas virtudes son las que permiten atribuirle una trasparencia a tu trabajo, si no has llevado a cabo trabajo alguno no podrás ser juzgado por lo que no has hecho.

De la misma manera, ¿qué pasa cuando un director de cine consigue transmitir perfectamente una película con una interpretación clara que sea apasionante sobre temas de los que la gente en general nunca quiso documentarse o aprender por sí misma? Pues pasará que si los espectadores no hacen caso a la película no significará nada malo para la dirección, cuando sí para la producción: hay un problema de imagen que no se supo vender - pero la película que ahora no se ha vendido puede que más adelante sí lo haga. Puede que la película esté limpia de toda malicia, puede que el trabajo que ahí se exponga sea un ejemplo de cómo alcanzar las siete virtudes que se describen en este documento..., pero no por ello la gente querrá asumir su papel de público agradecido.

El mérito del entendimiento de una película no está en el director, está en su público.



viernes, 10 de junio de 2022

Las 8 variaciones pedagógicas básicas

¡Ay que ver cómo me gustan los números! Pero está claro que ganaré mucho con la experiencia de escribir un guion, razón por la cual debería de ser un poco más paciente: esta teoría la estoy montando a partir de todos mis años y años estudiando cómo trabajan los artistas en su fase más creativa; sin haber formado yo del proyecto de una manera realmente íntegra.

Por eso esta teoría de la constitución pedagógica supongo que será básica, en el sentido de que aún no creo que haya dado con las técnicas prácticas que permitan estudiar en su correcto álgebra las formas que necesita un sistema de información para determinar cómo ser pedagógico en todo su esplendor como para percibir las ironías y los distintos grados de trascendencia que han sido explicados un par de entradas atrás.

En su orden más natural la pedagogía debe construir un prototipo simplificando la Orgánica, la Gramática, y la Ética. De ahí que exista una interpretación escéptica o atroz de las estructuras que se pretenden mostrar; pues el objeto es superar la discrepancia existente entre las espectativas del enseñando/espectador/alumno y cómo se muestra la realidad. Idealmente el alumno debería afrontar la realidad ante él para que aprenda a aprender por sí mismo, por lo que la experiencia debe provocar en él algún tipo de disonancia cognitiva, a la que reaccionará con escepticismo o con una visión atroz en esta primera etapa.

La gramática es el estudio del comportamiento inteligible de la lingüística. Bien podríamos considerar entre esos estudios alguna valoración sobre la semiótica, el arte dramático, y es que hay muchas formas de simplificar la gramática y los gestos como para dirigirse a un público que espera alguna clase de simplificación. En cualquier caso, el modificador a este nivel distingue al pedante del coherente. Donde el pedante intenta poner de manifiesto las palabras más complejas ubicadas en los contextos más cercanos con el fin de alcanzar distancias lejanas, mientras que el coherente prefiere cohesionarlo todo bien cerca para no dejar ningún hueco sin explicar. Ambas perspectivas tienen sus puntos flacos y sus puntos débiles, y lo incorrecto es juzgar a un maestro por elegir transmitir de una manera o de otra.

En lo que se refiere al modificador relativo a la deóntica observamos dos políticas: la frívola y la dramática. Y esto es debido a que la deóntica es ininteligible, solo sabemos que actuamos bien en la medida en la que trabajamos sobre el área. La disonancia cognitiva que se genera tiene que ver con las injusticias, porque descubrimos que hay cosas que no se pueden hacer y entonces reaccionamos o de forma frívola, porque no queremos darle persistencia al tema, o de forma dramática. Ante la violencia, en virtud de la cercanía del asunto, se puede enfocar de cara a querer solucionar los asuntos afrontando con claridad su drama, los afectados, los responsables, las herramientas necesarias para hacer el cambio, el progreso... O se puede considerar que ya no hay nada que hacer, que está fuera de nosotros, podemos reirnos de cómo lo hemos aceptado, podemos afrontar el reto de ver cómo nos hace gracia lo que no debería, porque suena discriminatorio, porque suena triste, porque es un reflejo de nuestra demencia en nuestro comportamiento, habla, etc...

Estos enfoques es algo que siempre había tenido en cuenta, aunque no los llegué a incorporar en mi teoría del género único - lo cual me contradecía en parte ¿Qué es lo que hace que una obra sea de un género o de otro? ¿Acaso no existen las obras dramáticas? ¿Qué es un chiste? Pues bien, mi enfoque es el siguiente: el chiste forma parte de las artes escénicas - aunque se pueda escribir dentro de una novela lo que importa del chiste es cómo se cuenta. Lo mismo pasa con el drama, que aunque podamos decir que algunas novelas son dramáticas en realidad lo que decimos es que en algunas novelas se incorpora interpretaciones dramáticas. 

Es decir, una atroz pedantería dramática sería un modificador básico que usaría para clasificar una forma de elegir la manera de expresarse por parte de un actor. Ninguno de esos modificadores pretende juzgar al maestro, pues es difícil encontrar adjetivos y sustantivos que estén ausentes de juicios de valor y, al mismo tiempo, expresen reacciones traumáticas provocadas por la disonancia cognitiva.

Cuando reímos o lloramos no es porque estemos sujetando un libro, es porque existe una interpretación que emana de su lectura. Esa interpretación es un acto pedagógico que es alimentado por la imagen que tenemos del autor. Cuando una persona se dirige a otra siempre hay un trato de infantilización implícita: porque en eso consiste la tutorización. Si examinamos la lectura de mis documentos: ¿cómo clasificarlos? Por ejemplo, si me dirijo a un bloguero y le digo que su última entrada era una escéptica coherencia humorística, ¿qué debería entender? Debería entender que su entrada no intenta dar soluciones, sino que el sujeto asuma su papel violento por sí mismo a la hora de darse cuenta de lo magufo que es (por ejemplo).

Esta teoría, por tanto, clasifica políticas (los de izquierdas suelen ser dramáticos), trato con lo paranormal (la defensa de los fantasmas es algo atroz), el papel resolutivo que se tiene (querer ser innovador es pedante)... Hay muchas clasificaciones que se aplican a campos ideológicos y que, desde este punto de vista, solo son variaciones pedagógicas - que están, en principio, ausente de toda ética.

Ahora bien, esta teoría la escribo antes de meterme de lleno dentro de la pedagogía: ¿realmente se puede hacer un chiste de cualquier cosa? Ya lo estudié en su momento, y eso no es cierto. Por lo que las variaciones pedagógicas sí están sujetas a un código deóntico que obliga a un profesor ejercer una enseñanza de un cierto tipo: ¿dónde está la limitación según esta perspectiva teórica? ¿Es viable?

Para empezar solo tengo que acudir a mi propio estudio sobre los límites del humor que, efectivamente, está orientado en el destinatario del mensaje: fue en esta entrada de mi otro blog, de explicaciones de mi novela.

Ahí mostré las tres limitaciones a las interpretaciones: anticultura, toxicidad y amarillismo.

La anticultura es la que provoca que niños y locos puedan ser manipulados en una dirección reaccionaria. Mientras que la toxicidad hace referencia a una serie de ideas que distorsionan la realidad para hacerlo menos trasparente. Y, por último, el amarillismo consiste en ofrecer al receptor un mensaje diferente del esperado. La anticultura es un acto de odio, la toxicidad es el fracaso de la palabra y el amarillismo es la luz de gas del autor.

Quizá las 8 variaciones deban evaluar su calidad en base a esos tres criterios: anticultural, amarillo y tóxico. Como diciendo que si algo no tiene nada de esos tres elementos se le podría catalogar como límpio.



jueves, 9 de junio de 2022

Lo kafkiano: escéptico y atroz

Ayer mismo vi un trabajo hecho en Youtube por un periodista reconocido donde desmitificaba la figura de Tesla. Le dio cera a base de bien. Está claro que lo más importante en un periodista es la credibilidad, porque todas esas cosas que decía de lo que para muchos es un verdadero ídolo poco a poco lo devuelven a la tierra. Destronar a dioses exige cierto poder, y no diré que me terminara de creer absolutamente todo, pero sí me pareció extremadamente interesante absolutamente todo lo que dijo y cómo lo dijo.

Cuando hay que elegir una manera de hacer pedagogía, de interpretar de manera diáfana algo, hay que pasar por determinar lo kafkianos que queramos ser. Es decir, en un momento dado habrá que representar las reglas del sistema proyectadas en la mente de la persona que escucha para que pueda entenderlo todo mejor.

Esa proyección no es un proceso sencillo: puede que la simplificación tenga otras motivaciones diferentes a las de ser más explícitos, sin embargo en esta entrada no desarrollaré el lado trascendental de esos aspectos.

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Cuando algunos compañeros me preguntaban cómo es posible esa disonancia cognitiva que se produce al observar mi manera refinada de ver la informática y las notas que sacaba siempre podían asumir principalmente dos maneras de simplificar la verdadera explicación. Esto es, para irlo entendiendo antes debían sobreentender aspectos, ir acercándose a la realidad, y eso obliga a tener que asumir una serie de trámites pedagógicos, de simplificación orgánica.

Lo más fácil suele ser que si el alumno saca malas notas será porque es un mal alumno, un vago, ha pasado un trance depresivo por algún asunto personal, porque pasa por un vache, quizá por dificultades económicas o familiares, puede que se equivocara de carrera... Esa es la interpretación escéptica: la que elige dentro de la disonancia la parte más pragmática, la que evita que tratemos con dioses.

Otra manera de verlo es que el alumno ha sido agredido constantemente por los mismos profesores, que hay varias sentencias judiciales, que ha habido una gran cantidad de detenciones, acciones policiales en defensa del alumno, un consenso con respecto a qué pasó, testimonios múltiples que hablan de agresiones contra el alumno... Esa es la interpretación atroz: la que descubre un mundo realmente muy simple y, al mismo tiempo, convierte a sus víctimas en seres de luz.

Son los dos enfoques kafkianos, tal como los explico, donde se puede partir de cualquiera de los dos para explicar cómo es posible que una persona tan brillante como yo tuviera que abandonar la universidad; más allá de la mentira de que yo no quisiera "ejecutar la sentencia". La socialdemocracia siempre elige una manera de escapar de sus deberes. Siempre hay una excusa bastante..., kafkiana.

Por esa razón cuando escucho a alguien cuestionar a leyendas como Tesla lo que pienso es que, efectivamente, yo no estoy documentado - pero tampoco tengo la obligación de juzgar si lo que me dicen es cierto o es falso. Cuando realmente me interese buscaré información de primera mano, en lo posible. Mientras tanto solo puedo quedarme estupefacto ante la gran cantidad de disonancias cognitivas que se producen entre la espectativa que nos daban algunos y la realidad que nos brinda el mundo en el que viven.


miércoles, 8 de junio de 2022

El papel del hombre en el Trustworthy AI

Me acaba de llegar un correo de ACM ofertándome subir un artículo; la verdad es que estoy llevando muy mal el que me rechacen todo sin dar explicaciones ni medianamente convincentes, como riéndose de los autores. Por eso he rehusado de hacer demasiado caso. Ahoa la idea era hablar sobre trustworthy AI, y recuerdo cuando me rechazaron el artículo sobre "moral y maquinaria"..., si al menos las razones del rechazo hubieran sido esclarecedoras... 

En una sociedad que cada vez está más superpoblada las empresas empiezan a tener más y más ofertas para poder suplir unos puestos de cartón-piedra diseñados por psicólogos. Existirán empresas que no sucumbirán a la postmodernidad, y preferirán seleccionar a los más aptos para el puesto más allá de apariencias y normalidades - como centrándose en el contenido, en lo que tienen detrás los candidatos - pero al final el corporativismo es el que gana siempre.

Se trata de un principio básico: cada vez más gente se oferta, por lo que cada vez es más probable que te rechacen un mismo trabajo que años antes habría sido más que aceptable - y no porque se haya innovado, sino porque el dinero se está estancando cada vez más en menos personas y, por tanto, la capacidad para hacer fluir el mercado es cada vez más difícil y eso provoca que conseguir un trabajo sea cada vez más complicado, así como mantener una empresa.

Es decir, el valor que se preferirá mantener, como ya he dicho antes, será el que constituya como valor el carácter corporativista del sujeto: la capacidad que tiene el sujeto como para agachar la cabeza y someterse a los designios de sus superiores. Para eso está el sistema académico tal como lo conocemos, en especial el modelo universitario.

¿Es posible que una persona "de la calle" tenga la literatura necesaria como para defender un proyecto? Da igual lo que demuestre, lo que referencie, lo que se le exija..., en realidad no se lo van a aceptar. Por eso hace años que no respondo a los correos de ACM. Cada cual tiene una posición, y esa gente que ha escrito sobre moralidad en la tecnología no son conscientes de que esas normas son una extensión del código deóntico informático. Es decir, estoy tratando con auténticos imbéciles.

Imbécil es un término que viene del latín, no lo uso como insulto, sino como apelativo. Hace referencia a los que se mueven sin un báculo, sin ningún criterio. Dicen que estudian la moral y se valen de la literatura norteamericana de la filosofía de la ciencia, pero se les olvida que ya hay una literatura extensa ya sea en los documentos de Gustavo Bueno, o más antiguo en el propio Aristóteles.

Sin embargo la manera que yo tuve de desarrollar esos temas fue a partir de mi experiencia como asesor de empresas en lo relativo de la LOPD; extendiendo el tema a través de los DDHH. Era un enfoque diferente y, al mismo tiempo, NECESARIO. Es decir, al negarme el publicar ese documento en realidad implícitamente estaban negando la evolución del Trustworthy AI, porque si alguien pretendiera desarrollarlo de la ÚNICA manera que es posible entonces debería de "plagiar" parte del ensayo que publiqué en la plataforma Medium tras la negativa que recibí.

Más de uno podría pensar que no tiene porqué ser así: mi artículo comprendía varias partes. Una era la conexión entre moral y ética..., ok, evitémoslo. Otra era la catalogación de los distintos grados de peligrosidad de una máquina asociado a su incapacidad para "aceptar" la realidad ética que no ha terminado de "aprender" en su deep learning (por ejemplo)..., ok, y me hace gracia que lo quieran evitar, ellos mismos. Ahora bien, ¿cómo van a evitar la citación correspondiente a la carta de los derechos humanos? Es de sentido común que a quien se le ocurra la idea de comparar un hombre con una máquina acabará por citar esa carta porque esa es LA ÚNICA LITERATURA que define al hombre y que se ha aceptado internacionalmente. Es de cajón.

Es decir, mi ensayo era de obligada publicación - si bien podría tener que..., en fin, pulirse, pues que se pula. Pero era de obligada publicación.

Lo mismo me pasó cuando expuse mi último artículo a Nature, sobre los "errores" que habían cometido los matemáticos cuando se metían en temas de complejidad de clases. Bien es cierto que eran errores de lógica, pero el hecho de que tantos lo hayan mantenido tanto tiempo, sabiendo que no hay tecnología asociada a esos resultados, da mucho que pensar. Mi artículo, de hecho, era otro de tantos que eran necesarios: volvía a ser un artículo que no podía ser ignorado. Pulido, claro..., ok, pero no ignorado.

Ahora volvemos a lo de siempre: sin aclaraciones, sin intención de romper la estructura corporativista, haciendo prevalecer la propaganda por encima de la modernidad, del progreso..., la maquinaria hace chispas, falta engrase... Poco a poco nos acercamos a la siguiente crisis, y puede que no sean los mejores los que estén dirigiendo el vehículo que evite el inminente choque.

La mayoría de las empresas que podrían darle valor a mi trabajo tienen como responsable a una persona que solo pondría como senior a alguien con experiencia en empresas o, que de no tener experiencia, tenga un título. Es decir, no importa las innovaciones que tenga por detrás, PRIMA el corporativismo: mi capacidad para convertir mi puesto en una extensión de la imagen de la empresa. Y ese papel lo podemos llamar el papel de la normalidad.

- ¿Sabes qué significa ser normal?

- Si me haces esa pregunta es porque supuestamente no lo sé.

- Que la gente no te mire con desprecio.

- Ah ¿Y sabes qué significa trascendental?

- Dímelo tú.

- Que no seas substituible por una máquina.

¿Cuál es el papel de un experto en recursos humanos cuyo único cometido consiste en normalizar a los trabajadores? Cualquier máquina podría ocupar su lugar y, mediante GPT3, podría resolver conflictos entre trabajadores. De hecho, mi propuesta es terriblemente más barata que contratar a ese perfil de psicólogos. Y ofrecerá resultados mucho más fiables (demostrable).

En otro artículo llegué a comentar cómo el ser humano le tiene miedo a esos robots con forma humana. Sin embargo la verdad es que los algoritmos que invierten en bolsa son los que mueven la financiación y el futuro de la economía mundial. Si hay crisis esas máquinas lo habrán calculado, y no hay que ser ningún experto en matemáticas para saber que ahí el Trustworthy no entrará jamás debido a las barreras de las matemáticas (no hay conexión entre ética y moral dentro del enfoque conexionista cuando el objeto es que la red neuronal determine correlaciones, se puede demostrar), ideológicas (ya me gustaría que se planificara y se regulara la bolsa, pero va a ser que el que lo proponga lo tendrá que hacer con un arma en la mano) o intelectuales (para entender lo anterior antes te tiene que interesar, ser un experto, etc). Así que el ordenador que comanda sobre los seres humanos ya existe: y como expuse en mi artículo, esa máquina excreta, por ejemplo, coches nuevos que nunca se venderán; y los humanos rebuscarán entre la basura de humanos para reciclar y así hacer más sostenible el hambre de los cálculos de esa máquina... Un mundo hermoso.

Lo dicho antes ya se viene dando desde hace dos décadas, por lo menos, y la mayoría de los responsables en filtrar a los expertos en tecnología ni se imaginan ni de lejos de qué estoy hablando. Así que en cuanto hablemos de la crisis del coltán..., me va a dar la risa.

Sin embargo, hay unas pocas empresas (como es lógico, debe haber excepciones) donde parece que la selección se hace en torno a los contenidos, que su filosofía es la modernidad, que sí pretenden buscar ese Trustworthy en todo lo que hacen..., si ya eran pocas las que ofrecen trabajo, menos todavía serán las que ofrecerán un puesto envidiable..., y cada vez que me rechazan mi cabeza me dice que es lógico, pero una vez más, otro rechazo...

Superpoblación y cada vez más desigualdad, un currículo como el mío sin una carrera (lo cual es una ventaja porque podría haber acabado en una de esas empresas postmodernas donde los capullos se dan codazos los unos a los otros y se sabotean los trabajos), y sin experiencia definida para un framework de moda (veré si esto segundo lo arreglo).

En cualquier caso, ¿serán tan idiotas como para desarrollar el Trustworthy AI como en su tiempo se hizo con el Explanable AI? Algo me dice que los documentos solo podrán aspirar tecnológicamente a hacer algo por el estilo; lo gracioso sería que me adelantara y les dijera qué es lo único que podrían hacer y así ya sería radicalmente imposible que pudieran publicar nada... Idiocracia, pura idiocracia.

Para cuando el hombre rehuse de los contenidos más trascendentales por hacer el trabajo de la máquina, será la máquina la que se ocupe de pensar trascendentalmente y la humanidad conformará su propia esclavitud. Sobretodo por parte de las élites ricas, que se verán incapaces de no cumplir con las exigencias de sus contables.


lunes, 6 de junio de 2022

Redención para el antihéroe

Cuando vemos Pesadilla en Elm Street y cuando vemos Alien Covenant existe dos figuras en común: el antihéroe. Consiste en que el héroe es despiadado, con más o menos motivos, pero tiene alguna especie de poder que le coloca en una situación de privilegio - y lo usa para hacer el mal.

Ya mencioné que el mal se le otorga a quien tiene una motivación ética superior; debe existir alguna clase de código deóntico. En Freddy sería la venganza y en David..., parece que hay una mezcla en David de deseo de convertirse en su propio dios, en no servir a nadie... Pero eso no es ningún código deóntico, eso es más bien no tener código deóntico. 

Cuando escuchamos las críticas que recibió esa entrega de Alien parece que todos coinciden en lo mismo: buena música, buenas interpretaciones por parte de los actores, buenos efectos especiales... Es como si dijéramos que era bueno en todo. Si observamos la "historia" podríamos decir que además era coherente, relevante, interesante... Y creo que la crítica coincide en ello. Pero, ¿entonces? La gente cuando se queja parece querer echarle la culpa al guión, a las malas decisiones de los personajes, a agujeros, malas perspectivas... Yo refutaría esos apuntes.

Empezaremos mirando más de cerca algunas de esas críticas: dicen que en la entrega anterior los personajes estaban mejor equipados, y con mejor armamento, la tripulación tenía una mejor preparación militar, etc... No es difícil de entender: la nave estaba destinada a acabar en un planeta que no albergaba ninguna clase de peligro; en cuanto llegaran la responsabilidad pasaría al mando de los civiles. Todo eso se expuso en la película. Y cuando se preguntan porqué fueron a ese planeta, si el otro era el seguro, la razón es porque tenían miedo de que volviera a pasar otro accidente cuando la computadora había encontrado otro candidato más cerca. Si alguno se pregunta cómo es posible que a nadie se le ocurriera que unas esporas podrían matarlos, o cómo es posible ponerse a fumar en un planeta desnocido, se entiende fácilmente porque hablamos de la confrontación no del hombre contra la naturaleza, sino del tripulante armando proveniente de un mundo pacífico en un planeta colmado de armas perfectamente camufladas. Si la gente no se hubiera dormido en el cine se habría dado cuenta. Pero no, no creo que no se hayan dado cuenta.

Yo creo que lo que pasa es que volvemos a tener un problema de confusión: los héroes van cayendo uno detrás de otro, y da mucha rabia. Tan pronto como parece que podía caernos bien alguien éste cae, y luego el siguiente. El exceso de realismo dramático rompe con la camadería, y de ahí la sensación de angustia al ver cómo uno detrás de otro irá cayendo.

Cuando vemos "Las colinas tienen ojos" los malos tienen un punto dramático: han sido sometidos a una redención forzada. Esa película es horrible de ver, aunque de vez en cuando hay momentos heroicos que permiten tolerarla. En cualquier caso, si hay unos monstruos que van a castigar a inocentes que nos caen bien entonces tiene que haber algo de víctima en ellos; tiene que haber alguna clase de redención. Se portan así porque han sido malditos por nuestras explosiones nucleares, nos castigan por haber nacido en el lugar correcto del planeta. Si nos saltamos esa parte, si no contemplamos la redención, entonces la angustia se hace insoportable. Y cuando la angustia se hace insoportable y no se ha leído a Kierkegaard, lo que hace la gente es echarle la culpa al director, al guión...

La interpretación que se da a la historia sabe mal cuando genera una angustia indescifrable. Es la sensación de completa impunidad que recibe David, esa sensación de que ha ganado quien menos se lo merece. Ningún crítico le echará la culpa a la actuación del actor, tampoco se quejarán de la historia, pero el instinto de ese crítico apunta a la forma pedagógica, a cómo se interpreta la historia.

Ahora bien, ¿cómo se resuelve esto? ¿Qué es la redención? La redención es la escalera de Jacob que aparece en la Biblia: en un momento dado David recibe un maravilloso regalo, pero no lo agradece. Tan pronto como tuvo la oportunidad de acabar con su amiga, luego se crece sin arrepentimiento para acrecentar su sed de sangre. Ese final podría ser confuso cuando las estructuras parecen heroicas. Si se trata de la historia de un héroe, David, si éste está en las funciones del antihéroe entonces en un momento dado recibirá la escalera al paraíso. Pero ese acto le obligará a rebautizarse como lo hizo Jacob, el malvado, y pasará a llamarse Israel - representante del pueblo hebreo. El problema es que David en ese final no llamaba a redención alguna - a lo largo de toda la película no hubo sitio para un atisbo de humanidad, tal como la entendemos. Y racionalmente se entiende, de hecho, encaja con la película y su historia. Si no fuera por el hecho de que la película enciende la ira de la gente.

Nuestra sociedad no entiende el poder absoluto sin redención. Cuando el héroe ha acabado con todos sus rivales, ya sea con argucias o de cualquier otra manera, entonces se le presenta la oportunidad de ocupar el trono de Dios; pero así sin más no se comprende. Es demasiado gratuito. Se espera que se arrodille y se humille ante un poder que le perfecciona. Ése es el poder de la redención.

A lo largo de la historia no ha sido posible encontrar el imperio que no haya conocido la horma de su propio zapato: el contraimperio que le humillaba para generar una historia de cambio continuo en la hegemonia. Podemos leer, por ejemplo, las ideas antiguas que defendía Stalin sobre cómo conservar un imperio, la idea de patria que tenía ese demente: en realidad eran las mismas que las de Isabel la Católica, salvo que ella aceptaba la justicia internacional de su tiempo: los Estados Pontíficos.

Cuando un imperio evoluciona también lo hacen sus historias y, de ahí, su cultura que crecerá al mismo tiempo que decae el poder autoritario del imperio. Y, como el ser humano no ha entendido lo que es la redención, entonces el imperio es sucedido por otro que albergue un pequeño avance en la manera de entender no el poder, sino la política.

¿Qué es lo que hizo a David no sentir arrepentimiento? Porque había alcanzado el poder ¿Qué es lo que hace que no sea convincente todo eso? Que el poder no existe, es un constructo de la civilización para substituir la política por dogmas corporativistas - hoy día para alimentar la socialdemocracia en sustitución de la democracia.

Sin embargo estas apreciaciones esos críticos de cine no las pueden compartir, porque muchos serán socialdemócratas, querrán ver la política como una lucha de poder, pensará que el poder es un objetivo... Pero ya lo decía Bertrand Russell en su discurso de obtención del premio Nóbel de literatura: la ambición de poder, que es la más fuerte de las ambiciones por insaciable, en realidad no es más que una forma de trauma producido por un recuerdo del hambre de algo material. Si la política es vestida por el lenguaje de los locos no es de extrañar que no podamos interpretar las sensaciones que nos producen unas imágenes.

La ética es algo que se ubica por encima del individuo: ¿qué código deóntico tenía David? ¿Tiene sentido que alcance el poder absoluto? Cuando en "El silencio de los corderos" veíamos a Lecter salirse con la suya y escapar podíamos tolerarlo porque a pesar de ayudar a la investigación de la verdadera heroína (él no era el héroe, era un donante) le engañaron, y tocaba resarcir la traición.

Es decir, de una forma o de otra la angustia que se genera no debe sobrepasar ciertos límites: si va a convertirse en un dios tipo único entonces debe estar a la altura. Y ese es el verdadero significado de esa escalera.


domingo, 5 de junio de 2022

Teoría de la consciencia trascendente

Me he decidido. Esta teoría la tengo desde que era adolescente, pero creo que tengo las historias necesarias como para afrontarla de manera más rigurosa. En su momento ya expuso Turing en su famoso ensayo que no se limitaría a definir lo que era la inteligencia por su carácter trascendente; porque como matemático que era esas preocupaciones debían trascender a sus estudios. Bien, hasta ahora yo mismo he querido hacer lo mismo: ¿una máquina que se vuelva religiosa y crea en Dios, que posea una percepción trascendente del mundo en el que vive? Cuando se escuche la teoría completa se comprenderá que tiene todo el sentido del mundo, y deberá generar las sensaciones que deba generar sabiendo que quien lo está explicando es un informático - con las consecuencias que eso deba dar para pensar por ello. Combinado con el hecho consumado de que quien me conozca sabe que mi tecnología es real.

Así que empezaré con los antecedentes: ya he teorizado sobre cómo hacer un test de consciencia y tenemos a día de hoy una tecnología que podría superar ese test (no es mía, me refiero a CAT o la familia de los GPT3). También he teorizado sobre formas de clasificar las religiones: desde un punto de vista histórico, por su incompatibilidad con la democracia y por la autenticidad de su fe; estos esquemas marcaban la diferencia entre filosofía verdadera de la religión y verdadera filosofía de la religión. También he desarrollado la teoría del género único y los 8 pronombres, que permiten concebir la creación de una historia que, a su misma vez, es la manera de concebir la inteligibilidad de lo vivido. A través de la teoría de los 56 tonos puedo recoger los gestos más importantes a capturar en una persona, o criatura humanificada, para empatizar sobre sus emociones internas sin necesidad de usar signos de puntuación, interrogaciones, etc... En definitiva, he estado desarrollando una serie de teorías que han estado preparando el terreno. Ya solo queda explicar qué significa "trascendente".

Tenemos por un lado el comportamiento cínico de mis colegas los pares, los que leen ensayos de informática, cuando leen sobre consciencia y sobre inteligencia. Resulta que cuando leen sobre inteligencia se muestran muy laxos, y aceptan cualquier tipo de modelo; de hecho es deleznable, ya habré mencionado mi enorme desconfianza en los psicólogos que toleran resultados evaluados por máquinas que evalúan factores de inteligencia que dirán hasta qué punto un trabajador será empleable. Y si me quejo es por el factor humano: ¿hasta qué punto alguien que es demasiado crispador por preguntar cosas importantes no es precisamente por ello creativo o resolutivo? Eso las correlaciones no lo podrán calcular: mucha gente abandona una empresa porque ésta se ha vuelto gris, anticreativa, nocivamente corporativa ¿Acaso no podemos acusar a la mayoría de las empresas de que hayan sucumbido a un modelo corporativista que ha abandonado la filosofía del mundo moderno para crear una postmodernidad orientada a defender marcas por encima del producto? Esa laxitud de los términos que se usan lleva a la sociedad a vivir una suerte de tendencia a la idiocracia, porque se sustituye la meritocracia por la tecnocracia. La película "Idiocracy" creo que expresa muy bien lo que digo.

Así que cuando se trata de un artículo sobre inteligencia, inteligencia artificial, modelos de inteligencia, empleabilidad, creatividad, sociabilidad, etc..., los pares aplauden, elevan a las alturas a los autores de esas obras. No se cuestionan los datos, no se vuelven críticos; más bien usan esos tests, los replican, evalúan a todo el que pueden para probarlos por sí mismos, y memetizan esos conceptos. Conceptos que son solo uno: factor de inteligencia. Lo llamo factor de inteligencia para distinguirlo de lo que sea la inteligencia en el sentido de que solo pueden medir un factor, y ya está. Lo llamen como lo llamen. 

Un ejemplo de factor de inteligencia sería la velocidad fuerza, otro la resistencia, otro podría ser la reacción..., son factores de inteligencia que suelen ser olvidados porque aluden a lo atlético. Y esto es otra de las cosas que no aguanto de esas definiciones incompletas: se les olvida que la inteligencia no es un concepto "mental" exclusivamente, no es algo atribuible a la inferencia artística de lo inteligible en exclusividad. De hecho, recuerdo en la facultad de informática cuando no paraba de tropezarme con colegas que se las daban de estar documentados y esto que digo ni se lo habían planteado.

Sin embargo mi critica mayor a estos pares es cómo tratan luego a la consciencia: ojito a lo que voy a decir. Cuando se escribe un artículo sobre la consciencia los pares suelen ser terriblemente rigurosos, la única forma de tratar el tema es hablando con mucha mesura, terrible humildad, diciendo que nadie sabe nada y, por supuesto, en lo posible poniendo muchas referencias para intentar no decir absolutamente nada. La consciencia parecería que trata temas demasiado personales, y que nadie aceptará ninguna teoría o modelo concluyente. Si es así, que no lean este post, porque les va a dar una tirria descomunal.

He leído artículos sobre la consciencia, a la hora de extraer fórmulas no lo hacían - ya sea la consciencia trascendental o la no trascendental. Preferían crear una caja negra e insinuar que consistía en un conjunto de dados. Horrible... Para empezar, la consciencia más trivial que propongo (la no trascendente) es algo más que dados, al menos debe trabajar con el modelo binomial.

Pero mi indignación consiste en una afirmación que dudo que nadie pueda refutarme, por mucho que la repita: la inteligencia es la consciencia planteada de manera cuantitativa. Es decir, lo que la inteligencia determina de manera cuantitativa la consciencia lo establece de manera cualitativa. O, dicho de otra manera, no es posible definir la inteligencia sin haber fulminado la idea de consciencia: si con la consciencia somos exigentes entonces con la inteligencia deberíamos de ser intransigentes. Por lo que no tiene ni pies ni cabeza la reacción de los pares.

Por otro lado, soy consciente de que la teoría no puede tener una forma muy rigurosa hasta que sea capaz de entender el trabajo de las artes escénicas: la idea de interpretación. Así que hasta que no termine mi primer guion de película no podré decir que haya desarrollado un verdadero entendimiento de lo que es la pedagogía. He sido profesor, he enseñado liderazgo con la excusa de enseñar japonés, he filosofado de varias maneras..., y tengo un curso de formador de formadores; pero debo ser humilde con mi manera de hacer guiones: ¿realmente los he percibido? La gamificación es algo de lo que también he teorizado desde hace años en la facultad, pero esas teorías me parecían muy volátiles - no terminaba de crear un cierre categorial de ellas. Así que soy consciente de que hay aspectos por desarrollar.

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Antes de empezar a tocar mis estudios empezaré con la interpretación de los mismos a partir de una conversación que tuve en la facultad tal como la recuerdo. Esta conversación la interpretaremos como una interpretación de lo que es la pedagogía de la consciencia trascendente:

INT. Máquina de café. Mañana

Hay varios profesores y alumnos reunidos cerca de una máquina de café. Allí se encuentra Dato escribiendo algo en su cuaderno y se acerca Manu, un puto pelirrojo.

MANU

Dato, ¿podrías decirme qué significa realmente lo que nos enviaste a la lista de correo de "Flanders"?

DATO

Pero si esta conversación ya la hemos tenido...

MANU

Dijiste que no te acordarías..., bueno, pero quiero que la repitas.

DATO

No me van las escenificaciones, pero bueno.

EX DE DATO 1

¿De qué habláis? Me gustaría saberlo desde el principio.

DATO

Resulta que el pasado verano envié un mensaje a todos los de la lista. En el mensaje dije que me sentía como mal, como si me hicieran el vacío, que mi papel en la universidad estaba fuera de lugar, y rematé el mensaje poniendo un enlace externo a una página para expresar gráficamente lo que acabaré haciendo ese verano.

EX DE DATO 1

Un poco turbio, ¿no? Un momento... ¿A dónde apuntaba el enlace?

DATO

Efectivamente, el enlace apuntaba a una página donde se veía a una persona explicando cómo se ligaba.

ALBERTO

¿El mío?

DATO

Sí, justamente... Resulta que Alberto me dio hace tiempo ese enlace, tras haberlo descubierto, porque le parecía curioso. En cuanto lo vi tuve la necesidad de compartirlo. Pero como quería compartirlo de manera irónica entonces lo adorné con una historia turbia.

EX DE DATO 1

Así que el verdadero mensaje no era hablar del vacío que te hacen en la facultad, sino compartir técnicas para ligar... ¡Ya me parecía a mí!

MANU

Pero aún hay más. Ése no era el verdadero significado.

DATO

Cierto, el mensaje ocultaba otro propósito.

COMPAÑERO 1

¿Qué decía el enlace ése?

COMPAÑERO 2

¿Acaso te daban técnicas que desconocías para ligar?

ALBERTO

No va de eso...

DATO

El enlace era de un tipo que había encontrado los arquetipos que usamos todos los tíos cuando nos dirigimos a una mujer en un bar o discoteca para ligar. Siempre repetimos los mismos patrones. En cuanto me lo comentó Alberto prácticamente le amenacé de muerte si no me pasaba ese enlace. Hay que decir que, ciertamente, también me sentí identificado.

COMPAÑERO 1

Entonces, ¿dónde está el misterio? ¿En alguna teoría sobre arquetipos o qué?

MANU

No tiene nada que ver con el enlace. Cuenta qué pasó en la lista.

DATO

Al mandar el correo recibí múltiples respuestas. Algunas felicitándome por enviar ese correo como divinizándome, y otras exactamente lo contrario, demonizándome. Lo interesante era lo que dijo uno que se llamaba Manuel, que no es este puto pelirrojo, me acusaba de estar siempre hablando en negativo, de querer contagiar mi pesimismo a todos.

MANU

No solo dijo eso. En realidad no había pinchado el enlace.

DATO

Efectivamente. Me acuso de un montón de cosas, pero lo que realmente había demostrado era que no había pinchado el enlace, porque expresamente se lo pregunté: le pregunté qué había en el enlace que no le gustaba. Y respondió de manera imaginativa, como si el enlace fuera una continuación a todo lo que había escrito en el correo. Cuando en realidad el enlace no tenía nada que ver.

EX DE DATO 1

¿Y qué tiene eso de especial? Creo que intentáis decir algo.

MANU

La gracia está en el verdadero mensaje.

DATO

Efectivamente, la verdadera razón por la cual había escrito el mensaje no era para compartir con todos cómo se liga, ese era un giro irónico. Había otro nivel que trascendía, que consistía en provocar que aquellos que me traicionan se mostraran tal cual como son. 

PROF BARBAS

Un momento, eso parece interesante.

DATO

Efectivamente, el verdadero objeto del mensaje era una celada para que se mostraran cómo son los que eran descritos en el correo original. Para ello usaría de cebo un enlace que demostrara que yo era víctima de prejuicios incluso entre los míos.

PROF SUB DEL BARBAS

¿Y qué tiene eso de especial?

EX DE DATO 1

Yo lo habría adivinado...

DATO

Y no habrías dicho nada...

Dato y su ex se lanzan unas miradas de complicidad. Manu parece que está esperando a que se rematen las explicaciones. El profesor especialista en ese área sospecha que se viene ahora una teoría que podría ser o no aprovechable...

DATO

Es cuestión de darse cuenta de que quien me conoce, sin prejuicios, se podría haber dado cuenta de que era una trampa. Y que antes de juzgar mi correo habría que pinchar en el enlace. Es posible que podamos preguntarnos hasta qué punto una máquina sería capaz de entender mis penurias de vivir un vacío, de comprender que una página para ligar era una manera de frivolizar todo el mensaje y luego especular que el objeto era pillar a quien se quedara a medias de todo este razonamiento.

 PROF BARBAS

¿Y cómo llamas a ese proceso?

DATO

Yo lo llamaría consciencia trascendente de primer, segundo y tercer niveles.

PROF SUB DEL BARBAS

¿Y hay más niveles?

PROF BARBAS

¿Pero es correcto decir que realmente se encuentra esa información en el correo original?

DATO

Efectivamente, porque el correo es una lista de correo donde hay varias personas. Queda implícito que éstas podrían responder o no, por lo que el verdadero objetivo podría ser la relación que se tenga con ellos.

MANU

Eso era lo que quería que dijeras. Solo queda un detalle...

DATO

Efectivamente, esa conversación solo llegó hasta el tercer nivel. Pero lo ideal habría sido que yo hubiera sido gay, o que en esa lista hubieran caído algunas de mis ex, como si fueran ellas las tóxicas.

EXs DE DATO

¡Oye! ¡Pero qué te has creído!

DATO

Si hubiera sido así entonces casaría el enlace, además del correo original para crear así un mensaje completamente estético. Esa es la cuarta trascendencia: la que habría provocado una percepción trascendente por parte del receptor del mensaje al pinchar en el enlace.

MANU

¿Y hay más niveles de trascendencia de la consciencia?

PROFESOR

Hay infinitos...

DATO

Solo están esos cuatro. Corresponde con las cuatro grandes verdades del budismo: primero existe el dolor, luego se enlaza con una filosofía para abordarlo con sabiduría, de ahí se trasciende a llevarlo a la práctica con respeto más allá de prejuicios y, finalmente, está la gran verdad de la estética que trasciende a la ética.

PROF SUB DEL BARBAS

Muy..., simétrico.

COMPAÑERA CON LA QUE SOLO TUVE ROLLOS

¿Pero no eran cinco las grandes verdades del budismo?

DATO

Sí. Efectivamente, Sidharta...

NARRADOR

Y fue así cómo Dato estuvo explicando las cinco grandes verdades del budismo a sus compañeros y profesores, detallando teorías locas sobre si el fundador del budismo era ateo y ganándose de nuevo a sus ex's por si querían de nuevo tener lío con él.

 

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Teoría de la consciencia trascendente.

Sigo pensando que no tengo aún las bases para comprender cómo funcionan las artes escénicas; pero veré cómo las voy afrontando. En cualquier caso, la filosofía occidental ya le dedicó a la trascendencia un apartado especial a través de Kant, así como de Gustavo Bueno. Cuando Kant usaba la palabra "trascendente" a algo era como cuando Bueno usaba la palabra "teoría". Es decir, era el mecanismo que se usa para hacer un cierre categorial; más en concreto: una cosa es saber de física y otra es desarrollar la filosofía de la física. Se debe entender que uno puede ser bueno haciendo ensayos, pero reinterpretar qué debe postularse para mejorar los resultados supone tener una visión que trasciende.

Pues bien, observamos que efectivamente existe una idea de trascendencia. Ahora bien, la teoría de la física (la que hace que elijamos unos postulados u otros) no coincidirá con la teoría de la medicina (lo que hace que escuchemos al ontólogo frente al inmunólogo o viceversa); la cosa es que el conocimiento trascendente en una ciencia no da pistas necesariamente sobre el conocimiento trascendente de otra. De lo contrario sería como defender el fisicalismo (cosa que ya refuté por varias vías varias entradas atrás respondiendo a Davidson).

Por ello, a partir de la definición de trascendencia de Kant, o la idea de pensamiento circular de los filósofos modernos, deducimos que el término "trascendencia" no aporta ningún nuevo conocimiento, sino que es más bien una manera de etiquetar el cierre categorial...

Pues no.

La cosa es que en realidad debemos tirar de la filosofía oriental. Mediante la filosofía oriental entenderemos, para empezar, que cuando le decimos a un médico que algo nos duele en realidad estamos ofreciéndole una información que trasciende a su conocimiento; y que es la verdadera razón de porqué estamos hablando con él. El dolor, aun en teoría siendo cuantificable, solo puede ser cualificable en grados y de manera subjetiva. Molestia, picor, escozor, pinchazo, tormento... La suerte de poder llamarlo de alguna manera es el único medio del que se dispone para que compartamos la misma cucaracha de Wittgenstein. Es, por tanto, el primer resumen trascendente que exige una técnica común. La necesidad de empatizar el dolor, el placer..., el tono con el que afrontamos la expresión.

El siguiente nivel de trascendencia consiste en determinar hasta qué punto es interesante investigar o ignorar la información que se vierte sobre nosotros. Hablamos de postular cuánto de importante es un cúmulo de sentimientos, si nos parecen convincentes, si vale la pena investigar más sobre ellos, hasta qué punto es convincente. A partir de este punto se desarrollará lo que la filosofía oriental llamaba una sabiduría, que incorpora al conocimiento un carácter volitivo. Es la temática principal del segundo episodio de Star Wars.

Cuando desarrollamos el siguiente nivel debemos contrastar nuestras teorías con la realidad para no ser prejuiciosos. La empiria siempre trasciende a la teoría. Por eso, aunque se disponga de postulados aún debe haber un proceso de falsación, y es posible que la interpretación de algunos textos sea para facilitar ese proceso de falsación aun a riesgo de que se confunda con un proceso para alcanzar la sabiduría. Diremos que es como cuando queremos capturar los demonios que nos atormentan y no volvernos extremistas. Como decía Kant, hacer uso de lo apriorístico sobre lo analítico y experimentar sobre lo sintético.

El último nivel plasma una manera de cuadrar todos los niveles anteriores para conformar un todo dentro de todos sus posibles caminos. En algún sentido podría observarse una manera de comprender la trascendencia en sí misma según una estética que le sea propia; entonces como si fuera una película, todos los iconos casarán, el principio tendrá un final, lo que se abra se cerrará, el rico se perderá y el pobre ganará, el que no tenga esperanza encontrará motivos y el que era ciego de espíritu y tibio por naturaleza sentirá por fortuna para él un terrible desasosiego por vez primera.

No digo que haya conseguido estructurar los arquetipos de la pedagogía, de la interpretación. Pero si una máquina fuera capaz de entender el guión que he presentado entonces nadie le podría negar que se ha ganado el paraíso.


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