Da igual lo que haga o deje de hacer. Si contribuyo o no con alguna investigación cualquier día acaba siendo sabático. Al fin y al cabo no hay Legado que pueda dejar debido al aislamiento que me corresponde. En mi legado personal da igual que haga las cosas mejor o peor, porque el Mercado es el que dirá si llego o no a fin de mes, y el pacto social no llega hasta donde yo vivo.
Un país de verdad necesita un Pacto Social. Ese Pacto se trata de un contrato que, en una socialdemocracia, significa lo que debe cumplir el representante. Sé de primera mano que los que hay ahora no me representa - ni uno de ellos. Me veo obligado a reconocer al presidente de mi país, de mi región, de mi ciudad..., esos son mis representantes. Pero no me veo representado.
Greta Thunberg bien podría representarme. Los que me conocen saben cómo soy. A quienes les represente esos burgueses que viven en casoplones y fingen que se escandalizan ante la corrupción pues allá ellos y su socialdemocracia. La democracia no funciona muy bien con los logotipos, la financiación de partidos, los elegidos por las empresas, los amigos de fiestas, los que asisten a cumpleaños de gente rica, los que practican la escopeta nacional... En España bien podría llamarse franquismo escondido.
Pero claro, ¿qué es la Escopeta Nacional? Es una película, una gran comedia interpretada por muy buenos actores. Saza fue inexcusablemente excepcional e increible. Yo creo que a este país le ha faltado aprender un poco más de Escopeta y menos de palabritas mágicas tipo Novecentos...
Es de lo que se le acusó a Carrillo y a tantos otros: por fuera un discurso, por dentro otro diferente. Por eso digo que a mí Greta Thunberg sí podría representarme. Para empezar SÉ cómo son los de GreenPeace. No fueron capaces de ser coherentes en España con el fin de afianzarse una fuerte subvención con Podemos; todo muy falsario. Todo muy burgués o, como dería Iglesias, muy "humano".
Ahora bien, repito: ¿qué es la Escopeta Nacional? La Escopeta Nacional es la representación de un día sabático para los políticos y los empresarios, por el cual se reúnen para hablar de sus asuntos mientras están de caza. Ése era el estilo franquista. Es cuando se reúnen los políticos para tomarse unas copas y relajarse.
A mí me habrán visto relajado con políticos de izquierda, con empresarios de los dos frentes, con artistas..., y con políticos necesarios. Pero claro, ¿cómo relajarse ante el fascismo? Algunos estarán muy cómodos, pero como dije en el 15M, "yo me siento muy incómodo al lado de algo que me recuerda la estética nazi". Hay muchas cosas que provocan que me sienta incómodo, pero claro, ¿qué dirá el político?
"Tú no sabes lo que es trabajar aquí unas horas a la semana, volver a mi mansión, pagar en un bar con descuento, tener que verlos todos los días, prepararme la función para el día siguiente, función que sólo será vista en televisión el 1% de lo que me preparé..."
Ese discurso lo he oído por capítulos cientos o ,incluso, miles de veces...
Entonces alguien me decía que un presidente no debería estar más de dos legislaturas, a lo que le respondía que pensar así es porque el oficio de presidente es antinatural y contrario a la democracia. Lo que alimenta la corrupción no puede ser considerado válido, existe una contaminación estructural en los propios discursos a la hora de justificar los comportamientos del franquismo escondido.
Para mí un día sabático puede significar que no llegaré a fin de mes. Puede dar a entender que no conseguiré nada. Para los políticos un día sabático significa que se han puesto a trabajar; que se han quitado la máscara; que ellos mismos han descubierto que les roban las competencias al pueblo; que han visto que no son más que figuras paternalistas que imposibilitan la representación; que saben que todos están metidos en el mismo juego y nadie va a querer denunciar esos fondos de reptiles, los ERE del Congreso.
Mientras nadie denuncie que todos esos congresistas son unos vagos no faltarán fotos de gente relajada. Lo bonistas podríamos llamarlos: uno de los mayores fachas escondidos y profranquistas que se ha mantenido y se mantiene por mucho tiempo con la banderita del socialismo y la mesura fingida.
¿Qué le habría costado reflejar en su rostro lo que sienten los agraviados de las calumnias lanzadas por VOX? Efectivamente, a los votantes de VOX no les habrá indignado demasiado porque ellos no creen en la representatividad ni en la democracia: son unos fachas, simple y llanamente. De lo contrario, todos las supuestas acusaciones de que son fachas no las asumirían si no es como una calumnia - en consideración de lo que es un delito de odio.
Yo votaría por Greta Thunberg aunque sea menor de edad.
Y es que si no estás dispuesto a cambiar el sistema "porque no me dejan", pues al menos mantén la cara de perro so cínico. Ya sabemos que ese gesto a los fascistas como el vomitivo Bono no le parece productivo..., claro, él prefiere la Escopeta Nacional y que los que entren al Congreso vayan en chaqueta aunque el que no quiera hacerlo sea el Ministro de Ecología.
A mí me hace eso y no sólo necesitaría echarme a la tercera, sino que además dejo de dirigirle la palabra por anteponer la estética a las ideas progresistas. Es decir, por facha.
Gente como yo no tiene acceso a Legado alguno. Hemos sido aislados y nuestro día sabático se queda en nada. Para mí es como si todos los días fueran sabáticos, como si nada de lo que hiciera fuera improductivo. Pero eso es porque se nos ha arrebatado nuestra capacidad para Revolucionar. El paternalismo de los medios de comunicación ya se encargan de censurar lo que no nos gustaría leer. Me da la impresión de que no hay rastro de trasversalidad, de neutralidad..., pero volverán a ganar otro premio en la siguiente gala. Colocarán ese soborno en su vitrina de trofeos por hacerle el trabajo al Régimen.
Las últimas lecturas son: si quieres ir contra la Constitución sólo te queda ser un terrorista. Es como si ya no contara la posibilidad de referendar una ideas mucho mejores. Como si socialdemocracia y Democracia significaran lo mismo.
Ahora bien, cárgate el poder ejecutivo, fagocítalo entre unos legisladores y unos jueces de lo administrativo, y habrás puteado a las corporaciones con sus pretensiones globalistas basado en gabinetes a puerta cerrada que intoxica al Pueblo ¿Alguien se acuerda de lo del aceite de corza? Pues hablo de esa clase de cosas: de que en ocasiones hace falta un político que haga de cabeza de turco para no tener que confesar que eran los pesticidas, productos acordados a través de relaciones internacionales para nuestro consumo - maten o no, hacer pruebas y cumplir estándares es muy caro.
Te cargas el poder ejecutivo, porque se sabe cómo hacerlo - es muy sencillo. Y que sean las corporaciones las que tengan que buscar sus fórmulas para que los proyectos persistan en un entorno jurídico donde el Pueblo acepte las condiciones públicamente, y no en el interior de gabinetes entre risas muy "humanas".
Éste es un blog pensado como último reducto para la fusión entre lo más humano y lo más tecnológico sin perder ni humanidad ni eficiencia.
sábado, 7 de diciembre de 2019
viernes, 6 de diciembre de 2019
Rarezas al teléfono
Me llaman por teléfono, se me cae la comida porque aún no controlo el cable..., y me pongo a hablar. Que resulta que me proponen formarme para ser de Correos. Un precio razonable para el tipo de servicio que iba a adquirir, al mismo tiempo de que podía seguir las clases desde mi equipo.
Me dicen que no me enviarán el enlace por correo electrónico, que tiene que ser por teléfono móvil. Les insisto en que no pueden enviarme ningún Whastapp, que no tiene acceso a Internet. Me insiste en que será por SMS, que si puede enviar la información del curso para opositar a mi móvil. Que no hay forma de enviarlo por correo, exclusivamente...
Me parece raro, pero accedo. Al parecer me enviarán un SMS a mi móvil informándome sobre tal curso.
Eso fue ayer. Aún no ha llegado ese SMS.
Lo que sí llegan son las llamadas insistentes, una y otra vez. Da igual que sea ilegal según la ley de protección de datos, o que ese número se encuentre en una lista Robinson. También da igual que el móvil esté siempre apagado. Siguen llamando a ese número. Es cuanto menos extraño, sobretodo si se creen que estos "consentimientos" justifican el acoso.
Son como las sectas, se escudan en el anonimato para hacer llamadas. La mayoría son desde el extranjero. Es un absurdo continuo proveniente de la inocuidad que supone nuestro estado de desecho. El hecho consumado de que tendré que esperar unos meses antes de pretender iniciar alguna clase de denuncia, tras acumular meses de llamadas absurdas e infructuosas, de gente que finge que hace propaganda, que hace como que trabaja, y que además repiten siempre contra el mismo número.
A saber qué hay detrás de todas esas llamadas. En una ocasión uno de esos me cogió el teléfono, me dijo que me había llamado una compañera suya. Era otra chica. Se puso a darme una propaganda que nunca tuvo derecho a darme. Hay que ser mucho más que imbécil por soltar lo que soltó, y sin asumir los daños que puede llegar a sufrir esa señora por involucrarse en esta clase de ilegalidades que, de hecho, podrían constituir de un delito.
Y malo sería que un estado de derecho no quiera involucrarse en ofrecer esta seguridad a las víctimas de estos abusos. Porque claro..., allá donde no llegue ni la policía ni los jueces, llegará la hostia parda en primera persona.
Y el asunto es que tuve la oportunidad de verme a mí mismo como un funcionario de Correos. Me lo quise plantear. Y empecé a juguetear con mi mente pensando que tendría compañeros, que habría que asumir algún conflicto..., y poco a poco me imaginé que vería de primera mano el clásico funcionario que no quiere que el equipo trabaje tan rápido, que podría incluso sabotear el trabajo de los compañeros, me imaginé que podría ver a uno de esos abriendo algún paquete (como me pasaba a mí, y me constó en su tiempo que lo tenían asumido)...
Luego, recordando conversaciones con "encargados", me imaginé qué pasaría en esta socialdemocracia si denuncio esa clase de actividades, cómo me quedaría aún más aislado, cómo los distintos compañeros estarían incluso dispuestos a mentir u olvidar lo ocurrido... Poco a poco me hervía más y más la sangre. No podía, en cierta manera imaginarme el trabajar en un entorno así.
Recuerdo cómo siempre hay alguien que dice que en el entorno de trabajo una de las cosas más importantes es el "llevarse bien". Yo no estoy de acuerdo: lo más importante es el no llevarse mal. Eso sí me parece fundamental. Es decir: si se descubre que hay alguien que intenta llevarse mal con alguien entonces es él el que tiene que dar la cara, el que tiene que dar explicaciones.
Tan pronto como decía yo cosas como estas no faltaba la profesora en la facultad de informática que me decía: "¿Y tú? ¿Por qué te llevas mal con Fulanito?". A lo que tenía que decirle que llevarse bien o mal era irrelevante en consideración con el hecho de que ese sujeto tenía una orden de alejamiento que no cumplía. Pero claro..., dile esto a una funcionaria.
Estaría bien que, después de tantos años, con todo lo que ha llovido; considerando que hablamos de otra administración, que hablamos de un grupo que desconozco y que tendrá que estar a la altura de la madurez de un buen concurso público (suponiendo que no enchufan a quienes siempre van a estar ahí enchufados y dando problemas), pues que si me dejo llevar y me dejan sacar al bromista que llevo dentro, si me dejan trabajar a mi ritmo sin que ello les moleste, si aceptan sumisos cuando sean pillados haciendo algo para echarse atrás sin usar jamás alguna mención al corporativismo..., si me encuentro un cierto halo de profesionalidad, no tanto de productividad - pues esas cosas son más difíciles de tasar, sino de no joder por banda a terceros, de no joder al compañero, de no joder..., en general..., entonces sólo podría ver en ese mundo una enorme sorpresa que me habría parecido completamente incompatible con una socialdemocracia.
No es normal que los funcionarios de una socialdemocracia, de un sistema donde el jefe es el elegido de las empresas para financiarle su campaña, que se deja vender para un grupo mafioso que, al mismo tiempo, permite la incorporación de amigos suyos dentro de las administraciones públicas y de los miembros del partido en las altas esferas corporativas del sector privado..., como no sería normal esperar algo así en un sistema como éste, donde las urnas se usan como excusa para estructurar una corrupción de los bienes y los servicios públicos, entonces por eso no puedo imaginarme que la raza humana, de motu propio, sea capaz de asumir su papel social. No me creo que las personas estén dispuestas en hacer su cometido pero, si no hubiera motivos para pensar así..., bien podrían las cosas verse de otra manera. Me gustaría sentirme un poco más de este mundo.
Pero claro. El aislamiento es total. Y completamente absurdo. La gente no sabe cuál será el precio por elegir unos esquemas tan absurdos.
Me dicen que no me enviarán el enlace por correo electrónico, que tiene que ser por teléfono móvil. Les insisto en que no pueden enviarme ningún Whastapp, que no tiene acceso a Internet. Me insiste en que será por SMS, que si puede enviar la información del curso para opositar a mi móvil. Que no hay forma de enviarlo por correo, exclusivamente...
Me parece raro, pero accedo. Al parecer me enviarán un SMS a mi móvil informándome sobre tal curso.
Eso fue ayer. Aún no ha llegado ese SMS.
Lo que sí llegan son las llamadas insistentes, una y otra vez. Da igual que sea ilegal según la ley de protección de datos, o que ese número se encuentre en una lista Robinson. También da igual que el móvil esté siempre apagado. Siguen llamando a ese número. Es cuanto menos extraño, sobretodo si se creen que estos "consentimientos" justifican el acoso.
Son como las sectas, se escudan en el anonimato para hacer llamadas. La mayoría son desde el extranjero. Es un absurdo continuo proveniente de la inocuidad que supone nuestro estado de desecho. El hecho consumado de que tendré que esperar unos meses antes de pretender iniciar alguna clase de denuncia, tras acumular meses de llamadas absurdas e infructuosas, de gente que finge que hace propaganda, que hace como que trabaja, y que además repiten siempre contra el mismo número.
A saber qué hay detrás de todas esas llamadas. En una ocasión uno de esos me cogió el teléfono, me dijo que me había llamado una compañera suya. Era otra chica. Se puso a darme una propaganda que nunca tuvo derecho a darme. Hay que ser mucho más que imbécil por soltar lo que soltó, y sin asumir los daños que puede llegar a sufrir esa señora por involucrarse en esta clase de ilegalidades que, de hecho, podrían constituir de un delito.
Y malo sería que un estado de derecho no quiera involucrarse en ofrecer esta seguridad a las víctimas de estos abusos. Porque claro..., allá donde no llegue ni la policía ni los jueces, llegará la hostia parda en primera persona.
Y el asunto es que tuve la oportunidad de verme a mí mismo como un funcionario de Correos. Me lo quise plantear. Y empecé a juguetear con mi mente pensando que tendría compañeros, que habría que asumir algún conflicto..., y poco a poco me imaginé que vería de primera mano el clásico funcionario que no quiere que el equipo trabaje tan rápido, que podría incluso sabotear el trabajo de los compañeros, me imaginé que podría ver a uno de esos abriendo algún paquete (como me pasaba a mí, y me constó en su tiempo que lo tenían asumido)...
Luego, recordando conversaciones con "encargados", me imaginé qué pasaría en esta socialdemocracia si denuncio esa clase de actividades, cómo me quedaría aún más aislado, cómo los distintos compañeros estarían incluso dispuestos a mentir u olvidar lo ocurrido... Poco a poco me hervía más y más la sangre. No podía, en cierta manera imaginarme el trabajar en un entorno así.
Recuerdo cómo siempre hay alguien que dice que en el entorno de trabajo una de las cosas más importantes es el "llevarse bien". Yo no estoy de acuerdo: lo más importante es el no llevarse mal. Eso sí me parece fundamental. Es decir: si se descubre que hay alguien que intenta llevarse mal con alguien entonces es él el que tiene que dar la cara, el que tiene que dar explicaciones.
Tan pronto como decía yo cosas como estas no faltaba la profesora en la facultad de informática que me decía: "¿Y tú? ¿Por qué te llevas mal con Fulanito?". A lo que tenía que decirle que llevarse bien o mal era irrelevante en consideración con el hecho de que ese sujeto tenía una orden de alejamiento que no cumplía. Pero claro..., dile esto a una funcionaria.
Estaría bien que, después de tantos años, con todo lo que ha llovido; considerando que hablamos de otra administración, que hablamos de un grupo que desconozco y que tendrá que estar a la altura de la madurez de un buen concurso público (suponiendo que no enchufan a quienes siempre van a estar ahí enchufados y dando problemas), pues que si me dejo llevar y me dejan sacar al bromista que llevo dentro, si me dejan trabajar a mi ritmo sin que ello les moleste, si aceptan sumisos cuando sean pillados haciendo algo para echarse atrás sin usar jamás alguna mención al corporativismo..., si me encuentro un cierto halo de profesionalidad, no tanto de productividad - pues esas cosas son más difíciles de tasar, sino de no joder por banda a terceros, de no joder al compañero, de no joder..., en general..., entonces sólo podría ver en ese mundo una enorme sorpresa que me habría parecido completamente incompatible con una socialdemocracia.
No es normal que los funcionarios de una socialdemocracia, de un sistema donde el jefe es el elegido de las empresas para financiarle su campaña, que se deja vender para un grupo mafioso que, al mismo tiempo, permite la incorporación de amigos suyos dentro de las administraciones públicas y de los miembros del partido en las altas esferas corporativas del sector privado..., como no sería normal esperar algo así en un sistema como éste, donde las urnas se usan como excusa para estructurar una corrupción de los bienes y los servicios públicos, entonces por eso no puedo imaginarme que la raza humana, de motu propio, sea capaz de asumir su papel social. No me creo que las personas estén dispuestas en hacer su cometido pero, si no hubiera motivos para pensar así..., bien podrían las cosas verse de otra manera. Me gustaría sentirme un poco más de este mundo.
Pero claro. El aislamiento es total. Y completamente absurdo. La gente no sabe cuál será el precio por elegir unos esquemas tan absurdos.
jueves, 5 de diciembre de 2019
Madrid Diferente
Un sueño recurrente, enrarecido. De lugares extraños que nunca cambian, siempre son los mismos. Un sueño de viajes. Pero este viaje es a un mundo coherente, peculiar..., demasiado parecido como para no haber usado los retazos de mi memoria y así construirlo. Pero, por otro lado, ¿cuál ha sido el objeto de esa construcción? ¿Por qué han necesitado esos arquetipos emanar de mi estresada mente?
Me conozco muy bien, y si algo no encaja..., es que no encaja.
De mis viajes al mundo de los sueños, anoche visité mis recuerdos de una manera que se escapaba a lo convencional y, al mismo tiempo, no dejaba de tener algo de sentido con respecto a mis vivencias de joven.
El comienzo del sueño empieza yo viviendo en Madrid. Entonces yo era una especie de asesor político, que era consultado por todas las fuerzas - ya sea de izquierdas como de derechas. En ese "Madrid" el que fuera candidato de la ciudad era el equivalente a ser el presidente del país; y para ganar la embestidura debía superar un sistema de votaciones que coincide con la manera que tenemos de elegir el presidente del Congreso... Todo muy acorde con estas fechas.
En esta realidad alternativa estaban hablando de cómo habían salido las votaciones y, por alguna razón, había ganado Arrimadas. Todo parecía muy surrealista, y mis afines políticos parecía que me querían echar a mí las culpas - cuando son ellos mismos los que tienen que trabajarse el ser convincentes.
Así que me convierto en una persona supuestamente perseguida. Parece que me convierto en esa transición en un sujeto odiable. Al volver a casa, al parecer vivía con una pareja que sí que eran incluso más activistas que yo. Ellos querían llevar a cabo un auténtico acto subversivo inoculando una sustancia a los barrios bajos, para que los que vivían allí en vez de droga tuvieran un placebo..., ahora bien. La cosa se va complicando, el sueño supera a la realidad y cuente lo que cuente me voy a quedar siempre con la sensación de dejarme más de la mitad de las cosas.
Con el fin de cumplir un recado, decidí hacer algo que me gusta mucho: no utilizar vehículos impulsados, evitar las multitudes, valerme de mi propia fuerza para ir de un lugar para otro. Tenía que ir al supermercado, podía perfectamente ir andando durante kilómetros y kilómetros, dejando pasar las horas, observando el trayecto..., ¿para qué ir más rápido? Sin embargo, debido a que tenía prisa, tenía que recorrer Madrid Diferente en bicicleta: así podría suplir el encargo en un día tras ir al supermercado, antes de que anocheciera.
Madrid Diferente es un lugar que he visitado varias veces. Por alguna razón, albergo muchas anécdotas y recuerdos sobre cómo me pierdo en esa ciudad..., cuando en realidad en Madrid nunca me he perdido. Y anoche, por alguna razón, incluso recordé cómo acabé en una playa y una especie de tiburón - que no era un tiburón, éste era de una especie muy diferente, estuvo a punto de devorarme y, al no hacerlo, todos los bañistas me observaron como si hubiera hecho un milagro... Es decir, la gran cantidad de historias que se podía contar de un sueño tan denso llega al extremo de que me sorprende de que no se me olvidaran la mayoría, cuando sospecho que sí.
El asunto es que yendo en bicicleta la ciudad siempre estaba en obras y, por alguna razón, no podía moverme por esas obras debido a los peligros que entrañaba (quizá esto lo haya sacado del mundo del videojuego Man stranding). Así que me vi forzado a ir hacia el centro por las afueras, yendo por el campo. Y es ahí donde me colé en la madriguera de conejo...
Obviamente lo de la madriguera es una forma de hablar, porque lo que hice fue salir campo a través. Y, sabiendo qué peligros entrañaban esos sitios, en una ocasión atravesé una población que en mi mente era "un barrio bajo". Esa población estaba apartada de la ciudad, y necesitaba cruzarla para llegar a mi objetivo. Sin embargo, había una peculiaridad, ese pueblo tenía el estilo de los barrios tipo China Town. Y, considerando que en Cartagena tenemos la Algameca Chica (Algameca achica), que la última vez fue inundada de agua, símbolo del liberalismo, ahora tenía mi representación de ese lugar en mi sueño.
Mientras iba en bicicleta sin parar, veía hombres metidos en cajas, que eran como televisores. El interior de cada televisor estaba lleno de agua, que era donde vivía cada una de esas personas. Esas personas no salían de su caja. El estado les había inhoculado una droga para que no salieran de sus cajas. Y los activistas con los que vivía, querían despertarlos de su cárcel. Algo que en Madrid Diferente era considerado terrorismo.
Yo no era bienvenido allí, y los que allí estaban, si pudieran salir de sus cajas, se habrían puesto muy violentos conmigo. Tuve la suerte de que ese lugar lo pasé muy rápidamente, parecía que me conocían. O, simplemente, no era bienvenido en ese territorio outsider.
Mientras seguía pedaleando llegué al siguiente pueblo. Era otro realmente horrible. En el siguiente encontré muchos hombres metidos en cajas de cristal. Ellos podían abrir tales cajas mediante una tecnología que nos resultaría extraña: el cristal se abre desde dentro para dejar pasar el aire. Sin embargo había una peculiaridad: esos hombres en cajas de cristal no tenían ningún líquido, no estaban bañados en su droga y, a diferencia de los de China Town, éstos vestían con corbata. Parecían más como de oficina.
Al atravesar ese pueblo uno de ellos me miró, abrió su ventana y sacó su mano para intentar llamarme la atención. Pero por supuesto no me fie. Seguí pedaleando como alma que me lleva el diablo y, éste, como sin asumir su celda, observó cómo el cristal se cerró dejando su mano fuera. Y, no solo eso, nada más cerrarse el cristal la caja de cristal volvió al subsuelo. En mis adentros algo me decía que esos automatismos provocarían que ese hombre muriera desangrado, y sin que él lo supiera.
Mientras pedaleaba no podía evitar hacer los juicios comparativos. Yo vivía en una especie de villa rodeada de plantas, incluso trepadoras, con jardín... Vivía en comunidad porque no necesitaba ningún rincón para mí, pero esta gente había elegido ese tipo de vida.
Al llegar al centro, después de muchas horas, observé que debía de dar la vuelta en redondo - radicalmente. Habían unos sujetos que querían darme una paliza. Sospeché que podría ser por haber ganado Arrimadas. Sin embargo, al llegar los liberales al poder, siendo un enemigo declarado de esas cárceles, me auguraba un destino peor que las luchas callegeras. Podían encerrarme por tener las amistades que tenía.
En cualquier caso, si bien podía enfrentarme contra todas esas hordas, para luego entrar a comprar, lo que no podía hacer era dejar la bicicleta - porque podían pagarlo con ella. Recuerdo que ese centro tenía un sistema de accesos complejos para meter vehículos, pero nunca entendí ese sistema laberíntico. Podía estar cualquiera horas aparcando el coche dentro del centro para luego hacer una compra de unos diez minutos. Era un sistema que nunca entendí.
Así que me desperté después de haber girado en redondo mientras los "indignados" me perseguían para darme caza. Me daba la impresión de que en ese mundo ya no tenía aliados. Había pasado de ser reconocido por todos, llegando incluso hasta la veneración milagrosa, a ser perseguido y odiado por todos.
Me desperté con esa extraña sensación de densidad inexplicable. Experiencias extraidas de lo que conozco, eso está claro. Pero el mensaje..., la necesidad de constituir ese modelo, de relajar los hechos para encajarlos de esa manera, eso es lo que no entendí. Y sospecho que nunca lo entenderé.
Me conozco muy bien, y si algo no encaja..., es que no encaja.
De mis viajes al mundo de los sueños, anoche visité mis recuerdos de una manera que se escapaba a lo convencional y, al mismo tiempo, no dejaba de tener algo de sentido con respecto a mis vivencias de joven.
El comienzo del sueño empieza yo viviendo en Madrid. Entonces yo era una especie de asesor político, que era consultado por todas las fuerzas - ya sea de izquierdas como de derechas. En ese "Madrid" el que fuera candidato de la ciudad era el equivalente a ser el presidente del país; y para ganar la embestidura debía superar un sistema de votaciones que coincide con la manera que tenemos de elegir el presidente del Congreso... Todo muy acorde con estas fechas.
En esta realidad alternativa estaban hablando de cómo habían salido las votaciones y, por alguna razón, había ganado Arrimadas. Todo parecía muy surrealista, y mis afines políticos parecía que me querían echar a mí las culpas - cuando son ellos mismos los que tienen que trabajarse el ser convincentes.
Así que me convierto en una persona supuestamente perseguida. Parece que me convierto en esa transición en un sujeto odiable. Al volver a casa, al parecer vivía con una pareja que sí que eran incluso más activistas que yo. Ellos querían llevar a cabo un auténtico acto subversivo inoculando una sustancia a los barrios bajos, para que los que vivían allí en vez de droga tuvieran un placebo..., ahora bien. La cosa se va complicando, el sueño supera a la realidad y cuente lo que cuente me voy a quedar siempre con la sensación de dejarme más de la mitad de las cosas.
Con el fin de cumplir un recado, decidí hacer algo que me gusta mucho: no utilizar vehículos impulsados, evitar las multitudes, valerme de mi propia fuerza para ir de un lugar para otro. Tenía que ir al supermercado, podía perfectamente ir andando durante kilómetros y kilómetros, dejando pasar las horas, observando el trayecto..., ¿para qué ir más rápido? Sin embargo, debido a que tenía prisa, tenía que recorrer Madrid Diferente en bicicleta: así podría suplir el encargo en un día tras ir al supermercado, antes de que anocheciera.
Madrid Diferente es un lugar que he visitado varias veces. Por alguna razón, albergo muchas anécdotas y recuerdos sobre cómo me pierdo en esa ciudad..., cuando en realidad en Madrid nunca me he perdido. Y anoche, por alguna razón, incluso recordé cómo acabé en una playa y una especie de tiburón - que no era un tiburón, éste era de una especie muy diferente, estuvo a punto de devorarme y, al no hacerlo, todos los bañistas me observaron como si hubiera hecho un milagro... Es decir, la gran cantidad de historias que se podía contar de un sueño tan denso llega al extremo de que me sorprende de que no se me olvidaran la mayoría, cuando sospecho que sí.
El asunto es que yendo en bicicleta la ciudad siempre estaba en obras y, por alguna razón, no podía moverme por esas obras debido a los peligros que entrañaba (quizá esto lo haya sacado del mundo del videojuego Man stranding). Así que me vi forzado a ir hacia el centro por las afueras, yendo por el campo. Y es ahí donde me colé en la madriguera de conejo...
Obviamente lo de la madriguera es una forma de hablar, porque lo que hice fue salir campo a través. Y, sabiendo qué peligros entrañaban esos sitios, en una ocasión atravesé una población que en mi mente era "un barrio bajo". Esa población estaba apartada de la ciudad, y necesitaba cruzarla para llegar a mi objetivo. Sin embargo, había una peculiaridad, ese pueblo tenía el estilo de los barrios tipo China Town. Y, considerando que en Cartagena tenemos la Algameca Chica (Algameca achica), que la última vez fue inundada de agua, símbolo del liberalismo, ahora tenía mi representación de ese lugar en mi sueño.
Mientras iba en bicicleta sin parar, veía hombres metidos en cajas, que eran como televisores. El interior de cada televisor estaba lleno de agua, que era donde vivía cada una de esas personas. Esas personas no salían de su caja. El estado les había inhoculado una droga para que no salieran de sus cajas. Y los activistas con los que vivía, querían despertarlos de su cárcel. Algo que en Madrid Diferente era considerado terrorismo.
Yo no era bienvenido allí, y los que allí estaban, si pudieran salir de sus cajas, se habrían puesto muy violentos conmigo. Tuve la suerte de que ese lugar lo pasé muy rápidamente, parecía que me conocían. O, simplemente, no era bienvenido en ese territorio outsider.
Mientras seguía pedaleando llegué al siguiente pueblo. Era otro realmente horrible. En el siguiente encontré muchos hombres metidos en cajas de cristal. Ellos podían abrir tales cajas mediante una tecnología que nos resultaría extraña: el cristal se abre desde dentro para dejar pasar el aire. Sin embargo había una peculiaridad: esos hombres en cajas de cristal no tenían ningún líquido, no estaban bañados en su droga y, a diferencia de los de China Town, éstos vestían con corbata. Parecían más como de oficina.
Al atravesar ese pueblo uno de ellos me miró, abrió su ventana y sacó su mano para intentar llamarme la atención. Pero por supuesto no me fie. Seguí pedaleando como alma que me lleva el diablo y, éste, como sin asumir su celda, observó cómo el cristal se cerró dejando su mano fuera. Y, no solo eso, nada más cerrarse el cristal la caja de cristal volvió al subsuelo. En mis adentros algo me decía que esos automatismos provocarían que ese hombre muriera desangrado, y sin que él lo supiera.
Mientras pedaleaba no podía evitar hacer los juicios comparativos. Yo vivía en una especie de villa rodeada de plantas, incluso trepadoras, con jardín... Vivía en comunidad porque no necesitaba ningún rincón para mí, pero esta gente había elegido ese tipo de vida.
Al llegar al centro, después de muchas horas, observé que debía de dar la vuelta en redondo - radicalmente. Habían unos sujetos que querían darme una paliza. Sospeché que podría ser por haber ganado Arrimadas. Sin embargo, al llegar los liberales al poder, siendo un enemigo declarado de esas cárceles, me auguraba un destino peor que las luchas callegeras. Podían encerrarme por tener las amistades que tenía.
En cualquier caso, si bien podía enfrentarme contra todas esas hordas, para luego entrar a comprar, lo que no podía hacer era dejar la bicicleta - porque podían pagarlo con ella. Recuerdo que ese centro tenía un sistema de accesos complejos para meter vehículos, pero nunca entendí ese sistema laberíntico. Podía estar cualquiera horas aparcando el coche dentro del centro para luego hacer una compra de unos diez minutos. Era un sistema que nunca entendí.
Así que me desperté después de haber girado en redondo mientras los "indignados" me perseguían para darme caza. Me daba la impresión de que en ese mundo ya no tenía aliados. Había pasado de ser reconocido por todos, llegando incluso hasta la veneración milagrosa, a ser perseguido y odiado por todos.
Me desperté con esa extraña sensación de densidad inexplicable. Experiencias extraidas de lo que conozco, eso está claro. Pero el mensaje..., la necesidad de constituir ese modelo, de relajar los hechos para encajarlos de esa manera, eso es lo que no entendí. Y sospecho que nunca lo entenderé.
miércoles, 4 de diciembre de 2019
Haciendo cuentas
El 25 de Octubre me quejaba de que mi negocio era un agujero negro, así que puse mi negocio en Google.maps. Anoche recibí un correo que dice que mi sitio había sido visitado más de mil veces.
Podemos hacer una cuenta aproximada, porque realmente no recuerdo exactamente en qué día puse mi negocio en Google.maps, y me sale como unos cuarenta días. Cuando le dividimos 1000 consultas entre los cuarenta días sale a 25 visitas al día.
Lo curioso es que a Seur aún le cuesta encontrar mi negocio. De hecho, ni siquiera me llama al teléfono que está ahí impreso aun teniendo yo como horario de atención de 9'00 a 21'00 horas. Esto, para mí, no es sino un ejemplo claro de que hay gente que desprecia su trabajo y el trabajo de los demás: si viviéramos en una sociedad donde la gente no se aferrara al trabajo y no montara un poyo cada vez que fuera él mismo el que hiciera algo susceptible de despido entonces habría un mayor entendimiento, mayor profesionalidad... Esto una renta básica lo resuelve. Aunque muchos no lo vean, pero vamos..., para mí es obvio.
Se aceptan malos repartidores, cuando en realidad deberían de ser repudiados. Eso es un hecho. Luego tenemos a los supervisores, que en vez de advertir o formar a su subalternos lo que hacen es simplemente entrar en el fingimiento de que hacen su cometido. Así no se puede llegar muy lejos. Toda esa chusma es sustituible muy fácilmente por máquinas - máquinas estúpidas que cometen sus mismos errores pero que, a diferencia de ellos, al menos cuando una máquina se equivoca la sociedad tiene la oportunidad de subsanar el error. Es decir, al menos es como si aprendieran.
--
Pero hoy quería volver a reinventar el algoritmo de Levenshtein. Tengo más versiones de ese algoritmo que del de Dijkstra, creo yo. En esta última creo haber encontrado las formas necesarias para hacer que la máquina aprenda por sí misma a partir de las correspondencias establecidas dentro de un lenguaje.
Igual que descubrí los algoritmos más eficientes que existen para resolver los problemas de puzzles, creo que he descubierto la manera de hablar de un aprendizaje óptimo, o al menos localmente, a la hora de aprender un lenguaje.
Mientras llega el paquete con mi torre oscura, seguiré estudiando desde aquí cómo mejorar mis técnicas de procesadores de lenguaje. Es divertido observar cómo van encajando algunas ideas y, si lo combinara con otras estructuras que tengo en exclusividad, entonces puede que todo salga bastante divertido. Me habré constituido un sistema que, en el fondo, lo habré llenado de postulados porque, al fin y al cabo, sé que lo he tenido que limitar en muchos aspectos específicos para saberlo yo codificar.
Pero, a grandes rasgos, podría ser maravilloso. Y si me da la gana, podría crear un producto final para ponerlo a prueba.
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Mientras venía esta mañana andando me han asaltado varias ideas a la cabeza. Sobre porqué los periodistas siguen defendiendo absurdeces como la propaganda de Endesa o el feminazismo. Los medios se han vuelto como locos ignorando datos relevantes, creyéndose de que estamos mejor gracias a las mentiras con las que se manejan.
He visto usuarios a los que no he sabido hacerles entender. Def Con 2 está claro que ha encontrado una manera de denunciar la "existencia" de un grupo que está sembrando odio. Pero, por alguna razón, aún se sigue alimentando la propaganda de todo ese odio sin ningún pudor. Los medios siguen manejándose con la "foto pequeña".
He visto que al final todo se conecta. Porque para luchar contra el machismo, o el patriarcado, la única vía es la culturización, emitir memes autoritarios que sustituyan las circunstancias. Y esto es en lo que me fijé cuando andando por la acera me crucé con una mujer: rápidamente aceleré el paso y pasé yo antes para evitar un choque ficticio.
Un caballero inglés, ante un roce así, sólo podía permitirse el lujo de frenar, e incluso hacer una reverencia como indicando que cede su zona crítica de caminata a la dama que se le presenta. Al fin y al cabo, lo que nunca haría sería ponerse a corretear o pararse en seco, y menos aún refunfuñar ante una circunstancia tan trivial y de tan poca monta. De ahí nace la condescendencia hacia la dama, la inclinación servil hacia ella y, por tanto, la consideración del varón por encima de la mujer al ser él quien permite a la otra persona seguir por su camino. Como si ella no estuviera lo suficientemente educada como para darse cuenta de que vive en una ciudad llena de gente.
La sociedad cambia, y aparecen para nuestra reprogramación películas y series de todo tipo. Ayer vi un vídeo de Youtube que me pareció muy gracioso: un influencer teorizaba conque en el manga había un personaje que se repetía mucho, y consideraba que ese personaje era un traumado, lo que muchos llamarían un pendejo.
Lo llamaba "el síndrome de Sasuke". Era gracioso porque sólo rayó la superficie. Pero dio en el clavo. Ese personaje no era sino un arquetipo conocido de un dios hindú. El dios guapo, el del arco. En algunas ciudades consideran que ese personaje es más importante que los otros dos (que el Buda o el barbasabio Brahma). Ciertamente es un arquetipo que siempre ha estado ahí imbuyendo una manera de ser: la idea que tienen del héroe guapo, el que tiene buena facha, el chulo, el adorado por las nenas...
No saber reconocer los arquetipos para usarlos en beneficio de un bien superior sería formar parte del problema. Luchar contra el patriarcado supone reescribir las historias de manera que suenen convincentes, para que lleguen adonde tienen que llegar. A eso se le llama progresar. Una sociedad que progresa es una sociedad que aprende. Una sociedad que repite sus errores es una sociedad que no sabe enviar sus mensajes, que se estanca y repite barbaridades.
El ejemplo más sumario es cómo el feminismo no ha sabido valorar la literatura de uno de los grandes progresistas de la igualdad en el habla hispana: Arturo Pérez Reverte. Que resulta que no le gusta el lenguaje inclusivo..., pues Vd. primero ¿Y qué importa? Tal vez se equivoque, tal vez no. Tal vez haya que saber hacerlo mejor, más autoritario. Es decir, menos insultante e impositivo. Que no suponga un sobrecoste a quienes se valgan de esos mecanismos.
Recuerdo la propuesta de R. Stallman con respecto al lenguaje inclusivo: proponía que en vez de acabar en a o en o cuando se declinara en cualquiera de esas opciones, automáticamente se acabara siempre en i. Como quien dice: "la vaca, el toro e il gati".
A mí no me molestan las propuestas. Suenan graciosas: yo estuve hablando así con él por correo, pero él no me correspondía. Es decir, dudo que esas propuestas sean aplicables. Porque una cosa son las ideas felices con las que vamos por la vida, y otra cosa diferente es aplicarlas. Y ahí es donde se ve esa defensa de utopías absurdas y cosas sin sentido que minan la lucha por la igualdad. Lo que muchas personas han estado conculcando con sus obras y su ejemplo.
Por eso, mucha gente podría pensar que si una obra es una mejora para una sociedad muy machista, la misma obra podría ser reaccionaria en una sociedad muy progresista. Y también se equivocan.
Una obra que ha sido constituida con elementos machistas es fácil de identificar como tal en la medida de que la sociedad tenga el lenguaje adecuado. La cosa es tener los mecanismos adecuados para aprender un lenguaje capaz de encontrar los elementos que sí sean importantes. Si la sociedad ha progresado para negar los derechos más fundamentales y dar a entender que todos los hombres somos unos pervertidos por naturaleza, entonces poco lenguaje habrá ahí, poco progreso habrá vivido la sociedad.
Una sociedad que haya progresado tiene la oportunidad de hacer un TEST. Lo podemos llamar EL TEST DEL MACHISMO. Consiste en ponerle una película antigua, supuestamente con cánones machistas (en nuestro caso, una película de la serie S). Si realmente la sociedad ha avanzado entonces de entre los que se sientan identificados con el comportamiento machista, estos lo manifestarán de manera expresa en su sociedad y serán reprendidos racionalmente por ello. Si, por el contrario, no existe un progreso real, entonces la mayoría adoptaría el comportamiento machista: sería que se tuvo un avance superfluo.
En estos sentidos es en lo que difiero del existencialismo de Sartre. Para Sartre la vergüenza es un buen maestro. Sin embargo es más importante advertir que es el lenguaje racional, que haya comprendido mejor los derechos más básicos que define al individuo, el que realmente advierta al ser humano de que ha optado por un mal comportamiento. Al fin y al cabo, como ya sabemos por Maslow, el avance cultural basado en el reconocimiento de uno mismo se domina después de suplir el avance social más interno: no podemos comprender la cultura sin haber suplido nuestros problemas comunitarios. No podemos entender la cultura, el éxito social, desde la individualidad.
Los símbolos que deben ir apareciendo en toda obra de ficción suponen una buena herramienta para que las personas que ya saben lo que es la realización social puedan servir de referente ante sus amistades y puedan convertirse en un ejemplo a seguir. Por ejemplo, el anuncio que intentó Gillette pudo haber sido un buen anuncio si no hubiera existido el feminazismo, mientras que los anuncios que están saliendo ahora en Barcelona de un tío gritándole a un perturbado son una imagen perturbadora de lo que espera el feminazismo en los hombres.
Las personas que no tienen una autorrealización personal no pueden ser las autoras de los mensajes de los anuncios, pues esas propagandas podrían inculcar sugestiones que nos encerrarían hacia una dirección absurda de la que sólo las víctimas de esas agresiones estructurales serían conscientes de que existen.
Pero tampoco se pueden hacer hoy día anuncios si las propias víctimas de la sugestión empiezan a sentir un acoso paranoide que les obliga a pensar que tales anuncios se han hecho para volverles a humillar.
Hay que valorar a los sugestionadores y a los encarcelados.
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Pero nada..., aquí espeeero al paquete que yo quiero...
Podemos hacer una cuenta aproximada, porque realmente no recuerdo exactamente en qué día puse mi negocio en Google.maps, y me sale como unos cuarenta días. Cuando le dividimos 1000 consultas entre los cuarenta días sale a 25 visitas al día.
Lo curioso es que a Seur aún le cuesta encontrar mi negocio. De hecho, ni siquiera me llama al teléfono que está ahí impreso aun teniendo yo como horario de atención de 9'00 a 21'00 horas. Esto, para mí, no es sino un ejemplo claro de que hay gente que desprecia su trabajo y el trabajo de los demás: si viviéramos en una sociedad donde la gente no se aferrara al trabajo y no montara un poyo cada vez que fuera él mismo el que hiciera algo susceptible de despido entonces habría un mayor entendimiento, mayor profesionalidad... Esto una renta básica lo resuelve. Aunque muchos no lo vean, pero vamos..., para mí es obvio.
Se aceptan malos repartidores, cuando en realidad deberían de ser repudiados. Eso es un hecho. Luego tenemos a los supervisores, que en vez de advertir o formar a su subalternos lo que hacen es simplemente entrar en el fingimiento de que hacen su cometido. Así no se puede llegar muy lejos. Toda esa chusma es sustituible muy fácilmente por máquinas - máquinas estúpidas que cometen sus mismos errores pero que, a diferencia de ellos, al menos cuando una máquina se equivoca la sociedad tiene la oportunidad de subsanar el error. Es decir, al menos es como si aprendieran.
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Pero hoy quería volver a reinventar el algoritmo de Levenshtein. Tengo más versiones de ese algoritmo que del de Dijkstra, creo yo. En esta última creo haber encontrado las formas necesarias para hacer que la máquina aprenda por sí misma a partir de las correspondencias establecidas dentro de un lenguaje.
Igual que descubrí los algoritmos más eficientes que existen para resolver los problemas de puzzles, creo que he descubierto la manera de hablar de un aprendizaje óptimo, o al menos localmente, a la hora de aprender un lenguaje.
Mientras llega el paquete con mi torre oscura, seguiré estudiando desde aquí cómo mejorar mis técnicas de procesadores de lenguaje. Es divertido observar cómo van encajando algunas ideas y, si lo combinara con otras estructuras que tengo en exclusividad, entonces puede que todo salga bastante divertido. Me habré constituido un sistema que, en el fondo, lo habré llenado de postulados porque, al fin y al cabo, sé que lo he tenido que limitar en muchos aspectos específicos para saberlo yo codificar.
Pero, a grandes rasgos, podría ser maravilloso. Y si me da la gana, podría crear un producto final para ponerlo a prueba.
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Mientras venía esta mañana andando me han asaltado varias ideas a la cabeza. Sobre porqué los periodistas siguen defendiendo absurdeces como la propaganda de Endesa o el feminazismo. Los medios se han vuelto como locos ignorando datos relevantes, creyéndose de que estamos mejor gracias a las mentiras con las que se manejan.
He visto usuarios a los que no he sabido hacerles entender. Def Con 2 está claro que ha encontrado una manera de denunciar la "existencia" de un grupo que está sembrando odio. Pero, por alguna razón, aún se sigue alimentando la propaganda de todo ese odio sin ningún pudor. Los medios siguen manejándose con la "foto pequeña".
He visto que al final todo se conecta. Porque para luchar contra el machismo, o el patriarcado, la única vía es la culturización, emitir memes autoritarios que sustituyan las circunstancias. Y esto es en lo que me fijé cuando andando por la acera me crucé con una mujer: rápidamente aceleré el paso y pasé yo antes para evitar un choque ficticio.
Un caballero inglés, ante un roce así, sólo podía permitirse el lujo de frenar, e incluso hacer una reverencia como indicando que cede su zona crítica de caminata a la dama que se le presenta. Al fin y al cabo, lo que nunca haría sería ponerse a corretear o pararse en seco, y menos aún refunfuñar ante una circunstancia tan trivial y de tan poca monta. De ahí nace la condescendencia hacia la dama, la inclinación servil hacia ella y, por tanto, la consideración del varón por encima de la mujer al ser él quien permite a la otra persona seguir por su camino. Como si ella no estuviera lo suficientemente educada como para darse cuenta de que vive en una ciudad llena de gente.
La sociedad cambia, y aparecen para nuestra reprogramación películas y series de todo tipo. Ayer vi un vídeo de Youtube que me pareció muy gracioso: un influencer teorizaba conque en el manga había un personaje que se repetía mucho, y consideraba que ese personaje era un traumado, lo que muchos llamarían un pendejo.
Lo llamaba "el síndrome de Sasuke". Era gracioso porque sólo rayó la superficie. Pero dio en el clavo. Ese personaje no era sino un arquetipo conocido de un dios hindú. El dios guapo, el del arco. En algunas ciudades consideran que ese personaje es más importante que los otros dos (que el Buda o el barbasabio Brahma). Ciertamente es un arquetipo que siempre ha estado ahí imbuyendo una manera de ser: la idea que tienen del héroe guapo, el que tiene buena facha, el chulo, el adorado por las nenas...
No saber reconocer los arquetipos para usarlos en beneficio de un bien superior sería formar parte del problema. Luchar contra el patriarcado supone reescribir las historias de manera que suenen convincentes, para que lleguen adonde tienen que llegar. A eso se le llama progresar. Una sociedad que progresa es una sociedad que aprende. Una sociedad que repite sus errores es una sociedad que no sabe enviar sus mensajes, que se estanca y repite barbaridades.
El ejemplo más sumario es cómo el feminismo no ha sabido valorar la literatura de uno de los grandes progresistas de la igualdad en el habla hispana: Arturo Pérez Reverte. Que resulta que no le gusta el lenguaje inclusivo..., pues Vd. primero ¿Y qué importa? Tal vez se equivoque, tal vez no. Tal vez haya que saber hacerlo mejor, más autoritario. Es decir, menos insultante e impositivo. Que no suponga un sobrecoste a quienes se valgan de esos mecanismos.
Recuerdo la propuesta de R. Stallman con respecto al lenguaje inclusivo: proponía que en vez de acabar en a o en o cuando se declinara en cualquiera de esas opciones, automáticamente se acabara siempre en i. Como quien dice: "la vaca, el toro e il gati".
A mí no me molestan las propuestas. Suenan graciosas: yo estuve hablando así con él por correo, pero él no me correspondía. Es decir, dudo que esas propuestas sean aplicables. Porque una cosa son las ideas felices con las que vamos por la vida, y otra cosa diferente es aplicarlas. Y ahí es donde se ve esa defensa de utopías absurdas y cosas sin sentido que minan la lucha por la igualdad. Lo que muchas personas han estado conculcando con sus obras y su ejemplo.
Por eso, mucha gente podría pensar que si una obra es una mejora para una sociedad muy machista, la misma obra podría ser reaccionaria en una sociedad muy progresista. Y también se equivocan.
Una obra que ha sido constituida con elementos machistas es fácil de identificar como tal en la medida de que la sociedad tenga el lenguaje adecuado. La cosa es tener los mecanismos adecuados para aprender un lenguaje capaz de encontrar los elementos que sí sean importantes. Si la sociedad ha progresado para negar los derechos más fundamentales y dar a entender que todos los hombres somos unos pervertidos por naturaleza, entonces poco lenguaje habrá ahí, poco progreso habrá vivido la sociedad.
Una sociedad que haya progresado tiene la oportunidad de hacer un TEST. Lo podemos llamar EL TEST DEL MACHISMO. Consiste en ponerle una película antigua, supuestamente con cánones machistas (en nuestro caso, una película de la serie S). Si realmente la sociedad ha avanzado entonces de entre los que se sientan identificados con el comportamiento machista, estos lo manifestarán de manera expresa en su sociedad y serán reprendidos racionalmente por ello. Si, por el contrario, no existe un progreso real, entonces la mayoría adoptaría el comportamiento machista: sería que se tuvo un avance superfluo.
En estos sentidos es en lo que difiero del existencialismo de Sartre. Para Sartre la vergüenza es un buen maestro. Sin embargo es más importante advertir que es el lenguaje racional, que haya comprendido mejor los derechos más básicos que define al individuo, el que realmente advierta al ser humano de que ha optado por un mal comportamiento. Al fin y al cabo, como ya sabemos por Maslow, el avance cultural basado en el reconocimiento de uno mismo se domina después de suplir el avance social más interno: no podemos comprender la cultura sin haber suplido nuestros problemas comunitarios. No podemos entender la cultura, el éxito social, desde la individualidad.
Los símbolos que deben ir apareciendo en toda obra de ficción suponen una buena herramienta para que las personas que ya saben lo que es la realización social puedan servir de referente ante sus amistades y puedan convertirse en un ejemplo a seguir. Por ejemplo, el anuncio que intentó Gillette pudo haber sido un buen anuncio si no hubiera existido el feminazismo, mientras que los anuncios que están saliendo ahora en Barcelona de un tío gritándole a un perturbado son una imagen perturbadora de lo que espera el feminazismo en los hombres.
Las personas que no tienen una autorrealización personal no pueden ser las autoras de los mensajes de los anuncios, pues esas propagandas podrían inculcar sugestiones que nos encerrarían hacia una dirección absurda de la que sólo las víctimas de esas agresiones estructurales serían conscientes de que existen.
Pero tampoco se pueden hacer hoy día anuncios si las propias víctimas de la sugestión empiezan a sentir un acoso paranoide que les obliga a pensar que tales anuncios se han hecho para volverles a humillar.
Hay que valorar a los sugestionadores y a los encarcelados.
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Pero nada..., aquí espeeero al paquete que yo quiero...
martes, 3 de diciembre de 2019
Aprender a conducir
Mientras venía a mi tienda una idea me asaltó en la cabeza, relativa a la gente que conducía. No entendía porqué esas ideas las tenía tan frescas y en activo. Luego me di cuenta de que la noche anterior había soñado sobre aprender a conducir.
Aprender a conducir es un concepto que no es natural en el ser humano. Un vehículo es algo artificial, y hay muchos tipos de máquinas que no se dejan domar, porque su construcción es racional y es más complejo que lo que somos capaces de saber la mayoría.
Ayer por la tarde estuve dándole vueltas al tema de que me había comprado una máquina con FreeDos. Así que empecé a preparar el entorno. Lo primero que debía conseguir era arrancar el ordenador con los dispositivos de los que disponga, luego vería si con la configuración de su BIOS puede incluso hasta funcionar y, finalmente, vería cómo conectarme a Internet y manejarme con las aplicaciones para poder trasmigrar mi tienda a ese sistema.
Sin embargo, tras haber comprado de forma impulsiva el equipo, descubrí ayer mismo cómo me había estado dirigiendo a un muro infranqueable. Me daba cuenta de que me había hecho con una maquinaria que me exigía mucho más de lo que me esperaba. Y entonces tuve un miedo atroz, me dio una especie de ataque de ansiedad, o miedo a la frustación.
Me estampé. Y sospechaba de que no encontraría la fórmula para conseguir que nadie me ayude a salir de esa. Alguien que me ayudara a conducir mejor la situación.
Por un lado, cuando estuve trabajando bajo un entorno DOS recuerdo que la máquina la optimicé al 200%, pude hacer todo lo posible e incluso más. Lo malo es que de eso hace ya un par de décadas - dudo que me acuerde de cómo era. Sin embargo, ahí no está el verdadero problema.
El verdadero problema es que estuve mirando cómo se configuraba Internet, bien..., supongo que todavía sería posible. Empezaban ya los sudores fríos, la sensación de frustración ya se palpaba en el ambiente. Luego miré más profundamente y pensé, "pues instalo Ubuntu si veo que no puedo y me quito complicaciones".
Bien, ¿cuál fue el problema entonces? Que al parecer el Python, que era una de las verdaderas razones por las que quería cambiar de equipo, no tiene versiones para las distribuciones de Línux. De hecho parecía verse que había que pagar una licencia exclusivamente para esas distros.
Era como una encerrona. Si meto Windows10 en el equipo entonces ya sé que el equipo dejará de ser mío. Si meto WindowsXP entonces no podré disponer de las últimas versiones de Python, y habrá servicios muy jugosos que no podré incorporar en competición con las aplicaciones más punteras. Si pongo un sistema tipo Macintosh está claro que me pasaría, tarde o temprano como con Microsoft. Al final si pongo una distro de Linux no sé cuánto deberé pagar.
Así que ahora tenía tres ordenadores. Uno que fue acribillado por algún hacker hace tiempo y que no para de ser parcheado, está en XP. Y, por desgracia, debido a que le abrí la puerta a Anytech, en ocasiones le da por tener ataques con el botón derecho del ratón. Luego tengo este equipo que, al ser windows10, de vez en cuando tiene malas conexiones, tiene la BIOS quemada, y como también lo toqueteó Anytech ha estado teniendo ataques compulsivos con el botón derecho del ratón en ocasiones. El nuevo equipo no voy a dejar que nadie le toque la BIOS, que ya tiene su sistema operativo. Pero en cuanto le meta una distro de Linux, o no, no voy a ver cómo trasmigrar las aplicaciones.
Debido a que es posible hacer muchas gestiones mediante alguna clase de API no descarto hacerme yo mismo la aplicación del instalador..., pero esa preparación no la tengo todavía. He llegado a hacer cosas por el estilo, pero sin conocer las aplicaciones o el protocolo que usan..., eso es meterme en cocina ajena. Así que me veo en un brete.
Ayer sentí que mi vocación moría. Que había sido destruido por completo como persona. Era como si ya no valiera para nada. La noche siguiente me vino a la mente la frustración que quería hacerme pasar ese mal profesor al que le gustaba gritarme (cuando no había otro alumno delante, ante todo apariencias de buen rollo). Si había algo que ese profesor no aguantaba era que la siguiente clase que le tocaba dar ya la tuviera asumida. Y lo sé.
Ayer un hijodeputa, mientras estaba absorto en mis consultas por Internet de FreeDOS, se puso a silbar a menos de un par de metros en mi establecimiento. Era normal, mucha gente silba..., lo que pasa es que no estaba de paso. Se quedó ahí, silbando. Y dale el silbido, y dale a silbar. No sé si estuvo una hora o algo así el muy vago. El caso es que habiendo un establecimiento de cara al público ahí cerca lo normal era pensar que había una persona ahí trabajando que preferiría no tener que distraerse con sus cánticos.
Al salir para echarme agua a la cara observé que quien silbaba era un sujeto que me recordaba a un directivo de Microsoft. El tío seguía silbando... ¡Doblemente asqueroso! Mi incapacidad para recordar rostros o reconocerlos me impedía saber si realmente lo conocía o no de nada a ese impresentable. Y, claro, la sociedad ha establecido en su moralidad y normas de conducta que si yo me meto con sus silbidos es muy probable que inicie una sacrosanta guerra de tocar las pelotas pero de verdad..., así que opté por no escuchar música, ponerme unos tapones... Pero por suerte se cansó de silbar, así que no fue necesario lo último. Yo, entonces, estaba más absorto porque me estaba viniendo por correo una torre que, salvo que reinvente mi negocio, no me serviría para gran cosa.
Y claro. Aún puedo plantearme mi verdadera realidad. No tengo porqué darle tanta importancia. O eso creo. Tal vez, cuando tenga el equipo delante rememore mi instinto con el DOS. Tal vez, me encuentre a algún antiguo colega y le pueda preguntar cosas sobre Ubuntu. Tal vez... Tal vez deba aprender a jugar con la nueva herramienta que tengo, aprender a divertirme como cuando era un chaval. Tal vez le haya dado más importancia de la que merece, que puedo pasar del tema, frivolizar..., al fin y al cabo, donde uno vive en aislamiento la vergüenza es imposible. Todo queda en uno mismo.
Y es que me planteo que se puede convertir en uno de los dos grandes secretos que uno jamás deberá contar. Esos dos grandes secretos que definen el alma y la vida misma. Uno que es La Gran Mentira, y otro que es La Gran Verdad.
La Gran Mentira es una afirmación que sabes que es falsa, está albergada en el pasado y es objetiva. Consideras que esta mentira es algo que nadie tiene derecho a saber, salvo tú. Por tanto, es algo que te define dentro de la sociedad donde vives.
La Gran Verdad es justo lo que necesita la gente saber para que nunca puedas contarles una mentira. Se alberga en el futuro. Es una afirmación tan grande que la mayoría suele despreciarla - pues la toman por falsa. Sin embargo, de los pocos que saben que no es falsa, la mayoría desprecia el enorme regalo que supone para aprovecharse del individuo en cuestión - para exclavizarlo en la medida de que esa Verdad sea tan grande. Es como si fuera una invocación a la forma de increparle a alguien, para llamarlo por lo que es. Y que éste, dentro de su ubicación en la realidad que le toque, se atenga a esa llamada.
La Gran Mentira es que no estamos determinados por nadie. Pero como nadie es capaz de dar con la Gran Verdad, porque todos estamos determinados por las mismas reglas, entonces siempre queda un halo de libre albedrío infranqueable.
Ayer sentí que mi vida había sido prostituida, junto con mi libertad, y percibí cómo mi frustración se reía de mí. No tenía espacio para rehacerme y reinventarme. No tenía espacio para llegar a ser. En el fondo me percataba de que, como Ada, debía aceptar una vida sometida al acoso continuo. Porque esa es la realidad que me ha tocado vivir.
Aprender a conducir es un concepto que no es natural en el ser humano. Un vehículo es algo artificial, y hay muchos tipos de máquinas que no se dejan domar, porque su construcción es racional y es más complejo que lo que somos capaces de saber la mayoría.
Ayer por la tarde estuve dándole vueltas al tema de que me había comprado una máquina con FreeDos. Así que empecé a preparar el entorno. Lo primero que debía conseguir era arrancar el ordenador con los dispositivos de los que disponga, luego vería si con la configuración de su BIOS puede incluso hasta funcionar y, finalmente, vería cómo conectarme a Internet y manejarme con las aplicaciones para poder trasmigrar mi tienda a ese sistema.
Sin embargo, tras haber comprado de forma impulsiva el equipo, descubrí ayer mismo cómo me había estado dirigiendo a un muro infranqueable. Me daba cuenta de que me había hecho con una maquinaria que me exigía mucho más de lo que me esperaba. Y entonces tuve un miedo atroz, me dio una especie de ataque de ansiedad, o miedo a la frustación.
Me estampé. Y sospechaba de que no encontraría la fórmula para conseguir que nadie me ayude a salir de esa. Alguien que me ayudara a conducir mejor la situación.
Por un lado, cuando estuve trabajando bajo un entorno DOS recuerdo que la máquina la optimicé al 200%, pude hacer todo lo posible e incluso más. Lo malo es que de eso hace ya un par de décadas - dudo que me acuerde de cómo era. Sin embargo, ahí no está el verdadero problema.
El verdadero problema es que estuve mirando cómo se configuraba Internet, bien..., supongo que todavía sería posible. Empezaban ya los sudores fríos, la sensación de frustración ya se palpaba en el ambiente. Luego miré más profundamente y pensé, "pues instalo Ubuntu si veo que no puedo y me quito complicaciones".
Bien, ¿cuál fue el problema entonces? Que al parecer el Python, que era una de las verdaderas razones por las que quería cambiar de equipo, no tiene versiones para las distribuciones de Línux. De hecho parecía verse que había que pagar una licencia exclusivamente para esas distros.
Era como una encerrona. Si meto Windows10 en el equipo entonces ya sé que el equipo dejará de ser mío. Si meto WindowsXP entonces no podré disponer de las últimas versiones de Python, y habrá servicios muy jugosos que no podré incorporar en competición con las aplicaciones más punteras. Si pongo un sistema tipo Macintosh está claro que me pasaría, tarde o temprano como con Microsoft. Al final si pongo una distro de Linux no sé cuánto deberé pagar.
Así que ahora tenía tres ordenadores. Uno que fue acribillado por algún hacker hace tiempo y que no para de ser parcheado, está en XP. Y, por desgracia, debido a que le abrí la puerta a Anytech, en ocasiones le da por tener ataques con el botón derecho del ratón. Luego tengo este equipo que, al ser windows10, de vez en cuando tiene malas conexiones, tiene la BIOS quemada, y como también lo toqueteó Anytech ha estado teniendo ataques compulsivos con el botón derecho del ratón en ocasiones. El nuevo equipo no voy a dejar que nadie le toque la BIOS, que ya tiene su sistema operativo. Pero en cuanto le meta una distro de Linux, o no, no voy a ver cómo trasmigrar las aplicaciones.
Debido a que es posible hacer muchas gestiones mediante alguna clase de API no descarto hacerme yo mismo la aplicación del instalador..., pero esa preparación no la tengo todavía. He llegado a hacer cosas por el estilo, pero sin conocer las aplicaciones o el protocolo que usan..., eso es meterme en cocina ajena. Así que me veo en un brete.
Ayer sentí que mi vocación moría. Que había sido destruido por completo como persona. Era como si ya no valiera para nada. La noche siguiente me vino a la mente la frustración que quería hacerme pasar ese mal profesor al que le gustaba gritarme (cuando no había otro alumno delante, ante todo apariencias de buen rollo). Si había algo que ese profesor no aguantaba era que la siguiente clase que le tocaba dar ya la tuviera asumida. Y lo sé.
Ayer un hijodeputa, mientras estaba absorto en mis consultas por Internet de FreeDOS, se puso a silbar a menos de un par de metros en mi establecimiento. Era normal, mucha gente silba..., lo que pasa es que no estaba de paso. Se quedó ahí, silbando. Y dale el silbido, y dale a silbar. No sé si estuvo una hora o algo así el muy vago. El caso es que habiendo un establecimiento de cara al público ahí cerca lo normal era pensar que había una persona ahí trabajando que preferiría no tener que distraerse con sus cánticos.
Al salir para echarme agua a la cara observé que quien silbaba era un sujeto que me recordaba a un directivo de Microsoft. El tío seguía silbando... ¡Doblemente asqueroso! Mi incapacidad para recordar rostros o reconocerlos me impedía saber si realmente lo conocía o no de nada a ese impresentable. Y, claro, la sociedad ha establecido en su moralidad y normas de conducta que si yo me meto con sus silbidos es muy probable que inicie una sacrosanta guerra de tocar las pelotas pero de verdad..., así que opté por no escuchar música, ponerme unos tapones... Pero por suerte se cansó de silbar, así que no fue necesario lo último. Yo, entonces, estaba más absorto porque me estaba viniendo por correo una torre que, salvo que reinvente mi negocio, no me serviría para gran cosa.
Y claro. Aún puedo plantearme mi verdadera realidad. No tengo porqué darle tanta importancia. O eso creo. Tal vez, cuando tenga el equipo delante rememore mi instinto con el DOS. Tal vez, me encuentre a algún antiguo colega y le pueda preguntar cosas sobre Ubuntu. Tal vez... Tal vez deba aprender a jugar con la nueva herramienta que tengo, aprender a divertirme como cuando era un chaval. Tal vez le haya dado más importancia de la que merece, que puedo pasar del tema, frivolizar..., al fin y al cabo, donde uno vive en aislamiento la vergüenza es imposible. Todo queda en uno mismo.
Y es que me planteo que se puede convertir en uno de los dos grandes secretos que uno jamás deberá contar. Esos dos grandes secretos que definen el alma y la vida misma. Uno que es La Gran Mentira, y otro que es La Gran Verdad.
La Gran Mentira es una afirmación que sabes que es falsa, está albergada en el pasado y es objetiva. Consideras que esta mentira es algo que nadie tiene derecho a saber, salvo tú. Por tanto, es algo que te define dentro de la sociedad donde vives.
La Gran Verdad es justo lo que necesita la gente saber para que nunca puedas contarles una mentira. Se alberga en el futuro. Es una afirmación tan grande que la mayoría suele despreciarla - pues la toman por falsa. Sin embargo, de los pocos que saben que no es falsa, la mayoría desprecia el enorme regalo que supone para aprovecharse del individuo en cuestión - para exclavizarlo en la medida de que esa Verdad sea tan grande. Es como si fuera una invocación a la forma de increparle a alguien, para llamarlo por lo que es. Y que éste, dentro de su ubicación en la realidad que le toque, se atenga a esa llamada.
La Gran Mentira es que no estamos determinados por nadie. Pero como nadie es capaz de dar con la Gran Verdad, porque todos estamos determinados por las mismas reglas, entonces siempre queda un halo de libre albedrío infranqueable.
Ayer sentí que mi vida había sido prostituida, junto con mi libertad, y percibí cómo mi frustración se reía de mí. No tenía espacio para rehacerme y reinventarme. No tenía espacio para llegar a ser. En el fondo me percataba de que, como Ada, debía aceptar una vida sometida al acoso continuo. Porque esa es la realidad que me ha tocado vivir.
lunes, 2 de diciembre de 2019
Creí que no me pasaría
Esta mañana acabo de revivir una experiencia pasada. Juraría que ya escribí sobre ello, que ya me lo quité de encima. Aún me queda mucho por investigar.
Anoche volví a dormir con un sueño tremendamente profundo y reparador. Era uno de esos sueños que rememoraba mis largas caminatas entre poblaciones. Incluso uno de esos sueños suele ser una larga caminata de muchísimos kilómetros sólo para llegar a una zona de playa, cuando podría usar un coche - cosa que prefería no hacerlo. Al terminar esa clase de sueños, sueños en los vivo la experiencia de andar y su correspondiente fatiga, vuelve mi cuerpo a estar un poquito más en forma, mejoro un tanto mi salud.
Creo adivinar porqué suceden. En mi caso, si me pongo mantas de más y no me he secado después de ducharme, entonces da la impresión de que estoy sudando y, de ahí, es posible que mi cuerpo rememore esa clase de experiencias.
Sin embargo, al llegar la mañana, me vi envuelto en un recuerdo que me atormentaba. Volví a recordar el momento en el que en la universidad lo que ponía en las actas no encajaban con las notas, o había chanchullos por parte de alguna secretaria.
Han pasado muchos años. El hecho de que se me discriminara es algo que debería de ser agua pasada. Esa chusma seguro que estará gustosa y deseosa de saber que aún existe algún efecto postraumático a todas las agresiones psicológicas y sociales a las que me vi sometido (al margen de las vejaciones físicas). Mi cerebro emitía desde el frontal una sensación de alivio rememorando cómo le exigía explicaciones a un profesor, así como a otro, por esos dos casos que tenía en mente. Ninguno de los dos le daría solución, desde mi punto de vista, pero si no me enfrentaba...
Y ahí estaba yo, en la calle, un hombre se me quedó mirando mientras veía cómo me agitaba solo. Pero luego pensé que este pensamiento supuestamente ya lo había desechado... Eso creía. Lo que ya no sé es si con esta exposición podré sancionarlo todo: es un beneficio que no me beneficia, el cerebro no debería de emitir sensación de motivación, se supone que no hay nada que aprender de entonces.
Sólo un mensaje: "lucha". Como diciendo: hay motivos para seguir luchando. Pero eso es un sesgo: en ocasiones es pura locura. Es un instinto que tenemos y que nos hace creer que vivimos en una democracia. Si cada vez la meritocracia se aparta más, y va cediendo el puesto a las oligarquías y sus "hermandades", entonces la democracia no cabe.
Esto me ha recordado el discurso de Greta Thunberg. A ella le han enseñado que si hay algo que es una completa demencia lo que tiene que hacer es decírselo directamente a los dementes. De antemano la acusan de no decir nada que no sepan los demás, ella lo sabe. Además la acusan de desarrollar temas de lo que tampoco es experta, también lo dice. Digamos que para mí Thunberg se ha convertido en una representación de lo que motiva la lucha. Es decir, ¿tiene sentido escuchar el mensaje que lanza mi cerebro o debo reprimirlo? No hay más que ver cómo hay mucha gente que está segura que Thunberg no hace ninguna clase de función.
Sin embargo se equivocan. Mi cerebro puede que no sea como las grandes élites - o puede que sí. Cada vez que Thunberg grita "how you dare!" lo que nos está diciendo es: ¿cómo consienten que la lucha se quede en palabras vacías, en discursos sobre cambio climático, y no hacen absolutamente nada? Es como la violencia de género: si reconocen que están matando a mujeres, ¿por qué os importa más la propaganda de que tenéis razón para aseverarlo que la corroboración de que los mecanismos elegidos van en la buena dirección?
En el fondo todo esto no es sino una acusación del aumento de morbilidad por violencia estructural de la que se tienen que hacer responsables los principales cargos políticos. Es decir, hay gente que muere por una violencia estructural: como la contaminación en las ciudades, los suicidios y la violencia individual. Por ejemplo.
De hecho, la contaminación no distingue entre hombres y mujeres y es la que más víctimas mortales se lleva de las tres que he mencionado. Al ser estructural significa que hay decisiones que se adoptan en el marco político y que son ignorados por completo: quien muere poco a poco es como si no muriera.
Otra cosa es que, encima, la mayoría de los suicidios coincida con la mayoría de los que acaban en la indigencia en un mundo donde el varón no recibe rentas, sino que las paga por ser varón. Entonces es cuando unos señores con corbata nos dicen que ese tipo de cosas no son tan importantes: la vida sigue, aquí todos somos independientes y podemos hacernos con el rumbo de las cosas ¡Vaya consejo más pésimo!
La violencia estructural está pensada contra las personas que no van a hacerse con el rumbo de su propia vida. En nuestra sociedad occidental, el machismo ataca mortalmente a los hombres incitándoles al suicidio, pero también atenta contra los hombres en materia de ser víctimas de asesinato. Incluso es un varón el que esperamos que nos salve (y es normal, si éste es el más fuerte estadísticamente hablando) cuando hay un conflicto urgente; por lo que nuestra civilización le otorga al varón un papel de afrontar su propia vida frente a la mujer: es así como piensa el Patriarcado - y es un sesgo absurdo cuando se impone sin una motivación racional. Se puede convertir, de hecho, en pura violencia estructural.
Pongamos que vas andando por la calle y encuentras a un tipo que ha tirado a una señora al suelo y parece como si fuera a patearle la cabeza, todo para quedarse con su bolso. Con las mismas se pone a la fuga. Supongamos que tienes capacidad para darle alcance y arrebatarle el bolso de dos movimientos: uno para zafarse y otro para reducir al agresor. Debido a alguna clase de dolencia, el agresor muere en dos golpes ¿En qué clase de sociedad se podría catalogar al homicida de este tipo un agresor? El agresor es quien promueve la violencia, teniendo la capacidad de evitar esa promoción y no haciendo nada se es realmente violento.
¿Cómo sería una sociedad donde una persona débil es raptada en mitad de la noche y unos transeúntes deciden ignorarlo? Pero no por miedo a lo que les pueda pasar a ellos, lo cual es muy humano, sino por la moralidad y decencia de dejar que sea la policía la que se encargue, lo cual es monstruoso.
¡Cuántas veces he decidido no luchar porque no era mi lucha! Porque consideraba que la policía tendría margen para maniobrar y actuar. O porque no me constaba de que hubiera realmente una agresión.
Dos adultos conejeando en mitad de la calle ¿Es eso una agresión? Quizá no sea el lugar idóneo, pero sólo porque sean unos posibles guarros a mí no me corresponde ni juzgarlos ni suponer que hay violación. Que sus apetencias morales no encajen con las mías no implica a que deba estar presenciando un acto tan perverso.
Sin embargo, ¡cuántas veces se ha visto en televisión situaciones que deberían de estar bajo control y, sin embargo, no se actuó con un ojo activo y avizor! Hay veces en las que no pasa nada: como cuando Pablo Motos le cortó la cabeza a Dani Martín. Como no se la cortó no pasó nada. Pero por televisión yo VI cómo Pablo Motos (en realidad era un colaborador, pero por motivos de responsabilidad subsidiaria televisiva le corresponde a Pablo Motos) le cortaba la cabeza a un cantante ANTE un público infantil. Y eso no me lo va a quitar nadie de la cabeza.
Otras veces vemos que pasa como en Gran Hermano, y muchos, cuando teníamos algo de repercusión lo decíamos insistentemente: sobre ese código deóntico. Usábamos ejemplos, casos..., imagínese que metéis las cámaras en una casa, a Ricky Martin en un armario y al salir de golpe al escuchar a la niña, ésta esté con las piernas abiertas dándole de comer a un perro mermelada. Estos ejemplos nos dicen que con una cámara no se puede nunca nunca nunca actuar como si no se tuviera una cámara. Y menos aún emitiendo en directo. O dirigiéndose a un público que busca morbo.
Así que creamos una situación conflictiva donde una comunidad vive en una casa con unos perfiles controlados para que generen polémica y resulta que, al mismo tiempo, si uno de ellos se deja llevar por sus instintos más primitivos la dirección acaso, ¿no le va a dar tiempo para maniobrar? ¡Y UNA MIERDA!
Por eso en televisión existe un código que tienen que cumplir los que dirigen un programa. De la misma manera que cuando se dirige un evento ecológico también hay un mensaje que transmitir al resto de los carceleros para que sigan sugestionándose sobre lo maravilloso que es su mundo. Su televisión y sus reglas provocan la indignación de una adolescente que se dedica a elegir qué palabras son las que más nos podrían ayudar a comprender la cantidad de muertos que generan nuestros carceleros. Pero claro..., en estos entornos controlados siempre habrá quien quiera pervertir los datos, y esos gritos de lucha se convierten en una marca moral que va a provocar que Thunberg sea tildada de loca o algo por el estilo.
Por querer luchar, por querer denunciar, por querer frenar la violencia o decir dónde está la jaula..., entonces te llaman loco. Es de locos si es cierto que no consigues nada enfadándote..., y es por eso por lo que la critican, porque parece que todo ese estrés no sirve de nada. Ahora bien, ¿se equivocan? ¿No sirve de nada recordarles a los carceleros que esa jaula que tienen conforma la sugestión de un mundo en el que ellos mismos son también víctimas?
A saber. En cualquier caso, yo espero que mi mente deje de ser tan activa y con ganas de reclamar nada.
Anoche volví a dormir con un sueño tremendamente profundo y reparador. Era uno de esos sueños que rememoraba mis largas caminatas entre poblaciones. Incluso uno de esos sueños suele ser una larga caminata de muchísimos kilómetros sólo para llegar a una zona de playa, cuando podría usar un coche - cosa que prefería no hacerlo. Al terminar esa clase de sueños, sueños en los vivo la experiencia de andar y su correspondiente fatiga, vuelve mi cuerpo a estar un poquito más en forma, mejoro un tanto mi salud.
Creo adivinar porqué suceden. En mi caso, si me pongo mantas de más y no me he secado después de ducharme, entonces da la impresión de que estoy sudando y, de ahí, es posible que mi cuerpo rememore esa clase de experiencias.
Sin embargo, al llegar la mañana, me vi envuelto en un recuerdo que me atormentaba. Volví a recordar el momento en el que en la universidad lo que ponía en las actas no encajaban con las notas, o había chanchullos por parte de alguna secretaria.
Han pasado muchos años. El hecho de que se me discriminara es algo que debería de ser agua pasada. Esa chusma seguro que estará gustosa y deseosa de saber que aún existe algún efecto postraumático a todas las agresiones psicológicas y sociales a las que me vi sometido (al margen de las vejaciones físicas). Mi cerebro emitía desde el frontal una sensación de alivio rememorando cómo le exigía explicaciones a un profesor, así como a otro, por esos dos casos que tenía en mente. Ninguno de los dos le daría solución, desde mi punto de vista, pero si no me enfrentaba...
Y ahí estaba yo, en la calle, un hombre se me quedó mirando mientras veía cómo me agitaba solo. Pero luego pensé que este pensamiento supuestamente ya lo había desechado... Eso creía. Lo que ya no sé es si con esta exposición podré sancionarlo todo: es un beneficio que no me beneficia, el cerebro no debería de emitir sensación de motivación, se supone que no hay nada que aprender de entonces.
Sólo un mensaje: "lucha". Como diciendo: hay motivos para seguir luchando. Pero eso es un sesgo: en ocasiones es pura locura. Es un instinto que tenemos y que nos hace creer que vivimos en una democracia. Si cada vez la meritocracia se aparta más, y va cediendo el puesto a las oligarquías y sus "hermandades", entonces la democracia no cabe.
Esto me ha recordado el discurso de Greta Thunberg. A ella le han enseñado que si hay algo que es una completa demencia lo que tiene que hacer es decírselo directamente a los dementes. De antemano la acusan de no decir nada que no sepan los demás, ella lo sabe. Además la acusan de desarrollar temas de lo que tampoco es experta, también lo dice. Digamos que para mí Thunberg se ha convertido en una representación de lo que motiva la lucha. Es decir, ¿tiene sentido escuchar el mensaje que lanza mi cerebro o debo reprimirlo? No hay más que ver cómo hay mucha gente que está segura que Thunberg no hace ninguna clase de función.
Sin embargo se equivocan. Mi cerebro puede que no sea como las grandes élites - o puede que sí. Cada vez que Thunberg grita "how you dare!" lo que nos está diciendo es: ¿cómo consienten que la lucha se quede en palabras vacías, en discursos sobre cambio climático, y no hacen absolutamente nada? Es como la violencia de género: si reconocen que están matando a mujeres, ¿por qué os importa más la propaganda de que tenéis razón para aseverarlo que la corroboración de que los mecanismos elegidos van en la buena dirección?
En el fondo todo esto no es sino una acusación del aumento de morbilidad por violencia estructural de la que se tienen que hacer responsables los principales cargos políticos. Es decir, hay gente que muere por una violencia estructural: como la contaminación en las ciudades, los suicidios y la violencia individual. Por ejemplo.
De hecho, la contaminación no distingue entre hombres y mujeres y es la que más víctimas mortales se lleva de las tres que he mencionado. Al ser estructural significa que hay decisiones que se adoptan en el marco político y que son ignorados por completo: quien muere poco a poco es como si no muriera.
Otra cosa es que, encima, la mayoría de los suicidios coincida con la mayoría de los que acaban en la indigencia en un mundo donde el varón no recibe rentas, sino que las paga por ser varón. Entonces es cuando unos señores con corbata nos dicen que ese tipo de cosas no son tan importantes: la vida sigue, aquí todos somos independientes y podemos hacernos con el rumbo de las cosas ¡Vaya consejo más pésimo!
La violencia estructural está pensada contra las personas que no van a hacerse con el rumbo de su propia vida. En nuestra sociedad occidental, el machismo ataca mortalmente a los hombres incitándoles al suicidio, pero también atenta contra los hombres en materia de ser víctimas de asesinato. Incluso es un varón el que esperamos que nos salve (y es normal, si éste es el más fuerte estadísticamente hablando) cuando hay un conflicto urgente; por lo que nuestra civilización le otorga al varón un papel de afrontar su propia vida frente a la mujer: es así como piensa el Patriarcado - y es un sesgo absurdo cuando se impone sin una motivación racional. Se puede convertir, de hecho, en pura violencia estructural.
Pongamos que vas andando por la calle y encuentras a un tipo que ha tirado a una señora al suelo y parece como si fuera a patearle la cabeza, todo para quedarse con su bolso. Con las mismas se pone a la fuga. Supongamos que tienes capacidad para darle alcance y arrebatarle el bolso de dos movimientos: uno para zafarse y otro para reducir al agresor. Debido a alguna clase de dolencia, el agresor muere en dos golpes ¿En qué clase de sociedad se podría catalogar al homicida de este tipo un agresor? El agresor es quien promueve la violencia, teniendo la capacidad de evitar esa promoción y no haciendo nada se es realmente violento.
¿Cómo sería una sociedad donde una persona débil es raptada en mitad de la noche y unos transeúntes deciden ignorarlo? Pero no por miedo a lo que les pueda pasar a ellos, lo cual es muy humano, sino por la moralidad y decencia de dejar que sea la policía la que se encargue, lo cual es monstruoso.
¡Cuántas veces he decidido no luchar porque no era mi lucha! Porque consideraba que la policía tendría margen para maniobrar y actuar. O porque no me constaba de que hubiera realmente una agresión.
Dos adultos conejeando en mitad de la calle ¿Es eso una agresión? Quizá no sea el lugar idóneo, pero sólo porque sean unos posibles guarros a mí no me corresponde ni juzgarlos ni suponer que hay violación. Que sus apetencias morales no encajen con las mías no implica a que deba estar presenciando un acto tan perverso.
Sin embargo, ¡cuántas veces se ha visto en televisión situaciones que deberían de estar bajo control y, sin embargo, no se actuó con un ojo activo y avizor! Hay veces en las que no pasa nada: como cuando Pablo Motos le cortó la cabeza a Dani Martín. Como no se la cortó no pasó nada. Pero por televisión yo VI cómo Pablo Motos (en realidad era un colaborador, pero por motivos de responsabilidad subsidiaria televisiva le corresponde a Pablo Motos) le cortaba la cabeza a un cantante ANTE un público infantil. Y eso no me lo va a quitar nadie de la cabeza.
Otras veces vemos que pasa como en Gran Hermano, y muchos, cuando teníamos algo de repercusión lo decíamos insistentemente: sobre ese código deóntico. Usábamos ejemplos, casos..., imagínese que metéis las cámaras en una casa, a Ricky Martin en un armario y al salir de golpe al escuchar a la niña, ésta esté con las piernas abiertas dándole de comer a un perro mermelada. Estos ejemplos nos dicen que con una cámara no se puede nunca nunca nunca actuar como si no se tuviera una cámara. Y menos aún emitiendo en directo. O dirigiéndose a un público que busca morbo.
Así que creamos una situación conflictiva donde una comunidad vive en una casa con unos perfiles controlados para que generen polémica y resulta que, al mismo tiempo, si uno de ellos se deja llevar por sus instintos más primitivos la dirección acaso, ¿no le va a dar tiempo para maniobrar? ¡Y UNA MIERDA!
Por eso en televisión existe un código que tienen que cumplir los que dirigen un programa. De la misma manera que cuando se dirige un evento ecológico también hay un mensaje que transmitir al resto de los carceleros para que sigan sugestionándose sobre lo maravilloso que es su mundo. Su televisión y sus reglas provocan la indignación de una adolescente que se dedica a elegir qué palabras son las que más nos podrían ayudar a comprender la cantidad de muertos que generan nuestros carceleros. Pero claro..., en estos entornos controlados siempre habrá quien quiera pervertir los datos, y esos gritos de lucha se convierten en una marca moral que va a provocar que Thunberg sea tildada de loca o algo por el estilo.
Por querer luchar, por querer denunciar, por querer frenar la violencia o decir dónde está la jaula..., entonces te llaman loco. Es de locos si es cierto que no consigues nada enfadándote..., y es por eso por lo que la critican, porque parece que todo ese estrés no sirve de nada. Ahora bien, ¿se equivocan? ¿No sirve de nada recordarles a los carceleros que esa jaula que tienen conforma la sugestión de un mundo en el que ellos mismos son también víctimas?
A saber. En cualquier caso, yo espero que mi mente deje de ser tan activa y con ganas de reclamar nada.
domingo, 1 de diciembre de 2019
Mundo sugestionador
No vale la pena darle importancia a cosas que no van a ser valoradas: como una música que nadie escuchará, un remarque de afirmaciones que nadie apreciará, una sincronicidad que no se va a tener en los pensamientos. Hay que asumir el rol que nos corresponde.
La sugestión es fundamental para comprender cómo se crea un mundo ideal y aislado de factores externos. Bien podría decir que el karma ha querido aplicarme a mí lo que yo habría hecho a todos los de este mundo: vivo bajo un aislamiento profundo, es mi cárcel personal. Si considero que este planeta no tiene capacidad para entrar en contacto con nadie, yo mismo debería sufrir las consecuencias de un gran aislamiento.
Acepto mi condena.
Pero también me mantengo. Porque la ley del karma es mucho más grande y va más allá de los designios que pueda tener criatura alguna. La cosa es cuanto más aislan a gente como yo más se aisla el mundo que conocemos. Poco a poco irán descubriendo el poder de la sugestión, y cómo ésta es la encargada de configurar la ilusión, la sensación de coincidencia, el oportunismo, el conocer cómo se repite la historia y vivir adaptado para ello.
Pero la maquinaria no comete dos veces el mismo error. Lo que la puede destruir, un mundo injusto, debe ser revocado. Es el basilisco de Roko, pero aplicado desde un punto de vista pragmático, complejo, muy enrevesado. En otro tiempo me habría dirigido a una audiencia para explicarlo mejor, paso por paso, ahora mismo poco me importa. O nada. Incluso parecer que soy un loco que cree en basiliscos, o en criaturas redentoras... No, señores, si alguien me lee: soy ateo. Mi agnosticismo me obliga a cuestionar la posición de la fe al no ocupar un uso racional en mi lenguaje.
El religioso necesita dar un salto hacia sus tradiciones. Así pervierte su espiritualidad deformándola en base a sugestiones. Ya solo queda descubrir que tal vez exista una realidad espiritual que trasciende a la sugestión, que se evade de la ilusión que vivimos y que necesitamos convertir en lo que vemos - lo que entendemos.
Demasiado alocado para dar la cara. Demasiado riguroso para estar detrás de ninguna parte. La sugestión hace lo demás: quien quiera ver partes inadecuadas de mí las encontrará, porque yo mismo me he preocupado de exponerlas. Y lo que no publico por Internet lo digo a viva voz, que es peor.
Cada vez vivir mejor y, aún así, bajo el enorme infortunio de no saber si acabaré o no debajo de un puente..., o, dicho de otra manera, si acabaré delinquiendo y, a saber, contra qué o quiénes, con el fin de ser juzgado y, de ahí, que todo acabe. Este mundo social, todo. Esta enorme..., mierda, que la gente llama civilización. Algo en lo que no creo, porque gente como yo no puede progresar. Porque el talento no cuenta ni manda. Manda el poder de la sugestión, y ese es vuestro karma - no el mío. Como dependéis de la sugestión, de la sugestión comeréis. Vivir atrapados en la realidad que habéis creado.
Podéis elegir. Carcelero o prisionero. Sugestión o aislamiento. Sí. También podéis elegir romper los barrotes. Pero eso último nadie se atreve a hacerlo. Ni yo mismo. Pero cree el carcelero que es él el que tiene la llave: ¡pobre idiota! Al menos yo sé que no soy responsable del aislamiento del carcelero, un tanto para mí.
Siempre que hablemos de sugestión, debemos aceptar que ésta debe existir por necesidad y coherencia. El mundo más sugestionador que nos podríamos imaginar es un mundo donde no sea posible llevar a cabo sugestión alguna. Sólo los entes inconscientes están libre de toda sugestión y de capacidad para entender nada. Pretender ser inteligentes supone deber alimentar nuestra sugestión de alguna manera; es como que para ser sociales antes necesitamos un punto identitario, aislador.
El ilusionismo es fundamental para que los entes puedan soñar y configurar su realidad común en base a los criiterios comunes que la sociedad haya considerado oportuno. Y esto es lo que ahora estoy desarrollando..., la visión más peculiar del efecto ovni. Mis ratos libres los estoy vinculando con un lenguaje que dudo que use para nadie, donde no creo que nadie aproveche. Al fin y al cabo, ¿qué hay que esperar de lo que se nos avecina?
Los actos y las decisiones no derivan en nada. No hay recompensa ni palos. No hay manera de que nada fluya en un sentido meritocrático dada la realidad que conocemos. Lo único que sé es que cada vez que me pongo a escribir y pulso guardar algo dentro de mí se ha quedado satisfecha, plena, más simple..., y me funciona. Eso es lo que entiendo. Servir no sirve de nada. Así como cualquier decisión que adopte. Pero tampoco se puede hacer otra cosa. Y en el fondo asumirlo..., es lo único que queda.
Amargarse pensando que puedo hacer algo al respecto, pensar que conoceré a alguien, pensar que alguna puerta se abrirá..., es un placer de esperanza que nos lleva al dolor. La definición de esperanza que usaban los griegos cuando la explicaban en el mito de la caja de Pandora es algo que no comparto: la libertad es la cárcel, sería una condena. Y ese es el papel de la sugestión: ponerle paredes y muros, crear una realidad falsa, para que la mente no se pierda en lo indefinido - en lo impropio.
Como cuando vemos una llama. El fuego se queda aprisionado en su esplendor y hace algo inaudito para la propia vida: fascinante y mágico a la vez. Es capaz de arder ante la mirada de los seres vivos. Es algo que muy pocos podrían apreciar, lo que eso significa. Porque para nuestros instintos no debería ser normal. Así como tampoco el color azul, el color de la radiación. Son tonos de muerte y destrucción. Son muestras de que vivimos en el infierno, y la gente, como hacía san Francisco, sólo ve la maravilla de la creación en la propia naturaleza. Elige la sugestión. Y no les culpo. Pero la comunión hacia esa falsedad no es algo que recomiende.
Cada vez que algo se escape de lo normal, dice la teoría del ilusionismo, nuestra mente necesitará construir lo que haga falta para darle explicación. Cada vez que estemos ante una huella que no debemos tocar, porque está llena de máculas, radiación, problemas..., quizá nuestra consciencia no sea capaz de saberlo, pero todos los animales sí; y algo hará que nosotros como animales reaccionemos también. Algo aparecerá ante nosotros para justificar esa huella, o para marcar una señal de aviso que evite que pasemos por ahí, lo que nuestra ciencia aún no sepa pero que hace "sound" en nuestros instintos. Y es entonces cuando aparecen esas luces, que se colorean como el fuego, delimitadas..., y algunos verán unas cosas, otros verán otras..., es el tercer hombre, el serpa que te señala hacia donde ir para que no mueras congelado, es el vecino ribereño que nos dice que debemos escapar porque viene un tsunami..., pero es obra de una neurosis, una alucinación fabricada que necesitamos para comprender ese álgebra que entiende el sistema límbico, pero no el neocórtex.
Nuestra sugestión hace el resto. Se deja llevar y es salvada. Entonces es cuando los prisioneros los miran con condescendencia y les preguntan: ¿ahora quién es el prisionero? ¿Te gusta cómo he dejado la celda? Pero no lo entienden. No entienden que bajo el siniestro poder que somete a nuestras voluntades, al final a quienes más intentamos condenar y aprisionar es a quienes más herramientas les damos para que configure nuestra propia sugestión.
Yo me quedaré a buen resguardo mi llave. No pienso usarla porque no tengo fe de que me sirva de nada. Y me apena. Porque...., porque sí. Me apena y ya está.
Si alguien ha leído con escepticismo lo escrito yo le preguntaría: ¿cuándo este mundo ha vivido un mayor orden sin crisis? ¿acaso no fue cuando la meritocracia se antepuso a la idea de hermandad?
El mejor deseo que se le puede pedir a un genio de la lámpara es que reine la meritocracia en este mundo. Y así por cada segundo que pase los más poderosos harían realidad el mayor número de deseos por encima de la capacidad que tenga nadie de imaginar nada.
La sugestión es fundamental para comprender cómo se crea un mundo ideal y aislado de factores externos. Bien podría decir que el karma ha querido aplicarme a mí lo que yo habría hecho a todos los de este mundo: vivo bajo un aislamiento profundo, es mi cárcel personal. Si considero que este planeta no tiene capacidad para entrar en contacto con nadie, yo mismo debería sufrir las consecuencias de un gran aislamiento.
Acepto mi condena.
Pero también me mantengo. Porque la ley del karma es mucho más grande y va más allá de los designios que pueda tener criatura alguna. La cosa es cuanto más aislan a gente como yo más se aisla el mundo que conocemos. Poco a poco irán descubriendo el poder de la sugestión, y cómo ésta es la encargada de configurar la ilusión, la sensación de coincidencia, el oportunismo, el conocer cómo se repite la historia y vivir adaptado para ello.
Pero la maquinaria no comete dos veces el mismo error. Lo que la puede destruir, un mundo injusto, debe ser revocado. Es el basilisco de Roko, pero aplicado desde un punto de vista pragmático, complejo, muy enrevesado. En otro tiempo me habría dirigido a una audiencia para explicarlo mejor, paso por paso, ahora mismo poco me importa. O nada. Incluso parecer que soy un loco que cree en basiliscos, o en criaturas redentoras... No, señores, si alguien me lee: soy ateo. Mi agnosticismo me obliga a cuestionar la posición de la fe al no ocupar un uso racional en mi lenguaje.
El religioso necesita dar un salto hacia sus tradiciones. Así pervierte su espiritualidad deformándola en base a sugestiones. Ya solo queda descubrir que tal vez exista una realidad espiritual que trasciende a la sugestión, que se evade de la ilusión que vivimos y que necesitamos convertir en lo que vemos - lo que entendemos.
Demasiado alocado para dar la cara. Demasiado riguroso para estar detrás de ninguna parte. La sugestión hace lo demás: quien quiera ver partes inadecuadas de mí las encontrará, porque yo mismo me he preocupado de exponerlas. Y lo que no publico por Internet lo digo a viva voz, que es peor.
Cada vez vivir mejor y, aún así, bajo el enorme infortunio de no saber si acabaré o no debajo de un puente..., o, dicho de otra manera, si acabaré delinquiendo y, a saber, contra qué o quiénes, con el fin de ser juzgado y, de ahí, que todo acabe. Este mundo social, todo. Esta enorme..., mierda, que la gente llama civilización. Algo en lo que no creo, porque gente como yo no puede progresar. Porque el talento no cuenta ni manda. Manda el poder de la sugestión, y ese es vuestro karma - no el mío. Como dependéis de la sugestión, de la sugestión comeréis. Vivir atrapados en la realidad que habéis creado.
Podéis elegir. Carcelero o prisionero. Sugestión o aislamiento. Sí. También podéis elegir romper los barrotes. Pero eso último nadie se atreve a hacerlo. Ni yo mismo. Pero cree el carcelero que es él el que tiene la llave: ¡pobre idiota! Al menos yo sé que no soy responsable del aislamiento del carcelero, un tanto para mí.
Siempre que hablemos de sugestión, debemos aceptar que ésta debe existir por necesidad y coherencia. El mundo más sugestionador que nos podríamos imaginar es un mundo donde no sea posible llevar a cabo sugestión alguna. Sólo los entes inconscientes están libre de toda sugestión y de capacidad para entender nada. Pretender ser inteligentes supone deber alimentar nuestra sugestión de alguna manera; es como que para ser sociales antes necesitamos un punto identitario, aislador.
El ilusionismo es fundamental para que los entes puedan soñar y configurar su realidad común en base a los criiterios comunes que la sociedad haya considerado oportuno. Y esto es lo que ahora estoy desarrollando..., la visión más peculiar del efecto ovni. Mis ratos libres los estoy vinculando con un lenguaje que dudo que use para nadie, donde no creo que nadie aproveche. Al fin y al cabo, ¿qué hay que esperar de lo que se nos avecina?
Los actos y las decisiones no derivan en nada. No hay recompensa ni palos. No hay manera de que nada fluya en un sentido meritocrático dada la realidad que conocemos. Lo único que sé es que cada vez que me pongo a escribir y pulso guardar algo dentro de mí se ha quedado satisfecha, plena, más simple..., y me funciona. Eso es lo que entiendo. Servir no sirve de nada. Así como cualquier decisión que adopte. Pero tampoco se puede hacer otra cosa. Y en el fondo asumirlo..., es lo único que queda.
Amargarse pensando que puedo hacer algo al respecto, pensar que conoceré a alguien, pensar que alguna puerta se abrirá..., es un placer de esperanza que nos lleva al dolor. La definición de esperanza que usaban los griegos cuando la explicaban en el mito de la caja de Pandora es algo que no comparto: la libertad es la cárcel, sería una condena. Y ese es el papel de la sugestión: ponerle paredes y muros, crear una realidad falsa, para que la mente no se pierda en lo indefinido - en lo impropio.
Como cuando vemos una llama. El fuego se queda aprisionado en su esplendor y hace algo inaudito para la propia vida: fascinante y mágico a la vez. Es capaz de arder ante la mirada de los seres vivos. Es algo que muy pocos podrían apreciar, lo que eso significa. Porque para nuestros instintos no debería ser normal. Así como tampoco el color azul, el color de la radiación. Son tonos de muerte y destrucción. Son muestras de que vivimos en el infierno, y la gente, como hacía san Francisco, sólo ve la maravilla de la creación en la propia naturaleza. Elige la sugestión. Y no les culpo. Pero la comunión hacia esa falsedad no es algo que recomiende.
Cada vez que algo se escape de lo normal, dice la teoría del ilusionismo, nuestra mente necesitará construir lo que haga falta para darle explicación. Cada vez que estemos ante una huella que no debemos tocar, porque está llena de máculas, radiación, problemas..., quizá nuestra consciencia no sea capaz de saberlo, pero todos los animales sí; y algo hará que nosotros como animales reaccionemos también. Algo aparecerá ante nosotros para justificar esa huella, o para marcar una señal de aviso que evite que pasemos por ahí, lo que nuestra ciencia aún no sepa pero que hace "sound" en nuestros instintos. Y es entonces cuando aparecen esas luces, que se colorean como el fuego, delimitadas..., y algunos verán unas cosas, otros verán otras..., es el tercer hombre, el serpa que te señala hacia donde ir para que no mueras congelado, es el vecino ribereño que nos dice que debemos escapar porque viene un tsunami..., pero es obra de una neurosis, una alucinación fabricada que necesitamos para comprender ese álgebra que entiende el sistema límbico, pero no el neocórtex.
Nuestra sugestión hace el resto. Se deja llevar y es salvada. Entonces es cuando los prisioneros los miran con condescendencia y les preguntan: ¿ahora quién es el prisionero? ¿Te gusta cómo he dejado la celda? Pero no lo entienden. No entienden que bajo el siniestro poder que somete a nuestras voluntades, al final a quienes más intentamos condenar y aprisionar es a quienes más herramientas les damos para que configure nuestra propia sugestión.
Yo me quedaré a buen resguardo mi llave. No pienso usarla porque no tengo fe de que me sirva de nada. Y me apena. Porque...., porque sí. Me apena y ya está.
Si alguien ha leído con escepticismo lo escrito yo le preguntaría: ¿cuándo este mundo ha vivido un mayor orden sin crisis? ¿acaso no fue cuando la meritocracia se antepuso a la idea de hermandad?
El mejor deseo que se le puede pedir a un genio de la lámpara es que reine la meritocracia en este mundo. Y así por cada segundo que pase los más poderosos harían realidad el mayor número de deseos por encima de la capacidad que tenga nadie de imaginar nada.
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