Tengo una carpeta con documentos de hace años sobre el 15M a la que llamé El Panfleto. Allí había fórmulas, llamadas, logística..., si quisiera poner morralla podría hacerlo. Ahora bien, está claro que lo que estoy haciendo no es un simple corta-pega: intento ser sistémico. Me gustaría romperle los esquemas al mayor número de personas posible mediante hechos, no amores. Y, todo hay que decirlo, esos documentos de cientos de páginas describiendo un mundo mejor..., eso no llama la atención. Los documentos tienen que ser concisos y oportunos ¿Seré capaz? Vamos a verlo.
Hagamos un ejercicio de imaginación..., y démosle un cierto tono musical.
El Panfleto VI
Por si alguien se pregunta cuál es la licencia de mis documentos, diré que siempre han sido GPL, pero por si quedan dudas: copyleft. Más en concreto: me importa un carajo. Se puede aprovechar absolutamente todo sin hacer referencia a quién lo escribió o porqué. Y aquél que me conozca sabe hasta qué punto llevo a cabo esta filosofía.
Dicho esto, ¿por qué habrá un posible levantamiento? Entre panfleto y panfleto me gusta poner un poco de cultura antidogmática para que se entiendan mejor mis ideas. No veo correcto entrar en divagaciones allá donde las cosas, supuestamente, ya han sido dichas. Así que si veo que para el siguiente panfletito hay conceptos que están demasiado..., no sé..., pues incorporo otra entrada entre medias, como hoy he hecho con ésta.
La ingeniería social no es una ciencia, es una ingeniería, y sólo puede funcionar si se aplica sin aspamientos. Los modelos, en sí, deben ser exactos y coherentes. Cuando las personas se ven imbuidas dentro de ciertos esquemas sociales puede ocurrir dos cosas: o son conscientes de ello y les debe gustar o no son conscientes de ello y les debe dar placer.
Cuando un informático o técnico plantea una fórmula social de alguna manera debería de haber un mecanismo para responder por parte de la sociedad para transmitir la idoniedad de la fórmula. Sin embargo sólo hay una manera de sentir tal idoniedad: no ejerciendo las funciones del técnico y viviendo esos esquemas.
La locura política de llenar a la gente con promesas electorales es un concepto que contradice la psicología: las personas no pueden votar a partir de sus motivaciones, porque la política tiene como función constituir la higiene social. Es decir, el político se ocupa de hacer que la sociedad funcione, por tanto, los factores extrínsecos se evaden de su verdadera función; sólo pueden ser evaluados los poderes democráticos a partir de los factores intrínsecos.
Por otro lado, está la posible estafa del ingeniero: si éste es movido por fuertes ideologías, o es alguna clase de tirano, se valdrá de su conocimiento tecnológico para hacer creer al pueblo que no es posible lo que piden. Ésa ha sido la función de los políticos de izquierda: hacer creer que no se puede. Y han mentido.
Por eso, ¿qué podría pasar si un grupo de irreductibles galos descubren que sí era posible?
Empecemos por el principio: supongamos que alguien propone un juego tipo Monopoly, de manera que la gente se intercambie dinero sin rendir cuentas al estado. Hay muchas maneras de intercambiar dinero: una de ellas es aplicar un sistema por puntos, ya desarrollaré los cuatro tipos de monedas. En cualquier caso, más de uno dirá: ¿y por qué tienen que ser las cosas así?
Bien, la manera que tengo de afrontar los factores higiénicos es negando la necesidad de un poder ejecutivo, para limitar las funciones públicas a un esquema que necesite un mínimo arbitraje. Visto así, no podemos saber cuándo un árbitro es bueno, sólo cuando lo que hace no convence. De la misma manera, cuando se proponen reglas de arbitraje, las que sean buenas se quedarán en la inopia, sólo sabremos las que no nos gustan.
Por tanto, ya tenemos un esquema: ¿qué pasa si un grupo de personas se juntan bajo un esquema asambleario completamente horizontal con la única regla de vetar lo que no sea de su agrado? Así, las decisiones más oportunas serán las que tengan menos vetos.
Cuando un grupo de personas conforman una comuna y consideran que todo cuanto ocurre en ella tiene un valor y sirve para algo, entonces la comuna gana valor en sí, y la gente lo mantiene. Es por ello que el objeto del Levantamiento no es pedirle a la gente que se levante, sino esperar a que ellos mismos lo hagan para invitarles a dirigir su Levantamiento.
Si la dirección es horizontal, y la logística es simple, entonces bajo esquemas concisos y trasparentes no habrá llamada al engaño.
Es por ello que lo que motivará a cada individuo es que la orgánica esté por encima del individuo, que no sea posible que un individuo modifique tales principios. Y, eso sí, si interesara ampliar o reducir algún aspecto, siempre podrían crear su propia estructura - clonar la existente. De ahí mi siguiente postulado:
3. Toda estructura atómica, clara y concisa es memética.
Si no te gustan las n reglas de este grupo, éste no es tu grupo. No es un problema de personas, el debate tiene que estar orientado a las políticas. La Constitución, o reglas consolidadas del grupo, son los principios naturales de su organización. Éstas deben ser fijas. Una vez fijadas, se puede estudiar todo lo que sea compatible con ellas, pero cuando la plataforma conforme unas estructuras suficientemente creciditas, debido a las ganas de hacer política de sus miembros, entonces tendremos algo que recuerde a un Gobierno.
Pretender conformar una estructura cuando nadie lo pide no nos lleva a ninguna parte.
Esto es algo que no entendieron los del Partido X:
4. La democracia no es un conjunto de derechos del pueblo, sino una tendencia inexorable a darle más poder a las mayorías.
Que no venga ningún extranjero a canonizarnos: somos nosotros los que tenemos que determinar cuál será nuestro modelo democrático porque, por definición, hemos sido nosotros los que nos hemos Levantado.
Si se incumple uno solo de los postulados anteriores, citaré los casos en los que fracasaron las revoluciones anteriores...
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