sábado, 18 de diciembre de 2021

Encuentra tu trofeo y querrás formar parte

Cuando se está en una crisis porque no te ves envuelto en una comunidad que esté a la altura como para querer formar parte de ella es muy difícil querer ser ambicioso. La ambición es la fuente de toda creatividad, se alimenta con el consumo, se sostiene dentro de una vida plena y requiere muchísima cultura.

Cuando en un país dicen querer desear gente ambiciosa ahí aparecerá el tonto pensando que nos referimos a individualistas, o a liberales. Y ojo, el término que he usado no es incoherente con el resto de mi terminología: cuando digo tonto no es un insulto, es una etiqueta que ya dije cómo se calcula en este mismo blog. Y es que el exceso de tontez te puede llevar a volverte un idiota, que no es la famosa discapacidad que - de hecho - no tiene nada que ver con lo que menciono, sino que es un estado vicioso mediante el cual el sujeto se vuelve irracionalmente egoísta. Un egoísmo clasificado por el propio Bertrand Russell en cuatro formas posibles, y que yo comparto - porque son cuatro tipos de traumas que pueden afectar a la cultura de una sociedad y sus generaciones más inmediatas.

Pero aún así es necesario hablar de ambición. El individualismo no es sinónimo de ambición porque cuando observamos asesinos en serie dudo que a eso lo queramos llamar "ser ambiciosos"; cuando observamos personas que machacan a otras para conseguir escalar puestos tampoco podemos llamar a eso "ser ambiciosos". De hecho, hemos visto muchas películas ochenteras que nos explicaban ese concepto: la ambición malentendida provoca que el protagonista acabe descubriendo que estuvo en un error. Es decir, la verdadera ambición que se desea que tenga el pueblo debe ser la ambición que no es tóxica, la que siempre intenta avanzar y construir.

Así que volvemos al punto: ¿cómo se consigue la ambición? Cuando en los videojuegos JRPG, más en concreto los Final Fantasy, empezaron a incorporar exámenes para ver lo buen estratega que eras, poco a poco yo creo que fue perdiendo el fuelle que tenía al principio. En muchas ocasiones el jugador no se siente afín con esa evaluación, y es como si le estuvieran juzgando y de una manera nada constructiva. Otra cosa ocurre cuando estás luchando por conseguir algo y, de repente, te dan un trofeo. Ese trofeo tiene un nombre, que se hace coherente de manera frívola a lo que has estado intentando ¡Ésa sí es una buena evaluación!

De la misma manera, es interesante que para cuando se ha alcanzado cierto nivel de aprendizaje exista una manera de transmitir la exigencia más inmediata; esto es porque existen técnicas muy específicas para gente muy experta. En esos casos los exámenes pueden ser muy promotores de querer trabajar duro. Pero hay que tener cuidado con darle a los funcionarios un poder que usen para arrebatarle a los estudiantes sus ambiciones; hay que tener cuidado de saber confeccionar una buena programación por un lado y un buen perfil separando las funciones del docente... No es lo mismo la jefatura, que la tutoría, que la docencia misma, o que incluso que el dinamizador de grupo. Bien se haría en fomentar esas figuras con independencia: que te examine un profesor diferente que el que te enseña, que haya un tutor personalizado, que el objeto sea sumar puntos a tu propio ritmo, que puedas elegir tu manera de recibir clases, etc... Si se sabe organizar bien no es algo costoso - y menos cuando tenemos ordenadores capaces de vencer a los humanos jugando al ajedrez, que se resuelve como un problema PSPACE.

En definitiva, no diré que si la vida te da limones haz limonada, sino más bien que si a tu alrededor no ves incentivos lo mejor que puedes hacer es cambiar de comunidad. Ningún ser humano puede entender la felicidad eligiendo la isla desierta en la que vivir, principalmente porque la felicidad no es algo que se busca, sino algo que se encuentra por estar en el lugar más adecuado - rodeado de la gente más adecuada.

Ya lo habré mencionado varias veces: lo mejor cuando observas que un amigo te intoxica es alejarte de él, es lo mejor para ti y para él, porque si sacaba beneficio de algo tan poco ambicioso entonces estaba desperdiciando su talento, y sus energías. Lo mismo pasa en una relación laboral, si no funciona lo mejor es despedirse - ¿para qué llenarlo todo de griteríos y traiciones por la espalda? ¿Es que somos niños pequeños? Ya tenemos una edad y hay que ver las cosas con mesura e inteligencia.

El principal problema de quien trabaja es que no es él el que elige ni el trabajo ni sus condiciones; algunas cosas nunca cambian. Y eso es debido a que hay una situación de extorsión implícita - de esa manera es imposible ser ambicioso. La ambición se gana si a la hora de aceptar un trabajo el propio trabajador tiene la opción de no aceptarlo - la propaganda liberal tan famosa. Y la única manera en la que eso se puede producir, dentro del enfoque más sencillo, es con una renta básica. Habiendo una cobertura garantizada las ambiciones son posibles.

Aún así, los defensores de la escuela austríaca no parece que les importe demasiado el estado de amenaza continua en el que se encuentra un trabajador. De hecho, siempre tienen como un problema de Alzheimer cuando se trata del más débil... Lo observamos continuamente: a algunos no les molesta que haya escuelas concertadas (empresas que se lucran con subvenciones del estado), pero sí que se forme un sector profesional de electricistas concertados, por ejemplo; parecería un problema salvar a las familias del caos financiero que provocan los bancos, pero no lo es tanto el salvar las autopistas o a los propios bancos. Dependiendo de a quien preguntes enfoca el liberalismo de una manera o de otra, pero cuando les preguntas cuáles son los pilares del liberalismo...

Los pilares del comunismo son claros: el capítulo cuarto del Contrato Social de Rousseau. El contrato social era un concepto conocido, y sólo hay que comprender que es posible conformar colectivos sin necesidad de religión, abolengo o propiedades. Y que en la medida de que esos elementos van a existir tenemos que crear una relación de convivencia, como es lógico.

Pero esa es la ambición que hay que dejar que tenga cada uno. Algunos ambicionan las propiedades, otros que le reconozcan su abolengo y otros el acercarse a la deidad. La ambición de las personas de bien debería de residir en los actos, el trabajo de cara a la civilización: ya sea con los tuyos o por lo que resuelves desde un punto de vista técnico. Que no se quiera valorar el trabajo de un albañil, y que este deslome, dando a entender que su pensión debe valer menos que la de un arquitecto..., eso es no entender absolutamente nada. 

Poner en valor la inteligencia de la gestión por encima de la inteligencia de la fuerza da a entender que la gente sólo es capaz de compartir una idea vaga de lo que es la meritocracia a través de las apariencias. Y eso es de tontos. Una sociedad que no es capaz de generar los trofeos a cada individuo no ha sido capaz de poner un pacto social, y sucumbirá para las generaciones venideras. Esa sociedad habrá fracasado, pero como se sigue trabajando inercialmente se generará una sensación de continuidad, del triunfo de la socialdemocracia, de la monarquía o de lo que sea. Parecería que están esperando a que se asalte la bastilla y rueden cabezas para que se den cuenta de que su modelo está marchito. Es, una vez más, de idiotas.


jueves, 16 de diciembre de 2021

Ambiente creativo

Absolutamente nada me induce a avanzar. No hay un objetivo a cumplir, una sociedad a la que ofrecer nada, una meta que vaya a ser agradecida. De manera inercial me siento y vivo como un burgués con respecto a cómo viven la mayoría de los habitantes de este planeta, y como un esclavo en comparación de cómo viven la mayoría de los que conforman mi entorno. Esta situación de bipolaridad es tremendamente agobiante.

Si me arriesgo a invertir en mí no sé si daré con un nuevo boicot en el mercado. Ya de por sí mis proveedores cambian notoriamente tras haber movimientos que me son ajenos, movimientos macrocorporativos, y me destrozan mercados que funcionan. Me obligan a empezar de cero porque sólo soy un mero kioskero. No llego ni al nivel de un bazar chino.

Lo inaceptable, el incumplimiento expreso de las instituciones públicas por parte de las normas más importantes del ordenamiento español por debajo de la Constitución, y que provoca pérdidas en miles y miles de euros a cada empresa por separado..., nada de eso importa. Todo es un sindiós. Un caos absoluto, y los juzgados más colapsados y, al mismo tiempo, no son respuesta de nada. El colegio de arquitectos, los ministerios públicos..., todo un fracaso absoluto.

En estas condiciones, siendo consciente de la realidad que toca vivir, se hace muy difícil apostar proyectos. Independientemente de que un beneficiario de listas blancas se crea superior a un perjudicado de listas negras, como me tengo que encontrar todos los días en mi kiosko - tan sólo en unas ocasiones se convirtió en un encontronazo: el clásico "haber estudiao" que te suelta un médico. Y entonces me miro a mí mismo: si me callo se irá altivo y seguirá acosando a víctimas de listas negras, o se creerá de que sus sobresalientes eran merecidos. Alguien debería de entrar a saco, en mi caso incluso desahogarse un poco, y dejarle bien claro que el mundo es muy diferente - que España es un caos nepótico.

El ambiente creativo se puede conseguir cuando vives en un entorno donde cada día que pasa es una aportación ya sea positiva, negativa o inocua - sin importar si la suma es cero. Pero si cada día que pasa se va reduciendo la cuenta de tu condena a muerte entonces ¿quién coño se preocupa de disfrutar?

Dales un colchón y saltarán.

Se puede hacer la pregunta a un "liberal", y observaremos cómo no es capaz de responderla:

- ¿Cómo se consigue que un ciudadano nacido en la jungla se vuelva tan productivo como uno nacido en una familia rica de Nueva York?

- Hummm, unga bunga..., urf urf arg arg

- Señor liberal, deje de masturbarse y responda la pregunta.

Es una pérdida de tiempo. No tienen en sus teorías una manera de hablar con la gente, de motivarlas..., pero porque su filosofía es "dejarlas en paz", de eso ya se encarga la mano invisible.

La socialdemocracia, por lo menos, lo intenta...

- Si le damos una educación, una cobertura sanitaria y seguridad entonces empezará ambicionar más y cuanto más poder adquisitivo adquiera más deseará consumir.

- Por tanto si le damos capacidad a un señor rico para que aumente sus recursos y pueda aumentar la exportación en un país, y que pueda invertir en otros negocios con cierta seguridad entonces todo su dinero se irá del país y cada vez que aumente el tipo de interés el país no verá aumentado su desempleo. Entonces, ¿cómo reducimos el desempleo?

- Ugñ unga urf arf aggh

Parece que hemos dado con un socialdemócrata liberal. Necesitamos uno que haya superado el 2008. 

- Bien, sólo hay que aumentar el sueldo mínimo interprofesional y darle a la gente subsidios cuando los necesite. De esa manera se reducirá la brecha salarial, y los efectos de la estanflacción. Es decir si la estanflacción genera paro, al aumentar el consumo en la gente y aumentar los precios habrá un crecimiento en las empresas.

- Pero entonces ¿qué pasará con los negocios que no puedan hacer frente a la variabilidad de los grandes negocios, o qué pasará con los ciudadanos que no encuentren trabajo y vivan en una exclusión social discontinua? ¿Deberán depender de sus familias y las ayudas que se conceden según los azares de un funcionario?

- Gñ, humm, urg arf arf...

Podemos seguir dándole a la zambomba, pero toda inversión que se haga en justicia social se reduce a tener que pagar una cantidad fija, en asegurar una cierta cobertura a todo el mundo, en evitar que alguien se quede en la estacada y..., por supuesto, ofrecer la opción azarosa de que en ocasiones se descubra los méritos que haya en ti.

De una manera o de otra la superestructura que se ha diseñado siempre es a favor de las redes clientelares y de aquellos que acaparan las oportunidades. Ser un acaparador de oportunidades se tiene que medir de manera objetiva: es un problema exactamente de medio ambiente. Es decir, la socialdemocracia parte de la hipótesis de que tenemos un planeta infinito, y por eso no se contempla la figura del acaparador de oportunidades. Hay ciudadanos que viven como burgueses y, para que eso sea posible, tienen que haber esclavos repartidos por el planeta que gestionen nuestra basura, que nos limpien el culo.

Y es que se trata de saber gestionar tu propio consumo: ¿consumimos de más?

Mediante una renta básica áustera se puede gestionar los límites de consumo, estableciendo unos baremos que fijen cuánto debe consumir una familia al mes - por ejemplo. Como se hizo en Cuba, crear una divisa que le dé precio a los productos básicos en virtud de nuestra capacidad para producirlos - independientemente de la moneda especulativa, que lo que hace es valerse del crecimiento azaroso de los proyectos personales. Esta consideración es algo que aún no se comprende. Y algún día tendrá que hacerse.

Por el contrario, ahora los bancos están haciendo aplicaciones para gestionarse on-line; pero van exigiendo teléfonos móviles, y poco a poco se va encareciendo el monedero al meterle chips y materiales caros a la hora de crearlos. Hay que tener un poco de cuidado con esas derivas. El principal problema que tenemos es que los bancos no son entidades financieras que se ocupan de levantar proyectos. Sin ir más lejos le pregunté a mi banquera cómo podía promoverse la creación de una conferencia donde muestre mi tecnología..., y aquí sigo esperando su respuesta. Es obvio que los bancos no van a aprovechar su logística para apoyar la iniciativa empresarial - eso es algo que sólo funciona entre amiguetes, y si es para indultar delitos y encubrir actos criminales mejor.

Si a mí me preguntan cómo se fomenta la creatividad podré citar a los de siempre: Bertrand Russell defendió la renta básica universal, y explicó los inconvenientes que tendría que superar con las personas que seguirían teniendo comportamientos egoístas. Pero según su consideración, en el plazo de unas generaciones el trauma de las necesidades desaparece y, con ello, el egoísmo.



miércoles, 15 de diciembre de 2021

Tratado de la genealogía euserempidiológica

¡Qué hay más hermoso que un oxímoron! Una palabra que sólo un pedante le guste usar, después de habérsela inventado de manera expresa para esa función.

Hace dos días ha muerto una de las actrices más euserempidiológicas más fructuosa dentro de la idiosincrasia del cine español. Tan poderosa era que cuando se le escuchaba en los doblajes saltaban las críticas y los griteríos desde las gradas más lejanas. Era escuchar la voz de la Pepa, y era lo clásico. La manera de entender el carácter burlón del cine español dentro de la inercia que presenta su simpleza.

En estos momentos estoy como en bucle porque he dado con la melodía que expresa la idea. Pero muchos no entenderán estas palabras, porque no han entendido mi teoría del género único, la idea del ritmo... No sabría ni por dónde empezar. Me he quedado en bucle buscando a ver qué frecuencia de tonos es la que necesito..., la de la SNES, Freeze de Tales of Phantasia.

Había empezado a escribir el libro que decía: es de sabios saber divertirse. Había tanteado otro título: cuando éramos máquinas. Las bases son las mismas, pero bien podría llamarse tratado de la genealogía euserempidiológica; como una expansión del tratado de semiología de Umberto Ecco.

Pero heme aquí, intentando explicar en qué consiste la euserempidiología: es como la pregunta que le hace Morgana a Merlín, sobre el misterio de la creación. No se trata de crear por crear, se trata de darle vida a lo que está muerto, o de que emane de la nada lo que pueda significarlo todo.

Me paro a pensar qué es lo que puede llevarle a un artista como lo fue Robin Williams, o Verónica Forqué, a hacer lo que hizo. Tenemos cantantes que también eran una continua emanación de espontaneidad pero que, al llegar las etapas bajas, no se vieron a la altura de su propia imagen. En el caso de Robin Williams se le diagnósticó, y se le dio tratamiento. Y ya se ve que no funcionó. En el caso de Forqué no tengo ni la más remota idea de lo que pasó.

Como en dos ocasiones he tenido la oportunidad de dinamizar a enfermos mentales, por supuesto a título personal. Pero siempre quise darle una razón de ser, no me conformaba con hacerlo sin más. Cada minuto de mi tiempo forma parte de una razón para mi existencia; incluso los minutos que pierdo, o eso me gustaría pensar. 

En ese proceso de dinamización procedía a buscar nuevas cosas que hacer, nuevos juegos para probar, nuevos temas que tratar, de discutir, de observar... Y poco a poco se van conformando álgebras dentro de ese proceso euserempidiológico, que de casualidad des con lo que necesitas; pero si es de casualidad entonces no podrás generarlo. Es la más simple de las paradojas: no puedes calcular la felicidad, eso es algo que se vive.

La ingeniería social te permite evaluar la conexión existente entre el comportamiento y las emociones más internas, las que acaban siendo sesgadas. De esa manera existe un proceso de manipulación de masas. Es el fundamento más básico que usan los hackers para saltarse los sistemas, porque los sistemas son más vulnerables en el lado humano. Y está claro que los mismos informáticos que diseñan procedimientos que determinan cómo se comportan las personas, cómo diseñar "hoaxes" (si no nos salimos del argot informático hace referencia a cualquier cosa que no es un virus pero intenta generar la misma confusión)..., desde el instituto suelo diseñar bromas de todo tipo, evaluando hasta qué punto pueden pasar a ser pesadas (evitando ese punto, para compensar a la víctima y así evitar efectos colaterales y reacciones en cadena)... El lenguaje lo estuve desarrollando, y han sido páginas y páginas de estudio. Estudios que nunca he leído en otros autores, y he comprado libros, me he descargado estudios, etc...

Así que mi tratado sigue ahí, como dándole vueltas. Cuando un artista era creador continuo de la broma idiosincrásica de una cultura lo normal es que "madure", se vuelva "culto" y, con esas, pierde ese motor creíble de su enorme frivolidad. Es cuando el humorista se consolida con una manera de expresarse, el cómico ha encontrado su nicho de mercado, un modelo de chiste. Pero corre el riesgo de que el cómico pierda su gracia, y sólo encuentre drama. Lo cual también es positivo, si lo acepta para sí - claro. 

Luego están las fórmulas: las fórmulas que generan emociones en videojuegos, por ejemplo. Cada género tiene su fórmula de éxito, y se prueba a innovar la manera de generar la emoción..., la lucha. Pero siempre queda esa algamasa, el álgebra. Es fácil interpolar los resultados, lo difícil es saber hasta qué punto son relevantes; si se ha conseguido plasmar absolutamente todo o si siempre es posible que se te escape un movimiento trascendente. Desde que diseñé la teoría del género único, por primera vez en mi vida, observé el límite superior, no necesito buscar nada que lo trascienda más allá.

Quizá lo que me quede será sintetizar los resultados de manera que sean contrastables. Y convincentes.

Por otro lado, esa idea de replicar libros conocidos para irlos fiscalizando con mi manera de ver las cosas es lo fácil: puedo hacerlo sin pensar. Puedo proceder a meter mis referencias bibliográficas y el estudio de mi propio corpus. Pero claro, ¡ay! luego está la letra pequeña: en mi último estudio sobre la adquisición del lenguaje estoy desarrollando la idea de lo que se entiende por "pedagogía". Que, para entendernos, la pedagogía es a la filología lo que la mecánica cuántica es a la física. Tal cual, sin exageraciones o coloridos.

Puedo plantear unos primeros postulados que encasillen la pedagogía como una extensión de los estudios semiológicos, pero tendré que fabricarme un buen casco porque me van a tirar sillas, puertas, armarios..., todo a la cabeza. Y no soy de letras, muchos habrán leído tanto que en comparación con mi cultura sería como si sólo hubiera leído el libro gordo de Petete. Así que tampoco me hace gracia que acabe en una lista negra dentro de las letras como me ha pasado en ciencias. Prefiero guardarme esto..., hasta que lo vea claro.

Y es que le sigo dando vueltas: los textos que admiten la adquisición tienen que ser los "idóneos", por lo que si alguien prueba otros textos el algoritmo no funcionará "tan bien". Los textos son pedagógicos para mi criatura. Y si me pongo a tocar esos temas... Visto lo visto...

Prefiero que me tomen por un fantasma que se las da de ser capaz de hacer cosas a que me tomen por un mojigato que se las calla todas. Si alguien le interesa mi tecnología puedo presentar puentes..., o eso me gustaría a mí pensar. Recuerdo el día que se me presentó en tienda un muchacho que me dijo que se aburría en el hospital, jamás en mi vida, salvo en alguna ocasión por el estilo, me he sentido más impotente y culpable: tenía una teoría sobre cómo generar diversión, decía que era de sabios el hacerlo, pero me veía incapaz de convertirlo en algo pragmático en ese momento para esa situación y ya. Tenía juegos fascinantes que podría haberle transmitido, de compañeros que tuve en el instituto y que cuando compartieron en la universidad generaron una moda, tenía reglas nunca vistas que generaban emociones..., pero era como el camarote de los tres chiflados, tenía que discriminar a uno para que saliera por la puerta sin estorbar a los otros dos... Es como si no tuviera confianzas con un desconocido - como si esa fuera la razón por la cual mi teoría no funcionaba aún.

Bueno, en definitiva, en eso consiste ese tratado que, aún, no tengo terminado: en darle respuesta a un desconocido que se te acerca y te pregunta qué puede hacer para no aburrirse. Que puedas ser asertivo y tener un lenguaje que dé una respuesta inequívocamente resolutiva.




martes, 14 de diciembre de 2021

La oficialidad del delito

En España, como ya demostré ante Estrasburgo, el delito es lo que se defiende y se hace oficial. Lo que pasa es que el juez de turno no tiene reparos en dar una respuesta prevaricadora con tal de no hacer frente a la demanda. Pero ahora iba a hablar de cómo se lo montan.

Cuando en la universidad un estudiante como yo, de una lista negra, tenía por compañero a alguien de una lista blanca podían suceder varias cosas:

a) Se le aplican normas exclusivas e ilegales para que el de la lista blanca no tenga ni que matricularse de una asignatura que no sabe si suspenderá de todas formas,

b) Se negocia con un tercero para obligarle al alumno a que presente las prácticas con él y que luego se quede en la estacada con el fin de obtener favores dentro del grupo de investigación,

c) El profesor introduce un examen adicional para obligar a que un estudiante no pueda presentarse en conjunto con el otro compañero y, por supuesto, esa práctica o examen adicional no es más que una farsa que se mide con diferentes varas de medir.

d) Se suspenden a los dos; tal vez el alumno pase a otra lista negra igualmente.

Yo he vivido las cuatro (salvo la cuarta que no puedo asegurarlo a pies juntillas) y sólo en el primer caso he podido comprobar cómo echaban al profesor de la universidad - pero eso se produjo por faltas acumuladas. A saber...

El asunto es que lo normal en los países corruptos es el no querer respetar la oficialidad de las listas, no respetar la LOPD y, de ahí, incluso llevar a cabo un crimen organizado con el fin de ser coherente con la estructura para así ir formalizando una estructura mafiosa. Yo ya he visto cómo un jefe de estudios presentaba ante mí una lista de empresas, mientras pasaba las páginas, como diciendo: si no pasas por el aro ninguna de estas empresas te contratará y, efectivamente, cuando fui a que cumpliera su compromiso dos empresas independientes rápidamente donde dijeron que estaban interesadas luego dejaron de estarlo y, lejos de dar explicaciones, lo que hacían era actuar con evasivas. Una única explicación habría sido suficiente para saber porqué esos comportamientos tan extraños y no cumplir con sus propios compromisos..., pero la verdadera razón es la de siempre: tan pronto como chocan los cinco con un trabajador luego en una camarilla acuerdan con un tercero una cosa diferente.

Por eso en cuanto apareció la LOPD eso fue lo primero que intentaron hacer que desapareciera: tanto las empresas, como los gobernantes, como la propia agencia de protección de datos. Cada uno quiso hacer de las suyas, los legisladores introdujeron leyes inocuas y absurdas para que pareciera que sólo un abogado podía ejercer de consultor, los gobernantes designaron el típico sujeto amigo de partidos políticos, la propia agencia no se dedicó a perseguir las listas negras, sino que pactó con las compañías de telecomunicaciones para mantener una multa constante que tenían que pagar por incumplir todos los meses la normativa... Todo ha sido un despropósito constante, un proceso de crimen organizado. Así, cada vez que había una conferencia los conferenciantes decían aberraciones sobre la ley, ya sea porque no se la conocían o porque querían boicotear su propia lógica. Y claro, no hace falta señalar que ante una LOPD ser corrupto es muchísimo más difícil: de ahí la doble vara de medir en aplicación de esta ley dependiendo de si se es un partido político a que si se es una empresa, asociación o particular.

La desinformación de cómo funciona la propia LOPD también es ilegal, por lo que bien podría haberse puesto a investigar el fiscal, o algún juez, alguna clase de trama criminal al respecto. Porque por lo menos yo, no creo en las casualidades. Cuando se normaliza la ilegalidad es más que probable que haya una trama de corrupción delictiva de por medio.

Y en eso consiste la oficialidad del delito: consiste en perseguir lo que no es delito para cargar los tribunales con cosas inocuas y en cargar con más organica a las estructuras que fomentan la ilegalidad desde las instituciones públicas. 

Un ejemplo lo tenemos en el chiste de David Suárez: en el chiste él se preguntaba si las retrasadas mentales debían de ser muy buenas haciendo felaciones. Si observamos el chiste vemos que no hay ninguna clase de degradación hacia el colectivo, más allá de presuponer que los retrasados babean más de la cuenta, o que son de la clase de individuos que gustan de ser los que chupen... Pero nada, intentar explicar el motivo de ofensa es lo único que se me ocurre, porque no existe ofensa por más que busco. A lo que esto me lleva a la sorprendente acción del fiscal: ¿por qué lleva esta gilipollez a trámite? ¿Es que el fiscal no es un hombre culto y refinado? ¿Es que no sabe lo que es un chiste y no comprende los contextos? ¿Le ha llegado al fiscal alguna información privilegiada de grupos discapacitados que hayan sido acosados debido a chistes como éstos y se ha encontrado conexión entre estos grupos y el cómico en cuestión? Lo más triste es que no parece que sea así... Todo apunta a que el fiscal tenía muchísimas, y demasiadas, cosas que hacer que prestarse a esta gilipollez.

Por esa razón consideraría la prevaricación por parte del fiscal.

En situaciones como esta me planteo para qué pagamos a ciertos funcionarios: ¿pueden justificar sus decisiones? ¿Han puesto en valor todo lo que deberían de estar haciendo y la eficiencia debida para ello?

Tal como interpreto la justicia y cómo deben ser observadas las leyes, el funcionario en cuestión no tiene ningún derecho a apelar que actúa en base a la Verdad o a principios que sean superiores al propio ser humano. Los principios por los cuales debe actuar el que ejecuta las leyes son el de la confiabilidad para prevenir efectos colaterales o en cadena por cualquier decisión adoptada, eficiencia para asegurarse de que cualquier cosa que se haga se haga bien hecha y fiabilidad por la cual se adopta la posición más probable dentro de los principios antrópicos en el buen uso de su investigación.

Cuando nos salimos, aproximadamente, de estos tres principios observaremos actuaciones impropias en un funcionario y cómo éste se deja llevar por hacer oficial el delito. Que el fiscal diga que investiga algo para ver si es cierto no es suficientemente válido: debe decir porqué no pierde eficiencia, si no va a provocar daños mayores de manera colateral y, por supuesto, si lo más probable es que pueda encontrar un delito. Si el fiscal no puede responder afirmativamente a las tres entonces el Pueblo debería de tener mecanismos para prescindir de alguien así. Porque ese hombre hará mucho por el país, pero fiscalizar no fiscaliza nada.

Mientras tanto, en España, el funcionario espera que otro amiguete le encubra sus acciones delictivas. Y seguimos funcionando bajo una dictadura institucionalista.


lunes, 13 de diciembre de 2021

Sociedad bipolar. El precio del oportunismo

Muchos se lo preguntarán en ese falso debate: ¿pero qué problema hay con la socialdemocracia? ¿Acaso no es este sistema el que nos está llevando al bienestar?

No ha faltado la entrevista en TV del expresidente Rajoi enarbolando las bondades de formar parte de este modelo socialdemócrata. El problema es que, por supuesto, más allá de la mera propaganda todo lo que dijo eran patrañas y mentiras - no lo acusaré de pretender vender su libro, mi acusación en haras a ser leve es que estamos tratando con un necio.

No será la primera vez que se trata este tema. Veré si esta vez lo expongo de una manera más pedagógica.

Ya he mencionado que la socialdemocracia, tal como la entendemos, tiende a formas de tecnocracia que sucumben en la idiocracia. Sin embargo en esta entrada intentaré ser más gráfico: ¿qué ocurre cuando colocamos en el poder, en el gobierno, a un figurín y no al más sabio? Es decir, ¿qué puede pasar cuando somos víctimas del populismo, acaso existe una forma de comprobar quién es de verdad y quién es pura propaganda? La respuesta es que no podemos saberlo de antemano: el proceso es terriblemente complejo, y la prensa no puede autodepurarse a ese nivel. Así que vuelvo a la pregunta: ¿qué puede pasar cuando volvemos a ser víctimas de la propaganda? El resultado se dividirá entre los que se harten por la decepción y los que traguen una vez más. Y, por supuesto, no me meto en ideologías concretas.

Así, cuando un tipo como yo presente un plan de acción no es de extrañar que sea ignorado por quienes tienen tragaderas y, por otro lado, sea ignorado por quienes ya estén hartos. El sistema socialdemócrata es reaccionario a cualquier cambio; genera mucha autocomplacencia.

Parece sencillo andar por las calles viendo la miseria y las muertes. Si digo que he visto la sangre correr es más fácil encontrar a quien me llame mentiroso; si digo que me han censurado mis testimonios habrá quien me crea y luego se olvide. Es más fácil entrar en la autocomplacencia de que todo va bien porque a nosotros nos va, ¿bien? Más bien porque los que tienen voz han entrado dentro de la propaganda que nos gusta escuchar. Pero también he mencionado qué pasa con el proletariado; da igual que no tengamos futuro, están demasiado ocupados trabajando como para entrar en temas sociales. Yo mismo trabajo más de 80 horas, y es en mi trabajo donde accedo a Internet - si no, es imposible; no tengo relaciones sociales.

La revolución exige formar parte de un mundo social. Y eso es justo lo que no tengo; es la penalización contra los que trabajan y no pueden albergar propiedades al no formar parte del sistema. Trabajar para seguir siendo pobres, gracias Rajoi, ¡qué gran expresidente! Y todas las bondades que tenemos se las tenemos que agradecer. Mientras España aumenta su deuda le sigue el juego a Alemania para unos bonos que sólo han servido, principalmente, para aumentar el clientelismo y la corrupción; no para mejorar el tejido productivo del país. Es decir, el verdadero tejido productivo está en los autónomos (90%) y éstos no han vivido mejoras - sólo propaganda. Y no voy a hablar de las ayudas, porque ni son representativas, ni tampoco un sistema económico se puede sostener en base a ayudas.

Mientras tanto, las pocas empresas que acumulaban los oligopolios políticos han estado aumentando sus márgenes de beneficios tras reducir salarios y derechos básicos por los que los trabajadores verán aumentada su deuda personal y su capacidad para consumir. Obviamente, contra estas medidas el aumento del salario mínimo ha supuesto una medida para reducir la estanflacción generada por las deficiencias en el reparto y, de ahí, se ha reducido el paro - pero la solución no está en aumentar el salario mínimo, sino en acabar con las pérdidas sobre la liquidez en esas acumulaciones antieconómicas que sufre el capital. Es decir, cuanto peor repartido esté el dinero peor funciona la economía, porque entonces las políticas inflacionarias no se vinculan con la reducción de paro.  

Mientras el estado sigue persiguiendo al pequeño negocio, en vez de al macronegocio, el modelo económico pegará más bandazos dependientes de las políticas externas y los contextos internacionales. Por el contrario, si se quiere que un país recupere su soberanía para que sus gentes no sean esclavizadas por los intereses extranjeros lo que se debe hacer es alimentar su motor más autónomo, y acolchar los riesgos creando una buena cobertura social. 

Tan grandes e inteligentes se autoconsideran los más ricos..., pues no necesitarán ayudas por parte del estado. No necesitarán doctrinas judiciales ni legales para exculparlos de sus ilegalidades, ni tampoco necesitarán ser indultados de sus delitos... Nada de eso sería necesario, si sus baremos pueden moverse al mismo nivel que el resto... Pero claro..., todos sabemos qué hay detrás. Sabemos perfectamente que el nepotismo necesita encontrar tales excepciones porque son amigos..., y esos oligopolios son los que financian al partido, etc... Es así como funcionan todas las socialdemocracias - da igual que se las den de liberales, socialistas, comunistas, anarcoliberales, conservadores, cristianos, musulmanes, nacionalistas..., todos son iguales: al final prevalece el negocio.

Un comunista que cree en la prevalencia del partido político, para mí, no es comunista. Podría refutar su ideología porque lo que diferencia la socialdemocracia de un programa comunista al uso es sólo una única cosa desde mi punto de vista: creer que el pacto social se consigue mediante partidos y sindicatos. La participación capitalizada y, peor aún, crear un poder ejecutivo permanente son incompatibles con la democracia porque provocan en la sociedad unos sentimientos de bipolaridad al darle ventaja a los portadores de propaganda. Por dar ventaja a quienes mejor sepan vender el logotipo del grupo, su esvástica. Venta que se hace contra los intereses del Pueblo, con el fin de potenciar al ente jurídico que protege a esos agentes que parasitan del Pueblo.

Ése ha sido el precio pagado por el oportunismo.


domingo, 12 de diciembre de 2021

Enseñándole a los asiaticos a ser trasgresores

Uno de los mayores fracasos de la psico-neurología ha sido no conseguir difundir la importancia de la lateralidad. El hecho de que no es lo mismo desarrollar un lenguaje que esté enfocado en las relaciones horizontales (oraciones predicativas) que en las relaciones verticales (oraciones copulativas). Cuando la educación se centra en las relaciones verticales, como ocurre en Europa, las personas son más analíticas; mientras que con las horizontales se suele sintetizar más. Todo esto como estudió Herrmann y aún no me consta que se haya refutado.

Pero no voy a retomar esto, que de hecho ya lo expliqué cuando hablaba de la educación militar...

En una ocasión, hablando con un tipo importante asiático, estuvimos desarrollando el problema de la falta de creatividad en la educación asiática. Nos era evidente de que en esos países la delincuencia era menor, en comparación con la civilización occidental. Nuestros marcos normativos y educativos en ocasiones eran un caos, pero también era cierto que era más fácil encontrar grandes investigadores occidentales.

Las culturas orientales suelen tener marcos éticos intercambiables, y por eso conforman una misma civilización. Sin embargo es difícil para un europeo comprender los ideales orientales, porque nuestros cuentos e historias se han formado con otros patrones. Aún los cuentos rusos son intercambiables con los cuentos españoles, pero no pasa lo mismo con el análisis de los cuentos chinos; donde los valores morales en las mismas fábulas pueden provocar pavor a un niño educado desde la otra punta del mapa.

Así que, leído hasta aquí, parecería que lo que provoca una mayor creatividad es la educación del lado izquierdo, del lado analítico. Enseñar desde la generalidad y creando árboles. Nada más lejos de mi intención - se trata de una correlación meramente coyuntural.

La civilización occidental ha conseguido mantener la hegemonía cultural en el planeta gracias a las guerras, y es que toda esa corrupción llegó hasta los tronos. Cosa diferente fue en las civilizaciones oriental y polinésica. Porque si el máximo mandatario no fuera un ser ejemplar posiblemente lo hubieran matado. Digamos que igual que el máximo dirigente africano era un verdadero esperpento vinculado con lo peor de la tribu, luego el europeo tenía algo más de porte, no tanto como el oriental - colmado de lo más puro y, por supuesto, al final tenemos el culmen de la magia blanca y sus tabús: el inmaculado perfecto de la civilización oceánica. Al final, para invadir e influenciar a las demás culturas las "maneras" del mundo occidental son las que daban mejores resultados. Y, junto con esas maneras, una manera de ver el mundo y la vida un tanto trasgresora.

Los mongoles parecían tener una vida orientada a los nómadas, a exigirle un contrato de vasayage al líder guerrero. Esos enfoques podrían haber marcado las maneras europeas cuando, por otro lado, parece que los chinos se amurallaron con otra manera de ver el mundo. Cuando leemos las tácticas de guerra de Sun Tzu observamos que en realidad se trata de la filosofía que se tiene en la vida; y son parametrizadas como como si fuera un combate entre varios grupos armados tanto en el campo de batalla como fuera del campo de batalla. Es decir, la manera de enfrentarte en la vida para el oriental es un acto de guerra en sí; cuanto más mejores tus disciplinas marciales mejor entenderás cómo relacionarte con el mundo.

Cuando comparamos esas disciplinas con, por ejemplo, cómo desarrolló España el feudalismo y las artes de la guerra entenderemos qué ha pasado aquí. Para el imperio español la manera de enfrentarse al mundo debía de ser a través de unos ojos canonizados, siempre como obra de Dios. Así la lucha armada era una lucha por Dios y para honra de Dios. La relación con las personas era una relación con Dios. Las leyes y los principios no eran sino Dios hecho verbo, era la lógica divina. Por eso, en cuanto Europa eliminó lo futil a través del imperialismo, fue abordando los temas más materiales para conseguir esclavizar de manera más eficiente a la humanidad..., sin tener que pedir permiso al Vaticano.

Una vez hecho este recorrido laxo de la historia de la humanidad, nos es lícito preguntar de dónde nacen las patentes, las ideas, el carácter innovador, la cultura desarrollada... Puedo asegurar que la literatura española consiguió desarrollarse al completo y expandirse a través del imperio, además de influenciar al resto de las culturas. No pasó lo mismo con el chino mandarín. Aún no adivino el porqué..., aunque me lo imagino.

Cuando el imperio español tenía como precepto la canonización, es decir: la difusión de una cultura, equivocada o no, el imperio chino tenía como precepto la preservación del conocimiento, es decir: gremializar el conocimiento para las castas oportunas. Cuando en Europa el inculto iba a la Iglesia para que el cura le leyera, para que viera en imágenes en los mosaicos un constructo cultural, cuando iba al mercado para que el juglar le contara historias..., en China la cultura era el día a día, algo más bien personal. La religión oriental era un problema familiar y que se quedaba centrado en cada clan, por lo que habrían pocos conflictos entre clanes - pues no habían demasiadas inferencias. Sin embargo, donde no hay conflictos culturales tampoco hay expansión cultural. Donde todos piensan igual no hay multiculturalidad, ni creatividad..., estos conceptos no tienen una correlación coyuntural, esta vez sí es estructural.

Múltiples personas viajando, compartiendo sus marcos lingüísticos, teniendo conflictos legales, discutiendo, aclarándose mutuamente..., ¿por qué será que Stalin espantó a tanta gente culta de Rusia? Eso es algo que ocurre mucho en las dictaduras: poca expansión cultural, mucho pensamiento único y cierta tendencia a la eliminación de la creatividad y el carácter trasgresor. En las dictaduras se puede apreciar una reducción de la delincuencia, pero eso ya digo que no es lo que eliminará la creatividad; lo que elimina la creatividad es la monoculturalidad: una civilización de una única cultura hegemónica, con un único marco de convivencia y para entenderse, es una civilización que no tendrá la oportunidad de observar la lógica de las cosas más allá de su lenguaje. Y aseguro que los sesgos cognitivos son demasiados, y nos vuelve muy cegatos.

El ser humano se cree lógico por naturaleza, pero de ser así sería capaz de programar su misma lógica en una máquina, para que ésta sea capaz de pensar como piensa él. Es evidente que existe un nivel que no tenemos; no parece que seamos capaces de crear nuestra capacidad creativa..., bueno, es posible que la mayoría no podamos o, al menos, hasta ahora nadie ha dado muestras de haber sido capaz de hacerlo.

Por eso mismo yo tiro de mi experiencia: tanto en juegos de rol, como en el mundo de las ingenierías, y el arte en general, las personas que gustan de centrarse en los estándares, que intentan centrarse en las normas, que buscan las leyes..., son también los que más gustan de trasgredirlas, de ser creativos, de romperlas cuando corresponde. Es el mojigato el líder, es el soso el que sabe dónde está la marcha, es el serio el que se conoce todas las bromas. El que estructura su vida dentro de un esquema generador de racha trasgresora continua en realidad lo que hace es moverse al azar; sin un criterio bien definido, sin una imagen que se sepa aprovechar realmente bien.

Ahora que Europa está siendo sometida por China toca plantearse lo que podríamos perder: ¿realmente estamos dispuestos a perder la multiculturalidad? ¿Estamos dispuestos a perder la libertad de pensamiento y nuestra creatividad? Dale a un individuo todo lo que necesita para desarrollarse y su ambición hará el resto. Una cultura basada en repartir carencias podría acabar por cercenar la poca materia gris que quedaba en Europa. Hay que apoyar al pequeño negocio, y darle cobertura social a todo el mundo.


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