Me he dado cuenta de que vivo un engaño; está claro que de todos los mundos posibles estoy viviendo en uno de los más mezquinos y distópicos - aunque no me puedo quejar comparativamente por la vida que me ha tocado vivir, independientemente de que tampoco me parezca aceptable.
Así, veo que debo centralizar mi creatividad a cosas concretas y desaparecer de las redes sociales. Mi tecnología sigue avanzando, así como mis estudios sobre pragmática... Pero estoy disperso en la apatía porque me veo obligado a tener que compartir mis impresiones - como si realmente a alguien le importara. Si realmente importaran provocarían más reacciones o, simplemente, alguna reacción.
Por ello, como así lo pongo por escrito para concienciarme de ello y para reprogramarme, me marco unas nuevas pautas hasta que viva alguna clase de singularidad que me invite a replantear estas perspectivas. Singularidad del tipo: que aparezca un agujero negro, se trague a algún gilipoyas y desaparezca ante la mirada atónita de físicos, teólogos, psicólogos, matemáticos, etc...
- No reaccionaré a redes sociales, ni pondré likes a los vídeos. Está claro que la sensación de pertenencia al grupo, lo que es a mí, me intoxica. Porque no formo parte de ningún grupo, ni nadie comparte mis pensamientos.
- No escribiré comentarios salvo los que supongan una demanda directa a mi profesión o rol técnico. Esto hará que no comente en vídeos ajenos de Youtube, o equivalente. Si tengo esto en mente ya no veré los vídeos con espíritu crítico, sino que hasta muy probablemente ni los vea al completo.
- Ignoraré los correos que podrían ser algo; lo que no aparenta ser no será. Así me ahorro tanto a manipuladores como a neuróticos adanistas. No tengo clave alguna para toda esta gente, solo soy un humilde mortal y ya he consumido la mayor parte de mi vida desengañándome al conocer tanto lo mejor como lo peor de este mundo.
- Escupiré a la cara a aquel que me ofrezca formar parte de un Challenge. Son una farsa, me consta. Raro será que algún challenge sea real - supongo que aquellos en los que los amigos son justamente los que sí se merecerían ganar.
- Si veo que en alguna red social alguien se equivoca técnicamente sobre algo tampoco le corregiré. Sé que no sirve de nada..., ahora. No sirve de nada corregir, ni tampoco el no hacerlo. No sirve de nada conseguir, como el no hacerlo. Ya digo que este mundo es un absurdo radical.
- Aprovecharé mi dureza para determinar si necesito desahogarme reconectándome, en cuyo caso seré fiel a la discreción de que mis usuarios anónimos nunca se puedan vincular conmigo - a ser posible nunca.
Muy probablemente pase a transformar mi tecnología a offline. O puede que escriba otra novela, o un manual de creación literaria usando transformers... En cualquier caso, la vida anacoreta de dar sin esperar nada a cambio terminó para mí. Aún me sigue pareciendo trivial la farsa de este régimen asesino; pero no seré yo quien explique ni las fórmulas, ni quien comunique cómo es que las cosas están mal.
Gracias a que las grandes corporaciones (Microsoft, Google y Meta) están ofreciendo herramientas tan singularmente poderosas de manera gratuita - y, por ende, preparando el terreno para otras formas de negocio, haría bien en centrarme un poco y aprovechar la desconexión para emprenderme en un proyecto bien definido - aunque en este mundo yermo nada acabe en buen puerto.
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Quizá use los blogs para denunciar los abusos de las grandes compañías, o inicie revueltas de fuerte presión boicoteante con el fin de conseguir que los usuarios finales no puedan ser machacados. Pero, en lo referente a lo social o compartir ideas abandono el on-line.