sábado, 15 de agosto de 2020

Haters por doquier. Y peor dar con los expertos.

Creo que ya he tocado fondo: sólo veo imbéciles que se hacen pasar por expertos, y luego están los verdaderos expertos - que sólo les queda callar y aceptar lo establecido.

Pero es como si no se dieran cuenta de que lo establecido no es más que una barbaridad. 

Hoy mismo he tenido que responder a un posible indeseable que me ha estado mandando correos con respecto a mi tecnología. El muy imbécil, en vez de ponerse en situación, estuvo dándole vueltas para APARENTAR SER UN PAR. Como ha estado haciendo bien su cometido de "estudiante novato en informática y uso de la lógica" yo aún he tenido que darle un puñetero margen después de que insinuara de que mi máquina tiene un fallo.

Lo curioso del tema, más allá de que apuntara de que mi máquina era lenta cuando él sospechaba que gastaba un tiempo cuadrático (lo cual sería una barbaridad en velocidad para un problema considerado oficialmente intratable y abierto) luego demuestra saber un poquito más y darse cuenta de que los problemas de carga polinomial son mucho más rápidos que los exponenciales... Todo un cúmulo de despropósitos, como insinuar que a través de un solver fue capaz de encontrar una entrada que no se satisfacía: ¿pero es que este completo necio no se da cuenta de que los solvers sólo funcionan en un 70% de los casos en virtud de la proporción entre número de variables y clásulas? ¿Pero cómo se atreve a cuestionar mi máquina sin decirme ni el solver que usó para aseverar que ha encontrado un agujero?

Lo curioso del tema es que esperaba que yo gastara NI UN MINUTO MÁS DE MI TIEMPO en comprobar sus estupidececes con una entrada gigantesca que en cualquier solver habría tardado UN TRILLÓN DE AÑOS billón más billón menos... Total nada. Cosa que hizo él en su casa sin ningún problema.

Pues bien, o es un imbécil o es un hater. Pero esa es la clase de pares con los que me tengo que enfrentar. Ya le he dicho (por segunda vez) que consulte con su profesor antes de seguir enviándome correos tan absurdos. Al fin y al cabo un necio podría creer que un genio es un impostor - y eso es lo que pasa con el 99% de los editores de journals según mi experiencia personal.

Visto así, el tema que tenía presente que era el que quería hablar ya se queda como secundario..., y es que en ocasiones me da por hablar de la propia civilización en la que estamos sumergidos: entendiendo que para mí una civilización es un conjunto de culturas que comparten idioteces. De manera que cuando alguien hace un absurdo descomunal retumbará como onda expansiva por toda la civilización afectando a todas sus culturas. Visto así se comprende que sí se distingan como cuatro grandes civilizaciones en la Tierra, con una como la hegemónica.

Desde España veo cómo en vez de avanzar en derechos humanos se ha estado retrocediendo en los dos sentidos: tanto en el nivel teórico como en nivel práctico. Desde el punto de vista práctico vemos que cada vez se mata menos, pero al mismo tiempo se está aprovechando la epidemia cada país para imponer normativas que atentan a la carta aprobada por las Naciones Unidas. Es decir, lo único mínimamente razonable que teníamos en este puto planeta como para decir que podíamos sentirnos orgullosos de los límites a nuestra propia estupidez (junto con la poyez mojada de Kioto que luego no se respetó tampoco) y ahora se está convirtiendo cada vez más en papel mojado.

Para redactar esas barreras tuvimos que pasar por exactamente La Segunda Guerra Mundial. Esa fue la única manera de que la gente comprendiera que debemos ponernos límites y que los estados no pueden rebasarlos. La Sociedad de Naciones fue un fracaso tras la "Gran Guerra" - léase en los dos sentidos. Se supone que la ONU no puede ser un edulcorante de nada.

A nivel teórico observo que el principal error de los nazis sigue perviviendo: creen que el pacto social, el socialismo, es partidista. Quizá la lectura de centrarlo todo hacia el pacto social sea tan pernicioso como centrarlo todo a la igualdad o centrarlo todo a los derechos de autor, pero hay que tener cuidado con aquello con lo que se compara: la ausencia de pacto social nos lleva o al feudalismo o a la ley del más fuerte.

Y eso nos lleva al comunismo: programa político para hacer posible un pacto social. No significa otra cosa. Pero se sigue manchando las intenciones. Ya lo decía Marx, él mismo intentó objetivizar el socialismo criticando al partido de Goethe - conceptos teóricos que usó para inmortalizar el partido más allá de los meros intereses de ganar votos o la demagogia. Las pretensiones de Marx no eran ideológicas, o de parte, independientemente de en qué se convirtiera el marxismo con conceptos como "la fuerza del trabajo" o quiénes podrían tener acceso a lo que yo llamaría existencialismo laboral.

 Ya lo decía Simone de Beauvoir: Son las mujeres las que tienen que decidir qué significa ser mujer. Traducido para necios: Cada persona tiene que decidir qué significa la existencia de SU persona, tras aceptar en esencia cómo nacieron.

- ¿Qué va a ser de mayor Fulanito?

- Pues...

- Caya Fulanito, que me lo diga Menganito.

Creo que es demasiado evidente la diferencia entre el PARA-SÍ y el EN-SÍ. Pero los indocumentados son los que marcan el ritmo. 

Los mismos indocumentados que ahora critican el comunismo: critican al todo por la parte. Si yo fuera a criticar al cristianismo no podría ser por cómo son los cristianos, sólo podría hacerlo por los conceptos que defiende. La gente es necia a más no poder.

Ya no digo lo que salta a la vista: el éxito del comunismo más allá de los ojos del capitalista. Se ha escondido en un manto de liberalismo capital mientras algunas fórmulas siguen manteniéndose completamente totalitarias, otras no tanto... Se trata de un fracaso sobre los derechos más fundamentales, un error sistémico dentro de la civilización occidental. Una vergüenza.

Y tenemos a esas dos grandes potencias que marcan el paso de la civilización occidental: China y EEUU. Cada una haciendo barbaridades totalitaristas inaceptables.

¿Para cuándo una lectura aceptable de las formas? ¿Para cuándo expertos que miren de frente al problema a la hora de abordarlo? Prevalece la propaganda y el ataque tóxico. Los pares..., ¿los habéis visto? No hay cultura de asertividad, ya no hay profesores, ni tampoco colegas de trabajo...La Tierra es puro corporativismo y destrucción sistémica.

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Nadie que no sea persona puede definir la existencia de lo que es una persona. Nos hemos quedado con ese quiste, y de ahí no avanzamos. Si no somos capaces de definir lo que es una persona entonces no hay otra: somos ganado. Se trata de una afirmación incontrovertible porque en el mismo instante en el que el individuo no reconoce su lugar dentro del colectivo eso le convierte en víctima de la moralidad y no en autor de su propia moralidad. Visto así el existencialismo no se convierte en un arma, sino en su yugo.

En manos de quienes sí quieran evitar que nos hagamos daño estamos destinados a ser su ganado: les vestiremos, les daremos nuestros recursos, nuestras energías e ideas. Pero, de las ideas, sólo nos mimetizarán porque nuestra autoría carece de valor o sentido.

Así lo vemos en los cuatro tipos de clases sociales observados por Marx y que hoy día es como si no existieran: ¿acaso puede un juez, cuando sea de una clase social diferente de aquellos a quienes juzga, interpretar la ley? El decoro que es necesario para ponerle límites a los jueces quedaría establecido por la propia moralidad y quienes redactan las normas ¿Acaso las leyes se han convertido en fiel reflejo de nuestra moralidad o los legisladores en representantes de la población en todas sus clases?

Sólo Cuba ha conseguido alcanzar ese grado democrático, entre los países del mundo: los legisladores son representantes del pueblo. Lo más difícil conseguido a través de una versión triste del comunismo, el que te obliga a trabajar para el estado y el que te obliga a no poder salir del país. Pero eso es lo que significa estar en guerra: y hay que estar tanto a las duras como a las maduras. En ocasiones hace falta adoptar decisiones duras, justificadas o no, existe unos márgenes que nos obliga a ponernos de perfil.

Y por eso es mucho peor dar con los expertos. Éstos se comportan como niños pequeños. Algunos no se atreven a hablar cuando están más cerca de la verdad. Otros no se atreven a callar cuando son conscientes de que sólo dicen mentiras. Algunos han alcanzado tal nivel de mezquindad que no reconocen un trato diferente en el uso de las leyes dependiendo de la posición social.

Un ladrón aporrea a una mujer para tirarla al suelo, pudo haber muerto - no lo hizo, y eso a ojos de un juez la convierte en culpable de algo. El ladrón huye con el bolso tras observar cómo un hombre enorme le persigue. Dicen los testigos que la víctima se libró de una patada adicional gracias a la aparición de ese hombre. Entonces es capturado y recibe un par de golpes el ladrón. El ladrón sí muere y ante su novia. Eso es lo que le convirtió en inocente. El jurista, en su desfachatez, se dirige al hombre corpulento y le echa en cara que matara a un ladrón por un bolso. Esa es la interpretación ruín y mezquina del ganado que forma parte de la burguesía.

Hace años, un juez se dirigió a mí cuando era adolescente y me explicó que cuando un ladrón intenta robarte lo éticamente correcto es dejarse robar. El jurista cobrará todos los meses y la víctima que reacciona violentamente ante los ojos de los juristas es la que se hace responsable del daño que reciba el delincuente.

En el mundo idílico liberal y capitalista todo aquel que tiene dinero es porque se lo merece. Tener un padre rico, te lo mereces. Te roban, te lo mereces. Un accidente de tráfico, te lo mereces. En definitiva, el anarcocapitalismo que nunca existió, o el feudalismo que supuestamente se superó, se intentan colocar a la altura del comunismo - que es el único sistema que ha sido un éxito. 

Mientras tanto, se siguen lanzando hogueras socialdemócratas. La socialdemocracia ya sucumbió al fascismo inapelablemente, e idiosincrásicamente está destinado a ser exactamente eso.

Algunos no aprenden de los errores.



martes, 11 de agosto de 2020

Depresión y Caída

Vuelven los años de universidad a mi cabeza, a atormentarme. Relaciones de odio y tortura psicológica continua. Funcionarios que se limitan a destruir a miembros de una lista de alumnos sólo por placer. Porque ésa sería la única explicación que queda. El hecho consumado de que la psicopatía de hombres y mujeres tras alcanzar un puesto elevado dentro del seno de los funcionarios, o el poder, acaba convirtiéndose en una persecución continua hasta conseguir la más perfecta de las eliminaciones.

Hoy día ya no se asesina tanto. Se sigue matando, pero al menos no está de moda. Los psicópatas, que siguen existiendo, no son perseguidos desde las comisarías - porque ese perfil ha sido eclipsado por el de varón machista violento (si es que realmente es un contingente como tal en España). Se ha creado un muñeco de paja sólo con el fin de crear una red clientelar en torno a algunos partidos políticos.

Así, tan pronto como se mofan de los movimientos feministas ya explotaron como pudieron a los movimientos de izquierdas. El resultado ya lo vemos: se creen que los comunistas no somos demócratas. Se creen que somos de la extrema izquierda. Hablas con la gente y te quedas pensando: ¿es que no fueron al colegio de pequeños? ¿O también el falangismo se encargó de hacerles claudicar a la hora de ponerse a pensar?

Ya se lo pregunté a mi profesor de primaria en el colegio: si la democracia está al oeste del muro de Berlín, ¿por qué la Alemania oriental se autodenomina demócrata? ¿Es por cinismo? Y no, no era cinismo: las dos alemanias buscaban supuestamente la democracia ¡Y qué fácil lo tienen para aquellos que ya tienen la respuesta para todo! Este lado se equivocaba, y el otro no...

Pero igual que se cargaron el concepto de comunismo también terminarán de fulminarse el concepto de feminismo: así lo observé en cuanto vi cómo los periodistas que tanto se aferraban contra la doctrina Parot, ahora consideraban de lo más normal sumar penetración a penetración años de condena en vez de considerar el conjunto como el delito en sí... También observé que la izquierda claudicó al pensamiento en cuanto desapareció de los medios a la hora de tildar un poema feminista contra Pablo Iglesias como si fuera un poema machista.

Hemos visto auténticos esperpentos intentar defender la corrupción de su partido, pero como Monedero, con ese nivel de cinismo y ausencia de matemáticas, casi se convertía en una visión de aberrantes dimensiones sobre lo que siempre habría jurado que jamás llegaría a ver: la muerte del comunismo en España de los medios.

Era como cuando el esperpento llegó ante mis ojos jóvenes y virginales aún de manos de un juez: esos funcionarios me habían agredido, los testigos no tenían duda y la policía no disponía de dobles versiones. Todo estaba claro y no había confrontación al respecto: agredían de manera mortal, continua, premeditada, alevosa, desde una posición de prevalencia al ser profesores de asignaturas troncales en mi carrera... Y no pisaron prisión ni perdieron su puesto de trabajo.

Me decía el juez que ellos también eran víctimas. Y se lo explicaba a la víctima ¿Qué era lo que pretendía decirme ese indeseable? No lo entendía y juro que jamás lo intentaré entender. Porque han pasado como dos décadas y aún me hierve la sangre de las agresiones y la beligerancia de nuestro tan asqueroso y ruín sistema judicial. Me bloquea y me vuelve la rabia junto a un instinto sobrenatural que opera por encima del ser humano y me habilita para matar.

Que no se me cruce ese mafioso por la calle. 

Esa fue la razón por la que nunca quise saber su nombre, ni quise entrar en los procesos judiciales, ni quise involucrarme... Apoyé en todo a la policía del municipio de Murcia para que ellos llevaran a cabo la denuncia y que se llevaran también mis indemnizaciones por las agresiones. Opté por esa fórmula porque cada día que pasaba el esperpento invadía más y más mi cuerpo, me obligaba a paralizarme para evitar hacer algo que no tuviera vuelta atrás. Me hervía mucho la sangre.

Así que cuando tengo que afrontar un enorme peligro vuelve el miedo. Pero si el miedo tiene que ver con la confrontación física automáticamente me convierto en un soldado de primera, en un asesino letal. Si, por el contrario, el miedo aparece porque temo a la frustración de no obtener reconocimiento en el mundo de lo académico entonces no tengo el instinto desarrollado - porque ya he conseguido los más grandes logros que ningún ser humano sería capaz al respecto (en mi área profesional) y, sin embargo, no me lo reconocen.

No he obtenido los premios que consiguiera calmar al tigre asustado que hay dentro de mí.

Así que vuelve la depresión provocada por la prevaricación judicial, la envidia asesina de los funcionarios, y los largos etcéteras provocados por la decepción política e institucional.

Mientras tanto, alguien se queja de que el anterior rey se llevara comisiones..., ¡anda y que les den! No usan la lógica: el rey no cometió actos ilegales porque la institución se lo permitía y, es más, tampoco cometió actos inmorales porque esas leyes (el cobrar o no comisiones por ser conseguidor) son derechos pactados por la sociedad - no son derechos fundamentales o inherentes al ser humano.

Tenemos otros tipos que chirrían mucho más: tenemos a Jordi Pujol que cometió delito al hacer lo mismo y, al mismo tiempo, fue inmoral porque salía de sus palabras que el delito que él cometía contra Cataluña lo llevaban a cabo sus rivales ideológicos. Pero la gente va contra Juan Carlos, y todos sabemos que la razón no es lo que hiciera, sino como excusa para atacar a la monarquía o para excusar los propios delitos de los de tu bando.

El esperpento llega más lejos para aumentar la depresión del país y, de ahí, a su inminente caída. El proyecto España es cuestión de tiempo antes de que se convierta en lo que algunos no llamaríamos país. Porque si bien un país debe tener un suficiente número de personas, ser interesante geopolíticamente por sus recursos o posición en el mapa y tener suficiente historia también es cierto que la ausencia de un estado de derecho en su concepto más básico hace que se desvanezca como tal..., como en su tiempo le pasó a Iraq o a otros tantos países semitas.

Como las bombas que arrasan ciudades una epidemia puede hacer muy bien su trabajo. 

Sin ir más lejos, España necesita recuperar el poder adquisitivo de los que se gastan el dinero en los comercios. Sin embargo, debido a la depresión que se espera y al esperpéntico privilegio que tienen los oligarcas banqueros vuelve el dinero a desaparecer en manos de unos pocos, incluídos y especialmente los políticos, que han legalizado el cohecho en su beneficio personal.

Me pregunto también qué pasará con sujetos como Florentino Fernández que también se lleva todos los meses comisiones de nuestro sistema sanitario: nada más simple como especular con la compra de unos terrenos que no sirven de nada para, acto seguido, ¡oh sorpresa! es ahí donde queremos poner el hospital de la ciudad. Así, todos los meses, tendremos que pagarle a ese señor del dinero destinado para salvar personas por haberse "adelantado", por así decirlo. Y hablo de Cartagena, como si Florentino Fernández se conociera esta ciudad...

Mientras hayan políticos éstos tendrán intereses financieros en sus correspondientes partidos, un millonario podría ofrecerles financiación y, acto seguido, allá donde tengan poder adelantarle a ese millonario una información privilegiada. Eso es el capitalismo combinado con la socialdemocracia: sucumbe siempre e irremediablemente en el cohecho, tanto el legal como el ilegal.

Pero a la gente le preocupa el rey. Cuando lo del rey ni nos afectó realmente.

Si robas al sistema sanitario miles de millones luego donas algún millón y te lo perdonan: la gente no es estúpida, es mucho más que eso..., y esto es lo que me lleva a la depresión. 

Los socialdemócratas creen que un país puede caer indefinidamente, y que nunca terminará de caer. Ya digo yo que eso no es así. Y que el día en el que el país caiga las bestias pardas se soltarán de sus cadenas y la sangre brotará desde el interior de las instituciones ante la pasividad de la policía y el ejército.


lunes, 10 de agosto de 2020

Los Infrahumanos

Todos tenemos una definición diferente de lo que es un filósofo, en mi caso, y respondiendo a un profesor de filosofía, considero que el filósofo debe pasar antes por la condición de sabio y, para ello, debe ser capaz de superar un triple mortal de pasar tres terceros grados.

El defender estas posturas nos llevará a una posición realmente dramática y desoladora, que es justo como se identifica siempre mi filosofía más personal: el hablar sobre lo que se pierde en el Olvido, hablar del Fin del mundo, de los Últimos días..., y hoy toca hablar de los Infrahumanos.

Pensar en omega es difícil. No es difícil de entender sino difícil de asumir, y nuestro cerebro no ha nacido para esas cosas. El infinito es triste porque no tiene lugar para el ser humano. Nosotros somos finitos y nuestras pretensiones de mejorar en precisión y exactitud siempre están abocados al fracaso.

Si escribiera un libro sobre este tema bien lo podría llamar "Es de sabios el saber divertirse", y sería un libro de juegos y dinámicas de grupos, o también de creación de videojuegos..., pero si fuera un libro de filosofía, con la sensación de angustia o ansiedad que debe producir enfrentarse ante una realidad omega, una realidad cuya magnitud genere vértigo debido a los avances de la misma, bien podría haberlo llamado "Los Infrahumanos". Diferente sería si fuera un libro como de autoayuda, para lo cual lo llamaría algo así como "La ética del Ganador".

¿Pero por qué Infrahumanos? Para entenderlo antes hay que reconocer la figura del Sabio.

Decía Jesús Mosterín que cualquier teoría es buena, siempre y cuando consiga ser coherente. La base de toda buena teoría científica, o de lo que sea, es la coherencia. Partiendo de la coherencia todo lo demás tendrá pase.

No voy a decir que Jesús Mosterín, en su explicación de la filosofía científica se equivocara pero, al menos, sí podré decir que para el primer triple mortal estaré de acuerdo con él: para poder tomar en cuenta la consideración de una persona antes debe ser capaz de pasar un tercer grado en coherencia.

El término pasar un tercer grado siempre se pudo considerar un recurso literario, o una referencia medieval a algo que se hacía entonces..., pero yo lo usaré de manera literal para hablar de tres fases: la primera fase es cuando dos personas hablan y cada una es capaz de exponer lo que piensa sin incoherencias manifiestas. La segunda fase supone ser capaz de plantear las propias ideas desde el punto de vista de un tercero: como plantear si realmente es aplicable a otra persona. El tercer grado, por tanto, supone llevar en práctica el imperativo categórico de Kant al considerar que no encontraremos ningún punto de vista a través del cual lo que se diga no vaya a ser aplicable.

Por tanto el tercer grado en coherencia supone no reconocer ninguna clase de recurrencia ni aplicación que permita encontrar algún rasgo incoherente en tu postura.

Bien pensado podemos saber que es imposible que nadie nos asevere, dada una teoría lo suficientemente rica, que sea capaz de darnos credibilidad a lo que exponemos. Por tanto, en ausencia de un positivo en falsabilidad aceptaremos el haber superado el tercer grado en coherencia. El que llegue hasta aquí lo llamaremos Sensato. Y así pasamos al siguiente triple mortal.

El siguiente tercer grado que se debe superar es el de la relevancia. Diremos que alguien pone de manifiesto afirmaciones relevantes cuando el mundo que resuelve o modela tiene que ver con su realidad. La realidad que vive cada uno es objeto de modelización, y el que tenga representación hace a dicha representación un modelo relevante si, eso sí, es ausente de incoherencias. En la medida de que otra persona con otra vivencia observe su modelo relevante para su realidad diremos que ha pasado un segundo grado y, por supuesto, si no encontramos persona capaz de ver irrelevante ese modelo entonces ya diremos que pasamos el tercer grado. En este punto es cuando aparecen críticos que cuestionan los postulados de los sensatos, pero es sólo otro sensato el que podrá cuestionar la viabilidad de una teoría, su relevancia. Es decir, el que cuestione los postulados de un físico deberá ser otro físico, en la medida de lo práctico. Cuando se llegue hasta aquí llamaremos al sujeto Maestro, pues ha conseguido exponer una realidad que le vale a terceros en su vida diaria. Y así pasamos al último triple mortal.

En nuestra incansable búsqueda por alcanzar el conocimiento y la perfección, la sabiduría no se conforma con ser maestro de nadie. Ya ha habido otros cientos y miles de maestros en la Historia de la Ciencia, la Filosofía y demás Conocimientos... Hemos visto cómo se nos advertía sobre dogmas, opiniones, variaciones, malas educaciones..., y hemos localizado a filósofos que eran líderes de ideas muy constructivas y, tal como lo veo, también hubo antifilósofos que se volvían antilíderes para hacer posible conversaciones que planteaban debates intensos que, por un lado, exponían una verdad evidente y, por el otro, también se envilecía y se ocultaba.

En el último grado observamos la idea de la innovación, ¿son esas ideas nuevas o ya ha sido defendida por alguien de tu medio ambiente? Es posible que el Maestro se dedique a exponer ideas que no le son propias, y no por ello dejará de ser buen Maestro, pero no le convierte tampoco en un Sabio. Pues sabe el Sabio por sí y sin negar de aquello que fueron Sabios antes que él. Más Sabio será el que viaje más allá de su medio ambiente y descubra que no hubo Maestro que le explique sus perspectivas. Pero sólo podrá ser considerado Sabio en su filosofía aquel al que no se le haya confrontado una idea que haya sido dicha antes.

Llegados a este punto no es de extrañar lo que le pueda decir un Maestro de filosofía a un alumno suyo de 17 años. Le dirá que su mundo para él no es tan relevante, y que no puede compartir su bibliografía con el alumno porque él aún no ha sido capaz de leerse todos los libros ni considerar todos los estudios que a él lo convirtieron en un experto de la filosofía en cuestión.

Y eso es algo que debemos comprender y debemos asumir como una posibilidad que no puede ser remota, sino más que factible: ¿de qué serviría si no estudiar durante años filosofía como carrera para, acto seguido, seguirla depurando por los años leyendo a varios autores más? Es decir, ¿de qué serviría si después lo que les aporta no sirve para abrir llaves a puertas recónditas que los autores más contemporáneos nos han puesto a su alcance? Por tanto, el lenguaje está destinado a evolucionar y hacerse más complejo. Nos convertimos en pedantes que exigimos al nuevo que se ponga a estudiar antes de intercambiar somo Sabios nuestros conocimientos.

Y es aquí donde aparece la figura del Infrahumano. El estudiante que no es capaz de entender la filosofía existencialista de Beauvoir porque aún no ha leído a Sartre hasta el punto de creer que ella defiende que una mujer "se hace", o burradas por el estilo, no es el Infrahumano: en realidad el sujeto que entra en una espiral de buscar la sabiduría hasta el punto de destruir su definición de humano y la relevancia de su vida para hacerla incoherente con lo que representa él en sí mismo es lo que le hace menos que un humano.

La rata de biblioteca se sumerge en la lectura y busca la manera de saber más y más, leer más y más, descubrir más y más..., pero se le olvida vivir. Y podrá alcanzar sus metas en discursos de Sabios. Pero hay una lectura muy triste: pues la rata de biblioteca siempre podremos mirarla con desdén y cuestionar su vida por estar abocada al fracaso de no querer afrontar la realidad. El Infrahumano NO. El Infrahumano no es alguien que decidió escapar de la realidad, sino una persona que valientemente decidió viajar en el tiempo y descubrir a costa de su propia humanidad dónde se ubican los Sabios del pasado.

Con ese fin, el Infrahumano escribirá una Guía. Esa Guía ayudará a terceros a ver el mundo más allá de lo que cualquier Sabio habría soñado. Una buena Filosofía es la que te ayuda a comprender si debes ser Sensato, Maestro, Sabio o Infrahumano.


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