sábado, 19 de diciembre de 2020

Ruido de sables

Que de mi micrófono siempre se oiga ruido de fondo, que no tenga la pestaña que lo anula, que no pueda reinstalar los drivers de hp..., todo es como un ruido de sables, una obsesión continua.

Mientras tanto, más allá de si grabo Youtube con esta máquina o desde otra, preparo una aplicación para que quien no haya aprendido un segundo idioma de manera instrumental antes de la mielización de su cerebro pueda enseñarle a su oído a escucharlo de la manera más psicológica posible.

Si se me confirma este proyecto podría vender esos lotes por Internet y..., no sé, podría aspirar a encontrar un nicho de mercado.

Pero haría gracia que, justo cuando lo que falla en mi equipo de trabajo es el micrófono, sea el micrófono el dispositivo más importante para desarrollar la aplicación. Sea como fuere, veremos en qué desemboca todo esto.

 

jueves, 17 de diciembre de 2020

Sucedáneo telemático

Has hecho click y te pones a leer. La mirada se ha quedado atenta por un leve instante, pero la divagación vuelve a dominar los tiempos. El significado de las palabras pierde todo su sentido frente a su significancia, los autores se convierten en un devaneo de intentos infructuosos de pretender llamar la atención. No son más que escollos de un vago recuerdo de los restos ignorados por la basura intelectual que les quedan y, cual basureros, esperan que sean recogidos por nosotros para darle alguna clase de valor.

Insatisfechos por su vida nos tratan como meros funcionarios cuya misión es recabar el poco valor que le queda al mundo que proponen ¿Creen esos autores que poseen tanta disciplina como para que sus desechos puedan ser recuperados y revalidados en el mundo telemático?

Entonces recabas la información para dar el consentimiento de un tiempo perdido ¿Cuál es la ganancia salvo la experiencia que se espera encontrar? Y vadeando entre lo poco que queda por aceptar hasta es posible que se encuentre una ligera razón de porqué perder aquí el tiempo.

Es pararse a pensar y dedicar un minuto de tu vida para ver que no hay tiempo por recuperar y que toda reflexión no es más que tiempo perdido. Pero, de alguna manera, se dispone de la capacidad de entenderse a uno mismo como la persona que fue capaz de surcar ese camino para dejar una huella de la interpretación propia entre tanto vadeo y discernimiento.


miércoles, 16 de diciembre de 2020

El Estado, el País y la Patria

Tras los diversos ataques de Microsoft al mundo de la configuración de sus propios equipos, crear un estudio de grabación que, a los pocos días, se desconfigurará es absurdo: tendría que usar programas externos y preparar un kit de instalación para las veces en el que le dé al sistema operativo volverse inútil...

Pero claro, no puedo permitirme el lujo de perder cuatro horas, como pasó ayer, para grabar un vídeo de diez minutos para Youtube. Porque, técnicamente, la grabación me costó 30 minutos debido a las interrupciones de la gente, que entraba en la tienda cuando grababa (y luego dejaba completamente aislada la tienda en el 99% del tiempo), pero tener que pelearme cuatro horas con la sensibilidad del micrófono, la amplificación, combinarlo con el mezclador y el volumen general..., para ver cómo lo interpreta un programa que lo mismo se reconfigura mañana a voluntad de Microsoft y sin pedirte permiso. No es en absoluto ni nada profesional ni nada práctico trabajar con los productos de serie de Microsoft.

Y es que algunas empresas se comportan como si el producto que tienes en tus manos no fuera tuyo, sino de ellos. Es más, para cuando las empresas son grandes corporaciones automáticamente lo ponen en sus licencias, y el que acepte la licencia debe asumir la legalidad de la misma..., ¿lo debe asumir? Diremos que en países que no conforman democracias (probablemente todos) eso es algo que se asume, mientras que en el resto de los estados democráticos es probable que no quieran aceptarlo pero, al ser meros estados temerosos de quedarse atrás, no emprenden acciones legales que les son legítimas.

Y es que es muy fácil conformar un estado, desde un punto de vista antropológico: el estado antropológico mejor definido quizá sea el de Gustavo Bueno, no seré yo quien tenga capacidades para replicar su definición, pero entiendo que éste se reproduce, más o menos, para cuando es necesario un código de leyes o normas para que se respete el trabajo de los que están integrados en el mismo.

Es decir, cuando tenemos un trabajo propio automáticamente levantamos una frontera alrededor y si somos capaces de manetenerlo de manera autóctona entonces todo apunta a que hemos creado un estado, aunque no seamos conscientes de él como tal.

Un país es un concepto mucho más social, porque representa un poder que una mera corporación no puede afrontar como fuerza enemiga o rival. Un páis tiene tres elementos que cualquier corporación debe asumir y afrontar: posee un tamaño poblacional, que representará un mercado potencial que se moverá al unísono; posee una historia compleja, que llevará parejo una serie de valores intrínsecos y una literatura; por último, también posee una serie de recursos naturales o un lugar estratégico interesante geopolíticamente hablando, que convierte a sus dueños en personas con las que negociar o tratar. Cuando una corporación trata a un país como España como si fuera el estado de Dinamarca ahí se la está jugando. Igual que no se puede tratar a un imperio como China como si fuera España, pues cuando se tienen los tres rasgos bien desarrollados y, además, alguno de ellos superdesarrollado entonces tendremos un imperio: no se puede extrapolar las políticas de España a China, pero sí podemos hacer lo contrario.

Una vez comprendido esto, sigo pensando que Microsoft, al margen de que su facturación sea muy superior que la facturación de toda España (cosa que no sé), y aunque su patrimonio también lo supere, o tenga los más inteligentes científicos, etc..., todo eso es irrelevante para su futuro: publicidad, moralidad y negociación. Si falla en uno de esas tres patas el resto de la empresa podría tambalearse, dependiendo del arbitrio de la socialdemocracia en la que se sostenga, y cómo pueda someter a la clase política..., lo cual es mucho más efímero de lo que la gente se piensa.

Pero comentaba que me urge volver a este mundo sucedáneo, pero porque me veo hablando sólo por las calles..., no recuerdo si hablando en voz alta, media, baja, nula..., la mascarilla te oculta mucho. Si la grabación en mi equipo se hace imposible, es decir: si no puedo hacerlo de manera espontánea, muy probablemente acabe usando mi propio móvil para estudiar si me vale la pena y me inspira grabarme mientras ando por las calles.

Recordaba las motivaciones por las que las personas se juntan, y los sociólogos reconocían como dos o tres grupos, dos o tres razones: los grupos sociales, comunitarios y casuales. Entendiendo por casuales los grupos que se generan debido a una eventualidad y, por tanto, bien podrían abarcarse entre los grupos sociales, está claro que lo que diferencia a los grupos sociales de los comunitarios es que en los sociales existe un pacto social, una razón explícita para integrarse en el grupo, mientras que en el comunitario éste es producido por motivos más internos: como familiares, amistades, etc...

Entonces es cuando debíamos reconocer la existencia de un cuarto grupo, un cuarto nosotros, que es cuando aparecen las urgencias. En el pacto social se distinguen relaciones horizontales, pero en este cuarto grupo debe existir siempre una cadena de mando: y es cuando aparecen las brigadas; esto es, grupos de cuatro o cinco personas que tienen que afrontar una urgencia.

Las urgencias pueden ser desde apagar un incendio, salvarle la vida a una persona con un montón de heridas, afrontar una crisis epidemiológica..., o enfrentarse contra un enemigo hostil. En cualquier caso, ahí no es posible hablar de un pacto social: el pacto social del que hablaba Rousseau es la motivación de una persona para formar parte de un grupo, con sus obligaciones y prestaciones de cara al grupo. En el caso de formar parte de una brigada lo que motiva a sus miembros no es la relación que hay entre las partes, de hecho se parece un poco más a los grupos que se forman casualmente.

Lo que motiva a un brigadista es su mirada ante la muerte. El hecho de que no quiera ver a nadie quemado en llamas le llamará a ser bombero, el hecho de que no quiera verse nunca abierto en canal sin que nadie le ayude le convertirá en médico de urgencias. Sin embargo, no es lo mismo un médico de hospital que un médico de urgencias: el médico de hospital puede tener motivaciones científicas, de cuidados de emergencia..., conceptos sociales, horizontales, democráticos. 

Cuando hablamos de soldados observamos una motivación de integrarse en el ejército en virtud de cómo quieran morir: deben elegir ser de la Armada, Aire o Tierra. Armada significa que el soldado formará parte del arma, Aire significa que el soldado (que, al menos, será oficial) dirigirá el arma y Tierra significa que usará el arma como un instrumento personal. Dependiendo del valor de tu arma conformas un equipo u otro... De la misma manera, si incorporamos a la inteligencia militar observamos otra manera de afrontar la muerte: que es mucho más compleja porque, en cierta manera, estos miembros también se clasificarán dentro de esos tres grupos.

Digamos que la existencia de las brigadas asume la paradoja de la pistola de un policía: el buen policía lleva la pistola encima con la esperanza de no tener ni que desenfundarla nunca o, todo lo más, de dispararla.

Esos podrían ser los cuatro tipos grupos y una corporación es sólo un grupo social. No posee ejército, podría provocar afectados en su contra, el que se incorporen grupos comunitarios la hace más débil... 

Por eso las corporaciones no están a la altura de cualquier país, el cual siempre tiene poderes coercitivos lo suficientemente desarrollados como para arrollar con cualquier iniciativa o tontería que se le pase por la cabeza a cualquier compañía, por muy grande que sea. 

Es decir, lo único que sostiene la indecencia en las grandes compañías que se comportan como sectas es la incompetencia de la clase política - nada más. En cuanto aparezca un político que no sea un completo incompetente..., muchas de esas empresas caerán, primero en bolsa y después en todo lo demás. Vivirán una revolución en sus directivas, se limpiarán de sus tonterías o perecerán con todo el negocio por delante.

Es así..., y no importará que tengan a los más listos, a los más ricos, a los más..., todo eso será completamente irrelevante porque en el mismo instante en el que le toques las narices a los miembros de una misma Patria y éstos encuentren a un representante que vehicule tal descontento..., todo se irá a la porra.



domingo, 13 de diciembre de 2020

Como un niño pequeño

 Crearse un nuevo canal de Youtube sin tener intenciones ni de ganar económica ni socialmente tiene consecuencias, cuando yo creía que no.

Mi intención era crearme el canal de manera que no ocupara mi tiempo y, efectivamente, me he puesto a hacer grabaciones rápidas, subidas sin edición ni sobrecoste, todo con los programas nativos del Windows..., lo cual no me ayudará a ganar en convicción (el micrófono de Windows 10 es una auténtica mierda que hace imposible entablar relación alguna).

Pero al final ocurrió que aun teniendo todo el tiempo del mundo para continuar como si tal cosa luego tu mente se desvía por ese personaje medio-anónimo, en vez de anónimo del todo o movido por loquendo o matrasca... Tu voz es medioesa, tu cara es medioesa... Lo que dices se ha quedado ahí, con tu medionombre, tu mediafilosofía... Es como si ese personaje fuera un hijo tuyo y no puedes dejarlo de cualquier manera.

Anoche soñé que tenía que estar al cuidado de dos niños, uno como de 3 o 5 años y el otro un bebé. Nunca había soñado en que tenía que estar al cuidado de tales fieras y, efectivamente, se comportaban literalmente como tales: como animales que mordían, como se comportarían las mascotas salvajes - esas mascotas que tuve en su momento cuando era niño y vivía en el campo.

He creado una mascota salvaje a mi imagen y semejanza. Tal vez la abandone en mitad de alguna carretera. Sin embargo, lo que no haría nunca a un animal, ¿por qué lo haría con mi personaje? ¿Sólo porque me está consumiendo mi propia psique más que mi tiempo genuino? 

Existe una extraña atracción hacia esas grabaciones expresamente hechas con un estilo muy pobre. Sin embargo es probable que sólo yo tenga esa sensación: un perfecto desconocido no querrá ver esa cutrez como algo positivo, sino como algo tremendamente aburrido. Y eso sería lo normal: le doy importancia porque esa criatura no es un personaje al 100% con una máscara al 100%..., ese personaje es medio-yo.

En el fondo lo suponía: la experiencia es inefable. Ni buena ni mala. Ni útil ni inútil. Simplemente inefable. Pero, como pasa con todas las cosas, tendrá que pasar por el juicio final: ¿pesará su alma más que una pluma? ¿Cargará sobre mi agenda personal esa nueva personalidad? 

Tengo que darle margen y descubrirlo con el tiempo.


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