sábado, 30 de mayo de 2020

Qualia despreciada

Es muy fácil encontrar historiadores de la filosofía que han optado por ningunear la jerga usada por neurocientíficos, así como pedagogos, sólo porque aparentaban errar a la hora de atribuirle a las partes cualidades propias del todo.

Muchos expertos dicen que el cerebro piensa por nosotros, cuando sería más correcto pensar que nuestro pensamiento se procesa en su mayor parte dentro de los límites del cerebro. De hecho, la corrección a la frase que acabo de decir tiene muchos grados, incluída la que dice que sí, que realmente es el cerebro el que piensa con todas sus letras.

El cerebro es un órgano, ni siquiera es un sistema. Es más fácil pensar que el sistema nervioso es el que piensa, imagina, etc... Y aún así yo tendría mis dudas sobre si es o no ortodoxo decir algo así. En cualquier caso, valorar cuándo nos pasamos de listos es algo que suele hacer mucha gente que ha leído muchos libros antiguos..., libros donde lo normal era escuchar memeces sin fundamento. No hay que olvidar que la neurología se reinventó desde el año 2000 aproximadamente. Así que lo dicho el suficiente número de años atrás puede sonar, más o menos, trasnochado.

Pero no, el filósofo de turno suele preferir los esquemas que vienen desde las letras. Y claro, vuelve a resurgir la duda: ¿se equivoca en sus matices? ¿Es posible que esté ejerciendo alguna clase de intrusismo profesional?

Hoy día tenemos modelos matemáticos que nos explican cómo funciona una neurona, mucho más detallados que los que expuso Ramón y Cajal, aunque se sigue sin darle función a cada neurona, parte blanca, etc... Los informáticos se han podido meter a trapo pudiendo jugar con una simplificación de esos modelos para generar máquinas eficientes. Pero no ha habido aún una fusión entre los dos campos.

A todo esto, llegan los filósofos con aires de ser expertos en filología sobre los aspectos más ontológicos que se han escogido: consciencia, inteligencia, imaginación, creencia, percepción, sentir... Esas palabras parecen inapropiadas de aplicarlas sobre las partes del cuerpo, pues provienen en exclusividad de la idea que tenemos de lo que es un humano (como se podría extraer de las reflexiones de Wittgenstein). Pero claro, más que un problema filosófico parece un problema filológico: se busca el protopensamiento en las partes para explicar el origen del pensamiento en el individuo, por ejemplo. Ha habido múltiples réplicas a esa acusación...

El tema de la consciencia, la inteligencia, etc..., yo lo había abordado desde un punto de vista muy tolerante desde siempre. Consideré que una fórmula que satisfaga la qualia, la experiencia, de la sensación que se siente por vivir ese concepto sería aceptado por necesidad. Así que, en una ocasión, tuve la oportunidad de exponer en castellano tal fórmula algebraica a un grupo muy numeroso de gente de letras.

Y en el fondo lo supuse, pero quería comprobarlo de primera mano: llegaron las críticas tipo new-age: que si me escondía en tecnicismos, que lo mío era pseudociencias..., se tiró de muñecos de paja para criticarme, dedujeron cosas que no se habían ni mencionado para derribar mis argumentos. Me pareció tan futil la versión más oficial que salía de ese foro que, directamente, pasé de toda esa chusma - porque no había manera. Y luego les recordé que Heidegger ya dio una definición suficientemente igual en su famoso libro en el primer capítulo..., desde mi punto de vista toda esa gente no eran más que legos, en su propia disciplina. No me interesaban.

Así que visto lo visto, ya que el estudioso de historia de la filosofía - por regla general, no tiene ni idea ni de su propio campo, el intentar suplir una fórmula que justifique la sensación falsaria de dualismo dentro de una realidad monista se me antojó innecesaria: prefiero centrarme a partir de ahora en dar respuestas inertes, propias de ingenieros, porque no está el caviar para la boca del asno.

Y, efectivamente: vamos a dar meras zanahorias y, para cuando se nos vuelvan exquisitos con la comida, pues ya pescamos otro tipo de exquisiteces. Pero dar una respuesta impactante de golpe y porrazo..., mejor no.

- ¿Qué es la vida?
- ¡Y a ti qué te importa!

Y es que otra de las necedades que he tenido que presenciar por parte del historiador de filosofía es cuando se mete contra los qualia. Claro... Ya no les bastaba con meterse con la filosofía de la neurociencia, que usan términos que pueden exigir una mayor o menor depuración en los términos, pero que es posible que su simplificación no sea más que una licencia pedagógica que importe poco, o que se use como pista para factorizar un poco más los problemas de envergadura, ahora resulta que también tienen que meterse con los qualia.

El filósofo que se mete donde no percibe necesidad de saber poco tiene que aportar sobre la redundancia de términos. Y es que se cuestiona si los qualia son compatibles con el rigor científico: porque generan ambigüedades, o alguna clase de replicación. Y lo curioso es precisamente que ya menciono lo expertos que somos todos sobre la vida y, al mismo tiempo, lo ignorantes que somos sobre la experiencia de vida. Si fuéramos tan expertos en la qualia de la vida entonces nada más aparecer un listo que revele la fórmula poética todos los historiadores de filosofía estarían de acuerdo con dicha definición.

Pero no, en realidad les dan por cuestionar incluso la palabra qualia en sí misma. Es como que una cosa es ignorar que te han dado una buena definición, y luego hay otros que incluso ignoran que se están quitando términos necesarios para darse cuenta de que ignoran una buena definición.

Cuando Dewey planteó los qualia lo hizo desde la experiencia de que los niños debían aprender a aprender, por encima de aprender sin más. De esa manera podían desarrollar su capacidad autónoma y conformar grupos democráticos con un poder cultural devastador por encima de dictados intencionados. Los qualia bien puede servir para hablar de una etiqueta donde colocamos un concepto que, ya de por sí, puede ser sinónimo de experiencia. Y claro, ¿qué significa la experiencia de la experiencia? Entiendo que para eso es más cómodo usar una palabra diferente. Más que nada para diferenciar la qualia de la experiencia, o porque la qualia de la qualia tiene toda la pinta de no tener un especial sentido.

Y eso es lo que he estado leyendo desde hace un par de días: sobre críticas poco fundadas, aunque con un cierto grado de exigencia bastante inteligente, sobre cómo la neurología ha entrado en un bucle de dogmas no admitidos que podría dificultar su correcto avance. Pero claro, si el propio documento ya de por sí a mí también me parece dogmático entonces...

Sea como fuere, llama la atención de que el que desarrolla desde un punto de vista del modelo matemático esos temas, para su computación, no sea preguntado. Que se le pregunte a gente que no le intenta sacar provecho a esos modelos para hacerlos prácticos y eficientes. O, peor, que en vez de preguntar a filólogos sobre el uso de tales términos, se pregunte a historiadores de filosofía que, por supuesto, incorporarán sus propios sesgos ideológicos.

En cualquier caso, a mí ya se me quitaron las ganas de hablar de esos asuntos intentando respetar el sentimiento de los que usaron tales palabras de cara a según qué motivaciones. Yo seguiré con mis modelos y, todo lo más, me dará por tirar un poco de mimetismo, pero no me interesa explicar cómo funciona el cerebro, entre otras cosas, porque aunque sea capaz de observar algo casi en exclusividad está claro que sería de casualidad, después de un arduo trabajo de investigación y que, al final, jamás me sería reconocido de ninguna de las maneras aunque hubiera una manera trivial de constatarlo.





viernes, 29 de mayo de 2020

Aguantar o luchar. La lucha de aguantar

En una ocasión un niño, en el colegio, aprovechó su diferencia de peso y estatura (y edad) para hacerme una falta en baloncesto descarada que me lanzó varios metros. Ante la mirada atónita de todos me levanté y pité la falta, para ver cómo me ignoraba y seguía el juego como si nada.

En aquel entonces no tenía autoridad entre mis amigos, técnicamente yo hablaba "como un extranjero". Había sido aislado del resto de la gente, en parte; y en parte había tenido una rica relación con unos pocos. Pero había un cierto aislamiento. Así que no pude esperar apoyo por parte de mis compañeros de equipo, tenía que encargarme yo solo: así que procedí a gritar más y más fuerte, me dirigí a él..., escuchaba desde la grada cómo algunos repetían mi grito..., le insistí que era falta, me siguió ignorando para darme la espalda - aunque estaba un tanto congelado. Así que directamente le empujé con una fuerza proporcional a la que me dio a mí en relación a su altura y peso y recogí el balón.

Lo interesante de ese incidente es que ocurrió delante de un profesor. El cual no es que no hiciera nada: actuó no haciendo nada, y además lo hizo de manera expresa.

Al final saqué la falta y continuó el juego sin más incidentes.

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La educación física es una de las asignaturas más importantes dentro de la educación primaria. Permite tener una cultura superior en los ratos de ocio a la hora de relacionarse con otras personas. Enseña a los niños lo que es la disciplina y las reglas del juego. La lectura también enseña disciplina, y ofrece ventajas, pero las que tienen que ver con el mundo social se dará en edades muy avanzadas..., en la adolescencia como mínimo, o en la preadolescencia idealmente.

No hemos visto en este país una programación orientada a los niños nunca. Sólo orientada a ideologías de partido, o colores varios. Ya sea una programación religiosa, o "republicana", signifique lo que signifique, no parece que en España se haya querido adoptar un debate sobre la educación sin estudiar las cuitas del partido.

Anoche soñé, tras revivir el trauma de los abusos académicos que viví en la universidad por parte del profesorado, que decidí estudiar en EEUU - cuando en su tiempo pude haber hecho el traspaso, todo era nuevo para mí y no sabía dónde ir, porque esas aulas no las conocía, ni a nadie, los horarios eran como diferentes, y la manera de organizarse. Pero tenía una sensación que no había sentido en años: la creencia de que los exámenes y prácticas serían corregidos o, en su defecto, aprobados si no los leían.

¿Un sueño utópico?

Ayer cometí el error de invertir. Fui como empujado por mis proveedores. Les estaba pidiendo poquito y me endosaron un lote completo de chuches cada uno. Yo sólo esperaba unas bolsitas... El hospital sigue cerrado ilegalmente, pero ayer ya abrió la cantina y las ventas, que ya de por sí eran paupérrimas, casi desaparecieron.

Recuerdo cuando pasaba esa señora con su niño, "aquí no te voy a comprar nada". Supongo que sería muy aparatoso tener que cargar con un juguete..., que podría tener coronavirus o algo así. También me lo dijo el director gerente del hospital: que quizá mi negocio no pinte nada en ese hospital. Estaba claro que como negocio no, pero porque sería inhumano que me volviera liberal y cobrara por todos los servicios reales que desempeño y que el muy mezquino ignora.

Estaba claro que mi negocio no podría aguantar si me arrancan la publicidad, o alguien le dice a Google que mi negocio está cerrado (cuando otros negocios que sí estaban cerrados no se comunicó que lo estuvieran), o que está ubicado en un lugar donde la foto no apunta a mi negocio.

Me siento como Tranchete en su barco. Y eso sin considerar los abusos de Hacienda; si por lo menos fuera propietario de algo, o ganara por encima del sueldo mínimo..., o algo. Pero esa es la razón por la que algunos inspectores van a por mí: porque no puedo defenderme. De ahí sacan el dinero.

Pasa lo mismo con los políticos a la hora de quitarse de encima un funcionario. No se ateven nunca con los funcionarios que cometen delitos a mansalva. Porque éstos usan abogados, y los jueces dan problemas con su sistema mafioso. Pero otra cosa es echar a guardias civiles, a gente cuyo honor sea su divisa. A esos sí los pueden amedrentar: no podrán pegarte empujones ni nada.

Un cambio radical en las fuerzas de seguridad es lo que también hace falta en este país. De hecho ya lo mencioné en una ocasión en este blog: cuatro fuerzas, dos más sociales y dos más fuertes, y el resto, los que no aprueben la oposición, a la puta calle. Que por algo debía existir una renta básica que cobrarían igualmente, trabajen o no.

El mundo que planteo es demasiado impensable para muchos..., ¿democracia? ¿Qué es eso?

Cuando llegaba el funcionario de turno, o el abusón del que no podías defenderte, y te agarraba de manera que no pudieras ni respirar, sólo podías hacer una cosa: esperar. Era aguantar o luchar, pero sea como sea te obligaban a afrontar la lucha del aguante: ya sea de forma más o menos agresiva. Te mostraban el rostro de la muerte cuando aún eras un infante.

Y paradógicamente la sutil manera de actuar del funcionario que nunca perderá su puesto de trabajo por muchos delitos que cometa volverá a elegir a la misma víctima: algo le inspira a ir a cierta clase de usuarios. Les atrae el querer ir a por ellos. Van siempre a por el mismo. Ya me lo dijo un juez: "comprendo que te hagan eso, tú a mí también me caes mal". Y me lo dijo medio riendo.

Es como si no tuviera derecho a la existencia. Como una invitación o a desistir o a hacer algo mucho más radical. Pero desistir en este contexto es suicidarse, y algo más radical sería matar a un funcionario para acabar en la cárcel. Si me obligan a decidir no tengo ni la más leve de las dudas.

Pero en estas diatribas absurdas que se plantean hoy mismo he tenido la oportunidad de volver a ver las contradictorias (para mí) estadísticas de los artículos que escribí para medium. Algunos de matemáticas, otros de programación, filosofía..., los títulos no eran clickbait, algunos artículos ofrecían códigos lentos de sacarle provecho, otros códigos rápidos... Más útiles, menos útiles, con más referencias bibliográficas, más exclusivos... Veo las estadísticas y no veo un patrón bien definido, salvo por los gustos.

No es que escojan los que sean de un área especializada, o los que sean de un journal, o los que tengan un cierto título. Hay picos y valles sin un patrón bien definido para nada en concreto. Porque sí existen los picos, pero luego en otros temas hay picos mayores y no tiene sentido.

Siempre puedo pensar que esas estadísticas son, en definitiva, falsas. Que como voy a cobrar a partir de ellas es perfectamente posible que hayan sido adulteradas para cobrar sólo una pequeña proporción. Pero tampoco tendría sentido - darle más o menos sentido es algo que no puedo calcular proporcionalmente, así que no le doy importancia.

Intento sacar conclusiones superficiales, pero tampoco. No hay manera de extraer nada.

¿Les gusto como filósofo? Entonces, ¿por qué no quieren escuchar mis opiniones sobre filosofía ante las cuestiones más relevantes?
¿Les gusta mis matemáticas? Entonces, ¿por qué se centran en formulaciones propias de un niño de primaria?
¿Les gusta mis cuadrados grecolatinos? Entonces, ¿por qué no les interesa cómo implemento un smart contract con ellos, que es puntero en seguridad informática?

Lo puntero no interesa, pero sí las bases... ¿Será que no sé leer las estadísticas, que no me he fijado que eran "semanales" o algún error por el estilo? Ni idea..., ni tengo ganas de ir a comprobarlo.

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Ya es viernes y estoy pensando en hacer ciertos proyectos que no servirán para nada, pero que es posible que pueda vender on-line. Si encuentro la manera de afilar mis dientes..., podría vender productos por Fivers..., pero no tengo el instinto ¿Vender por amazon mis productos informáticos exclusivos? No sé ni si se puede, no..., ¿cómo está la oferta? ¿Qué se demanda?

No sé qué clase de golpes me quedan por encajar. Ya veré cómo lo enfoco este fin de semana.


jueves, 28 de mayo de 2020

Los elementos trasgresores de cualquier texto

La gente se queda como mirando. Esta protesta es legítima, ésta no. Alguien se creerá que la legitimidad proviene de la cultura, como si pudiéramos darle credibilidad a las cosas por haber formado parte de una sociedad más o menos civilizada.

Pero la civilización no es ese concepto que definen malamente algunos autores de la filosofía. La civilización no es lo que nos civiliza. La civilización es lo que nos incorpora una moral, lo que nos colorea nuestro comportamiento. La civilización es una interpretación de lo que nos trasgrede, lo que perdura a lo largo del tiempo; de los eones.

Cuando era más joven una persona de cuyo nombre nunca lograré ni querer el acordarme me preguntó qué era un eón. El eón, como tal, reconocido en los arcanos de la filología, forma parte de ese conjunto de memes que se mueven con vida propia. Lo alimentamos cuanto más civilizados seamos, cuantos más actos llevemos a cabo para entenderlo mejor. Y, según los griegos, los eones se dividían según los propios elementos de la naturaleza: en cuatro. Porque la lógica material había establecido que el origen del universo debía sostenerse por ese tipo de lenguaje.

Visto así, nada cuanto se diga podrá considerarse empírico. Todo se queda en una manera de pretender desarrollar el propio lenguaje. Los eones, por tanto, son un recurso literario. Por eso, al verlos en los videojuegos como criaturas que son invocadas podemos comprender la magia que son capaces de evocar: como un poder que trasciende a todo lo que creíamos posible.

Cuando un grupo de personas se reúnen lo hacen por un buen motivo. Cada uno reunirá alguna clase de arquetipo dentro de la cultura a la que pertenezcan, y ese arquetipo vestirá con los ropajes de esa cultura. Pero la interpretación que trascienda a lo relativo y a lo social debe regirse por un lenguaje que persista con el paso del tiempo. Ese lenguaje no podrá ser empírico y se relega a un trabajo cuidadoso dentro de la filología, que se irá repitiendo a medida que la gente lo utilice - un recurso literario.

Entender lo que es un eón representa uno de los elementos que citaba Propp en la morfología del cuento maravilloso: donde reconocía las fases (por las que se hizo famoso), los siete arquetipos (héroe, villano...) y, por supuesto, los objetos. Los eones son esos objetos que aparecen en todas las historias.

Y no es de extrañar que debamos reconocerlos porque en todas las películas siempre se ha querido reconocer el valor de esos fetiches; así como podían encontrarse medallas y amuletos. Y, mencionados esos tres tipos, las llaves.

Las medallas son los recursos literarios que recuerdan al elemento del fuego, debido que son los objetos que se usan para motivar el ataque, la acción conjunta. Es el objeto que usamos para adaptar el ambiente a nuestros objetivos, porque el objeto no se adapta por sí mismo: la medalla, el trofeo, el estandarte..., necesita la ayuda o cooperación del grupo.

El amuleto es el recurso literario que recuerda al elemento del agua. Mediante el reflejo del propio adversario es capaz de mostrarse tal como es su propio enemigo. Se adapta a cualquier ambiente, y se vale por sí mismo para ser consistente. Pero es incapaz de comportarse con autoría propia, pues depende de la interpretación ajena.

La llave es lo que más abunda en los cuentos tradicionales. Son como el pedrusco que rompe el muro que nos impide el paso. Es lo más tangible y estable que existe, como la tierra. Los griegos reconocían ese tipo de agente como el más pragmático que existe y, por tanto, los objetos de tierra tienen un carácter de herramienta.

El fetiche, sin embargo, es lo que se observa en la mayoría de las películas de cine. Como el aire, intenta convertirse en un catalizador de alguna clase de metáfora que intenta vincular conceptos invisibles que pululan en la zona y que gobiernan la situación. El fetiche puede ser un color, un zapato o cualquier cosa que, para la historia, represente algo que vaya más allá de su realidad física.

De la misma manera, habría que preguntarse qué empuja a la gente a quejarse. Porque hay palabras que trascienden a todos los colores políticos, ideologías, culturas..., se supone que la legitimidad de la protesta reside en alguno de estos elementos. Como si fuera una fórmula, el liderazgo que representa debe poder clasificarse, por ejemplo, como la antigua escuela griega clasificaba a sus líderes - por un lado en sus cuatro elementos y, por el otro, en sus tres maneras de ser: mutable, fijo y cardinal. Y de ahí los doce signos que, muy nemotécnicamente, ayudan a comprender cómo funcionan los grupos. Y es que el liderazgo de un grupo exige un trípode formado por esas tres maneras de ser..., o no, a saber.

El verdadero trípode que organiza sociedades se conforma de un coordinador mediático, un gestor de lo humano y un experto logístico. Todo apunta a que los trípodes se montan de esa manera cuando se dispone del menor número de expertos bien diferenciados. Pero no hay trípode que se monte de la exigencia externa..., eso lo sé muy bien. Por mucho que encajen unas piezas complementarias, si dos personas no se llevan bien..., no trabajarán a la larga juntas.

Creo que me hago viejo, y ahora que tengo todas las herramientas para implementar el pensamiento me estoy empezando a plantear cómo implementar el liderazgo: lo que nos trasciende como individuos, por encima de nuestras propias creencias.

Y me río de los que han intentado evitar que pueda seguir recabando nuevas fórmulas. Me río de ellos porque me asquean. Necesito seguir investigando, y lo ideal habría sido que me hubieran dado el visto bueno en aquellas cosas en las que no había otra. Eso habría sido lo único aceptable, se mire como se mire. Ahora mismo, a efectos de cualquiera que me lea es como si me estuviera convirtiendo en una especie de "mago negro" que lanza sus consignas "mágicas" intentando explicar temas que para muchos es ciencia ficción.

Pero poca ficción habrá cuando coja la letra de un cantante y le calcule su "emotividad"..., que es una de las fórmulas que tengo arrinconadas... ¿Es ético? ¿Qué legitimidad puedo tener para hacer público algo así sólo por ser yo? Si se toman mi fórmula como imperfecta correré el riesgo de que se crean que es una valoración personal; si se toman mi fórmula como perfecta correré el riesgo de que prejuzguen la música, la poesía... Y lo peor es que, encima, sabré ser más convincente que ninguno de los que he leído hasta el momento ¿Tengo derecho a hacerme sonar convincente? Y, por encima de todo, el sancionamiento de las propias fórmulas ¿acaso no corro el riesgo de que la máquina encuentre versos "mejores" y mate la canción?

Me imagino (no lo tengo calculado) que muchos se estarán riendo..., ¿muchos? ¡Pero si sólo me lee uno! Y ni me habla - no sé quién es ni usa los comentarios.


Vamos, que me comporto como un loco al uso.






miércoles, 27 de mayo de 2020

El código deóntico de todo ingeniero o inventor

Aquí me veo probando la nueva interfaz de Blogger, como siempre incómodo. Y es que las empresas suelen modificar las interfaces considerando que son suyas, considerando que la imagen que dan de sus usuarios trabajando con ellas les afecta.

Por eso no les molesta incomodar a sus usuarios ya que, al fin y al cabo, no somos sus clientes en nuestra mayoría. No somos más que parte del producto especulable con el que poder trabajar para intervenir sobre el Mercado. Es decir, atrás quedan los estudios de mercado donde el servidor se preocupa de acoplarse a las necesidades del cliente; ahora se plantea trasgredir los gustos del cliente para que confluya con los diseños del servidor.

Sería mucho más caro que los clientes tuviéramos un menú de interfaces, que se nos dejara en paz con un modelo o con otro. Sería mucho más caro que pudiéramos elegir la manera en el que se nos presenta el producto, pues no sería igual de atractivo. Pero más caro aún no poder obligar a los verdaderos clientes a tener que rediseñar los cursos, volver a escribir manuales y hacer nuevos vídeos explicativos en virtud de que los antiguos se han quedado obsoletos. El modelo liberal siempre recompensa a los creadores de contenidos cuando éstos son los que pueden programar la obsolescencia de sus productos: lo que en un modelo democrático sería digno de sospecha de estafa.

Pero heme aquí, incómodo, probando una interfaz en la que me obligan a tener que adaptarme. Pero claro, ¿y si no quiero adaptarme? ¿Y si cambio mi manera de hacer las cosas y decido descargarme de otra manera? ¿Y si descubro otra red social mucho más amigable?

Este blog tenía una media diaria de unas tres o cuatro VISTAS. Lo cual reduce el número de personas que lo ven a..., ¿una o dos? Todavía tengo más vistas en el blog abandonado de mi novela Luces y Espectros, donde la gente está interesada en mis opiniones sobre los arcontes aun después de tanto y tanto tiempo. Y es que el tarot es el secreto del éxito en los blogs. Si realmente quisiera visitas me centraría en ese tema, y empezaría a desarrollarlo de manera que la gente vea en la lectura de cartas una manera de crear historias..., como si esos arcanos fueran el origen de un conocimiento de filología que supera las espectativas.

Y es que no hay que olvidar que para Propp el número de arquetipos de un cuento tradicional son 7: que si el héroe, el villano, etc... Pero los arcanos mayores del tarot son una veintena, y además cumplen principios algebraicos propios de un grupo. Es como si se albergara un conocimiento mucho más desarrollado en lo antiguo. Ya no digo lo que se oculta en el tarot de Marsella, en sus imágenes, donde los iconos representan los eones: piezas y herramientas que se usan para representar aspectos que trascienden a todas las culturas, como la idea de equilibrio frente a la moralidad de la justicia.

Todo eso ya se ve reflejado en el tarot de Marsella..., pero ojo: sólo en el de Marsella (y buenas imitaciones). No aparece en el tarot de ese director medioloco que se volvió satánico y que estudió los arcanos..., a mi juicio mal - tal vez algún día lo redescubra, pero por lo pronto no me parece muy científico. Y es que cuando nos vemos inmersos en los dogmas y en lo oculto podemos perder la visión periférica..., la visión de conjunto que nos ofrece una perspectiva escéptica: lo que nos permite ver por dónde debe seguir el camino cuando éste se pierde.

Y es que las tradiciones, la moral, no nos da siempre una respuesta. Los arcanos están limitados a lo que nos dijera el maestre, o a lo que leyéramos sobre las tradiciones, pero la ciencia siempre va más allá. La ciencia es más objetiva, cuando los arcanos se involucran y se entremezclan con los resultados.

Ayer mismo estuve leyendo un documento que teorizaba sobre cómo debía diseñarse un procesador que reconozca el lenguaje natural. Tenemos como dos grandes filosofías, como menciono en las páginas de este blog, una simbolista que parte de las reglas gramaticales y una conexionista que se involucra en el comportamiento de los textos. La primera, al ser conectivista, es como funciona la ingeniería y la ciencia: es limpia, directa..., exacta y escalable dentro de sus límites. Puede combinarse con estudios probabilísticos, tal como los recomienda Knut... La segunda, sin embargo, se rige por un principio de continuidad, es oscura, se involucra con los resultados y, en el momento en el que empiece a funcionar, en principio mantendrá su funcionamiento respetando la moralidad de los textos y, en parte, su hermenéutica.

Sin embargo el estudio de la hermenéutica no consiste en decir lo que parece, sino en encontrar de un texto el verdadero significado que quiso transmitir el autor de la frase. Para un abogado, por ejemplo, la hermenéutica es de las cosas más importantes - porque trabaja con textos escritos por terceros. Para un informático la cosa es diferente: si un texto tiene pretensiones de poder leerse de dos maneras automáticamente se considera que el requisito es ambiguo y hay que deshacerlo de manera expresa y clara... En Derecho los juristas no pueden permitirse el lujo de encararse contra la redacción del documento de requisitos, porque su documento técnico alberga deseos sociales que son resultado de duras negociaciones entre varias partes.

Esperar que un ordenador sea capaz de entender la hermenéutica de un informático ya de por sí es complicado, ahora bien, que entienda las pretensiones legales como si fuera un juez..., eso ya suena aberrante a día de hoy. Y digo aberrante y no ciencia ficción porque, de hecho, tristemente se podría vender ese producto y podría dar "el pego". Es decir, es uno de esos casos en los que la máquina sí podría aparentar ser un buen juez..., si no fuera porque un informático podría hackearlo (en el más estricto sentido de la palabra) mediante lógica espúrea. Y ya me imagino ver cómo los abogados abandonan el ejercicio de la intepretación hermenéutica para pasar a la mera interpretación artística y así obtener ventajas... Y por desgracia ya se da.

El código deóntico de todo ingeniero o inventor al final radica en ofrecerle a su usuario lo que espera del invento en cuestión. Se trata de cumplir con las espectativas del producto: o de ofrecerle al usuario lo que en realidad es el producto. Es como un buen producto periodístico, por ejemplo: el título o el avance del mismo debe ser un anticipo de la realidad del producto en cuestión. Eso es calidad. Algunos pretenden ver amarillismo en el hecho de que el producto se rodee de sentimientos, o intenciones..., no hay que confundirlo con la interpretación artística que necesita hacer un abogado ante un mal juez. Los buenos jueces aprecian un buen espectáculo interpretativo por parte de letrados y demás participantes, pero no se dejan engatusar - son conceptos independientes.

Ocurre con el caso de ese criminal en serie que tenía algunos estudios de abogado. Por supuesto, esto pasó en EEUU. Con mucho arte se valió de tu capacidad para marear la perdiz y pugnar por su inocencia, cuando abogados que sí estaban colegiados le contradecían para que salvara la vida al menos. Tal vez ese abogado tenía razón para pugnar por su inocencia, porque lo que hizo y se fue descubriendo no tenía perdón "de Dios". Pero la mejor defensa habría buscado paliar las evidencias con una confesión técnica que evitara enmarranar todo el proceso..., cosa que al final fue lo que acabó sucediendo. Los psicópatas tienen falta de esa empatía que les hace conectar más allá de la moralidad a la que cualquier máquina es fácil que acceda e interprete. Por eso racionalizan de manera manipulativa, lo que les funciona con los malos jueces. Y no es de extrañar ver a muchos abogados encandilados por las palabras del psicópata..., así como a malos psicólogos - realmente mediocres, me aventuro a añadir.

Los psicópatas son capaces de engañar muy fácilmente, nos dice la estadística. Pero dependiendo de lo que entendamos por el tipo de engaño se expondrá nuestra mediocridad. Por ejemplo, si a un juez un profesor de universidad se le pone a llorar porque día tras día, detención tras detención, vuelve a agredir al mismo alumno atentando contra su integridad física constantemente y, por ello, se compadece..., entonces es que hay que ser realmente mediocres: tanto él como los compañeros que se lo permitan. Esa clase de jueces son los que deberían dejar de ser jueces, en vez de ser yo el que deba dejar la universidad.

Yo me imagino cómo sería el mundo si los artesanos que fabrican sillas decidieran tener un pensamiento paternalista para hacer que la silla reaccione a quien se siente en ella reclinándose de forma automática o haciendo el caballito..., pero no por haber tocado ningún botón, sino porque la silla lo ha decidido usando un sistema conexionista de feedback..., que es sólo consultivo. Porque la silla seguirá haciendo lo que le dé la gana, cuando el usuario no sabía que se iba a comportar así... Vamos, que cuando algunos nos sentamos en una silla sólo queremos sentarnos.

Lo mismo sucede con la deriva de Microsoft hacia la comisión organizada del delito: sus productos se mueven bajo actualizaciones que ponen en riesgo las máquinas y productos de software que no son de Microsoft. Sin embargo lo hacen. Y lo hacen porque los jueces de este país no inician las investigaciones oportunas que podrían llevar a sus ingenieros a guardar cárcel por, cuanto menos, cuatro años. Además de tener que limpiar sus productos de esas "actualizaciones".

Cuando se incorporan mecanismos no previstos, ni pedidos, los usuarios observan una basura de producto. Y en ocasiones poner en el tejido de tu sistema algo que parecía adecuado y que luego no aguanta es lo que provoca la caída de todo el sistema. Es lo que se define como toxicidad. Y el que mete el tejido tóxico es tóxico. Cada vez hay más ingenieros tóxicos, empresas tóxicas de las que dependen muchos gobiernos... El código deóntico es como una herramienta atemporal que se evade de cualquier moralidad o cultura: es un principio de equilibrio del que no se puede escapar ningún ingeniero que no quiera ser considerado tóxico o mediocre.

Por eso, ayer me puse a leer ese artículo que comparaba una técnica conectivista con dos conexionistas a la hora de evaluar su capacidad para entender el danés. Y en el artículo decía que a esa fecha no había literatura alguna sobre lo que tenían pretensión de evaluar: la capacidad de tales técnicas para acoplarse a un cambio en el tamaño del vocabulario, su capacidad para adaptarse a aprender más términos.

Es bien sabido que ambas filosofías no gozan de ninguna técnica que les permita ser eficientes. De hecho, a día de hoy, me he especializado especialmente en la eficiencia y sé como abordar ese problema - y no tiene nada que ver ni con las tablas de predicción LALR ni con los transformers de los sistemas neuronales. Se trata de una técnica completamente diferente, que es acoplable a ambas filosofías - aunque siempre será más sencillo de aplicar en un enfoque conectivista, porque es así como lo estoy desarrollando.

Y leyendo ese artículo no pude evitar recordar algo que creo que ahí mencionaba..., o se me cruzó otro artículo, no recuerdo... Resulta que hoy día es fácil ver cómo el conexionismo es capaz de adivinar cuándo un texto es emotivo, las emociones positivas y negativas que genera... Tras leer algo así como una millonada de textos: inasumible de repetir para la descomunal inmensa mayoría. Aunque son resultados replicables en la universidad y, una vez configurada la máquina, en cualquier PC convencional se puede comprobar los resultados.

Sin embargo, a pesar de lo bien que funciona a la hora de encontrar términos "sensibles", sean cuales sean, no es capaz de analizar el lenguaje como lo haría, por ejemplo, el álgebra de Lambeck.

Y, claro, ¿por qué es importante lo que acabo de decir? El álgebra de Lambeck para los lenguajes puede servir, por ejemplo, para estudiar la polaridad de una frase: si habla en positivo, en negativo o independiente. Entonces, si metes una palabra emotiva y no puedes estudiar cómo se transforma (hasta cierto punto), eso quiere decir que la técnica emotiva que se tiene siempre, siempre, siempre será superficial. Tan pronto como tenemos las técnicas necesarias como para que una máquina sepa si realmente una persona fue irónica ese tipo de cálculo no lo lleva a cabo porque son demasiado ineficiente las técnicas que se conocen hasta el momento para llegar a esa conclusión - así que se llega a una conclusión..., aproximada. Como lo haría un psicópata que fuera lerdo.

Pero, eso sí, esas máquinas que cuestan millones y millones, que cargan con millones de entradas y que para mí son completamente inalcanzables por muchos años que los dedicara para trabajar en exclusividad para pretender acercarme a una..., es lo máximo a lo que pueden aspirar (a ser psicópatas lerdos) y, al mismo tiempo, pueden dar el pego perfectamente. Pueden obtener ventajas financieras: pueden adivinar cuándo un producto va a dar problemas, para recomendar censurarlo - aunque haya falsos positivos.

Y es que, una vez más, se trata de una corporación, de las reglas neoliberales y de que las leyes se someten, en definitiva, a los lerdos psicópatas que tienen más dinero.




martes, 26 de mayo de 2020

EEUU se prepara para la guerra

Ante la crisis financiera inminente los grupos de presión de EEUU están preparando sus patentes: sólo necesitan tener vía libre para producir y que sus costes sean financiados por el pueblo de EEUU.

Vuelve la guerra fría y, ante la construcción masiva de armamento, ¿a quién se lo venderán? ¿contra quiénes lo usarán? Si EEUU arrasara Venezuela, ¿aguantaría España en la OTAN? ¿Qué pasaría con las dos bases que tiene EEUU en España? Si las relaciones de EEUU con el resto de Europa fueron tan mal "sólo" por las mentiras de las armas de destrucción masiva en Iraq, ¿qué pasará cuando se desmantelen nuevas mentiras y se aproveche el color político para tomar decisiones al respecto?

En España Pablo Iglesias tiene más vínculos con EEUU que con Venezuela, tiene un arraigo mucho mayor a la hora de "hacer caso". Sin embargo los varones de Pedro Sánchez jamás le perdonarían a éste ni la más leve de las traiciones contra el pueblo venezolano.

Por otro lado, ¿cree Soros que podrá encontrar un lugar seguro en todo el planeta Tierra si permite que EEUU haga uso de sus juguetitos? Y claro, ¿entonces? ¿A quiénes los venderá? ¿Para qué iniciar una guerra fría con cabezas nucleares? ¿No se dan cuenta los neoliberales que si se pasan a la hora de dar miedo el negocio les explotará en sus propias manos?

Ha tenido que venir una pandemia para que el presidente del país más especulativo y menos productivo quiera sacarse de la manga la industria armamentística, justo cuando el ISIS parecía mermar, cuando se habían quitado de encima a los dictadores..., pero claro, ¿piensa iniciar algún conflicto con Corea del Norte? ¿Qué putrido plan tiene en mente el grupo de presión que le paga las facturas al partido que alimenta de propaganda al pueblo de EEUU?

La devastación de todos esos pueblos semitas ha sido una diversión para las grandes potencias con la excusa del terrorismo, pero claro: ¿qué hará Arabia Saudita? ¿Nos deleitarán con una nueva guerra del golfo para mayor desahogo de las superpotencias y sus pocas ganas de producir bienes tangibles para la Tierra?

Lamentable..., y me quedo corto. Me acabo de desuscribir de Netflix porque me he comido con patatas otra película propaganda antirrusa y proEEUU, al nivel de "El francotirador". Pero esta vez he podido verla hasta el final. Y no del nivel de propaganda a modo de disculpa, como la que protagonizó Brad Pitt, y que podía servir como reflexión ante la torpeza. Hablo de películas que caricaturizan de manera gráfica su odio al comunista, como si fueran nazis o algo por el estilo. Han faltado los documentales que expliquen que el verdadero fascismo está en los hechos, y no en los uniformes.

Censuraron a ese experto que escribió el libro que cuestionaba si EEUU era un país fascista encubierto. Por supuesto, la peor de las censuras es la censura "que nunca ha pasado". A saber si también lo mataron - es mucho de su estilo. Hay grandes norteamericanos en ese país, y si hubiera ganado Yang..., ¡qué gran diferencia! ¡Cómo habría cambiado el mundo! Los grupos de presión se habrían visto desbordados por completo..., sería la muerte del neoliberalismo y la llegada de un nuevo capitalismo que podría haberse compenetrado con los principios fundamentales del socialismo... Pero no, se perdió la oportunidad. Volvemos a la guerra fría. Volvemos atrás.

No creo que el opositor a Trump..., ¿Sanders? ¡Bah! Que le den por culo. La gente no lo ve. Pero existe un punto de inflexión que debe superarse con la socialdemocracia. El modelo de partidos ya ha sido una ruina para millones de personas: han visto arrasados sus hogares, sin tener culpa de nada. Han visto arrasado su futuro, su cultura, su vida..., han pasado de tener una vida estable y convencional a convertirse en huérfanos, indigentes o formar parte de cunetas improvisadas.  Las distintas formas de genocidio que la ONU aún no ha reconocido porque la intelectualidad se congeló con el fin de la Segunda Guerra Mundial.

Desde entonces mucho premio nóbel y poco avance hacia la paz. Poco a poco la Tierra ha ido avanzando inexorablemente hacia el pasado, ha vuelto atrás... Avanza y retrocede, avanza y retrocede. Pasa como con el coltán: encuentran la manera de estirarlo, le ponen el chip y vuelven a dejarlo estable, lo estiran de nuevo, otro chip, y de nuevo lo sueltan... La industria robótica tiene un límite que puede que el coltán no pueda aguantar: lo mismo pasa con la sociedad global superpoblada y cada vez más conocedora de la historia..., ¿hasta cuánto va a soportar la gente la misma mentira? ¿Hasta cuándo veremos que el material será capaz de aguantar el estiramiento sin perder sus propiedades tan rentables?

La historia no está para repetir las trampas: las trampas son las que nos traen los cisnes negros. Esto me demuestra que el think tank que hay detrás de Trump es un grupo de completos insensatos sin cerebro alguno.




lunes, 25 de mayo de 2020

Lo que afecta y lo que se gana

Cuando se estudia microeconomía, al menos en los cursos del paro sobre el plan general contable, observamos cómo todo se reduce a activos y pasivos: lo que debes y lo que tienes. Ese modelo es muy útil para saber quién le debe qué y cuánto a quién, y está lo suficientemente bien organizado como para que podamos dibujarnos un historiograma que nos permita tener una visión con respecto al tiempo de deudas y activos...

Sin embargo ese modelo es individualista: no se observa la realidad del colectivo. Si genera injusticias en terceros ese modelo no observa nada y, por tanto, no sirve en comunidades muy pobladas donde se generan desconfianzas, conflictos, etc... El modelo estadounidense siempre fue bastante peculiar al respecto: el de la tierra se preocupa por trabajar como un burro o perecer en silencio en la mendicidad, y se espera que todas las deudas inasumibles se las coma algún país extranjero mediante la externalización.

El modelo neoliberal no es un modelo filosófico sobre economía completo; tiene fallas descomunales. Es como el que va a la playa y lo ensucia todo, luego se va y, a las pocas semanas, vuelve a hacerlo. Es un modelo que sólo encaja cuando eres un matón de barrio y cuando no hay ninguna clase de autoridad por encima de ti.

El pensamiento liberal suele centrarse sólo en lo que se gana y lo que se pierde, sin percatarse en que esos flujos pueden afectar a terceros en mayor o menor medida. De hecho, forma parte del lenguaje liberal uno de los errores más clásicos: creer que los servicios públicos son un tipo de servicio, como si fueran objeto de la misma especulación que si uno decide ir a ver una película de cine o comer en un restaurante.

La gente va a una frutería y espera un servicio. Puede especular entre ir a una tienda o a otra con el fin de obtener un mejor servicio. La oferta y la demanda suele funcionar bien en esos casos.

Cuando uno va al médico espera que le atiendan. Puede especular entre ir a un médico o a otro con el fin de obtener el mejor tratamiento. Pero quien es mal médico con uno lo es también con el resto. La oferta y la demanda cabe esperar que se convierta en un verdadero espanto en estos casos: si hay un mal médico debería haber un mecanismo para demandarlo o reclamarle algún cambio, en esta clase de cosas no es bueno encontrarse con sorpresas.

Lo mismo pasa a la hora de llevarnos la fruta a la boca: ¿cómo podríamos estar seguros de no hemos sido manipulados con pesticidas y asuntos varios? Por supuesto, también esperamos algún tipo de regulación para ese tipo de tiendas. Regulación que en países muy liberales es impensable: si tienes comprada la licencia ya tienes el negocio. Puedes montarte una frutería, como ser mecánico de coches, así como una licencia que te permita expedir licencias como títulos universitarios...

Dicen: sólo hace falta un sueño..., no, lo que hace falta es capacidad de riesgo. Y la capacidad de riesgo es lo que no te afecta: si eres capaz de hacer que otro pague tus deudas entonces entrarás en el juego liberal. Es decir, aprender a externalizar; aprender a ser matón de barrio.

Hay oficios que deben ser más o menos bien regulados, debido a su peligrosidad. Otros deben ser estandarizados de manera oficial debido al intrusismo, que puede provocar (en ausencia de la peligrosidad citada antes) un sobrecoste sobre el cliente (estafas legales o no). Es decir, el libre mercado opera contra los intereses económicos de manera clara - hace falta unas reglas del juego antes de operar de cualquier manera. Hace falta un conjunto de reglas que nos permita dislumbrar algún equilibrio de Nash en ese juego teórico de supuesta suma cero entre todos los individuos. Y puede que ese equilibrio de Nash sea el propio Pacto Social.

Y es que el error más clásico del neoliberal es el mismo que tiene cualquier falangista trasnochado (todos los socialdemócratas de hoy día). Hay mucho burgués vestido de socialista, pero que ante una cuestión muy sencilla se cae su pantalón y muestra su cola de lobo: ¿Le afectan a todos por igual el pago a la seguridad social cuando todos pagan lo mismo? Son preguntas básicas: ¿en qué beneficia a la economía que la jubilación sea meritocrática? O el clásico: ¿Debería de haber alguna clase de renta incondicional?

Para entenderlo puedo poner un ejemplo básico: tenemos una empresa de limpieza donde se contratan a hombres y mujeres. Como la empresa es machista le aplica a los hombres un rol y a las mujeres otro. Los hombres, sin mirar su currículo, se encargarán de conducir maquinarias de limpieza y barrerán. Mientras que las mujeres harán baños y usarán botes de limpieza. Para que no parezca machista, la empresa impondrá el mismo sueldo y tiempo en horas a ambos grupos. Sin embargo el uniforme es más caro en uno de los grupos, uniforme que se deduce de sus dietas. Por tanto, un grupo tendrá más poder adquisitivo que otro grupo. Da igual que sea el de los hombres o el de las mujeres, la empresa de facto está siendo machista y contraria a la ley de cualquier país moderno.

El asunto es que el mismo sueldo, el aumentarlo en la misma cantidad, el reducirlo en la misma cantidad..., todo eso afectará mucho más a los de menor poder adquisitivo.

Los mismos costes a la hora de tributar le afectará más a los de menor poder adquisitivo que a los de mayor poder adquisitivo. La tributación debería de ser en base a los percentiles de los propios activos del contribuyente: la seguridad social no es el pago de un seguro, porque de ser así podría deducirlo en mi tributación como un coste mensual más.

Cuando pagamos la seguridad social estamos pagando la cobertura básica que se necesita para que todo funcione. En cualquier país del mundo se hace una ponderación más o menos escalonada, sencilla, para intentar cumplir el precepto de que la vida le afecte, le cueste, lo mismo a todo el mundo.

Cuando una persona se salta un stop, le cuesta mucho más al pobre que al rico: el rico cogerá su fajo de billetes y se los tirará a la cara al agente de policía. El pobre es posible que no llegue a fin de mes por el mismo acto. Por eso, el castigo debería hacerse a partir de lo que se gana, no de una cantidad fija.

Un absurdo equivalente sería el cálculo de la indemnización por no entrar en prisión: ¿podría comprenderse que la indemnización se calcule independientemente del poder adquisitivo del acusado? Se prevee, como es de sentido común, no sólo lo que le afectaría a su economía sino también la repercusión de su huída en todos los aspectos de su vida más personal. Lo que el Derecho aprendió en la mayoría de los países la Economía aún hace estragos.

Aún tenemos que cargar con los liberales que no quieren reconocer el poder adquisitivo, lo que afectan algunas decisiones a terceros. Ganar lo mismo o pagar lo mismo no es justo cuando al final te quedas en neto con un porcentaje mucho menor.

Pero claro, el cálculo que comento es simple..., se puede entender. Pero no por ello el liberal va a cambiar su discurso. Seguirá repitiendo los mismos errores. Pero la verdadera razón no es porque él los cometa: hay algo de cinismo en todo esto.

Anoche, después de dormir pensando en estos temas, soñé que un partido político me llamó para compensarme económicamente por mis servicios - a modo de premio, de motu propio. Como me falta el dinero, y me veo viviendo debajo de un puente aún hoy día - porque lo que tengo no me permite tener aún espectativas realistas, acepté la reunión. Y, efectivamente, vi cómo me extendían un cheque por una cifra que sí me resolvería los problemas... Me devolvería a la placidez, a volver a tener fuerzas para dar..., a creer en el futuro - o al menos en el mío. Pero poco a poco, por las formas, y luego porque dijeron de que tenía que ponerme como de rodillas (haciendo una declaración exculpatoria), les reclamé que se definieran por si todo era una broma..., de ahí unas risas y..., el sueño se convirtió en dirigirme al político que me invitó a la reunión y romperle yo la mano.

El sueño intentaba decirme una cosa: no puedes esperar absolutamente nada de esa gente. Y si claudicas al respecto aumentaré su capacidad para hacer daño a terceros: el mundo será mucho peor.

Y sí, si se sigue sin comprender lo que es la meritocracia el mundo será mucho peor: la jubilación debería de ser la misma para todos y todo el sistema tributario debería de ser proporcional al poder adquisitivo. Hacerlo al revés aumenta las diferencias sociales y, de ahí, los conflictos y las traiciones al sistema público. Así que sí: el mundo va a peor cuando un país como España comete errores propios del facherío nacional desde la izquierda incluso.


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