viernes, 19 de febrero de 2021

Los dragones y su mitología llevada al extremo.

En ocasiones es divertido aprovechar criaturas mitológicas de otros tiempos para desplazarlos a esta época. Ese tipo de cosas se hace por una sencilla razón: si funciona, si a la gente le gusta, tiene que ser por alguna razón. Y es entonces cuando se tiene que llevar a cabo un proceso de "razonamiento puro". Justo lo que criticaba Kant; siempre y cuando seamos capaces de comprender que estaremos desvirtuando la naturaleza de la información, en haras al poder del concepto mismo.

Sin lugar a dudas esta entrada será un buen ejercicio para quien aún no sabe la diferencia entre argumentar y crear metáforas. Para aquellos que aún juegan con el extremismo en su día a día aunque no se vean a sí mismos como tales.

Los dragones son reptiles gigantes que escupen fuego y que raptan princesas. Sin embargo, recuerdo que en una ocasión un amigo me preguntó hace más de veinte años en el instituto: ¿por qué los dragones raptan princesas?

Son esas preguntas las que ayudan a los directores de cine, a los autores, a crear grandes proyectos que jueguen con la fórmula del éxito. Hay que hacer una pregunta en apariencia estúpida pero que, en el fondo, sostiene la clave para entender porqué hoy día tendría sentido trabajar con dragones.

Mi respuesta se podía dividir en cuatro filosofías de respuesta. A saber cada cual más enreversada.

El principal motivo, el que yo defiendo, es que los dragones forman parte de una civilización anterior; donde vivían siendo la especie dominante y culturalmente eran superiores al ser humano. Un día cambiaron las cosas y pasaron a vivir en las sombras mientras los hombres alzan enormes castillos. Cuando un príncipe de brillante armadura se dirige al dragón y le ofrece un par de aldeanos lozanos y rollizos, el valor de un niño en el medievo era más bien poco y al dragón le podría convenir aceptar el trueque antes que probar a comerse a una señora que probablemente tenga hasta sílfilis. 

Ante este debate el dragón respondería: "Mira. Tú eres el caballero, el héroe. Yo soy el villano. Me he llevado a tu princesa para que se cuenten historias y nadie olvide la existencia de los dragones. Así, en algún momento dado, alguien recordará los tiempos en los que los dragones eramos los que vivíamos en la superficie y los hombres escondidos en cuevas".

Esta respuesta puede que no sea suficientemente convincente, así que en su momento le di otra:

Es posible que los dragones rapten princesas porque en realidad son de una religión diferente. Más en concreto, los dragones podrían ser satanistas que sacrifican princesas a su dios demoníaco. Esa religión es la que tiene que ir en oposición a la religión de los hombres, razón por la cual pretenden acabar con la heráldica divina de los reyes, que los conectan con los dioses mismos.

Si esa respuesta no gusta aún podía dar otra hipótesis: 

La razón por la que los dragones raptan princesas es porque en otros tiempos los dragones vivían en libertad y, como se puede apreciar, no hay dragón que vista con ropajes: todos son nudistas. Es como si hubieran conformado una comuna hippie, y al aparecer la época de los castillos se sintieron ofendidos por todos esos lujos y, al mismo tiempo, tanta miseria y basura. Así que raptan princesas porque son republicanos y no quieren que estropeemos el planeta.

Por último, si no se quiere meter uno ni en religión ni en política, tenemos el argumento del conjuro:

Los dragones que raptan princesas bien podrían ser humanos que hicieron algo prohibido para la religión de su época. Más en concreto, un plebeyo no puede desear a una princesa, razón por la cual es posible que algún abad hiciera uso de su nigromancia para convertirlo en dragón..., degradarlo al mundo de las bestias, y así evitar que se genere impurezas en la sangre de los dioses. Podría verse a esos dragones como gente enamorada que acaba capturando a su princesa pero, como ocurre con las crónicas vampíricas, la bestia en la que se ha convertido en ocasiones doblega su voluntad y, a pesar de que lucha contra sus instintos, posee una intención funesta de acabar matando a la princesa.

Pensar que un lagarto de por sí pudiera tener fijaciones por una princesa no podía tener mucho sentido. Por ello necesitamos adornar la historia mediante un proceso de razonamiento puro: proceso que nos aparta de la verdad, la verdad de porqué existen esas historias.

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La verdad de porqué existen esas historias es porque necesitan un villano: un villano suficientemente convincente. La criatura más horrible y temerosa bien podría ser un cocodrilo. Algunos de ellos pueden ser unos auténticos asesinos. Sin embargo describir todos los elementos de un villano perfecto: gigastesco, duro, escupe fuego, etc..., es lo que hace que el héroe sea aún más heroico en cuanto lo venza. Es decir, los motivos suelen ser para que gente muy simple tenga una historia que les rellene un hueco lleno de miedo, desesperanza, dolor, tristeza, etc... Entonces las historias funcionan como bálsamo y no se les pide demasiado desarrollo cultural o lógico. Porque su naturaleza es psicológica.

De vez en cuando veremos a un sujeto defender teorías conspirativas, desarrollando los conceptos psicológicos como en su tiempo hicieron los que crearon los ritos religiosos. Se valdrán de la razón pura para cambiarle la naturaleza a los memes, los recursos literarios. Luego la gente olvidará y sólo quedará el rito, al que intentarán ligar y religar a la naturaleza divina.

La pérdida del ser querido convertido en una manera de sembrar y cuidar la tierra. La revolución de la agricultura ligado con una religión que, de padres a hijos, paulatinamente irá perdiendo el recuerdo de su verdadera naturaleza para, finalmente, desvincular la agricultura con el entierro de los muertos, su velatorio, etc...

La ciencia que estudia el poder y su naturaleza es la filología, pues la historia de las religiones, los relatos, las creencias, etc. están todas ligadas con el nacimiento de la lengua que usan; que es la herramienta que aliena a las personas a pensar de una manera o de otra.


domingo, 14 de febrero de 2021

Test para saber si eres EXTREMISTA

Hola gente. Me ha repateado tanto ver cómo el extremismo está ganando más y más adeptos que he pensado escribir esta entrada. A mí, personalmente, me da igual que la gente me diga: "sí, soy extremista; pero cambiaré". Lo que realmente me gustaría es que cada cual en su fuero personal sea capaz de darle utilidad a los aspectos del siguiente test para determinar si realmente hay algo que deben cambiar.

No me cansaré de citar al último filósofo que mejor desarrolló estos conceptos, que sería Gustavo Bueno. Y yo, como no soy muy leído, sólo puedo seguir citando figuras con nombre reconocido en mi campo, como podría ser Bertrand Russell, Leibniz, Kant...

Es decir, definiré el extremismo por esa disonancia cognitiva que tienen algunas personas que les hace creer que sus ideas maximales tienen presencia en el mundo físico, cuando las evidencias siempre les empuja a la frustración continua, el carácter violento y la necesidad de una aceptación que no llega.

El extremista que no acepta se queda en medio: negación, ira, miedo, negociación... Y en ocasiones se crea teorías (extremistas) que no permiten avanzar a lo largo de esas fases hasta la aceptación: la teoría opera contra la psicología - eso es el extremismo.

Hace tiempo escribí un artículo que publiqué en medium que hablaba sobre la fusión entre ética y moral, y en ese artículo se podía ver cómo la creación de una máquina (teoría) podría adquirir valores de inmoralidad, amoralidad, peligrosidad... Efectivamente, según mi teoría, las ideologías pueden ser descatalogadas bajo esas etiquetas. Es la fórmula que presenté y que no se me quiso reconocer.

Imaginad que alguien hubiera presentado una fórmula capaz de decir que las teorías de Hitler eran peligrosas - y demostrarlo.

No espero que la gente entienda porqué es tan importante entender la fusión que hay entre ética y moral. Porqué la informática está tan avanzada al respecto y qué tiene que ver los haters, la filología, el deep learning... Pero lo que sí voy a hacer es marcarme un test de extremistas.

 

TEST (nunca oficial) PARA SABER SI ERES UN PUTO EXTREMISTA

Idealmente debería de proponerse esta clase de tests, aplicarlos, comprobar hasta qué punto encajan con lo que deducen otros tests, calibrarlo..., y ya darle el toque final para patentarlo como tal. Pero a alguien como yo nadie le hará caso.

SITUACIÓN: Eres una persona que tiene una teoría, o idea, y en ella hay un conjunto de afirmaciones maximales, fundamentales... (ej: Igualdad, Dios, Alma, Legitimidad, Mis Cojones...), que estás defendiendo en tu medio ambiente. Esas ideas no son tangibles, son abstractas, y no todos lo comparten. Razón por la cual te ves en la obligación de alzarte y divulgar la teoría.


1. Falsabilidad ¿Esas afirmaciones maximales son presentadas de manera que sean refutables? Sí/No

Es decir cuando las presentas ofreces un camino en la empiria que permita demostrar que podría ser un error. Si aseveras que ciertas personas son seres de luz entonces deberás incorporar una prueba de fuego que las ponga en cuestión para que sea una afirmación falsable. Si dices que Menganito es el más alto, deberás ofrecer la posibilidad de que alguien te muestre alguno más alto todavía.


2. Referenciabilidad ¿Esas afirmaciones maximales han sido referenciadas por terceros? Sí/No

Si no se pone referencias a una teoría tan importante adaptada a contextos pasados será porque la teoría no era tan maximal, tan universal, tan..., importante. Si vas a hablar del hambre en el mundo, seguro que antes otros ya tenían hambre. Si vas a hablar de un dios nuevo, seguro que otros ya creyeron en algún dios por el estilo. 

 

3. Contrastabilidad ¿Has puesto ante pares tus ideas maximales? Sí/No

Un par es alguien de tu mismo nivel académico, pero que no te va a dar la razón - sino que será crítico con tus ideas. Unas ideas que no se han puesto bajo contraste oficialmente no tienen carácter científico, no son objetivas, ni son relevantes para la comunidad. Es como este test: sin las pruebas pertinentes sólo es una colección de preguntas.


4. Objetividad ¿Has evitado siempre evocar a los sentimientos cuando no te dieron la razón? Sí/No

Quien evoca a los sentimientos cuando debe ser objetivo parece que es como si quisiera manipular, mentir, conseguir ciertos atajos... Errar es humano, el que se excita debe pedir disculpas a su audiencia y recuperar los protocolos de la asertividad. Enfadarse, gritar, llorar..., todo eso son siempre puntos negativos que, en ocasiones, es razonable que ocurra, pero obran contra la exposición de una teoría objetiva.


5. Completitud ¿Has conseguido que un tercero repita tus pasos exactamente bajo tu mismo rigor? Sí/No

Una teoría completa es coherente y relevante. Partiendo de esos preceptos, al ser suficientemente relevante terceras personas querrán repetirla, y al ser coherente lo lograrán. Pero si la teoría no es suficientemente completa entonces los que la repitan tendrán menos rigor. Si el rigor que se pierde es importante entonces parece que es más una marca personal que una teoría propiamente dicha.


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Interpretación del test: si estás defendiendo una teoría con vehemencia y has respondido a alguna de estas preguntas con un No, entonces estás practicando una pseudociencia. Más vale que seas coherente con la clase de información con la que te manejas.

Si se ha respondido 4 o 5 noes entonces pongo la mano en el fuego conque eres un extremista; incluso el que haga el test, habiendo tenido sólo 2 o 3 noes es probable que en realidad posea los cinco y no lo sepa porque el extremismo genera necedad.

Es importante que la gente sea consciente de qué defiende y en qué ambito trabaja porque el comportamiento de todos los extremistas es: 

- No creerse defensor de ninguna ideología. Salvo la coloridad de su teoría.

- Ser poseedor de verdades absolutas. Gracias a la coloridad de sus ritos.

- No aceptar hechos históricos. Salvo la coloridad de su propio historicismo epistemiológico.

- Creerse superior a los demás. Salvo a la coloridad de figuras arquetípicas perfectas.

- Ser incapaz de mantener una discusión asertiva. Pero con la coloridad de su emotividad.

- Usar términos que nadie usa como nadie se espera, como la palabra coloridad.

Y no, no soy extremista. Pero es que hay darle colorido a este blog..., digo yo.

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