sábado, 30 de noviembre de 2019

Un sueño trascendente

Siempre que  tengo en una noche un sueño el segundo suele ser más consciente, más arraigado al mundo en el que vivo. Estos sueños labergan mensajes que simplifican, soñar es como resolver un laberinto: ideas que están enmarañadas cobran una forma y conforman una suerte de explicación.

Las elucubraciones que sobreviven en nuestro cerebro, en cuanto a que no vienen de los sentidos, sino de un vago recuerdo de cómo se introdujeron en nuestra mente, bien pueden ser deshechadas como buenos científicos o buenos escépticos que somos. Sin embargo, la huella que dejan en nuestra experiencia, la manera en que nuestro cuerpo se simplifica y se siente mejor, nos ayuda a comprender que existen pasillos y complicaciones cuyas resoluciones mentales nos preparan y nos allanan el camino.

Aunque el primer sueño que tuve fue mucho más animado, basado en un escondite principalmente, lo que me pareció más llamativo fue lo que vino después; después de esa fase preparatoria. Y es que tras ese calentamiento de sueño me vi en el interior de una clase con gente joven recibiendo alguna clase de formación profesional. Entonces yo era mucho más viejo que ellos en algún sentido, pero nos estaban enseñando filosofía científica - algo inaudito.

Mediante una especie de test el profesor se dirigía a toda la clase y les daba varias pistas; las pistas las tenían que leer en la parte de abajo de la pizarra, mientras que las dos posibles respuestas se leían al final en la parte de arriba.

En la parte de abajo las pistas eran, y no eran estas porque no me acuerdo, tiene orejas de gato, patas de gato, todos dicen que es un gato, etc... Las dos posibles respuestas que se leían al final eran: o era un gato o Mariano Rajoi.

El profesor explicaba que la ciencia debía centrarse en dar la explicación más obvia, nunca obcecarse en la afirmación que más nos guste o más llamativa..., la clase era participativa, gastaban bromas... Entonces tuve la oportunidad de disentir, se me cruzó la manera de ver las cosas como cuando iba al instituto, dentro de una clase como la que tuve cuando hice la formación profesional en informática.

Principalmente le dije que él tenía razón, pero que había un matiz, algo que había que decir. Y ese matiz tenía que ver con todas estas décadas que he tenido de lucha contra la ciencia, de cómo era imposible que me dieran la razón porque no tenía fachada para ello, y el profesor, muy ilusionado, simplemente me dijo: "pero has escuchado lo que había dicho, ¿verdad?"

En ese "sí", en esa insistencia del uno con el otro de concesiones, fue cuando sonó el despertador, sin haber tenido la oportunidad de lanzar mis matices y discurso. Por supuesto, para cuando desperté me olvidé de todas las enseñanzas que había transmitido ese profesor con los alumnos.

Y eso es por una sencilla razón: el mensaje no era la cosa trivial que pudiera estar diciendo ese profesor, la cosa del sueño, lo que resuelve, es el hecho de que debo aceptar el hecho de que el mundo político es incompatible con la verdad, de que habrán muchos premios y conferencias, pero la sociedad no está preparada para asumir lo evidente. Ese sueño era una manera de aceptar la derrota de nuestra civilización: yo estaba de acuerdo y seguir luchando contra esa mentalidad era lo que me hacía perder los nervios.


Una vez recuperada la compostura, ahora asumo que ayer el teclado volvió a tener un comportamiento azaroso: volví a ser atacado desde la BIOS. Si no puedo hacer nada entonces, ¿para qué preocuparse? Debo avanzar en una dirección más adecuada: ellos solos se condenan con sus obsesiones, no puedo hacer nada. Esta máquina no la controlo yo, pero las vidas de esos desgraciados tampoco es controlada por ellos mismos y, lo más gracioso,  es que lo sospechan (aunque no lo saben).

Así que me toca representar mi papel.

Para hoy había negociado mi tiempo para hacer realidad un hito que necesitará esta civilización. Ahora ya no puedo influenciar a los más grandes de mi tiempo para que la sociedad avance, así que me tocará hacerlo a mí mismo con mis medios - si me da la gana. No creo en el proyecto, porque exige una apreciación por parte de la gente en lo que se refiere a entender los pasatiempos desde una filosofía muy diferente que, al mismo tiempo, ha estado siendo considerada muy oscura en nuestra sociedad (al estar asociado a asesinatos, me refiero a los juegos de rol). Pero es fundamental pegar el salto, y así evitar tantas pastillas que destrozan el cerebro.

Puede que algún día me dé por incluir las pruebas de ciego necesarias para comprobar que estos pasatiempos "rejuvenecen" el cerebro. Si me da la gana.

Pero para hoy pensaba empezar a meterle caña, aprovechando que  el Windows no se ha puesto tan pesado con herramientas que no necesito y que me obligan a no poder tenerlo configurado de una manera funcional (porque ellos se encargan de deshacer las configuraciones..., ¡bendito Windows 95! ¿qué te han hecho?). Allá Microsoft porque esta misma senda ya la inició Apple y todavía están buscando el queso que han perdido.

En cualquier caso, veré si me centro esta mañana. Tenía muchas cosas en mente que poder decir pero, claro, son cosas que se olvidan, se pierden... No serían tan relevantes.


viernes, 29 de noviembre de 2019

Me he estampado

Bueno, pues ya estoy recuperado. Mi teclado creo que fue atacado por un virus que destruye los dispositivos físicamente. Emitido por la secta de Microsoft. Pero he vuelto a tener ganas de comer.

Ayer, pensando que era viernes, creí que las ofertas serían más buenas, y al final resultó que el viernes negro era hoy. Seguro que si hubiera esperado hasta hoy me habría ahorrado una gran cantidad de dinero. Pero no me importa. Nunca me importó el dinero. Quien crea lo contrario es porque no me conoce en absoluto. Lo que me importa es mi futuro, y con quién tenga derecho a vivirlo.

Ya, por lo pronto, he comprobado que aún siguen leyendo mis artículos en Medium. Nunca en una conferencia podría conseguir tantas visitas. Se podría conseguir que he hecho el equivalente a hacer unas cuantas conferencias exitosas. Y ese era mi objetivo al fin y al cabo: que mi tecnología fuera conocida. Ya, el reconocimiento, no va por mi cuenta.

De la misma manera, he podido percibir la ausencia de notificaciones de Windows Update. Cuando una persona percibe la ausencia de algo así es cuando nota que había una auténtica patología detrás. Una obsesión enfermiza. Ahora ha vuelto el zen. Ya tengo la calma de nuevo, mi ancho de banda vuelve a ser mío, mi pantalla mía, mi tiempo vuelve a ser mío. Aunque con una tecla menos en el teclado. Cosas de sectas.

Dentro de poco me llegará el equipo nuevo, sin Windows, y empezaré a juguetear a ver si puedo instalar los servicios de mi tienda y no tengo problemas. En el peor de los casos le meto Ubuntu por vena, que es una distro que conozco. Quizá tenga que comprarme un teclado, pero son asuntos menores. El matiz es que, por primera vez, voy a tener un verdadero control en mi propio laboratorio. Sin intromisiones. Trabajaré para particulares, o ya veré cómo me lo monto.

Sigo sin ver nada claro en el futuro, pero este creo que era un paso necesario. Tropezar es algo esencial; aunque lo que realmente marcará mi rumbo es el descubrir un nicho de mercado donde nadie quiera censurarme o sabotearme. Donde nadie quiera acosarme. Donde pueda resolver sin que necesite preocuparme por lo más básico.

No me gusta el mundo donde vivo. Pero esto es lo que hay. Sólo puedo ser condescendiente con mis semejantes.

¡Cómo me gustaría vivir un momento ilusionante donde las grandes masas se quieran sentir implicadas en un proyecto común! Un proyecto que sirva de algo: lo máximo que podemos hacer a la vez es cumplir años en las campanadas. La voluntad de la gente es un olvido continuo a lo que nos define como seres humanos. La queja va en una dirección, pero el miserable se aferra con más fuerza a sus miserias cuantas menos tenga; o cuanta más importancia les den los demás. He vivido etapas cruciales donde he tenido la oportunidad de independizarme, pero siempre ha pasado algo..., un cometa, un arteluz... Cometí el error de depender de mi familia.


No volverá a pasar.





jueves, 28 de noviembre de 2019

Me he lanzado

La última vez que me arriesgué se quedó el producto arrinconado sin tocar. Para muy pocas cosas me valdría la pena ponerme usar "las manos". Es posible que antes de hacerme un manitas debo recordar lo que es tener en mis manos un superordenador.

Así que lo he hecho. Voy a apostar por el futuro. No creo que salga bien. Pero es como si me hubiera desvirgado. Quién sabe lo que acabe por hacer. Es la primera vez que compro una máquina con una cierta sensación de independencia..., quién sabe..., puede que le meta el Ubuntu. Depender de las grandes corporaciones para todo no ha sido buena idea ¿Acaso no puedo gestionar yo un poco mis cosas? ¿No puedo hacerme responsable de mi propio trabajo?

Si pudiera disponer en la misma máquina de todos los productos, sin hacer guarismos, compresiones y cosas así..., me imagino cómo sería ejecutar mis propios sistemas por lotes sin miedo a que se recaliente la máquina. Hablamos de trabajar en serio. De levantar un poco el vuelo, pero de verdad.

Quién sabe. En este mismo edificio un antiguo colega trabaja en mantenimiento informático. Nos tenemos un especial respeto mutuo, tal vez le involucre en mis dudas sobre hardware y..., no sé. Quizá sí. No lo sé.

Mi idea era que por mis trabajos con el ordenador gané lo suficiente como para invertir en un equipo más en condiciones. Por tanto, debía aprovechar la inversión para ofrecer servicios mucho más..., no sé la palabra: ¿impactantes? ¿Que me arriesgue de verdad? ¿Que pruebe a hacer productos finales?

El mundo no iba a acabar hoy. No sé porqué pero es como si muchos se lo hubieran olido. Yo al menos sí lo he sentido..., pero no. No tengo ganas ni para querer ver destruido este mundo tan absurdo. De hecho, he intentado escribir una novela donde el supervillano que intenta destruir el mundo (una mujer, como en cierto videojuego) al final se ve justificada su decisión..., pero se me ha hecho tediosa la necesidad de escribirla. Tal vez sea por la flecha izquierda que, misteriosamente, se rompió por sí misma - sin una explicación racional, salvo la conspirativa.

En cualquier caso, ya es imposible volver atrás. Es como un pecado mortal que no puedo escribir. Y, aunque mi teclado no esté en condiciones, es como si tuviera más necesidad de escribir que nunca. Para no volverme loco y esas cosas. Al fin y al cabo anoche me desperté con una ira de soledad que me aprisionó de manera muy triste. Cada vez me pasa menos..., pero eso es aunque esa compañía sucedánea se me haga cada vez más tangible que no exista.

Hummm, esa última frase no sabría traducirla al inglés, bien pensado. Hacer tantos estudios filológicos sobre traducciones me está haciendo un tanto estricto con el sentido de las frases.

¿Estoy siendo demasiado audaz para lo altamente reprimida que está mi voluntad y capacidad de motivación? ¿Conseguiré dar con una frustración mayor en cuanto me llegue la nueva torre?

Si quiero apostar fuerte debo actuar de manera mecánica a partir de todo lo aprendido - no hay otra.

En cualquier caso, no voy a esperar a que me dejen actuar, pisotearé a quien se me ponga por delante. Es la única manera de intentar llevar esto en alguna dirección más o menos coherente con la idea de que exista alguna clase de Futuro.

No tengo ganas de comer

Anoche me desperté sobresaltado. Malos recuerdos y ganas de matar. Entonces me sentí culpable porque quise imaginarme que dormía alguien querido a mi lado. Es lo que me hace sentirme agradecido, plácido..., vivir esa ensoñación de viajar y dormir en otros mundos, acogido por alguien que quiera compartir una vida conmigo.

Pero ese mundo ya lo deseché. Es como si no fuera posible. Puedes conocer a gente pero, como es lógico, ellos tendrán sus problemas (90% económicos), y nos podemos imaginar la clade de mundo que es este cuando todo gira en torno a algo que a la mayoría no nos importa.

Nos han arrebatado el futuro. No tenemos derecho a ser. En la medida de que somos, nos convertimos en una carga, y para ellos somos una molestia. Cuando trabajas da la impresión de que te hacen un favor: ¿cómo se  puede vivir de esa manera tan impropia? ¿Cómo se puede defender un esquema tan absurdo?

Así se te quitan las ganas. Tampoco puedo expresarme al completo porque el teclado lo tengo como lo tengo: saboteado. El fabricante me ha dado una salida..., aún no me he decidido, es un enorme coste que tendría que asumir él, y una carga que debería asumir yo.

Supongo que haré la trasmigración. Pero claro: ¿para qué invertir? ¿Acaso hay futuro?

Disponer de un equipo mucho más bueno, y empezar de cero con un sistema independiente. O también contactar con el fabricante y tener que volver a instalar lo que tengo. O puedo buscar la combinación por mí mismo  y reinstalar lo que haya que instalar de nuevo. O puedo dejarlo todo tal como está, porque no hay dolor si no hay camino, ni camino sin dolor.

Será cuestión de tiempo antes de que esos pervertidos quieran volver a llamar a mi puerta. Como pasa con mi móvil: ¿a qué clase de imbécil se le ocurre que es una buena campaña publicitaria acosar todos los días a alguien que mantiene su móvil apagado porque no les respetan su derecho de oposición a recibir publicidad? Viven una mentira: saben que no van a vender su producto. O quizá sea peor: que se pueda pensar que realmente lo consigan. Entonces viviríamos una completa idiocracia y, en este contexto, vivir libre o acabar en prisión es exactamente lo mismo.

Es una locura.

En cualquier caso, sólo espero no tener que volverme a cruzar con ningún representante de Microsoft o de Apple, ya por lo pronto. Así como unas cuantas teleoperadoras. También me pasa lo mismo con algún banco, y aseguradora. Estoy bastante mal con ellos. No me gusta que me acosen. Me parece de un especial mal gusto. En otro tiempo habíamos encontrado la manera de que mis consejos pudieran ser aprovechados por las grandes empresas..., hoy día me asquea pensar lo  estúpidos que pueden llegar a ser los directivos que creen que su función consiste en acosar. O en permitir acosos, como ocurre con Gran Hermano.

Se te quitan las ganas de  comer..., o así sería si no fuera porque un anunciante: Schweppes, ha dicho que retiraba su publicidad de Gran Hermano. Quizá en cuanto me tome esa bebida  me vuelvan las ganas de comer. Tal vez hay gente que piensa diferente, en verde... Puede que haya una esperanza en algunos directivos.

La lucha se hace desde lo pequeño. En ocasiones no hay que esperar grandes logros. Pero para conseguir una revolución hay que pensar a lo grande. Lo que ha hecho Schweppes para mí es grande: si fuera demasiado pequeño habría pasado desapercibido. Así que el destino debe ser dar grandes espaldarazos, que sean flagelados los directivos a los que se les ocurrió que era buena idea acosar a una persona.

Con un poco de suerte, gracias al juicio comparativo, consigamos un poco de juicio crítico: sobre cuál es el código deóntico que se espera por parte de los que se ponen en una posición de poder. Y si se van a valer de su posición para practicar la extorsión, con nocturnidad, alevosía, repetición... Y siempre al mismo..., siempre al mismo.

El Deep Windows

Todo el mundo sabe que los informáticos somos cualquier cosa menos tontos. Y que en todas las teorías de hechos extraños siempre hay una inquietante que incorpora una comunidad de supercientíficos que trabajan en una especie de mundo paralelo...

Hoy día se ha aceptado la existencia del Deep Web. Hay quien ha querido meterle más caña al concepto, y los hay que se han conformado con exponer el asunto desde el punto de vista más pragmático. Sin embargo, nadie lo niega ya. Es como el Deep State, que no recuerdo cómo lo llamaban realmente ni me importa, que es cuando la tecnocracia toma el control y el presidente elegido se convierte en un títere de cómo deben hacerse las cosas.

Sin embargo, donde tiene siempre más sentido que exista un deep algo es en los propios sistemas operativos. Efectivamente, cuando una aplicación cualquiera incorpora puertas traseras ya tiene su propia denominación. Personalmente, la traducción al castellano prefiero asociarla a la mala fe, mientras que el término "by pass" prefiero darle un uso de cara a la depuración; es decir, en ocasiones tienes que valerte de esos andamios para moverte por la aplicación antes de entregarla. Efectivamente un mal ingeniero (OJO: mal ingeniero) necesita crear el producto de manera que mantenga los andamios, en vez de dejar el producto con una buena definición de los papeles que tienen todos los usuarios.

Es decir: cuando esas pasarelas se quedan en el interior de la aplicación entonces siempre y sin excepción podremos decir que no es como cuando el médico intenta conectar como sea el corazón con el cerebro, sino que, simplemente, el programador ha dispuesto de un medio para pasear por su aplicación dentro de unos permisos que no le competen.

Cuando se dan estos actos de mala fe podemos asegurar que es más fácil que se produzcan a pensar que el programador va a ser capaz de auditar al completo los distintos roles que hagan coherente el sistema de por sí.

Y esto es lo que nos lleva al Windows. Como pasa con la versión de Apple, cuanto más cerrados son los sistemas operativos, y menos permiten que otras empresas interfieran, es más difícil que ocurran hechos duros, que hayan problemas o mala fe...

En estos momentos mis problemas con Microsoft ha llegado a un punto de especial estabilidad. Mediante ese manto de aparente torpeza que tienen al permitir sacar productos que erran en las propias presentaciones, cualquiera que no sepa ingeniería del software o, al menos, diseño de base de datos, podría creer que esa clase de torpes serían incapaces de crear un Deep Windows para controlar todos los desastres - puesto que las paredes se caerían y dejarían verse los andamios. Sin embargo, la informática no funciona así: en realidad es al revés; es más fácil cometer torpezas para ocultar andamios que construir el software sin esas pasarelas, con permisos adicionales y que sean coherentes (porque ahí no entra nadie, salvo los técnicos más especializados que hayan firmado una cláusula de silencio, es decir: un contrato ilegal y, posiblemente, tipificado).

Si yo me creara una empresa de software y obligara a mis programadores a firmar un contrato de silencio sobre las pasarelas ocultas que construimos y que atentan contra nuestra propia ética como programadores (ya escribí un artículo en Medium al respecto, el que intenta inculcar una moralidad a la máquina definiendo el código ontológico de los que construyen el producto) lo normal es que me caigan, como mínimo en España, cuatro años de cárcel. Además de ver cómo me cierran la empresa, claro.

Pero no hay que olvidar que Windows y Apple juegan en otra liga: la liga de los que te ofrecen la jerarquía tecnocrática, los que te dan el poder, los módulos hechos..., esas empresas nos dan la dictadura encubierta como presente, y la idiocracia como futuro.

Así es como funcionan los estados tecnocráticos y, por supuesto, con las grandes corporaciones pasa lo mismo.

Sabía a lo que me atenía en cuanto empecé a denunciar públicamente a Windows, como en su tiempo hice con Apple. Existen unos comportamientos que son antinaturales, pordioseros, cochambrosos... Al final pueden irse corriendo sus fundadores de cómo afrontaron su empresa, de cómo afrontaron su realidad..., han dejado un mundo hipotecado.

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Recuerdo que estaba delante de mi equipo, mi portátil, y entonces la tecla de la flecha izquierda empezó a pulsarse por sí misma. Poco a poco de manera compulsiva. No había recibido ningún golpe, no había ningún líquido cerca, no había exceso de temperatura (de hecho hasta tenía un poco de frío)..., de forma expontánea esa tecla aislada empezó a funcionar sola. El único contexto anómalo que se había producido fue cuando había puesto de manifiesto al Windows Update que era imposible instalar su producto en mi máquina que, por mucho que me insistiera - y además de manera ilegal y posiblemente tipificada - no podía hacer realidad su sueño maravilloso de actualizar su sistema operativo porque mi máquina era demasiado pequeña, que toda esa insistencia de descargar, instalar, apagar, descargar, inicializar, instalar, etc..., que yo intentaba anular y no me dejaba, con esas ventanitas insistentes en que tenía que conocer el nuevo sistema, la nueva aplicación, que tenía que cambiar, que había que pasarse al otro sistema, y otra ventana, y esa insistencia..., en cuanto le dije que no por  última vez, ¡hala! La teclita empezó a funcionarme mal ¡Oh sorpresa!

Eso ya lo hemos visto antes. Unos tipos trajeados entran en tu tienda. Entonces te dicen que hay un señor que se encarga de tu seguridad. Le dices amablemente que no tienes problemas. Ellos dicen que la ciudad está llena de mafiosos, que todos tienen una hermandad, un grupo..., les dices que no. Que tienes que aceptar, y dale, reinicializar, no respetan tu tiempo, no te dejan cerrar, te insisten, que te conviene..., y al final, por pesados, y porque la policía pasa de todo (y este es el problema), les sigues el juego.

Todos sabemos perfectamente que en cuanto dejes de pagarles o seguirles el juego de repente un vándalo quema tu propio establecimiento. Es así como funciona esa clase de negocios: es así como se hacen ricos. Eso tiene nombre: y por esa razón hice la acusación que hice a la policía como colaboración ciudadana - no puse denuncia por los motivos que comentaré a continuación.

Al final resulta que un técnico hace como que me resuelve las cosas. Empieza a meterse en las opciones que no son el Windows: que si los cajetines a los que puedo acceder como administrador, que si muchos botoncitos y checkbox que en realidad no son funcionales, que si una lista de propiedades y variables que están para encender y apagar lucecitas y cargar el sistema..., y me dice que todo está resuelto. Que no me volverá a pasar. Claro, yo no puedo hacer nada. Todas esas jeriborcias que ha hecho puede que hasta sirvan para algo, así que le sigo el juego. Le seguí el juego por una y dos veces. Pero fue que después de su segundo intento la tecla de la flecha izquierda dejó de funcionarme.

Por un lado, el equipo tenía un comportamiento extraño: no me permitía descargarme el firmware que me permitía volver al 2016, por otro lado los dos estados de guardado que fingen hacer los técnicos no estaban accesibles (para volver a antes de todo lo que hicieron) y, por supuesto, ese enlace que se comprometió a darme para hacer un seguimiento de mi máquina fue otra mentira, de tantas, por parte del técnico para que pudiera conseguir sus anheladas "cinco estrellas". Toda una farsa.

Ayer fue cuando arranqué la máquina, se bloqueó todo el teclado al completo, supuse que sería un recalentamiento de algo interno - supuse que sería una reprogramación de la BIOS, encontré la combinación y acabé arrancando la máquina y hacer que funcionara el teclado. El problema es que la tecla izquierda dejó de funcionar. De hecho, el parcheo que le hicieron al servicio fue tal que incluso la palabra "inicio" que está sobre esa tecla tampoco funciona: es decir, se han preocupado de crear un escenario de manera que, ante un juez, tuviera que valerme de mi testimonio exclusivamente, junto con mi experiencia como programador, para aseverar que no era un fallo del hardware.

Ahora, con lo importante que es para cualquier oficina, no puedo pulsar la tecla izquierda. Un soporte independiente me aconsejó que pusiera un teclado, y ese teclado funciona perfectamente. Es engorroso por el momento, pero es lo que hay.

"¿Qué tal tu experiencia con Windows?"

Sé perfectamente que esa denegación de servicio fue producida por Windows mediante un código malicioso. La tecla izquierda se usa casi tanto como el intro o el espacio cuando tienes que trabajar en excel o escribir historias..., van a lo que van. Y a mí nunca en mi vida me ha pasado eso con las decenas de teclados que he tenido, y he sido como un gamer: saben de mí que cuando yo jugaba hasta incluso soltaba las teclas para seguir dando palizas y evitar el solapamiento que busca el mal jugador. Siempre he sido muy delicado con mis teclas, es algo que se aprecia incluso en la clase de juegos que suelo buscar - odio en las que hay que aporrear el botón; entre otras cosas porque son mis propias falanges las primeras en resentirse, antes que el teclado o el joystick. No, no fue el hardware. Aunque no pueda demostrarlo salvo mediante mi experiencia.

Con la excusa de que hoy es mi cumpleaños, y ahora que Windows ha dejado de acosarme en apariencia (y que conste que no consigo desinstalar la actualización última obligada de instalar, porque no aparece en mi historial - para que se vea que sí hablamos de un delito, que sí hablamos de años de cárcel si se pudiera demostrar la extorsión y el acoso que he estado sufriendo) todo apunta a que me pase por uno de mis proveedores y le pida una torre con un sistema operativo Open. Veré qué hago con mis proveedores, si realmente dependen o no de Windows..., veré si consigo la trasmigración completa. Si es cierto que puedo funcionar con esos esquemas y si no incorporan pasarelas.

El estado debería tomar cartas en el asunto si no quiere ver cómo la población se idiotiza.









miércoles, 27 de noviembre de 2019

Se te quitan las ganas de comer

Ayer se me olvidó comer. Y hoy, por culpa de que se ha desactivado una tecla del teclado, me pasa lo mismo.

Se me hace vandálico pensar que tengo que asumir que Microsoft me haya robado el equipo para hacer sus propios experimentos. Cualquiera diría que han sido ellos los que pagaron por él. Pero ahora resulta que para mañana voy a tener que empezar a tomar decisiones. Decisiones como para qué voy a usar este armatoste.

Si quiero ponerme a trabajar en serio, debo hacerlo al margen de la vigilacia de Microsoft; procurando en lo posible no dar constancia de que existo. En cuanto saben de que hay un usuario empezarán a acosarle con actualizaciones y más problemas. Hay que buscar la manera de quitarte a esos malnacidos de tu equipo.

Como no tengo espacio ha entrado en un bucle sin final descargando sin permiso y volviendo a instalar, volviendo a ocupar espacio y volviendo a dar problemas. Si intento descargarme el Firmware que me arrasa con las actualizaciones y los problemas, entonces en un momento dado "algo" me corta la comunicación y no puedo descargarla. La máquina ya no me pertenece.

Ayer me fui a casa y me di cuenta de que para cenar no me comí la manzana. Para dos o tres piezas de fruta que tomo para cenar, ya podría recordar la manzana. Me la he comido hoy, pero tengo una enorme desgana. Tal vez para cuando me tome una bebida energética me anime un poco; pero todo lo estoy viendo mal, la verdad. Tengo muy malos ánimos y, sí, estoy pensando en cómo poner en cuarentena esta maquinaria.

Podría usarla exclusivamente para conexiones triviales. Y dejaría a una máquina importante y grande los asuntos importantes. Comprarme un armatoste que no dependa de Windows sí es una buena idea. Ya vería luego si puedo ir instalando lo que me interesa, si puedo acceder a Internet y todo eso.

Principalmente, porque por desgracia mis operadores usan aplicaciones que no sé cómo funcionarán sin Windows. Pero me puedo arriesgar. Así, con el cambio, puedo convertir mi máquina en un laboratorio..., pero claro, ¿para qué? Hay que ser prácticos.

Tengo dos servicios técnicos a los que podría contactar, y así evitar a los mafiosos de Microsoft. Necesito saber qué hacer, esperemos que para cuando se reinicie la cosa esté más estable...



El día de los inocentes

¡Menuda mañanita! Y aún son las 9'23 horas. A saber lo que me espera.

Me decía el técnico de Microsoft que enviaría a mi correo un enlace para hacer seguimiento de lo que le pasa al equipo (de los propios sabotages que no quieren desinstalar o reconocer). Por supuesto, he esperado a hoy para comprobar que de enlace nada: los técnicos de Microsoft son cualquier cosa menos honestos.

Los que sí me respondieron son el fabricante. Por supuesto contradijeron las palabras del técnico y el CEO de Microsoft, lo que me dice la enorme inseguridad jurídica que tienen que sufrir los usuarios de Microsoft. Me dieron unos recuerdos de porqué mi i-mierda de 500€ está guardando polvo. Hay que tener cuidado con las corporaciones cuando se comportan como sectas porque, las cosas como son, si te comportas como una secta y no le pones reparo entonces eres una secta.

Hoy mismo como ejemplo, he sido víctima de tres errores inocentes que he cometido. Todo en el margen de una hora. Y no sería humano por mi parte no ser consciente de ello, para eso es para lo que sirve nuestro puñetero córtex cerebral, para ser conscientes de estas cosas y reconocerlo - si no queremos educarnos hacia el criaturismo, la monstruosidad, la falta de empatía social, la sociopatía...

Dicen que cuando una empresa es demasiado grande es normal que se vuelva corporativista. Esto es como decir que el tamaño de una empresa la hace estructuralmente contraria al ser humano. Si eso fuera cierto, entonces habría que cambiar el sistema de valores para recordar que lo que hace grande a la empresa no es  la facturación, sino el número de personas, y, de hecho, no sólo el número de personas, sino la calidad de vida que pueden llegar a tener gracias a sus sueldos. Un modelo económico que no pase por ahí se desvirtualiza con el tiempo. Y, claro, también las leyes deberían ser compatibles con la misma idea, la misma filosofía de la persona frente a los recursos.

Pero hoy mismo, completamente empanado, estando temeroso de lo que fuera a pasar en cuanto encendiera el ordenador ante el ACOSO continuo  que he estado sufriendo por ser un usuario que (posiblemente fuera por eso) marcara en la pestaña que no me importaba compartir datos de volcado para que Microsoft pudiera mejorar sus productos..., a saber si había una licencia ilícita que en algún país salvaje fuera legal..., antes de llegar, andando, me vi unos segundos subiendo y bajando la mano, aleccionando a un antiguo compañero de clase mientras hablaba.

- Juan Manuel, ¿estás escuchando lo que estamos contando? - dijo mientras había un airecillo de candor y ensoñamiento químico - estamos hablando de Luis Daniel, de las cosas malas que le han estado pasando.

- El bueno de Luis Daniel - dijo uno

- ¡Qué gran hombre! - dijo otro

Dijeron mientras se registraba en su rostro una placidez religiosa a ese hombre, frente a la máquina del café, hablando varios compañeros de universidad, frente a otros profesores en la facultad. Mientras, yo con mi cuaderno, intentaba no formar parte de esa comitiva.

- ¿No has oído lo que decíamos?

- No, Álvaro - respondí - no me interesa vuestras ensoñaciones y rumores varios.

- Resulta que ese profesor que te cae tan mal..., mira: tenía un hijo que se le murió, y eso mismo...

En esos momentos empezó a contarme una historia dramática llena de desdichas diversas llenas de muertes de niños alrededor de ese profesor, de su enorme mala suerte, de cómo ha tenido que sufrir mil males... Todo al mismo tiempo que éste se paseaba por ahí cerca, como pululando para apartarse para que se pudiera hablar de él con esa placidez. Fue escuchar eso cuando entonces dejé ya el puñetero cuaderno y me dirigí al imbécil de mi compañero:

- Vamos a ver, Álvaro. Date cuenta de lo que me estás contando, y cruza esa información con lo que me ha pasado a mí; con lo que puedes consultar en la comisaría de Murcia como violencia en la universidad. Me estás diciendo que un señor que atenta contra la vida de la gente, que golpea a los alumnos en la cabeza por detrás a lo alto de la escalera, nunca de cara porque es un cobarde. Una persona que siempre ataca a la misma persona y que no rinde cuentas ante la justicia porque el juez es la primera persona en querer defender la institución política que llena las instituciones pública de basura con tal de vaciar las cárceles. Me estás diciendo que alguien que te consta que no da clases, sino que aprueba exámenes y da concesiones y que siempre ataca a los mismos alumnos, en especial cuando es descubierto su intrusismo...

En estos momentos siguió pululando por ahí.

- Que además puede acercarse a la víctima después de librarse de ir a la cárcel aun teniendo una orden de alejamiento, para demostrar que los jueces de lo penal no valen una puñetera mierda. Que se volverá a denunciar, que volverá a salir... Me estás diciendo que este hombre - y ahora alcé la voz para dejar las cosas claras, porque esa historia la desconocía al completo - ¡tiene toda la pinta de ser responsable de la muerte de muchos miembros de SU PROPIA FAMILIA! Y lo tildas como si hubieran muerto de casualidad, sin saber los verdaderos motivos. Si sus antecedentes coinciden con el hecho de que ya fuera un ASESINO. Y lo defiendes sin tener pruebas de nada, sin saber nada de él, salvo el HECHO CONSUMADO DE QUE ES UN AGRESOR DE ALUMNOS y además continuado.

Y, por supuesto, no me quedé ahí..., el discurso fue más largo, más gráfico y, cuando lo revivo, más me hierve la sangre, porque una vez más volvería la policía para resolver estos altercados, pero el asunto no se resuelve en la policía, es el maldito juez que no mantiene la sentencia. Es el juez que se pone de acuerdo más allá de la prevaricación para cometer un acto de terrorismo, con todas las letras sin excepción: terrorismo de estado, como concordó conmigo la de Amnistía Internacional.

Y mira que se lo expliqué a Álvaro, recuerdo los dedos de mi manos: "la primera vez tenta mi suerte y no me mata, la segunda vez tenta mi suerte y no me mata, la tercera vez tenta mi suerte y no me mata, la cuarta...", recuerdo cómo intentaba ser repetitivo para que sea consciente de lo absurdo que había sido el fallo, el criterio del juez: no era creíble. Obviamente no era una simple prevaricación. judicial.

¿Discriminación? ¿Ideología? ¡Quién sabe! Crimen organizado: seguro. Como decía la reciente sentencia del "proces", se trataba de un crimen con un marcado carácter repetitivo, ideológico, del que no pretende reinsertarse.

...

Al observarme a mí mismo recordar esos momentos de manera visualmente gráfica en los ojos de un transeunte medio sorprendido, medio asustado, rápidamente recuperé mi compostura. Recuperé mi humanidad y mi persona. Continué mi camino hasta la siguiente prueba del día.

Estaba caminando ya atravesando el barrio de Santa Lucía, como hago todos los días, y en esta ocasión observé un camión que recogía piedras de una obra con una grúa. Entonces el sentido común te lo dice: espérate hasta que la grúa atraviese la calle, pero nunca nunca nunca se te ocurra pasar por debajo de un contenedor suspendido por una grúa y lleno de piedras. Sentido común.

Entonces ocurrió que mis movimientos automáticos no quisieron resentirse, aún no sabía lo que iba a pasarle a mi ordenador, si Microsoft iba a atacarme de nuevo, si de realmente mi BIOS había sido dañada e iba a tener que seguir el sabio consejo del fabricante, incluso se ofrecieron a que su servicio técnico se encargara del proceso. Pero estaba absorto por los múltiples problemas.

Así que me puse el gorro de lana en la cabeza, ¿acaso eso sirve de casco? Obviamente no. Mi instinto autodestructivo, de querer acabar con todo, de no querer ir a más..., y uno de los hombres que vigilaban la obra, como si fuera un ángel de educación japonesa se dirigió a mí: "Vaya con cuidado, espere a que pase la grúa". Esas palabras se me clavaron como espadas. Que te tengan que decir algo tan obvio... Yo, inocente por mi parte, esperé a que pasara la grúa y esperé a que el mismo caballero me recomendara pasar cuando ya era obvio que podía haber iniciado el paso. Este hombre fue mi correcto en su trato, no era el clásico burrales de obra a la que estamos acostumbrados: "¡¡¡ACCHOOOO, PAAARA!!!". Éste fue educado e inteligente. Aunque, claro, nunca hasta ahora había necesitado que me increparan. Y fue cuando localicé mi segundo gran error varios minutos después: todos podemos estar absortos y no darnos cuenta de las cosas, pero lo imperdonable podría ser en ocasiones no dar las gracias.

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Al llegar al hospital para abrir mi kiosko, una señora me pidió hacer fotocopias. Sin embargo el equipo tenía el teclado bloqueado. No podría encender el ordenador porque absolutamente todo el teclado estaba inactivo. Otra jugarreta con la BIOS. Algo nuevo. Así que le dije a la señora que sí podía hacer las fotocopias, pero que como no podía acceder al equipo por culpa de Microsoft pues no podía leer sus ficheros del pen...

Mientras le hacía las fotocopias no paraba de hacer combinaciones, una detrás de otra. Al final encontré una combinación: puede que fuera por desconectar el ratón o desconectar el módem, pero al final el teclado se desbloqueó. Entonces me desbloqueé yo también y descubrí que en el suelo habían dos títulos que no había fotocopiado..., la señora tenía que entregar su currículo con las fotocopias de esos títulos y yo me había quedado sin saberlo con dos originales.

Rápidamente hice las fotocopias y cerré el kiosko. Ahí nació una epopeya que ni la de Gilgamesh..., pero encontré registro, que casualmente y para mayor inri estaba en un lugar diferente y había que ir a la otra punta. Así que entregué los originales y las copias a una persona que se encargaría de enviarlo todo a registro..., para cuando llegó la señora de nuevo a mi kiosko tuve la oportunidad de pedirle disculpas. Estaba muy empanado.

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Todo esto lo escribo para ver cómo está el teclado. Y veo que Microsoft ataca de nuevo: con el fin de echarle la culpa al hardware, ya me huelo que será por eso, acaba de endurecer la tecla izquierda; algo que hasta ahora no había pasado nunca. Nunca había tenido ningún problema con pulsar la tecla izquierda, pero hoy, por ser hoy, después de que se bloqueara absolutamente todo el teclado impidiendo que pudiera arrancar el negocio, la tecla izquierda se ha endurecido: se ha parcheado ese servicio para que, en ocasiones, no ejerza su función. Un clásico de los clásicos del software malicioso: un virus - un DELITO.

Pero nada. No sé lo que haré. Si seguiré el consejo del fabricante y limpio prácticamente toda la mierda que me ha instalado Windows "para mi seguridad". Tus cojones para mi seguridad: ventanas que me acosaban para que cambiara el producto, amenazas implícitas y miedos si no lo hacía, insistencia constante, interacciones no admitidas, una configuración de Windows Update que se ignoraba constantemente..., todo en Microsoft es una mentira: que no permitas en una pestaña que se haga una cosa eso no quiere decir en ABSOLUTO que respeten tus deseos.

¿Y ahora qué? Precisamente, para escribir las interrogaciones siempre escribo primero "¿?" y luego le pulso a la izquierda, para corregir las palabras que escribo mal también pulso a la izquierda..., por primera vez la tecla izquierda está más dura, más tonta, ignora mi pulsación... Debo pulsar varias veces por primera vez y no reacciona correctamente.

Son unos mafiosos y sus usuarios unos inocentes.

Nunca hay que trabajar con Microsoft: son criminales.





martes, 26 de noviembre de 2019

El día de los relajados

Dentro de unos pocos días me tocará rememorar el día en el que nací. Su significado si no fuera amargo y simbólico no me parecería relevante.

No somos especiales por haber nacido antes o después. En una fecha u otra. No somos especiales por cumplir otro año, por contabilizar cuántas veces la Tierra repitió un punto en su traslación, o en su rotación... Suena infantil. Pero todas las culturas reconocen un cumpleaños. Nuestro instinto civilizador lo considera importante.

En la civilización oriental la muerte es tabú. Es así que chinos y japoneses evitan esa palabra: la que tiene que ver con morir o muerte. El número que se pronuncia con el mismo comienzo que la palabra prohibida se intenta evitar (el cuatro), puesto que da mala suerte. No es de extrañar que la civilización que nació más allá del extremo oriente, donde los polinesios, evolucionara la idea del tabú más allá del uso de una única palabra. La magia blanca demuestra que la palabra Muerte es más la raíz de algo más interno que un mero constructo. Nada que ver con la civilización y lenguaje de la África negra.

Es decir, los cumpleaños son importantes porque necesitamos desviar nuestra atención de lo que se nos viene encima: la consciencia tiene un precio. Si los miedos no llegaran hasta lo más profundo entonces sus decisiones no serían consecuentes o sus planteamientos serían de poca monta.

Una vez entendido que el día en el que se nos recuerda que envejecemos es importante, ahora diré que no me parece relevante en absoluto por ello. Porque esa es la primera función de la civilización: ofrecernos un lenguaje que nos llene, que nos permita expresar lo que nos define, que nos vuelva poetas de lo auténtico.

Cuando era pequeño vi cómo mi padre le regaló a mi hermana una bicicleta por su cumpleaños. El regalo fue tan grande y tan increible que pensé que algún día podía tocarme a mí algo igual de impactante. Cualquier cosa. Pero sus bromas podían durar días, meses, años... Sus falsas promesas y el decir que al siguiente año me tocaba a mí. Dejarme esperando y con ilusiones los dos días antes, el día anterior, luego observar cómo te decía que tendría que esperar otro año entero - y entonces sí ¿Qué se creía que me enseñaba? Está claro que aprendí algo y, con los años, lo terminé de asimilar.

Pero como no existe la maldad absoluta, en un año me regalaron un juego de mesa. Era el Heroquest. Fue la respuesta natural al hecho de que era imposible que me relacionara con unos amigos que esperan ese tipo de relación: no tenía consola, mi ordenador solía ser saboteado..., y mis juegos de mesa o ajedrez también. Al final, con los años, pude apercibir algo de estabilidad. Claro que no era oro todo lo que relucía: cuando me regalaron el juego ahí estaban mis familiares con las tijeras mutilando las piezas. Al verlo comprendí que el objeto de ese regalo no era sino disfrutar haciéndome sufrir - así que les dije que podían quedarse con el regalo, que ya comprendía porqué me lo habían comprado. Y, como la maldad absoluta no existe, al final dejaron el Heroquest solo mutilado en parte. Tocó usar el pegamento en una pieza importante y, con el tiempo, ver cómo se ensañaban contra esa pieza, hacer partir el ala de la gárgola... Seguían con la obsesión. Y, con el tiempo, lo que aprendía: a despreciar sus regalos, sus obsequios, sus ofertas, sus cosas...

Tuvieron que pasar decenas y decenas de cumpleaños antes de que me escucharan decir que no quería volver a celebrar mi cumpleaños. Pero todos sabíamos que los cumpleaños se celebrarían quisiera o no. Aunque, al final, acabaron por respetar mis deseos. Y me libré de la dichosa tarta y las velas.

Lo que me gustaba de los libros de reglas de juegos de rol, así como de las aventuras gráficas, era aproximadamente lo que me ofrecía Heroquest. Había en ese juego de mesa un halo misterioso que hacía al juego diferente. Bien podría ser la temática - como llegué a pensar en su tiempo, pero no creo que sea así. Ese tipo de juegos poseen un invariante a medida que uno juega, y un variante a lo largo del desarrollo de una partida que sacia al que juega. Y esa manera de saciar lo que provoca es que, en principio, le aburra volver a jugar: es como si hubiera tenido una experiencia total de vida a la hora de hacer una "misión".

He creído reconocer la sensación de relajación en ese tipo de enigmas, o pasatiempos. Activa ciertas partes del cerebro, para conformar una sensación natural de saciedad. Juega con la idea de la muerte para darle emoción a la partida, mientras tira los dados... No es fácil encontrar esos rasgos en los pasatiempos - el que más se parece es el laberinto, y es demasiado simplista.

En la obra "Quién ha robado mi queso" recuerdo cómo habían cuatro personajes: dos animales y dos humanos. Mi interpretación de la obra establece que los dos animales forman parte del laberinto, cuyo origen es del mundo de las ideas: por lo que los ratones han sido creados para vivir y evolucionar a partir del laberinto. Sin embargo las personas somos un reflejo de los ratones en el mundo físico. Así, si hay un ratón que se abalanza, también hay un humano impulsivo. Pero el día en el que falte el queso el menos impulsivo buscará actuar como lo harían los propios ratones. Sería una interpretación platónica, usando el símil del sol.

Es decir, un ratón es simple a una persona lo que un laberinto a lo que realmente estoy intentando reflejar. Y creo que ya he dado con las reglas.

El equipo técnico de Microsoft acaba de ayudarme a resolver  ese lío que me han hecho en el equipo y que me ha puesto de los nervios estos últimos días. Me han prometido que no volverán a acosarme las actualizaciones, y que no se volverá a quedar inutilizado mi portátil debido al carácter compulsivo del teclado. En esta ocasión, a diferencia de la primera vez, simplemente no le he creído. Pero he tenido que actuar como si no fuera conmigo: se lo he agradecido y cruzaré los dedos para que mañana no pase nada.

Cuando a un informático que no tiene relación con nadie y que trabaja 12 horas al día y 7 días a la semana le quitas el ordenador, ¿entonces? De hecho, tenía para esta mañana el programarme una máquina virtual que diseñé en el 2003 y quería jugar a ver cómo podía automatizarla..., hasta que vi que el equipo se volvió loco. Aunque claro, lo que realmente me dejó en una situación exaesperante fue comprobar que hiciera lo que yo hiciera no podía hacer absolutamente nada.

Eso, unido al hecho de que en estas fechas de frío estoy teniendo valles de beneficios en las ventas, y la sensación de que esto ni es negocio ni es nada, pues la verdad es que me veo...

Pero dentro de poco volverá el día de los relajados. Entonces, como un rito, puede que busque educar mi visión mediante una llamada a la nostalgia. Aún no es tarde para que la conexión entre el neocórtex y el hipocampo recondicione la idea de lo que para mí son esas fechas. El viaje a través del laberinto supone ubicar para cada una de las áreas de tu mundo consciente una realidad visceral que te sea natural: lo que hubiera sido el papel de la civilización en el neocórtex, verlo reflejado en la propia evolución del ser humano en el hipocampo.

A ver si hay suerte y Microsoft no me regala una falsa consultoría en vísperas de mi cumpleaños.







Microsoft no tiene reparos

Como si no tuviera bastante con los posibles softwares maliciosos, ahora resulta que los verdaderos problemas me vienen de aquellos que "aseguran" que se preocupan por mi seguridad.

Constantemente lo dicen: es por tu seguridad. Ahí está la clave: si no lo haces, IREMOS A POR TI. Esa es la lectura correcta.

Me dice el técnico, "el problema es el espacio". Esta mañana he amanecido con casi el doble de espacio y el problema ha persistido.

Me dice el técnico, "no volverá a pasar". Pues ha vuelto a pasar. Y además resulta que este tipo de problemas afecta al BIOS, pero porque las actualizaciones afectan al BIOS ¡Por qué COÑO se creen en Microsoft que tienen derecho a tocar el BIOS de mi equipo! Mi BIOS es MI BIOS.

Son unos hijos de puta. Y, por supuesto, me OBLIGAN  A ACTUALIZAR EL SISTEMA OPERATIVO. Si no, todas las mañanas, a saber por cuánto tiempo, empezarán a acosarme una y otra vez contra el teclado. Una y otra vez volverán a pulsar la tecla izquierda para que NO PUEDA ESCRIBIR. Lo harán constantemente hasta que haga las cosas debidas PARA MI SEGURIDAD. Todo sera POR MI SEGURIDAD. Pero la cosa es que me dan un enlace para que deje de acosarme el Windows Update y ese enlace es FALSO. No funciona. Y la descripción es FALSA. No encaja con su propio sistema operativo. NO PUEDO DESACTIVAR LO QUE DICEN QUE PUEDO DESACTIVAR.

Y, por supuesto, el técnico TAMPOCO LO DESACTIVA. Las notificaciones volverán a aparecer. Y los ataques a mi BIOS volverán a aparecer. Microsoft ha metido un software MALICIOSO. Está cometiendo delitos informáticos con fines extorsionadores. Se trata de crimen organizado. Porque claro, ¿por qué no me dejan seguir el consejo de su TÉCNICO? ¿Por qué siguen acosándome sin darme margen para actualizar el BIOS?

Se supone que actualizando el BIOS dejará de darme problemas. Pero claro, ellos sí pueden cambiar el BIOS, TODOS LOS FABRICANTES SON CULPABLES PORQUE NO HACEN LAS COSAS QUE DESEA EL SISTEMA OPERATIVO ¡Tócate!

Pero eso sí. Tengo que actualizar el sistema operativo SÍ O SÍ. No cabe en mi equipo. Pues tendrás que actualizar tu equipo. Problema del fabricante. Pero el sistema operativo lo tengo que cambiar SÍ o SÍ.

Que esta mañana no lo hago: pues me acosan con el teclado.

Ahora me han dejado escribir ¿Volverán a acosarme? ¡Seguro! Pero es que resulta que ayer cuando intenté descargarme  la puñetera actualización del BIOS del fabricante que, supuestamente, era el único responsable de las incompetencias de los programadores de Microsoft, resulta que como la descarga era de 4GB se me acabó por cancelar justo en los últimos doscientos megas. Así que no pude descargarlo, ni tampoco actualizarlo. Por eso ahora tengo que asumir el castigo.

¡MENUDOS HIJOS DE LA GRAN PUTA MICROSOFT Y SU PUTO SOFTWARE MALICIOSO!

Si ahora vuelvo a dejar entrar al técnico para hacerme DOS CHUMINADAS DE NADA seguiré teniendo el mismo problema tras dejarme mucho tiempo el ordenador sin actividad sólo para chatear a su ritmo y no dar respuesta TÉCNICA al problema que ELLOS HAN OCASIONADO.

Estoy harto de tantas mafias y tantas sectas. NO LO AGUANTO. No acepto que tenga que actualizar además a base de collejas. Son unos DESGRACIADOS. No me creo que el técnico no supiera lo que estaba haciendo. No me creo que los ataques que recibo sean productos DEL AZAR. Como imprevistos. No es en absoluto convincente porque él mismo me aseguró que me había limpiado el equipo. Pues bien: fue mentira.

Porque si me lo limpió: ¿quién me lo volvió a ensuciar? Lógicamente  o no me lo limpió o me lo ensució Microsoft y su sistema automático de mantenimiento y actualización sobre un equipo en el que NO SE PUEDE ACTUALIZAR.

El acoso de Microsoft a la pequeña empresa es INAGUANTABLE. Está claro que si escribo la denuncia no podrá ser en este ordenador.

Por lo pronto intentaré aferrarme al clavo ardiendo de actualizar mi BIOS, pero me huelo que estoy a muy poco de perder todo mi equipo; que me van a provocar enormes pérdidas que a ellos sólo le producirán risas.

Yo no trabajo 12 horas al día porque me lo  pase bomba. Trabajo todo ese tiempo porque no llego a fin de mes. Si tengo que asumir los sobrecostes de una empresa extorsionadora entonces esta empresa se irá a pique. No puedo funcionar bajo esas premisas.

Así que esta mañana esperaré a que termine de descargarse la actualización de mi portátil para que esos supuestos INCOMPETENTES, porque es lo más suave que pueda ser, puedan seguir trabajando de manera irresponsable. Pero no estoy andando sobre seguro, estoy sobre un terreno que pise por donde pise siempre siempre siempre siempre veo ataques y problemas.

Si no vuelvo a escribir os podéis imaginar los motivos.




lunes, 25 de noviembre de 2019

El virus se llama Microsoft

Anoche me desperté con un sueño en el que se generaba un contexto por el cual yo me volvía una mala persona. Pude comprenderlo fácilmente: cerca de una casa donde vivía una familia que se había aprovechado de mí vi un billete de 50 euros y, muy dentro de mí, algo me decía en mi sueño que ese billete era de esa familia de vida no muy burguesa.

Pero en el sueño lo cogí convencido que me merecía ese dinero. Era casi un hurto, pues estaba en mitad de la calle y nadie va a la policía a reclamar un billete suelto. O eso tengo entendido.

En cualquier caso el sueño continuaba. Quería dejarme en una situación peor. El mal llegaba a un punto en el que queriendo ir a un supermercado opté por una especie de callejón sin salida que me obligaba a hacer un parkour y, como mi instinto me lo impide, quise hacer el parkour. El problema es que caí sobre una plataforma que se desestabilizó y destrozó toda una obra a las puertas del supermercado.

Por supuesto ese accidente vandálico no fue intencionado, pero asumí un riesgo porque, en el fondo, en ese supermercado tampoco me trataron bien.

Esta pesadilla es tal porque sacaba una parte de mí que no es real: la parte más perversa que tengo. Ese era el motivo del sueño. Y, acto seguido, apareció una señal interna, para cuando apareció la vigilia, que se consolidó como la razón por la cual no actúo mal. Tuve la suerte de que mi lenguaje era capaz de hacer inteligible ese pensamiento. De ahí de la importancia de la cultura para evitar el crimen.

Comprendí, en mi caso, que era porque no quería desilusionar a la gente. No quería torturar psicológicamente a las personas con lo que hacía. No me gustaba ser una carga para nadie.

Al despertar del todo recordé que el mal era un elemento cultural, algo propio de la civilización. Un meme que usamos para identificar todas esas cosas que son una carga para la sociedad. Era un concepto inventado, racional..., de lenguaje. Y esa fue la impresión que me dejó el sueño en el fondo. De no haber tenido la cultura que tengo me habría dado la impresión de que el mal estaba en mi interior y que en el fondo debía someterme a él, o vete tú a saber. O puede que me hubiera vuelto un relativista moral.

Algo así me sucedió cuando soñé la idea de Dios en una ocasión. Habiendo sido creyente practicante de pequeño, desde mi primera comunión con todas las catequesis que podía meterme en el cuerpo, me dio por soñar en un ente que me envolvía, que me perfeccionaba..., el ente debía ser en parte inteligible en cuanto a que soy persona pero, al mismo tiempo, no le di forma específica. Al despertar, la vigilia me ofreció una visión de contraste: esa duda me había generado una situación incómoda desde el escepticismo de alguien que dedujo que la creencia en Dios no tenía sentido. Efectivamente, me encontraba ante otro elemento cultural que se había envuelto en mi mente para conformar mi razón espiritual para convertirme en un ejemplo para los demás. Pero entonces no  sabía exactamente el porqué de esa ensoñación. Así que, hasta que no se me resolvieran las dudas, la dejé en cuarentena - como esas alucinaciones que pueden darte por falta de sueño. Es decir, cualquier hecho aislado debe considerarse dentro de la norma de las flaquezas.

Ahora lo entiendo de otra manera. Era una llamada a un meme que se repite mucho. En nuestra cultura es la idea de Dios, pero ese instinto tiene que aparecer de alguna manera. Se trata más bien de la idea de Dios de Gödel, que no es el dios cristiano. Es como si dijéramos que si existen valores en nuestra conducta que trasciende a lo que hacemos entonces también puede existir una idea de personaje que configuramos como la representación de la perfección de tales valores. A ese personaje algunos lo llamarán Dios, yo, por motivos mucho más profundos, lo llamaré Hierofante y, además, aseveraré que, como el Mal, no existe. Está en la sociedad imbuido con nuestra civilización. Pero no existe.

Se trata de un personaje. Como lo puede ser Supermán o Spiderman. Un arquetipo que, según el caso, puede ser muy útil. Sobretodo porque, a diferencia de los personajes de cómic, estos otros personajes han sido  ubicados con una educación basada en la fe. Y claro, de la fe no te puedes despegar. De ese sentimiento que te inculcaron de pequeño no puedes deshacerte. Es así como lo estuviste fabricando durante años y años: sacrificaste mucho esfuerzo por creer en ciertos personajes, esas teorías se consolidaron y acabaron por formar parte de tu propio instinto para evaluar la certeza.

Algo parecido ocurre con las nuevas doctrinas de ideología de género. Podríamos conformarlo como un todo dentro de la progresía de la extrema izquierda. En ella se considera al varón hetero como si fuera perverso y malvado, y se incorpora una suerte de mitología llena de figuras extrañas para alimentar el credo mezclando orientación sexual e identidad. Todo para establecer la obligatoriedad de ser de una de esas ramas, porque se supone que nacemos condicionados a esa doctrina.

Nada de lo dicho en el párrafo anterior está demostrado. Pero muchos gobiernos están invirtiendo mucho dinero en fomentar esa demencia en mujeres y hombres. Se nos encauza de manera que la población tenga miedo de reproducirse. Por un lado tienen al Mal: todo es violación. Por otro lado tienen los Valores: te identificas con tu orientación. Palo y zanahoria, el ABC de la manipulación.

Sin embargo no pueden alterar los movimientos más arcanos. Sólo pueden provocar un auge en los pensamientos más reaccionarios para volver atrás. Esto es debido a que esos memes necesitan herramientas trascendentes, que trasciendan a nuestros actos: principios éticos absolutos. No se puede defender aberraciones, salvo que quieras convertirte en algo que no sea persona. Las personas tenemos nuestra ley natural para las personas humanas.

Y estoy escribiendo esto después de adivinar que Microsoft era el responsable de que mi equipo se volviera inestable. Estoy casi plenamente seguro. Entre las dos empresas que se han encargado de tocarme las interfaces internas ha habido un cruce de incompatibilidades que ha provocado que, de vez en cuando, el servicio del teclado se dispare y no pueda trabajar. Es algo tremendamente molesto: Microsoft te obliga a actualizar, pone el problema y luego ofrece un 902 para solucionarlo. Ya digo: quien es responsable de que se genere el problema es quien tiene que costeárselo. Yo no soy ni un 10% responsable, porque me he asegurado de que el registro estuviera bien limpito - y el teclado está visiblemente en condiciones... Se trata de la clásica extorsión mafiosa, como ya dije la última vez.

Veremos cómo se resuelven. Porque cuando se acostumbran durante años a extorsionar a sus fieles, cuando éstos han depositado toda su confianza, al final provoca la necesidad de una revolución dramática. Revolución como la que tuvo que vivir Madoff o los Lehman Brothers. Puede que nos quedemos cortos con lo que hay que hacer, y por eso los afectados deberían de saber que esto como realmente se resuelve es cortando de raíz.



domingo, 24 de noviembre de 2019

Los más grandes proyectos

Hace tiempo se lo pregunté a alguien de la radio, solía hacerlo a gente que se dedicaba al mundo de la comunicación, el arte..., los medios: ¿no querrías hacer algo que tuviera un carácter aún más imperecedero?

Era una pregunta para mí recurrente, en cuanto a sincera. Había otras preguntas que me hacía: Si tuviera la opción de rectificar algo en el pasado, ¿debía hacerlo? Se trataba de planteamientos que tenían bastante que ver.

Esas dudas tienen que ver más con el existencialismo que con cualquier otra cosa. Son los planteamientos de para qué hacemos lo que hacemos; y si las decisiones son o no tan importantes. Por supuesto, cuando aún no era mayor de edad, esas cuestiones eran para mí una tarjeta de presentación. Una pregunta, no una respuesta.

El tiempo me daba a plantearme muchas cosas. Y eso es porque aún no podía saber qué debía esperar de la sociedad que me tocaba. Pero tampoco me veía con derecho de tocarles las narices a los grandes, a aquellos con los que hablaba. Porque puedes meterte con la gente, pero la falta de sinceridad es inaceptable. Y, sinceramente, esas eran mis dos grandes preguntas.

Mi gran pregunta no era sobre la felicidad, sobre la voluntad, sobre llegar a ser... Es cierto que siempre me había parecido deseable alcanzar la independencia económica; pero siempre que había tenido la opción de viajar, siempre sospechaba que ese proyecto no ayudaría a lo que realmente fuera fundamental: lo que soy es un informático merecedor de los más grandes honores debido a mi tecnología. Sería cuestión de tiempo antes de que me estableciera como tal: ese proyecto tenía que hacerlo realidad y me costeé el no acercarme a amistades que me hubieran colmado de riquezas y simplicidades. Mi proyecto de vida era la llamada que tenía desde niño, desde los ocho años: ser el informático que resuelva un problema lógico desmesurable que esté a la altura de alguien como yo. Adquirir un respeto que sabía que tenía que ganarme, porque sabía cómo pensaba mi medio ambiente, la historia de los anteriores..., sabía cuál era mi lugar.

Así hasta que lo conseguí. Ahora no tengo el reconocimiento. Hace gracia. Por eso no tiene mayor valor cualquier otro proyecto que inicie. No tiene ningún especial sentido seguir invirtiendo en alguien como yo: me he encasillado ya. Ya he alcanzado un zénit que ningún ser humano nacido es capaz ni de imaginar tal como es realmente; porque es ese tipo de cosas, sobretodo en los inventos que están constituidos sobre una realidad virtual, como el propio software. Y me veo aislado. Extraño también. También siento condescendencia con quienes no sean informáticos. Y otro tipo de condescendencia, mucho más cruel, con los que sí lo son.

Ése ha sido el resultado de defender los más grandes proyectos. Y el mundo es realmente inmenso. Estoy seguro de ello: ¿cuántos habrán como yo? Esa es mi siguiente pregunta. Ya no me interesa saber el valor de una decisión. Y la inversión de nuestro tiempo se ha convertido en un billete tan falso como una moneda de Monopoly. Con el tiempo estas cosas no sólo se olvidan, sino que perecen a gran velocidad. Todos los aspectos que hicieron que no se pudieran entender las cosas se irán perdiendo, y poco a poco el barro será barrido con la era de Acuario: cuando Hércules dejó caer las aguas sobre las pocilgas. Al final nuestro legado se limpiará porque esos que mandan tienen mandatos efímeros. Mandatos fáciles de ignorar que no aguantan con el tiempo, ni por las formas, ni por nada.

¿A cuántos antes que yo le habrán negado mis mismos resultados? ¿A cuántos después de mí se los negarán? ¿Cuántos casos equivalentes al mío habrán en este u otros tiempos cercanos? ¿Son evitables?

En ocasiones la sociedad se embarrana y se engrandece a sí misma hablando de grandes proyectos. Pero, de tanto mirar hacia las estrellas, muchos no se dan cuenta de que sus botas se encharcan y se ensucian. En esas condiciones no se puede llenar un  museo, donde las vitrinas, al estar ausentes de limpieza, no pueden ser usadas para hacer evaluaciones objetivas. El vaho del morboso, las manos sucias de quien embarrana a los demás, la torpeza del trasportista..., ¿pueden distinguir ese legado que dejan de la propia basura? ¿Cómo pueden asegurarlo con ese suelo tan lleno de barro?

Que pongan en educación otro figurín como Duque o Echenique..., gente futil que se perderá con el tiempo y será como si nunca hubieran existido. Gente que se vale de dónde están, de los exámenes que sí les quisieron corregir..., tan futil ante la realidad que vivimos, los pocos deseos que tienen de cuestionar sus propios orígenes, las botas llenas de barro.

Limpiar esas botas, ese sería uno de los más grandes proyectos de hoy. Pero me consta de que no será así. De mis artículos, el que hablaba sobre lo que me llevó a mi increible invención (la parte contada) ya ha dejado de ser buscada; el que hablaba sobre el invento en sí poco a poco está conociendo su máximo apogeo; un ejemplo de aplicación que va más allá del enunciado original aplicado sobre un problema conocido está empezando a ser conocido y leído..., todo esto tras meses de haber abandonado el journal. Esto me indica que será cuestión de tiempo antes de que los pocos que han leído mis indagaciones acaben olvidando o, simplemente, plagiando en secreto mis ideas. Se va a embarranar aún más la tecnología y el lenguaje, va a ser mucho más y más pesado afirmar cualquier cosa.

Y es que lo que más me llama la atención es que no recibiera ninguna notificación, correo, comentario..., nada. A nadie le interesa y, al mismo tiempo, oficialmente es lo más interesante. Aseguran que no se puede resolver y, al mismo tiempo, está resuelto y trivialmente corroborable. Se trata de lo más asqueroso que le podría pasar a la "comunidad" científica: que algo barato de comprobar no se compruebe. Algo asequible y necesario se deje de lado.

Porque eso quiere decir que ABSOLUTAMENTE nada de lo que se asegura y que SÍ es caro o exige comprobaciones complejas podremos  tener certeza de ello. Es realmente asqueroso si nos damos cuenta.

Es como cuando tuve que irme de la universidad. Si al final se comprueba, como aseguro, que no fue por motivos académicos, sino porque no me corregían los profesores, entonces eso quiere decir que el alumno que aprueba es porque tiene un perfil específico: el perfil que yo no tenía - porque no hay que olvidar que eran perfectos desconocidos los que optaron por ir contra mi  persona. Y el proceso gradual es largo de explicar y complejo..., pero fue real y tangible.

Hay quien dice que los profesores no deberían de entrar en contacto con los alumnos. Y es un hecho de que al entrar en la universidad "las estrellas" me empujaron a graduarme mediante la UNED y otros múltiples etcéteras que evitaban que fuera a esa facultad de mediocres. Pero claro, ¿cómo pretendes evitar lo inevitable? ¿Tan importantes son las decisiones? Mi idea era convertirme en el Hércules que barrería con la porquería de la universidad...

Pero me equivoqué. Ese Hércules no existe. Hay más porquería que persona.

Es como mi vieja pesadilla recurrente: yo ante una enorme verja y el barro me llega hasta los tobillos. Ante mí un equivalente al caballero de la blanca Luna. Tengo la opción de luchar contra él..., pero en los sueños recurrentes siempre se acaba de múltiples maneras, y siempre acaba mal. Aunque le venzas, o acabe hundiéndose, o intentes..., ¿qué? ¿Ayudarle?

Siempre estaban las puertas cerradas. Y el barro estaba ahí.

Quizá me faltó conocer el trabajo de Hércules y las pocilgas. Quizá me faltó saber un poco de mitología griega. Al menos para poder sorprender el sentimiento de desahogo del sueño y despertar así con una sensación de victoria.

Bien pensado, con lo que sé ahora del género único y el sistema límbico ya podría dar unos muy buenos consejos con los sueños recurrentes. La manera de darles la vuelta y dinamizar así la salud mental de la gente. De hecho, he podido estudiar mis sistemas de dinamización con un enfermo mental, al menos lo he probado con dos sujetos con esquizofrenia - y he podido llegar a conclusiones que apuntan a que voy por buen camino... Proyectos que se perderán.

De todas las cosas efímeras que habré hecho lo último todavía podría servir: podría demostrar cuáles son los procesos mentales necesarios para aprender un nuevo idioma. Ya he generado un sistema de falsación - y me parece convincente. Tengo un colega filólogo al que podría proponerle, si me diera la gana, este proyecto por si le parece bien.

Pero, ¡ah, el barro! Ya tengo mis zapatos sucios y mis ganas doloridas me claman hacia atrás ¿Pienso ganar unos momentos de gloria como pasó con Medium? Luego la hipocresía resurgirá y se perderá todo. Es como en la Historia Interminable. El fango siempre ha significado lo mismo en nuestra civilización: es lo que impide que te despegues, lo que te inmobiliza. Lo normal es esperar que también signifique lo mismo en los sueños.

Pero claro, los sueños sueños son.


Tierra: Día 19/07/24 punto de inflexión

Ayer se produjo el punto de inflexión a escala mundial. Dependiendo de lo que hagan y no hagan los gobiernos tras lo sucedido ayer las dos c...

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