El socialdemócrata cree que todo debe ser gobernado por una persona, y ésta representar un nodo hoja de la política del gobernante. Así siempre se dispondrá de un cabeza de turco..., y es un mecanismo lo suficientemente caro como para convertirse en un modelo clientelar inamovible.
Si eliminamos de las comisarias a los comisarios, de los parques de bomberos a los jefes de bomberos, ¿qué nos queda para que la sociedad no se descontrole? La ética de la brigada.
Podemos imaginarnos en un colegio de primaria unos profesores que se declaran en rebeldía a la hora de ejecutar una ley. Lo he oído cientos de veces: el franquismo, como buen defensor de la socialdemocracia, insistía..., "No se puede despedir a todos los funcionarios, ni imponerles ninguna clase de sanción"
Se trata de una creencia absurda por la cual sólo se puede actuar contra una única cara visible: el jefe. Lo cual es estúpido, porque si el jefe es democrático entonces él no es más responsable que el resto del grupo. Y eso lo he podido ver aplicado a los antiguos profesores de mi instituto.
Cuando yo era adolescente, nada más entrar al instituto, los profesores consideraron que su centro estaba siendo discriminado en lo referente a recursos humanos: no era lógico que con un único conserge y cuatro limpiadoras tuvieran que sostener todo el centro. Como el centro era mitad militar y éste conservaba los privilegios a los militares se esperaba que parte de los presupuestos fueran pagados por los mismos.
En cualquier caso, con el fin de presionar a las dos facciones políticas, los profesores decidieron entregar las primeras notas cuatrimestrales después de navidades, en vez de antes, y entonces se montó el despiporre.
Ante esa situación tan irrisoria el gobierno decidió castigar al profesorado; pero como no podía castigar a todo el profesorado (Franco Mode ON) lo que hizo fue sancionar al director y a la jefa de estudios.
Eso es lo que comentaba que era ridículo: una acción llevada a cabo por todos los profesores y la responsabilidad recae sobre un par de representantes. No tiene ni pies ni cabeza. Obviamente, a eso es a lo que yo llamaría una "democracia instrumental"; signifique lo que signifique. Pero que siempre queda muy bonito... Es como decir que no es democracia pero tiene las instituciones y un funcionamiento que dé el pego.
La ética brigadista funciona de otra manera: cuando un soldado comete una infracción contra la autoridad y no se descubre quién dentro de la brigada ha sido entonces todos los miembros se hacen responsables. En los tiempos que corren puede parecer que el individualismo es una buena respuesta, pero los mejores contratos son los que tratan directamente con colectivos como si fueran atómicos. Esto es, salvo que se demuestre lo contrario, la responsabilidad en el grupo debe ser solidaria e ilimitada.
Tenemos el caso de la jueza que vio demostrado que un antidisturbio torturó a un manifestante, sin embargo como cometió la infracción adicional de no ir correctamente identificado entonces no rindió cuentas ni penal ni civilmente. Obviamente, en una democracia eso es inadmisible: que un compañero no vaya correctamente uniformado es una infracción de la brigada completa; y ante un delito de torturas la complicidad sí se hace efectiva a través del deber de vigilancia - que contradice plenamente a la presunción de inocencia como Derecho Fundamental del usuario.
Cuando hablamos de brigadas podemos considerar que siempre existirá un coordinador dentro de la misma que no lleva a cabo ninguna carga de trabajo, salvo el de gestionar la información (MIT); un coordinador interno. La auditoría interna que hace en cada momento el coordinador garantiza las calidades del trabajo de esa brigada en ese momento; y debe encajar con cualquier auditoría externa que se haga a petición de un usuario. El coordinador, piensa el socialdemócrata, es un "jefe", es un "burgués", quizá piense el marxista arcaico..., el coordinador es un miembro casual de la brigada, no es ninguna promoción de ningún cargo: si se descubre que sus auditorías eran falsas todos los trabajos que él auditó quedarán en entredicho, por lo que nunca conviene mantener a un mismo coordinador.
La ética del coordinador es poder poner de manifiesto en sus apuntes las calidades que considera que son importantes; con autonomía deberá ser capaz de gestionar al grupo para que se comporte como si fuera un ente único, que sigue unas órdenes bien definidas con una política coherente.
Para poder hablar de un Pueblo fuerte con unos servicios que estén a la altura del Pacto Social deben desaparecer los cabezas de turco y deben empezar a florecer las responsabilidades colectivas, la calidad total, el feedback, las auditorías externas y, por supuesto, la aplicación de las normativas sin perdonavidas.
Así, los que trabajen sin acaparamientos tendrán una visión clara de cuál es la ética del trabajo, y los disidentes tendrán una manera de influenciar en el devenir de las formas de lo público.