Aquí hay muchos temas por tratar, uno de ellos es el problema de la correspondencia: el problema de correspondencia es aquel que dice que si tenemos un diccionario bilingüe entonces no existe mecanismo por el cual se pueda aseverar que seamos capaces de encontrar dos frases en ambos idiomas con un mismo significado.
Se debe entender qué significa indecidible: significa que no existe un algoritmo independiente de la entrada capaz de llegar a esa conclusión. Significa que las técnicas que se utilicen para concluir algo así y que sean certeras no son codificables.
Dicho esto, toca plantearse más situaciones en donde vemos el mismo problema de correspondencia: por ejemplo, si dos personas fueron a la misma escuela, instituto y eligieron la misma carrera para ir a la misma universidad y en un momento dado discrepan de un tema, no existe mecanismo que nos dé certeza matemática conque estos dos se vayan a entender. Es decir, no podremos fijar un procedimiento del tipo: miren este esquema común, analicen la situación, o expongan su caso, etc, para que al término de este proceso acaben concluyendo sinceramente que ambos defienden la misma postura.
El problema de correspondencia, debido a su operador principal, no permite constituir atajos ni maneras. El operador de concatenación de cadenas es un operador que no es asociativo y, por tanto, no se pueden hacer operaciones de grupo. Es decir, pongamos por caso que dos personas no se ponen de acuerdo con respecto a la interpretación de un contrato: uno es un jefe, y el otro un empleado. Entonces es cuando determinan que hay aspectos que el contrato no decía y necesitan alguna clase de mediación para terminar de rellenar el contrato a partir de lo que ambos desean que ponga.
Entonces, si es cierto que la mediación es indecidible, ¿por qué hay mediadores que consiguen el éxito (como es mi caso)?
Vamos a empezar a definir [bien] lo que es la mediación; y ya de paso se destierran mitos.
Un proceso de mediación consiste en darle las herramientas al jefe para encontrar la manera de entenderse con el empleado. La idea de que la mediación es un mecanismo que protege al débil o que es ecuánime es radicalmente falsa: la mediación es un arte que se doblega ante el más fuerte, el que tiene mayor capacidad de maniobrabilidad.
Cuando existe un conflicto, o choque, quien tenía mayor maniobrabilidad es quien se hace más responsable. Por eso cuando la mediación no funciona existen procesos de negociación, intervención judicial y reinserción que afectarán principalmente al mayor de los responsables. Estos procesos, como tienen que ver con el lenguaje jurídico, no son relevantes para esta entrada.
En cuanto a la mediación, según mi experiencia, consiste en dos fases bien marcadas: un proceso de descubrir cuáles son los conflictos y una segunda fase enumerando recomendaciones. Es imposible conseguir el éxito en la mediación sin una de las dos grandes fases. El éxito de la mediación se da exclusivamente cuando el máximo responsable dice: "Ya sé cómo debo afrontar los conflictos", y se tendrá una situación de fracaso cuando alguna de las dos partes comunique: "Esta mediación no es relevante".
Como se puede observar, para conseguir el éxito de la mediación, lo primero que hay que hacer es localizar al máximo responsable, porque en todo momento el mediador deberá hablar en su idioma. Una vez localizado, se trata de descubrir qué fueron las motivaciones que rompieron el entendimiento. Por tanto, si lo redactamos con el formato de la máquina de Post, lo que observamos es que se trata de fusionar las cadenas que describen las motivaciones del empleado con las cadenas que describen el ambiente del empleador.
Es decir, el problema que estamos montando consiste en reconocer los factores motivacionales y los factores ambientales de un entorno de trabajo, según Herzberg. Nótese que en ningún momento pongo de manifiesto que sea necesario en el cerebro un módulo encargado de fijar las motivaciones u objetivos: estoy describiendo las funciones de lo que queremos confrontadas a lo que hacemos como algo inherente del propio sistema.
Pues bien, cuando escogemos un par (motivación, acción) para llevar a cabo una actuación, sólo podremos iniciar un plan estratégico exitoso cuando el conjunto de nuestras motivaciones coincida con el conjunto de nuestras acciones. Otro ejemplo de uso sería, por ejemplo, con los rasgos de nuestra forma de ser: lo que describe nuestra naturaleza en cada situación está asociado a una conducta; pero el equilibrio de lo que representa nuestro yo debe ser resultado de encontrar en nuestra conducta un reflejo de cómo es nuestra verdadera naturaleza (o nos estaríamos engañando a nosotros mismos).
Dicho esto, supongo que queda más claro dónde se ubica la consciencia: es un espectro del comportamiento de la máquina de Post.
Sin embargo, aún podemos complicar el modelo para hacerlo más realista. Para empezar aún no he explicado cómo es posible que la mediación sí sea posible a pesar de ser un problema indecibible. Pues bien, en la práctica el mediador lo que hace es como el maestro de ajedrez a sus estudiantes: se pone a pesar las piezas para darles más importancia a unas frente a otras. Si, con estas pistas, y tras haber acotado el problema hasta algo que sea imaginable por un ser humano, lo que tenemos es un problema que se puede resolver dentro de la clase NP.
Aún así, ¿cómo hace el mediador para saber qué es importante y qué no lo es? Para ello la técnica es tremendamente sencilla: dentro de la tecnología Bag of Words, tenemos el algoritmo que calcula el TF-IDF de un término dentro de un documento. Pues bien: el término puede ser el par (motivación, acción) y el documento es un plan de acción exitoso conocido.
Es decir, al final todos estos procesos se pueden reducir a un problema perfectamente inteligible, un problema de gestión de lenguajes. Consiste en reconocer planes exitosos e ir apuntando la frecuencia conque aparecen los pares mencionados. Mediante una fórmula logarítmica, cuanto mayor es el peso más raro será el aplicar la pieza para conseguir el éxito. Asímismo, también es posible incorporar planes que fueron un completo fracaso, para asociarlo a pares que queramos evitar (lo que nos da miedo hacer).
Ahora bien, ¿en qué consiste todo? ¿Por qué tendría que funcionar bien? Por la sencilla razón de que lo que se hace es convertir un texto en un vector y, ahora en vez de trabajar con concatenaciones, pasamos a trabajar con sumas y restas. Por lo que el problema de correspondencia se trivializa..., previo el haber escogido un tamaño de n-grama razonable.
Detalles a parte, para poder mediar un conflicto y hacer una tasación de qué es lo importante de una discusión, sólo hace falta convertir el texto del problema en vector, localizar el vector del corpus del que forma parte ese tipo de problema y vincular los pesos a cada uno de los términos.
Después de eso, los modelos neuronales (filosofía conexionista), o mis micromáquinas (máquinas que funcionan bajo una filosofía simbolista mediante el patrón alarma), serían capaces de ir rellenando en tiempo real los pares o, incluso, si se considera el problema NP, se puede encontrar la fórmula lógica que resuelva la versión acotada.
Es decir, la mediación necesita una operación asociativa para ofrecer su consultoría, independientemente de que el jefe de la empresa necesite una agenda bien ordenada y de operaciones rígidas para que se ejecuten correctamente todas las transacciones.
Suficiente hasta aquí
otro día más.
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