jueves, 17 de septiembre de 2020

Cuando te preguntan un imposible. El autoengaño

Hay como dos tipos de preguntas cuya respuesta es un imposible: puede ser porque el sujeto no quiere que le respondas o porque no hay respuesta aceptable. Cuando no se quiere que se responda ya comenté en una entrada que una técnica posible es usar una analogía con algo común, y cualquier analogía a cualquier cosa es válida - pues siempre es factible postular símiles o ironías para cualquier par de conceptos.

Sin embargo en ocasiones la pregunta puede ser del tipo: qué es la vida, la consciencia, la inteligencia, la mente, la atención, la percepción, el tiempo, la interpretación, el significado, etc... Entonces la primera reacción que debe adoptar el que debe responder es preguntarle "¿Para qué quieres saberlo?".

Si se salta uno esa cuestión, o simplemente si se pretende responder sin saber la motivación, entonces no se le podrá pillar cometiendo uno de los dos autoengaños.

Si ante el para qué te responde: "por curiosidad" o cualquier cosa que se le parezca, entonces la manera de responder es como lo haría un filósofo. Es decir, se dedicará a mostrar la historia de todas las personas que han estado replanteando la pregunta y encontrándole matices, pero siempre sin llegar a nada. De esta manera el receptor tendrá la oportunidad de ver satisfecho cómo su planteamiento puede mejorarse hasta el punto de no necesitar seguir pensando, porque ya lo han hecho otros por él.

Está claro que yo no acostumbro a responder de esa manera. Porque para hacerlo hace falta dos cosas, una la tengo (poesía, capacidad de síntesis), pero la otra suele ser documentación. Y yo no me documento para ejercer de "psicólogo" - o de pedante.

Cuando te responden que lo quieren saber para ejercer mejor su trabajo, o cualquier cosa que se le parezca, entonces sabes que están esperando una teoría al más puro estilo F=M·a. Con sus tres postulados importantes, y una explicación que sea relevante para lo que necesite. En un ambiente de amigos es poco probable que realmente le interese que le des fórmulas, incluso en un ambiente de medios o instituciones de divulgación tecnológica (porque no vivimos en un mundo meritocrático).

Si ocurre que tienes los postulados pero crees que no habrá manera de hacerlos llegar entonces deberás renunciar a la autoría para lanzar alguna clase de analogía y que el receptor ate cabos por sí mismo. De esa manera no podrá acusarte de no poner sobre la mesa una afirmación relevante - la responsabilidad de la relevancia cuando se escucha una analogía la tiene el receptor, no el emisor.

La técnica que yo practiqué en mi adolescencia una vez y vi que dio resultados fue la siguiente:

- A ver, Dato, ¿qué es la vida?

- OK, te lo digo, pero antes debo preguntarle algo a Javier. Javier, ¿recuerdas la última respuesta concreta que le diste a alguien? La primera que te venga a la mente.

- No...

- Pero esa no me vale. Una respuesta más o menos corta a una pregunta que te hicieron, por muy trivial que sea. Si puedes decirla, si no, di otra...

- Patatas con conejo.

- Bien, mira: la vida son como las patatas con conejo. No puedes esperar que esté hecha para ti, como tampoco lo estuvo para el conejo que tuvo que morir por satisfacerte. Pero alguien tiene que cazarlo, alguien tiene que recolectar las patatas y alguien tiene que cocinarlo todo y ponerlo en el plato. Independientemente de que no somos capaces de hacer que los conejos se reproduzcan, así como las patatas, esperamos que el ciclo se mantenga - porque no hay ingeniería detrás de todo este proceso.

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Es decir: delante de las narices de quien pregunta se le pide a un tercerlo que dé una respuesta que, con respecto al tema central, tendrá caracter arbitrario - siempre y cuando sea algo concreto. Recuerdo que mis compañeros de clase aceptaron el reto de preguntarme más conceptos abstractos como esos... Y siempre conseguían una respuesta concreta que les podría servir en su vida real, en su ética personal.

Ante una respuesta tan zen muchos considerarían que la pregunta no ha servido para su propósito, porque no tiene el caracter conclusivo que esperaban. O porque querían una definición que abordara los temas más teóricos del término. Si es eso lo que te responden es entonces cuando se llega al autoengaño: supuestamente lo que querían era escuchar un histórico de preguntas sin respuesta, no una manera efectiva de responder la pregunta.

De la misma manera, si empiezan a plantearse el tema en cuestión dentro del plano de lo teórico ya nos diría Kant que la razón pura no es capaz de alcanzar sus objetivos. Así que no se debe esperar, para ciertos términos, ninguna resolución que sirva para nada concreto. Quien espere a partir de la historia de la filosofía sobre la ontología del ser resultados fácticos y concretos vive un autoengaño también.

En ocasiones leemos escritos existencialistas, por ejemplo, que sucumben en una visión del mundo que obliga a plantearse dilemas éticos y enfoques que sucumben en una política bien definida. Sin embargo, no es compatible responder una pregunta imposible con abordar los dilemas que salpicarán de ella. Sartre empezaría desarrollando el tema de la nada, pero para que desemboque en resoluciones éticas debe evadirse del concepto para tocar temas más concretos: como el para-sí. De esta manera un ejemplo de ser definido para-sí lo tendremos en Simone de Beauvoir cuando manifiesta que es cada mujer la que debe preocuparse de definir su idea de mujer (sin tocar el tema de lo que es una mujer en sí, que hay mucho paleto por ahí por Internet). Por lo que la filosofía debe desembocar en planteamientos zen.

Sin embargo no se puede crear las analogías oportunas, o los ejercicios mentales, o los planteamientos de historias, sin tener una idea de qué es lo más importante - lo más relevante.

Cuando citamos a los estudiosos no nos preocupamos por responder la pregunta, así establecemos el límite de lo estudiado para generalizar el sentido del término requerido. Hace falta documentarse.

Cuando frivolizamos con una analogía que es muy específica para darle uso a la pregunta no le damos respuesta completa, pero le ofrecemos una síntesis práctica que debe aprender el receptor. Hace falta experiencia.

Cuando exponemos los postulados directamente a modo de teoría lo que hacemos es cegar la realidad a partir de nuestro modelo para que podamos manejarlo a nuestro antojo. Newton no explicó íntegramente lo que era la gravedad, pero en su tiempo hizo un avance suficientemente paradigmático. Aquí hace falta creatividad.

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Los criterios que se pueden usar para encontrar analogías y dilemas es mediante la analogía a unos postulados que consigan la máxima funcionalidad. Una técnica que uso pasa por atribuir los términos más espirituales con el concepto más trivial posible de la ingeniería. La parte explicativa la tiene que dar la justificación de la analogía.

Significado = Codificación

Reificar el significado = Pensar (es falso dilema dar el significado por reificado)

Mente = Partes{Codificación} (conjunto formado por conjuntos de codificaciones)

Consciencia = Correspondencia entre mente y mente usando un algoritmo de parada.

Inteligencia = menos gradiente de la entropía con respecto el tiempo.

Entropía = temperatura·volumen·microestados 

temperatura = velocidad de la máquina 

volumen = número de procesadores 

microestados = espacio de trabajo

etc...

Si se diera directamente estos postulados la mayoría los tomaría como irrelevantes o incoherentes, cuando el objeto de todo postulado es reducir la relevancia y aumentar la incongruencia para conformar un modelo recibir esa clase de críticas genéricas es como no decir nada.

lunes, 14 de septiembre de 2020

ExtrAvertidos

Me viene un correo ofertándome volver a ser editor de artículos. Y, la verdad, se me cruzó por la mente... Mientras fui articulista tecnológico era constante: un día de documentación, otro de edición y pruebas y el tercero para publicarlo. Era constante y me era gratificante, en la medida de que intentaba ponerme el listón a una altura razonable: tocar los temas que consideraba interesantes.

Ya que no podía publicar artículos porque los journals de prestigio no me quieren reconocer mi tecnología, por lo menos escribir sobre la tecnología actual, documentos, etc... Y añadirles mi punto de vista como coloreando la realidad con los cristales de mis gafas.

Pero la realidad es que nunca he tenido gafas. Esas gafas que en ocasiones me pongo para proteger el sol de la vista ya están muy gastadas, y se rompen con facilidad. Bueno..., se rayan. Siempre lo he sospechado: mi punto de vista es posible que deba ser perfeccionado, que se quede obsoleto.

Sin embargo las estadísticas dicen lo contrario: hay artículos cuya brillantez sobrepasa los límites de la imaginación de muchos y que no han sido ni leídos a penas, otros al parecer ahora se están redescubriendo y, efectivamente, los artículos más imperecederos veo en las estadísticas que no se estropean con el tiempo. Mi visión, mis gafas, no son tan malas como me pienso.

Algunos de mis artículos sólo consiguieron buena audiencia al principio; pero allá donde he puesto mi tecnología como colofón final parece que he conseguido una audiencia permanente. Así que puedo hacerme una idea de cuál es el perfil de mi mercado: cuál sería mi nicho de mercado si fuera articulista tecnológico. Yo sería el divulgador que presenta cómo están las cosas hoy día, que hace publicidad de grandes inventores o científicos, y luego sintetiza todo el artículo en la última parte haciendo un remate que, al principio, no se comprenderá pero que, con los años, renacerá entre los lectores.

Hay mucho por descubrir entre mis artículos. Así como mis críticas políticas ocultas, o mis propuestas filosóficas y éticas o morales. Y sé que prevalecerá esa manera de escribir porque no hay nada más molesto como ver cómo todos van en una misma dirección hacia la caída de un acantilado.

Pero leo ese correo ofertándome ser escritor ¿Escritor? ¿Es ese otro grado diferente? No me suena. A mi me llamaban de muchas maneras, y luego se podía ascender a otra. La palabra "writer" creo que es otro nivel. Y el caso es que me sentí bien porque no me ofrecía ser escritor por un artículo, sino por todos. Pero entonces recordé cuando me inventé una palabra en el instituto..., y dije que escribiría un libro sólo para explicar esa palabra.

- ¿Pero tú sabes que no existe la palabra extravertido? Querrás decir extrovertido.

- Tampoco existe la palabra eXcéptico, ¡y mira cómo la usas en clase!

- ¿No decías que escribirías un libro explicando el significado de esa palabra? ¿Cómo piensas estructurarlo?

- Sencillo. El primer capítulo será para explicar el contexto en el que nos situamos en lo que se refiere a un comportamiento extrovertido, y cómo los filósofos y psicólogos tocaban ese término.

- ¿Extrovertido ahora?

- Sí, primero hablamos de la extroversión: cómo ha sido vista a lo largo de la historia. 

- ¿Y después?

- En el siguiente capítulo empiezo a analizar el papel de la extroversión desde el punto de vista de las cuatro grandes verdades del budismo: considerando el dolor de no serlo, la sabiduría del que ejerce ese papel, la ética y su propio código de cara a los que sean extrovertidos y, por supuesto, el arte o belleza de aplicar correctamente el término. En la medida de que estas cuatro grandes verdades sean bien definidas la palabra extroversión será entendida al completo al terminar el segundo capítulo.

- Pero la palabra no es extroversión, es extraversión.

- Efectivamente, entonces es cuando empiezo a hablar de los pensadores más controvertidos y cómo repercutieron en la historia. Estos librepensadores acababan mal en la historia por lo que hacían y cómo pensaban. Y, por tanto, se trataría de hacer un repaso histórico...

- ¿Entonces?

- En el cuarto capítulo es cuando defino la palabra extraversión: son los extrovertidos más controvertidos porque incorporan en su última palabra algo que podrían ahorrarse para mejorar socialmente. El extravertido es, por tanto, una figura quijotesca y, desde un punto de vista teórico, desarrollaría el término relacionándolo con otros términos técnicos que provengan de la psicología.

- Lo cual nos lleva al quinto capítulo, ¿o sólo van a ser cuatro?

- No, por supuesto: debe haber un capítulo por lo menos para citar a los pensadores más extravertidos y analizar en su vida si realmente les valió la pena ser así. Podría citar a Quevedo, y de cómo acabó sus últimos días en una cárcel sin ver cumplido su sueño de perder la hidalguía para hacerse con unas tierras. En este punto hablaría del honor y la posición de superioridad en la que se sitúan algunos autores. Su persistencia con los años, su perdurabilidad...

- Y acaba el libro. Salvo que le quieras poner un epílogo.

-  Yo creo que el capítulo quinto es para analizar el término desde el punto de vista filosófico mezclándolo con corrientes existencialistas, platónicas, kantianas... Estamos diciendo que un sujeto está dispuesto a añadir una frase final sólo por orgullo, sabiendo que podría destruir su propia imagen. Y que eso que añade y que muy pocos entienden es lo que lo hace eterno y, al mismo tiempo, un paria.

- Ahora sí, pero no sé que te queda para el epílogo.

- En el epílogo acabaría diciendo que no es necesario aprenderse o usar esta palabra nueva. Y que si fuera interesante usarla entonces el epílogo sobra, al ser producto de alguna mala extraversión. En ocasiones la gente cree que hace lo correcto sólo porque suena controvertido, pero sólo los visionarios tienen derecho a ser controvertidos. Y, o se tiene ventaja en un área, o no puedes permitirte el lujo de ser extravertido. Quevedo era un gran poeta, Tesla un gran inventor... Tener la última palabra que rompa los esquemas establecidos es un privilegio que sólo se comparte con los necios siendo el tiempo el único juez.

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Sigo pensando que medium es una red social de divulgadores técnicos que me ha puesto un techo de cristal y aunque doble el número de artículos "extravertidos" no creo que doble los ingresos. Porque esta gente creo que hace trampas en las estadísticas, o simplemente me harán ilegibles algunos artículos para que no gane demasiado.

Deberían de aprobarse leyes que regulen las redes sociales. Porque en cuanto triunfa una red social automáticamente se monta un monopolio, y no tiene porqué ser una empresa próspera si se encarga de vender ilegalmente información a sus financiadores. Las redes sociales pueden ser peligrosas si tienen administradores corruptos al ser impunes.

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El extravertido es la persona que vierte una información de más justo al final porque cree que es importante ponerlo de manifiesto aunque le suponga una vergüenza a corto plazo, pero que en el fondo sabe que es útil tenerlo presente.

Sin embargo nunca es útil inventarse palabras nuevas que varían en una sóla letra, especialmente una vocal o consonantes de sonido parecido, porque no suena autoritario. Tiene pinta de error.


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