sábado, 28 de marzo de 2020

Volver a escribir en soledad

El tiempo transcurre con su incertidumbre sin saber si lo que nos deparará a medio plazo podría ser o no algo de especial crueldad. Mientras, he observado que el cielo me sabe más azul, el sol más amarillo, los olores más puros..., lo que en otros años me era imposible disfrutar ahora lo percibo - quizá debido a esa peculiar mezcolanza de alerta, exclusividad, melancolía...

Lo vivible se vive diferente, y aún no hemos vivido ni el final de este hard reset, ni el comienzo de los otros dos o tres que, como mínimo, tienen que venir - por el tipo de economía que se lleva a cabo. Sin embargo, después de lo mal que salimos del 2008, que no resolvió el problema, dudo que se sepa afrontar las crisis financieras asociables a estos sistemas.

Esto mismo se habrá visto reflejado en varias obras, que si bien no podían prever exactamente esta catástrofe, sí se nos hablaba de la diferencia entre una crisis dura y una niñería tipo crash del '29. Y es que las crisis duras vienen asociadas con múltiples crashes, como es lógico.

En mi novela mencioné un cataclismo asociado con la radiación, y al sometimiento de unos bichos mutantes, sobre los cuales giraría toda la obra. Sin especificar su tamaño, sólo me preocupé de asociarlos con el mundo del antiguo Egipto, la idea del escarabajo pelotero - pero llamándolos cucarachas de cuatro patas. Porque cuatro eran las patas de la visión de Ezequiel del trono de Dios..., quería darle un tono apocalíptico o apoteósico.

Entonces se respiraba en esa novela el ambiente que, poco a poco, respiramos ahora. La idea de que no se sale de casa, que la gente que vive fuera son los inadaptados, que hay lugares como prohibidos del pasado, y peligrosos por la radiación... También tocaba el tema de que Japón y Europa se habían separado económicamente, cada uno afrontó su crisis de manera diferente. En Japón no tendrían esas estrellas rojas, la renta básica. Tenían otro sistema. Por supuesto el trasfondo encaja con el panfleto que he estado escribiendo aquí: ya tenía todo previsto desde muchos años antes. Todo era previsible.

"Los mansos heredarán la tierra" ¿A qué precio? Para cuando salgamos de la crisis lo descubriremos. Porque si se siguen manteniendo las fórmulas entonces otro capuzón financiero nos devolverá a nuestro estado convaleciente. Sólo hay dos modelos posibles para salir de un hard reset con superpoblación. El tercer modelo pasa por la asunción del genocidio, con África, al estar aislada, se podía asumir..., pero ahora me temo que ya no se podrá hacer nada.

Cuanto más mortal es un virus menos capacidad tiene de propagarse; así que era cuestión de tiempo de que se diera la combinación perfecta. Cuestión de tiempo y de hipocresía médica, claro. Porque esto muy bien se pudo haber previsto mediante unos mínimos de sanidad internacional accesible.

Pero me veo otra vez desahogándome en vano aquí escribiendo en soledad, para evitar tener que acechar mi habitación mañana domingo - pues nuestro presidente regional ha impuesto no poder trabajar domingos ni festivos, así como cerrar los negocios a las 19'00. Así que desde hace una semana me veo obligado a trabajar aún menos, a ganar aún menos. Cuando ya lo que ganaba era bien poco.

Lo de cerrar a las 19'00 era algo que iba a hacer..., pero lo de los festivos y domingos..., será una reclamación sindical policial. Nada, no me quejo. En cierta manera es secundario. Pero lo que antes trabajaba ahora lo voy a vivir encerrado en mi habitación. Que, total, aburrido no voy a estar, pero siempre me quedará esa sensación..., no sé, de perder el tiempo. Si no trabajo no soy persona.

Aún se me ocurren ideas, maneras de ser útil ¿Qué tal si formalizo distintas maneras de divertirse y termino algún capítulo en condiciones de mi libro "Es de sabios saber divertirse"? Podría hacerlo accesible para que los que se queden en casa siempre puedan hacer algo..., en solitario, contra otro jugador, con varios..., aislados en casa. Al fin y al cabo ya tengo esquemas sobre cómo acabar el libro. Ahora tendría una motivación para acabarlo..., creo. Motivación que existiría si realmente a alguien le interesara leerlo, claro.

También tengo previsto ese fichero que crea pasatiempos en PDF. No es difícil. Lo que pasa es lo de siempre: en cuanto descubro la manera de hacerlo me aburre, ya no es un misterio. Ya es ponerse. Y para ponerse hace falta la motivación. Motivación que existiría si realmente a alguien le interesara leerlo, claro.

Voy a tener que asumirlo. Podría dedicar mi domingo a programar una nueva técnica de compresión, para ver si funciona, si no..., o da igual, dudo que mejore a los actuales - no he llegado a vincular mi tecnología exclusiva con el problema de la compresión. Tal vez me documente y busque el problema entre los NP-co, a ver si se encuentra..., o no. Sería curioso, para ver si puedo hacer alguna jugada aprovechando ese anillo..., el que los gobierna a todos..., el que me permitiría sacar dinero del cielo si quisiera usarlo para tales propósitos. Pero que, de hacerlo, vendrían los Nazgul vestidos de señores del fisco y me reclamarían cosas sin pruebas, como ya vienen haciendo esos hijosdeputa - sin pruebas me multan.


Pero vuelvo a este blog. Me da igual lo que escribo. Escucho una música simple, mientras sigo escribiendo. Dentro de unos días deberé decidir si liquido esta empresa o qué hago. Idealmente debería de encontrar un trabajo, o bien podría dar con una innovación tecnológica que no esté sujeta a las mentiras de algún sector académico o a las especulaciones de alguna corporación. Podría aportar algo...

Y me viene a la mente esos artículos que hablan de inteligencia artificial, cuando ese término es el que se reserva justo a los que no entienden del asunto en cuestión. Los expertos en deep learning han descubierto que el intrusismo viene del lado de los que hablan de la inteligencia artificial. Digamos que eso mismo me pasa a mí: el uso que le doy a este blog es un sustitutivo de otra cosa, como si ahora mismo tuviera que estar haciendo algo y, sin embargo, me quedo escribiendo aquí. En vez de hablar de ingenieros informáticos, lo cual es un currículo concreto, hablamos de expertos en inteligencia artificial, lo cual es el mismo currículo..., pero más etéreo.

En vez de ponerme a hacer nada me encuentro mejor dejándome llevar por escribir cosas sin sentido..., por hablar por hablar. Lo que menos le gusta al cartagenero medio.

Poco a poco la gente está bajando la guardia. Lo noto. Poco a poco la gente está como sacando más y más la cabeza. Pero se les olvida que, para cuando superemos el pico aún nos tocará aguantar a nuestro socio dependiente: EEUU. El gigante que depende tanto de Europa, como Europa depende tanto de España. Son como esa mosca cojonera que es desproporcionalmente más grande que nosotros, pero que se ven a sí mismos como si fueran necesarios. Son necesarios para que sus propias cuentas cuadren - el día en el que empecemos a contar las cosas de otra manera será como para mandarles a la mierda.

Espero que se sepa hacer bien las cosas. Porque mantener la continuidad de lo que ocurre puede ser un lastre mucho más duro de lo que parece: porque siempre habrá riesgo de recaída, y de que en pocos meses haya que volver a enclaustrarse.

De todas formas ya se irá viendo. No pienso liquidar mi negocio, aunque salga perdiendo. Mañana veré si termino algún miniproyecto.



viernes, 27 de marzo de 2020

La ironía de lo que pasará después

Anoche soñé en ese lugar diferente, visitando un lugar arqueológico que me recuerda a mi ciudad, pero cuyas ruinas y boquetes no coinciden en absoluto. Soñé que volvíamos a salir, volvíamos a quedar en las calles y formar grupos - aunque aún seguíamos separados. Y la mayoría optó por quedarse en casa.

Obviamente eso no pasará inmediatamente para cuando acabe nuestro estado de alarma. Seguro que muchos saldrán a celebrarlo; pero, como pasaba en mi sueño, serán crupúsculos aislados. Nada será igual.

Y, mientras tanto, me veo en el dilema de qué haré en Abril: si termino con mi actividad en la tienda podría (en teoría) optar por una ayuda muy sustaciosa. Pero sólo durará en el estado de alarma, y lo que realmente me preocupa es el continuo acoso y bulling que sufro desde las administraciones en el hospital. Y para cuando todo acabe me habrán vendido - tengo miedo de que esa mafia acabe "administrativamente" conmigo; se dediquen a buscar formas de destruirme. Cosa que pueden hacer fácilmente, sobretodo si tienen tiempo libre para actuar sádicamente. Y lo tendrán, y tienen esos instintos.

Es irónico: porque puedo construir una historia bien definida al respecto. En la universidad sostenía la teoría de que la ironía era un simple rasgo de oposición de un elemento cuando se disfraza de otro elemento. Como una comparación, pero centrándose en los rasgos de oposición. La comparación es al sinónimo lo que la ironía es al antónimo. Y para conseguir tales recursos sólo había que coger dos objetos al azar.

De esa manera tan..., centrada en los objetos, como fetichista, era la manera que tenía a la hora de dirigir mis historias entre mis ganchos, actores... "Tú eres como la hebilla del cinturón, y tú serás como la correa misma. Vuestra relación consiste en...". Usaba objetos para conformar historias en base a la idea romántica que se tiene de éstos.

Esa técnica, de por sí, me funcionaba bastante bien. Y me daba cancha para dar y tomar.

Ayer he tenido la oportunidad de desarrollar mi nueva teoría estudiando un anime: Porco Rosso. La gran pregunta que aún no había resuelto con mi idea del género único era cómo podía determinar el ámbito en el que trabajan los segmentos de tiempo en la historia: los ladrillos de consciencia dependientes de cada momento de la historia.

Quise imitar la notación de Propp, y la perfeccioné. Pero es demasiado rígida para lo que en realidad hago: lo que hago realmente es una y otra vez evocar a las mismas letras E, I, J, P. Una y otra vez siempre las reutilizo: como entendiendo que una misma frase escrita palabra por palabra dentro de una misma historia, en cuanto a que se encuentre dentro de una E y la otra dentro de una P, por necesidad, significarán dos cosas diferentes. Como si internamente, no por las palabras usadas, se concibieran sus conceptos de manera distinta.

Así es como funcionan los ritmos. Y puede que no sea un experto en música, pero así funcionan los ritmos. Componer en 4:4 funciona exactamente así. Ya habré compuesto en 3:4 para romper con ideas diferentes, pero empecemos con la ortodoxia antes de estudiar las anomalías. La regla general aún es para mí un misterio, incluso si existe como tal dicha regla. Por el momento me huelo que voy por buen camino, nada más.

Además, la palabra "ironía" es definida desde dos campos completamente diferentes: la filología y la informática. Los filólogos estudian la ironía a partir del significado de sus elementos y el uso que se le da (su pragmática), mientras que los informáticos, al no poder trabajar con la pragmática, lo estudian dentro de su corpus a través de un estudio de frecuencia de uso de palabras.

A un ordenador puedes engañarle escribiendo "nepe", pero los algoritmos no son gilipoyas: en realidad son capaces de adivinar muy fácilmente por el contexto que te refieres a una palabra obscena y, con el tiempo (no hoy día), podría adivinarse con nuevas técnicas que existe una palabra cercana que significa lo que significa.

La ironía que pretenda transmitir la palabra "nepe" lo pillará a la primera el filólogo pero no será apercibida tan fácilmente por el informático. Por eso adquiere dos significados diferentes.

Ayer descubrí que "Porco Rosso" fue apercibida por su autor como una historia de amor, se basa en un cuento famoso ("el cerdo encantado") que ya analicé en este blog diciendo que era del tipo thriller. En otro análisis consideré que lo lógico es que las historias de amor sean o heroicas o folklóricas, pero que no tenía sentido que fueran thrillers o fábulas. Obviamente, en mi análisis del género límbico hacía falta pormenorizar estos detalles tan contradictorios.

En "Porco Rosso", si mis análisis no son falsos, vemos cuatro partes bien diferenciadas que se comportan como un cuento heroico: va sobre un héroe de guerra según mis análisis. Sin embargo, cuando observamos las tres primeras partes las escenas se pueden agrupar en secuencias que se rigen en un ritmo de cuento maravilloso; la historia de amor. Asímismo, cuando llegamos a la última fase del cuento heroico (el desenlace, la parte Ilusionante), el ritmo de la historia de amor se rompe y pasa a convertirse en un cuento heroico. Sin ir más lejos, encaja con la historia: la última parte es, dentro del sentido de la historia, lo menos romántico que hay, y la mujer que representa el nexo con la historia de amor se le ve contrariada por tener que asumir que "los tíos" tengan que jugar a ver quién es más machito.

Así que, con sorpresas, diría que mi teoría del género único sigue adquiriendo forma y sentido. Poco a poco voy comprendiendo mejor cómo funcionan esos rasgos y también voy comprendiendo mejor el significado de lo que es una ironía.

Para cuando acabe todo esto lo único que me podría salvar de la quema es que encuentre un trabajo, o alguna clase de medio para escapar del negocio que tengo en el hospital. Por el momento he dejado de invertir, estoy en la indecisión de no saber si empezar a liquidar o si debo aguantar. Para esta clase de decisiones no hay historias que te cuenten cómo afrontar tales retos.

Haga lo que haga algo irá a peor: si invierto saldré escaldado, si no invierto no tengo adónde ir o qué hacer. Y yo, si no trabajo, no soy persona.




No sé qué hacer. Esta historia no tiene ningún fin válido.

jueves, 26 de marzo de 2020

Por qué me afectó tanto

Lo he estado pensando y creo que la razón por la cual me afectó tanto no es porque la gestión del hospital me hicieron un quiebro que me descolocó incluso desde el punto de vista del derecho que me asista para recibir ayudas, o porque lo que hicieran fuera inmoral e ilegal, sino porque por haber cerrado las puertas de emergencia estoy obligado a dar muchas vueltas y a tener muchas incertidumbres a la hora de ir al cuarto de baño - y eso me desconcentra.

El subidón que supone tener una idea y concentrarse en torno a ella es una de las mayores satisfacciones que puede llegar a tener un ser humano. Puedes experimentar relaciones sexuales multiorgásmicas, mezcladas con la sensación de hacerlo con la persona que más te fascina, que no es comparable a tener un momento de fluidos pensamientos concordantes con una teoría que te estaba rondando durante días, o incluso meses.

Recuerdo una de mis últimas demostraciones de la conjetura de Beal, que sucumbía en la locura misma de no terminar de convencer del todo, en cuanto la leí mi cerebro quiso engañarme de tal manera que todo mi cuerpo vibró como si estuviera percibiendo una auténtica obra maestra. Lloré de felicidad. Pero un razonamiento incompleto no puede ser un razonamiento hermoso. Eso es cosa de locos.

Mis demostraciones matemáticas no son sino explicaciones que abren la puerta a maneras de entender la realidad de manera complementaria a sus enunciados. Una manera de expresar las cosas y una manera de entenderlas mejor. Si el lenguaje de la manera de entender las cosas es más expresivo que la manera de expresarlas entonces es evidente que la teoría está mal enfocada; las definiciones y la notación deberían de ser otras. Los teoremas más importantes deben tener explicación sencilla.

De la misma manera, la forma que tenemos de entender nuestro día a día debe contemplar todos los aspectos que suplan nuestras necesidades más fundamentales (debe ser sound con respecto a todos esos aspectos), pero también debe ser coherente con nuestra manera de ver las cosas: con lo que decimos que hacemos. Una buena filosofía es sound y coherente.

Por eso cuando me cerraron las puertas de emergencia me amargaron mi realidad. Cuando me impusieron por imperativo legal no trabajar festivos me desencasillaron por completo. La verdad es que estoy llevando mal el confinamiento porque me obligan a relacionarme más con la gente, a estar menos aislado. Y eso me descoloca. Además de que no le estoy sacando provecho.

Sé cómo me lo voy a plantear: voy a irme al otro extremo, la filología. Voy a estudiar el género único en películas taquilleras, o conocidas. Para justificar porqué funcionan las películas, con fórmula. Y lo voy a combinar con las técnicas que se usan para reconocer los distintos estados por los que se pasa en una conversación..., y así volver a la ingeniería con una buena base en pragmática y filología.

Creo que puedo extraer esas fórmulas. Lo mejor que puedo hacer es olvidarme del coronamierdas ese, ahí sólo puedo obsesionarme innecesariamente. En el futuro puede que plantee, con los datos y a toro pasado, teorías que constituyan una buena base teórica..., pero que en el fondo creo que ahora no tocan. Ahora lo que toca es que la gente se cure, que los otros se aislen, que haya buenos profilácticos y que los mandos intermedios dejen de joder tanto. Que los políticos se den cuenta que sin renta básica universal volverá a recaer la propagación mundial del virus, y que para una superpoblación hace falta una supereconomía.

Pero como a mí no me van a escuchar me dedicaré a ver cine.







miércoles, 25 de marzo de 2020

Por qué no llevo mascarilla

Hace varios días mis hermanas me proveieron de una mascarilla. Consideré interesante tenerla a mano por si la necesitaba, pero más importante aún era no usarla en vano.

El coronavirus es un virus que se transmite por el aire. Con las mascarillas con las que nos manejamos no podríamos protegernos de él, pero sí proteger a quien se nos acerque por si nos da por respirar fuerte o toser incorrectamente - por ejemplo. Lo malo de usar EPIs con las que no estamos habituados es que estamos también obligados a tener que mantenerlas y, en el caso de las mascarillas, existen contraindicaciones.

Cuando una mascarilla se usa a lo largo del día, supuestamente, se debe desechar. Para quienes dispongan de muchas, o si se dispone de mascarillas lavables, eso no es un problema. Sin embargo, lógicamente, no todo el mundo está así. Así que es probable que mucha gente salga con una mascarilla "usada", por supuesto por él mismo, pero usada.

¿Y dónde está el riesgo? Pues en el caso del covid-19 mucho: este virus tiene la peculiaridad de que se ha dado un caso en Japón donde un señor que lo contrajo lo volvió a contraer. Lo cual contradice el hecho de que no tiene muchas mutaciones. Quizá no sea para tanto, pero los medios lo han dado por válido: el covid-19 se puede contraer dos veces, nuestra capacidad para inmunizarnos de él es mínima. Y claro, yo sin ser un experto en virus no me veo en la situación de cuestionarlo - aunque ya me estoy preparando un modelo matemático (con polinomios característicos) para determinar la inmunidad del virus, porque me huelo que, en parte, hay algo de alarmismo de más.

Por otro lado, tampoco estoy con muchas ganas de ponerme muy matemático. Total, cuando estoy en mi propia rama y doy muestras inequívocas y exactas de una respuesta contundente con demostraciones contructivas fácilmente verificables entonces no me hacen ni puto caso, por muy importante que sea el asunto en cuestión. Así que si calculo el modelo matemático será para uso personal. Ya me he documentado, y sólo hay dos formatos: el analítico y el discreto; me he decepcionado en cuanto los he leído - creía que nuestra sociedad, con tanto financiero capullo, ya habría desarrollado modelos más inteligentes. Deberían de enviar economistas a trabajar en biología - hablo en serio. Yo mismo podría proponerles equivalencias para este campo multidisciplinar: la economía vírica.

Pero no, este post lo iba a escribir para darme autobombo. Comentaba que si me dejaba la careta puesta entonces sólo podría usarla un día. Y si me la dejaba puesta corría el peligro de haber contraído el coronavirus, dejarla impresa en la máscara y, una vez sano, volverlo a contraer. Esto es: el 80% de los infectados vuelven a contraerlo, muy probablemente porque reciclen una mascarilla contaminada con sus propios fluidos. Y lo que digo no es en absoluto descabellado: si se imponen multas por no llevar mascarillas y no se aportan las mascarillas entonces es cuando lo que digo podría ser lo "normal".

Cuando salgo a las calles de Cartagena observo dos cosas que no me gustan nada:
1. La gente lleva mascarillas cuando "no hay" mascarillas.
2. La gente sale a la calle desproporcionadamente más cuando no llueve que cuando llueve.

Esto quiere decir que mis previsiones iniciales eran demasiado optimistas: la gente es demasiado rigurosa EN APARIENCIA. Aparentar rigor en el uso de la ley es el equivalente a hacer el ganso.

Es como en la película del Caballero Oscuro: cuando Batman se enfrenta contra un falso Batman ¿Qué es lo que los diferencia? Que el auténtico no lleva una armadura de gomaespuma.

Así que, si bien hace dos días una fuerte lluvia me caló de arriba a abajo provocando que tras varios kilómetros tuviera que cambiarme de ropa en mi kiosko - pero que si abrí era porque me veía en la obligación de hacerlo, también observé cómo a penas había circulación en la calle. Y hoy mismo, en cambio, veo mucha circulación y movimiento. Sin ir más lejos, hoy he hecho hasta media mañana una venta y una recarga: relativamente al estado de alarma es para darme con el canto en los dientes.

Vamos, que es altamente probable que la gente esté reusando sus mascarillas sin haberlas limpiado; porque no se pueda. Es probable que gente que haya contraido el coronavirus se exponga a volverlo a contraerlo y a contagiar a terceros durante todo el proceso del estado de alarma.

Por eso no llevo mascarilla.

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Otro detalle que he visto son las cifras de muertos y contagiados en España. He querido hacer un estudio de O grandes sencillo, sin complicaciones. Y he visto que mediante diferencias divididas el Covid-19 en estas fechas se puede acotar sus casos a una parábola - no un exponencial. Y eso es, por un lado, increíblemente positivo, porque no es exponencial; y altamente desesperanzador: porque la parábola está "de panza", por así decirlo. Lo que quiere decir, según mi opinión sobre complejidades algorítmicas, que es la mano humana la que está provocando los resultados, no tanto el coronavirus.

El bicho no trabaja con polinomios, sólo con exponenciales. O es asintótico o es un veteatomarporculo. Y en este caso es polinomial. A nene no gusta. Y es que, efectivamente, hay que echarle la culpa primero a los que gestionan, luego a la población y, finalmente, a la efectividad médica y demás funcionarios.

Los que gestionan no son militares: son políticos. Son los mismos que fueron puestos por cuestiones de amistades y para sacar beneficios familiares. Así que antes de echarle la culpa a la población y cómo usa las mascarillas yo miraría cómo se están gestionando las cosas en los hospitales. Aquí los medios de comunicación deberían de ponerse las pilas: deberían de ser muy inquisitivos; nadie hará el trabajo que les corresponde a ellos - quizá los youtubers, pero esa plataforma es susceptible de ser controlada por Google, supongo.

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Yo, por mi parte, buscaré tiempo para pedirle al estado que me compense las pérdidas (que es mucho mucho mucho papeleo, pero encontraré tiempo), y probaré a crear mi nuevo modelo para determinar la inmunidad de una población al margen de las políticas que se lleven en cada región. Por supuesto me baso en un modelo usado para invertir en bolsa..., me servirá para practicar nuevas técnicas matemáticas. Si tuviera razón sería tras dedicarle horas y horas y horas y horas y horas de pruebas, matizaciones, documentación... Y nadie me las va a compensar, ni reconocer, ni aprovechar... Dudo que me ponga - no tengo ni la psicología ni el dinero ni el tiempo.

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Hace tiempo desarrollé un modelo, el VAWM, que permitía generar un modelo teórico de evolución para cualquier sistema vivo. Al crearme un grupo con esos elementos conseguí darle utilidad en alguno de los sentidos necesarios: ahora podría valerme de él para simular sistemas que sí estuvieran vivos - claro que como no soy médico no sabría si esos esquemas serían lo suficientemente sound como para que sean relevantes. Nunca dejaría de ser un modelo de juguete.

En informática ya se han hecho cosas parecidas: probar a acoplar el universo de Cornway para implementar una máquina de Turing. Ese resultado académico permitió demostrar que tal universo era tan potente como una gramática tipo 0 y, en combinación con técnicas de convergencia, se podría jugar con nuevos teoremas de completitud. Digamos que con mi sistema VAWM bien podría hacerse algo parecido, un esquema que diseñé en su momento para crear un juego como de pokemons que se enfrentaban.

En su tiempo, cuando era pequeño siempre me lo planteé: ¿cómo hace una célula T para saber dónde está la bacteria y cómo debe modificar su código para que se pueda adaptar para la siguiente vez que ataque? Digamos que diseñé de adulto un modelo que resolvía en el plano teórico exclusivamente esa cuestión. Y la maquinaria sólo hay que configurarla para que sea sound. No es como el universo de Cornway, cuya filosofía es como más conexionista, mi modelo es principalmente conectivista - aunque es compatible con el conexionismo.

Este otro modelo permitiría desarrollar la idea de inteligencia artificial general, ya me lo comentó un amigo hace una década cuando le comenté lo que había implementado: "es así como piensan las personas".

Quizá no necesitemos hoy día nada que piense como una persona, sino algo que piense como un virus. Las personas deberían de aprender, sin embargo, a respetar la cadena de mando; porque, aunque formen parte de los mandos intermedios, el no hacerlo puede provocar la pérdida de vidas. Y yo creo que en España están fallando los mandos intermedios.

No sirve de nada aparecer como un salvador con un modelo matemático cuando fallan los mandos intermedios.

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Dudo que desarrolle ni el modelo de previsiones ni una configuración sound a nada del sistema VAWM. La razón me es evidente: nada funciona, nada arranca. Ni cuando expongo una previsión necesaria, nada sirve de nada. Y esforzarse para darse un trompazo en la cara genera frustraciones. Puedo asumir mis errores, pero no la mezquindad del que tolera el genocidio por una cuestión de envidias - o cosas por el estilo. Aquí debo ser estoico, una vez más, como ocurrió con la caída del imperio romano.

Trajano fue, posiblemente, el líder más inteligente que tuvo Roma: supo salvar una crisis de ausencia de democracia, meritocracia..., exceso de estoicidad, desigualdad... La ruptura del nuevo modelo económico permitió la invasión bárbara - pero en cuanto estos bárbaros intentaran ser tan numerosos como lo fueron los romanos vivirían la peste negra: no tenían un sistema de salud tan enriquecedora.

Trajano ya se dio cuenta: sanear al pueblo en igualdad sanea al imperio. Una renta básica resuelve el problema. Cuando somos demasiados para la capacidad para gestionar es necesario que la gente se resuelva en su austeridad según su cultura e intereses. Y partir de ahí.

Los retrovirus, coronavirus, etc..., están ahí para usarnos de matraces a medida que nos reproducimos y el sistema de salud público ignora los casos que se van alimentando. La gente normal crea nuevas cepas de manera pasiva mientras los expertos miran a otro lado y, claro, como pasa con todas las especies, al final eso provoca una reestimación del máximo número de miembros en la especie.

Este modelo no es previsto por el EEE de Dawkins, que es lineal y depende exclusivamente de relaciones sociales interespecies. Los otros modelos que usan los biólogos, por el otro lado, tampoco han sido capaces de cuestionar a Dawkins, más allá del carácter teórico... Hay que pasar a la práctica y entender cómo funciona la especiación con la aparición del covid-19. Hay que mejorar los actuales modelos, o todo nos pillará siempre de sopetón.





lunes, 23 de marzo de 2020

Estoicidad y Paciencia

Hay varios estratos sociales, los que se encuentran en las posiciones "válidas" deben ser Inquisitivos y Activos. Pero los que se encuentran en las posiciones más bajas no tienen otra cosa salvo ser Estoicos y Pacientes.

No es fácil aceptar la disonancia cognitiva que se produce cuando vives como si fuera esto una democracia, o como si fueras un influencer. Eso es muy propio de lo que suelo denunciar en este blog. Se supone que cualquiera ante un juez, con las debidas leyes de por medio, y cumpliendo las formas oportunas, debería de poder denunciar cualquier clase de atropeyo. Se supone.

Hoy he recibido un correo del Colegio Oficial de Arquitectos ante la consulta externa que les hice con respecto al incumplimiento fragrante llevado a cabo por el hotpital. Me han dicho, y en parte lo suponía, que esa "queja", que es así como lo ha llamado la secretaria en cuestión, se queda fuera del ámbito del colegio en cuestión - sin embargo, también me han apuntado que adoptarán las medidas oportunas para ponerlo en conocimiento a las autoridades competentes para que hagan, si así les correspondiera, alguna clase de actuación.

Se podría decir que es la mayor victoria que puedo conseguir: una victoria moral. No recuerdo todas las referencias que les di, sí es cierto que no fotografié las puertas o el cartel para darle más peso a mi consulta externa, así que, por formas, puedo decir que me han respondido casi de manera impoluta. Tampoco estoy en situación de juzgar a gente dentro de propio código deóntico cuando yo no formo parte del gremio.

He trabajado dentro de un despacho de arquitectura, he editado planos que el colegio me aceptaba, y si hubiera hecho un plano que el colegio no me hubiera aceptado entonces mi puesto de trabajo se vería en entredicho. Mi jefe firmaba, y no lo digo con desprecio: aprendí mucho de él, y más que me quedaba por hacer. Fue un honor y un placer trabajar para ese autónomo.

Recuerdo que, en una ocasión, tuve la oportunidad de enseñarle yo a él un truco. Algo que trasciende a toda ética y a lo que no saben los mezquinos: recuerdo que esa mañana estaba trabajando en el despacho, en su ordenador, cuando nos fue a visitar una antigua empleada suya. Yo, por supuesto, no la conocía, de hecho, creo que fue justo la anterior que trabajó ahí antes de que me contrataran. Ella fue a visitarlo con su padre, otro arquitecto, mientras los dos "jefes" hablaban se notaba un cierto halo de competitividad: al parecer la muchacha se estaba independizando como arquitecta y se estaba montando su propio negocio.

El caso es que esa chica se me acercó, al que fuera su antiguo puesto, donde yo trabajaba. Y me hizo preguntas técnicas sobre uso del Autocad. Que cómo hacía una cosa, o cómo hacía la otra. Cosas muy específicas y, al mismo tiempo, fundamentales - pero nada relevantes como para considerar que me estuviera poniendo a examen. Si no las sabía dudo que pudiera llevar despacho alguno. De hecho, bien podría considerarse frustrante no dar con la "combinación". Mi política al respecto era clara y, entonces, empecé a abrir la percepción de todo el ambiente mientras actuaba.

Nada más llegar a hacerme esas preguntas, de manera natural empecé a responderle sin miramientos. Poco a poco noté cómo esa sensación de frustración interna que tenía ella se iba calmando. Mis compañeros no me dijeron nada - de hecho quizás se estuvieran relamiendo como ratas que eran (putos trepas), mi jefe estoy seguro de que se dio cuenta - sé muy bien cómo funcionan los despachos, y cómo era el comportamiento de mis compañeros ahí.

Al terminar de darle mis clases de Autocad gratis ella, por el tono de voz, se sintió aliviada y me dio las gracias. Creo que me preguntó si en el futuro me podía volver a preguntar: obviamente le dije que sí. De hecho, en cuanto me dijo eso pensé: "¡Eureka! Menos mal". Y es que en ocasiones pienso que la gente es..., que si su intención es ser mezquina siempre se quedan a medio camino de hacer las cosas en condiciones.

Cuando se marcharon el jefe, que me pudo haber cortado en cualquier momento, se dirigió a mí y me hizo una pregunta con un pelín de sorna - para saber cómo respondía; era algo como: "Veo que has estado dando consejo a la competencia, ¿verdad?". Y fue entonces cuando tuve la oportunidad de tasar la clase de jefe que era el que me había tocado: ¡qué gran talante!

Le dije que sí. Por supuesto no le dije que si me despedía por eso no haría falta indemnizarme, porque casi prefería dimitir. Y acto seguido le planté el discurso: resulta que es curioso cómo se puede tener un competidor ante alguien que tiene preguntas tan triviales y, al mismo tiempo, que generan tanta frustración. Se notaba que el padre no era de los que hacían los planos en Autocad, y que ella aún estaba verde, por lo que la ayuda que le había prestado era de resolver asuntos insignificantes. Y, claro, viendo el padre, que parecía tener tan buena conversación como arquitecto, ¿acaso no podría haber formado parte de proyectos que le podrían parecer interesante a mi jefe? Ese era el argumento: en cuanto le resolví trivialidades a la hija, el padre - sin firmar nada, se queda en deuda. De hecho, sólo había que fijarse en una conversación futura: ¿qué pasará cuando la hija se dirija al padre diciendo que, al menos, siempre podría volver a su antiguo despacho a preguntar a ese empleado cosas triviales que no les importe?

Dicho esto, yo entiendo que el protocolo que habría que iniciar resultaría difícil de comprender. Sin embargo observé en mi antiguo jefe una mirada como diciendo: "creo que lo veo". Y casi se vio obligado a preguntarme: "¿y cómo le saco beneficio?". Entonces fue cuando le dije la manera exacta: el protocolo que debía seguir.

Primero tenía que contactar con el padre, y decirle cuanto antes que ya que sus empleados daban consejo a su hija no estaría de más que algún día él mismo se pase por su despacho para explicar cómo hacer..., un proyecto en cuestión que resulte especial y que sea interesante entre arquitectos. Por supuesto, yo no sé qué es interesante - pero, ¿a santo de qué un viejo competidor iba a visitar a un arquitecto? Algo de orgullo tendría que tener sabiendo que a quien visitaba salía por la prensa por esos proyectos que, justo cuando me contrató, empezaban a ser aceptados. Mi jefe era eficiente y eficaz: como para titubear ante su presencia. Pero no, se hablaban como de igual a igual.

Así es como le expliqué que en cuanto se negara a formar ese comité de expertos para resolver un problema muy concreto (como un secreto de la arquitectura) entonces sólo tendría que esperar a que la hija se dirijiera al padre insinuando la enorme dependencia que tiene al empleado de su competidor. Por lo que, en ese caso, ya sería el padre el que llame a mi jefe y no al contrario.

Y dicho así, lo aplicó. Por probar. Y, según parece, llamó a varios amigos: quería resolver cómo hacer una cúpula (o algó así entendí). Y se reunieron - funcionó tal como dije. Por supuesto, yo no se lo achaco a la suerte: todo lo más, la suerte que tuve de que mi jefe fuera talentoso - sólo eso. Si él hubiera sido un Estoico y le diera cansancio esa propuesta entonces me habría visto mi trabajo en un brete.

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Esta misma mañana he arrancado el cartel que ponía que mi negocio podía cerrar inminentemente debido a un boicot administrativo posiblemente constitutivo de delito. Poner ese cartel, dado el rol que me compete vivir, es contraproducente. No lo puse como un acto de inteligencia, sino porque me veía amordazado ante una realidad que se me antojaba demasiado peligrosa y despreciable por parte de la gestión de la dirección del hospital. No repetiré mis argumentos, ya lo expuse en posts anteriores.

A cambio he puesto otro cartel: la opción de que la gente que llegue hasta mi tienda pueda poner mi código de recargas 49-119 en disarecargas.com. Ese es el único rostro que debería de mantener. No esperando a que alguien lo vea, sino siendo Inquisitivo en cómo se muestra mi negocio, y ser Paciente a la hora de esperar resultados. Más allá de mi negocio sólo me queda ser Estoico, porque vivimos en una idiocracia.







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