sábado, 25 de septiembre de 2021

Relato. El falso techo.

Todos los castillos tienen un falso techo, una pared que apunta a ninguna parte. Tirando el tabique encontramos huecos que fueron despreciados por el arquitecto. La pared se desborda, por un momento, queremos cuadricularlo todo, y con la morada del conde no iba a ser menos.

Igual era difícil llegar a las catacumbas, como aprovechar los huecos de la chimenea y la ventilación del castillo. Los huecos son muy fácilmente aprovechables para que se vayan los malos olores y así configurar la enorme mansión como quieran sus moradores. Al fin y al cabo, cuando quieres crearte un enorme mundo eso es lo primero que hay que hacer: tienes que montarte tu propia matriz.

Al principio de todo todo se regía por una cierta lógica, y en esa lógica estaba el diseño del arquitecto. Por lo que la propia lógica del castillo era la propia firma del arquitecto. Si se esperaba que en esa estancia debían habitar personas entonces sólo podría configurarse de una manera, y por cómo se ve el arquitecto estaba sometido a ajustar los planos para hacer la estancia habitable.

Por eso habían falsos techos y falsas estancias. Huecos y pasadizos que podían ser aprovechados. Entre pared y pared había un hueco por donde aún se podía mover alguna persona. Eran los rincones de lo no construido, huecos ofialmente no útiles que no computaban de cara al público. Ahí era posible ocultar cajas fuertes, arcones donde ocultar restos de amantes, u otras cosas que sí sean turbias.

Pocos sabían de los secretos del castillo, y cómo acceder a cada recoveco. Los planos oficiales son unos, los planos reales otros. Esos huecos se pintan de negro, y es como si fuera hormigón armado. Pero no, no tiene porqué llenarse de hormigón; las paredes pueden quedar huecas y los pilares seguir sosteniendo el castillo. Donde hay escaleras hay huecos donde empotrar secretos, donde hay chimeneas hay recovecos hasta el techo, donde hay letrinas más vale disponer de respiraderos.

Pero no hay castillo sin un acceso a la montaña, pues el pueblo también tiene su propia maqueta para el conde. Donde hay condado siempre hay personas involucradas, y éstas se modelan según los estereotipos que espera encontrar el conde. Tan pronto como el conde necesita un arquitecto que le levante la casa, o un interiorista que la decore, también necesita un artesano que le levante las maquetas..., un carpintero que le prepare los moldes, o le monte los escenarios.

Esa era la relación que tenía con el forjador de clavos, alguien tenía que ayudarle a diseñar la realidad que viviría el condado entero. De una manera de otra no habría librero si no existiera ese concepto, no habría pescadero si nadie pensó por el que venda el pescado, no habría frutero si nadie activara el puesto de frutas... El conde maquetaba el pueblo en un lugar recóndito, de los falsos techos del castillo, que le lleva a cavernas de la montaña. Y, desde esas cavernas, la arcilla es abundante y se traen las herramientas necesarias para moldear las formas tridimensionales, las casitas de muñecas.

Con pequeños muñecos se representa a cada miembro, de eso se encarga la porcina, tan cuidadosa con sus muñecas. Le pone los ropajes, los peina y les pinta un buen rostro de acuerdo a su carácter. La porcina es demasiado inocente como para que se le escape nada, las personas que son demasiado conscientes de la realidad suelen poner de su parte, con su firma personal. La porcina no, ella no es así. A ella le resbala los comportamientos y los muestra tal como son, tal como manchan la realidad. La porcina, experta en máculas, descubre los hilos de la realidad de cada individuo y los transfigura para que sean visibles para el conde. Su arte poético transfiere la conexión de los individuos a ojos del conde para incorporar sus debilidades a través de los objetos que portan, aquellos que están cerca de sus muñecos en la maqueta.

En la caverna se decide qué es la realidad que observa el conde, se modela y figura para luego él entrar en sus aposentos más privados y urdir las tramas necesarias para mover los hilos de los lugareños. Tirando de unos y soltando otros en la sala del ajedrezado reúne a unos o a otros para activar privilegios o permutarlos. Y todos hacen caso al conde. Nadie se atreve a cuestionar al conde, porque éste es el condado del conde. Y en este condado se mancilla la realidad a partir de lo que se diseña en las cavernas.

Mientras existan las cavernas y los moldes los habitantes nunca serán libres. Los trolls de las cavernas fueron en su tiempo expulsados de ellas y sólo pueden tener derecho a habitar las menos profundas. Algunos trolls habitan en recintos cercanos a las grandes residencias, donde se les permite permanecer sentados, a la espera... Y ante sus espectativas observan pasar los títeres del condado, que se convertirán en la única realidad que vivirán las gentes que decidieron mantener esa realidad posible.

Los trolls, con sus pintas asquerosas, se negaron a aceptar la ley y, mediante caos, dictaron la verdad que les gobierna. Pero los del pueblo prefieren ser maquillados y que esas espantosas criaturas se mantengan a un lado, como resultado de una negociación implícita que trolls y pueblerinos aceptan. Un maquillaje de orden que les permite entenderse. Mientras no desbaraten ese maquillaje tendrán derecho a seguir haciendo lo que vienen haciendo.

Así actúan los visitantes del castillo, respetando los falsos techos; no adentrándose en las cavernas que les son prohibidas. El buen visitante no investiga por los pasillos ocultos del castillo, ni intenta investigar los corredores que ocultan los secretos del clan del conde, la estructura de su gobierno.


jueves, 23 de septiembre de 2021

Revoluciones persistentes

Hay quien piensa que lo que hace que persista una revolución es la orgánica, que para que una democracia funcione hace falta una orgánica que invoque mediante un rito reiterativo la creación de un meme que pueda luchar contra los que intenten aprovecharse del pueblo. Pero claro, ¿para luchar contra la corrupción o los errores del gobernante hace falta meterle muchas piezas y cargos?

Hay quien quiere montar todo un entramado laberíntico dentro del sistema para que sea imposible sacarle provecho a nivel individual. El problema de incorporar trabas burocráticas consiste en que el sistema se vuelve pesado e ineficiente. Esa ineficiencia se puede volver incompatible con el uso de la razón, la conexión con el pueblo y, por consiguiente, puede desembocar en injusticias.

La burocracia desemboca en injusticias. Las injusticias sucumben al caos.

Como ya he comentado y repetido todas esas formas que tenemos de tecnocracia, corporativismo o hermandad sólo nos lleva hacia un camino basado en la idiocracia - donde importa más el estilo social que el talento o los contenidos racionales. En esa clase de mundos importa más quién eres que qué dices o haces. Por eso, entendemos que la idiocracia, donde sólo el encargado es quien se encarga y en base a lo que le han enseñado por repetición de ritos, no será capaz de asumir emergencias. La idiocracia, técnicamente es igual que la burocracia, pero donde nadie lo ve venir.

La tecnocracia desemboca en idiocracia. La idiocracia sucumbe al caos.

Hay quien ve en el socialismo algo "malo". Esa gente esperpéntica es incapaz de maniobrar pensamientos racionales. Algunos han podido ser amigos míos, no he sido capaz de hacerles entender porqué se equivocan. Lo entiendo, ser pedagógico es difícil, y los que vivimos aislados lo tenemos más difícil todavía. Pero el socialismo no puede ser ni bueno ni malo, porque cuando hablamos del pacto social hablamos de la razón por la cual una persona forma parte de su país, que es la razón por la cual el país se gana una razón de existencia. De lo contrario estaríamos obligados a respetar el país por conservadurismo tradicional, por la defensa plutocrática o por la tradición religiosa. Lo que pasa es que respetar la herencia familiar contradice la defensa plutocrática y cualquier tradición religiosa, la defensa plutocrática también contradice la tradición religiosa y, si adoptamos un compromiso con dos nos sobrará el tercero.

Conservadurismo, liberalismo e Iglesia conforman un trilema. La extrema derecha sucumbe al caos.

De la misma manera, cuando hacemos desaparecer el dinero, no reconocemos las propiedades privadas o nos ponemos a quemar iglesias a la gente le da una sensación de desamparo. La eliminación sistemática de una de las tres derechas exige un nivel de justificación que nos lleva un oxímoron.

Hacer desaparecer el dinero para usar el tiempo como moneda es por pedantería de izquierda.

Hacer desaparecer las iglesias para imponer la creencia de que no haya creencias  es por pedantería de izquierda.

Hacer desaparecer las propiedades privadas cuando se va a tener que mantener la intimidad es por pedantería de izquierda.

La pedantería de izquierda es extrema izquierda y sucumbe al caos.

Su puede hablar de una moneda, que cada cual tenga su religión en un estado laico y que haya leyes que protejan la propiedad privada legítima, en una defensa por la meritocracia fuera de burocracias observaremos una democracia que perdurará. Sin embargo, el objeto de este post era para mostrar otra implicación, y ésta ni se suele decir ni la he mencionado. Y que sirve para distinguir la política de un país de una ecoaldea.

La razón por la cual un país de verdad como España no puede copiarse simplemente el modelo finlandés es porque Finlandia por sí mismo no es un país del cual copiarse su gestión: le falta población, historia... Los problemas internos de un país en ocasiones se resuelven de una manera triste, como en su tiempo se descubrió en La India: el sistema de castas.

El sistema de castas, dice el induísmo, es algo que hay que defender por encima de todas las cosas, porque es lo que hace que se mantenga todo y permite al país ser persistente. Sin embargo el budismo, que también nació por esas tierras, intenta negar esa afirmación: el príncipe Sidharta aseguraba que no hace falta defender las castas, que todo está hecho para todos ¿Entonces? Está claro que la filosofía hinduísta es incompatible con la budista, hasta ahí llegamos todos, pero para poder entrar en contradicción antes al menos una de las partes debe tener una base argumentativa.

En una ecoaldea a penas habrá un centenar de personas, todas ellas hablarán entre sí y se rotarán los trabajos que sean comunes - si existiera esa clase de cometidos. En una ecoaldea hay letrinas no automáticas, y hay quien tiene que limpiarlas - lo cual no es agradable. Pueden juntarse todos los miembros de la ecoaldea, las distintas familias, y decidir cómo se van a organizar a la hora de hacer los trabajos menos agradecidos y a quién le va a beneficiar más: porque algo que es necesario puede aportar un beneficio privado por cómo se ejecuta. En el caso de limpiar letrinas el beneficio privado puede ser aprovechar el producto para fertilizar sus propios campos; pero si hay sobreexplotación para que sea la misma persona quien limpie las letrinas entonces puede aparecer productos sobrantes y, dependiendo del sistema de transacción y la especulación que permita la ecoaldea, podría provocar que se tire fertilizante que algunos vecinos podrían aprovechar.

En cualquier caso, cuando hay un conflicto sólo tienen que juntarse los vecinos y ellos deciden cómo afrontarlo. En cuanto aparecen los extremismos mencionados más arriba es probable que se sucumba al caos. Pero mientras sean pocas personas siempre existirán conflictos que podrán ser resueltos respetando la meritocracia, el uso de la razón y los valores de la democracia.

El problema es cuando empiezan a ser muchas personas.

Dice la ley Lithe que cuando algo es probable que ocurra lo que debemos hacer es suponer que ya ocurre en esa misma proporción. Ese mecanismo es fundamental para entender que cuando hay mucha gente, o cuando pasa mucho tiempo, es cuando empieza a ocurrir muchas cosas fuera de lo normal. Y para lo excepcional idealmente hay que tener una solución o reacción sistémica.

El tema que voy a tocar es el del individualismo, el adanismo, el mesianismo... Es ese afán que tienen algunos por creerse más importantes de lo que son, es una megalomanía que puede ser importante para crear grandes proyectos que se convertirán en el orgullo de toda la sociedad y, al mismo tiempo, como pasa con todo lo bueno, puede convertirse en el caballo de Troya que destruya lo que ha costado por tanto tiempo erigir. El individualismo pudo ingeniar a Dédalo unas alas, pero convertido en adanismo su hijo se acercó demasiado al sol. Como decía el buda, hay que encontrar un punto medio. No estoy nada en contra del ser individual, del héroe que pretende resolver problemas, de quien cree que puede intentar lo imposible o de quien inicia proyectos magníficos aunque parezca no corresponderle, pero ése es el tema que toca tomar.

Hace poco un chico ruso se puso a pegar tiros en un instituto. Mi catalogación al respecto es el mismo que cuando se pega tiros en EEUU: la gente se aburre y cuando tiene que enfrentarse a sí mismos se descubren diferentes, se ven héroes pero tienen una vida aburrida. El individualismo es lo que puede provocar esa sensación bipolar: mucha tensión, muchos estímulos y muchas espectativas. Pero luego todo es una mentira, y no quisieron reconocer la parte que era falsa. Quizá en el futuro no encuentren un trabajo y no sean capaces de ver cómo sentar la cabeza, cómo integrarse en el sistema porque nunca le enseñaron de manera natural cómo se integra el ser humano dentro del sistema. La enseñanza nunca fue auténtica.

Los niños aprenden por sí mismos que deben jugar a rol: jugar a los policías, a los médicos, a los jueces... Son los adultos los que pervierten a los niños en los patios y les obligan a no poder jugar cómo les es natural. Luego esos críos no han tenido la enseñanza natural de verse en el futuro, o simplemente la realidad no cumple con las espectativas que les enseñaron de pequeños: el sistema es falso, te promete oportunidades que no existen. Entonces es cuando se cabrean y quieren matar al sistema. Pero el sistema son personas, el sistema educativo..., nada más.

Para que una democracia persista debe superar el problema del individualismo que se confronta con una vida sin un futuro bien definido. Pues bien, los induístas lo descubrieron:

El individualismo implica castas.

Si se quiere crecer en sociedad con poblaciones muy densas se tiene que saber cómo se relacionan las personas. Y las personas masificadas no se relacionan como individuos, porque no vivimos en los tiempos de Pericles donde la gente podía subir a una colina a conversar. Los grupos masificados conforman castas, donde si no eres de la casta correcta no puedes dirigirle la palabra a ese señor.

Imaginemos un gran magnate, entonces se dirige a él un donnadie que quiere ser como él. "No, jamás serás como yo". Al magnate sólo le podrán hablar medios magnates, así se ahorra el tener que hablar con mucha gente y podrá centrar su atención a los asuntos mayores que le correspondan. 

Recuerdo en la universidad, mi primer año, tuve conocimiento de un profesor que había publicado en una revista prestigiosa y se me ocurrió preguntarle qué camino debía seguir para conseguir lo mismo. Entonces me miró con unos ojos de desprecio, ni me dijo nada..., sólo usó el desprecio como comunicación. La ausencia de sentido común en ese sujeto quedó patente entonces, y unos años después fue uno de esos profesores que no eran capaces de soportar mi talento y que me agredía por la espalda cuando tenía oportunidad. La ausencia de sentido común de jueces y administradores permitían que un sujeto así siguiera trabajando en la universidad. Por lo que ese hombre siguió agrediendo a terceros..., e impuso en la universidad su manera pervertida y mermada de ver la tecnología. Obviamente lo de mermada lo sé de primera mano porque acabó siendo profesor mío, e incluso me llegó a pedir consejo sobre un tema tecnológico en el cual este hombre estaba siendo un completo intrusista de lo más infantil.

Por eso hay que tener cuidado con las castas, quienes más las defienden suelen estar muy mal de la cabeza y en realidad lo que defienden es el intrusismo: intentan hacer creer a los talentosos que ellos no son capaces de hacer lo que sí son capaces de hacer, intentan colarse dentro de un sistema sin saber cuáles son los pilares que lo sostiene, se valen de títulos o corporativismos para promocionar y ser indultados... Todo eso tiende a la idiocracia, como ya he comentado al principio.

Pero existen unas castas meritocráticas que parece que defiendo. Algo así como que siempre habrá una respuesta para cada cual en virtud de los pasos que se hayan dado para la urdimbre en la que se hayan embarcado.

Es decir, cada cual elige su urdimbre y ésta se desarrolla como en un encaje de bolillo dando varios pasos. Cuando una persona se cruza con otra la sociabilidad debe ganar siempre, pero nadie tiene derecho a saltarse los pasos que le correspondan. 

Me dijo un colega qué debe haber estudiado para poder decir que ya es ingeniero informático, ante lo cual le di una lista de umbrales necesarios. Obviamente le respondí sin saber si él ya los había superado o no, porque el razonamiento era relativo a dónde se encuentra el paso de la ingeniería informática, distinto a ser informático y distinto a ser experto profesional en informática. Cada paso jerárquicamente corresponde como si fueran números naturales, hasta llegar a un nivel de madurez donde los hilos convergen a posiciones muy cercanas: el ingeniero informático profesional experto se parecerá mucho al matemático profesional experto. Así, las distintas urdimbres que se unían en la inexperiencia y se separan en tramos diferentes luego vuelven a converger para conformar una única cuerda al adquirir la suficiente experiencia.

La educación que reconoce los juegos de rol implica a la persistencia del sistema sin necesidad de castas.


martes, 21 de septiembre de 2021

Los tres esfuerzos

No es lo mismo la fuerza que el esfuerzo; tampoco es lo mismo una pulsión que la fuerza o el esfuerzo.

El esfuerzo puede evocar a una capacidad para albergarlo, a la capacidad para soportarlo, o incluso a la capacidad para invocarlo. La pulsión puede interpretarse como una fuerza que no es impulsada salvo por sí misma, cuando la fuerza admite un carácter más externo o reacción más medible.

Existe una gran cantidad de formas en las que ha sido transformada la palabra esfuerzo: el esfuerzo se puede ver como sinónimo de fatiga y de voluntad, que son antónimos entre sí. Obviamente el filólogo no admitirá una clausura de sinónimos inconsistente, así que el uso de la palabra esfuerzo debe cambiarse por un término más técnico.

El esfuerzo es la palabra favorita de todas las religiones. Los musulmanes lo llaman jihad, los cristianos lo llaman áscesis. El asceta es la persona que se esfuerza por su amor a Dios. Pero claro, para el cristiano no hay martirio si el objeto o fin último no es Dios mismo, ni vocación que no sea la propia llamada de Dios a hacer algo en la vida.

El esfuerzo es lo que usamos para hacer posibles los proyectos que tenemos, y también es lo que se alude cuando hablamos de personas que sufren y deben aguantar. Hay gente que aguantó en campos de concentración y si sabemos de ellos es porque aguantaron, porque hicieron el esfuerzo. Yo no soy de esos que necesitan aguantar para que se sepa de ellos, pero aún así haremos el esfuerzo.

--

Cuando una persona necesita ayuda todo individuo necesita invocar a tres esfuerzos internos para tener fuerza para dar, para ofrecer la ayuda. Nietzsche nunca nos dijo de dónde provenía la fuerza dadora, sólo hacía propaganda de ella. Considero importante reconocer de dónde viene la fuerza para dar.

Cuando hay un accidentado, o cuando alguien necesita que le echen un cable con mayor o menor urgencia, siendo una emergencia más o menos importante y teniendo más o menos exclusividad el que ofrece la ayuda, así como disponiendo de un contexto más o menos favorable socialmente, surgen tres tipos de esfuerzos que deben ser superados: el intelectual, el físico y el moral.

Si una persona no aplica intelectualmente el mínimo esfuerzo entonces no se le ocurrirá cómo ayudar, asímismo la fuerza o capacidad para llegar adonde le piden llegar y por el último el moral, el querer ayudar a alguien así por parte de cada cual. En cuanto uno de los tres esfuerzos sea débil entonces toda la cadena se romperá, porque hay quien demanda una ayuda que requiere muchísimo esfuerzo - y si alguien quiere ser ayudado debe descubrir que los tres elementos tienen que ser favorables lo máximo posible.

Es como el arte de la guerra de Sun Tzu, si las fuerzas te son favorables ganas la batalla. Si cuando pides ayuda no resulta un esfuerzo el ayudarte entonces tendrán la necesidad de hacerlo. Y eso es porque no hay nada más sencillo para un bebé que gatear hacia quien le pide que vaya, a un niño andar hacia quien le pide ayuda, a un adolescente correr hacia quien pide auxilio..., y cuanto más ejercitemos nuestro esfuerzo mayor fuerza tendremos para dar, y más poderosos nos volveremos porque ese esfuerzo se quedará entre nuestras capacidades para lo que sea, incluido para aguantar aunque no tengas motivos para hacerlo.


lunes, 20 de septiembre de 2021

La Semántica del homo sapiens

Un cura le está haciendo la extremaunción a una mujer, ante lo cual ésta le dice: (E)

- Como veo que no me termino de morir, o va para largo, mejor hazme una comunión. (J)

- Pero la comunión es una tarifa diferente. (P-I)

- No, es la misma mamada. (I-P)

Transformación de un EJPI (epicidad) en un EJIP (confabulación): el cura se esperaba hacer algo épico dando misa aun cobrando por ello, mientras que la prostituta le devuelve los pies a la tierra usando de fulcro el a quién le toca pagar.

--

Es un placer haber encontrado un libro de Greimas, donde desarrolla la idea de semántica, y poder leerlo para comprobar que coincido. Al parecer él mismo ya se percató de que la semántica debe ser principalmente inductiva, y dejar preparado para lo deductivo mecanismos no automatizados. Al fin y al cabo sabemos que el ser humano no piensa de manera lógica, usa la herramienta de la lógica - el matiz es demasiado importante.

De la misma manera, el homo sapiens no está hecho para comer carne, usa herramientas para cocinar la carne que no puede digerir y para cortar la carne que no puede separar de la piel. Nuestro aparato digestivo es manifiéstamente orientado a la fruta, frutos y verduras. No es que seamos omnívoros, es que necesitaron nuestros ancestros durante miles de años comer carne para vivir - pero nuestro sistema digestivo probablemente se estuvo formando por millones, y las mutaciones no han necesitado transformar al individuo.

Podemos imaginarnos un mundo civilizado donde sólo los grandes matemáticos y lógicos, los grandes pensadores de las letras y la ciencias, etc..., pudieran acabar ocupando las posiciones más elevadas. Entonces millones de años después el cerebro del homo sapiens sería transformado para hablar un idioma diferente, uno donde la semántica no sería descriptiva, sino circular - como se comporta la ciencia. Entonces, decodificar ese lenguaje sería un misterio para las más grandes civilizaciones.

Sin embargo el lenguaje natural que conocemos en la Tierra es un lenguaje tremendamente primitivo. Las acciones semánticas no exigen apreciaciones y, aún puedo rematar más la situación, en cuanto vemos quiénes son los líderes de nuestras civilizaciones podemos aseverar que el lenguaje no mejorará con nuestro cerebro. Más bien el cerebro se adaptará a las relaciones sociales de crear apariencia, reconocer los vínculos y trepar: tecnocracia, nepotismo y, con el tiempo, la hegemonía de la idiocracia.

Sólo hay que ver el sistema electoral que tienen en Japón: basado en el corporativismo. Quizá los líderes japoneses es lo máximo a lo que podríamos aspirar como país meritocrático y, al mismo tiempo, entran ganas de pegarse un tiro si esa es la imagen que podríamos dar a una hipotética civilización extraterrestre.

Es decir: considerando que en la Tierra no hay líderes intelectuales en posiciones de poder..., ¿qué valor tiene un planeta tan primitivo en torno a los temas que se detallan en este post? ¿Son comparables un filósofo que necesita pensar para ser lógico con un filósofo cuya forma de albergar pensamientos ya son lógicos? No hay color.

Greimas así lo explica en su documento, con muchas palabras que aburren a las ovejas..., dentro de una sopa de literatura llena de más y más apreciaciones. Es como si viera un barquito de papel en mitad del mar. Es decir, el barquito está hecho, pero ahora ponte a buscarlo.

Por eso la mayoría de los autores pasan de largo, ni toman en consideración lo que dicen otros autores; y de ahí se entra en discusión en temas que probablemente ya se hayan consolidado. Lo cual no es lógico, es..., humano.

Dentro de la metodología que debe usar el científico está el plantearse que su colega podría no estar o suficientemente documentado, o se le ha olvidado algunas partes sustanciosas que contradicen su postura. Se vuelve un proceso cansino lo que entendemos por "debate", porque en todo momento el profesor está enseñando al profesor - y viceversa.

Es por ello que cuando hay una discusión muy polémica entre dos grandes filósofos podemos imaginarnos que uno de los dos al menos no ejerce de filósofo: porque es a quien iría dirigida la documentación que contradice su postura. Es el que construye una evolución tóxica del conocimiento.

Esa civilización extraterrestre hipotética tendrá filósofos que hablarán en un lenguaje adquirido circularmente entre lo que viven, lo que les cuentan y lo que necesitan redefinir mediante adivinanzas. Un lenguaje dinámico cuyas palabras nadie tiene la hegemonía de su significado, y en el uso pragmático de éstas se albergará su entendimiento.

Aquí distinguimos cómo sería el debate entre dos filósofos de pensamiento circular: analizarían cómo han estado usando sus términos a partir de su experiencia para intentar empatizar cómo entiende el otro los mismos términos. Por lo que lo primero que tendrán que considerar en el debate es cuáles son los términos que componen el fulcro. 

El fulcro es la parte del movimiento de palanca que permite aplicar la multiplicación de la fuerza, es el punto de apoyo que distingue al brazo débil del brazo fuerte. Cuando distinguimos el fulcro se descubre un uso de palanca. Esto es, la herramienta será la palabra y el fulcro es el doble sentido que tiene.

Muchas personas se sienten con ansiedad al descubrir que no pueden tener bajo control la terminología del otro, de la misma manera no pueden concebir un debate si no tienen a la persona delante, no reconocen otro debate salvo el debate televisivo... Sin embargo el debate televisivo tiene por objeto mantener impoluto el fulcro para que sea más activo y se puedan poner más anuncios. Mantener el "hipe", la tensión, es imposible cuando las personas que hablan saben cómo hablar para esclarecer los términos.

Un debate televisivo podría ser coger a un erudito que asegura que el otro es un necio, éstos jamás resolverán el elefante en la habitación. Entre otras cosas porque el modelo corporativista les obliga a desentenderse. El que se retracta no encaja dentro de los esquemas de confrontación; me refiero no a la fórmula televisiva, que es mucho más noble, sino a la fórmula científica de nuestras civilizaciones - que tiende a la idiocracia.

Y es triste pensarlo, pero los científicos que salen más por TV o por medios como redes sociales tienen más calidad como científicos porque se atienen a un debate mucho más puro que lo que se dirime en el ambiente académico: donde cada cual dice lo que le da la gana y desatiende las corrientes que lo contradigan..., bueno, cada cual, diré más bien: la mayoría. Y si la mayoría nadan en una misma dirección, el nado va en esa dirección y los que conforman la contracorriente no cuentan en el termino "dirección de nado".

Así que si el homo sapiens sigue haciendo lo que viene haciendo comiéndose lo que se come, por unos millones de años, cabe esperar que su sistema digestivo tienda a aceptar basuras, fuentes proteínicas muy duras, bacterias superresistentes, tóxicos que afectan a parásitos contraproducentes en su economía encontrados en sus fertilizantes, venenos que se encuentran en su limpieza, asimilación de drogas necesarias para mejorar la productividad y reducir las revueltas sociales..., poco a poco nuestros ojos se volverán más rasgados y la piel más débil al sol que poco conoceremos. Gustaremos de comer carne, como los mandriles, y nos volveremos tan o más hostiles que los chimpancés. Seremos más débiles que los bonobos físicamente pero conformaremos sociedades divididas en castas representativas de posiciones ideológicas financiadas por grandes grupos, que son los que deciden cuál es el fulcro de la sociedad a la hora de determinar cómo avanzar y qué es importante. Así que esos grupos se reunirán cada cierto tiempo para vincular sus acciones con resultados y fijar procedimientos de adhesión al sistema a todos los grupos de poder que controlan a los ciudadanos.

Si el homo sapiens muta a criaturas insectoides como esos entonces se convertirán en esclavos.

Por otro lado, si hay una transformación paulatina a ir respetando el mundo animal y se va comiendo lo que es propio de nuestro cuerpo, si se coloca en las posiciones más elevadas a los más eruditos, si la educación se hace universal y se globaliza un conocimiento que tienda a demandarse por encima de los placeres más básicos, si pesan más las redes sociales serias que las mundanas..., entonces en un millón de años nuestro cerebro habrá mutado a una estructura donde volver atrás sería imposible y ya no podríamos ser llamados homo sapiens.


domingo, 19 de septiembre de 2021

El vómito social

Una revolución es una revuelta contructiva, mientras que la evolución es la destrucción de toda revuelta. El camino normal de toda sociedad marcha a su crecimiento, pero ese crecimiento no tiene porqué ser nada bueno o malo, porque lo bueno y lo malo es independiente de lo que es constructivo o destructivo. Asímismo, lo crece no tiene porqué crecer para siempre - puede ser perecedero. Y todo proyecto creado por el ser humano tiene el deber de ser imperecedero, o será un legado tóxico para las siguientes generaciones.

Cuando una generación recibe un legado tóxico tiene el deber de revolucionar, en vez de seguir evolucionando la toxicidad de lo que le han cedido. Todo acto de repulsa ante las revueltas se convierte en un movimiento reaccionario que no ayuda a reconocer lo importante de mantener un proyecto imperecedero. Y proyectos imperecederos pueden ser tan simples como mantener el planeta o tan trascendentes como respetar al género humano.

Nos podemos imaginar qué clase de sociedad es la que dejaríamos a nuestros hijos si éstos tuvieran que lidiar con una moralidad basada en la trata de blancas, donde personas que tuvieran delante estuvieran obligadas a trabajar para ellos. Mientras miran a otro lado, porque eso es lo que les enseñamos, consumirán su posición de poder mientras siguen evolucionando el sistema tal como les fue heredado.

Ese legado sería un legado tóxico, porque de su evolución emergerían tejidos perecederos que harían vomitar a la sociedad a partir de eventualidades que vinieran del exterior, de lo objetivo. En los romanos ese tejido fue vomitado por Espartaco, un acto revolucionario que estuvo destinado a perecer. Pero con el tiempo otro tejido se iría formando: la idea del colono como sustituto del esclavo; es decir, un nuevo modelo económico que funcione mejor. Es mejor tener un siervo que tener un esclavo.

Pero no se entendió el porqué. Por esa razón luego se volvió a evolucionar a hacer que el siervo tendiera a ser esclavo, el trabajador que, para que trabaje mejor, necesita una relación horizontal con el dueño de la empresa es tratado como un recurso más. Y eso puede ser un grave error: porque las personas no son cosas, si se le va a tratar como un recurso deberían de saber que ese modelo está limitado a una realidad básica que le trasciende.

Con la llegada de la robótica parecería que las empresas tienen la oportunidad de trabajar con cosas y sustituir a sus siervos. Pero es otro error de concepto. La falsa evolución podría hacer parecer que el humano es sustituible, pero, aún peor, que necesitamos obligar al humano a trabajar para que se gane el pan ¿Por qué el humano debe ganarse el pan trabajando cuando cualquier animal doméstico se gana el pan sólo por existir?

Cuando una máquina deja de funcionar el dueño invierte en arreglarla, pero sólo la desecha para cuando es completamente inservible en comparación con otras opciones. Al ser humano no se le da el mismo tratamiento: si enferma algunos le culpabilizan, ¿podemos permitirnos el lujo de culpabilizar a la máquina por romperse? Sería estúpido, pero la opción sí es posible con el humano porque éste reconocemos que es más complejo que la máquina. Si es más complejo que la máquina, ¿cómo se le puede comparar? Si el humano enferma lo propio sería invertir para que vuelva a ser como antes, o desecharlo directamente por otro más adecuado. Pero esta fórmula parece que no está en la cabeza de nadie: las leyes intentan poner trabas no sólo por parte del dueño a la hora de responsabilizarse del estado de salud de su "recurso" sino también por parte del empleado para que no sea reemplazado con facilidad. Se habla de "derechos" por parte del empresario y por parte del empleado. Pero esos derechos son parches: el proyecto de la empresa funciona de otra manera, y no tiene sentido ni que el empresario le eche la culpa a sus recursos de la mala suerte ni tampoco tiene sentido que los empleados quieran parasitar de los proyectos.

Los errores de base son de una enorme simpleza: el dueño de la empresa antepone su bienestar por encima de sus deberes de cara al proyecto, y el empleado cree que el proyecto tiene que sostenerle. La cosa es que si esa era la relación que debía tener el empleado con el empleador entonces el contrato nunca fue sincero y, lo que es peor, parece que no se expiden contratos sinceros. Todos los contratos de trabajo suelen ser, o son todos, tóxicos: intentan evolucionar algo que es perecedero y que, en momentos de crisis, emergerá con vomitonas sociales.

El caso es que todos nacemos en un país que dice protegernos. Pero si realmente debemos quererlo eso es porque nos quiere a nosotros por ser individuos, y ser como seamos tal como hayamos nacido. Lo que quiere decir que cada cual debería de tener libre acceso a tener una vida mínimamente independiente, para que la desarrolle en plenitud sin que haya malas pécoras que se beneficien de él.

Los medios de comunicación suelen ser reaccionarios al respecto: intentan fingir que todas las personas tienen derechos, que pueden acceder a los servicios sociales. Pero eso es una mentira - y, de hecho, es de una especial gravedad. Es una trágica mentira mortal y masiva. Es el encubrimiento de un genocidio diario más que aceptado ya sea dentro de nuestras fronteras como allá donde influencian nuestros países y políticas, así como donde no influencian y podrían hacerlo.

Así que los medios de comunicación intentarán sostener el modelo dirigiendo la mirada a temas superfluos, mientras sigue evolucionando el sistema, haciendo que toda revuelta hacia lo importante se desvanezca ¿Qué pasa con los medios que se salten el protocolo? No les irá mal, de hecho la mayor estupidez en la que vivimos queda demostrada al comprobar cómo los medios que reflejan los hechos son especialmente seguidos.

Algunos dirán: si mostramos las cosas como son la gente se frustra y acaba por no comprar el medio. Y no es así: lo que hay que mostrar son las cosas donde avanzan y en qué avanzan; lo que hay que mostrar es cómo lo que no avanza no avanza por ser tan tóxico como es; lo que hay que mostrar es lo que trasciende, lo imperecedero. Entonces no habrá frustración.

Pero si la foto no apunta al vómito social entonces nadie se planteará dónde revolverse, nadie lo hará y, por tanto, seguirán los malos tejidos creciendo en la dirección incorrecta.

No necesitamos que nos obliguen a trabajar para que la sociedad evolucione, esa idea es perecedera y tarde o temprano los veremos resbalarse en el vómito que generen. La pobreza es incompatible con las pandemias, porque se contagia sobre los ricos; la desigualdad es incompatible con la educación, porque provoca revueltas; el parasitismo es incompatible con la producción, porque genera hiperconsumismo; la corrupción es incompatible con el poder, porque genera ineficiencia... Y así..., es muy sencillo. Sólo hay que enseñar dónde está el vómito para que la gente reaccione.





Tierra: Día 19/07/24 punto de inflexión

Ayer se produjo el punto de inflexión a escala mundial. Dependiendo de lo que hagan y no hagan los gobiernos tras lo sucedido ayer las dos c...

Entradas populares