viernes, 9 de septiembre de 2022

Filosofía oscura. La creatividad

Se me ha estado cruzando los cables pensando en dos posibles proyectos para dejar este blog. La primera opción sería pasar a crear un cuaderno de notas para apuntar las referencias bibliográficas que me parezcan interesantes - sería como un mecanismo para publicar ensayos de alto o bajo nivel, principalmente de filología, aprovechando que no tengo que superar pares para tenerlo todo junto (y público). Sería una forma de hacer más trasparente este proyecto sucedáneo.

La segunda opción sería un proceso oscurecedor: escribiría como un guion de película interminable, como si fuera una serie formada por cortos ultracortos. Tenía pensado escribir la descripción en inglés y los diálogos en castellano, bajo el formato típico de cómo se escribe un guion con las fuentes incluidas. Entonces aprovecharía para contar de manera ilustrativa cómo se desarrolla mi filosofía, pero claro: la parte más técnica se quedaría oscurecida. La temática ya la tenía pensada, que si un mundo ultraoscuro, sin aclarar qué mundo es ese, etc... Pero con montajes bien terminados, lo que es un guion.

El caso es que, por hacer, podría hacer ambos proyectos y, por ende, este blog sucedáneo quedaría obsoleto.

Sin embargo he pretendido postponer la fecha de entrega para..., ¿mañana? ¿Dentro de una semana? ¿Nunca? No lo sé. El tiempo y las intenciones nos lo dirán. En este proceso de espera este blog lo he olvidado y, con ello, la mente me ha vuelto a acosar con ganas de compartir, ganas de reflexionar racionalmente, de analizar..., y me he visto forzado a retomar este blog aunque estéticamente ya podría haberlo acabado con la última entrada que escribí.

La creatividad te empuja, es un cruel dictador que te fustiga, te obliga a hablar, a seguir reflexionando, a seguir compartiendo... Te dice: esto no lo has dicho aún, ¡tienes que transmitirlo por primera y única vez! Y claro, dentro de estos esquemas sistémicos, te obliga a ser coherente.

Hace poco estuve desarrollando ya el esquema neuronal que es necesario para conformar sistemas coherentes. Lo he estado reduciendo como he podido dentro de la filosofía conexionista informática, y creo que estoy acertando: resulta que para aprender a pensar, a hablar en un idioma, hace falta rellenar tres grandes "metacapas", y no las llamo capas porque me saldrían resultados muy de juguete - aun así la idea de las metacapas no supone añadir demasiada complejidad solo que convierto un escalar en un vector y ya... Tendríamos el nivel de los significantes, el de los marcos y el de las coordenadas. Tengo apuntados ya los dos algoritmos para reconocer esos lenguajes que, si aplicamos transformers, me obligaría a plantearme según qué modificaciones..., pero el esquema se me hace tangible, y puede aprovecharse en prácticamente todos los campos, ya sea para el PNL como en la formación para la adquisición de un L2.

Supongo que solo tengo que perfilar mi "programa" de Javascript y tendré una manera de simular el entendimiento de un idioma, de un sistema, del proceso creativo dentro de su coherencia...

Sin embargo esos no son los temas que me obligaba a tener que desarrollar. La filosofía oscura nos habla de decisiones que se adoptan para ser desechadas. Nos habla de actos que no persisten más allá del tiempo, que se queda en una mera estrategia para enganchar lo que va a persistir. Se convierte en una causa circunstancial, pero no en un motivo sustancial. Y claro, ¿qué pasa cuando la motivación es la creatividad misma?

La creatividad es un acto de generosidad bajo una relación bilateral. No es posible ser creativo en un mundo no agradecido. Por eso la gente más enriquecida tiene la obligación de pagar más por lo mismo, o de donar más de lo que puedan ver correspondido: esto es debido a que la repercusión de la acumulación de capitales afectará a la congelación de la economía de grandes masas, y puede que provoque conflictos sobre los más adinerados. Para evitar tales conflictos éstos tienen que ser los máximos artífices de la reconstrucción de su mundo.

Pero todos sabemos que las revoluciones convencionales han provenido de la burguesía. Las revoluciones que realmente han marcado un cambio de ciclo: la del neolítico, por ejemplo - han provenido de la copia conjunta proveniente desde abajo. De hecho, hasta que no llegó el bronce no se pudo hablar de una aristocracia. De la misma manera, hasta que los aristócratas no asociaron la blancura de su piel con la pureza católica no existió el racismo - eso sí, con la excusa del linaje y el cristiano viejo.

Por eso no tienen miedo del todo: la historia ha sido marcada por esos aristócratas..., esos burgueses. Nueva revolución donde una única persona ataviada con un broche de bronce es seguida para hacer sus menesteres revolucionarios. Para cuando la revolución aparezca desde abajo la historia no podrá ser contada, ni se esperará reacción alguna.

Eso es lo que ocurre, por ejemplo, con el marxismo y su idea de la revolución del proletariado: no es que se equivocara Marx al esperar que el proletariado se levantara, el problema es que creía que era algo que ocurriría a muy largo plazo. En ese sentido se equivocaba, a 10 años vista no habrá revolución del proletariado.  Esas revoluciones, las que vienen desde abajo, no se pueden montar con una historia de héroes - las historias de héroes son el broche que necesita una revolución para entender cómo formar parte de la historia de la humanidad.

La cosa es que hasta hoy día los latizagos de la Inquisición y su racismo ha sobrevivido, y forma parte de nuestro folklore y el comportamiento más mundano. Las masas pueden ser domesticadas a través de filosofías oscuras basadas en el miedo y la tortura. Varios siglos de aberración contra el supuesto impío, contra el morisco que se hacía pasar por cristiano..., no, varios siglos de aberración contra el que tenía piel oscurecida en un reino blanco y víctima de algún rumor en un pueblo, obligado a confesar bajo tortura... Tras varios siglos se mantiene una costumbre oscura, donde el que tiene piel oscura se convierte en un sujeto de poca confianza, una persona que no se atendrá a la moral católica apostólica romana.

¡Qué sorpresa se llevarían si descubrieran que los romanos podrían ser mulatos! Sería una sorpresa descubrir que Julio Cesar no tuviera el tono blanquecino que muchos especulan a partir de sus facciones, o que el mismísimo Jesús de Nazaret no fuera rubio de largos cabellos y ojos azules... Una sorpresa detrás de otra considerar que Cleopatra, con su belleza, fuera completamente negra como el tizón - y que ese detalle no fuera ni tomado en cuenta por ningún escriba, porque era su nariz lo que más les llamaba la atención a esos narigudos que son los italianos, o en oposición a lo que era habitual entre los árabes y algunos bereberes. 

Pero eso es lo que hace el marco: es fácil domesticar al pueblo con filosofías oscuras y, por un tiempo, contradirían a ideas racionales como el marxismo. Por un tiempo..., la domesticación puede funcionar y los procesos creativos se pueden doblegar al servicio de sus amos. Por un tiempo..., ¿cuánto? ¿Cuánto podrá aguantar las masas el yugo de ese castigo continuo e intencionalmente eterno?

Es cuestión de esperar las cuatro generaciones que nos describe la filosofía hindú, transmutada e intoxicada dentro de mis propios términos: la primera generación de oro hace caso a los amos y es como la música de la primera mitad de los 80, la segunda generación de plata encuentra historias puras dentro de entornos oscuros como la segunta mitad de los 80, la tercera generación de bronce es una música técnica que cuenta historias bajo el halo de la semiconsciencia de que algo pasa y la cuarta generación es la apertura de ojos donde todo es corporativo o puro caos. Ninguna sociedad se mantiene más allá de la idiocia, todos sucumben o cambian: ya lo decía Marx, o comunismo o autodestrucción. Y si no quieren llamarlo comunismo no lo llamen comunismo, pero habrá una planificación económica les guste a los ideólogos o no.

El proceso que nos lleva la socialdemocracia intenta mantener el letargo de la sociedad bajo un halo de idiotez continua basada en el espectáculo que nos dan los políticos y la prensa al servicio de éstos. De esta manera toda forma creativa tiene que atenerse a los principios por los cuales se intenta hacer creer que la socialdemocracia es democracia, y se establecen marcos de pensamiento donde se ridiculiza cualquier otra posibilidad. Aunque esa otra posibilidad sea la única vía de escape de nuestro rumbo a la completa idiocia.

El nivel que desarrolla los marcos de pensamiento puede ser fácilmente doblegado a través de la prensa pornográfica: alimentarlos con la serotonina que necesitan por un lado se activan las coordenadas del lenguaje sobre qué es lo que esperan encontrar y por otro lado suplen ese contenido mediante unos medios que repiten siempre la misma mentira para no tener que cambiar la mentalidad. Los fallos de página que obligan a tener que crear nuevos marcos se suplen con falsos debates dentro de los esquemas socialdemócratas..., así se les fustiga y estresa para que vayan en una dirección de pensamiento único. 

Y les funcionará..., hasta que llegue el kaliyuga (dentro de 40 años ya según mis estimaciones si nada cambia) y se pregunten ¿cómo es posible que la gente sea así? ¿Cómo es posible que todo se esté desmoronando y no se mantenga casi nada en pie? Y es que la gente no entiende que la juventud radica en un proceso de creación continua de nuevas células, que lo antiguo debe ser renovado, y que no saber renovarse es un signo de vejez.

La creatividad, de hecho, está ligado también con el orgullo. Si nos sentimos orgullosos de lo que hacemos entonces podemos ser más creativos. Tenemos más potencial cuanto mejor sostenidos estén nuestros principios. Y, claro, ¿qué pasa cuando estamos rodeados de sujetos tóxicos y distintas formas de sadismo? El orgullo lo que hace es oscurecer el comportamiento de los que no quieren proyectar la toxicidad en terceras personas aun siendo víctimas de intoxicaciones. Y cuanto más oscuros se vuelven sus procesos creativos son más de letras y menos de ciencias: exponen la filosofía correctora por encima de la ciencia correctora.

Eso es lo que pasa en los mundos sucedáneos.


domingo, 4 de septiembre de 2022

El Corazón Sucedáneo. Teoría de la inteligencia.

De publicar esta entrada en formato de artículo tendría una gran cantidad de referencias a mano, y se podría decir que, al mismo tiempo, sería el más polémico de los que he escrito - además de que es la idea más antigua que he defendido en este blog (se remonta a casi dos décadas atrás). Paradógicamente, esta teoría después de tantos años, y tras hacer las indagaciones oportunas, sé y me consta que es demasiado heterodoxo (o innovador). Lo cual me parece como preocupante.

Cuando aún estaba en la universidad lo llegué a comentar a los profesores de la facultad, en informática. Se trata de esos asuntos que son los relativos a la "inteligencia". Desde mi punto de vista lo planteaba como los postulados de Newton a la hora de definir la fuerza: se trataba de una fórmula pura y dura. 

Está claro que en este campo ha habido autores que han desviado la atención, de lo contrario, con todo lo que se ha trabajado e invertido habría sido imposible no avanzar de manera contundente. Sin embargo esa es exactamente mi acusación: los transformers bien podrían considerarse una muestra de enorme talento e inteligencia por parte de la humanidad, siempre y cuando uno le de un carácter mágico a la notación matricial que se forma cuando parametrizas el tiempo combinado con la atención... Yo me pierdo más con las explicaciones que con las fórmulas, la verdad ¿Por qué se marea tanto la perdiz? ¿Por qué no centran las aclaraciones en las fórmulas? Según sospecho hay demasiado corporativismo en los ensayos, y eso provoca que se tenga que reescribir el ensayo para que todo el mundo entienda a qué se referían los autores originales. Todo eso sí me parecen indicios de idiocracia.

Para empezar, antes de presentar los postulados - que no haré manifiestos, el disclaimer: ya basta de llamar inteligencia artificial a la inteligencia. Se adoptan decisiones sobre la funcionalidad de un producto o la completitud del mismo a la hora de cumplir una serie de requisitos, pero nada de eso tiene que ver con la inteligencia. No hay nada más triste como pedirle a un manco que aplauda, y hemos visto múltiples definiciones que pretenden confundir "inteligencia" con potencia del lenguaje, o con la capacidad funcional para adaptarse a dicha potencia. Las razones de porqué no puede funcionar estriba en que los postulados se ubican a muy alto nivel para perderse en un mundo abierto de posibilidades. Trabajando de esa manera siempre será imposible constituir una teoría científica. No es ni mínimamente razonable.

Ahora bien, decía que a santo de qué llamar inteligencia artificial a la inteligencia: ¿qué habría pasado si Newton hubiera llamado a su fuerza fuerza intrascendente? Parecería que tendría que incorporar otro postulado adicional para aclarar en qué consiste la fuerza trascendente, la supuesta pulsión que mueve la dinámica de los cuerpos que deciden moverse. Sin embargo esa preocupación, como explicaba Turing con respecto a la inteligencia trascendente, no entra dentro del campo científico. Cualquier pretensión de hablar de fuerza o inteligencia siempre tendrá que tener un carácter intrascendente, porque en eso consiste la ingeniería - ya sabemos que es artíficial y no es nuestro campo pretender explicar lo natural.

Dicho esto ya podemos empezar sabiendo que nuestro objetivo será cuantificar la inteligencia, ahora bien, ¿sobre qué? Lo más correcto es centrarse en la notación matemática de los sistemas de información para intentar encontrarles una correspondencia con el mundo físico y los engranajes.

Sabiendo lo que es un sistema de información ya hemos postulado que no encontraremos en él ningún atisbo de inteligencia, porque la calidad de la misma se queda abierta al uso - y ya veremos cómo resolvemos ese asunto. Así que nos centramos en la idea de lo que es una máquina de información: ésta es lo que se define como el mecanismo que alberga un sistema de información y se vale de una frecuencia de reloj, un número de procesadores que funcionan en paralelo y un espacio de trabajo - o memoria accesible. Se entiende que todo sistema de información siempre dispondrá de un sistema de entradas y salidas, pero lo que nos compete no es como interactúa con el exterior, sino qué pasa en el interior de la máquina: en la trinca reloj, procesadores y memoria. Así que diremos que la máquina es usada para cumplir unos propósitos, lo cual se postula que es forma parte de su condición sine qua non.

Una vez resueltos los propósitos la máquina puede que haya aumentado su espacio de trabajo, el número de procesadores para trabajar en paralelo y la frecuencia de reloj y así conseguir los mismos resultados tanto funcionales como no funcionales. Si la máquina tuviera que resolver con más operaciones debido a que la entrada fuera mayor entonces aumentando la frecuencia de reloj la máquina actúa más rápido, pero también disponiendo de más procesadores podría dividir las cargas; y si dispusiera de más variables temporales puede que pueda valerse de tales estados internos como lemas. Por lo que siempre diremos que la máquina dispondrá de la capacidad para aumentar sus procesadores, memoria o frecuencia, con el fin de entender mejor qué se postula como inteligencia.

Cuando aumentamos la frecuencia de la máquina lo que hacemos es aumentar la intensidad del calentamiento proporcionalmente y, por tanto, provocará un aumento de la temperatura en la máquina. Cuando aumentamos el número de procesadores bien podríamos decir que se aumenta el volumen o capacidad para reducir la presión de los requisitos. Cuando aumentamos la memoria de trabajo en realidad lo que hacemos es aumentar el número de estados internos que son capaces de repetir para las mismas entradas las mismas salidas. Así, por tanto, el aumento de esas tres magnitudes está ligado con el concepto de entropía, que es la medida clave que usaremos para determinar la inteligencia de la máquina.

El concepto, por tanto, es multiplicar las tres fracciones: temperatura final/temperatura inicial, volumen final / volumen inicial, espacio final/espacio inicial. A estos cocientes se les da tratamiento logarítmico en el sentido de que no nos interesa en el espacio saber cuántos mensajes se albergan sino el número de bits que necesitamos para hacerlo, de la misma manera que no interesa saber cuántos procesadores conforma el volumen, porque el uso del paralelismo depende de la entrada y de ahí que sea una expresión que pueda explotar. Asímismo, la temperatura cabe esperar que sea una de esas cantidades que se retroalimentan cuanto mayor sea. Así que trabajaremos con cantidades atenuadas, y al producto de tales cantidades lo llamaremos entropía puntual de la máquina.

Llegados a este punto ya tenemos la primera fórmula de aproximación: a la fracción entre la entropía puntual y el tiempo en segundos que necesitó para cumplir los objetivos marcados de transformación de las entradas en las salidas lo podremos llamar los herzios de los estentores; que es como el ruido que se genera en la máquina a lo largo de un periodo de tiempo. Debido a que las cantidades serán decimales muy cercanos a cero será aconsejable jugar con la fórmula de los decibelios: multiplicando por 10 (por ejemplo) al logaritmo en base 10 del cociente resultante. A la unidad con la que trabajamos, como son herzios, lo podemos llamar deciberzios.

Cuando repetimos el proceso un tiempo después durante otro periodo de tiempo se obtendrán otra cantidad de decibercios. Se entenderá que cuantos menos decibercios la máquina funciona mejor de cara a los objetivos marcados. Así que ya tenemos la expresión de qué entendemos por inteligencia: el cociente entre el decremento de los estentores con respecto al incremento de tiempo. El resultado se calculará en decibelios, pues no tiene unidad de medida, ni escala concreta. Pero a mayor decremento a lo largo del tiempo mayor inteligencia puntual.

A lo largo del ciclo de vida de la máquina de información se puede repetir el cálculo de las distintas inteligencias puntuales, y a la mínima cantidad se le llamará la inteligencia de la máquina. Por otro lado, definiremos el potencial intelectual de la máquina a la media de la diferencia entre las inteligencias puntuales y la inteligencia de la máquina. Por último llamaremos imprecisión espacial de la máquina a la proporción existente entre la diferencia de la moda de la inteligencia puntual con la inteligencia y el potencial intelectual de la máquina menos 1. Entendemos que una imprecisión del 30% supone recalibrar la maquinaria más veces que una imprecisión cercana al 0%. En virtud de lo importante que sea el espacio en el que se desarrolle la máquina, lo atlética que sea, ese tercer elemento será más o menos importante.

Lo dicho hasta aquí puede recordar a las teorías que he estado exponiendo hasta ahora sobre los tres tipos de inteligencia: donde lo normal sería encontrar máquinas muy inteligentes y con poco potencial (alfiles), luego también es factible hablar de máquinas poco inteligentes y con muchísimo potencial (torres) y luego está el factor atlético en la pieza (poca imprecisión espacial).

Dicho esto, cuando hablamos de una cadena de montaje de varias máquinas parametrizadas dentro de una familia, es factible reconocer máquinas que den un resultado de muchísimo potencial y muchísima inteligencia. A estos diseños, dentro de su familia de máquinas en la cadena de montaje, se les llamará geniales (damas). Independientemente de la imprecisión espacial.

--

Nótese cómo la teoría de la inteligencia encaja con todas las teorías expuestas hasta ahora en este blog y que, además, lo siguiente va a ser incluso mucho más quebradizo para la mente no preparada. Al fin y al cabo, si escribiera un libro en plan "Cuando éramos máquinas", tengo suficiente contenido técnico y filosófico ya escrito para rellenar cientos de folios; pero si me centrara en lo molar nos quedaría un libro muy parecido a "El segundo sexo", donde el primer capítulo trataría de definir la maquinaria humana para ir poco a poco hacia lo cultural. 

Así que pasemos a lo cultural: en este punto es cuando tiene que conectarse la filología con la informática.

--

La máquina de información que es capaz de mantenerse dentro de un entorno diremos que es autónoma. Considerando que el concepto de autonomía depende de una referencia externa que establezca unas reglas competitivas, cuando se perciba que la máquina es capaz de defender su autonomía de manera competitiva diremos que está sobreviviendo; esto es, diremos que la máquina está viva.

En este punto comprendemos dos cosas. Una es lo inútil de hablar de vida artificial, porque nos obligaría el tener que incorporar en nuestras teorías la vida natural - signifique lo que signifique de cara a la ingeniería. Otro aspecto interesante es que si bien la inteligencia se define a partir de unos objetivos a cumplir, si los objetivos incorpora la supervivencia de la máquina dentro de su entorno valiéndose de las reglas de competición entonces diremos que necesariamente se vale de la inteligencia para vivir - como corolario.

Si estudiamos la componente principal del que se valga la máquina para sobrevivir con inteligencia observaremos en esa fotografía el papel de la consciencia. La capacidad que tenga la máquina para encontrar parámetros en la consciencia que le permitan no hacerse incompatible con la vida es la cantidad de información que dispone la consciencia de la máquina, o cultura de la máquina.

Cuando disponemos de varias máquinas que pretendan ser conscientes debemos clasificar antes el tipo de entorno en el que se van a desarrollar: tubo de ensayo, caja de arena, biosfera y negativo. El entorno negativo será el único que no posea límites, pues la máquina dispondrá de él para ampliar sus horizontes. Esto se da cuando la máquina puede ser consciente de cómo crece su propia cultura modificando ese mismo entorno.

Para que la máquina pueda viajar dentro del entorno negativo y que funde su propia cultura el proceso siempre es el mismo: idealmente debe reconocerse cuatro tipos de roles (el militar, el fiscal, el trabajador y el trascendente). La máquina que se mueve militarmente se preocupa de crear un entorno de supervivencia para su cadena de producción de misma clasificación familiar (clan). Se trata de crear un entorno donde dentro de las reglas de competición el clan sobreviva más fácilmente. El militar, dentro de sus aportaciones culturales creará un conjunto de objetivos: ¿cómo saber cuándo te atacarán? ¿qué herramienta usar para defenderse mejor en la competición? Las máquinas que fiscalizan recogen las preguntas y las pulen para generalizarlas y catalogarlas. Así las fiscales se encargan de centrar la atención en las preguntas más importantes. Las trabajadoras establecen una correspondencia entre la pregunta y su resolución. Así las máquinas que trabajan lo hacen dentro del entorno negativo para dar las respuestas más simples que puedan abarcar la pretensión de la pregunta. La máquina trabajadora puede encargarse de construir el arma defensiva que será usada después a modo de respuesta. Es decir la respuesta es un producto. La máquina trascendente, por otro lado, es una réplica de las primeras máquinas que sobrevivieron para conformar este workflow: es el guardia, el periodista de sucesos y el gestionador de recursos convertidos en filósofos al fusionar todo este proceso para redefinir la idea de clan. Desde este punto, al haber un guardia otras máquinas dividirán sus objetivos en su manera que tienen de competir; de la misma manera al haber un sociólogo el resto de los fiscales se dividirán por su vinculación militar y del trabajo, así como pasará con los trabajadores - una vez comprendida la gestión emergerá el sector que se desarrolla.

--

Supongo que podría continuar, pero tampoco sé si vale la pena.




 


 

Tierra: Día 19/07/24 punto de inflexión

Ayer se produjo el punto de inflexión a escala mundial. Dependiendo de lo que hagan y no hagan los gobiernos tras lo sucedido ayer las dos c...

Entradas populares