sábado, 27 de febrero de 2021

Torneo de ajedrez a dos reyes

Voy a inventarme unas reglas de torneo de ajedrez. Como ejercicio mental.

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Torneo a dos reyes clasificatorio:

Inicialmente se reconoce el nivel ajedrecístico de cada jugador y se ponen a todos en orden en una lista. Entonces diremos que se inicia el primer estadío del juego. Cada jugador dispondrá al principio de un rey blanco y un rey negro para ponerlo en dos posiciones diferentes de la lista en privado. Al descubrir todas las posiciones de los reyes en la lista podrá ocurrir por cada casilla tres posibilidades:

a) La casilla está ocupada exclusivamente por un rey. El dueño de ese rey tiene derecho a reclamar esa posición en la clasificación.

b) La casilla no está ocupada por ningún rey. El poseedor de la casilla tiene derecho a reclamar esa clasificación.

c) La casilla está ocupada por varios reyes de mismos o distintos colores. Se inicia un torneo entre los propietarios de esos reyes.

En el torneo se enfrentarán los n jugadores que no se hayan eliminado en el estadío anterior eligiendo dónde poner sus dos reyes supervivientes en dos de las n posiciones. Al terminar todas las rondas del enfrentamiento por la casilla el jugador que no tenga posición al que adherirse se elimina del torneo para el siguiente estadío, entendiendo que tras los enfrentamientos por la misma casilla sólo puede quedar un rey.

Las reglas de enfrentamiento dentro de la misma casilla es disponiendo del suficiente número de mesas para que el jugador de menor clasificación pueda postularse en una, seguido del de mayor clasificación para elegir ocupar una mesa ocupada y competir u ocupar una nueva; así hasta ocupar todas las mesas, que serán el mínimo necesario para que compitan todos o casi.

Para iniciar un enfrentamiento en una mesa hay que poner hasta el máximo de piezas que dispone el juego del ajedrez en su orden ortodoxo: entendiendo que se podrá poner hasta 8 peones en su línea, hasta dos torres en los extremos, seguido de hasta dos caballos, hasta dos alfiles y colocar o no la dama, seguido del rey en sus posiciones correctas.

Cuando los dos reyes son de mismo color el de menor valor de piezas primero y, de empatar, el de mayor clasificación elige su color. 

Las piezas valen: peon 1, caballo 3, alfil 4, torre 5, dama 10. 

En todo momento los jugadores podrán pedir tablas y se aplica equivalentemente las reglas del ahogado o los 50 movimientos.

Al terminar la ronda en una mesa puede ocurrir tres posibilidades a un jugador:

a) Perdió bajo jaque mate. Se queda fuera de esa clasificación.

b) Ganó bajo jaque mate. Se queda con todas las piezas para la siguiente ronda.

c) Hizo tablas. Se queda con las piezas que sobrevivieron para la siguiente ronda.

Los jugadores que declaran tablas se quedan en la siguiente ronda de mesas distribuidos de manera que no se enfrenten y si quedara alguno por colocar sin más mesas éste tendrá que esperar el último para elegir mesa después de los vencedores de la ronda anterior. Ante la duda de a quién colocar siempre es:

1) Los que hicieron tablas habiendo mesas.

2) El último de la clasificación seguido del primero de la clasificación.

3) Los que ganaron.

4) Los que hicieron tablas sin haber más mesas.

Si ningún rey es eliminado en una ronda por dos rondas consecutivas el de mayor clasificación se queda con la casilla clasificatoria (todos los reyes pierden menos el del jugador que tenía ganada la mayor clasificación en el anterior estadío).

Al terminar con la mejor clasificación para cada jugador se reestructura el sistema clasificatorio con el nuevo número de jugadores y se juega hasta n estadíos hasta tantas veces como hace n en su potencia de dos superior al número de participantes original. Ejemplo: si eran 7 participantes se jugará hasta tres estadíos, si eran 25 participantes se jugará hasta cinco estadíos, si eran 256 participantes se jugará hasta nueve estadíos.

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Con este torneo clasificatorio las máquinas actuales, por muy buenas que sean, tendrían que replantearse jugar al ajedrez planteándose hacer tablas, decidiendo contra quién competir, qué piezas clasificar... No me atrevería a decir que sería fácil de programar, porque en este torneo no todas las tablas tienen el mismo valor, y para eso las máquinas lo tienen muy difícil (si no imposible casi) y, al mismo tiempo, la mente humana lo intuye.

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Aún se puede proponer un Torneo a dos reyes Rampage: 

Todos juegan contra todos con un rey blanco y un rey negro en cada estadío. El detalle es que en cada ronda el jugador de menor clasificación tiene la opción de:

1) Imponer con qué rey se va a jugar.

2) Ceder al contrario la opción de que él decida qué rey juega.

3) Se decide arbitrariamente.

El que imponga con qué rey juega (el de su ejército blanco o su ejército negro) luego deberá ceder al contrario a que decida con qué rey quiere jugar. Si el jugador elige jugar con un color entonces el contrario deberá escoger el ejército de su color análogo obligatoriamente o cambiarle el color al ejército que le reste si sólo le queda un rey. Si gana bajo jaque mate y no impuso el color en esa ronda podrá imponer el color de su rey en la siguiente ronda.

Así, para decidir el color de cada bando quien decide será:

1) Al que le impusieron el color en la ronda anterior.

2) El que ganó por jaque mate en la ronda anterior.

3) El jugador de menor clasificación en el inicio del torneo.

A la hora de jugar de una ronda para otra cada rey tiene un ejército de su color que mantendrá intacto como empezó la partida si consigue el jaque mate en su ronda. Si juega y hace tablas podrá jugar con el rey en las siguientes rondas con las piezas que sobrevivieron. Si le hicieron jaque mate entonces pierde todas las piezas del ejército de su color.

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En esta modalidad la máquina lo tendría aún más difícil porque no sólo acabar en tablas tiene distintos grados de dificultad sino que además resulta que en ocasiones iniciar una red de mate puede ser peor que pedir tablas o, incluso, provocarlas. Todo en virtud de que en un estadío la guerra contra un jugador puede estar lleno de batallas de desgaste pensadas a muy largo plazo.

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Es decir, con estas reglas el ajedrez podría organizarse de manera que si se jugara con la ayuda de una máquina posiblemente los jugadores del más alto nivel no tuvieran demasiada ventaja.


viernes, 26 de febrero de 2021

Desde hace dos años

Hace como dos años escribí unos artículos sobre mi tecnología, o sobre la pragmática, y hasta hoy día se siguen leyendo de manera ininterrumpida semana a semana. No tengo ni idea de si eso es normal, pero son siempre los mismos cuatro artículos. De hecho, el artículo sobre pragmática me preocupó de que no se dieran cuenta de que era tan bueno..., y desde cierta fecha no paran de visitarlo.

Es cuanto menos curioso, yo me pregunto qué pasará para cuando se percaten de mi artículo sobre la fuerza bruta, por ejemplo. O el que escribí sobre estadística. En fin..., me raya un poco porque tampoco sé hasta qué punto todas estas estadísticas son inventadas, hasta qué punto realmente me están reconociendo mis verdaderos lectores, o justo lo contrario. Pero sigue siendo extraño para mí.

Seguirá pasando el tiempo y me pregunto para cuándo se cansarán... Estar dos años de rentas por unos artículos que escribí. 

El último artículo que coescribí fue para demostrar que en el régimen franquista había censura, calculado por una máquina. Sería curioso descubrir que, efectivamente, hasta hoy día podría seguir ejerciéndose la censura franquista en según qué artículos. Claro que podrían acusar a los autores de tener el sesgo ideológico que le corresponda a la conclusión del artículo.

La verdad es que tampoco me hace mucha gracia meterme en berenjenales con lo mal que está la sociedad a la hora de reconocer tus trabajos (la comunidad científica es una estructura corporativista llena de basura cara de producir e intrusismos plutocráticos). Así que ni a mí ni a mi colega dudo que nos apetezca tocar según qué temas.

España es un país perfecto para morirse de asco si te dedicas a la investigación. Y eso estoy haciendo. Me muero de asco.

jueves, 25 de febrero de 2021

Cohesión profunda y su repercusión tecnológica

Las ciencias y las letras centran su atención y carga de trabajo en temas completamente opuestos, porque no es lo mismo lo que valora una persona manualmente a lo que se puede calcular automáticamente. Cuando tenemos una métrica, un valor objetivo, que se realiza sobre un texto y que alberga la máxima discrepancia entre la interpretación manual y automática, entonces vemos que ahí hay pescado.

Eso ocurre con la cohesión profunda, así como con la cohesión referencial.

En el mundo del arte lo que importa más suele ser la cohesión referencial, porque siempre que hay un símbolo enfocado por el narrador o el director interesa que esté cohesionado con la historia - al tener que mencionarlo o usarlo más adelante. En filosofía bien se puede considerar que esta métrica determina si la obra del filósofo es sistémica, por la coherencia del uso de los términos a lo largo de toda su obra.

Debido a que la verdadera cohesión referencial es tan difícil de calcular lo que se hace es adoptar una solución de compromiso: se calcula dicha cohesión con palabras sueltas, ya sea sustantivos, verbos... Se hace por conceptos. La máquina no se parará a estudiar hasta qué punto se ha conseguido referenciar a lo mismo mediante sinónimos, porque no tiene ese potencial..., aún.

La cohesión profunda, sin embargo, es más peculiar: consiste en determinar si los conectores han sido usados correctamente. Es decir, si se usa una proposición adversativa es porque realmente esa proposición contradice a la anterior. En este punto la pragmática juega un papel esencial: porque si la máquina fuera realmente capaz de calcular esta métrica entonces también sería capaz de determinar la culpabilidad o inocencia de un acusado con respecto a la ley. E interpretar la ley no es un problema de lógica y ya está: la lógica que se estudia en filosofía se queda corta en comparación con los problemas que se dejan abiertos en el deep learning. 

Sin embargo ocurre que la cohesión profunda exige sólo que el sujeto no sea sociópata para que sea capaz de decirnos si esa frase realmente está bien conectada. Es lo que se espera de un jurado popular: el juez y las partes se preocupan de redactar las evidencias, de citar la ley y de reclamarle al jurado que cohesione profundamente toda la información para que transmita qué versión tiene más sentido.

Obviamente la máquina aún no es capaz de hacer algo como eso. Así que lo que hace es simplemente contabilizar cuántos conectores se usan; cuál es la incidencia de los conectores por cada párrafo. Es decir, ya parte del supuesto de que han sido correctamente usados: en lo esencial no se mete.

Podemos comprender porqué ocurre: es muy fácil generar textos, y crear la imagen de tener capacidad para escribir con un cierto estilo. Para ello sólo hay que capturar la gramática del idioma en el que se pretende estructurar la narración y combinarlo con los n-gramas del autor. Ambas cosas son de tecnología más que superada y conocida. Sólo resta meterle potencia suficiente a la máquina para que trabaje con el mayor número de parámetros indeterminados posibles, y así generar la impresión de que aprende - cuando el proceso de aprendizaje ya se realizó con una máquina mucho más potente y miles de textos.

Sin embargo la máquina no lleva a cabo ningún proceso de deliberar nada. Esas técnicas no son usadas para, por ejemplo, ganar al ajedrez, o demostrar teoremas matemáticos. Sólo serviría para imitar cómo jugaría un jugador conocido haciendo jugadas fingidamente buenas, o para redactar tonterías en el argot matemático..., todo muy peliculero.

La cohesión profunda se consigue si se es capaz de entender lo que dice la frase: que es una operación estructurada, como cuando se adecúa al idioma. Para ello es necesario disponer de las acciones semánticas adecuadas: es decir, el lenguaje específico que ejecuta al completo todas las acciones semánticas necesarias a partir de las palabras de stop que ayudarán a identificar las conectivas.

Yo mismo lo estuve estudiando y deduje un lenguaje..., pero mis postulados aún no tenían cierto nivel de simplificación para mi gusto. Según mis últimas sospechas, creo que tengo una buena base para pensar que mi última codificación de las palabras de stop encaja mejor a la hora de analizar la polaridad de una frase.

Hace poco recibí un correo de un entrenador personal que quiere vender sus servicios: ¿cómo podría confeccionar un diccionario de manera que se pudiera deducir que ese texto intenta apoyarme moralmente? ¿Cómo se identifica y bajo qué lenguaje cuándo un texto es de autoayuda? ¿Cómo se lo transmitimos a la máquina para que se adecúe y lo adivine?

Mis colegas, con grandes máquinas y grandes presupuestos, siguen intentando resolver ese problema desde una filosofía conexionista. Sin embargo, poco a poco, vuelvo a darle una vuelta de tuerca conectivista. Creo que mi modelo es tangible, mi filosofía Lithe está dando sus frutos.

Mis postulados últimos pretenden ser una respuesta mucho más valiente que la que daría hace años: creo que el lenguaje se conforma a partir del entendimiento de las tres dimensiones y el tiempo. La x es el qué, la y es el cuánto, z es quién y t es cuándo. Parecería que faltan términos, parecería que habría que incorporar exclamaciones, interrogaciones..., pero ya tengo preparada la codificación. Me encaja mejor de lo que esperaba.

Al menos puedo quedarme tranquilo al comprobar que en el fondo podía tener razón: sospecho que la cohesión profunda es lo mismo que se usa para crear historias. Aunque para el ser humano nos parezca lo más simple y sencillo: creo que es el eje angular por encima de la cohesión referencial, que es en donde se centran siempre los artistas para eliminar o crear nuevas escenas.

Según sospecho, se crea una moralidad a partir de esa combinación de términos. Es así como podemos establecer el marco que tendrá el animal a la hora de adoptar decisiones: igual que la amígdala reptiliana sirve para saber si otro te va a atacar, la amígdala mamífera te sirve para activar sentimientos más de unión. Todo me va cuadrando, y creo tener unos postulados básicos para concluir que tengo ese lenguaje al completo.

Después de esto será muy difícil que alguien pretenda hacerme una pregunta sobre ética y que no sea capaz de responderle.


domingo, 21 de febrero de 2021

Nada es nada

Cuantos más lujos les das a una persona mayor es la espectativa que no podrá replicar. A medida que pasa el tiempo la sociedad siente una mayor dependencia a la familia, y de ahí al análisis hecho por Engels. Cuanto mayor sea la edad de la independencia económica más se idiotiza la sociedad.

El liberalismo, que sólo podría funcionar con una renta básica, en su idea actual procura amenazar de muerte a las personas, bajo un estado de sumisión tortuosa que elimine su identidad, para que trabajen. Eso lo que provoca es la desvirtuación de la ambición por la superación, que está ligada con la ambición por hacer las cosas mejor y que, por supuesto, también ligamos con el deseo de innovar - distinto de descubrir. Es decir, cuanto más se amenace la gente a replicar una labor sin identidad propia menos capacidad para la innovación se tendrá, habrá una mayor idiotización mediante un proceso de tecnocratización.

Al final me veo aquí sin la opción de desarrollarme como individuo. No puedo elegir crear mi hogar. Veo gente menos entregada al trabajo y menos formada que yo que sí han conseguido con creces acoplarse al sistema: que sí han agachado la cabeza. Algunos ni lo saben que lo hicieron, otros es posible que, simplemente, tuvieran suerte. En cualquier caso no hay meritocracia: todo es tan cínico.

En un ambiente así la moralidad es puro vicio y el mensaje es claro: protitúyete. Pero no faltó el mensaje que recibí de una funcionaria: si no me gustaba lo que veía siempre podía coger las maletas e irme de casa; es decir, vivir debajo de un puente. Esa siempre ha sido la solución liberal: negar el problema.

Si la gente como yo desapareciera automáticamente muchos liberales lo tendrían todo más fácil. Eso ya lo sé. Pero ése es el asunto: nada es nada; no hay motivos ni para seguir ni para aguantar. Por eso la angustia con la que vivo es la nada absoluta. Se trata de un vacío extraño en el que vivo en un estado de burguesía inasumible, independientemente de que madrugue para trabajar y doble las horas de trabajo digno para no ganar a penas algo más de lo que gasto - eso sin contar que Hacienda me está machacando a cualquier movimiento en falso que haga con multas insostenibles.

Quiero irme de este ASCO de país. Asco de país. Asco. Asco. Asco. Asco.

Pero no hay ningún trayecto que seguir, ningún destinto al que llegar, ningún plan de acción, nada. Nada es nada. Ni para adelante ni para atrás. Ni matarme ni vivir. Nada de nada. No hay plan.

Puedo opositar, pero no tengo ni la más mínima confianza de que se me corrija el examen en condiciones: ya he visto cómo funciona selectividad, y se supone que eso está muy vigilado. Pues nada, todo es una mentira.


Tierra: Día 19/07/24 punto de inflexión

Ayer se produjo el punto de inflexión a escala mundial. Dependiendo de lo que hagan y no hagan los gobiernos tras lo sucedido ayer las dos c...

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