Nunca había visto una película que me pusiera los pelos más de punta. Recuerdo haber visto Saw con asco..., pero esta me hacía daño hasta las automutilaciones (cuando no era una Snap movie).
Se trata de "Perdida", protagonizada por Ben Afleck en 2014. No sé qué clase de perturbado escribiría la novela, pero la historia me puso los pelos como escarpias. Esa película me recordó porqué decidí alejarme de cualquier forma de vida con doble gen X.
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Ahora que estoy publicando parte de mi tecnología podría ser interesante el crear un evaluador de remates. El mecanismo será muy rudimentario, pero tengo una teoría bastante bien consolidada. Para empezar ya tengo previsto unificar exclusivamente la teoría del gen único con la de los 8 pronombres y casarlas con Campbell y Propp de manera expresa, para reescribir las conclusiones de uno u otro con la nueva notación.
De la misma manera, considerando que una secuencia completa según mi teoría se produce cuando se cumplan los 8 pronombres, dos secuencias completas podrían formar parte de una misma historia - algo que no es capaz de decirnos ni la teoría de los 8 pronombres, ni el del género único (ni tampoco la tercera teoría que tengo en el tintero y que uso para evocar los sentimientos dentro de su orden natural). Propp encontró 8 casos en los que las secuencias completas no conforman dos historias diferentes. Según mi sospecha considero que no son 8 casos, son 12; porque cada caso representa un invariante a partir de cómo se interpretan los números. Si interpretamos los elementos de la cultura griega: fuego 4 secuencias, tierra 3 secuencias, agua 2 secuencias y aire 1 secuencia que pueda evocar a los otros tres elementos. Por eso, cuando hay 4 secuencias (o más) la estructura recordará a una serie (como de televisión); lo que hace, técnicamente, una única historia, aunque cada capítulo sea independiente al anterior, porque la historia de que se mantiene es la historia de sus héroes (estas valoraciones no las comparte Propp). De la misma manera, cuando hay 3 secuencias puede recordar a una trilogía. En ocasiones la trilogía no se da, sino que funciona como si fuera una secuencia de 4, pero con uno de menos. Las secuencias de 2 son más fáciles de comprender, pues se basan en la analogía, la complementariedad o la similitud. Mientras que las secuencias de 1 se basan en el elemento faltante: una historia que parece como rota compuesta de incompletitudes de múltiples secuencias. Es en este punto donde se encuentran los popurríes, las excepciones, etc...
Una vez reconocida la teoría completa no es tan difícil enumerar todas las funciones del lenguaje. Considerando que son compartidas en todos los géneros, aunque para cada género la función se expresa de manera diferente - con distintas emociones. Es en este punto donde puede entrar un buen estudio sobre la semiótica: sospecho que las mismas palabras se comparten, pero que los n-gramas son muy diferentes. Y es que es ahí donde se encuentran los remates: en la discrepancia existente entre n-gramas.
Es decir, cuando tenemos varios n-gramas que nos reconoce unas funciones de lenguaje que nos induzca un género literario y éstos discrepen con otros m-gramas lo que tenemos es que si n<m y el orden de m es más estable lo que tenemos es un remate (chiste, ironía, sensación muy fuerte, algo que activa la amígdala para infundir una reacción que de no poder interpretarse inducirá miedo); pero si el orden n es el más estable entonces tenemos unas funciones mal interpretadas, y hay que usar el orden de los m-gramas. En el segundo caso se podría decir que la máquina "no lo ha pillado".
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Después de haber dormido tan bien esta noche, he conseguido reconciliarme psicológicamente de alguna manera con algunas mujeres con las que estuve a punto de relacionarme en el pasado - por alguna razón mis ex's no se me cruzaron por la mente. Mujeres que desconfiaban por si yo fuera un violador, o que no se acercaban debido a una enorme consistencia moral que les impedía relacionarse conmigo.
Era cuestión de fijarse cómo las personas que más se codearon conmigo son las mismas que jamás volverían a entablar conmigo ninguna clase de relación. Por alguna razón he generado una enorme atracción a las personas más tóxicas. Y sé que la principal culpa la han tenido los jueces de lo penal de este país: si hubiera tenido una cobertura legal compatible con la defensa de los derechos más fundamentales entonces habría tenido derecho a una vida más normal, sociable y, por ende, mis publicaciones habrían podido estar acompañadas de un título académico.
Por más que lo pienso, más allá del facherío que es común en todos los jueces españoles, el verdadero problema (incluso, digo, que más allá de que para ser juez haya que pagar muchísimo dinero en un curso demasiado costoso en todos los sentidos - como para acabar defendiendo sectariamente la hermenéutica que emane de él) es que no podemos denunciar al colegio de abogados (o arquitectos, o ingenieros, etc) de manera que todos los profesionales se hagan responsables de manera solidaria (o que el presidente asuma subsidiariamente la total responsabilidad si éste recibe la denuncia de sus socios) por frivolizar de manera tan grave con el propio puesto.
Y es que es posible hablar de un código deóntico del que jamás podría desprenderse un profesional, y éste es justo el que atenta contra los preceptos que le son inherentes al consumidor de sus propuctos.
Ayer mismo estuve viendo con estupor un vídeo de una abogada que intentaba argumentar cómo la prostitución era un trabajo más. Bien puedo comprender que no tengamos lenguaje (o quizá sí) para abolicionar la prostitución, pero de ahí a ningunear el contingente que presenta una abolicionista me parece que es completamente inapropiado. Los abolicionistas sostienen que quien se prostituye está poniendo en un contrato algo de lo que no puede desprenderse; y es que se trata de comprender justo eso: cuándo el capital tiene derecho a poner en valor qué cosas. Es un debate viejo, el debate más viejo de la historia..., porque está vinculado con el trabajo más antiguo. No tiene sentido hacerse los sorprendidos.
El enfoque más profundo de la "prostitución" bien podría ser no una película erótica, sino una película de miedo - o dramática. Bien podría ser que algunas personas no han querido comprender que estos temas no pueden tomárselo a chiste; será que no comprenden la profundidad de la historia, y por eso no empatizan con quienes se sienten obligadas a abrirse de piernas.
Recuerdo cómo esa abogada decía que todas las prostitutas siempre tendrían la oportunidad de hacer cualquier otra cosa. Ese discurso ya lo he escuchado antes... ¡Cómo les gusta vivir con un lenguaje donde se ven tantas oportunidades! Es el lenguaje oculto que arrastra a negar el hecho de que España es uno de los países con más miseria. Pero les encanta pensar que quien se prostituye es porque quiere.
Desde mi posición, por supuesto, no voy a defender que debería de denunciarse a esa abogada por pensar así: por faltar a una capacidad de diálogo tolerante con una lógica modal que permita plantearse los contingentes y evadirse de las afirmaciones que son necesariamente de una única manera. Creo que esa acusación está muy por delante de lo que esperamos de un abogado. Tendrán que pasar muchas décadas, siglos quizá, antes de que podamos ver este tipo de reclamaciones tipificado en una democracia.
Reclamaciones que también sería reclamable sobre arquitectos, ingenieros, etc...
Sin embargo, hoy día nos ha tocado vivir dentro de los esquemas paratecnológicos de la lógica con la que estamos habituados. Dentro de la ideología de cada uno hay que esperar alguna clase de extraña propaganda que defienda intereses que, aunque están completamente fuera del diálogo, van a ser sostenidos debido a una mala interpretación de la libertad de cátedra.
Para cuando los profesionales comprendan la manera de afrontar la lógica modal tal vez puedan observar con más tolerancia muchos de los errores que les ofenden tanto. Los hay que son abolicionistas de más, los hay que son coercitivos de más... Se trata de un problema de profundidad, no se han querido ni plantear un mundo que replantea sus percepciones de lo contingente y lo necesario.
A medida que he estado investigando estos temas he podido comprobar que las distintas neuronas podrían estar siendo disparadas por un modelo exponencial, que su disparador se rige por una Gumbel por tanto, y que mediante un proceso de neuronas espejo la relación entre ellas correspondería con una Fréchet. De esa manera tenemos un estudio max min, pero exigiría el proceso de tolerancia de cada una de las políticas que no piensan como las de uno mismo para que funcione bien. Es decir, la intolerancia seca el cerebro si no me equivoco.
Y eso sí que es una película terrorífica: descubrir que la mayoría de los abogados en España han asumido la tesis de la película "Perdida", donde la mujer es un ser de luz; donde se hace impensable que pueda urdir un montaje que se cuele en los entresijos de la lectura que le hacen los abogados a las leyes. Entre esas leyes la figura de esas mujeres se desvanecerá, junto con una capacidad para pensar: acabarán lobotomizados si no me equivoco. Se trata de un proceso de autolobotomización, si mis cálculos no están equivocados. Y ahí metemos a jueces, por supuesto, que habrán perdido la capacidad para mantener un diálogo coherente en un momento dado.
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Yo dormiré bien por las noches, recordaré a esas con las que no me relacioné porque consideraban que era moralmente inaceptable. Entonces algo me dirá que el mundo no está tan perdido, porque en ocasiones el chovinismo juega a favor de las personas. Y conforma una fuerza de choque que obligará a los esperpénticos a tener que explicarse en condiciones, a no poder imponer las cosas sin más. La intolerancia tiene un rostro fácil de identificar, y los instintos más básicos son suficientes como para que se exponga la mala imagen de quien pretende mentir y manipular.