jueves, 30 de septiembre de 2021

Ya sé cómo hacerlo

Con la semiótica de Umberto Eco y algunos apuntes antiguos míos varios de Python he dado con la fórmula. Ya sólo falta decidir implementarla, que me entren ganas de hacerlo. Probablemente lo programe en un equipo desconectado, para que deje de darme el coñazo Microsoft y su puto Windows10.

Podría pasar que la semiótica fuera circular y la lingüística descriptiva, que la generación de lenguas naturales sea sólo un proceso simple, y lo complicado sea la interpretación consciente de todo el conjunto. Al fin y al cabo la consciencia es un problema de semiótica, no tanto de lingüística... Bueno, habría que decir que de la lingüística emerge el lenguaje y del lenguaje una literatura. Esta literatura genera una poesía debido a la sensibilidad por parte de la semiótica del individuo. De donde hay emociones más primitivas y otras de carácter más civilizado, cosa que ya sabíamos.

Seguiré analizando el tratado de semiótica de Umberto Eco, y lo cruzaré con mis estudios sobre el género único - que están orientados en la pragmática..., tal vez tenga una refundación de los mismos estudios. La notación que distingue el significante de significandos y significado era un tema para mí primordial en mis estudios sobre semántica aplicada al metalenguaje y los que yo llamo verbos modales.

Ahora, con el proyecto que tenía en mente de construir un libro que enseñe desde cero un lenguaje para aprender con sus notas de manera exponencial..., tendría que verlo ¿Me moriré del aburrimiento en mitad del proyecto o realmente querré pegar el acelerón? Al fin y al cabo, no hay nada que hacer ni aquí, ni allá, ni en ninguna parte... No hay garantías de conseguir nada en ningún sitio de nada. Todo es una enorme pérdida de tiempo, a nivel local, nacional o internacional. 

¡Que me abduzcan ya los extraterrestres!

Ahora leo las preguntas platónicas, de Descartes, Chomky..., tomo mis notas y me encajan. Al menos tengo una buena teoría como para ir respondiendo con sencillez sobre la marcha. Ya sólo faltaría el sujeto, el probando, demostrar mediante gamificación la consecución de las competencias.

Sigo con mis problemas más importantes: un trabajo, un futuro... Estos jueguitos no me llevan a ninguna parte si con mi edad sigo viviendo en casa de mis padres. No veo inteligente iniciar un proyecto cuando el mercado es tan volátil y el estado tan traicionero - las instituciones públicas suelen sabotear los proyectos de los más pequeños y no hay seguridad jurídica ante las empresas que incumplen las leyes en España de la manera más obscena, como ya he visto en el hospital por parte de la empresa que lo gestiona.

Si me fuera a Rusia, por ejemplo, vería exactamente lo mismo. La corrupción es pareja (no se puede medir demasiado) debido a que está institucionalizada. Así que vaya donde vaya sólo veré devastación y la ética liberal de que si te va mal es por tu culpa. La gente necesita motivos para ignorar lo infantilmente egoísta que es.

Si hay algo que realmente me enferma es el paternalismo japonés, cómo se justifica el nepotismo y los favoritismos, hasta el punto de castigar sin fundamentos jurídicos - sólo porque se es la autoridad. Son muestras de lo lejos que están de la democracia, del sentido común, y cómo se les dispararán los casos de crimen organizado (yakuza), agorafóbicos (hikikomoris) y, en consecuencia, los indigentes que, muy probablemente, consigan localizarlos para meterlos en las jaulas de pollos (cárceles). Todo para crear apariencia de correcto funcionamiento.

Todos los estados son fallidos. No me gusta cómo se organizan. Pero principalmente porque no veo la manera de crear un futuro en ellos ¿Viviré lo suficiente como para que un país apruebe una renta básica? Porque esperar a que se genere un sistema de coberturas de trabajo eso sí que no creo que se dé. Ese modelo lo tengo apuntado y no se parece en absolutamente nada a lo que suelo escuchar en los discursos socialistas.

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La razón por la que los estados fallan es porque se justifica los problemas internos, los signos de su funcionamiento - aquello de lo que deberíamos de ser conscientes, a lo que racionalmente nos explica un político (la pragmática). Pero la semiótica no puede reducirse a la pragmática. Porque la semiótica trabaja con los signos, y la pragmática trabaja con palabras. Y los signos es un conjunto abierto de mensajes que tienen alguna clase de sentido para las personas.

Umberto Eco define la semiótica como el estudio de todas las cosas que pueden engañarnos. Por eso, un signo es un elemento que es susceptible de usarse para manipular nuestras decisiones. Eso es debido a que cuando percibimos la realidad ésta es lo suficientemente compleja como para que cualquier teoría coherente pueda desarrollarse dentro de una fenomenología bastante convincente que no tenga nada que ver con la realidad misma. Por eso se acude a un señor que se valga de su pragmática, para fulminar al ciudadano con su engaño personalizado, con su enfoque pragmático.

En mis estudios sobre semántica no uso ni el signo ni la palabra, me valgo de una definición diferente: la etiqueta. Si bien el signo es cualquier cosa que podría engañarnos, o, como se dice en informática, que permite distinguir alguna clase de mensaje de otros, la etiqueta es un signo reconocido. Esto es, que habrá abiertamente muchos signos, pero las etiquetas están limitadas por un histórico porque es un conjunto explícito. Los signos pueden ser víctimas de la paradoja del tercer hombre de Platón, las etiquetas no.

Así, una sociedad que sepa eliminar la necesidad de un señor que te describe su realidad para todos de una manera paternalista, una sociedad que elimine al dictador y se mueva por enfoques asamblearios..., es una sociedad que se ve obligada a percibir las cosas de manera consciente por sí misma y no a través de prismas que la polaricen. Cuando en un debate las opiniones provienen de tertulianos que tiran al provecho de un colectivo sus ideas al final las conclusiones acaban manchadas de demasiada propaganda. Cuando desaparecen los dictados pragmáticos del debate político lo que queda de las ideas que persistan será lo ausente de propaganda.

Y tengo comprobado que cuando los enemigos de la democracia no ven propaganda, o no ven las cosas bajo su control, automáticamente se ponen a chillar, empiezan a dictar normas, pasos, dicen lo que hay que hacer, etc... La asamblea debe tener suficiente cultura como para invitar a esas criaturas histéricas a marcharse - simplemente. No todos están preparados para integrarse en una asamblea, las asambleas son cosas serias. Nada que ver con el debate en asociaciones al que estamos acostumbrados.

Quizá por eso los políglotas tienen más ventaja a la hora de hablar con la gente, y son más tolerantes.

 

martes, 28 de septiembre de 2021

Atribuciones

- Desde que me puse estas muletas fui capaz de andar. Deberías de usar muletas.

- Soy atleta.

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De vez en cuando solía verlo por la calle, a esos señores con traje... los de "Jesucristo de los últimos días" o algo así. O los otros... Pero da igual. Algunos no admiten que se llaman así, en ocasiones hasta desconocen que hay textos antiguos en hebreo o no saben de algunas contradicciones en sus sagradas escrituras. Aunque no les culpo, cuando se ponen a hablarme descubro que les dedican horas y horas, tienen un estudio mucho más profundo que el mío y, al final, son mis ignorancias contra sus ignorancias ¡Pelea de inválidos!

Me enseñaban esa muleta que una vez descubrieron: La Biblia. Para una mente moralmente enferma ese conjunto de libros puede ser una buena medicina, como el cojo que necesita un buen punto de apoyo para andar. Esos lemas que aparecen en los textos sagrados son bastones firmes de los que no se puede uno escapar. Así que los balancean según su visión actual, los personalizan y se convierten en parte de su organismo.

- Antes de leer este libro yo era un pecador, una mala persona. Sin él habría seguido igual.

- El mal uso de la razón te hará pensar que ese libro es imprescindible para ser buena persona.

Se le atribuye a un medicamento la capacidad para mejorar el cuerpo, y el enfermo cree que es un medicamento que vale para todo. Si ese medicamento valiera para todo no necesitaríamos médicos, necesitaríamos farmacéuticos que racionalizaran su uso ¿De qué sirve estudiar la historia de las religiones cuando ya sabemos cuál es la verdadera? Cuando tenemos fe y certeza absoluta de cómo es el dios único y verdadero sólo necesitamos un aliciente dentro de la realidad que le dé forma.

- ¿Y si no hay ningún dios o no tiene vínculo con nosotros o nos encuentra insignificantes?

Demasiados problemas la defensa de cualquier religión. Pero, lo más importante, una religión funciona como cualquier lengua: el lenguaje te genera los instintos necesarios para vincular conceptos y conectarlos para conformar un "tercer hombre", un concepto no detallado en nuestro alfabeto. Pero el lenguaje no está ligado ni con la realidad, ni con la lógica, ni con el cálculo... Así que la lengua no nos restringe a decir cosas reales, con sentido o de utilidad siquiera. Sólo nos capacita para generar conceptos, imaginarlos, plantear mundos, posibilidades... Y así generar etapas, lo que se necesita para activar las emociones internas de nuestro cerebro. Con la consecución de las etapas, en su orden correcto, generará sensaciones. Los protagonistas que persistirán dentro de las sensaciones son los arquetipos de sujetos. Y esos arquetipos tienen forma humana por una sencilla razón...

Cuando hablamos de un sujeto, como cuando hablamos del sujeto de una oración, la primera cosa que se nos viene a la mente es una persona. Pero el sujeto puede ser un objeto, una abstracción... Eso es lo que aprende la gente civilizada con el tiempo. Las fábulas intentan convertir lo que es cualquier tipo de sujeto en una persona, en un agente fácil de entender por cómo piensa el receptor de la fábula. Las fábulas son símiles que nos llena de significado las preguntas que nos surgen.

Por eso un cristiano podría ver de niño a un hombre fuera de lugar. Ese hombre estaba vestido de una manera peculiar. Vestía como Dios, andaba como Dios..., actuaba como Dios. Ese niño, con los años, fue cambiando el significado de lo que vio para adaptarlo a los arquetipos culturales que conoce. Así fue olvidando los detalles y sólo persistieron los arquetipos de los sujetos. Para cuando fue consciente de que se ajustaba al arquetipo de Dios se olvidó su obsesión por ajustarlo, y unos años después se dedicó a contárselo a la gente - como a mí en mi tienda.

Entonces yo le cuento una historia real también, de cómo un hombre fue a Irak y volvió creyéndose Jesucristo. Entonces yo tendría unos 12 años, y se puso a predicar por mi barrio. Fue bastante curioso, pero nadie - o eso creo - le creyó. Quizá algún niño le siguió el juego, y luego se le olvidó. 

Pero claro, puedes aparecer con unas pintas increibles, y entonces te reconcome la idea de intentar justificarlo para comprender qué pasó. El cerebro necesita crear una visión coherente del mundo para que sea lo más relevante posible, y así sobrevivir. Pero en ocasiones la gente es más complicada que el comportamiento de nuestros depredadores.

Y el caso es que me vi imposibilitado de explicarle a ese hombre, en ese contexto, que se equivocaba - que había sido irracional. Se trataba de un momento de enorme sensibilidad, y a la gente se le habla dentro de sus emociones. Las historias tienen que contarse en su correcto orden para generar las emociones correctas. Cada etapa debe sucederse en el momento oportuno.

Lo curioso del tema es cuando se ven a sí mismos más inmorales, más incapaces, y le atribuyen esa experiencia inexistente la autoría de haberse convertido en buenas personas ¿En qué podrían convertirse si descubren que eso a lo que adoraban no existe? Pero, por otro lado, ¿cómo juzgarán a las personas que niegan la existencia de esa clase de experiencias? Las tomarán por gente incapaz de sentir la experiencia de la verdadera bondad, tal como la vivieron a posteriori de atribuirle existencia al arquetipo del hierofante. Un arquetipo que, como la maldad, está pero no existe.



domingo, 26 de septiembre de 2021

Lo que huele mal

He buscado atrás, qué queda de mi obra. Y hela ahí, como ocultada. Algunos que están y no existen en cuanto a que perdurarán, y otros que no estamos y no existimos aun perdurando. Como un fantasma recorreré las bibliotecas de los castillos, mientras una amalgama de historias hacen referencia a la mía. Y eso no es lo molesto, es algo perturbador, pero no molesto. 

Perturba y refleja cómo es la sociedad y sus estilos, qué es lo que entiende por válido. Qué es lo que entiende por tener imagen para influenciar. Supongo que yo no soy de los que tienen esa imagen, como para salir en las portadas. Poco importa. Porque lo que no me perturba pero sí me inquieta es el hecho de que haya gente que está y perdura pero que no solo no aporta nada sino que además estorba.

Se les dio una oportunidad y se enriquecieron ¿Entonces? Parece que no han terminado de apartarse. Parece que siguen creyendo que el lugar que ocupan es merecido. Pero no, son auténticos deshechos. Y lo son. Ellos si son referenciables. Ellos sí tienen la imagen, esa imagen de portada. Pero, ¿qué clase de imagen es la que se han ganado? Eso es lo que me resulta molesto.

Si algo me molesta puedo ignorarlo, pero ¿qué hacer con aquellos que deciden referenciar lo que es basura? Puedes hablarles, puedes preguntarles..., pero poco a poco se habrán ganado tu desprecio, tu desconsideración, al darle importancia a cosas que no la tienen. Y entiendo que es merecido el prestigio que pueda ganarse el cantante que a penas aporta talento, que sólo reune a masas... Bien, es como el famoso que a penas aporta talento, que sólo reune a masas... Y los invitas, hablas con ellos un rato, unos días..., pero lo que no persiste no persiste. No puede aguantar lo que no va a más. Hay que ser justos porque cuando hacemos que persista lo que no tiene talento el resultado es que se remueva lo que huele mal.

En muchos aspectos he decidido apartarme del centro de atención. En ese sentido me siento satisfecho porque obtuve cuanto deseé, por aquello por lo que luché. Pero volvemos al punto de partida, y aun insistiendo en que buena parte fue autoimpuesta luego los hay quienes se envalentonan y ayudan a sobreentender mi más perfecto de los anonimatos. Es como si mi vida se hubiera convertido en Puerto Rico, como si hubiera sido víctima de alguna clase de colonización nunca confesa, un tipo de criptofascismo que me intenta como someter aun existiendo alguna clase de clave oculta que pueda permitir independizarme de aquellos que dicen amarme tanto.

Y huele mal. No sé lo que es. Quizá porque ya lo he denunciado todo, porque ya me he hartado a denunciar todo lo denunciable y, en el fondo, la gente a quien denuncio son las criaturas más simples y palurdas que nos podamos imaginar. Resulta terriblemente sencillo pensar que cuanto más dinero tengas más motivaciones tienes para intentar dejar las cosas tal como estén, como si cualquier cambio significativo pudiera convertirse en una amenaza. Pero no hay mayor amenaza que el fingido derecho a voto que tenemos actualmente, tan centrado en el poder ejecutivo.

El poder, inexistente, se referencia, se teme, se proclama, se atribuye..., en cuanto a que no existe se pervierte, se convence al alienado de que debe obedecer, y actúa como si tuviera fundamento aunque no lo tenga. Ése es el papel de los comisarios: no hay una ley que diga que el policía debe actuar de una manera o de otra, pero el comisario se encarga de dar un procedimiento no oficial y hacerlo pasar por oficial. De esa manera nadie rinde cuentas por la realidad impuesta contra el Pueblo, por esa clase de opresiones dictatoriales que provienen de la institución. 

Ningún funcionario recuerda ni cita las leyes, hay un abuso sistemático de la posición de control que se tiene. Sólo los países más democráticos pueden hacer alarde de tener mecanismos de respuesta a este descontrol. Sin embargo, el problema radica en la existencia de un poder ejecutivo..., de quien ejerce el poder. 

El poder no se puede ejercer en una democracia. El poder se describe o se interpreta, pero al ejercerlo lo dictas. Ejerces una orden judicial, ejerces la interpretación de un poder que no tienes. Cumples una ley, ejerces el cumplimiento de un poder que no tienes, o que aprobaron tus representantes. El militar puede ejercer su función, el matemático puede ejercer también su oficio, pero no hay poder salvo el de la decisión y, dentro de los márgenes que eso supone, cuantas más decisiones deba tomar el que ejerce su profesión menos interés tiene la posición que ocupa para quien lo contrata.

Le interesa al Pueblo que quien ejerza el poder lo aplique tal cual esté escrito y descrito por su función. Que aquello que no precise mayores explicaciones será porque lo vinculante ya está suficientemente bien entendido y lo estandarizado esté bien referenciado. Cuando el funcionario te dice una cosa y no te encaja debería haber un mecanismo para negarse, o para que alguien te dé una explicación mucho más satisfactoria ¿Que soy un loco? ¡Pues que me lo explique la guardia civil! ¿Por qué no se dirimen los asuntos realmente importantes en los juzgados de guardia? Quizá porque estemos más que acostumbrados a las rencillas que deberían resolverse trivialmente. El cómo se comunica el Pueblo con el Estado es lo que realmente debería ser lo importante.

¿Y qué pasa cuando hay un proceso continuo de estafa aceptada? ¿Qué pasa cuando hay múltiples denuncias contra una misma compañía por defraudar a sus clientes? Nadie toma el relevo, nadie decide ponerle el cascabel al gato, siempre hay una tragedia común que todos aceptarán y asumirán. En este punto todo es comprensible, y de manera masificada por cientos o miles se multiplicarán los afectados, los tontos, timados... Gente que no se merece lo que ganan y lo ganarán porque el modelo de denuncia no quiere apreciar todas las formas de crimen organizado que existe. Porque no es posible declarar nuevas formas de negocio, las formas de negocio van más rápido que las leyes y, por encima de éstas, la manera de estafar a la gente de manera legal. Y eso sin contar la explotación a los trabajadores en contratos que también viajan más rápido que la legislación vigente.

El Pueblo, de tener el poder, no lo permitiría. Pero no podemos esperar que esa sea la reacción..., lo consentirán, dejarán pasar el tiempo, será una tragedia común, pensemos en nuestro sistema como si funcionara de manera ideal... Y así seguimos. 

Muchos piensan que si se hace caso a algunos podrían venir cambios. Esos cambios que podría hacer que las personas se sientan más libres, más libres de estafas, de explotación, de ninguneo, de la impunidad del criminal... Y esos no quieren que eso pase. Eso es lo que huele mal.





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