viernes, 25 de diciembre de 2020

Codificación sobrentendida

Éste podría haber sido un buen día para avanzar en cualquiera de las tres líneas que de desarrollo que vengo desarrollando. Y el caso es que me paro a pensar: ¿es posible que realmente haya tirado la toalla a volver a investigar?

He podido observar cómo la tecnología está avanzando, aun dejándose por el camino unos cuantos puntos. A medida que ponen a entrenar a un supercomputador éste se ve capacitado para hacer una enorme cantidad de tareas por imitación. Sin embargo, más allá de tener que tocar el tema de la empatía, de entrar en el ritmo de la historia del ser humano, se observa otra clase de limitaciones fácilmente asumibles en un humano.

Y eso es debido a que los procesos de reconocimiento, empero, son exponenciales. Se tratan de meras explosiones combinatorias combinadas con cálculos bien definidos que no profundizan del todo. Es decir, si bien todos los lenguajes naturales pueden observarse con una relativa complejidad gramatical, cada uno de ellos se sostienen por sintagmas muy parecidos: a penas cambian algunos detalles poco significativos. Al final es más fácil que se entiendan dos personas que se conozcan más fácilmente que un erudito que se acerque a ellos y conozca su idioma mejor.

Me explico: se dice que en Cartagena no pronunciamos el fonema de la "de" débil, cuando en realidad sí lo hacemos, pero más flojo de lo común. Eso quiere decir que un tercero no lo escucha porque el sonido que usamos para exponerlo es demasiado bajo como para percibirlo. Sin embargo se emite el sonido, de hecho, a los niños pequeños - aprovechando que hay que hablarles más lento y claro - se les increpa para que se aprendan dicho sonido no mudo. Así, con el tiempo aprenderán a emitirlo, que no sea escuchado en ocasiones y, al mismo tiempo, que otro de los mismos clanes crea haberlo escuchado, cuando en realidad es posible que no.

Pues bien, por el momento, esto mismo no lo incorporan las máquinas cuando aprenden a largo plazo dentro de la filosofía conexionista. Puede que con la conectivista sí sea posible, pero entonces muchos logros de la generación de texto que se han conseguido con redes neuronales es posible que no se sepa imitar - o quizá sí. De hecho, me puedo imaginar la estructura interna al más puro estilo conectivista, estableciendo invariantes y explicando paso a paso cómo se procesa cada actividad necesaria para elaborar una buena línea de pensamiento.

Y es que la regla bien podría ser que se debe reconocer la manera ortodoxa de hablar y llevar a cabo ligeras modificaciones de mínima distancia WER y, en virtud del corpus en el que se esté trabajando (analizado mediante n-gramas) adivinar cuál fue la verdadera palabra que se quería poner en su lugar.

La cosa interesante es establecer qué mueve a pensar a una criatura que flexibilizar la ortodoxia le va a llevar por el camino de una mejora en la estética, porqué le iba a beneficiar. Y quizá la respuesta esté en que las criaturas racionales necesitan de un lenguaje compartible con distintos clanes y, al mismo tiempo, suficientemente secreto para tus grupos familiares - y así poder conspirar con el debido secreto. O eso puedo especular.

La relajación del idioma y la capacidad para entender tal relajación debe formar parte de las habilidades del animal capaz de aprender un lenguaje y, al mismo tiempo, debe estructurarse de esa manera la propia evolución de su técnica. En la medida de que el mismo proceso de aprendizaje no incorpora, en apariencia, la capacidad para descomponer las palabras en sílabas, o estudiar su propia composición mediante un metalenguaje, consideraría que los transformers aún están faltos de unos aspectos cruciales antes de rayar la perfección.

Por otro lado, también tenemos cómo la gramática no puede ser capturada a partir de la morfología, sino a partir de la misma semántica; esto es porque la propia gramática parece inducirle a la máquina la inferencia que debe adoptar y, si ésta se basa en la morfología, entonces habra demasiados casos que un humano no cometería el error. Los mecanismos de combinación de términos todo apunta a que deba regirse por un álgebra de Lambek a la hora de ir clasificando tanto la clase a la que pertenece una palabra sino también su polaridad (el sentido emotivo, ya sea positivo como negativo dentro del conjunto de la frase).

Vamos, en definitiva, que se observan aún algunos aspectos importantes que el conexionismo no podrá superar a la conectividad.

jueves, 24 de diciembre de 2020

El camino del influencer y el camino del cretino

En esta entrada llegaré a la conclusión de que es más maduro en ocasiones ser un cretino antes que ser una persona respetable o a seguir.

Lo primero de todo que tiene que hacer una persona es conocerse a sí misma, descubrir la idiosincrasia de lo que es uno en sí. Lo siguiente que tiene que hacer es determinar para qué hace lo que hace, por quienes..., y si la sociedad está en situación de recibir sus obras. Por eso lo siguiente es descubrir el rol que va a ocupar dentro del colectivo: ya sea el colectivo más cercano, como hasta el más lejano - el social.

Y es entonces cuando se descubre que no tiene sentido crecer más allá de la pecera: el calamar se hace gigante porque tiene ancho mar para extenderse, pero no tiene sentido invertir en tamaño cuando el medio ambiente no aporta suficiente nutriente y espacio. Así que abrir nuevos canales, como ya advertí en mi presentación en Youtube, no será para ganar seguidores - de lo contrario me habría promocionado en las redes sociales. En algunos casos no será tampoco para movilizar a personas ni a marcas..., en algunos casos será para intentar lidiar con la realidad que le toca a cada uno.

Siempre lo he dicho: no hay más cretino que el que predica en el desierto, pero el que tiene un comportamiento frívolo al no ser nadie no se le puede tachar de apuntar bajo. Cuando una persona rehuye el debate teniendo seguidores se comporta como un cretino al dar mal ejemplo, pero una persona solitaria, ¿qué hace debatiendo? Sobretodo porque el debate es una inversión de tiempo para conseguir un aprendizaje de cara al papel que desempeñamos dentro de la sociedad.

Ya decía Nietzsche que nunca había que meterse con una persona solitaria, porque el que tiene amigos puede pagarlo con otras personas - pero el solitario no gana nada perdiendo el tiempo en debates estériles.

Por ello, con la vara de medir del influencer la mayoría de los usuarios tienen la obligación moral de comportarse como cretinos; mientras que lo cretino sería que estos mismos influencers se comporten como sus propios seguidores.

Cuando una persona en solitario me plantee un debate no puedo permitirme el lujo de discutir con ella si veo que no tiene intención de sacar nada en claro de ese debate, si veo que es una persona que desprecia a su adversario. De lo contrario significaría que habría emprendido el camino del que busca ganarse seguidores - y no es el caso. 

Según sospecho el problema de la educación occidental reside en que la gente es muy mesiánica y no se reconoce en la situación correcta: se cree que debe discutir con todos para convertirse en los patrones de la sociedad. Y no hay nada que más desprecie que a los machos alfa, esos gallitos de corral que dan de codazos cuando a penas hay un poco de espacio. Algunos no queremos jugar a ese juego - es un juego de abusos y de trepas, y en ese juego siempre se busca la competitividad. Concepto que se vende como si fuera positivo, cuando no.

Si la gente pierde su tiempo en intentar convencer a dos imbéciles no sólo no convencerá a esos dos imbéciles sino que además malgastará el suyo en encontrar a quien no lo sea. Y es más difícil convencer a un imbécil para que deje de serlo que seguir buscando hasta dar con alguien que desprecie ese comportamiento.

Ser imbécil significa pensar sin un criterio, y el criterio de porqué actuamos como actuamos tiene que ser para conseguir un objetivo bien definido - no para que el desahogo nos lleve por el camino de malgastar nuestras fuerzas creando una crispación que nos obligue a desahogarnos más y más. Esas formas sólo pueden desembocar o en un proceso continuo de aprendizaje a la hora de saber cómo discutir o, en casos como el mío, a perder directamente el tiempo para así acabar controlando mi disidencia en una dirección que nunca será aprovechada.

Quizá en un futuro los disidentes que tienen algo que decir serán escuchados. Por el momento, sólo nos queda aparentar comportarnos como cretinos, porque no hay sitio entre los roles que se nos ha designado.


miércoles, 23 de diciembre de 2020

Relato. El nisperero

Los años pasaban mientras miraba por la ventana, y toda su vida no avanzaba más allá de las imágenes del televisor o el gran ventanal que daba a la calle. Su marido había muerto y la vejez le concedió la placidez de no esperar nada nuevo hasta que terminara el último de sus días.

Su nieto había hablado con su actor favorito, aquel que le inspirara más a su marido de joven. Su película favorita era lo que le mantenía anclado el recuerdo de su juventud. Su fruto favorito no sería más que del nisperero que vio crecer a lo largo de los años mientras los días ofrecían momentos alegres y difíciles. Ese actor le insistió al nieto que quería saber un poco más de esa gran admiradora...

El personaje que interpretó podría revivirlo, pensaba él. Y fue cuando el nieto terminó de darle las señas del lugar donde vivía su abuela.

- Ella está encerrada en un ventanal donde ve pasar la vida, sin cambios importantes. 

- ¿Qué espera?

- Aquel que fue su marido ya murió. Sabe que no espera revivir nada. Vd. se parece a él, supongo..., por su película favorita.

Y pasó que aquella mañana ella miraba por la ventana y observó algo que la inquietó. La imagen de una persona que creía reconocer, pero no podía ser. Él se tomó la libertad de abrir la puerta que accedía al jardín, sin llamar.

- ¡Pero qué se habrá creído! Ni que fuera su casa... - pensó ella mientras se levantaba para echarlo.

Al entrar hasta la altura del nisperero él se quedó observando y ella apareció en la puerta de la casa malhumorada.

- ¿Pero quién se cree que es? ¡Esta es mi casa!

Hizo ademán de que no la entendía y dijo su nombre.

Poco a poco fue desmoronándose su queja, su propiedad, su razón de autonomía... ¿Podía ser? Lo tomó por un loco. Pero él insistió - que era cierto.

- ¡Largo de aquí! Farsante...

Y le dijo algo, pero no lo entendió... Y se marchó.

Poco a poco fue volviendo en sí, cerró la puerta y dispuso el cerrojo. El cerrojo que nunca echaba, esta vez lo cerró por miedo a que volviera. Miró por el ventanuco de la puerta asegurándose de que no se daba la vuelta. Y volvió a su asiento habitual para comprender que había algo que no encajaba ¿Acaso no podía ser cierto? Era como él, hablaba como él, se parecía mucho a él... ¿Y si fuera él?

Se sentó ante su televisor y observó de nuevo el día pasar ¡Pero qué demonios! Así que se levantó, corrió para abrir el cerrojo, bajó tan rápido como sus viejos huesos le permitieron la escalera de su portón, atravesó el nisperero y saltó fuera de su jardín para gritar su nombre. Y ahí estaba, se dio la vuelta. Le hizo un gesto para que viniera a su casa. Él accedió y desandó sus pasos.

Dentro de la casa ella le invitó a sentarse y le preparó un café. Él le preguntó si vivía sola, pero no lo entendía. Le preguntó por alguna clase de mascota; parece que le entendió. Se puso a llamarlo entre los ecos de la casa vacía. Ilusionada por repetir la vieja escena que tanto le gustaba. Pero pronto dejó de gritar: Es cierto que tuvo una vez un gato, que le regaló su marido porque sabía que le haría ilusión. Pero aquella ensoñación tuvo que acabar pronto.

Él le hizo ademán de que le explicara qué pasó con ese gato. Así que cogió su café y lo dejó en la mesa. Lo levantó de su asiento y lo dirigió hacia fuera de la casa. Bajó la escaleras, y él se dejó llevar. Le empujó hasta el nisperero y, antes de que se marchara, ella le señaló la tierra sobre la que había emergido.

- Ahí está el gato. Todo lo que queda de él son estos nísperos.

Cogió un níspero y se lo dio. Tan pronto como comprendió le sonrió y volvieron a la casa para terminar su escena de juventud.

Unos días después el actor le dijo al nieto que el encuentro había sido fructuoso, aunque él no lo comprendía debido al pesar de su adolescencia. Con el paso a la madurez el actor se retiraría de su carrera, su vida..., cuando ella sus recuerdos. Los rostros de sus hijos y nietos se difuminarían entre las fotos, el no poder comprenderlos y las ausencias serían sus últimos retazos del velo que maquillaba su inquietud. 

Poco a poco sólo quedarán los relatos de los frutos de ese árbol.

 

martes, 22 de diciembre de 2020

La rueda de la fortuna

 - ¿Pero me ha pagado?

- Sí, le he dado 20 euros.

Ése es mi problema, mis técnicas no me permiten estar seguro de nada. Mi memoria es horrible y es como tratar con un ciego del recuerdo. Entonces la gente que en principio se sentía muy segura contigo luego ve al discapacitado, al loco, al incapaz...

Aun cuando las cosas me vayan bien tendré una leve sensación de que podrían estar aprovechándose de mí, o de que no estoy vigilando las circunstancias como debiera. Pero eso es ley de vida, lo apropiado es encontrar un grupo de gente con los que cambiar mis ciclos de actividad - en quienes poder confiar.

Ayer una señora muy necesitada me presenta un móvil que la estaba volviendo loca, porque se había activado un servicio para ciegos - tras resolvérselo me sobrepagó el servicio. Hoy me viene un hombre con un pago importante en una recarga, como el mensaje tardó más de lo debido pasó de hablarme con una enorme cordialidad a percibir mis servicios con cierta desconfianza. Y toda mi preocupación por demostrarle que mi actividad no fue fraudulenta ayudó a que reseteara mi memoria temporal y que perdiera la noción del protocolo de pago.

Hay que estar siempre atentos, tan pronto como te aparece una persona muy contenta con lo que haces luego te encuentras con una persona que se siente especialmente defraudado. Es la rueda de la fortuna, que fue el objeto de mi tesis central en mi adolescencia: toda obra literaria la reducía a las técnicas de la rueda de la fortuna - porque creía que era así como se creaban las historias con conflicto, las que serían recordadas o dignas de ser contadas. Era la fórmula del éxito.

Sin embargo me equivocaba: la rueda de la fortuna era un arquetipo de 21, o así descubrí hace cinco años. Y esos arquetipos forman un sistema en comparación con los 12 que clasifican los objetos o con las distintas fases de una historia que, en un género único, conforman como una baraja de cartas, como cuatro géneros.

Eso es lo que defiendo ahora, y me parece realmente extraño: ¿por qué los arcanos de la baraja del tarot de Marsella encaja tan bien y cumple tantas espectativas - más allá de que ese tarot no sea necesariamente perfecto? Y la rueda de la fortuna establece que tal vez los más grandes no sean reconocidos, y que la mala suerte y los estamentos sociales acaben por hacer anónimos a verdaderos portentos. De ahí que sus estudios filológicos se volvieran arcanos: algo que hacía crear buenas historias se gremializa y sólo se comparte en círculos cerrados, que luego se volverán místicos.

Si bien la cartomancia podía haberse usado en la antigüedad para que los escritores se crearan esquemas sencillos, subtramas dentro de las tramas, mientras escribían - al más puro estilo de cómo recuerda las cartas uno de los campeones mundiales: dándole un significado en forma de historia. Es decir, lo que empezaría siendo una herramienta, otros lo convertirían en un juego, después evolucionaría a una frivolidad de acertijos, para convertirse en un mecanismo de adivinación.

Entonces su creador desaparecería de los registros de la historia. Bien podría haber sido uno de los grandes: Cervantes, Lope de Vega, Shakespeare..., o algún anónimo o innombrable. Podría haber sido un monje vetado a crear novelas, obligado a duplicar cientos y cientos a lo largo de su vida. Podría haber sido cualquier cosa: desde el alquimista original de escritos mal copiados al intentar imitar la transcripción de las letras españolas - como el de Voinich (lo que me recuerda que tenía un proyecto de traducir automáticamente ese documento, usando una selección de teorías publicadas).

Sea como fuere, puedo hacer más o menos, puedo subir o bajar un poco..., que siempre me quedaré igual. Da igual que haga algo increiblemente brillante, como si la pifio de manera desastrosa. No me moveré del sitio, y no habrá manera de que nada cambie más allá de los parámetros a los que esté acostumbrado.

Proletariado..., luego veré a otro sujeto echándome la culpa de ser un esclavo del sistema ¡Los esclavos del sistema no son culpables de ser esclavos del sistema! Los que piensan así son los verdaderos esclavos del sistema: porque les va bien en la vida y, al mismo tiempo, pueden ser manejados por gente como yo, que somos quienes tenemos la llave aun siendo ellos el carcelero.

Envidiosos que ni viven ni dejan vivir y te echan la culpa por ello. Lo veo en esos artistas de mierda que, de vez en cuando, critican los éxitos musicales de otros porque han sido un éxito - y ellos, que se ven a sí mismos con más talento, no aceptan que el público tenga un criterio propio, una fórmula de éxito. Esa fórmula puede ser la historia que cuenta, cómo lo cuentan, cómo se presenta... Esos artistas desprecian a su público y esperan triunfar sólo con su obra. Se convierten en carceleros, pero no han sabido cerrar la puerta y el templo no es lo suficientemente laberíntico como para acorralar tantas almas. Así que se atreverán a probar otras cosas, a experimentar, a huir... Y no lo entienden.

¡Ay si pudiera escapar de esta mentira! ¡Ay si pudiera eliminar tantas barreras!

Entonces sabría la gente lo que es un verdadero apocalipsis y no las mariconadas de la Biblia.



lunes, 21 de diciembre de 2020

Depresión, bloqueo...

Con la que se nos viene encima ya debería estar más preocupado en ser un poquito más prolífico..., pero no, ni tengo pensado desarrollar mi imagen de marca, ni parece que tenga ganas de nada.

Esas luchas con tal de configurar el micrófono tampoco es que me tiren para atrás, porque tengo otros equipos con los que puedo montarme los vídeos y, además, con mucha más calidad. Pero si no lo hago es por otro motivo..., es como una cierta sensación de depresión - o algo. Es como si estuviera decaído.

Y esa sensación es extraña: que no tenga fuerza para ponerme a programar, a resolver cosas nuevas, etc..., es como si no tuvieran razón de ser, como si no valiera la pena. Podemos engañarnos sobre lo que nos empuja, pero visto lo que nos viene encima el año que viene... Cuando volvamos de navidades tendremos monotema, pero de verdad.

A ver si la sociedad y su civilización aprende a vivir con el puñetero bicho, y conforma un gobierno mundial; un estado global - la primera internacional en la historia de nuestro planeta. Y, por supuesto, a ver para cuándo reconocen la labor de los que realmente aportan a la sociedad, por encima de corporativismos, y otras sociedades absurdas.

Al fin y al cabo, superados los corporativismos aún hay perspectivas políticas erróneas, pero al menos no son tan salvajes como defender a los de tu familia, hermandad o amiguetes. Suena tan triste... Quizá por eso estoy deprimido: porque no hay espectativa de futuro, no creo en el mercado. 

Si pudiera hacerme responsable de mis fracasos..., si por esforzarme pudiera escapar del proletariado... Pero la gente está convencida de que no existen esas clases sociales, de que los esclavos pueden dejar de serlo cuando quieran. Cuando este esclavo ya ha conseguido los más grandes logros y no ha sido reconocido, cuando este esclavo fue reconocido por su capacidad para dirigir revoluciones - ya sea liberales o socialistas. Aunque quizá no sea para tanto.

Sé que para constituir una figura revolucionaria sólo hay que iniciar un viaje como el que hizo Mao: la revolución de las flores. Sin embargo gracias a las nuevas tecnologías es factible imitar ese viaje de otra manera: y es que es así como probablemente Jesús de Nazaret se hiciera con su revolución personal.

Esta mañana, mientras venía andando, pude repasar los rasgos comunes del héroe, y que no fue citado por Campbell: la abnegación y el ejemplo que da con ello. El ir de un lado para otro ofreciendo sus servicios con abnegación, entendiendo a las gentes, como hizo Ernesto Che de Guevara cuando visitó Iberoamérica (y así arrebatarle la imagen a Fidel Castro como revolucionario). El gesto de la abnegación supera con creces cualquier ideología de ninguna secta, y es la única manera de ver a distintas gentes, de distintas etnias, seguirte desde sus fueros más personales.

Por eso se me antojaba de que Jesús de Nazaret pareciera un líder comunista; que fuera reconocido no por hablar del reino de los cielos, o adorar a Dios, sino por promulgar principios éticos materialistas. Es decir, por dirigirse a la gente e ignorar a Dios, para usarlo como herramienta para llegar a ellos. Jesús, por cómo fue su historia de triunfo, pareciera más bien ateo. Alguien que promete un reino fuerte e independiente, con un símbolo común..., pero que centra su discurso en la unión y la comunidad, en una ética de liberarse del yugo romano y de las malas tradiciones judías - o sus malas interpretaciones.

Pero nada, aquí me veo yo: seré testigo de la autodestrucción de esta civilización por querer enrocarse en corporativismos, negocios turbios de vacunas, medios de comunicación absurdos, cadáveres políticos con remanente de poder... Y me siento pesado, viejo... Con pocas ganas de culminar proyectos que me son triviales y que, en el fondo, tampoco sé si me van a aportar nada..., que será como probar a intentar algo, para luego probar a intentar otra cosa, y luego otra, y luego otra...

Ya estoy viejo, todo eso cansa. Y, con la humedad y el frío, ha vuelto la ponzoña a mi pie. Un triste recuerdo de que cada paso que dé será un acto de confrontación continua entre mi voluntad y...

Para acabar con esta pesadilla tendrán que reconocer que si hay cien gobiernos haciendo cada uno una cosa diferente para un problema en el que todos debemos estar igual de enfrentados a él entonces sólo uno lo está haciendo bien o mejor, y el resto directamente mal al no adoptar la mejor política.

Pero esto ya llegará el año que viene..., supongo.

Tierra: Día 19/07/24 punto de inflexión

Ayer se produjo el punto de inflexión a escala mundial. Dependiendo de lo que hagan y no hagan los gobiernos tras lo sucedido ayer las dos c...

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