sábado, 7 de mayo de 2022

La Obligación del intruso. Nodens Vs Hastur

Ésta, empero, puede que sea la entrada más difícil. No sé cómo saldrá..., ni si saldrá.

Estos últimos días sin publicar nada en el blog las voces que claman escapar y que por un tiempo conseguí aplacar escribiendo una novela..., hasta quedaron clasificadas en 24 voces diferentes..., me están pidiendo a gritos que escriba, al menos, una nueva entrada. Esta entrada.

Y es que han pasado como unos veinte años, y aún me sigue resquemando el comportamiento de mis compañeros de universidad: los veía mirando la pantalla, sin hacer nada, me ofrecía entonces a hacerlo yo, que si se iban a quedar mirando prefería encargarme yo..., pero me decían que no, que esa era su obligación. Era la Obligación frente a alguien como yo: jamás admitirían que yo pudiera hacer lo que para ellos era algo complejo, difícil, cansado... Les corroería descubrir cómo les desplazaba. 

Unos años después tuve la oportunidad de repetir la escena: éstos eran compañeros de instituto de formación para ser instalador electricista; el profesor había fingido que nuestro trabajo estaba sin hacer del todo. Así que en cuanto le pedía al compañero que me dejara..., fue cederme el asiento, y todo fue como la seda. Se quedaron perplejos, porque al parecer no sabían que se podía trabajar tan rápido. Efectivamente, los que ya me habían visto trabajar tenían problemas con dejarme suelto.

¿Qué pasa cuando descubrimos que hay una persona que podría sustituirnos en todo y, al mismo tiempo, es más joven, o es más nuevo, y parece que nos sobrepasa?

La gente ocupa sus puestos como por Obligación. Se crea una orgánica para que ocupen posiciones, y creen la apariencia de trabajar. Esto mismo pasó con la relación entre Édison y Tesla. Tesla era el nuevo para cuando se conocieron, y quien tenía razón frente al otro en sus discusiones más fundamentales. Edison bien podría haberse puesto a un lado para cederle a Tesla el reconocimiento que merecía; pero cuando a un liberal de los de ahora le planteas ésto, automáticamente lo tiene bien claro: Édison tenía una Obligación de acabar con Tesla, así como lo tuvo el banquero Morgan. Se trata de la misma Obligación; no la tienen realmente, salen perdiendo por llevarla a cabo, pero no lo saben - creen que están obligados porque formalmente les corresponde actuar así.

Todas las civilizaciones, terrestres o extraterrestres, tienen que pasar por cuatro tipos de revoluciones. Una detrás de otra. Son como cuatro grandes historias que se van conformando para que la civilización adquiera forma. Una revolución no es una revuelta, sino un cambio radical; cuando se da una auténtica revolución lo que es imposible es fingir que no está pasando.

Básicamente: revoluciones del neolítico, bronce, socialdemocracia y paz social. La primera es simple, el paso de los nómadas al sedentarismo. La segunda se construye con la historia y los mitos de unas personas que encarnan los maximales, la nobleza. La democracia, con la revolución francesa en nuestro caso, supone el cuestionar el papel de la aristocracia, de los cánones establecidos. Pero la paz social aparecerá cuando los gobernantes, los poderosos, etc..., sean los que tengan más mérito, los mejores en algún sentido.

La socialdemocracia vive su zénit en la postmodernidad: la respuesta reaccionaria para que no se intente evolucionar a una democracia. Se crean instituciones donde los integrantes deberán ocupar una Obligación. Las personas fingirán que llevan a cabo alguna clase de cometido, todo muy kafkiano. Para eso la clase fiscalizadora se encargará de denunciar a quienes no lleven a cabo su Obligación, pero por alguna razón extraña no están por la labor de mostrar cuál es la obligación material que le corresponde a cada uno. Al final hay una cierta tendencia a defender el corporativismo, la hermandad, la sororidad..., etc.

La modernidad, en su estado más líquido, plantea la posibilidad de elevar a los mejores. Enfoca su mirada en los más competentes y centra su atención en lo que funciona. Ese mundo hace años fue abandonado por querer defender figuras mucho más patrióticas como la de Édison. Menos comunistas como Tesla, que pretendía globalizar la energía para hacer que las empresas adquieran más líquido y produzcan más ¿Quién se equivocaba? ¿Acaso no ganamos más cuando es el estado el que se encarga de las carreteras? ¿No deben mutualizarse recursos como la información también para tener gente formada y con altas espectativas de consumo? ¿Qué podría pasar si las patentes y las ideas no fueran realmente públicas y accesibles para todos, y así corroborar su uso? ¿Qué podría pasar si las riquezas no se supieran compartir para que fluyan entre todos los ciudadanos y cuantos más mejor? Morgan no supo ver la revolución de la modernidad que planteaba Tesla.

En los relatos de Lovecraft, Nyarlathotep era como la figura de Tesla. Satanizada, olvidada en el abismo de la postmodernidad. Dentro de la farsa de la realidad que vivimos Nyarlathotep vive una suerte de comunicación con el demonio de poder insondable Azathoth, que vive en la inmensidad del espacio para valerse de unas problemáticas para las cuales ningún ser humano albergará inventiva suficiente como para plantearse nada que pretenda compararse.

La modernidad nos ha traido el satanismo literario, que desarrolla unos mundos que evocan a las grandes revoluciones de la humanidad. Así lo podemos observar en los escritores que rescataron tanto a Nodens como a Hastur. Nodens era el dios de la caza en países nórdicos, y fue rescatado en esta mitología moderna como el demonio que aguarda el abismo. De esa manera se vale de sus herramientas para vagar por el abismo y proteger a quienes puedan caer por él, víctimas de sus criaturas; víctimas de la falsedad. 

Lovecraft consideraba que Nodens era el rival de Nyarlathotep, pues no permitía que los malvados influjos postmodernos de ese demonio pudiera acabar con el reinado de Nodens y su benevolente protección al mundo material. Difícil de entender cómo un demonio se vuelve bueno o malo. Nodens nos lo da todo, nos protege del mundo espiritual y nuestra inclusión en los designios universales. Hoy día, ¿acaso los terrícolas tenemos derecho a saber de extraterrestres, cuando estos navegantes siempre pueden ser susceptibles de ser negados y cazados por Nodens, nuestro amado protector? Las brigadas que nuestro protector tiene nos protege del exterior y sus horribles demonios que intentan colarse en el abismo.

Pero, a mi juicio, el verdadero enemigo de Nodens no es Nyarlathotep, es el mismísimo Hastur - el dios de los pastores, el jinete del hambre y la peste, el rey amarillo. En mi novela de "Luces y espectros" calculé mis personajes desde un punto de vista diferente; mis mensajes satánicos son más atávicos. 

El dios de los pastores se enfrentó contra el dios de la caza en los primeros años; se trata de la primera revolución: en la Tierra fue Caín contra Abel, Caín es Nodens y Abel es Hastur. Cuando Nodens derrota a Hastur se hace rey de la Tierra y ésta se convierte en su condena: el abismo. Todo lo que es Nodens es su propio abismo; el maximal que tiene que ver con el ente corresponde con el propio lugar. Por eso, otro error que comete Lovecraft en su mitología fue separar a Cthulú de Nodens; ambas deidades están condenadas a ser la misma - es un poco de lógica de mitos. Pero vamos, ya me tocará explicar cómo funciona esa clase de álgebras...

Los mitos que son realmente válidos son los que están destinados a convertirse en memes, la capacidad no tanto de crear una buena historia, sino de estructurarla de manera que transmita la necesidad de replicarla. Y esto mismo sucede con la historia del rey amarillo, que por supuesto versioné en mi novela de manera implícita - si me hubiera atrevido a ser demasiado explícito muchos no me lo habrían aceptado. Es decir, los propios satanistas y la manera que tienen de ver al mismísimo Hastur me habrían mirado como un alucinado que pretende adelantarles, su Obligación habría sido boicotear mi trabajo. Es decir, el hermetismo forma parte de los elementos estructurales que fomentan el meme.

Ahora bien, alcanzada la paz social no es de extrañar que será resultado de la liberación de los cuatro reyes para confrontar su apocalipsis ¡Uf! Esta frase no es propia de este blog, es más propia del blog de "Explicaciones de Luces y espectros". Pero ya dije que esta entrada sería la más difícil: ¿cómo se supone que voy a ser capaz de ser explícito con lo más complejo?

En cualquier caso, ahora explicaré la primera de las revoluciones: un nómada que pastorea animales se encuentra con un sedentario que acota su territorio y caza en él. De ahí nace dos tipos de confrontaciones: ya sea por su relación con un ancestro común (pueden ser hermanos de un mismo padre, o provenir de unas mismas normas que ambos respetan), o por la relación con su inferior (los animales: no es lo mismo cazarlos que domarlos). De ese conflicto debe perecer el nómada en manos del sedentario, porque de lo contrario no podríamos hablar de civilización.

Bueno..., suficiente hasta aquí. La literatura satanista tiene por objeto encontrar las estructuras que son más morbosas en la gente, y estas estructuras corresponden con lo que nos mueven y motivan las revoluciones. La postmodernidad fue un movimiento reaccionario que enganchó a la sociedad para que no pudiera seguir progresando a la última de las revoluciones, la que acabaría con la idiocia generalizada.


martes, 3 de mayo de 2022

Una luz al final del túnel

De vez en cuando, lo dicen las reglas de cualquier juego, tiene que haber un poco de estabilidad. Eso mismo ha podido pasarme cuando he recibido dos mensajes en mi correo, donde me comunicaba cómo una línea editorial había incorporado dos de mis trabajos sobre lógica dentro de su colección. Debo decir que hasta ahora, sorprendentemente, esto no había sucedido. Siempre había tenido que ser yo el que persiguiera a los editores..., hasta que me harté. Vamos, que les den por culo.

Dicen que lo que hace posible que una persona triunfa es su talento y determinación, además de algo de suerte. Se cree, y esto forma parte de la MENTIRA de la postmodernidad, que cuanta más autodeterminación y talento del bueno la suerte tiende a arrinconarse. Claro..., la próxima vez que vea a un indigente tirado en la acera en vez de darle un sucio billete que le dé de comer le venderé la caña de un papel con uno de estos sabios consejos.

La gente necesita autoengañarse, lo hacen para encontrar la luz al final del túnel. Admitir que vivimos en uno de los peores infiernos es algo que nadie soportaría. Así que es mucho más cómodo comprar el dogma que te reconforta. Es el dogma que designa los pronombres que te convierten en el protagonista de una historia que tu instinto considera creíble. Por tanto, se trata de algo que hackea nuestra capacidad para valorar la credibilidad de las cosas: necesitamos creer que hay una luz al final del túnel, así como que debe haber unos villanos, y el resto de los pronombres tal como los detallo en mi teoría.

Los griegos de la antigüedad tenían ese principio como el eje vertebrador de toda su ciencia: que los hechos no cuestionen una buena historia. Los hechos solo llegan hasta lo que pueden experimentar con antorchas, sacos de arena y cuerdas; mientras que las historias pueden viajar más allá del entendimiento de cualquiera.

Hoy día debería de ser al contrario, una sociedad moderna posee las herramientas para ver más allá de lo que entiende y montarse historias que nunca estén a la altura. Sin embargo las personas siguen haciendo prevalecer las historias antes que los hechos; se observa por la gran cantidad de físicos teóricos que hay y la imposibilidad que tienen de ponerse de acuerdo con una teoría que unifique lo acordado. Y, por supuesto, si no se ponen de acuerdo es porque principalmente no se fían los unos en los otros, no se entienden entre ellos..., se comportan como en su tiempo los religiosos antes de canonizar sus ideas.

Quizá estas nuevas fuerzas me ayuden a desarrollar el esqueleto del lenguaje semántico, el Sentence Counting Language (SCL). Lo tengo perfectamente aislado y bien definido dentro de mi sistema gestor. Para cuando termine, si lo hago - que supuestamente haré, el sistema gestor entonces el sistema podrá construir cualquier expresión aprendida de una manera libre de contexto. La siguiente aplicación podría incorporar el contexto para establecer coordenadas. Es decir, separando estas aplicaciones en tres fases hace más sencillas las valoraciones.

Y es que una de las cosas en las que me he dado cuenta es que, por simplificar, debo abandonar a Chomsky. Pero literalmente. Resulta que el metalenguaje no sirve para aprender el lenguaje natural. La adquisición del lenguaje es independiente de su gramática. Argumentarlo puede ser muy enreversado, porque habría que leer mi código y comprender de dónde proviene esa decisión de diseño, pero al margen de que sea capaz o no de explicárselo a alguien de letras eso es algo que se me está quedando más y más consolidado.

Por eso el metalenguaje, por ejemplo determinar si una palabra es masculino, es completamente secundario porque el sistema tiene mecanismos para diferenciar entre los géneros de las palabras sin saber que se trata de masculino y femenino. Y puede gestionar entre esos géneros sin tener en cuenta la etiqueta que le pongamos. De hecho, el sistema se autogenera una etiqueta y cuando en el metalenguaje le decimos que esa palabra es "masculina" entonces lo que hay que hacer es atribuirle la probabilidad de que así lo sea - es decir, no lo va a ser de manera axiomática porque no necesita ninguna atribución como esa.

La preocupación de que el lenguaje incorpore un metalenguaje, o gramática generadora, o algo así..., todo eso es demasiado secundario. Hacer que la máquina incorpore las operaciones necesarias para autogenerarse es tan sencillo como incorporar dentro de las acciones semánticas del sistema gestor todas las funciones que definen la segunda fase de la aplicación. Y ahí yo puedo ser todo lo imaginativo que quiera, porque para conseguir la polaridad voy más que sobrado con el SCL.

Otro error que suele cometer el de letras es pensar que su lenguaje es una expresión de la perfección misma y, por tanto, la máquina que deba simularlo debe estar a la misma altura de la divinidad. Obviamente para el que estudia informática con un cierto nivel sabe que esto queda más refutado desde Gödel en adelante - no existe un lenguaje perfecto, como no existe un conjunto axiomático finito que aborde todo lo sintetizable a partir de su análisis. Las teorías son todas incompletas, así como cualquier lenguaje que diseñemos. Lo único importante es que sea suficientemente funcional para que pueda editarse en condiciones. Un ejemplo básico para entenderlo consiste en preguntarle a quien se crea Dios por la veracidad de una expresión sencilla de sumas y productos sobre los enteros; el lenguaje le permite expresar el enunciado pero nadie garantiza que disponga de los axiomas suficientes como para deducir ante el conjunto abierto de los enteros si el enunciado es cierto o no.

Por eso mi objetivo no es crear un genio de las ciencias y las artes; independientemente de que todo lo que emerja de un PC hoy día acabará por tener una potencia increible.

¿Tendré ganas de escribir el código de la segunda fase? Hoy vienen los electricistas, a ver si el seguro se porta o no tras el rayo que cayó sobre mi tienda. El hospital tiene comportamientos muy extraños, y la mitad de mis luces no se encienden. Si tengo que depender del seguro..., que es la compañía que representa a la perfección la idea de postmodernidad que vive nuestra sociedad en oposición a lo que dice Bauman. Las compañías de seguro y la inseguridad jurídica que trasciende de la seguridad jurídica que aparentan es lo que ha marcado la mayoría de las crisis por las que ha pasado nuestra civilización.

¿Me cambiarán los fusibles o me dejarán a oscuras?


lunes, 2 de mayo de 2022

Lo evidente

Cuando las personas se comportan todas de una misma manera es porque se atienen a lo más evidente. En la Alemania nazi se volvió al saludo romano, ante la pregunta de si había que levantar la mano cada vez que un soldado lo hiciera la respuesta debía ser: evidentemente. El no hacerlo representaría un acto heroico o malvado que precisaría explicación - un plan.

Lo evidente, si nos compatibilizamos con la lectura de Adorno, Bauman y otros, se mueve por el 80%. Es decir, quien actúa de manera evidente lo hace, según la ley Lithe, tanto el 80% de las veces, como el 80% del tiempo, etc... De vez en cuando las personas tienen un momento heroico o malvado que les impulsa a hacer algo que se escapa por el 20%. Levantar la mano ante un soldado es sencillo, lo malo es el mensaje que le damos a terceros que nos vean - pero no hacerlo representa un acto de ruptura que te desmarcaría.

Lo evidente es el punto de referencia que debe tener un juez para juzgar. Ni más ni menos. La exactitud es un lujo que el derecho no puede tener, porque no todo con lo que trabaja es estadística pura. Y es que hay que entender qué clase de credibilidad tiene el experto en matemática aplicada: el matemático aplicado se vale de la filosofía conexionista para aseverar sus posiciones, se mueve en base a la literatura de la estadística para no salirse del ámbito de la curvatura que le da la razón. En cierta manera, no podemos comparar el álgebra con la estadística y, por otro lado, ninguna ciencia puede aspirar a tener tanta precisión como la matemática aplicada.

Por eso en este blog considero que los formalismos matemáticos son exactos. De la misma manera, la física no incorpora mayor manipulación de los hechos que lo que esté sometido a los protocolos extrictos. Por eso ninguna ciencia social podría aspirar a ser más certera que una ciencia natural. Es decir, tan pronto como digo que la ciencia social se mueve por evidencias y que la ingeniería y matemáticas por la exactitud, la ciencia natural deberá regirse por hechos.

La exactitud formal, cuanto más se use, más cerca estará de no tener error. Mientras que la exactitud contructiva siempre está carente de error. Tan solo la imprecisión de cálculo, los errores humanos, es lo que motivará que sean necesarios protocolos de contraste. Al fin y al cabo cuanto más tiempo le dedique una persona a trabajar con una herramienta se hace más probable que acabe cometiendo algún error en algún momento.

Cuando una persona intenta romper con el comportamiento evidente dentro de su sociedad lo correcto sería decir que tiene un carácter sociopático. Este sociópata puede ser héroe o villano. Digamos que un 10% serán héroes y un 10% serán villanos, siguiendo el criterio aristotélico de repartir en partes iguales aquello de cuya proporción desconocemos.

El acto de llevar a cabo tu propia deóntica en contra de la moralidad reinante puede ser un proceso destructivo (en el sentido que le da Espinoza) debido a que se ha mezclado un análisis con un proceso sintético para generar una forma de ignorancia que vuelva imprudente al sujeto. Es decir, el mal destructivo lo considero un tipo de extremismo, que puede ser explicado en términos kantianos al mezclar lo que viene del mundo de las ideas de lo que viene del mundo de la experiencia.

Las formas exactas y los hechos no pueden mezclarse, salvo cuando se presenta dentro de su naturaleza evidente. Los hechos corresponden con los significantes, y las formas exactas pueden quedar atribuidas a éstos por cuatro motivos (como aprendemos cuando estudiamos chino): pueden estar vinculados por convención arbitrariamente (como la palabra España en chino, cuya conexión es sólo fonética, a diferencia con Hispania que podría tener significado para los romanos), pueden tener una vinculación de significado (como la palabra moral en chino, donde el significante explica que es un comportamiento que se tiene cuando te miran miles de ojos), pueden tener una vinculación pictográfica (como sol en chino) o puede tener una vinculación propagandística (como Cocacola en chino, que significa algo así como la chispa de la vida). Las cuatro naturalezas evidentes se reducen a estas posibilidades y cuando rompemos con lo moralmente establecido bien puede ser porque hemos descubierto una anomalía que ayuda a construir (como el que interpreta una palabra nueva en chino con un significado más adecuado) o puede intoxicar. 

Cuando una persona no es consciente de que su forma de hacer las cosas es errónea entrará dentro de ese 10% que se sale de lo normal, ese tipo de necio se debe considerar un extremista, para distinguirlo del mezquino, que sí es más consciente de que se mueve en extremismos y se siente orgulloso de ello. Al mezquino se le suele acusar de tener un criterio ultra. Si bien el héroe es un tanto extremista el superhéroe no lo es por accidente, sabe que tiene que revolucionar y se atiene a las consecuencias como un buen soldado - un guerrillero. Sin embargo, ¿qué porcentaje entre los necios es la de los mezquinos?

Siguiendo los esquemas de Pareto tendríamos que seguir el esquema: Si del 100% lo evidente es actuar como el 80%, entonces de un 10% de los que se mueven como necios el 2% son mezquinos. Si en vez de usar el criterio de Pareto usamos el aristotélico entonces nos quedaremos conque el que es necio puede que se mueva por algún ideal, en cuyo caso lo ubicamos en el 5%, como dando a entender que los cínicos cuando son falsos no se distinguen demasiado del resto de los necios. En tercer lugar tenemos otra proporción: la dos-sigma excluye aproximadamente al 4% (entre el 5% y el 2% puede ser más adecuado hablar de un 3,5%). Esta otra cantidad se aplica para cuando el comportamiento extremista se mueve bajo una plena objetividad, entonces el inmoral podría ser considerado un manipulador (una mezcla entre cínico y mezquino).

Una vez reconocidas las proporciones dentro de su ámbito de aplicación aún podrían sumarse para conformar una suerte de distintas valoraciones que, aplicando la ley Lithe, pueden servir para tener la certeza de si un sospechoso es culpable a partir de sus comportamientos. Es decir, puede vincularse con el dolo. A medida que el investigador es capaz de atraer el resultado al 80% será porque ha conseguido normalizar el comportamiento del sospechoso hacia lo evidente.

Cuando se examina si se trata con mezquinos, necios y manipuladores se obtiene una ventaja especial que permite analizar mejor el tipo de persona que hace lo que hace. El objeto, supuestamente, es conectar al criminal con lo normal no solo para que pueda ser condenado, sino también reinsertado. La regresión del dolo mediante la redacción rigurosa de los actos llevados a cabo son también una traza a su reinserción, siempre y cuando las leyes sean humanas. O, al menos, esto es algo que me parece evidente.


domingo, 1 de mayo de 2022

Relato. Viaje a los infiernos

Habida cuenta de todo lo ocurrido hasta el momento, decidí levantarme y observar el mundo en el que me encontraba. Había estado viajando entre utopías e inventivas entre los sueños más devastadores e intranquilos, para así, como en un estado deflagrativo descansar los pies del entendimiento. Miré a lo lejos, volví sobre mí, y descubrí que no me había movido del sitio.

Así fue cuando con los pies bien fijados observé que el mundo que habitaba era conformado por unos pocos que sí eran libres, y que se veían legitimados de proclamarse mayoría. Porque las masas callaban o consentían. En este mundo solo tenía voz quien tenía suficiente capital como para invertir en tener palabra. Aquellos que no tenían propiedades se sumergían en la dialéctica del trabajo, o vagaban en el hedonismo más delincuente, pero se incapacitaban para progresar socialmente. Y no esperaban nada de las masas.

Se habían creado instituciones para mantener la existencia de los problemas que justificaban la existencia de tales instituciones. Todos debían obedecer al experto, sin pararse a pensar que éste no tiene que rendir cuenta ante ningún par. Ser fiel a tu país implicaba dos cosas: la primera era no cuestionar al color que gobierna cuando es de tu color, la segunda es atribuir todos los males al otro color; cuando ninguno de los dos tiene nada que ver con lo que te afecta. Y malo es descubrir que es así, porque de vez en cuando deberán actuar de manera atroz para recordarle a las masas lo importante que es elegir un color.

Las masas tienen sensación de que controlan las elecciones; pero incluso en lo más irrisorio gustan de hacer trampas - porque los que juegan desde el poder se valen de la posición privilegiada para financiar sus asuntos. Es así como el poderoso siente que tiene el poder: cree que gobierna porque hace lo que la gente quiere que haga. Sin embargo, porque hace lo que la gente quiere eso es lo que hace que no sea él mismo, así que el propio gobernante se siente preso de las masas - razón por la cual suele escaparse de sus obligaciones traicionando e incumpliendo; en las miradas de desconcierto de la gente, del público atónito, de la prensa, es donde siente su satisfacción sexual sádica no confesa. El narcisismo político frente a su honestidad, ambas formas de mentiras que alimentan al poder coercitivo y al poder representativo; ambos poderes falsos, porque en su honestidad el político no debe ejercer voluntad alguna.

La mayoría de los habitantes sufren enfermedades y, teniendo capital, no se les trata. La mayoría de los habitantes sufren hambre y, teniendo capital, no se les suple. La idea es darles de latigazos con las plagas y el hambre, con la falta de hogar - destruyendo las casas para así hacer que valgan más, y mejorar la situación financiera de los más poderosos. Los mismos que son incapaces de contabilizar el dinero son los que acaban teniendo los problemas que hacen pagar al resto.

Lo llaman liberalizarse, pero cuando tienen problemas económicos las masas los salvan. Cuando son las masas quienes lo pasan mal, entonces se les deja en la intemperie. Así se destruye el verdadero tejido económico, el masivo; pero prefieren centrarse en unos pocos nombres, en los que dan los latigazos.

En este mundo dicen que no hay sufrimiento. Pero lo evidente es que la mayor intensidad del mismo se encuentra donde la gente no quiere verlo; y donde hay una mayor intensidad de sufrimiento también lo hay en masa. El imperio que parte y reparte difunde a su imagen y semejanza cómo deben comportarse el resto, y así es como dispone el reparto de inmundicias, guerras, dolor tanto dentro como fuera de sus fronteras. Sin embargo siempre fuera de la vista del profano, de aquel que quiera ser engañado.

Aquel al que le va mal le dicen "¿ves a ese capataz de ahí? Mira su descapotable", entonces es cuando ya tiene la obligación de sentirse bien. De lo contrario sería un resentido, una mala persona. Quizá deba ponerse a sus pies y llorarle unas monedas para ver si así puede aspirar a terminar el día con dignidad. Pero, ¡ni se le ocurra molestar a los capataces! Necesitan creer que ellos están ahí porque estudiaron, o porque se esforzaron.

La verdad de a quiénes les toca un puesto u otro no es por méritos. La palabra meritocracia está prohibida, y se ha alienado la palabra nepotismo contra los del otro color.  La tecnocracia es hija de las hermandades, que conforman las sociedades tecnocráticas que reparten la modernidad. El que nace en buena familia, tiene buenos amigos y ha sabido prostituirse podrá convertirse en capataz.

De vez en cuando se ve a alguna criatura desgraciada con un dispositivo de última generación, enganchada a la magia de una cultura que no termina de comprender, viviendo una peculiar mentira. Quizá añore su infancia, ausente de dolor, y se violenta de solo tener que recordar que tendrá que volver al infierno en el que vive en la más completa soledad mientras vaga por las calles y le consume el tiempo.

El alivio de las masas es la muerte de aquellos a los que no les va bien. Pero la muerte es demasiado lenta para ellos. Por eso tienen políticas sobre cómo aguantar la mentira: algunas políticas simplemente niegan la existencia de los flagelados, otras políticas lo único que dicen es que los flagelados tienen lo que se merecen. En síntesis niegan que sean un verdadero problema, y para ello crean instituciones con capataces muy severos que nunca terminan de resolverlo. Los propios capataces fomentan el suicidio en masa al mismo tiempo que lo condenan; ofrecen soluciones a unas familias al mismo tiempo que dejarán de hacerlo tanto a otras como a éstas en algún momento dado.

Cuando se preguntan cómo repartir el espacio de este mundo entre todos los que flagelan lo tienen claro: "¿cómo va a haber una mansión para todos? - entonces no habría espacio para nadie". Y eso es debido a que son unos incompetentes en economía y, por otro lado, unos deshonestos porque lo que quieren decir es: "¿cómo se va a haber látigos para todos? - entonces nadie flagelaría a nadie". Y creen que el buen economista es el que se maneja con las grandes cifras, cuando la economía de las grandes cifras es la de los grandes tontos - quien encuentra la solución económica en las pequeñas cifras es el mayor de los genios de la economía. Y, en ese mundo, automáticamente es ignorado.

En cuanto aparece alguien con un aspirante a solución más vale que ésta tenga trabas, y sea absurda, o de lo contrario no se dará a conocer; solo se subvenciona lo que podría ir mal, lo que no tiene recorrido para que cualquier disidencia pierda sentido.

Mientras tanto, los propios hijos y amigos de los que más flagelan sufren también latigazos, enfermedades, peligros, hambre..., porque las masas son tan tremendamente idiotas que ni se dan cuenta de que la enfermedad del castigo les llegará a todos por igual. Y que cuanto más capital se tiene más amplio es el mundo en el que se vive y con más oportunidad se tiene de observar las miserias que se genera. Más monstruosa es la criatura que tiene más poder para cambiar las cosas y no lo hace. Prefiere seguir flagelando a lo que se encuentra.

Todas esas monarquías disfrazadas, todos esos conservadurismos contrarios a la liberalización, todos esos compadreos que elevan las catedrales de la tecnocracia..., encontraron una manera de perdurar y establecerse mediante una policía socialmente aparente y un sistema judicial que solo favorece a los pudientes. Como que el pudiente será juez, y el que no lo es y tenga amigos en la policía podrá ser policía. De vez en cuando descubren una nueva forma de hacer negocio con lo que está pensado para paliar el sufrimiento de las masas, y entonces encarecen aún más todas las instituciones. Para eso está la posición social elevada del juez: para no perseguir lo que es evidente para las masas, y ser coercitivos contra los que denuncian.

Podemos encontrar las personas más brillantes siendo ignoradas por las masas mientras los colectivos poco a poco van denigrándose más y más, con figuras famosas de intelecto reducido - o que si poseen la preocupación, al menos no pondrán fórmula alguna; y quienes tengan las fórmulas cometerán los crímenes más atroces para sorpresa de todos. Y así volver a recordar lo maravillosos que son los que no actúan, los que hablan y no ponen fórmulas.

En ese modelo estático se habla de absurdos como la idea de poder, libertad, igualdad..., cuando el poder es lo que se tiene, la libertad es de lo que se disfruta y la igualdad que se ha perdido es la que no se denuncia. Libres para no demandar, porque las masas enfurecidas podrían apagar las luces del sistema al unísono y así hacer retumbar los cimientos de la falsa civilización que mueve la desidia. Pero el que solo tiene el trabajo sigue haciéndolo, sigue trabajando, porque no tiene otra cosa - mientras va paulatinamente aislándose más y más. Y el tejido productivo cada vez se va degradando más y más.

La suerte de la postmodernidad provoca que el valor añadido de cada individuo vaya en aumento y, gracias a la adquisibilidad de la tecnología, se multiplica el consumo para que pueda la degradación del sistema no ser contemplada por las masas. Sin embargo, la mentira de la modernidad que se cree moderna como siempre consiste también en no aceptar que los materiales tienen un límite, que la población también tiene un límite en su consumo, que la Naturaleza de ese infierno no tiene vías para aguantar para siempre.

Por eso, llegado hasta aquí es cuando observo que la tierra yerma poco a poco se vuelve más y más inestable, como si estuviera a punto de viajar a un nuevo estado. Es como si el viaje aún pudiera degradarse más todavía, a otro infierno aún más tétrico y absurdo. Es como si tuviéramos que esperar que una devastación humana nos salve a todos de nuestra propia degradación en masa.

- ¿Te haces voluntario del sacrificio humano que alimente los cimientos de esta tierra? - me pregunta uno.

La verdad es que ya llevo viviendo al límite todos los años de mi vida; aquellos que se deben sacrificar bien podrían ser los que han vivido de los demás - ya que es éste su mundo, no el mío. Prefiero ser testigo de su devastación y no angustiarme por saber que eso es algo que tiene que pasar. Al fin y al cabo las masas son libres de aceptar su desigualdad.




Tierra: Día 19/07/24 punto de inflexión

Ayer se produjo el punto de inflexión a escala mundial. Dependiendo de lo que hagan y no hagan los gobiernos tras lo sucedido ayer las dos c...

Entradas populares