viernes, 22 de abril de 2022

Especulando con los tonos en un sistema monotonal. Teoría 56T

Los lenguajes monotonales son aquellos que solo disponen de sílaba tónica y sílaba átona. Por lo que permiten entonar la frase completa con un tono de frase. Ese tono de frase es el que permitirá clasificarla como enunciativa, interrogativa o exclamativa. Tres tonos. Personalmente, tres tonos me sabe a muy poco; por eso se me ha ocurrido constituir una teoría que genere 56; un número mucho más razonable.

Sin ir más lejos, de antemano cualquiera se da cuenta de que hay unos cuantos tonos más que tres: siempre que se hace una pregunta es muy típico cortar con un tono no interrogativo, para luego continuar con una pregunta.

Por ejemplo, ¿sirve esto de ejemplo de lo que digo? - yo creo que sí.

Vemos dos entonaciones enunciativas antes y después de la pregunta. Pero, según me dice el oído el primer tono está más marcado hacia sílabas con terminaciones más ascendentes, mientras que el segundo tramo enunciativo es más conclusivo, más relajado. Sin ir más lejos, cuando un profesor habla, o cuando hay una locución, suelen aplicarse más los tonos enunciativos de la izquierda. Así que vemos que hay doble enunciativa. No necesariamente por cortarse a mitad de frase.

Asímismo, podemos distinguir la exclamación que pregunta de la exclamación que afirma; pues la que pregunta incorpora un elemento de indignación o feedback quizás:

¡¿Pero me estás escuchando?! ¡Te digo que me atiendas! ¡Jo, venga ahhh!

Ahí vemos tres exclamaciones. Cada una es cada vez más coactiva que la anterior. Razón por la cual necesitaría distinguir las tres exclamaciones: interjección, admiración y exclamación.

Así, poco a poco puedo codificar una frase por sus entonaciones más básicas: concretamente 7 entonaciones.

[Elusión, Expresión, Interrogación, Enunciación, Interjección, Admiración, Exclamación]

El orden tiene mucho que ver:

[Venga, Juan, qué hora es, necesito saberlo, me oyes, vamos, no me ignores]

Para las entonaciones básicas ahora tenemos que incorporarle modificadores linfáticos. Estos modificadores deben estar vinculados con lo que algunos llamarían "el inconsciente", porque los básicos tratan de expresar la parte racional. Sin ir más lejos, la dialéctica suele desarrollarse a partir de ese orden básico, marcado mediante la prosodia en el lenguaje.

Pero la función del lenguaje debe tener la obligación de invocar a los sentimientos que no se presentan en el texto, y que son las pulsiones de las emociones que se emiten. En mi opinión los cuatro modificadores de activación son: [Asqueante | Airante | Hilarante | Neutro] 

Se entiende que la sensación de asco debe ser incompatible con la sensación de risa, aunque en ocasiones se mezclen. Cuando se producen las mezclas de sensaciones solo debe contabilizarse la pulsión más fuerte, pues ésta es la que marcará el tono de la frase. El otro modificador solo representará ruido: un sonido que no ayuda a distinguir nada racional, salvo la motivación del lenguaje psicológico.

Se debe entender que la manera de codificar el tono es eligiendo en qué sección de las 7 se ubicará el texto y qué modificador básico se aplicará. Ahora bien, como se aprecia en el título, esto nos ofrece 28 tonos, cuando parto de que nos vamos a encontrar 56 tonos. Obviamente eso es debido a que nos falta el modificador de misterio. Este modificador es el del miedo, que debe combinarse o no con el modificador de activación: [Enredado | Diáfano]

Cuando algo está muy enredado eso genera una sensación de miedo, debido al misterio que infunde. Pero el caracter enredado no se muestra racionalmente, sino en el tono de voz. Y para entender el tono enredado debe comprenderse como una manera de interpretar los cuatro modificadores básicos, ya que, de combinarse lo hará con uno de los cuatro:

Asqueante + Enredado = Enervante, asqueroso, insultante...

Airado + Enredado = Agobiante, berserk, loco...

Hilarante + Enredado = Excitante, erótico, fascinante...

Neutro + Enredado = Pánico, miedo, susto...

De esta forma ya puedo trabajar sin necesidad de usar los signos de puntuación, exclamación, etc..., y representar las sensaciones internas de cada sujeto para procesarlas y clasificarlas a partir de sus n-gramas. Es decir, cada entonación tendrá su propio corpus, o jerga. Lo que nos llevará a un estudio más pormenorizado a la hora de activar en el rostro, y en el resto del lenguaje no verbal, lo preciso para transmitir estos elementos.

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Como esta teoría creo que está a la altura, procederé a estudiar otro tema que también me parece interesante; aunque también me planteo que es posible hacer una aplicación para calcular la capacidad que tiene un texto para enseñar toda la gama de sentimientos..., de forma parecida a lo que hice con la última aplicación.

En cualquier caso, veré si preparo un prototipo de sistema gestor de base de datos basado en el lenguaje natural para la adquisición de la mentalidad del idioma. Es decir, la gamificación que necesita una persona para aprender de manera natural a pensar en un idioma a mi juicio coincide con el sistema gestor que usa nuestro propio cerebro para meter la información. De ahí que lo vea útil.

Poco a poco lo he estado perfilando y, por supuesto, es todo coherente con todo lo escrito hasta ahora en este blog (no olvidéis que soy 100% sistémico). Así que se puede considerar como una continuación al cálculo de la adquisición básica del lenguaje. Aunque aún me queda una parte, que me supongo que vendrá después de la capacidad para inferir, y que tiene que ver con la orientación. Es decir, más allá de la capacidad que tenga una persona para inferir nuevo conocimiento con el lenguaje natural también es necesario reconocer una descripción detallada del mundo en el que se encuentra, ya que esa es la principal función del cerebro, con la consecuente división en las cuatro dimensiones para extraer de ahí las categorías que conformarán la componente principal del idioma adquirido.

Vamos, con lo poco que sabéis oficialmente considero que lo último es muy lioso. Pero ya veremos si lo acabo exponiendo... Lo mismo me da un yuyu y paso por completo. Eso de vivir en un mundo tan deprimente te obliga a pararte a pensar para qué haces lo que haces. Porque en lo relativo de "para quién" lo haces eso sí es lo complicado: mi componente principal no está bien configurada al respecto. El mundo que me ha tocado vivir me descoloca por todas partes, y eso podría afectar a mi capacidad para elegir mis tonos básicos.


jueves, 21 de abril de 2022

No he parado de despertarme

Cada vez vivo con más intensidad la ansiedad y me bloquea: yo no puedo vivir sin trabajar, sin ser útil. Han aumentado los impuestos sociales, el grifo familiar se me ha cortado y el mercado no se ha repuesto; no es como hace dos años. Ha habido un cambio en el mercado, y si volviera de nuevo a casa entonces... Sería como acabar en un agujero imposible.

Los IMBÉCILES hablan de la zona de confort, y por eso es imposible encontrar apoyos. Lo que permite despegar es justamente lo contrario: no se trata de salirse de la zona de confort sino más bien de tener confianza en la existencia de una zona de confort. Si toda tu vida ha sido una vida inestable entonces es imposible que veas los cambios con perspectiva, un cambio se convierte en signo de nuevas pérdidas - de perder incluso lo poco que conserves.

Esa gente que no ha vivido nunca la realidad han tenido la SUERTE de tener una vida donde han sido apoyados. Otros tienen que vivir sus apoyos con cortapisas. Y lo veo: o te protituyes o te estrellas. Y lo que veo es que mi orgullo es el secreto de mi creatividad, de mis ganas de seguir adelante: es lo único que me queda. Y será lo último que acabaré por perder, junto con mi vida.

No paro de dormir y despertarme, luego dormir de nuevo y volverme a despertar. Con esa sensación horrible de que haga lo que haga, por muy bien que lo haga o lo increible que sea, nada importará; que da igual que tenga un buen producto para vender, porque no sabré venderlo, que da igual que tenga un sitio donde desarrollarme, porque no habrá un objetivo deseable por las empresas. Me da la impresión de que todo es puro azar, de que nada es relevante para nadie. De que todo, en definitiva, es una completa mentira de principio a fin. Y que no importa qué hagas o lo que demuestres; incluso aunque se lo estampes a la cara y lo puedan corroborar - nada importa. Absolutamente nada, y no sé cuántas personas habrá como yo.

Da igual que seas inigualable en el momento de pasar a la acción. Que seas el mejor en tu propia categoría. Lo que hacen es tan simple como anular esa categoría, pasar a otro tema de interés. Fingir que el concurso ha quedado desierto. El nepotismo es lo que importa, la hermandad, los grupos de siempre. Luego se quejan de las crisis que aparecen, los cisnes negros..., ¡vaya sorpresa!

También me da la impresión de que se apoya exclusivamente a los que me hacen daño. Lo que quiere decir que no solo se me da esquinazo, sino que además hay como una especie de..., no sé, ¿premios a la luz de gas? Es una impresión. En cualquier caso, todas esas crisis financieras y asuntos no repercuten sobre mis proveedores y, aun así, no vienen a mi tienda a comprar. El mercado no tendrá la culpa, se habrán atiborrado a comida al por mayor debido a toda esa sensación de crisis; y por eso mi tienda está sobreabastecida. La gente está como una chota.

Los mercados se mueven y se transforman. Para aquellos que tienen mucho dinero solo les afecta para ganar más o ganar menos; pero para los que intentamos sobrevivir puede ser la diferencia entre la vida y la muerte. En cualquier otro país europeo no tendría que pagar tantos impuestos; no tendría que plantearme la cárcel. Y luego están las inventivas de Hacienda, las ganas que tienen de fingir que estoy en deuda con ellos para que no pueda pedir subvenciones al Gobierno. Todo fingido, todo falso. Las subvenciones son para los que le siguen la propaganda a los políticos - raro es que algún funcionario deje colar el dinero hacia quien lo necesite. Yo, al menos, no me lo creo.

Yo solo sé hacer una cosa realmente bien: resolver de manera creativa. Y mi mayor miedo es que tenga que ver cómo se me atrocia mi músculo más preciado; como me pasa tarde tras tarde, incapaz de abrir un libro, de encontrar un motivo. Me cansa mi insistencia en continuar, en aguantar hasta..., ¿dónde está la luz al final del túnel? Si no puedes adivinar la forma que tiene entonces puedes estar seguro que no ves luz alguna. Y no se puede ver luz alguna porque no hay ningún universal estable en mi mente, no hay una idea de proyecto que crea que se pueda mantener en el tiempo sin que aparezca Hacienda, la Seguridad Social o la ausencia del mercado.

Todo, en definitiva, es una farsa y mi perfil es acabar en la cárcel. La pregunta que me hago es cómo.

miércoles, 20 de abril de 2022

Dejar el desierto como una patena

El ser humano es fascinante por su enorme capacidad para desentenderse y, al mismo, esa misma capacidad es la obra el miladro de la sociedad. No es posible constituir una sociedad civilizada sin el desentendimiento, porque la paz social no consiste en entenderse, sino en una forma de desentendimiento que busca materializar una misma realidad.

Aquellos que centran sus objetivos en aspectos formales sucumben por necesidad en el problema de los universales medieval que ya viene siendo investigada en las universidades angloparlantes de filosofía. En ese enfoque el origen se fundamenta principalmente en S. Agustín y lo que recupera de las discusiones entre Platón y Aristóteles sobre la realidad material del demiurgo y las ideas que moldeaba en el mundo de las ideas. Obviamente, menudo trabajo de mierda y de auténticos esclavos que por cada dos cosas que haga el Sr. demiurgo estuviera obligado a tener que diseñar otra intermedia que por sinergia exigiría un molde diferente.

En España hemos tenido la suerte de Gustavo Bueno y su jerga, como para que el problema del tercer hombre pueda ser derivado directamente de la discusión emergida con Aristóteles y su idea de circularidad en la ciencia; es decir, ya no hay un carácter descriptivo que permita correlacionar el mundo material con el mundo formal. Por supuesto, donde no existe correlación jamás sería viable alguna forma de creación; por lo que este planteamiento obliga a cuestionar la capacidad de existencia de un Creador. 

No faltarán los religiosos, es decir lo que hacen comuniones, ritos y cosas así, que defenderán una idea de circularidad en la ciencia y, al mismo tiempo, crean que ese creador trascendente y que los ritos no son meras tradiciones sino mecanismos para llegar a él..., y cuando veo esto lo que me urge es plantearme hasta qué punto son conscientes de que defienden contradicciones. Es decir, si estructuralmente una persona defiende una postura contradictoria entonces esa persona tiene la obligación de explicarse un poco mejor y no al revés.

Cuando cualquier persona manifiesta una idea ésta adquiere múltiples interpretaciones una vez puesta por escrito dentro de su contexto y tras identificar a su autor. Ya habré puesto de manifiesto que las interpretaciones son 12, pero en esta ocasión reduciré la cantidad a cuatro para que sea más fácil de entender bajo ciertas perspectivas.

Más en concreto, la interpretación del texto nunca es suficiente de cara al propio texto y hay quien creerá que las palabras constituyen el todo, que la cultura reflejan el color de todas las cosas..., cuando no es así. Hoy día es más fácil pensar cualquier otra cosa por la sencilla razón de que la tecnología se constituye a raíz de todo lo que está escrito y, por tanto, lo que diferencia al hombre de la máquina es exclusivamente en estos momentos lo que no está escrito. Así, si todo fuera lo que dice Internet, y todo lo escrito no trasciende a Internet entonces por necesidad la maquinaria de información más perfecta que gobierna Internet desde que Deep Blue ganó a Kasparov es exactamente una red de ordenadores personales.

Por supuesto este debate es muy sencillo para quien lea con atención lo que se escribe en este blog ¿Puede una máquina sustituir a cualquier persona? Eso es como decir, ¿hay en estos momentos algo que vaya más allá del texto? Y efectivamente esa correspondencia existe en la medida de que las máquinas pueden escribir en nuestro idioma mejor que nosotros mismos hoy día. Clasificar historias y documentos es la especialidad en la que me siento muy agradecido con el filólogo con el que me he estado asociando en estos últimos años. He adquirido mucha nueva experiencia, y se puede observar en las aplicaciones que subo a este blog por dónde van los tiros.

Como he estado desarrollando técnicas también reconozco y sé de las dos filosofías que hay en informática, coincidente con las dos filosofías que hay en matemáticas, y que históricamente han establecido dos formas de demostrar las cosas. Escribí mi libro dejando muy claro que hay dos maneras exactas de responder a una aseveración lógica de manera que la respuesta sea materialmente contradictoria sin perder ningún rigor. Y esto que acabo de decir aún veo que desconcierta; puedo reincidir un poco antes de continuar: dos matemáticas, una cuyo margen de error tiende a cero y otra que no tiene margen de error. La ciencia al hacer sus estudios empíricos siempre tiene, como mínimo, un error de medición, una unidad de medida; la ingeniería no. Por eso, cuando puedes reducir tus márgenes de error tanto como quieras puedes obtener un resultado más riguroso que cualquier afirmación científica - es a eso a lo que llamo "exactitud", como de hecho lo hacía Witgenstein hasta el día de su muerte. Visto así, una filosofía que tiende a errar cero puede contradecirse con una filosofía que no erra; y es ahí de donde emergen múltiples respuestas. Más en concreto, cuando nos planteamos cuestiones eficiencia la máquina que trabaja con conceptos formales nos dará resultados útiles, pero en cuanto el problema sea mucho más grande es posible que esa misma máquina no ofrezca demasiada utilidad. En esos casos tendríamos una estructura constructivista, con unos pilares mucho más solidos y, al mismo tiempo, en muchos casos menos rápidos, más costosos... Por eso tenemos problemas con la eficiencia, que no inconsistencias. El problema de NP distinto de P tiene dos respuestas posibles: si es un problema de dirección de la producción la respuesta es Sí, y si es un problema de seguridad informática la respuesta es No. Y no me he vuelto loco por decir lo que he dicho, el problema lo tienen los que se hacen los locos y los que les siguen la corriente.

Y es que el principal problema que he tenido desde hace años, cuando descubrí la doble vertiente del problema matemático, es que muchos (¿todos?) intentan ver las cosas como si existiera una única interpretación. Como si dado un texto solo hubiera una única manera de interpretarlo. Y esa forma de interpretarlo es la que marque el pensamiento dominante. Claro, si hubiera más de una manera de interpretar lo que está escrito entonces el pensamiento dominante sería muy censurador, muy alienante.

Podemos partir del problema de si las clases P y NP son iguales. Parecería que la conclusión de ese problema derivaría a una única consecuencia, cuando en realidad existen muchas consecuencias de lo más variadas y naturalezas independientes y contrapuestas. Es así que la respuesta en algunos cierres categoriales es X y en la de otros cierres categoriales es no X. Y eso es debido a que la pregunta tiene que ver con una realidad material, ya no formal, y como no todo tiene que ver con el texto, con las formas, entonces tenemos conclusiones diferentes dependiendo de en dónde se aplique la maquinaria de la resolución.

Y el problema de si P y NP son iguales no es un problema intrascendente; no es que se anule porque tiene todas las respuestas posibles ¡Ni mucho menos! De hecho, el plantearse si P es distinto de NP auguro que es el problema más importante con el que se ha tenido que enfrentar la civilización humana conocida. Por supuesto esto no es más que una exageración; porque seguro que el que inventó la agricultura hizo comentarios mucho más trascendentes y revolucionarios en su época. Pero sea como fuere, al menos desde mi punto de vista no veo problema más trascendente que el de la comparación de ambas clases.

Así que debemos partir de un puntos de vista más o menos diáfano: sin añadiduras, sin incorporar muebles decorativos..., solo para ver y otear el terreno en el que nos encontramos. Nos ubicamos, por tanto, en una habitación con o sin elefante y estudiamos sus límites. La habitación es un texto, por tanto lo primero que vemos es que no somos capaces de ver las paredes que limitan la habitación como tampoco somos capaces de antemano de imaginarnos cuántos textos podemos componer. Luego está el techo de la habitación, que es la altura de miras con respecto a lo que esperamos del texto; como también es insondable diremos que la habitación da la impresión de que nos deja en el exterior porque ¿qué utilidad tendría una habitación con un techo bajo o mal iluminada? Supuestamente diremos que nos valemos de un texto más o menos oscuro y, por tanto, la iluminación del mismo estará al gusto de su creador.

Así que cuando trabajamos con un texto nos damos cuenta de que la habitación que construimos nos deja prácticamente en el exterior. Y, es más, observamos que si todas las habitaciones fueran iguales y no hubiera ni una mota de polvo en ellas entonces no habría distinción entre un texto y otro en cualquier lenguaje. Por lo que la interpretación del texto son las manchas de la habitación.

Y me centraré en las manchas para hablar de polvo. Porque si tiramos de un microscopio el polvo se ve diferente que si tiramos de un telescopio. Visto de lejos el polvo no existe, ni tampoco la interpretación en una habitación de tamaño insondable. Y visto de cerca al menos observamos una manera de interpretar el texto; en cuyo caso observamos un desierto lleno de dunas de polvo. Lo que a ojo de un inexperto un texto es de interpretación única a ojos de un filólogo al menos alberga una infinitud de posibilidades.

Y es ahora cuando describo las múltiples clasificaciones.

Podemos partir de un texto religioso, por ejemplo, y sabemos por experiencia que siempre existirá una interpretación literal y otra figurada. Es decir, se dice que los nacidos bajo la mentalidad ásperger ven la vida de manera más literal, mientras que el resto de una manera más interpretada. Eso quiere decir que, como hay tan pocos ásperger, a medida que vayan ganando experiencia y éxito social, éstos podrán relacionarse con el resto con una ventaja interpretativa: verán el mundo desde su punto de vista y aprenderán cuál es punto de vista ordinal a base de hostias sociales.

La mayoría de las personas creen, muy burdamente, que cada texto obedece a una interpretación única, que es la legítima. El problema es que aunque partamos de una interpretación que sea la más legítima, ésta puede cambiar a lo largo del tiempo en lo referente a su utilidad. Cuanto más férrea sea la interpretación de un texto menos dura su uso, menos es su carácter memético.

Y no es cuestión de decir que la interpretación menos literal es la que más dura, sino más bien que el hecho de que existan varias interpretaciones es lo que hace que sea más memético - siempre y cuando esa manera de exponer los conceptos no vulnere la estructura fundamental que alimente al mito, o al meme en general.

Digamos que si el texto consigue hacer creer que su interpretación es única, cuando en realidad es una habitación llena de polvo, entonces el propietario de esa habitación podrá cederla a cada uno de los visitantes para hacerles creer que la estancia ya es de su propiedad. Todo lo que creen lo harán a partir de ese texto, y montarán sus pilares a partir de lo vivido de ese texto. Ya ha conseguido mimetizarse, porque alguien dejó el desierto como una patena.

El lector se dejó engañar creyendo que la obra artística solo tenía un único significado, para así atribuirse el regalo que ofrece ese conocimiento. Un ejemplo de todo esto se encuentra en la filosofía que hay detrás de lo que llama dadaísmo; que muchos han criticado por ser demasiado abstracto, y otros defendemos que tras el dadaísmo hay una estructura que se repite bajo formas informes que aparentan tener un significado que solo el que lo ve/escucha/percibe considerará exclusivo. Lo tenemos en las canciones de Mecano y su aparente única interpretación, o lo vemos en cualquier escultura que llamarían Venus solo porque los moldes intentan recordar la figura de una mujer.

Visto así no hay significado en la medida de que la habitación no tiene límites bien definidos. O en la medida de que el significado depende del tipo de instrumento que estemos usando para escoger los significantes más significativos. Una mota de polvo es un buen significante cuando lo discriminamos como un significado al completo. Dos motas de polvo esconden un significado que oponen a dos significantes como lo habría definido de Saussure: si reconocemos dos interpretaciones entonces vemos dos signos con un significado propio; y este conjunto bien podría convertirse en un nuevo significante.

Así tenemos un texto bíblico como cuando nos cuentan que Dios le dijo a Abraham que ya no tenía que matar a su hijo. De ahí emergerán varias interpretaciones siempre sometidas al mundo del autor:

1) Un señor con barba le dice a un señor con barba que ya no tiene que matar a cuchillo a su propio hijo.

2) Un señor con barba nos puso de ejemplo que no hay que tratar a ningún padre más que a él y que nada ni nadie es más familia que él mismo.

3) El autor intenta decirnos que hay un ser superior a todos nosotros y que no podemos cuestionarle.

4) El autor usa la pedagogía para propagar mejor sus ideas políticas poniendo de ejemplo cómo reaccionar ante un dilema.

Si nos damos cuenta no puede haber más de esas metaclasificaciones; no más de cuatro. La más literal es la que se cuestiona menos, por eso la llamo literal, la siguiente he llegado a escuchar que es la visión figurada; las otras dos bien podemos decir que una es emic y la otra etic. Y así tenemos cuatro visiones con respecto al autor.

Huelga mencionar que cuando disponemos de una buena herramienta para examinar lo sucias que están las baldosas al final estaremos abocados a solo ser capaces de examinar una o dos losas, porque si el nivel es tan preciso a la hora de elegir la mota de polvo no es de extrañar que el primer paso nos lleve a todo un mundo de posibilidades. Y claro, lo dicho hasta ahora solo permite cuadrar la habitación entre los cuatro puntos cardinales - poco más. Y la habitación desde arriba...

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Acaba de explotar el diferencial debido a la tormenta... Tendré que hacer gestiones...

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¡Menudo petardazo en el hospital! Gracias a que tengo una SAI no tengo que lamentar nada; aunque lo lamentable es que tan pronto como el hospital automáticamente se repuso no solo he tenido que pedírselo a los de seguridad, sino que además una hora después tuve que llamar expresamente para comprobar cómo los de administración habían pasado de mí al completo. Ningún, ¡ay, lo siento! Tampoco les exigí nada: no es que el hospital sea un caos, el problema es que en la cadena de mandos no hay responsabilidad; ¿quién falló en el proceso de comunicación? Estructuralmente la gestión hospitalaria es mediocre, o peor todavía. Razón por la cual la gestión está privatizada.

Ahora solo diré la reflexión final que me quedaba para finiquitarlo todo...

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Cualquiera que haya leído mis reflexiones podrá pensar que la manera que tengo de clasificar las interpretaciones no ofrece la idea de que exista una cantidad infinita, e incluso infinita no enumerable, de interpretar un mismo texto. La cosa es que si la cantidad de maneras de interpretar un texto no fuera infinita no enumerable entonces ello implicaría a que la interpretación filológica se somete a un modelo descriptivo, el cual sería asumible por un computador (la enumeración o codificación del texto). En tal caso diríamos que el texto es suficiente como para entender el contexto, y no al revés - que es lo que vengo diciendo siempre.

Pero claro, si el número de interpretaciones fuera una cantidad finita por el contrario significaría que no necesitamos un lenguaje para desarrollar la parte etic y la parte emic de las interpretaciones. Esto es, la parte emic puede recordar a la psicología, mientras que la parte emic a la filosofía; que serían las dos grandes ramas de la filología en su desarrollo filosófico. Por supuesto, la psicología no se puede reducir a las notas que apunta un psicólogo en su bloc, o a los tests que se rellenan. De la misma manera, si el contexto está por encima del texto entonces la filosofía tampoco es rama de la filología, ni al revés.

Así que, dicho mal y rápido, debe haber una cantidad infinita no enumerable de posibles interpretaciones y, por otro lado, una cantidad infinita enumerable (codificable) de interpretaciones a partir de un modelo filológico que funcione bien. Ese modelo es como la elección de una máquina que tiende a ofrecer un resultado con un margen de error en su rigor tendente a cero, porque a medida que lo no enumerable se localiza automáticamente puede ser incorporado dentro de los estudios de filología.

Esto último es como decir: "Ponme de manera bien definida todo lo que no sé", y en cuanto me digas algo como ejemplo que no sepa, en cuanto me lo definas bien ya lo sabré, por lo que entra dentro de todo lo que hasta ese momento sé. Así, si se me dice que no se puede encontrar ningún ejemplo de algo que no sepa, porque tal ejemplo se vuelve efímero en su uso, entonces podría decir que técnicamente ya lo sé todo. Y, si bien, en muchas ciencias esta reflexión carece de sentido, al menos en la filología es factible manejarse así: dime qué interpretación es la que no queda incorporada, y en cuanto me la digas y sea un contingente la incorporo dentro de los estudios filológicos. De ahí que el margen de error tienda a ninguno, porque es un tecnicismo decir que el modelo no aborda cualquier posibilidad.

Así, por último, solo quería comentar que encontramos como cuatro metaclasificaciones solo al estudiar al autor. Ahora bien, no nos centremos en el autor exclusivamente: el autor es el emisor de un mensaje, lo que quiere decir que habrá un receptor que se volverá a su misma vez autor del mensaje en la medida que debe generar una idea de lo que tiene el receptor como "idea de autor". Es decir, lo que nos decía Umberto Eco sobre que el lector tiene un autor ideal. Por otro lado, no me quedaré aquí, porque ya habré comentado y se habrá visto en mi libro "Luces y espectros" que no existe un "autor ideal" en el libro porque éste se compone de un intento de crear al menos cinco voces que evolucionan en cuatro etapas de madurez (veinte voces). Por lo que es como decir que si yo, como autor, hubiera conseguido el efecto que creí observar en la novela "Juego de Tronos" entonces tendríamos una veintena de autores ideales en un mismo libro. Y nos podemos imaginar que cada autor dispondrá para su capítulo pertinente unas cuatro maneras de interpretar cada extracto, para hacer un resumen del mismo un tanto más o menos literal.

Por eso, solo al leer una novela que se maneja con no un único héroe, sino con un héroe por cada trama principal (como cuando toqué Sonrisas y lágrimas en el estudio de los 8 pronombres, y expliqué la aparición de subtramas donde el pronombre del yo pasaba a terceros), automáticamente dispondremos de múltiples interpretaciones. Por ejemplo, seremos más literales con la vida de Josué en el Antiguo Testamento, pero más figurativos con la vida de Moisés, ya que ambos profetas se parecen bastante y, al mismo tiempo, uno de ellos es aún más sospechoso de no haber existido que el otro.

Para cuando nos hayamos hecho un esquema figurativo de hasta qué punto podemos ser más o menos literales en la lectura de un documento en base a sus héroes, que son la voz escogida por el autor, descubriremos que si el autor fue capaz de transmitir el documento con la suficiente calidad estructural entonces habrá conseguido generar un meme en la propia narración, de manera que el lector se sentirá autor de la obra; ergo, tendremos que incorporar la interpretación del lector desde su punto de vista más emic. Y eso nos lleva a la muerte del autor, no por la trivialidad del uso del lenguaje, sino por la complejidad de la estructuración de su literatura que provoca que el lector quiera ocupar su lugar.

Visto así, para cada lector diferente que tenga una obra memetizable (o mítica) habrá una nueva clasificación dividida en sus cuatro categorías; por lo que así ya podemos comprender porqué es como la arena de un desierto lo que el lector cree que es una habitación más limpio que una patena.


Desaparecen los apoyos y apuntalamientos

Los hay que se marcan la importancia que no tienen: dicen que te apoyan, pero en realidad solo fue temporalemente; sin dejar claro cuándo dejarían de hacerlo. Ahora es cuando las cosas empiezan a ponerse mal...

Acabo de llamar a la seguridad social; como que va a ser que no: no me llega para pagar lo que me piden. Con esas subidas, ¿acaso está mejorando el reparto o, por el contrario, los que tienen más están ganando más? 

Me aferro a un clavo ardiendo, pero está claro que me voy a tener que poner de baja; y debo evaluar si pierdo o si gano al terminar el trimestre - o el año. Si me vale realmente la pena "aguantar", si hay o no luz al final del tunel sabiendo que con la edad que tengo las posibilidades de que me den trabajo son mínimas.

Vamos..., maravilloso. Toda esta paliza a trabajar..., y los hay que están viviendo un infierno peor, eso es cierto - pero es consuelo de tontos ¿Pierdo energías en este blog?

lunes, 18 de abril de 2022

Enervante y magistral, el calamar ése.

Pensé que acabaría siendo una serie como cualquier otra, pero no - "El juego del calamar" está a la altura de la moda que ha generado. Magistral en todo y, al mismo tiempo, no deja de ser demasiado triste..., como inaguantable. Pero claro, le di al click. Y toca aceptar la realidad de un comportamiento que es muy humano. No hay que olvidar que lo que hace inaguantable lo inaguantable es lo acertado que es, no lo falso que sea. Eso, al menos, es lo enervante; la angustia de quien ve en la ficción más realidad que la ficción que nos presenta la realidad misma. Es la sensación de que, desgraciadamente, nos están escenificando verdades que habíamos consentido olvidar dentro de la escenografía de las noticias que conforman nuestro marco aceptado.

Por eso si había que dejar de mirar lo hacía. Era triste, sucio, cabrea... Y en cuanto a que los actos son realistas, las actuaciones brillantes, los guiones bien estructurados, las subtramas bien hiladas... Hay que decir que solo le queda al espectador una única cosa: imbuirse en el único sitio en el que jamás estaría dispuesto a dejarse llevar. Se vuelve desagradable porque consigue invitarnos a sumergirnos dentro de esa realidad tan bien definida, y esa realidad es, a su misma vez, un entorno hostil.

Siempre me lo he planteado: ¿acaso no es eso lo que deseas ver? ¿Sentir miedo en las películas de miedo y esa sensación enervante en las películas de degradación sociopática? Como quien elige una comida bien picante, y así percibir que comes con la emoción del caos que supone aguantar, sentir placer, azares..., el experimento de Skiner con las palomas..., ¿o eran ratas? Poder sentir caos y el azar del juego con alguna penalización nos invita a disfrutar más y mejor de la experiencia.

Cuando era niño me planteé crear un videojuego basado exactamente en el juego del calamar; uno en el que se presentaran pruebas, cientos de personas invitadas y, por supuesto, lo peor de todo es que quisieran participar. El hecho de que no estuvieran obligadas a estar ahí, en algún sentido, es cómo se define lo que entendemos por libertad, democracia. Es pura hipocresía para personas con educación; es la idea de libertad para el ser humano de hoy día.

Puede elegir a desesperados que no tienen ninguna oportunidad en su día a día y ofrecerles una salida horrible donde, en el fondo, crean poder tener la cosa bajo control. Eso es lo que tenían los gladiadores: mejor que la esclavitud pura es tener la opción a la gloria tras una máscara. Eso es lo que tiene el mundo de la mafia, la prostitución, los cárteles y, por supuesto, la trata de blancas. Existen porque la gente es abocada a buscar refugio en un juego donde cree tener el control.

Mientras exista ese caos producido por la necesidad de un capital para sobrevivir ahí estarán los más fanáticos religiosos provocando cambios significativos en el día a día de los que vivan una realidad estable. Mientras tanto, los que tienen propiedades pueden gozar de una suerte de haber atravesado las puertas oportunas ¡Cuántas veces me habré encontrado con personas que dicen que sus títulos, sus concursos, sus ganancias no fue por suerte! Esfuerzo, dicen; lo dicen funcionarios o empresarios que creen haber trabajado en su vida, cuando lo más duro que probablemente hayan tenido que hacer puede que fuera dormir a raso un par de noches. Pero su perversión es pretender incorporar en su currículo el haber aguantado dormir a raso: como si ese paso fuera un proceso por el que deben pasar otros.

"Tuviste la suerte de ver cómo corregían tus exámenes", eso les digo yo. Y es por ello que existe una buena y una mala suerte por mi parte: ¿en qué clase de persona me habría convertido de haber tenido éxito en esta vida? ¿Acaso habría aceptado el hecho de que no es cierto que vivimos en una meritocracia? ¿Habría sabido mirar al que estuviera más abajo que yo? Solo sé en qué me he convertido, y me he valido de toda mi experiencia para continuar ese proceso. No puedo saber si habría sido peor persona con otras vivencias, o cuánto de peor persona.

Sentirse orgulloso por lo que uno es hace que te sientas orgulloso de aquello en lo que te has convertido, que te sientas agradecido por los golpes recibidos para poder ver las cosas con perspectiva. 

Es la perspectiva que no tenía de adolescente cuando se me ocurrió ese videojuego, donde dos jugadores tendrían una pistola apuntándose mutuamente a la cabeza del otro, esperando estar lo suficientemente cerca como para acertar, pero sin querer perder el tiempo ante la única bala de la que dispones. La bala es tu oportunidad, la puerta que se te abre, si la pierdes se acabó todo ¿Y qué pasa cuando los dos jugadores acaban frente a frente uno ante el otro y el tiempo se acaba para ambos? Lo que pasa es que al final uno de los dos debe morir: el adolescente o el adulto. Si muere el adulto el niño no aceptará lo enervante que es la realidad, y si muere el adolescente entonces sentirá alguna suerte de agradecimiento amargo que no debería de existir. 

Es la sensación que tienen las personas que desean la revolución.



domingo, 17 de abril de 2022

Algo malo estaré haciendo "yo"... Deberían decir.

 Bajando las escaleras...

- Oye, que me ha decepcionado mucho cómo hablas a las mujeres. Que no esperes nada de mí.

- ¡Vaya! - hablando con los compañeros como si tal cosa - parece que ya ha pasado a la fase II.

- ¡Oye! Que sigo detrás - dijo mientras le hacía un gesto de asentimiento sin darle mayor importancia.

- ¿Y cómo crees que te va a funcionar?

- Porque funciona con todas. Es infalible. Lo que pasa es que hay que darle tiempo. Es como dorar una magdalena.

- Creía que tu técnica era más rápida, es un poco decepcionante.

- Si quieres ir por lo rápido, y que acabe pronto, sí: vas a una discoteca os elegís por la mirada y enseñas las llaves de un coche. Luego, al salir de la discoteca, os preguntáis por vuestro nombre. 

- ¿Y eso funciona?

- Es diferente. Y solo lo hace con algunas, de las que van a la discoteca. Es difícil elegir. Con mi técnica dispones de prácticamente todas las que quieras, y nunca se echan para atrás.

- ¡Oye! ¡Pero qué te has creído!

- ¿No hay forma de que vuelvan para atrás?

- A medida que van avanzando en las fases jamás vuelven atrás, solo pueden avanzar. Lo primero es que sepan que existas, luego se decepcionan contigo y te lo hacen saber. 

- ¡Eh! Pues te digo una cosa, ya puedes cancelar mi suscripción. No pienso volver a seguirte el juego.

- ¿Lo veis? Ahora está en la fase III. Es un juego de ignorar, tiras y aflojas. Es inevitable.

- Pues yo creo que cada vez está más lejos.

- Hay que pensar a largo plazo. Piensa en la gran cantidad de mujeres que hay, cómo algunas tendrán más tiempo dorándose, otras son más nuevas. En la fase IV ya es cuando entramos a intercambiar un diálogo sexual. Hay que saber esperar.

- ¿Y no te importa que ella esté detrás mientras lo dices?

- Las mejores técnicas son las que se comparten. Las mejores ideas son las que no parecen tener propietario ¿Quién creó "cumpleaños feliz"? Los cantan hasta los chinos. Puede que el primero en hacerlo fuera chino.

- Bueno..., pues ya que nos lo estás contando, ¿cómo va a caer en la última fase?

- Sencillo. En un momento dado no podrá aguantar y tendrá que dirigirme la palabra.

- ¡Será posible!

- Entonces yo usaré la carta de: "¿creía que no me ibas a dirigir la palabra?". Si hablamos de temas profesionales no me funcionará la carta.

- Pues eso pensaba hacer.

- Y si se me ocurre gastarla cuando no corresponde entonces se malgastará su uso para cuando la necesite. Por eso debo esperar a que caiga. Y caerá.

- Pues quédate sentado.

- ...

- Lo que me parece curioso es cómo un tipo que es como tú pueda estar con tantas mujeres girando en torno a él. Y los demás, que somos claramente más..., pues eso, que no lo entiendo.

- No las drogo. La técnica es esa; en realidad aciertas en una cosa y en otra te equivocas.

- ¿He acertado en algo?

- En el instituto también me decían lo mismo: mis compañeros se quejaban de que todas babearan hacia mí, cuando en principio tengo claras trabas.

- ¿Y es lo mismo?

- Los adolescentes viven el tiempo más intensamente, así que la técnica funcionaba mejor. En la universidad hay que esperar mucho más. Pero los resultados son los mismos.

- ¿A qué te refieres con los resultados?

- Dispondrás de ellas cuando quieras, volver a cada una, algunas serán más abiertas..., todo eso...

- ¡Lo que hay que oir! ¿Pero no os da asco?

- Entonces acerté en que realmente te buscan ¿Y en qué me equivoqué?

- Piensa en un abogado; él no es el responsable de que su cliente sea culpable o inocente. El buen abogado es el que ayuda al juez a decidirlo de la manera más eficiente posible.

- Eso es cierto.

- Por eso no es talento mío el que vengan a mí, yo les ayudo a decidirse a mi favor. Deberías decir que eres tú quien no lo hace bien.

- Pues..., tienes razón...

- Al final estas conversaciones se repiten, y vuelven... No tienen autoría a un arquetipo establecido o cultura.


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