viernes, 3 de julio de 2020

Miedo al Compromiso Social

La extroversión es una revolución en el individuo, así como su correcta interpretación de cara a su comportamiento. Cuando se encuentra el compromiso social se observa la figura del héroe emancipante.

Destruir la humanidad de un individuo puede ser muy sencillo. Sólo hay que convertirlo en un secundón, en una persona dependiente de todo y todos, reducir a esa persona a alguien que no puede ofrecer nada en especial, acabar con cualquier atisbo de estabilidad en su mundo y dejar a alguien así en la completa indefensión.

Una vez cocinado todo esto sobre una persona que, por el contrario, haya nacido para dar lecciones al mundo entero, se crea una enorme disonancia cognitiva entre lo que el conductismo nos habría dicho que tendríamos haber conseguido y lo que hemos conseguido realmente: hemos creado a un líder revolucionario, a un huérfano del sistema, a un rompedor de reglas, a un sociópata empedernido de las reglas convencionales que no nos llevan a ningún lado..., en definitiva, en una figura clave para acabar con las figuras meméticas que encarcelan al sistema en su cinismo e hipocresía.

Sin embargo el revolucionario deberá superar el miedo al compromiso social. Esto forma parte del camino del héroe de Campbell. De una manera o de otra el mundo interior del héroe tiene que proyectarse en la realidad del mundo en el que vive. Y eso sólo se puede conseguir para cuando se alcance la fase del apoteosis. Hasta entonces, desde el interior de su cubículo sólo puede ir recolectando "maná"..., formas de fe, amistades, potencial...

Mientras tanto, los que quieren destruir el mundo poco a poco lo empudrecen, y la gente se va dando cuenta por cada nueva crisis que nos acerca al apocalipsis. Cada momento de dificultad nos ayuda a observar cómo el sistema en el que vivimos nos aboca hacia mentiras sobre nuestra capacidad para repercutir sobre nuestro propio futuro.

La mayoría de los problemas que tiene la gente, cada vez más, se irá alejando más y más de aquellos que gobiernan su mundo. Conforman una casta con sus propias preocupaciones; como la banca. La banca es un oligopolio que tiene el futuro de todos los políticos sin excepción, y ellos gracias a su financiación podrán pagar con sus deudas a una red clientelar más grande - algo que fortalezca el voto interno, el liderazgo dentro de su partido. Así, poco a poco, se va empudreciendo más y más la política.

No afrontando los problemas reales de la sociedad ésta percibe la realidad de todo lo que la está destruyendo, acumulando muertos, en cuanto sea capaz de contabilizarlos debido a la verdadera responsabilidad de quienes los pusieron ahí.

Un ejemplo lo tenemos en los aeropuertos. En cuanto unos ricachones fueron capaces de contratar a terroristas suicidas para justificar la demolición controlada de tres de sus edificios los estados no tuvieron problemas en aumentar la coacción sobre las personas en los aeropuertos - sin aumentar el control de calidad de los servicios de seguridad, por mejorar el corporativismo y la indefensión del viajero.

¿Y por qué necesitaban hacer las cosas de esa manera? Porque los pilotos, salidos burgueses, no gustan de viajar sin compartir tripulación con los pasajeros. Es divertido relacionarse con las azafatas, mientras cuentan historias sobre lo importante de no aislarse de los pasajeros..., cuando un pasajero dispuesto a suicidarse no verá ninguna dificultad de usar sus propias manos para reducir a cualquier paleto armado, y alcanzar el cuadro de mandos tras haber dado con la combinación adecuada.

Controlar en los aeropuertos la seguridad adecuada y vigilar que los aduaneros no carguen con violencia contra los pasajeros no sólo habría sido más seguro, sino más barato y sencillo; pero habría que dejar a los pilotos en su sitio: Vds. tienen que hacerse responsables de que tienen una obligación solidaria al manejar un misil gigante.

Visto así, como las aerolíneas no son capaces de estar a la altura, tampoco lo estará el estado. Controlar las aduanas para que no entre un indocumentado no se hace difícil hoy día, pero evitar que se cuele un virus es falazmente imposible. Esto se da como resultado de que los políticos encontrarán nuevos mecanismos de financiación en las aerolíneas, en querer evitar que quiebren..., la economía a rescatar es la que esté vinculada con la financiación de sus propias filas y sus redes clientelares. Por esa misma razón, porque nos dicen que en los aviones nadie se contagia y, al mismo tiempo, los estadios de fútbol son un foco de infecciones..., observamos una y otra vez cómo crece esa disonancia cognitiva.

Así se alimentan las masas, la indignación, los murmullos..., y esa indignación en su momento se transformó en partidos que recogieron esa disidencia para controlarla: primero uno que se llevó los de la izquierda, luego otro que se llevó los de la derecha. Sin embargo, la historia no puede aguantar por mucho tiempo; nos lo dice la experiencia.

Muchos me lo preguntaron, ¿por qué no lo consiguió Anguita y sí Iglesias? Y siempre respondo lo mismo: Anguita se marchó, no estuvo cuando era necesario ponerle líder al partido Podemos - que no salió de la mente de Iglesias. Pablo Iglesias fue el sujeto que vició a Podemos para convertirlo en disidencia controlada: la transformación del "Mover ficha" a lo que es hoy día UP es una muestra inequívoca de lo que es una derechización del votante de izquierda. Un enfriamiento de los Principios.

Puedes tener buenos o malos Principios, puedes vivir una mentira y equivocarte, pero cuando eliges un Futuro y te lo arrebatan de lo que jamás podrán acusarte es de haberte equivocado con tus Principios - fuiste traicionado. Y contra la traición sólo resta no volver a apoyar a semejantes energúmenos.

Lo dicho conforma máximas irrefutables y, en cuanto a rigurosas, en vista de que los dos frentes están cubiertos, sólo pueden acrecentar poco a poco el inconformismo, la abstención, la negación del sistema, la fe en aquellos que se insolidarizan con estas fórmulas...

Que la gente necesite a un dictador que dirija el país es siempre una mala noticia. Eso quiere decir que tendremos monarquía por mucho tiempo. Pero claro, el villano no querrá abandonar su puesto elucubrante: los podridos están destinados a traicionarse entre sí.

Y es que el que está podrido a lo que tiene realmente miedo es al Compromiso Social, que su compromiso sea menor que el de sus enemigos; que aparezca un líder que represente con su relato un compromiso mucho mayor que el suyo y que la gente se dé cuenta, que encaje mejor su relato y suene convincente.

Como si se estuviera cociendo el huevo, en algún momento aparecerá desde su introversión el sujeto que vertebre lo que en el fondo todos los que han estado viviendo esa disonancia cognitiva provocada por la disidencia controlada sintieran la construcción de su propia historia emancipadora a través de él, como referente.

Pero pasa como con todo, para muchos sería una victoria poder morirse antes de que descubran que fomentaron el empudrecimiento del sistema. Pero el tiempo está para la figura que trasciende a todas las épocas y a todas las culturas, la que acabará mostrando el verdadero rostro de por dónde anda el Compromiso Social.




martes, 30 de junio de 2020

El mundo coherente y consecuente

Poco a poco he estado consiguiendo perfeccionar mis teorías. Concretamente, se ha fusionado la filología, con la filosofía lógica, la ontología de la razón pura y, por supuesto, la ciencia de la computación para la programación del lenguaje natural. Ya sólo me queda invadir la pedagogía, si me da por documentarme al respecto.

En cualquier caso, estoy plenamente seguro de que mis pesquisas personales no son de ningún interés para nadie no tanto por lo que defiendo sino por ese principio de estética que le gusta tanto defender a la gente: si eres pobre viste como pobre, si eres rico viste como rico; ser por fuera lo que no eres por dentro molesta.

Me tocará plantearme esas cosas mejor. Pero el pistoletazo que me permitió desarrollar mejor el lenguaje que estaba preparando fue lo que vi ayer: volvía de mi tienda para ir a casa y observé una madre aguantando en brazos a un niño bebé capaz de caminar mientras despedían a quien podría ser el tío del bebé o su abuelo. En un momento dado el hombre mayor le dice a la madre que ya se va, y es entonces cuando se dirige al niño pequeño: "¿te vienes conmigo?". Entonces el niño instintivamente hace el gesto de asentir, sabiendo que era demasiado pequeño como para entender la propuesta en castellano. Razón por la cual, la madre automáticamente lo abandona en el suelo para que se lo lleve ese señor..., e hicieron el gesto de que el hombre se llevara al niño. Obviamente el niño al observar la broma de la madre hizo el gesto de querer volver.

La cosa es que aquí se han adoptado varias posturas: el niño instintivamente no dice que no a las propuestas, porque quiere saber en qué consisten. La madre automáticamente le sigue el juego a su familiar porque este tipo de bromas son tradicionales, y están fuertemente arraigadas a la cultura: los padres aprenden técnicas de cómo cuidar a los niños al ver a otras madres hacerlo antes, se repiten fórmulas culturales que se han considerado adecuadas. Lo que pasa es que algunas fórmulas son malas ideas.

Una fórmula tradicional es buena idea si es coherente a la hora de transmitir enseñanzas y, por otro lado, ofrece una perspectiva consecuente con lo que se espera conseguir. Si observamos la manera en que las madres enseñan a sus hijos observamos que ellas los programan mucho mejor que los informáticos a nuestras máquinas, y ellos demandan una información mucho más inteligente que lo que requieren los ordenadores mediante el deep learning.

Me explico: cuando sus dos parientes le gastan esa broma el niño adquiere una frase completa: "¿Te vienes conmigo?" Y si respondes que sí entonces la pragmática de esa frase es que abandonas a tu madre y te vas con el que te hizo la propuesta.

Este proceso que acabo de explicar no corresponde con el ciclo de vida del software que programa el lenguaje natural: no hay un proceso de lematización, ni tampoco se intenta procesar cada token para intentar analizar la sintaxis y, de ahí, adivinar el sentido de la frase. Da igual que usemos las técnicas conexionistas más modernas (los transformers), porque éstos se fundamentan en asociar el significado de las palabras a las que tengan más cerca en la frase, y esta frase es completamente nueva - interpreto que la enorme discontinuidad que supone intentar asimilar tantos conocimientos nuevos sería cercanamente imposible de asumir para una máquina bajo la tecnología actual.

Por tanto, lo que observo es que o esa enseñanza hecha por la madre ha sido infructuosa para el niño o justo lo contrario y lo que falla es la idea de que para analizar una frase primero hacemos un estudio morfológico y luego uno sintáctico...

Dicho esto, hoy mismo ya he desarrollado unos algoritmos que reestructuran el ciclo de vida y he replanteado en una serie de postulados los preceptos racionales que, supuestamente, usamos para pensar.

Por supuesto todo eso acabará en mi libro "Cuando éramos máquinas"..., aunque dudo que vea nunca la luz. Quizá se convierta en una de esas obras póstumas..., en plan, no sé.

Crear teorías coherentes es algo que hacen mucho los físicos, y crear teorías consecuentes es lo que hacen mucho los psicólogos. Pero lo interesante es pretender ser tanto coherente como consecuente.

Uno de los errores que suelen cometer los psicólogos, así como muchos pedagogos, es transformar su profesión en una forma de arte, adquirir protagonismo en vez de usar estándares, mantener técnicas vigilantes para estresarse buscando la manera de discernir mediante el factor humano el punto discrepante que usar y reconducir con su visión subjetiva las ideas que se exponen... Algo así hacía Freud, empero, cuando veía penes y vajinas en todas las conversaciones. Tenía que echarle muchísima imaginación. Era anticientífico.

Ser consecuentes para todo lo que te dicen te lleva por el camino de no poder estandarizar tus pasos, porque sólo verías incoherencias para cada ley que te prepares: el comportamiento humano no es fácilmente parametrizable en grandes esquemas. Y, claro, en cuanto a que podamos encontrar los arquetipos más primitivos se hace realmente difícil localizar operaciones grupales con los que poder inferir coherentemente un nuevo conocimiento. Por eso la psicología se sostiene principalmente de la matemática aplicada, sin llegar a incorporar rasgos de la matemática abstracta (como sí hacen los físicos).

Los físicos, por otro lado, ven muchos datos - y es tremendamente trivial crearse un modelo abstracto que los englobe a todos. Es un proceso de interpolación, de crear un modelo e imponer que es una forma de regresión. La cosa es que es tremendamente sencillo crearte un mundo de múltiples dimensiones a tu medida, y que cada dimensión sea una de las magnitudes que te parezcan relevantes. La coherencia es trivial y sencilla. Sin embargo, como diría Kant en su crítica a la razón pura, será difícil ver cómo a partir del frío dato se pueda regresionar usando sólo la razón, como si el análisis del mismo te llevara a descubrir su verdadera naturaleza.

Así que si los físicos me dicen que el Sol va a hacer una explosión electromagnética en este año a mí plin: ¿cuándo se ha visto que una declaración en física sea consecuente? Ya lo decía Hawking: lo importante es ser capaz de predecir. Claro..., montarse historias eso lo hace cualquiera, para eso no me levanto de la silla.

Los psicólogos están todo el día prediciendo lo siguiente que va a hacer un sujeto. Y suelen acertar, porque lo tienen fácil: tienen un conjunto de estándares que han podido representar los comportamientos más normales y, claro, normal significa que probablemente se comporte así. Por definición, y bajo certeza matemática, tienen que predecir sí o sí, porque estructuralmente ya está todo previsto para que así sea. Salvo que el muy imbécil se salga de los estándares, claro..., ya digo que hay psicólogos que les gusta hacer de protagonistas.

La cosa es que los principios rectores que establecen nuestras pulsiones más internas corresponde con la percepción de la historia que nos estemos montando y, poco a poco, el papel de la razón, las emociones y sus motivaciones..., gracias a las técnicas más modernas pueden empezar a surgir...

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Creo que no estoy desarrollando nada rápido porque en el fondo nada de esto es tomado ni será tomado en cuenta. El científico niño-bebé que es capaz de sostenerse en pie tiene que tener un instinto que le permita experimentar consecuentemente para determinar la coherencia de los actos. Deberá manejarse con frases muy largas y perfectamente declinadas y conjugadas con palabras que no ha oído nunca y saber ubicarlas en su base de datos a la espera de poder fusionarlas y comprimirlas de la manera más eficiente. Sólo una teoría encaja con lo que digo: la que ya venía desarrollando desde hace meses.

Sabía que iba por buen camino por otros motivos. Estas experiencias me lo refuerzan: mis álgebras son consecuentes. Así lo veo yo. Me encajan las cosas..., o muchas de ellas.

Y luego está la certeza esa que me dice que jamás en mi vida seré reconocido. Esa extraña sensación de que da exactamente igual lo fascinante, lo impactante, lo sencillo, lo chocante, lo falsable, etc..., que haga porque estoy completamente fuera.

Que vivimos una mentira, no: vivimos en un mundo suicida nada consecuente. Y la falta de coherencia en la gestión del coronavirus lo demuestra: no pueden ser consecuentes porque los datos no son homogéneos. Así que el estudio de varianzas es imposible.

Si se basan en la estadística y hay organismos globales, ¿por qué no se ponen de acuerdo? Prefiero no pensar en ello.


lunes, 29 de junio de 2020

Las magdalenas de Bolena

Los ricos y demás burgueses tienen una manera de aspirar a la humildad, cuya ética no afecta en lo más mínimo a la clase más popular, a las masas trabajadoras o de los menos pudientes. Aquí lo evidencio.

Decía muy orgulloso de sí mismo el propio creador de la manzana que no quería ser el hombre más rico del cementerio, que prefería convertirse en alguien que había conseguido hacer algo extraordinario. Ciertamente esa filosofía, desde mi punto de vista, es bastante pobre y tiene muy pocas aspiraciones: el verdadero desafío y las aspiraciones más importantes en la vida es llegar a fin de mes y poder tener un cobijo y salud.

Sin embargo a la clase pudiente se le ha arrebatado el derecho a darse cuenta de qué son las cosas más importantes. Algunos dirán que vienen de clases trabajadoras, que se han hecho a sí mismos... ¡Y cómo pueden estar tan seguros! A mí me sabe muy sospechoso: el rico o aprovechó una oportunidad a modo de golpe de suerte o le arrebató un mercado a otra persona de manera fraudulenta. Enriquecerse conlleva la destrucción de un tejido industrial en la competencia: no son buenas noticias para la economía en general.

Pero no, el liberal no quiere saber de cómo funciona la economía en general: ¿no es mejor que el mundo esté lleno de ricos? Economía básica: si todos fuéramos ricos entonces todos seríamos igual de pobres. No, todos sabemos que los que defienden que los ricos aportan algo positivo al final acaban defendiendo posturas que se alejan del liberalismo, y se van ligando poco a poco en el corporativismo. Es decir, lo que en principio parecería un concepto filosófico importante y con valores positivos (liberalismo) al final se convierte en una manera de ver el mundo como una mafia (corporativismo).

El problema está en la superpoblación. Si fuéramos cuatro gatos entonces hasta la anarquía funcionaría: seguiríamos los esquemas de cualquier ecoaldea y podríamos tirar adelante. Sin embargo, el precio de organizar a grandes masas conlleva tener que aceptar el trabajo colectivo con una planificación de los proyectos en propiedad de un estado controlado por el Pueblo.

Al fin y al cabo, ¿qué le diríamos al rico sobre los problemas de llegar a fin de mes? ¿Lo comprendería? Automáticamente se atribuiría el derecho de que sus pertenencias son suyas, que se las ganó; cuando es hasta probable que muchas sean producto de suertes, premios, herencias..., nada que ver con la meritocracia. Y eso sin contar los distintos tipos de engaño: como corruptelas, ausencia de rigor en las reglas del juego, competencia desleal, estafas, etc...

Luego se aferrarán a su dinero como si representara los méritos de su propietario: en su mayor parte no va a ser así. Y, en la medida de que no va a ser así, por ello tenemos la obligación de que la planificación económica sea propiedad del estado, y no del individuo. Que las empresas sean proyectos previamente tipificados por los legisladores, que se pueda llevar a un tribunal por corrupción a un empresario por no cumplir con los estatutos aprobados por el Pueblo de cara a su empresa, que haya una fórmula para devolver las inversiones y desaparezca la privatización de la ley (las licencias y estatutos firmados en despachos de abogados).

La Ley es Patrimonio del Pueblo, y las licencias que se toman algunos empresarios no son más que deseos a tomar en cuenta.

Al final resultará que será como cuando jugaba al póker con mis amigos, por supuesto con dinero falso previamente repartido de manera más o menos igualitaria. Como no había billetes para todos, en ocasiones alguien acumulaba todos los billetes pequeños, y hacía imposible que se pudiera apostar en pequeño..., salvo que quisieran hacer cambios justos. La pregunta es: ¿esos billetes son propiedad de ese jugador o existe un derecho por parte de todos los jugadores de imponer una norma de planificación que permita la activación justa de liquidez?

- No me quedan billetes de 10, pero tú tienes más de cuatro, te cambio dos por uno de 20.
- No, porque estos billetes son míos.

Cuando se juega con niños estos debates siempre estarán a la vuelta de la esquina: hay que dejarles jugar para que decidan con qué clase de reglas quieren imponer sus victorias. Es decir: se trata de dos tipos de juegos, y darle el poder a las clases pudientes provoca una congelación en la economía.

Por eso la manera que tengo de ver a los que miran su vida como si fuera una especie de carrera hacia..., esos mundos de trascendencia extraordinaria, ese legado excepcional... Cuando yo era pequeño pensaba así, pero eso era porque estaba rodeado de un ambiente que no podía aspirar a más. El ambiente burgués sólo puede aspirar a hacer cosas extraordinarias, cuando los verdaderos actos de economía social reside en que las grandes masas se empoderen y sean cómplices de los resultados masivos.

Algo así pasa con el coronavirus y las puñeteras mascarillas. El 90% de la gente que veo en la calle no lleva mascarilla. Pero hay multas muy cuantiosas para quien no la lleva - la policía sabe que quien redactó esa ley era un burgués, alguien que no tiene ni idea..., están repartiendo magdalenas para un problema demasiado serio. La gente necesita pan, y el coronavirus va a provocar muchas muertes. En 2012 mucha gente murió, pero a nadie le importó. La crisis del 2008 fue larga y muy criminal. Ahora toca multiplicarla por 10, y las mascarillas no dan de comer.

Hay quien piensa que podría aparecer un rebrote. Bien, si fuera así, la manera de manejar los rebrotes no es esa: hay que redactar leyes de acuerdo con el Pueblo. Siempre. Nunca hay que ofrecerles magdalenas, ni palos ni zanahorias. Hay formas más adecuadas de dirigirse al Pueblo para que sea más cómplice: jamás con fuertes multas - eso desautoriza al burgués que lo propone, porque sólo funcionaría con gente como él: con un trabajo fijo, viviendo más o menos bien...

Yo veo esas familias enteras que salen a la calle a hacer vida, que viven de las subvenciones del estado por tener hijos, y son de un estatus social muy superior al mío - porque yo trabajo más de 70 horas a la semana, me clava Hacienda y SS con una tributación del 90% y multas dolosas, no gano sustancialmente nada y me pego caminatas de varios kilómetros porque no puedo pagarme el autobús... Pero el estado no da ayudas a autónomos cuando hablamos de una socialdemocracia y todas las ayudas están condicionadas y no concedidas tras el silencio administrativo aplicado tras varios meses de deliberación..., ¡un absurdo que un burgués ni se imagina!

Por eso volvemos a ver gobiernos que fingen ser de izquierdas, que hacen mínimos avances que nos alejan del franquismo y nos colocan en la extrema derecha o, al menos, a la derecha de Europa en materia tributaria, a la hora de hacer pagar a los menos pudientes, a la hora de perseguir a los bancos, a los que congelan el dinero, etc... Esas cosas no se remedian y nos llenan la boca de puñeteras magdalenas.

Ahora bien, voy a demostrar lo inocente que es la gente que cree que debemos ir a la calle con mascarillas perseguidos bajo multa: para llevar una mascarilla las más buenas pueden ser lavadas hasta 5 veces y sólo pueden ser llevadas hasta un máximo de 8 horas. No me creo que todo el mundo sea tan limpio. Es más, no me creo que haya gente que se crea que todo el mundo es tan limpio. Por tanto, todos estamos de acuerdo que el hacer que un agente ponga multas y obliguen a todos a malponerse la mascarilla provocará que sea como si absolutamente nadie llevara mascarillas.

Con eso lo digo todo.


domingo, 28 de junio de 2020

Monarquía, Iglesia y Prostitución

No hay peor vicio que el no reconocido, y a todo buen comunista, o buen socialista que se precie, en ocasiones le obliga la circunstancia el tener que tragar sapos. Por una cuestión de estrategia, claro.

Marx se casó, y por la iglesia. Así sus hijos no serían tratados como bastardos. Los sacramentos son aburridos, absurdos, vanos..., pero la sociedad está compuesta por personas, no por ideas. Por ello, no es lo mismo criar a un niño en un entorno donde le dejarán en paz, que en un entorno hostil..., de hecho, una de las razones por las cuales me opondría a que dos homosexuales se les reconociera el matrimonio (no sólo porque la Constitución española en realidad no lo reconozca por muchas cosas falsarias que digan los bienpagados, o porque los sacramentos deberían de ser ajenos a los problemas del estado) es porque que un niño que crezca en un entorno donde deba hacer natural lo que es anómalo hace mucho más difícil su educación. Y yo no le doy niños a cualquiera - cuanto menos, a los más apropiados.

En cualquier caso, veo que la gente aún no asume el papel que desempeña la monarquía - sin ir más lejos, hay una especial cultura de no querer discutir al respecto. La mayoría de los "debates" se reducen a: un tipo dice algo contra la monarquía, otro dice que eso que ha dicho no tiene base o está mal dicho, y el primero empieza con una retalía de insultos o valoraciones que están fuera de lugar. Lo curioso del tema es que, técnicamente, es el monarquista el que gana - y me explico.

Se plantea el clásico debate de la corrupción del rey emérito..., pues no es correcto; de hecho, yo defiendo un comunismo que recuerda más al caribeño en el sentido de que las pequeñas economías no son competencia del estado (si es que diera acto de presencia como tal), pero aún así usaré el siguiente ejemplo: imaginemos al dueño de una casa en un modelo socialdemocráta de país, donde trabaja y tiene una vida familiar como cabeza de familia. Entonces, suya será la nevera y suya es la comida que pone en ella. De la misma manera, se ha impuesto un horario y una manera de tomar un chorrito de leche al día. El político de turno, que vive sin problema ni necesidad, dudo que sepa siquiera qué significa racionar el alimento, o planificar lo que comes o lo que consumes. Pero claro, nadie dice que los debates de política, aun socialdemócrata, pueda ser entendido por un político de los de ahora. El asunto es que en un momento dado nuestro dueño de la casa decide echarse una comisión adicional de leche, por encima de su planificación. Ese chorrito lo hace porque es su leche, es su casa, es su sueldo, es el trabajo que él hace, es su planificación, es su patrimonio, en su casa él es el rey y, por tanto, no se puede ser corrupto de su propio patrimonio.

Visto así bien podemos llamar al que se sirve leche de más alguien que se aprovecha de sus privilegios, pero no corrupto: porque el corrupto entendemos que debería estar pensado para aquellos que se aprovechan ilegítimamente de sus privilegios. Bien podemos también decir que cuando no es un chorro de leche sino que es una buena botella de whisky, detrás de otra, entenderemos que la dejadez a su familia como cabeza no es que le convierta en corrupto sino más bien en un peligroso vicioso. Todo esto para hablar con un poco de propiedad y así establecer qué es lo que hay que hacer en cada caso.

¿Por qué es importante hablar con propiedad? Por una sencilla razón: ya tenemos una Constitución en este país que tilda al rey de una manera, lo desvincula de acusaciones, le pone ciertas funciones..., y lo que no puede ser es que reconozcamos la ley y, al mismo tiempo, no queramos acatarla... Esa posición es peligrosamente inconsistene, y mucha gente en su borrachera defiende esa clase de vicios en los debates.

Lo mismo pasa con la iglesia ¿Qué hacer con ese extraño concordato por el cual el ateo está obligado a mantener una fe que no es la suya? En cuanto existe el concordato no se puede llamar a la iglesia ladrona; pero es fundamental entender que el robo existirá no sólo por parte de quienes piden sino también por parte de quienes se lo conceden. Porque si el razonamiento está en que la iglesia hace una labor social entonces eso quiere decir que existe un contingente de problemas que el gobierno no contempla. Y eso es otro problema.

Hace tiempo uno de mis primos me comentó que un conductor de autobús le estuvo hablando sobre un viaje que hizo a Cuba de vacaciones. Por cómo me lo contó daba la impresión de que Cuba era una especie de puticlub gigante, un lugar donde las llamadas jineteras no eran sino una red gigantesca de prostitución donde estabas todo el día en la habitación y te las tirabas de ocho en ocho, niñas incluídas. Y sólo salían para refrigerarse y preguntarle al otro cuántas veces había repetido en ese día.

Un tiempo después Fidel Castro hizo revisión de las relaciones entre turistas y jineteras, para así limpiar tales relaciones viciosas que son cualquier cosa menos sociales. Y es que mucha gente en ejercicio de su plena libertad, y sin estar realmente obligada a hacer actos penosos, sólo por salirse de la isla, por conocer mundo, cumplir ambiciones..., están dispuestos a mentir o a lo que sea. Liarse con un español que no se come un rosco en España no será muy difícil, se respira hondo y, a cambio, puede que se convierta en tu papi-chulo y te hace española.

El vicio en exceso es siempre un problema y toda sociedad tiene que poner coto a los comportamientos que sobrepasen los límites concordados. Sin embargo, el no reconocer la existencia de tales pactos no nos hace más de izquierdas, nos hace, todo lo más un tanto más salvajes o estúpidos - incapaces de mantener un diálogo.

La monarquía, así como el poder ejecutivo tal como se concibe hoy día, me parece un forúnculo que le sale al cuerpo de una sociedad. Una expresión de dictadura que una sociedad refinada debería quitarse de encima. Sin embargo, en ocasiones, cuanto más se toque uno un forúnculo éste se hace más grande. La monarquía, por ejemplo, no me molesta. Debemos vivir con ese forúnculo, pero en su justa dimensión hay que considerar que quienes realmente hacen daño al Pueblo es el estado en su dimensión tan dictatorial y tocapelotas: que tenemos un problema mucho más grave que resolver antes que tocar un grano que, muy probablemente, no corresponda tan pronto abordar.

De la misma manera que no puede ser que vayamos por ahí quemando iglesias, porque la única iglesia que ilumina es la que arde: porque es el victimismo la que hace que se mantengan aún en pie, y no lo que aportan (si es que aportan alguna clase de filosofía o algo espiritual).




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