Mi impaciencia me impide entender el porqué

Solían darme el visto bueno en el mismo día, que no te den el visto bueno suele coincidir (o eso tengo entendido) con no responderte. Pero claro, lo que he escrito es muy muy muy fuerte y tiene serias repercusiones...




Me estoy impacientando como un niño pequeño, y sé que debo ser paciente. Poner como margen, al menos 48 horas. Superado ese margen, pues bien..., será que no les gustó - no volveré a confiar en ellos.

Intentaré pensar en otra cosa.

Debo admitir que estoy nervioso, creo que ya sé lo que sienten los músicos cuando sacan un disco (a pequeña escala, supongo). Pero no quiero ni presionar, tampoco puedo hacerlo, ni hacer algo de lo que me pueda arrepentir (como borrar el post y publicarlo prematuramente por mi cuenta).

Yo tengo un amigo que, hace décadas, cuando éramos adolescentes gustábamos de tener debates de calado filosófico. Con el tiempo él acabó estudiando filosofía, y yo informática. Desde mi punto de vista lo que él hizo no fue consecuente - pues la filosofía no aporta nada a la sociedad.

- La filosofía sirve para ayudar a la gente a que sea más feliz.

- Lo que ayuda a la gente es resolver sus problemas, y la mayoría son logísticos, y en el resto hay algo de logística también.

Con los años, él consiguió terminar la carrera - yo no. De hecho buscó trabajo y lo encontró, a su misma edad seguía yo peleándome por adivinar cuál sería mi futuro. Entonces se convirtió en profesor de secundaria y, según me contó...

- ¿Qué tal te va? ¡Qué casualidad el encontrarnos aquí!

- Sí, ha pasado muchísimo tiempo ¿Qué tal te va?

- Pues estoy embarcado en una denuncia contra el España ante Estrasburgo debido a algo que me hicieron en el instituto Politécnico..., muy largo.

- ¡Ah sí! Pues yo fui profesor en ese instituto.

- Sí algo me contó Carmen. Pero no entró en detalles..., ¿te fue bien?

- ¡Que si me fue bien!

Entonces me estuvo contando cómo allí había un director que, cada vez que los alumnos se volvían violentos (y en especial uno), le daba largas - como si tuviera que tragar con todo lo que le hicieran. Incluso me contó cómo no podía expulsar a los alumnos por su comportamiento, y no gozaba de ninguna autoridad en clase.

Sin ir más lejos, llegó a salir por televisión describiendo los comportamientos violentos de tales alumnos y cómo, en una ocasión, los padres, a la hora de hablar con él, llegaron a atentar contra su vida (debido a que querían molerlo con desmesurada crueldad a golpes en una estancia privada del instituto).

Ante tanta desidia entramos los dos en una acalorada disputa:

- Pues sí, yo creo que debía de haber como dinero de por medio...

- No lo creo, a mí me dio la impresión de que se trata de una extensión del fraguismo, como denuncié en Europa: que España es una dictadura institucionalista.

- No, porque no es normal que se deje amedrentar por esas personas. No creo que sea clasismo.

- Yo lo que veo es que les mueve el orgullo de crear un entorno social, como el franquismo. Pero que no hay dinero de por medio.

- Sí, que sí, que hay empresas.

- Y sí, las he visto..., he visto esas listas con las que se maneja Abelardo, de cómo juega con esa lista de empresas para amedrentar al alumno que busca empleo. Pero que no es...

- Que si no, ¿cómo se van a complicar tanto la existencia...?

Al final, esos señores que se habían quedado esperando parece que le hicieron una seña, dejándome medio argumento por exponer..., había mucha prisa en el ambiente, mucho deseo de marcar un mensaje conclusivo...

Y, a todo esto..., ya son las 21'00, quería hablar de otro tema, pero ya llegará el día.