El hombre y la máquina

La resilencia es la verdadera culpable: las personas que viven una realidad outsider se mueven bajo una realidad demasiado impulsiva, preparada..., y dañina.




El héroe y el villano se comportan exactamente igual, sólo cambia el contexto. La ciencia no puede establecer un cálculo del ajuste cultural, por mucho que lo intenten los chinos. Pueden estereotipar la reiteración del comportamiento, pero no predecir la buena fe. Sobretodo porque los contextos dependen del mundo en el que cada cual viva.

Ayer mismo me vino a recordar una conversación con un antiguo colega:

- Oye, si un hombre y una máquina se pelearan, ¿cuál ganaría?

- ¿Te refieres a una...........?


No me gusta que me traicionen. No lo entiendo. La gente que es realmente resilente no es consciente de lo insensible que puede llegar a ser, de cómo sus actos se convierten en un huracán sin sentido. Ser sensible exige mirar por dónde pasas y por dónde pisas, cualquier decisión es demasiado importante, cuando lo sea. Las cosas que no son importantes también es importante saber cuáles son. Pero el verdadero acto heroico reside en estar donde uno debe estar y para los que tienes que estar.

No me gusta esa clase de vida para nadie. No me gusta que la gente crea que debe sobreponerse cuando le corresponda, según el caso, determinar qué es frustrante y qué es resoluble. Yo a eso no lo llamo sobreponerse, yo a eso lo llamo reflexionar. Reflexionar de toda la vida.

¿Qué hay que hacer para evitar tener que pasar por algo como esto otra vez? - Me puedo hacer a la idea.

¿Qué cosas vas a tener que aceptar que tengan que volver a pasar de nuevo? - Supongo que también puedo reflexionar al respecto.

¿Si hago como si no pasara nada sería mejor persona?

¿Qué pierdo divulgando esto? ¿Acaso la vergüenza se encuentra entre mis taras? Suerte que a estas alturas no sea así.

Yo no entiendo a los marineros que distinguien entre marejada y marejadilla, está claro que es su cometido y su preocupación ¿Pero acaso tener que afrontar yo estos problemas que van surgiendo me van a hacer mejor persona? ¿Acaso voy a extraer nada en claro de todo esto si me da por sobrellevarlo? Está claro que no.

No me gusta estar bloqueado por motivos emotivos, tener muchas cosas que decir, pero que haya algunas atorando la puerta. Y esto es un hecho: el no tener amigos me obliga a hacer esta clase de cosas tan siniestras..., decirlo en un blog y, lo que más me asusta de todo y con mucha diferencia: que no me importe.

Es en eso en lo que me estoy convirtiendo, y creo que no hay cuadro psicológico que lo explique. En cierta manera he conocido a mucha gente de muchos tipos que han afrontado el ser influencer de muchas maneras..., pero esto es nuevo para mí. O quizá sea nuevo para el tipo de herramientas de las que dispongo. Nunca conocí a una persona que estuviera tan sola como yo. De hecho, cuando oía hablar de alguien en un estado parecido..., era siempre en pasado.

Mañana me conectaré a Internet y descubriré si ya han pasado los días hábiles para que ese puñetero dolar llegue a mi cuenta en líquido. Entonces tendré la oportunidad de determinar si me parece o no tan divertido todo esto.