miércoles, 27 de noviembre de 2019

El día de los inocentes

¡Menuda mañanita! Y aún son las 9'23 horas. A saber lo que me espera.

Me decía el técnico de Microsoft que enviaría a mi correo un enlace para hacer seguimiento de lo que le pasa al equipo (de los propios sabotages que no quieren desinstalar o reconocer). Por supuesto, he esperado a hoy para comprobar que de enlace nada: los técnicos de Microsoft son cualquier cosa menos honestos.

Los que sí me respondieron son el fabricante. Por supuesto contradijeron las palabras del técnico y el CEO de Microsoft, lo que me dice la enorme inseguridad jurídica que tienen que sufrir los usuarios de Microsoft. Me dieron unos recuerdos de porqué mi i-mierda de 500€ está guardando polvo. Hay que tener cuidado con las corporaciones cuando se comportan como sectas porque, las cosas como son, si te comportas como una secta y no le pones reparo entonces eres una secta.

Hoy mismo como ejemplo, he sido víctima de tres errores inocentes que he cometido. Todo en el margen de una hora. Y no sería humano por mi parte no ser consciente de ello, para eso es para lo que sirve nuestro puñetero córtex cerebral, para ser conscientes de estas cosas y reconocerlo - si no queremos educarnos hacia el criaturismo, la monstruosidad, la falta de empatía social, la sociopatía...

Dicen que cuando una empresa es demasiado grande es normal que se vuelva corporativista. Esto es como decir que el tamaño de una empresa la hace estructuralmente contraria al ser humano. Si eso fuera cierto, entonces habría que cambiar el sistema de valores para recordar que lo que hace grande a la empresa no es  la facturación, sino el número de personas, y, de hecho, no sólo el número de personas, sino la calidad de vida que pueden llegar a tener gracias a sus sueldos. Un modelo económico que no pase por ahí se desvirtualiza con el tiempo. Y, claro, también las leyes deberían ser compatibles con la misma idea, la misma filosofía de la persona frente a los recursos.

Pero hoy mismo, completamente empanado, estando temeroso de lo que fuera a pasar en cuanto encendiera el ordenador ante el ACOSO continuo  que he estado sufriendo por ser un usuario que (posiblemente fuera por eso) marcara en la pestaña que no me importaba compartir datos de volcado para que Microsoft pudiera mejorar sus productos..., a saber si había una licencia ilícita que en algún país salvaje fuera legal..., antes de llegar, andando, me vi unos segundos subiendo y bajando la mano, aleccionando a un antiguo compañero de clase mientras hablaba.

- Juan Manuel, ¿estás escuchando lo que estamos contando? - dijo mientras había un airecillo de candor y ensoñamiento químico - estamos hablando de Luis Daniel, de las cosas malas que le han estado pasando.

- El bueno de Luis Daniel - dijo uno

- ¡Qué gran hombre! - dijo otro

Dijeron mientras se registraba en su rostro una placidez religiosa a ese hombre, frente a la máquina del café, hablando varios compañeros de universidad, frente a otros profesores en la facultad. Mientras, yo con mi cuaderno, intentaba no formar parte de esa comitiva.

- ¿No has oído lo que decíamos?

- No, Álvaro - respondí - no me interesa vuestras ensoñaciones y rumores varios.

- Resulta que ese profesor que te cae tan mal..., mira: tenía un hijo que se le murió, y eso mismo...

En esos momentos empezó a contarme una historia dramática llena de desdichas diversas llenas de muertes de niños alrededor de ese profesor, de su enorme mala suerte, de cómo ha tenido que sufrir mil males... Todo al mismo tiempo que éste se paseaba por ahí cerca, como pululando para apartarse para que se pudiera hablar de él con esa placidez. Fue escuchar eso cuando entonces dejé ya el puñetero cuaderno y me dirigí al imbécil de mi compañero:

- Vamos a ver, Álvaro. Date cuenta de lo que me estás contando, y cruza esa información con lo que me ha pasado a mí; con lo que puedes consultar en la comisaría de Murcia como violencia en la universidad. Me estás diciendo que un señor que atenta contra la vida de la gente, que golpea a los alumnos en la cabeza por detrás a lo alto de la escalera, nunca de cara porque es un cobarde. Una persona que siempre ataca a la misma persona y que no rinde cuentas ante la justicia porque el juez es la primera persona en querer defender la institución política que llena las instituciones pública de basura con tal de vaciar las cárceles. Me estás diciendo que alguien que te consta que no da clases, sino que aprueba exámenes y da concesiones y que siempre ataca a los mismos alumnos, en especial cuando es descubierto su intrusismo...

En estos momentos siguió pululando por ahí.

- Que además puede acercarse a la víctima después de librarse de ir a la cárcel aun teniendo una orden de alejamiento, para demostrar que los jueces de lo penal no valen una puñetera mierda. Que se volverá a denunciar, que volverá a salir... Me estás diciendo que este hombre - y ahora alcé la voz para dejar las cosas claras, porque esa historia la desconocía al completo - ¡tiene toda la pinta de ser responsable de la muerte de muchos miembros de SU PROPIA FAMILIA! Y lo tildas como si hubieran muerto de casualidad, sin saber los verdaderos motivos. Si sus antecedentes coinciden con el hecho de que ya fuera un ASESINO. Y lo defiendes sin tener pruebas de nada, sin saber nada de él, salvo el HECHO CONSUMADO DE QUE ES UN AGRESOR DE ALUMNOS y además continuado.

Y, por supuesto, no me quedé ahí..., el discurso fue más largo, más gráfico y, cuando lo revivo, más me hierve la sangre, porque una vez más volvería la policía para resolver estos altercados, pero el asunto no se resuelve en la policía, es el maldito juez que no mantiene la sentencia. Es el juez que se pone de acuerdo más allá de la prevaricación para cometer un acto de terrorismo, con todas las letras sin excepción: terrorismo de estado, como concordó conmigo la de Amnistía Internacional.

Y mira que se lo expliqué a Álvaro, recuerdo los dedos de mi manos: "la primera vez tenta mi suerte y no me mata, la segunda vez tenta mi suerte y no me mata, la tercera vez tenta mi suerte y no me mata, la cuarta...", recuerdo cómo intentaba ser repetitivo para que sea consciente de lo absurdo que había sido el fallo, el criterio del juez: no era creíble. Obviamente no era una simple prevaricación. judicial.

¿Discriminación? ¿Ideología? ¡Quién sabe! Crimen organizado: seguro. Como decía la reciente sentencia del "proces", se trataba de un crimen con un marcado carácter repetitivo, ideológico, del que no pretende reinsertarse.

...

Al observarme a mí mismo recordar esos momentos de manera visualmente gráfica en los ojos de un transeunte medio sorprendido, medio asustado, rápidamente recuperé mi compostura. Recuperé mi humanidad y mi persona. Continué mi camino hasta la siguiente prueba del día.

Estaba caminando ya atravesando el barrio de Santa Lucía, como hago todos los días, y en esta ocasión observé un camión que recogía piedras de una obra con una grúa. Entonces el sentido común te lo dice: espérate hasta que la grúa atraviese la calle, pero nunca nunca nunca se te ocurra pasar por debajo de un contenedor suspendido por una grúa y lleno de piedras. Sentido común.

Entonces ocurrió que mis movimientos automáticos no quisieron resentirse, aún no sabía lo que iba a pasarle a mi ordenador, si Microsoft iba a atacarme de nuevo, si de realmente mi BIOS había sido dañada e iba a tener que seguir el sabio consejo del fabricante, incluso se ofrecieron a que su servicio técnico se encargara del proceso. Pero estaba absorto por los múltiples problemas.

Así que me puse el gorro de lana en la cabeza, ¿acaso eso sirve de casco? Obviamente no. Mi instinto autodestructivo, de querer acabar con todo, de no querer ir a más..., y uno de los hombres que vigilaban la obra, como si fuera un ángel de educación japonesa se dirigió a mí: "Vaya con cuidado, espere a que pase la grúa". Esas palabras se me clavaron como espadas. Que te tengan que decir algo tan obvio... Yo, inocente por mi parte, esperé a que pasara la grúa y esperé a que el mismo caballero me recomendara pasar cuando ya era obvio que podía haber iniciado el paso. Este hombre fue mi correcto en su trato, no era el clásico burrales de obra a la que estamos acostumbrados: "¡¡¡ACCHOOOO, PAAARA!!!". Éste fue educado e inteligente. Aunque, claro, nunca hasta ahora había necesitado que me increparan. Y fue cuando localicé mi segundo gran error varios minutos después: todos podemos estar absortos y no darnos cuenta de las cosas, pero lo imperdonable podría ser en ocasiones no dar las gracias.

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Al llegar al hospital para abrir mi kiosko, una señora me pidió hacer fotocopias. Sin embargo el equipo tenía el teclado bloqueado. No podría encender el ordenador porque absolutamente todo el teclado estaba inactivo. Otra jugarreta con la BIOS. Algo nuevo. Así que le dije a la señora que sí podía hacer las fotocopias, pero que como no podía acceder al equipo por culpa de Microsoft pues no podía leer sus ficheros del pen...

Mientras le hacía las fotocopias no paraba de hacer combinaciones, una detrás de otra. Al final encontré una combinación: puede que fuera por desconectar el ratón o desconectar el módem, pero al final el teclado se desbloqueó. Entonces me desbloqueé yo también y descubrí que en el suelo habían dos títulos que no había fotocopiado..., la señora tenía que entregar su currículo con las fotocopias de esos títulos y yo me había quedado sin saberlo con dos originales.

Rápidamente hice las fotocopias y cerré el kiosko. Ahí nació una epopeya que ni la de Gilgamesh..., pero encontré registro, que casualmente y para mayor inri estaba en un lugar diferente y había que ir a la otra punta. Así que entregué los originales y las copias a una persona que se encargaría de enviarlo todo a registro..., para cuando llegó la señora de nuevo a mi kiosko tuve la oportunidad de pedirle disculpas. Estaba muy empanado.

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Todo esto lo escribo para ver cómo está el teclado. Y veo que Microsoft ataca de nuevo: con el fin de echarle la culpa al hardware, ya me huelo que será por eso, acaba de endurecer la tecla izquierda; algo que hasta ahora no había pasado nunca. Nunca había tenido ningún problema con pulsar la tecla izquierda, pero hoy, por ser hoy, después de que se bloqueara absolutamente todo el teclado impidiendo que pudiera arrancar el negocio, la tecla izquierda se ha endurecido: se ha parcheado ese servicio para que, en ocasiones, no ejerza su función. Un clásico de los clásicos del software malicioso: un virus - un DELITO.

Pero nada. No sé lo que haré. Si seguiré el consejo del fabricante y limpio prácticamente toda la mierda que me ha instalado Windows "para mi seguridad". Tus cojones para mi seguridad: ventanas que me acosaban para que cambiara el producto, amenazas implícitas y miedos si no lo hacía, insistencia constante, interacciones no admitidas, una configuración de Windows Update que se ignoraba constantemente..., todo en Microsoft es una mentira: que no permitas en una pestaña que se haga una cosa eso no quiere decir en ABSOLUTO que respeten tus deseos.

¿Y ahora qué? Precisamente, para escribir las interrogaciones siempre escribo primero "¿?" y luego le pulso a la izquierda, para corregir las palabras que escribo mal también pulso a la izquierda..., por primera vez la tecla izquierda está más dura, más tonta, ignora mi pulsación... Debo pulsar varias veces por primera vez y no reacciona correctamente.

Son unos mafiosos y sus usuarios unos inocentes.

Nunca hay que trabajar con Microsoft: son criminales.





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