sábado, 29 de junio de 2019

Cuando el enemigo Dialoga

Al fin he visto la versión de 2015 de Mad Max..., y la aberrante adaptación al castellano. Que nadie la vea en Español - parece que en España la gente odia a G. Miller. No me lo explico.




Por culpa de las sucedáneas corrientes feministas feminazis, estamos viviendo una oleada de críticos a los que no les gusta las adaptaciones; si éstas se versionan con mujeres. Cuando en los '90 se hacía lo mismo se miraba con muy buenos ojos: entonces no había feminazismo, y había una cultura de combatir contra el patriarcado.

Sin embargo, hoy día se defiende el victimismo, un victimismo demasiado evidente. Esos comportamientos aberrantes sobre cómo interpretar el Segundo Sexo de Simone de Beauvoir en parte es porque los reaccionarios han encontrado la manera de desprestigiar a esta mujer, la persona cuyos estudios filosóficos superaban a la escuela aristotélica-socrática a mi juicio - para dejar a Kant en un mero aficionado.

En estos días se ha presentado Otegui como una persona dialogante, y ahora están los progres infundiéndome muchísima pena. Gente de un color parecido al mío que sólo dice tonterías.

¿Cuándo surge el diálogo? Cuando la crisis le da la vuelta al Mundo de la Devastación:

Hasta donde tengo entendido somos personas, no besugos. No sabemos hablar salvo con personas. Y nuestro idioma, se supone, tiene que ser el mismo. Hay una serie de cosas que son de puro sentido común: o, más bien, se trata de un código deóntico de lo que se entiende por convivencia, diálogo...

Si tenemos un enemigo común entonces nos entendemos. Si somos enemigos no hay diálogo.

Si uno quiere la aniquilación del otro entonces no hay diálogo.

Si uno no condena la muerte del otro entonces no hay diálogo.

Y muchos se lo plantean, ¿entonces qué hacemos? Obviamente, acabar con ellos. No hay otra. Pero, ¿por qué? ¡¡¡Porque no hay diálogo IMBÉCIL!!!

Aún no sé cómo puede la gente mantener según qué criterios: ¿tenemos un objeto común? Entonces hasta los más paranoicos se juntan y luchan por una misma razón - se entienden. Recuperan su HERMANDAD. Y son reconocidos los unos con los otros, desaparece la sociedad, el pedir permiso, el tener que mirarse para solicitar absolutamente nada..., tenemos un enemigo común, ha llegado la crisis, entonces muere la estupidez.

- ¿Por qué desapareció la ETA?
- Pues por los diálogos con...
- ¡¡¡IMBÉCIL!!!
- ...
- Desapareció con la crisis económica. Desapareció porque se quitaron las tonterías de los trapos y los colorines y las poyeces de he nacido aquí o allá..., porque tenían que preocuparse por el trabajo de sus sobrinos, de sus nietos..., por el suyo propio. Simple.

Y dicen que tienen miedo de que vuelvan. Y volverán..., sobretodo si vuelven a las televisiones, a la primera línea, a dar lecciones, a recuperar un mensaje lleno de odio, con palabras dirigidas a los más necios, palabras mezquinas llenas de colores cromáticos y dogmáticos..., ¡cómo puede ser la gente tan necia y tan absurda de querer seguir alimentando lo que no tiene fundamento!

¡Que dialoguen también con los violadores y los asesinos de mujeres! Que se expliquen entre ellos porqué las violan o las matan..., que se les pida por favor que dejen de hacerlo... ¡Pero cómo puede ser la gente tan mezquina y absurda como para pensar que ahí hay DIÁLOGO! ¡Cómo puede absolutamente un único ser racional sobre el planeta que, dentro de su humildad, pueda reconocer ni una solar argumentación que apele a la hermandad, comunidad, consenso..., entendimiento!

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Recuerdo en el 15M, se dirigió hacia mí una perturbada reclamándome tolerancia, mientras no me dejaba ni responderle a sus preguntas. La misma que me venía con exigencias de que yo tenía que hablar con ella, cuando yo no representaba a nadie salvo a mí mismo, cuando mi pretensión era que se me diera una información de cómo se han producido una serie de acontecimientos. Y ella, ¡dale que te pego! Interrumpe para repetir la misma palabra, para exortar una y otra vez al diálogo. Yo no la interrumpía a ella, ella a mí sí - sobretodo en lo que me importaba, que no era la demencia de una perturbada, pero que me obligaban a tener una conversación con esa persona.

Entonces le preguntaba: ¿qué entiendes por diálogo, bajo qué marco de convivencia? Que no quieras reconocer la Constitución, todavía, pero ¿acaso no reconoces la Carta de los Derechos Humanos? Como mínimo, para tener un marco ¿Acaso no es como para condenar a cualquiera que se considere por encima del resto de los humanos en la tierra?

Y de tantas ganas que tenía de hablar conmigo, no me contestó - no se definió. Decía: no me defino. Quien no se define ante una pregunta tan obvia se opone. O acatas los Derechos Humanos o te opones a algunos de ellos, que es oponerse a la carta en sí. Hay cláusulas con respecto al derecho a la vida, o se respetan o te opones. Pero quien no se define es peor que quien lo hace, porque el que no se define se opone al diálogo y, si además se pronuncia a favor del diálogo entonces obra entre la necedad y la mezquindad. Y es imposible dialogar así.

Luego están esos otros periodistas que jamás en la vida han dialogado, o esos juristas que viven de fingir que lo hacen. Fingir que dialogas, crear un sucedáneo de diálogo: entrevistar a un hijodeputa, eso lo hace cualquiera. Para eso no hace falta ni ser periodista. Sólo hay que enchufar a un perro callegero un micro y amarrarlo con cinta aislante.







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