martes, 20 de julio de 2021

Sólo la persona tiene poder para destruir a una persona

Mis mayores preocupaciones no tienen como archienemigo a un perro, a una inundación, un incendio, un gato, un alienígena, un completo idiota único en su especie, o un individuo en sí. El archienemigo no podrá ser un hombre lobo, ni conceptos abstractos como el Diablo, alguna especie de golem o maquinaría pensada para la destrucción, como lo podría ser los algoritmos que controlan la inversión bursátil de todo el planeta y que sólo favorece a unos pocos.

El mayor de los archienemigos no podrá ser un mero ejército, ni tampoco los matones de una mafia, ni tampoco cualquier hijo de vecina que no sabe qué hacer en la vida y que está todo el día viendo la tele.

El verdadero lobo del hombre es una persona, pero lo es porque el individuo desea ser persona y sólo otra es la que de manera tóxica se lo puede impedir. 

No he visto bebés nacer con la intención o la mirada de gobernar el mundo y someter a todos los humanos. No he visto bebés en carricoches llevando a cabo actos de manipulación más allá del aprendizaje de qué es lo que su cuidador está dispuesto a hacer por él. Los bebés tienen un afán de dependencia total, y cuando los niños dejan de ser bebés tienen la oportunidad de volverse como lobos manteniendo su dependencia, así como las figuras paternas podrían también volverse como lobos en torno a esos niños a los que no quieren dejarlos crecer, independizarse.

Entonces es de entender que el ser humano nace bueno por naturaleza, y es imposible ponerle aspamientos a esta afirmación. Que es la civilización y la educación que la va marcando nuevos baremos. Entendemos que hay quien nace con un ojo de menos, una nariz de menos y un sistema linfático de menos... Se puede ver de menos, oler peor o ser menos empático, pero eso no te hace menos persona. Te lo hace más difícil, pero nadie nace malvado por ello.

Un invidente es muy difícil que alcance la independencia que debe para ser persona, pero no se puede decir que esté destinado a ser un lobo, dependiente de los demás, sometedor e incisivo para manipular a toda la especie humana. Lo mismo pasa con el psicópata, con el sordo, con el manco, etc...

La sociopatía es un mal comportamiento que supone la destrucción de la aceptación de las normas, el poner en jaque a la civilización. Pero nadie nace sociópata, es un lobo que es alimentado y que muchos alimentan. Una sociedad meritocrática sabe elevar a los mejores, castigar a los peores, y desde arriba formar los cimientos ideológicos que ayuden a construir el mundo hacia los de abajo. Es un principio básico que para esperar actos de nobleza antes hay que elevar a los más nobles.

De otra manera no funciona, ni puede funcionar. No hay manera de hacerlo de otro modo.

El asunto es que siempre hay un señor arriba que depende como un bebé de los que están abajo. Y eso es lo que no podrá funcionar nunca. Esos son como lobos, pero son más como esos que no son capaces de entender cuál es su cometido. Repiten una fórmula que no comprenden y ésta se retroalimenta porque se ha convertido en un tóxico social: en un meme que está por encima del ser humano mismo y su capacidad para percatarse de la clase de persona en la que se convierte.

No todas las fórmulas sociales son sociales, algunas son tóxicas. Y se mantienen por mucho tiempo, muchas generaciones. Por cada crisis la sociedad no mejora, sacrifica a los más débiles, y entonces continúa como si tal cosa. Sin embargo, poco a poco, los idiotas no son el caso excepcional, y la tontez se replica y se enseña como disciplina.

Como ocurre con todos los tóxicos al final el cuerpo tras comprobar que los tejidos no están a la altura de lo que se necesita acabará por envejecer y autodestruirse.

La sociedad puede rejuvenecerse gracias al espíritu crítico, siempre y cuando se sepa distinguir la propaganda de la afirmación asertiva. La propaganda no sirve para argumentar, sólo es un sentimiento manipulador; en muchas ocasiones para fomentar el odio de manera directa, otras veces para fomentar el odio de manera indirecta, y en otras para difundir un mensaje asertivo - pues la propaganda de por sí no es mala, lo subversivo es la manipulación trapera y las puñaladas por la espalda.

Vemos cómo se difunden muchas mentiras con el fin de transmitir unas afirmaciones sin contrastar, que suelen ser falsas, porque favorecen al sector que las promueven - pero no permiten su falsación. Cuando hay dos grupos, uno que permite la falsación y otro que no lo hace debemos seguir el criterio de Popper y no tolerar al intolerante, porque de lo contrario nuestro mundo estaría lleno de propaganda.

Los que no se rigen por los criterios falsacionistas suelen ser los primeros en promover el criterio de Popper para hacer parecer que este criterio es el que se aplica a su favor, eso es otra forma de propaganda llena de un odio indirecto: le arrebata a la gente el derecho de saber qué opinaba ese filósofo y, de paso, se le escupe a la tumba de Karl Popper.

Cuando una persona nos dice que nos equivocamos es bueno pararse un momento y reflexionar: ¿existe una manera objetiva de comprobarlo? Si no hay intención de pasar por este proceso es porque, en el fondo, esa persona no quiere vivir en una sociedad civilizada, se vuelve sociopática, adora el odio entre las personas, y no debe ser tomada en cuenta de manera positiva.


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