jueves, 22 de julio de 2021

La huída de Merlón. Relato

Habida cuenta de que en este mundo todos estaban como una puñetera cabra, salvo a lo mejor el Merlón ese, no se me ocurrió otra cosa que llevarlo de viaje y vendérselo a los Mirlocks. Los Mirlocks son una especie rara multiforme a los que les gusta imitar todo lo que ven. Pueden amoldarse como si fueran impresoras 3D a una gran cantidad de formas. Sin embargo tienen un gravísimo defecto: tienen muy poca imaginación. Sin ir más lejos no se sabe hasta qué se supone que se podrían transformar porque se sospecha que por voluntad propia sólo son capaces de convertirse en lo que comprenden, y estos seres son muy cortos.

Así que si les vendo a Merlón, que es un tipo muy original, seguro que lo cuidan y lo tratan como a un dios mientras éste adivina la manera de comunicarse con estos seres que, por muy buenos imitadores que sean, han nacido con el peculiar don del silencio. Aunque son buenos músicos y parecen tener buen oído. Sin ir más lejos, a base de silbidos es como transmiten algunos de sus sentimientos; se piensa que cuando se les ve esclafados en el suelo como si fueran un flan es porque están chafados... O algo así, nunca me interesaron esos seres.

El asunto es que siempre han tenido muy buenas relaciones con los orcos, y por ello suelen trapichear entre los mundos - sabiendo que para moverse mejor necesitan valerse de burócratas y sujetos que hablen por ellos. Un asalariado, según descubrieron, a base de contratos y papeleo y la multa por usar papeles de más, así como la multa a pagar por no presentar los suficientes papeles a tiempo, en lo relativo a los papeles urgentes, representa un follón de aupa. Por eso algunos preferimos la trata de blancas.

- ¿Y adónde me pretendes llevar? No lo entiendo, la verdad.

- Es un lugar muy guapo, allí siempre tendrás muchas cosas por investigar. Además, están muy desarrollados y se relacionan con todas las especies.

- Bien, ¿pero exactamente a qué te dedicas? ¿Eres una especie de cazarrecompensas?

- ¿Cazaqué...? ¡Jajaj! No, en realidad se gana más recogiendo la basura de unos mundos para venderla como solución en otros. Estos cartuchos tienen más valor que el dinero.

- ¡Qué estructura más...!

- Es como un atlas. Es un cristal que absorve la experiencia de quien está apegado a él. Es lo que vosotros llamaríais como...

- ¿Un cristal telúrico donde se encierran espíritus?

- Ehhh...., sí. Más o menos - hubo una pausa un tanto incómoda - Entonces, ¿qué? ¿Te vienes?

- La verdad es que nada me apega aquí, salvo la creencia nostálgica de que mi futuro debe configurarse con los recuerdos que se quedan aquí enquistados en esta tierra.

- ¿Eso es que te vienes o te quedas? Si quieres justo al marcharnos destruimos este mundo y...

- ¡No! ¿Pero para qué vamos a destruir nada?

- No..., si no pasa nada. La destrucción de mundos, la eliminación de la energía, no es más que un trazo en la historia de sus moléculas. Éstas se reintegran y se reciclan...

- Es una atrocidad.

- No, mira, te explico. La energía se redistribuye y reconforma...

- No puedes ir destruyendo cosas. No tienes autoridad.

- No, no lo entiendes.

- Me iré a tu mundo, pero no destruiremos éste.

- Ehmm..., ok.

Así que el muy idiota de Merlón cogió un par de cosas inservibles, y luego volvió a dejar una de ellas. Para cuando se hubo dedicidido, le hice un gesto..., y entonces fue rápidamente a coger otra cosa.

- No lo vas a necesitar.

- Es que es un...

- Da igual. No lo necesitas.

Así que los dos salimos de su fortaleza de cristal, y el tío este que decía que no dejaba nada atrás va y dice que tiene que hablar con no-sé-quién. Yo creía que era un tipo solitario.

- ¿Y me vas a dejar solo con todos estos locos? - dijo un tipo que parecía un aprendiz de idiota.

- Me voy a marchar lejos, pero quiero que sepas que allá donde estemos cada uno tendrá la oportunidad de tener lo mejor de sí mismo en el lugar donde...

- ¡Me aburro!

- ¡Merlón! - dijo el tipo ese cogiéndolo del brazo - ¿y quién va a desenmarañar todas las mentiras vertidas y los falsos teoremas relativo a la gestión paralela? ¿Recuerdas cuando te dije que todo ese mundo estaba lleno de falsedades y que...?

- ¡Os recuerdo que era una despedida no una conferencia!

- Creo que los problemas de este mundo tienen que ser para los de este mundo. Es muy egoísta esperar que un salvador os resuelva vuestros asuntos cuando vosotros mismos sabéis que algo no marcha bien.

- Bueno..., que me llevo a vuestro salvador... ¡Adiós! - dije mientras le arrancaba de eso que tenía pegado - Merlón al lugar adonde te llevo la deshonestidad es una enfermedad terminal.

- ¿Me llevas a un mundo infestado de gente deshonesta?

- No, no..., que si uno de esos miente acaba enfermando y muy probablemente muera. Como cuando un camaleón intenta simular bandas rojas y blancas. Igual. De hecho son capaces de formar bandas rojas y blancas y parecer una bandera, pero no son capaces de hacerse pasar por otro si creen que engañan a alguien.

- ¿Existe un mundo así? - preguntó el que sobra en esta historia.

- Pues la verdad es que si pueden imitar cualquier cosa, pero sin engaño, ¿qué pasa cuando se convierten en una realidad relevante para quien la observa y ésta sólo es un reflejo de su inocencia frente a la realidad que le toca vivir?

- ¡Puf! ¿Lo ves? ¡Allí encajarás que no veas!

Dicho esto, coseguí arrancarlo de ese planeta y activé el rayo desintegrador. El mundo atrás quedó destruido mientras Merlón vivía en su mundo una especie de "viaje"..., el viaje al nexo universal, el único punto que no puede ser destruido porque la destrucción de mundos se hace usando el nexo como molde. 

- Y así es como se viaja entre universos. 

- ¿Podré volver a casa?

- No.

- ¿Pero podré reconstruir lo que fue mi casa?

- Sin un cristal de estos que ya te enseñé no.

- ¿Y si consigo uno?

- Ya es tarde, aunque la recuerdes tal como era no serás capaz de recordar cómo era la gente. Olvídalo, finito, terminado, adiós.....

- ¿No debimos llevarnos algo de mi mundo para...?

- Descubrí que había unos cuantos delfines. A los Mirlocks les encanta, suelen componer melodías. Los usarán de mascota. Tendré que decirles que tú no vivirás en un acuario. Pero de eso ya me ocupo yo.

- ¿Pero pueden hablar con los delfines?

- ¿Pueden los delfines hablar con los delfines? ¡Qué pregunta más estúpida! Hablan como los Mirlocks, hablan estupidia. El no-idioma.

- Te lo acabas de inventar.

- No. Es el idioma de los besugos. Es cuando dices muchas cosas sin usar ni una sola palabra. No te preocupes todos acaban aprendiéndolo. Tiene muchos dialectales, y hay muchos poetas que han silbado en estupidia grandes epopeyas que casi-nadie entiende porque exige tener mucha sensibilidad. Se sospecha que algunos de esos poetas son unos farsantes. Pero ganan mucho dinero en los conciertos de estupidia.

- Creo que me voy a arrepentir.

- ¡Ánimo Merlón! La vida es caos, y siempre va en positivo.

- ¿Hay que ser positivos?

- No, el caos siempre gana. Por eso, el que se aferra al orden vive la mentira.

- No creo que...

- Déjate llevar por el siguiente episodio, para perder hay que aferrarse y para ganar sólo hay que saber dónde estará lo que necesites.



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