domingo, 18 de julio de 2021

Cuanto más poderoso es el anillo más difícil de controlar

Creo que he pensado fríamente cuál será el primer destinatario de mi anillo de poder más simple: lo llevaré al journal que pide la mayor de las simplicidades a la hora de presentarse, teniendo un prestigio nacional de envergadura por detrás, además de ofrecerse de la manera más servicial y barata para el que solicita su revisión de pares.

Un anillo para los elfos...

A mí no me moverá ni la codicia ni el deseo de acaparar la atención. Me alegrará saber que otros construyan anillos parecidos (o mejores) que los míos. De hecho, me parecerá normal. Pues una vez forjados habrá que demostrar que funcionan bien, y usarlos bien. Es toda una parafernalia, y cuantos más conocimientos se tengan de matemática abstracta, de la matemática de Noether, más ventajas se tendrá.

Me alegra haber sido oficialmente el primero en forjar un anillo como éste, y de demostrar lo necesario que es que se forje de esta manera. Que hay que usar matemáticas, y no podemos salir de ahí: la ingeniería no funciona con lógica, funciona con matemáticas. Ésa es la conclusión de mi trabajo más reciente - y es irrefutable. Aún podría ser mejorable, pero no refutable.

Reducir las matemáticas a los formalismos lógicos he demostrado que no encaja correctamente con la ingeniería. De hecho también desencaja con las matemáticas mismas.

Supongamos que creamos una proposición: P(x, y, f, g) donde será cierto sii "si x>y entonces f(x)>g(x)"

Así que nos preguntamos: para cualquier x, P(x, 1, 1/x, 1/x/x), tras analizar la frase diríamos que sí. Porque al invertir ambas fórmulas, que son continuas en x > 1, x < x·x. Sin embargo, si ponemos x igual infinito sale 0 > 0. Existiendo el infinito P(x, 1, 1/x, 1/x/x) no es un teorema. Por lo que el infinito, por sencillez, no puede ser un valor más que pueda tomar x, no es un número más; no se atiene a las mismas normas.

Bien podemos decir que un número es trascendental cuando es formado mediante una expresión que provoca que su intervalo converja infinitamente a un radio de entorno igual a 0, en cuyo centro podremos operar despreciando el error que supone darle tratamiento de número algebraico.

Si hubiera una comunidad, entonces la gente hablaría y discutiría. Cualquiera podría tener más o menos razón. Pero no habría un consentimiento implícito de lo que digan los grandes maestres de la orden de la facultad. Los facultativos no siempre son los más facultados.

Ocurre que la gente tiende a aceptar lo que le digan los que se enclaustran en los ambientes académicos, que suelen ser ambientes poco académicos. Y se ríen porque Fulanito de Tal les dice que cree que podría descubrir una o tal cosa. Luego, ellos mismos, van a comprar la quiniela esperando a que les toque los 15. Y tenemos dos tipos de tontos: el que intenta coger las riendas de su destino y el que espera que sea otro el que se las dé. Si los dos son tontos porque acabarán equivocándose, está claro qué clase de tonto prefiero ser.

Hay quien piensa que no estamos habilitados para llegar a una cierta meta. Pero para saber si alguien ha llegado o no a dicha meta antes se debe haber tomado el compromiso de acercarse a la meta misma. Para que alguien asevere quién llegó antes, en ocasiones, está obligado a haber llegado antes a la meta - por eso nadie puede aseverar con plena certeza hasta qué punto una persona ha conseguido o no una u otra cosa. Hay que ir con pies de plomo antes con los que dicen estar seguros que con los que apuntan a una posibilidad.

Lo mismo pasaba con un amigo que me decía que para resolver el puzzle de los números que se tienen que sumar, restar o multiplicar una vez para dar con un resultado un principio que él aplicaba era usar los números más grandes para llegar a un objetivo grande, o restar los números grandes para llegar a un objetivo pequeño - pero siempre había que usar los números grandes y dejar los pequeños para el final. Yo le respondía que no siempre, que es probable, pero en ocasiones es posible que interese trabajar con números pequeños por si se quiere atinar con un factor del objetivo, o para que se multiplique un valor dos veces al estar cerca de la raíz. Por eso, jugar con los números más pequeños podría ayudar a atinar de manera más fina con esos factores.

Al final resulta que nadie te puede decir que algo se da con certeza; pues siempre es posible que cada cual tenga un conocimiento específico que le acerque al lenguaje que resuelva el asunto en sí. Lo excepcional no entra dentro de lo esperable. Las aportaciones pequeñas pueden ofrecer una estimación más exacta que lo que aporta el que más probablemente tenga muchas cosas que ofrecer.

Y cuanta más magia hay en el mundo los corporativistas tendrán que apartarse si no quieren que les acabe quemando.




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