viernes, 25 de octubre de 2019

Menudo negocio en este agujero negro

Me ha pasado desde siempre, con Correos. Son un problema detrás de otro en las empresa de mensajería. Ahora me ha vuelto pasar, pero de forma consecutiva.



Mi dirección es bastante clara: mi kiosko está en el Hospital de Santa Lucía, hay una etiqueta que pone que es el boulevar 3. Oficialmente sería la calle Mezquita S/N. Pero a algún gracioso se le ocurrió liarla e incluir otra calle Mezquita, pero con número. Y claro, yo no puedo saber si esa es la razón, pero ahora mi negocio veo que se encuentra en un brete, porque si hago un pedido de cientos de euros, ¿qué? ¿Tengo que tirar una moneda al aire?

Esto no es serio. Hace un mes hice un pedido de un libro, y hace un par de días un pedido urgente de 99 euros en mercaderías de tienda de móviles. Entonces, al parecer, los que hacen reparto deciden entregar el producto en cualquier sitio al azar. Supongo que hacen cualquier garabato y así me suplantan la identidad; ni se molestan en llamar al número de teléfono que está impreso.

¿Qué sucede con esto? Pues que aquí, yo mismo: atiendo de 9'00 a 21'00 horas consecutivas, menos cuando me ausento para el cuarto de baño, y se hace tremendamente improbable que no vaya a atender tal llamada. Al final resulta que tengo un negocio y debo asumir pérdidas de confianza por parte de mi clientes al no disponer de los productos que ellos necesitan al instante - pues ese es el perfil de mis clientes para mi desgracia.

Y esto es algo que podía pasar: ya de por sí este negocio no me da márgenes que, si encima, las administraciones me lo ponen más complicado entonces al final el negocio me lo cierran ¿Para qué tenemos señores en el ayuntamiento, es que no saben ponerle nombres a las calles? ¿Por qué son tan incompetentes?

Y luego están los repartidores: ¿acaso no tienen ahí un número de teléfono? El repartidor le dijo a mi proveedora que me encontró en una dirección diferente y que me entregó el producto: Mentira. Cogió a un tío al azar y le regaló 99 euros en productos de una tienda de móviles.

¿Y ahora qué pasa con la tienda? ¡Pero qué desfachatez!
 
Pero claro, el asunto no acaba ahí. Pedí un libro y lo pagué por PayPal, y al contactar con el autor me dijo que me lo reenviaba por correo urgente (tras añadirle más datos a mi dirección, y mi teléfono). Me dijo que me enviaba el libro ayer para recibirlo hoy. Ya se verá como termina de pasar toda la mañana  (que es la hora a la que suelen llegar los envíos) y aún no lo he recibido; traducido: que esta segunda entrega, aun con información reforzada y teléfono incluido, seguro que también se entrega al azar.

Luego habrá muchas ofertas de trabajo: pero al final siempre escogen al jovencito más capullo que esté dispuesto a ser el más pasota por ser amigo de o caer simpático a quien lo seleccionó.

Esto es una locura. Voy a tener que cambiar a partir de ahora la dirección de entrega pero: ¿a qué dirección pongo? ¿Pongo en mayúsculas que debe entregarse en el HOSPITAL DE SANTA LUCÍA y no en otro lugar? ¿Que deben entrar al recinto en vez de quedarse a un kilómetro de él? 


¡Menudo futuro me espera en este país de pandereta! La inseguridad jurídica que me genera esta puñetera ciudad no tiene parangón.

Y a todo esto: ¿por qué Google me quitó en su momento la referencia que puse de mi locutorio en el Hospital? ¿Qué gana esa empresa haciéndome desaparecer del mapa? Vamos, que no lo entiendo.

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