Un anillo para gobernarlos a todos

Bien, he descubierto un fallo en mi último documento mientras lo depuraba. Algo que me recuerda que como matemático me falta un hervor..., pero una vez subsanado me urgen nuevos dilemas.



La estructura original funciona. Eso no me lo quita nadie. Ahora bien, una vez convertido en un bonito anillo, en ideales, cuerpos..., entonces es cuando me equivoqué en el proceso. Una vez subsanado, de una de las maneras de como puede ser subsanado, ahora veo que las demostraciones se vuelven más complejas. Así que tengo una maquinita que puedo hacerla funcionar y, si no tuviera que dar explicaciones, entonces podría darla por terminada y perfecta.

Es decir, el anillo de poder lo tengo ya diseñado; aunque no lo he divulgado. Puedo diseñar varios anillos imperfectos para compartirlos, pero el que funciona, el bueno, sería el mío..., y no le tendría que decir a nadie cómo lo he hecho. Es una manera de verlo.

La otra opción es el duro camino al monte del Destino..., donde intente demostrar que el anillo funciona por artes que puedan ser compartidas por toda la comunidad..., científica. El problema es que no hay comunidad científica. No hay motivos para compartir nada. Para ellos todo es magia, no hay tecnología - solo de boquilla.

Lo más fácil para mí sería quedarme con el anillo y usarlo exclusivamente en privado. Sería lo que más me convendría, y no habría razonamiento egoísta que me pueda disuadir. No sería pensar a corto plazo, sería incluso pensar a largo plazo: comerme la cabeza para intentar demostrar lo que me van a despreciar es simple y llanamente una estupidez.

¿Entonces? ¿Qué debo esperar de todo esto?

Crearme una red clientelar que me pedirá trozos de mi tecnología y, como a absolutamente nadie le interesará saber cómo está hecha por dentro, entonces podría ponerme a regalar anillos, meterlos en clases y constituir ideales. Antes de que se dieran cuenta toda su tecnología dependería de la mía y..., entonces: el anillo único los someterá WUAHHAJAAHAHAHA.
 
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Ay..., no me parece bien que el mundo dependa de la buena fe. Me da pereza y asco.

Añoro los años de inocencia en el que creía que todo se regía por alguna clase de orden, y me veía envuelto en leves injusticias que creía poder asumir. Entonces podía ponerme a jugar a un videojuego y fingir que el mundo no acabaría por ello. Si no hay nada que puedas hacer, ¿por qué preocuparse? Porque sabes que no hay nada que puedas hacer para que cualquiera dé un mero paso al frente.