Los demonios callan

Cuando esperas algo de alguien una voz en tu interior se pone a chillar, intenta animarte para incitarlo en la dirección correcta. Esperar algo de los demás te hace airado.



Ser buena persona es malo para la salud. Es la inocencia de quien quiere que el mundo cambie, y cree que puede formar parte de ese cambio. La influencia que puede ejercer una persona siempre depende de la clase de flexibilidad que tenga la fe de la gente: si lo que haces causa mella, entonces las cosas no volverán a quedarse como estaban antes; pero los más inflexibles son también los más duros de mollera - no toleran cualquier cosa.

Cuando estás ante un sordo tu instinto te lo dice: GRITA. Entonces es cuando sabes que actúas como la naturaleza te ha establecido.

El grito en los animales nace de querer congelar al insurrecto, al inmoral: yo soy el amo, tu señor, el ser gregario deberá obdecerme o perecer. El Patriarca pega el rugido y los demás a obedecer. Todos gritan: hombres, mujeres, niños y niñas, ratones y conejos..., forma parte de nuestro sentimiento. Los pájaros también tienen algo parecido desarrollado, aunque se confunde con su júbilo..., supongo que neuronalmente se ubicará la ira en un lugar diferente de sus glándulas basales..., pero poco importan esos detalles.

La ira es una reinterpretación de los miedos emitidos por la amígdala, en una zona de la materia blanca nuestros instintos emiten señales de ira. Gracias a estas señales se podrán congelar las acciones más sociopáticas, los comportamientos que afectan negativamente a las relaciones altruistas.

Veremos a chimpancés gritar constantemente: viven entre gorilas, y sobreviven con la escasez de alimentos. Se hacen más competitivos que los humanos..., en principio. Los bonobos lo tienen más fácil, sus gritos son más sociales, como aburguesados, por encima de las preocupaciones de los humanos..., en principio. Lo que pasa es que ya he visto en qué consiste el mundo humano, algunos vivimos entre chimpancés y quienes nos lo cuentan se marcan discursos entre bonobos.

Ayer dimitió Richard Stallman de su fundación sobre el software libre: ya tardaba. El mundo asqueroso en el que se ha convertido no es como para que alguien así lo presidiera. La gente no puede ofrecer un software libre si vive en un entorno falso, tan antimeritocrático. El propio Stallman tuvo la oportunidad de rescatar, de hecho, mi tecnología, pero prevaleció su dogma..., su estúpida ideología.

Dimitiría por posiblemente otros motivos: sus opiniones sobre la pedofilia..., que a los que financian el Open Society Fundation dudo que les haga ni la más mínima gracia. A nadie le hace gracia descubrir el origen de la Deep Web podría ser un puñado de salidos de universidad que han querido transformar este mundo en un aquelarre de chimpancés, mientras ellos se la meneaban como bonobos al otro lado de la pantalla.

Creo que ya iba siendo hora de que se fueran enseñando las cartas, como el nuevo libro de Snowden sobre la NSA..., que puede que ayude a mostrar negro sobre blanco lo torpe que es la gente ante una tecnología que les supera: ni aun teniendo doscientosmil millones de cámaras serán capaces de atrapar a un mosquito. Pero diseñarán un cañón laser que generará unos efectos increibles y explosiones varias.

...

¡Bah! De todas formas ya me lo estaba figurando: cuando hice selectividad el examen más trivial por antonomasia (al margen del de matemáticas) era el de inglés. Es decir, te ponen un texto y justo debajo unas preguntas cortas sobre el mismo. No hace falta saber estructuras gramaticales complejas ni nada, sólo responder preguntas preocupándose de escribir el suficiente número de palabras. Pues bien, ¿imposible sacar menos de un 10? No: imposible que te corrijan el examen.

Hice ese examen dos veces, las dos veces saqué la misma nota: 3'47 (no recuerdo si eran esas las cifras, pero la ridiculez de número es equiparable) ¿Cómo puede sacar un alumno en dos exámenes diferentes de inglés que parece imposible sacar menos de un 10 dos veces la misma nota y, además, con decimales no coprimos a 100? La respuesta correcta es: es imposible que haya sacado esa nota dos veces, y menos aún esa nota.

Por tanto, entré en la universidad convencido conque los exámenes más regulados de España no se corregían. Y sabiendo que tampoco tenía derecho para denunciarlo, pues me cortaron las alas desde secretaría.

Al final acabé en la universidad mediante cartas de recomendación que no gestioné por mi cuenta. 

A pesar de la exclusividad de mi entrada: no tuve derecho a ser corregido, y obtuve una enorme cantidad de cartas a mi favor..., eso no hizo sino agravarme mis posibilidades de que me corrigieran los exámenes en la universidad. Como un tiempo después comprobé.

Fue cuando descubrí cómo funcionaba el sistema vertedero: el verdadero rostro de la socialdemocracia, sólo que entonces creía que se podía resolver luchando. De ahí que me volviera más y más loco. Más y más airado. 

Habrán cosas que me parecerán injustas ¡Pero a estas alturas todo eso me parece tan irrisorio! Mis compañeros de universidad me trataban con condescendencia porque a ellos les daban el caramelito, mientras que a mí me suspendían: el dulzor de ese caramelo dependía exclusivamente de que realmente corrigieran los exámenes. Era cuestión de tiempo antes de que perdiera toda forma de contacto.

Es imposible tratarme como un amigo cuando se es condescendiente conmigo.

Y en estos momentos es imposible que haya alguien que vea los triunfos que tengo detrás; porque incluso los expertos en la materia sólo me darían una palmadita en el hombro. Prevalece la venta por encima del compartir: la ley del más fuerte, la pugna de chimpancés.

Sin embargo, aun estando en esta jungla ahora los demonios callan ¿Es posible que ya no tenga nada que decir? Puede... Puede que ahora lo que quiera es quedarme mirando mientras veo el mundo desmoronándose desde mi ventana.

Las comunidades cerradas del Open Society ya no son mi preocupación.

Me pregunto si..., da igual.