domingo, 22 de septiembre de 2019

Los pilares de la democracia y el insomnio

En esta entrada de mal gusto que escribo sin anuncios (debido a los aburrimientos tramposos de Google) pero que hago para desahogarme de este puerco mundo al que pertenezco doy las claves de la magia y la democracia...




..., supuestamente.

Nunca me sorprendió. Me imagino qué pasaría si se descubre que hay un sujeto con un enorme poder de convicción entre nosotros..., una especie de Trevijano, que tiene muchas leyes y que parece gritar mucho. 

La cosa es: ¿interesaría montar un partido desde cero teniendo a un sujeto así en la propia cocina y nacimiento de la estructura? De eso va esta entrada, de eso y de poderes extrasensoriales magufos.

Voy a ver si tengo suerte y encuentro una sinfonía de lo más adecuada..., parece que sí.


¿Qué técnicas debemos aplicar para dar con el mundo de la magia y la democracia?

Es una pregunta compleja, pero el proceso es tan sencillo como dar un paso detrás de otro. Y el más duro de los pasos siempre es el primero. Además de que hay un principio que siempre se repite: "Todo lo que suponga un paso hacia adelante representa la decisión contraria a la de dar un paso hacia atrás". Esta afirmación es tan rotunda como incuestionable, trivial, obvia..., pero que podremos usar en nuestros desgloses para entender algunos errores que cometen algunas personas.

Es decir, no todo vale: si hablamos de un método necesitamos dar pasos en una dirección bien definida. Y, paradógicamente, el destino de la democracia comparte camino con el del acceso a una mirada hacia otros mundos (lo que los magufos y newage llaman abrirse de mente y cosas así). Así que me toca jugar a ser un mago.

Antes de nada recordaré uno de los postulados de los que parte el budismo con sus maestros, para ello haré uso de una analogía con la música.

Supongamos que vemos a un genio tocando una guitarra, pero lo hace sin un claro estilo:

- ¿Cómo lo haces?
- No lo sé. Aprendí por mí mismo.
- Yo llevo tocando la guitarra y no me sale como a ti.

El músico experto sabe enseñar a tocar la guitarra, pero no se le ocurrió tocarla como el genio que está aprendiendo. La mayoría de las composiciones no sabrá tocarlas el genio, y el genio no podrá enseñar a tocar lo que le viene de manera innata. Cuando el genio iletrado pase por un periodo de aprendizaje y someta sus vicios, entonces se convertirá en un gran maestro que superará a todos los músicos. 

Quien se somete a un proceso de investigación profunda aprende a enseñar los pasos intermedios, y se convierte en un maestro.

El budismo establece una diferencia entre los que nacen sabiendo la verdad, quienes saben enseñarla y quienes nacen sabiéndola y saben enseñarla. Los últimos son los más altos maestros jed..., no, tienen otro nombre..., da igual.

Cuando hablamos de relaciones con las personas de lo que hablamos es de cómo entendernos con otras personas, y es entonces cuando nos damos cuenta de que queda implícito el contrato social en dicha conexión. 

Históricamente el comunismo ha querido desvincularse del trato que iba más allá de lo material, porque se trata de una disciplina puramente pragmática - ausente de propagandas y palabras vacías. De ahí que la socialdemocracia se ubique en posiciones muy contrarias, que incluso se puedan llevar mejor con el anarquista.

Sin embargo, el comunismo de Castro demostró que podía convivir con lo espiritual: Cuba es la capital del mundo de la fusión espiritual de todas las civilizaciones. Y, gracias a la revolución cubana, también a la fusión económica..., puede ser casualidad, pero es un islote muy pequeño para algo tan grande. Quizá por ello EEUU se obsesionara con esa isla..., quizá por ello luego ocurriera lo mismo con Venezuela: ¿podría EEUU perder su hegemonía cultural de cara a cómo es visto el planeta Tierra desde fuera? Sólo podría recuperarla si liderara los avances económicos que liberara el auge de liberalismo espiritual (signifique lo que signifique, y en esta entrada no me llega para tanto).

Esta vez quería escribir sobre la esquizofrenia como un comportamiento negativo en el ser humano, que puede provocar insomnio. El insomnio es el verdadero enemigo de nuestros sueños, de dejarnos libres por una vez de nuestro cuerpo y que podamos entendernos con la realidad nocturna.

El asunto es que estamos reunidos unos cuantos y entonces aparecen dos sujetos que parece que no se entienden. Uno quiere que el partido sea de la forma X y el otro de la forma no-X. La mejor manera de asumir el conflicto es considerando que uno de los dos sobra, aunque es cierto que encontrar una manera de fusionar ambos conceptos siempre representará una mayor ventaja.

Sin embargo, ¿qué pasa cuando sólo uno puede tener razón? ¿Qué pasa cuando el debate de si X o no-X afecta a los pilares de la democracia? Entonces se hace innegable que uno falla. Pues bien, mi consejo viene a ser bien simple: el que sobra en esa reunión es el menos riguroso; el que sea menos estricto en el uso de los términos y se mantenga en su ambigüedad es el que dejará caer los pilares y lo cimentará todo con malas artes.

Sobre los tibios es imposible levantar cimiento alguno. Para construir una buena casa los pilares tienen que ser sólidos. Ubicados en un mal sitio o no es irrelevante, lo importante es definir bien el lugar donde se cimiente. De esa forma aquel que entre en la casa sabrá que está dentro. Y aquel que salga de la casa sabrá que está fuera. De lo contrario será imposible decir que hay casa y, por tanto, nunca habrá grupo ni representación.

Los límites bien definidos es lo que en mi argot personal como maestro de un talento inusual llamo colores: colorear consiste en encontrar los límites y fijar así la realidad de aquel que quiere vivir en tu mundo. En Neon Genesis Evangelion lo llaman de otra manera, pero claro..., no se trata de recurrir a todas las jergas artísticas conocidas, bastante tenemos con una biblia, que si le mezclamos series japonesas ya de frikismo tendríamos..., aún así es posible que en otra entrada lo haga - suena divertido.

El poder de delimitar lo que puede o no hacer cada cual representa un código deóntico que define la libertad de cada individuo. Ese tipo de contrato social debe permitir a que todos deseen bailar a tu ritmo, en tu mundo..., para ver hasta qué punto pueden llegar a ser felices en él.

Pongamos que toca ir a la cama y no puedes dormir. Lo primero que hay que hacer es aplicar técnicas del sueño. El que no pueda dormir corre el riesgo de sucumbir en vigilia a los pensamientos más internos de su mente; nuestro cuerpo ya se encargará de morir automáticamente antes de que algo así pase.

El aprender a dormir es fundamental. Saber conciliar el sueño marca el contrato más básico: antes de delimitar nada a nadie el sujeto debe ser capaz de guardar los tiempos. Los días para caminar, las noches para dormir. Es el primer pacto. Quien habla cuando no debe, o rompe los mecanismos de comunicación...

En cualquier caso, cuando sabemos dormir lo siguiente es aprender a mantenerse despiertos. Si justo cuando llega el sueño se alimentan las esquizofrenias, los momentos tormentosos, las alucinaciones..., lo que estamos haciendo es reconocer los límites de las mismas, decodificar los miedos internos y darles forma. Toca seleccionar qué colorearemos para compartir una misma idea. Poco a poco podríamos vivir ese recuerdo en mitad de la ensoñación, para poder oler, sentir, hacer..., absolutamente todo como en vigilia.

En esta última fase cada cual tiene el poder de diseñar su mundo con rigor y someter a todo pensamiento que le sea contrario, dejar hacer al que visite de buena gana y conformar así una realidad en la que, a posteriori, se involucre para vivirla. Si el sujeto es capaz de involucrarse en esa realidad creada sin sucumbir a vicios y miedos entonces el mundo se irá haciendo más y más estable.

El poder de tener esos sueños lúcidos es el mismo que el de diseñar un buen partido político: lo primero es centrarse en la gente que lo va a protagonizar, sus límites a partir de sus deseos, la manera de reaccionar a ese mundo, dejarse llevar por las sensaciones y aprender a colorear la materia, los muros, para poder pasar la mano y notar el frío de la pared, su olor a piedra..., cosa que muchos jamás se atrevieron a querer percibir.

La mayoría de las personas consideran que el sabor se reduce a cuando se come carne, cuando para mí esos sabores se reducen a si sabe a pollo, a cordero o a mierda. El caso es que la mayoría de los sabores y olores se encuentran más allá de lo evidente, y eso es lo que interesa vivir, sentir..., para luego transmitirlo: a la hora de crear un grupo de personas debes preocuparte de reflejar la realidad de tu experiencia profesional y social dentro del grupo, para que como un maestro tales políticas supongan un provecho en su momento adecuado. 

Así, cuando los muros ya han sido diseñados, entras en el sueño y los sientes, te diviertes con su existencia, la materia son límites que nadie puede atravesar..., bueno, no hay sitio para escribir tantas cosas..., y debes vestir a los villanos dentro de las limitaciones culturales que les correspondan dentro de la historia que diseña tu sueño.

Una vez clasificado cada ente como favorable o no al grupo se tiene que adivinar un rol dentro de la historia por parte de todos los aliados al partido. El sueño lúcido reconoce a los personajes con un rol bien marcado; están ahí por una buena razón, o deben aguardar en un segundo plano. Cuando intentamos incorporar demasiados entes por pura abaricia el sueño acaba despertando, así como cuando no se estereotipa correctamente a los villanos. Hay que saber del metalenguaje de los sueños.


Así, si se hace bien, puede que la vigilia se presente de una manera especial para el que despierte y descubra que algunas de las paredes que supuestamente eran imposibles de atravesar en realidad podrían ser incluso deformables. 






 

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