jueves, 26 de septiembre de 2019

La triste realidad del Open Source y la Comunidad Científica

Me lo había estado callando. Me lo había estado ahorrando. Total: ¿para qué ahondar en el tema que, además, me contradice? El software que uso es gratuito, open source..., pero voy a hablar en su contra.


 
No supone una verdadera contradicción: puedo criticar la medicina, mientras la uso y voy al médico. También puedo criticar a los astrónomos mientras sigo usando el sistema GPS y me valgo de las predicciones metereológicas dados por el satélite, el Meteosat.

Puedo criticar la falsedad de la comunidad científica, por ejemplo: las farmacéuticas, y, al mismo tiempo, acudir como último recurso a alguna clase de pastilla - al fin y al cabo, ¿acaso tengo yo un laboratorio de química para resolverme según qué trivialidades?

De la misma manera, puedo aprovechar el que se comparta tecnología gratuita, que se dé soporte informático a todo el mundo sin restricciones, y criticar el software libre. Más que nada porque son ellos los que se mueven en un mundo de impostura, en vez de promover la meritocracia.

Yo mismo bien puedo ser un torpe más. Es posible. El problema es que, con los años, se les va viendo cada vez más el plumero a los mismos. Es decir, yo me lo pregunto: ¿por qué en todo este tiempo sólo he tenido la oportunidad de tratar con gente mezquina y cínica? ¿Cómo es posible que teniendo el software delante y unas enorme facilidades para corroborar por sí mismo cómo funciona no se dignaron ni a preguntar por el mismo o a cargar contra mí pesados sistemas de pruebas? ¿Por qué no sólo no se dignaron a probar mi software sino que incluso ni me pidieron que lo hiciera por ellos aun en el supuesto de que fueran tan caraduras?

No. La única explicación posible a haberme cruzado con tanto informático y que ninguno se dignara a indicarme nada es porque los problemas más importantes de la informática y de las matemáticas no les importa a absolutamente a nadie. Me engañaron de pequeño. Eso que dicen que es la comunidad científica es un autético camelo. Es la única explicación racional que se me ocurre.

Y claro, luego pienso todos esos científicos que dicen estar preocupados por conseguir una cosa o la otra..., a mí me suenan como esos políticos que, sin tener  un programa electoral, ya están seguros que lo que plantean es mejor que lo que se ha hecho hasta el momento.

El problema radica en que cuando nos pongamos a trabajar gratis la verdadera razón por la cual hacerlo es porque, supuestamente, la calidad se replica y provoca una propaganda positiva del autor. Esa propaganda provocará que el genio sea llamado para hacer conferencias, trabajar en grupos de trabajo, escribir libros..., sin embargo la realidad es evidentemente contraria.  Da igual que hayas demostrado por distintos medios la eficiencia de una máquina increiblemente útil, da igual porque no le importará ni al más simple de los informáticos.

Esto es: el humilde dirá, sí debe ser cierto; pero me viene demasiado grande.El adanista, sin embargo, dirá: ni me molesto por este mindungui. En cualquiera de los casos, todos estarán convencidos que será otro el encargado de comprobar si eso que se decía era o no cierto..., que otro se encargue.

Esto es como el famoso asesinato en Nueva York. Una mujer es asesinada a golpes a las puertas de una calle, la gente lo veía pero nadie llamaba a la policía o hacía nada. La idea que más daba vueltas era el ya se encargará otro. Ese tipo de sociopatía es lo que ocurre  en la comunidad científica, por lo que ya no puede alardear de ser una comunidad. Una orgánica bien pensada para colocar a amiguetes sólo empuja a una dirección: la mafia científica.

¿Qué debemos pensar de esos eruditos que se dedican a intentar ocultar todo lo que saben para así sentirse más importantes? Un ejemplo claro sería plantearse porqué en la universidad las referencias bibliográficas permanecen en el más absurdo del oscurantismo; ese esquema lo único que provoca es que el profesor se reserve una tecnología, y el alumno deba conformarse con algo de segunda.

No hace falta creer en teorías de conspiración para pensar que el sector privado debe tener una tecnología más avanzada. Eso tiene que ser así por la sencilla razón de que la mafia científica no comparte realmente sus conocimientos, sino que promueven la estética de las referencias  que les favorezcan - como si fuera una red social.

Esos artículos que se  escriben de forma automática para hablar de  una experiencia no repetible al construir con un código que no puedes  probar una entrada demasiado grande como para aseverar que fue esa  y que nos  aseguran que da  un resultado fascinante... Ahí los pares no se quejan. Aceptan automáticamente el artículo. 

Sin embargo, cuando presento un resultado repetible en cualquier máquina grande o pequeña, con cualquier entrada y sin restricciones de la plataforma..., pues todos los pares ponen pegas. A estos informáticos les importa un comino el código.

Así que si el código no le importa a nadie entonces, ¿qué debemos pensar del Open Fundation? Cuando se viene defendiendo la cultura de los informáticos, de leer código..., todo eso sólo funcionará de manera tremendamente aislada; con sus contradicciones y restricciones  en  cuanto a su crecimiento.

La cosa es que no se  puede crear una empresa de software libre. Pero tampoco una empresa de venta software. Es el mismo azar. Es más inteligente ponerle precio  a un producto y regalarlo a algunas personas, o hacerse el sueco cuando te lo pirateen; al menos consigues que la gente se interese por tu programa. Pero ya sabes  que nadie va a leer cómo está hecho por dentro, a nadie le va a interesar mejorar el código o  perfeccionar la técnica. La gente está  más por la réplica  y el uso absurdo. Nada más.

Y será cuestión de tiempo antes de que la tecnología empiece a deteriorarse con una crisis que no vendrá dada ni por el Coltán ni por motivos financieros: la crisis de la idiocracia, cuando las personas tengan problemas de no entender su función dentro de un sistema que consideren demasiado complejo como para cuestionarlo.

¿Cómo será el médico que no haya estudiado a Hipócrates y se haya especializado exclusivamente en reparar codos?

Digamos  que el futuro lo veo muy negro como se siga incitando a los más palurdos y envidiosos.







 

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